Partida Rol por web

El ghoul arruga la nariz al ingresar a la habitación donde el olor a carne quemada y una ligera capa de humo inunda el ambiente, sacando un pañuelo para taparse la boca y la nariz se acerca hasta la ductus Aurora.

-Señora Aurora, en la oficina principal de la discoteca se encuentra Clayton Reagan, el presentador del noticiero NightBreak al parecer quiere una entrevista exclusiva con usted, dice que tiene información muy importante que podría interesarle.-

Ni me molesté en mirar al ghoul mientras me informaba de la situación, mi fija esta fija en los restos humeantes de aquella cosa que por muy poco no nos había costado caro a todos y en Lara, artífice y directo responsable de la situación.

-Dile que en quince minutos le atiendo.

Dicho eso me quedé pensando que hacer, había sido clara en cuanto a las consecuencias que tendría si tenía relación o traba de hacer algo vinculado a las hadas. Ni doce horas después se trae una al refugio e infectada. Todo iba a arreglarse con una monomacia pero las circunstancias han obligado humillantemente a anularla.

Miré a Chad, Cutter y Matias dudosa por primera vez. No de mi determinación si no de si era lo más sensato visto lo visto.

-Cutter a declinado en favor de la seguridad de todos el duelo que el mismo lanzó, Lara no tiene que disculparse por sus actos dado que mediante la "legitima fuerza" ha demostrado no estar equivocado.... Que lance ahora otro es poco ético y menos ortodoxo, así que ¿Alguien se ve lo suficientemente airado por el comportamiento de Lara que quiera lanzar otro desafío?

La cosa por fin se había calmado, al menos en el refugio, porque la crispación era más que evidente. Permanecí con la cabeza agachada, sin saber qué hacer, que decir, ni si quiera me percaté de que el ghoul había entrado en la sala hasta que hablo. 

«Pues claro que sigo airada y que quiero seguir con el desafío» era lo que pensó ante la pregunta de la ductus, pero no iba a decirlo en voz alta, ya que siendo sacerdote sabia mejor que nadie que esa ya no era una opción para mí. Lo único que podía sentir en aquel momento era vergüenza e ira, alcé la mirada sin atreverme a mirar directamente a ninguno de mis hermanos y al ver el reloj de la pared lancé la pregunta al aire. 

—¿Y qué hacemos con la entrega de armas?

Chad mueve la cabeza en tono de negación al dirigir su mirada hacía aquel montón de cenizas que todavía humeaban, baja la mirada cuando el kiasyd pasa a su lado para dirigirse a su habitación luego sin levantar el mentón escucha la intervención del ghoul y la respuesta de la líder de la manada. Vuelve a negar con la cabeza ante la opción de que alguien retome el desafío que la sacerdote ha declinado. Apenas y mueve los labios para pronunciarse al respecto.

-Lo que el éter* me dejó ver es que la magia incrustada en la mariposa (señala los restos del hada) no era de Arcadia si no sangre de Caín proveniente de una bestia sin ojos la cuál está rastreando nuestras huellas, había también dos caballos de metal preparados para la guerra... vamos a necesitar armas, muchas armas.-

Finaliza su comentario comenzando a balancear su cuerpo sin levantar la mirada del suelo.

Luego de cambiarme a una muda de ropa nueva,hice como si suspiraba y al ver a la Ductus,y a la Sacerdotiza que escuchaban al Ghoul pero no le prestaban la mas mínima atención así que dije:

-Muchas gracias-por lo que hice una pequeña reverencia antes de seguir hablando,después puse una mano sobre mi mentón -Lamentablemente gaste mas sangre de lo que esperaba por lo que necesito alimentarme. En cuanto a la entrega de armas ,si lo posponemos no solo se vería mal,sino que también podría interpretarse como una señal de debilidad,por lo que debemos de hacer las entregas para no mostrar dicha debilidad.

Siendo prácticos debíamos de no dejar que nuestros enemigos en la torre o los cazadores,vieran señales de debilidad por nuestra parte agregue:

-Por cierto,Ductus,cuando esa cosa llego a tocarme mientras realizaba el ritual pude sentir al maestro de esa criatura,era un tremere que no andaba muy lejos de aquí,si hubiera podido terminar el ritual hubiese podido traerlo aquí para entregárselo a la Sacerdotiza para que usara en el sus suaves ¨caricias¨.

