Partida Rol por web

Me siento en una de las sillas y deposito a Acre encima de la mesa dejandole corretear por el lugar, me mantengo en silencio para dejar a mis compañeros hablar y que saquen sus propias conclusiones

- Confío que quiera decir que se ha acabado el buscar más reliquias - dijo con ironía, pero lo interrumpió un acceso de tos que le hizo doblarse por la cintura. Se acomodó en el asiento más cercano y esperó a que pasara.

- Escuché una historia hace tiempo sobre unos medallones, juraría que son los mismos - dijo confiando en que no le fallara la voz - no la comprendí del todo, pero decía que con ellos la alquimia no desaparecería. -

Y uniendo los dos, se desata un increíble poder, ¿no? dije, completando la información que daba Eidan.

Kraden os mira sonriendo

- Veo que os interesa mucho el tema y eso me tranquiliza - cruzó los dedos de sus manos

- Los Medallones efectivamente albergan un gran poder psinérgico, sin embargo su utilidad no es la de ofrecer poder, si no el de conservarlo y preservar la alquimia tal y como la conocemos ahora - después hizo un leve silencio.

- Tras la desaparición de los faros con la llegada del Sol Dorado años atrás, estos dos objetos son lo único que nos queda para que la herencia de la alquimia no se pierda, y he pensado que la mejor manera de que todo continúe como está, es que vosotros, héroes anónimos de Weyard, seáis sus guardianes - os acercó los medallones.

- Yo soy demasiado anciano ya para una labor así... y los héroes de Tale son demasiado conocidos como para llevar esta carga sin consecuencias por su fama... ya que serían el centro de atención de nuestros enemigos... pero vosotros... sois jóvenes, habéis demostrado una gran habilidad recuperando ambas partes... realmente considero que es la mejor opción... - os sonrió de nuevo.

- Pero aceptar este desafío implica un gran sacrificio, dedicar tu vida por entero a proteger el medallón y sobre todo a no dejar que los hombres y mujeres con pensamientos de avaricia se hagan con él, evitar la vida pública y sobre todo no formar una familia en un futuro que pueda heredar vuestro legado como guardianes... - se levantó de la silla.

- La decisión es vuestra... hay dos medallones aunque no solo tiene que haber un guardián por medallón... decidáis lo que decidáis lo respetaré, pero os dejaré a solas -

Kraden abandonó el lugar, dejándoos tiempo para reflexionar, ambos medallones estaban ahí, frente a vosotros, con su exótica belleza y su enigmático poder, ¿querríais ser los guardianes anónimos de dicho poder?¿o era una responsabilidad demasiado alta?

- Yo paso - dijo Hao mientras apoyaba las piernas sobre la mesa.

- Soy demasiado joven para desperdiciar mi vida en algo así,  somos cinco y hay 2 medallones, ¿no? así que el hecho de negarme no afecta en nada - sonríe satisfecho.

Libis no tardó en darle una colleja a Hao

- Maldito imbécil, no eres consciente del honor que representa que el maestro Kraden nos haya querido atribuir esta decisión? desde luego no estás hecho para tal responsabilidad, así que mejor que no abras esa bocaza que tienes - agitó el puño amenazando a su compañero.

Me quedo observando por un momento los medallones sin saber que hacer, la verdad es que nunca habia sido un hombre de acción, siemre le habia gustado estar tras los libros  estudiandolos, por un momento pensé en lo que haria mi mentora y finalmente asiento con la cabeza y lentamente toco el medallón de la luna.

---Yo....protegeré el medallón de la luna con mi vida si es necesario...

Qué ansia pensé cuando Attem tocó y se proclamó protector del medallón de la luna.

Me crucé de brazos y me apoyé totalmente en la silla. Era un marinero al que le querían complicar la vida. ¡Por un poder que apenas entendía! La negación estaba dibujándose en la mente, cuando me permití mirar a los demás.

Eidan era joven y seguramente no se quedaría en el pueblo toda la vida. Si se quedaba él con el medallón, ¿estaría bien custodiado? Hao ya lo había rechazado, y de esa chica... no sabía nada.

Me mantuve en silencio. No sería yo quien sentenciara el otro medallón.

Eidan se quedó en silencio un momento mirando al medallón que quedaba en la mesa. Por la situación en la que se encontraban se sentía un poco presionado a aceptar, por otro lado lo que había dicho Hao tenía su parte de verdad, pero sobre todo, después de lo que les había ocurrido no se creía capaz de proteger el medallón como el anciano parecía creer que lo harían.

- Estooo... - habló por fin - Yo, no creo que pueda. Es decir, me gustaría ayudar pero no veo como puedo proteger el medallón mejor que cualquier otro.

Y tampoco quiero dejar de lado mi vida para hacerlo, podría guardarlo por ahora, claro, pero solo hasta que encontrar a alguien mejor dispuesto y más capaz que yo... - la voz de Eidan se fue haciendo algo más débil al final. Por alguna razón se sentía estupidamente avergonzado.

Todos los presentes os comenzasteis a mirar a los ojos en un ambiente un poco tenso y de confusión entre qué es lo que pasaría en los segundos siguientes...

Me mantengo callado observando el medallón que queda en la mesa, si pudiera se ofreceria él mismo, pero si ya habia decidido que seria el guardian del medallón de la luna no podia tener ambos, seria demasiado peligroso....me mantengo callado en todo momento

Negué con la cabeza. El silencio lo había dicho todo y sabía la respuesta de Eidan, pero necesitaba escucharla. Estiré el brazo hacia el medallón y lo cogí. Era mucha responsabilidad la que estaba asumiendo pero ¿vendrían a buscar a alguien que no había estudiado para ese arte bajo las enseñanzas de Kraden? Lo dudaba.

