Partida Rol por web

Cuando bajas por el pozo haciendo uso de tus habilidades de escalada puede notar que es algo profundo, unos 5 metros por lo menos. Cuando entrenabas a usar es fusil de precisión tenías que subirte a lugares de difícil acceso para tener mejores zonas de disparo, así que estabas acostumbrada.

Aunque cuando estabas llegando a lo que parecía el final notaste que ya no había donde apoyar los pies, y de un pequeño resbalón caes al vacío.

Por suerte abajo había un pequeño agujero lleno de agua del que los aldeanos sacaban el agua. Aunque estaba fría, muy fría.

No tardaste en encontrar el borde de esa pequeña piscina, y al subir y sacar el arma con la linterna pudiste ver que el pozo era como una pequeña caverna que tenía un cumulo de agua en el centro. En dirección Norte, Sur y Este no había gran cosa, solo pared. Pero en dirección Oeste pudiste ver un pasadizo que se extendía hasta donde la luz de la linterna no llegaba, tenía un tamaño suficientemente grande como para que un humano pudiese pasar, piensas que Iskandar podría incluso pasar por el sin mucho esfuerzo.

Tras salir del agua exprimo mi ropa para sacar toda la humedad de ella y exploro mi alrededor. Uno de los pasillos parece bastantae grande así que cojo mi walkie y envío un mensaje a los demás:

- Aquí la recluta Shimakaze. Al fondo del pozo hay un lago de agua y uno de los pasillos es lo suficientemente grande como para que entremos todos incluyendo al trasgojefe. Solicito refuerzos para una misión de reconocimiento. Cambio.

Tras colgarme el walkie en un lugar a mano para escuchar posibles respuestas apago la linterna y me muevo unos pasos hacia el túnel guiándome de la luz natural que entra del pozo y buscando otras posibles fuentes de luz que pueda entrever al final del túnel mientras espero respuesta de mi escuadrón.

Aquí soldado Tenryuu. Recluta Shimakaze, no sé qué estabas pensando al entrar a ese pozo por tu cuenta sin ninguna clase de apoyo, sin esperar a una decisión por parte de la unidad, poniendote en peligro y esperando que el resto se ponga en peligro por ti... pero así no funcionan las cosas en el ejército. No esperes refuerzos, al menos no de mi parte. Tu deber es trabajar como parte de una unidad. Aquí no hay héroes, sólo soldados. Si lo que querías era ser una heroína, te equivocaste de profesión. Te advierto que si no regresas aquí, tendré que informar de ésta situación a nuestro superior. Cambio.

La transmisión se escucha con algo de interferencias pero se puede entender sin problema cual es el mensaje. 

Recluta Akari, vuelva aqui ahora mismo! No quiero tener mas trabajo del necesario ni tampoco me apetece tener que informar de ninguna desobediencia. Tiene 2 minutos, es una orden!

La voz del soldado Kin era seria, más de lo que habías escuchado nunca antes.

Akari coge el walkie y responde al soldado Kin:

- Akari necesitará ayuda desde arriba con una cuerda para volver ya que escalar desde aquí abajo es imposible. Akari no desobedecerá la orden de un superior.

Akari se acerca a la entrada del pozo para ver si pueden ayudarla a subir.

La radio volvió a sonar 2 veces más, la primera con una transmisión del soldado Striker diciendo que no podían mandar refuerzos, y luego otra del soldado Mashira.

Akari, será mejor que vuelvas, esto nos puede poner a todos en problemas, si no lo haces por ti o por nosotros, al menos hazlo por la gente del poblado a la que expones a un ataque de represalia. Te esperaré con una cuerda en el puente.

Luego el extremo de una cuerda apareció por el agujero del pozo. Si mirabas hacia arriba veías al soldado Mashira esperando para que subieses. 

Me agarro a la cuerda y empiezo a subir por ella esperando a que me ayuden a subir tirando de ella.

Después de la pequeña discusión sobre elegir un líder y sin llegar a tomar una decisión al final decidís bajar por el pozo para inspeccionar la zona.

La bajada se hace difícil debido a que las paredes interiores están húmedas y resbaladizas, el hecho de que la Recluta Shimakaze hubiese bajado sin haber usado una cuerda y no se hubiese despeñado parecía casi imposible.