No era un insulto y era bien documentado los interrogatorios del clan Tzimice por parte de los Kyasids y su gusto particular a las torturas llamándolas ¨caricias¨,lo que si mas allá de eso,es que pude ver al Tremere que hizo esto,por lo que podría identificarlo fácilmente si no se operaba con la disciplina de los Tzimice,o usara Ofuscación.

Espere la respuesta de la Ductus y de la Sacerdotiza.

El ghoul asiente con el mentón sin quitarse el pañuelo de la boca y nariz, y sale con la mirada baja de aquella estancia.

¿Con las armas? -Pregunté extrañada por ese orden de prioridades, -¿Que se hace cuando te salen imprevistos? Avisar de que llegas tarde.

Seguía mirando a Lara pensando que debía hacer, que habrían hecho mis anteriores ductus. La condena a muerte ha sido mas que clara pero esta estúpida monomacia ha sido un golpe de suerte para el pitufo.  Sopesé las opciones que se me iban ocurriendo y los riesgos. 

No me llames más ductus. - Repliqué. -El sentido común me dice que te reduzca a cenizas como a tu amiga por todas tus negligencias y tu actitud, pero mi honor y quizá el vinculum me dicen que no puedo. El veredicto es la expulsión de la manada de forma inmediata, tu no vales para estar en esta manada y puede que en ninguna.  

Agarra tus cosas en silencio y lárgate antes de que me arrepienta.  

Asiento a lo que dice la Ductus para no decir nada mas,a continuación me vuelvo hacia lo que era mi habitación para cerrar la puerta y comenzar a empacar todo.

Por lo que a continuación,comienzo a empacar todo tomándome mi tiempo para no perder nada,la cerradura de ambos lado de la puerta de la habitación también tenían los símbolos de protección con los glifos modificados.

Después de terminar de empacar todo,asentí y me puse la mascara que tenía nuevamente,abrí un nuevo portal para meter todas mis cosas dentro del mismo dado que estas cosas podían pasar por ahí.

También recordé que mi habitación esta completa con los símbolos y glifos modificados,al terminar de pasar todas las cosas a través del portal,ingrese en el mismo y lo cerré.

Y tal como lo ordeno la Ductus me fui en silencio.

Aurora parecía sorprendida a la vez que molesta por la pregunta sobre las armas y era normal, aquella pregunta en aquel momento no tenía cabida, pero necesitaba cambiar de tema. Mi único deseo en aquel momento era poner a Jorge en su sitio, aplastarle con mis propias manos, pero como se habían sucedido las cosas no tenía derecho ni a dar mi opinión al respecto.

Incluso después de todo aquello Jorge no parecía ser ni remotamente consciente de cuál había sido el problema y finalmente la ductus se decidió por la expulsión, aunque sin duda también se quedó las ganas de que fuera algo peor, para la próxima tendría que confiar más en el criterio de Aurora y no dejarme llevar por el orgullo. Curiosamente el orgullo nunca había sido uno de mis pecados, pero aquel tipo había conseguido que lo fuera, la expulsión era una satisfacción a medias aunque sin duda el futuro de Jorge no pintaba bien si pretendía formar parte de Sabbat con esa actitud.

—Bien, avisemos del retraso—. Mientras hablaba se levantó recuperando en parte su tono despreocupado habitual. —Le diré a los perros que se preparen y vayan a tomar posiciones antes de la reunión, por lo que pueda pasar.

Chad solo bajo la mirada ante la desición de la ductus Aurora, el vínculo con el Kiasyd era poderoso y dentro de su etérea conciencia sabía que una expulsión era mejor que la muerte definitiva.

Cuando Jorge paso a su lado, Chad solo se encogió de hombros, sacó un pañuelo de entre sus bolsillos se limpió un par de tristes lágrimas le agitó el pañuelo en señal de despedida, luego se limpio la nariz acompañado de una sonora trompetilla y se guardó el pañuelo en el bolsillo de donde lo sacó.

Luego se dirigió a lo que quedaba de la manada.

-Ejem... bueno sí... ¿a quién hay que despacharnos?...- pregunta mientras que de otro de sus bolsillos de su traje de presidiario extrae su navaja mariposa para maniobrarla con excelsa maestría.