Eidan no pudo disimular su alivio, aunque por otra parte también se sentía culpable del destino de Erik al proteger el medallón. No sabía que decir, finalmente solo se quedó mirando a Erik con una expresión que bien podía ser una mezcla de remordimiento y pena.

La chica resopló

- Veo que ya no pinto nada aquí, será mejor que avise a Kraden - parecía que aquella mujer igual estaba interesada en quedarse uno de los medallones pero esperó por si acaso alguno de ellos se veía totalmente rechazado, cosa que no fue así gracias a la actuación de Erik.

A los pocos minutos entró de nuevo Kraden, su sonrisa era amplia.

- Vaya, vaya, vaya, parece que al fin tenemos a los nuevos guardianes de los medallones del sol y de la luna - se acercó lo suficiente para estar a vuestra altura y os fue dando la mano de manera afectuosa uno a uno.

-Ahora quizás llega el punto más difícil, llevar al anonimato toda esta proeza, ¿creéis que seréis capaces? - hizo un leve silencio.

- Cada uno deberá tomar su propio rumbo, nadie os puede relacionar con los medallones o conmigo, nadie debe saber de vuestro viaje, de vuestros pesares, tan solo vuestros descendientes tendrán derecho a continuar este legado, todos tenéis un gran papel aquí, ya sea custodiando el medallón en sí o su secreto -

- Cumpliréis la última voluntad de este anciano maestro? - dijo con ojos vidriosos

No le conocía hasta hace un rato contesté un poco rudo y tampoco he recibido ninguna lección por su parte. Así que dudo mucho que me cueste hacer como si no le conociera.

--- Claro que si Maestro Kraden- digo ignorando el comentario e Erik- Haré lo posible por proteger el amuleto

- Erik, puedes llevarte el barco, de todas formas yo no se navegar solo - el tono de Eidan sonaba a disculpa, seguía dando vueltas a su decisión de no tomar el medallón cuando se dio cuenta de lo que implicaba lo que había dicho el anciano.

Eidan había confiado en poder entrar en aquella escuela, aún no sabía gran cosa de la psinergía y creía que podría aprender ahora que se habían encontrado con él. Pero ahora les pedía que se fueran y volvía a estar como al principio, incluso peor, al menos al principio se encontró con Erik para acompañarlo.

- Esto, Kraden, señor... yo pretendía... quiero decir que quería aprender más sobre psinergía. Si debemos partir, tal vez podría aconsejarme, o darme alguna pista de adonde ir. -

Kraden sonrió a Eidan

- Ya que no has elegido tener uno de los medallones creo que podrías ser mi ayudante en la academia, es lo mínimo que puedo hacer por haber ayudado en esta gesta tan valiosa, espero que esté a la altura de tus expectativas - puso una mano en su hombro.

- Amigos míos, el destino de Weyard se acaba de decidir en esta reunión - se colocó de nuevo la capucha para pasar desapercibido. Uno a uno os fue estrechando la mano a la vez que hacía una leve reverencia.

- Sois los nuevos guardianes de la alquimia, ya que las personas tienen más poder que los faros, sin embargo quiero que sepáis, que si alguna vez tenéis un problema y sigo en vida, la academia estará siempre a vuestra disposición, siempre que sepáis ser discreto - volvió a sonréir y dejó que la capucha tapase de nuevo todo su rostro.

- Partid ahora con disimulo guardianes, una nueva vida comienza para vosotros ahora, el secretismo y la voluntad formarán parte de esta epopeya, espero que las generaciones futuras sepan apreciar todo el sacrificio que estáis haciendo - abrió la puerta.

- Que los caminos del saber nunca se separen de vuestra vida - culminó a modo de despedida.

Me quedé gratamente sorprendido ante la oferta del barco.

Muchas gracias, Eidan, te lo agradezco Nunca había tenido el dinero suficiente para poder costearme uno, así que eso arreglaría las cosas. Y, seguramente, nadie preguntaría. Eidan no salía a la mar a no ser que estuviera acompañado por mí. Cuidaba tanto a ese barco como si fuese mi propio hijo, así que era bastante probable que todos pensaran que era mío.

Asentí a las palabras del viejo y me encogí de hombros. Yo no tenía que llevar ninguna vida de secretismo. Nadie sabía nada de mis poderes, así que podría seguir allí estando a salvo. ¿Quién iba a venir a buscar a un simple marinero?

Fui el primero en levantarme de aquella reunión. Ha sido un placer conocerles... miré a Hao y a Attem a vosotros no tanto, que casi muero congelado por vuestra culpa terminé con una sonrisa.

Mi vida seguirá aquí, en el puerto, como ha sido siempre. Seguiré con mi oficio de navegante y pescador. Si alterase mi mundo alguien podría notar lo raro que es... Así que creo que todo seguirá igual a no ser que ocurra algo extraño.

Una especie de futuro apareció en mi mente. Podía verme navegando unos cuantos años más. Haciendo travesías para gente muy adinerada, pescando e, incluso, llevando a mi familia a pasar el día en el mar. Mi mujer y mis hijos no tenían rostro de momento, pero estaba seguro que había una mujer perfecta para mí. ¿Se enteraría del medallón? Podría ser posible, pero de momento eso no entraba en mis planes. Estaba por ver y decidir si ese medallón sería una futura carga para mi hijo o se lo devolvería a la academia. El futuro estaba lleno de promesas para ir haciendo planes todavía.