Tras bajar unos 5 metros las paredes del pozo se abren dejando paso a una especie de cúpula que se abría hasta crear una mitad de una esfera y en el centro de esta había una acumulación de agua. Ese tendría que ser el lugar del que los habitantes tomaban el agua, aunque como ya habían mencionado antes, no había mucha. Un pequeño afluyente cruzaba por la mitad de la estancia, aunque no tenía apenas caudal, y haciendo uso de vuestras linternas pudisteis ver que desde el lugar del que provenía el agua había un agujero en la pared lo suficientemente alto como para que cualquiera de vosotros pasase, y tan ancho como para que vayáis de dos en dos.

No cuesta mucho encontrar rastros de los trasgos por esa especie de túnel, hay restos de comida y alguna herramienta rota, seguramente si seguís por el camino os encontrareis con la guarida de aquellos bichos.

Akari baja grácilmente por la cuerda ya que está bastante acostumbrada a este tipo de ejercicios de su entrenamiento de tirador designado. Cuando llega al suelo examina los rastros que iba a examinar antes de que la pidieran subir y espera al resto de sus compañeros para continuar por la caverna procurando hacer el menor ruido posible ya que en esa caverna probablemente hasta el menor crujido haga un eco enorme que revele su posición.

Descender por el pozo no había sido fácil, principalmente por lo resbaladizo de las paredes del sitio que complicaba el descenso. Ryuuji debía reconocérselo a la recluta, a pesar de ser un tanto imprudente, de haber hecho algo que podría haber comprometido a la unidad, estaba claro que tenía cierta habilidad para haber bajado por allí sin una cuerda. Toda una proeza sin lugar a dudas. De cualquier modo, había cosas más importantes en las cuales pensar, como el hecho de que tendrían que luchar contra un montón de extrañas criaturas si las cosas salían mal y que había una joven que rescatar.
Cuando al fin lograron bajar, pudieron observar la fuente de agua del poblado, la cual no era mucha, hecho que hizo pensar al soldado que ese sería otro problema que tendrían que solucionar si deseaban ganarse el favor de los nativos. No estaría mal buscar otra fuente de agua o seguir el pequeño afluente hasta su origen y ver si había una forma de incrementar el caudal del mismo.
Posicionándose delante, Ryuuji decidió, como siempre, ser el primero en avanzar ya que era quien poseía el arma más adecuada para tal tarea. Sabía que debía mantener cierto sigilo aunque no supiera qué tan bien lo haría en aquel lugar y el hecho de cargar un arma que era medianamente pesada. De todos modos, haría su mejor esfuerzo para que salieran victoriosos de aquella misión. Por otro lado, no dudó en mantenerse alerta por posibles trampas en el camino o emboscadas planificadas por los trasgos.  

Igual que un elefante en una chatarrería, Yoko se resbala sin querer tras descender y cae de trasero al suelo, está claro que el sigilo no es lo suyo. Al menos no ahora cuando es necesario, tal vez los nervios de la misión o los desacuerdo entre sus compañeros que a la larga fastidian un poco a la médico. 

Una vez toca el suelo o mejor dicho se reincorpora tras la caída, acomoda su equipo y avanza con el rifle que tiene entre sus manos. No dice nada al respecto y sigue al resto atenta a lo que pueda surgir. 

Bajé por la cuerda detrás de Ryuuji y Yoko. El sigilo nunca había sido lo mío, aunque esperaba que los trasgos estuvieran en esos instantes lo suficientemente alejados como para que no nos hubieran oído bajar. Suspiré, pensando en ponerme un parche de nicotina en cuanto concluyera la misión.

Tomando mi fusil, decidí mantenerme en alerta mientras aguardaba a que Nakahima Kin y Yosuke Mashira descendieran también por la cuerda.

Baje como pude, haciendo algo de ruido al bajar. Me puse en posición y me dispuse a fijarme en las huellas de los trasgos para intentar notar si algunos se habían escondido en algún recoveco de la cueva o si por lo contrario todos se habían ido directos a su campamento. Me quedé mirando el suelo por unos segundos, buscando alguna pisada que se desviara o alguna marca en la piedra que indicara algun escondite del que preparar una emboscada.

Bajé el último sabiendo que seria el mas ruidoso de todos, el mas corpulento y el que mas peso llevaba. La cuerda milagrosamente sostuvo mi peso. Suspiré cuando mis pies pisaron tierra firme y miré a los demás. Anclé la linterna al soporte para linternas que tenía el Howa 89 que llevaba. 

Miré a la pequeña reserva de agua y me mordí el labio superior. Seguramente los goblins habían estado minando las reservas para su propio beneficio. Asentí a mis compañeros y me dispuse a seguirlos. Intentaría hacer el mínimo ruido posible.