Antes de que Jorge se fuese del todo me encargué personalmente de hacerme con las llaves que tuviese para entrar y salir del refugio, el kyasid aún era capaz de volver a hurtadillas con alguna genialidad. Era consciente de que las trampas que había dejado seguían ahí pero ya haría algo para delimitarlas y que el resto de miembros y ella misma no cayesen en ellas.

Esperé a que saliese por la puerta con sus pertenencias para poder seguir con el trascurso normal de la noche. Mi ultima mirada fue fría, como suele ser mi mirada. Había decisión en ella y ni el menor rastro de duda de que eso era lo mínimo que se merecía: un destierro.

Una vez fuera de mi vista aquel despojo pude volver a concentrarme en lo importante. Tenía la cita con con aquel mortal de los cojones que ya de por sí le generan muchas incógnitas, la reunión para la recogida de armas y... me llaman, 

-Es Lance. -Cojo la llamada y pongo el manos libres.

¿Aurora?, tenemos ubicado al maldito sheriff... le tendimos una trampa y cayó el muy estúpido y llevó consigo a un arconte a tratar de contener una guerra contra lupinos... es momento de atacar necesitaremos refuerzos, estamos por llegar al punto de encuentro, uno de nuestros espías nos avisó que el emisario de los hombres perro y el arconte se han retirado a parlamentar una tregua, si nos deshacemos del sheriff y alimentamos la guerra de lupinos contra la torre podemos acabar en parte con esto de una buena vez.-

Se hace un breve silencio y la voz de Lance se vuelve a escuchar. -Tú tienes la última palabra para unirte, Jericco viene en camino con armamento, entrada al bosque de Trinidad, por la desviación Wood Road 3456.- Aquel ductus corta la llamada realizada.

Se hace un silencio tenso mientras mira al grupo que finalmente rompo tras meditarlo. -Tenemos tres frentes abiertos, creo que lo mejor será que vosotros tres os vayaís a divertiros matando lupinos y un vampirete y yo me quedo aquí con la burocracia, si me da tiempo os alcanzo. 

Que alguíen se encargue de avisar que la entrega de armas se suspende, inventarse algo de que ha habido un soplo y la entrega no es segura o algo así. Supongo que para esta noche no las necesitamos. 

Chad sonríe guardando su navaja mariposa para dirigirse hasta donde está su escopeta, limpia y aceitada, revisa la recámara de cartuchos para luego colocarle munición. -Se me está agotando la munición Abad, y matar perros no es nada fácil además nos hemos quedado sin magia azul, aunque...-

Se rasca la nariz con el dorso de la mano. -Los problemas le seguían como moscas a la miel ¿Solo yo lo extraño ó es el vínculo de sangre?... en fin.-

Chad corta cartucho y se dirige a la sacerdote Cutter. -Estoy listo, Aurora nos dió permiso de ir a jugar, ¿Nos llevas?.- Finaliza con una amplia sonrisa llena de emoción.

Cuando la cosa se calmó Aurora recibió una llamada, al parecer esa noche íbamos a tener acción de la buena, un arconte y un lobo nada menos. Miré a Chad y sonreí por primera vez desde que había salido del refugio la noche anterior.
—Créeme Chad, es cosa de vinculum, ni siquiera tu estas tan chalado como para apreciar a semejante despojo.

Me asomé para llamar a mis ghoul, con todo el jaleo habían acudido al refugio, pero se habían quedado a la espera de ordenes como buenos perros. —Coged todas las armas que encontréis y preparad los vehiculos. Biff, tu prepárate, que me vas a...— El sonido de los teléfonos me interrumpieron cuando nos llegó un mensaje a toda la manada a la vez, eso significaba que debía ser algo importante.

Tras leer el mensaje estaba claro que los planes volvían a cambiar, eso sin duda era prioritario y teníamos menos de hora y media para acudir. Obviamente el ataque se tendría que suspender, pero no sabía que haría Aurora con la entrevista, así que alcé la voz para que mis ghoul que ya se marchaban me escucharan. —¡Esperad! Biff, vete con ellos y esperadnos abajo, ahora os diremos lo que sea—. Estaba claro que teníamos que acudir, pero aun así mire a la ductus esperando a ver que decía.

Miro el ultimo mensaje cuando estoy lista para salir por la puerta dispuesta a cargarme al primer vástago y un sheriff nada menos.

-Que jodidamente inoportuno. -Chasqueo la lengua con frustración porque no es algo que podamos pedir que se aplace ni dando motivos, no se sabe que tan importante puede ser.

-Chicos, al final no hay fiesta, no por ahora. Vamos a reunirnos con el mortal de los cojones y luego de eso vamos a la reunión.

Dicho eso abrí la puerta del refugio y me dispuse a ir a esa reunión.

Chad se da varios golpes con la palma abierta en su cabeza calva, luego se dirige furioso a su habitación para dejar sus armas no sin antes golpear y patear la puerta de la que era la habitación de Jorge Lara para descargar un poco la frustración.

-¡TODO ES TU MALDITA CULPA MAGIA AZUL, TÚ Y TU MALDITA MALA SUERTE!...-

Uno de los reservados abre sus puertas para los dueños del Coco Bongo, mientras que en el centro de la estancia una mujer se desliza de manera acrobática en medio de una mesa circular.

Al fondo la figura del periodista parece no ponerle atención mientras revisa unos apuntes en una pequeña libreta señalando con un bolígrafo algunas acotaciones.

En cuanto entra la manada la mujer se turba y cae a un costado de la mesa, levantándose en el acto y desapareciendo del lugar inmediatamente, detrás del último integrante que haya traspasado al lugar una ghoul cierra las puertas del privado desde afuera.

El periodista solo alza la mirada ante la caída de la mujer y luego al ver que la manada ingresa con Aurora abriendo plaza este guarda sus apuntes y se levanta de su lugar para recibir a los recién llegados.

-Antes que nada gracias por aceptar esta entrevista, mi nombre ya lo deben de saber es Clayton Reagan del Break Night News, y bueno antes que nada dejénme decirles que esta reunión es ajena a mi agencia...-

Clayton se queda pensando un par de segundos y luego retoma la plática. -Todo quedará entre nosotros... bien, de inicio este reportaje es parte de un fragmento para un libro que he estado preparando en donde tocamos temas ocultistas, paranormales, extraños... peligrosos...- 

Su mirada se dirige a Aurora. -Usted debe ser la líder de esta ¿Banda?... y antes de iniciar con la entrevista... ¿Debo temer por mi seguridad?

Llegamos al reservado y esperé a que la mortal que danza en la barra se largase. Apenas miré al hombre mientras buscaba donde sentarme y fingía no prestar demasiada atención a como se presentaba a si mismo y sus intenciones. Tampoco me siento, me quedo de pié por la estancia.  

-¿Su seguridad? -Me digno a mirarle a los ojos por primera vez -Pues eso depende de usted, si quiere la entrevista tendrá que dejar que revisemos que no lleva un micro u otra cosa indebida. Si se niega saldrá por la puerta de atrás. -Mueca severa - Si encontramos algo o no, en principio saldrá por su propio pie de aquí, sin sufrir daño alguno. 

Ni siquiera sabía muy bien a que venía aquello de la entrevista, meter a un periodista allí me parecía una forma muy estúpida de que nos relacionasen con nuestro escondite, pero si antes ya confiaba en ella, después del incidente con Jorge no tenía duda alguna del criterio de Aurora. La que iba a ser una entrevista en solitario de la ductus se convirtió en una de grupo al desbaratarse todos nuestros planes, aunque como no habíamos preparado nada con antelación, sería mejor que fuese ella quien llevara la voz cantante igualmente para no meter la pata.

Adopté el rostro de una mujer joven y rubia para la ocasión, era con el que pensaba ir a la reunión con el cartel y lo tenía medio preparado. Mientras el hombre hablaba me acerqué para sentarme en una de las sillas que había en los laterales, crucé las piernas de forma muy femenina, apoyé un codo sobre la rodilla y el mentón sobre el puño del mismo brazo. —Un poco tarde para preguntar eso, ¿no?— dije sonriente cuando el hombre pregunto por su seguridad

Había dicho a mis perros que esperasen fuera de la habitación, salvo a Osvaldo que esperaba en la puerta por si hacía falta, cuando la ductus dijo de registrar al hombre me miró a la espera de que le diésemos la orden para hacerlo.