Cuando los soldados llegaron al fondo del pozo pudieron ver una sala bastante abierta, desde la que decidieron avanzar por la abertura que había en una de las paredes desde la que venía una pequeña corriente de agua.

Haciendo uso de las linternas tácticas de sus armas pudieron avanzar por la cueva con el soldado Tenryuu en cabeza. El pasadizo no era muy amplio, así que de vez en cuando los soldados chocaban con la pared o resbalaban haciendo algo de ruido. Por suerte, el soldado Tenryuu estaba en vanguardia y podía avisar si había alguna especie de movimiento sospechoso.

No tuvieron que andar mucho hasta que empezaron a escuchar unos ruidos extraños por el final de la cueva acompañados de una luz tenue que se iba haciendo cada vez más intensa, dando la posibilidad de vez al final un paisaje espeluznante.

Unas construcciones echas de madera trepaban por las paredes como si se tratase de una hiedra en un árbol. Chabolas, chabolas llenas de vida, trasgos y goblins se movían por todo el lugar como si fuesen una colonia de abejas.

Por la parte superior había casas y viviendas, mientras que por el fondo se veía una zona en la que se “forjaban” armas haciendo uso de los palos restantes de las construcciones, piedras y hierros que se encontrarían por la superficie. Toda esta parte al lado de un pequeño embalse construido con pilas de madera. Seguramente, esta sería la causa de que no llegase agua al pueblo.

Aquello era bastante mas de lo que me esperaba encontrar ahí abajo. Estaban bien asentados en aquel lugar, y sin duda nos superaban en numero. Apagué la luz de mi arma y lancé una mirada rapida para asegurarme de que estabamos todos y sin un rasguño.

Una vez habiendome asegura de aquello me centré en la misión de rescateque teníamos entre manos. Busqué el objetivo entre las chozas usando la mira del armar, rezando para que estuviera aun ilesa. Intente de mientras calcular cuantos de esos seres había en aquel lugar, ademas de algun lugar por el que pasar sin ser vistos o alguna distraccion que pudieramos hacer.

Akari se queda sin palabras ante aquella visión que parece sacada de uno de sus libros de fantasía favoritos, aunque rápidamente recobra la compostura al comprender la posición de peligro en la que se encuentran.

Akari saca unos catalejos de su mochila y busca con un posible lugar donde hayan dejado encerrada a Silvie, centrándose sobre todo en zonas abiertas y cabañas que tengan tamaño más grande que el resto ya que generalmente en este tipo de ambientaciones de fantasía es donde se suele meter a los prisioneros, aunque la realidad es más dura que sus libros al no encontrar nada a primera vista. Akari aprovecha para buscar también una ruta segura por la que poder acechar sin ser vistos o planear un primer ataque fructífero.

La Doctora Matsu sigue los pasos del resto inundada por el silencio, al punto de ser una sombra más en medio de aquel pasadizo. No obstante la sorpresa inunda su rostro a través de una mueca clara de horror, todo aquel lugar es inmenso y muy difícil será encontrar a la hija del Jefe. 

De igual manera, suspirando un poco por lo bajo intenta encontrar un punto flojo en todo aquel sitio, más que nada porque sería perfecto lanzar una bomba y al diablo todo. Pero por desgracia, hay una persona que rescatar y eso debe ser la prioridad aquí. 

-Parece que se lo tienen bien montado -comenté, entre susurros, observando el poblado trasgo.

Empecé a caminar detrás de mis compañeros, con pasos lentos y sigilosos, y apuntando con mi fusil a cualquier resquicio desde el que podría atacarnos un trasgo. Aquel lugar resultaba impresionante. Era increíble pensar que aquellas criaturas, aparentemente poco inteligentes, hubieran podido desarrollar una arquitectura que aprovechaba a la perfección la forma de aquella gruta.

"Buscamos a la niña, la encontramos y salimos cagando leches", me dije para mis adentros, aunque intuía que era más fácil decirlo que hacerlo.

Me quedé sorprendido mientras Joaquin hacía su comentario. - Aquí hay mas gente de la que pensaba... - Susurré de soslayo intentando no hacer mucho ruido. 

Mientras avanzábamos veía como mis compañeros usaban sus miras y aparejos para localizar a nuestro objetivo, pero si la muchacha estaba herida como creíamos quizás había algún rastro de sangre por el suelo o marcas de que la hubieran arrastrado. Usé mi linterna para contemplar el entorno sin llamar la atención y buscar marcas de sangre o tierra removida.