Partida Rol por web

Gozushi! - Opa hostil

Pronóstico: nublado (Escena 1)

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23/07/2016, 03:39
Director

"La taquería que le gusta a César", que no era la más cercana. Cinco minutos en coche hasta Missionary Street y allí estaban, en la Cancún, una taquería de las de toda la vida con una cocina de toda la p... vida. Uno de esos clásicos que se mantienen en el tiempo durante generaciones y a Dios gracias. La carta era bastante grande, ponían cantidad y cocinaban como a ella le gustaba (como para matar a alguien propenso al infarto). Además, el precio seguía bajo, y aquello siempre estaba lleno hasta las patas.

Desesperación al verlo todo lleno, plantearse comer en la barra. Tomaron "algo para picar" y esperaron una hora para una mesa, pero para entonces ya estaban prácticamente comidos y no les había importado haberlo hecho de pie y con unas cervezas en la mano, riéndose de viejas y nuevas anécdotas. Se le fue la lengua con el asunto de la sobrina, y ellos tiraron de su sinhueso hasta que se lo contó.

Amanda llegó para los postres, y pidió un plato con una rueda de cuatro tacos que se comió sin pensar en cinco minutos. Le preguntaron sobre ella, compartieron impresiones de sus vidas. Hasta Ladlow se animó, y eso que solía ser más serio que un alemán.

Y así llegaron al hospital, más tarde que pronto. Pero fue mejor, por que así ya llegaron "a niño hecho". Zero les saludó con un abrazo y tras una breve charla les presentó a su segundo niño, que iban a llamar Jay "como el abuelo".

"La blanquita", como ella llamaba a Audrey estaba bien, aunque algo débil tras el parto. Tenían que descansar, aunque estaban contentos. El niño había salido bien, aunque requería estar en observación durante las primeras 24 horas. No obstante, tuvieron ocasión de verlo tras el cristal y decirle tonterías. "Uno más en la familia". No quiso atosigar a Zero por que obviamente estaría a otras cosas en ese momento, pero él dijo que "estarían todos invitados a una comida para celebrarlo". Sobre lo de pagarle o no el favor del avión, nada se dijo. Después de todo, el trabajo no le iba a faltar en adelante, y así se lo dijo ella. Es más, ya estaba pensando en los "regalos" que podía dar a la pareja para aliviar los gastos que supondría la nueva criatura.

Contentos tras el reencuentro, se separaron con un abrazo y la promesa de verse pronto. Eran las ocho de la tarde cuando finalmente abandonaron la autovía y cogieron la "grand señora freeway" con dirección a Harmony. Iban silenciosos, sumidos en sus pensamientos, mientras el sol mortecino bañaba los campos con un color dorado. El "már de Álamo", como se llamaba a aquel gran lago interior, estaba rizado suavemente por un viento insistente y frío que recordaba cual era la época del año.

De Paleto a Harmony, pedanía de dicha localidad, cinco minutos más por la carretera hasta las pequeñas colinas. En lo alto de una, el fortín, "Villa Choi", impresionante como una fortaleza medieval ahora que oscurecía y encendían sus luces. Amanda no se esperaba aquello, si no alguna especie de villa o mansión para ricos, así que se vió sorprendida por el lugar, que miró con detenimiento.

Ladlow indicó que "la alojarían provisionalmente en el sofá cama de la sala de estar pequeña", y se refería al anexo donde vivían los guardias. El móvil estaba en silencio desde hace rato y ella se temía lo peor. Al acercarse a casa, vió que las luces de los cuartos de los niños seguían encendidas, a excepción del cuarto de Laila. El salón estaba bien iluminado y llegaba ruido de la tele.

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23/07/2016, 04:04
Golan Fehr

En casa se estaba calentito, que para eso tenían buena calefacción central. Dejó el abrigo y entró, notando el silencio. Lo que parecía ser olor de la cena venía de la cocina, aunque habían quitado ya la mesa. Se sintió como una adolescente que volvía tarde tras estar de fiesta, que era más o menos lo que había estado haciendo. Y sin embargo, se sentía mal por ello, y tenía razones para estar así.

Su marido estaba sentado en el sofá con esa pose de león sedente que solía adoptar, casi majestuosa, con un brazo pasado por encima del respaldo. En las noticias, obviamente, estaban hablando de aquel tema. Se miraron un momento, tenso, largo, sin decir nada. Los niños estaban arriba, y ella sabía que podía caerle "una buena bronca", habida cuenta de que se habían producido víctimas inocentes.

Sabía que Golan estaba preocupado, algo disgustado con el tema. Hacía tiempo que le había prometido "no volver a hacer locuras de ese calibre", pero él no era tonto. Sabía con quien se había casado, con quien había tenido niños. "La chica de la pistola en el bolso", fue como la conoció antes de que le dijera su nombre, antes de enamorarse perdidamente de la mujer de su vida.

Se levantó, y ella dió un paso atrás. No por que le temiera, si no por que se avergonzaba al haber traicionado sus propias palabras. Él se acercó, con un gesto de "calma" que solía hacer cuando la cosa se ponía así, tensa. Se acercó a su esposa, y sin más la abrazó fuerte. ¿Era temor por su vida lo que le había mantenido preocupado?

-Sabes que confío en tí -susurró a su oído.

Eso quería decir que... Bueno, no lo sabía muy bien. A veces los hombres son muy parcos en palabras, pero gracias a Dios, por que si fueran como algunas mujeres y les entrara el chip de cotorra serían francamente detestables. ¿Le perdonaba, no le haría preguntas, confiaba plenamente en ella? Después de todo, hacía menos un día que casi se muere en un avión, y Golan tenía una sencilla norma: mientras volviera a casa y no terminara en una bolsa para cadáveres o en la cárcel... el día podía ser bueno. Ya habría tiempo para aclarar todo el asunto.

Ahora le picaba más otra cosa. Es curioso como reacciona el ser humano con las "crisis de edad". Él había pasado por varias, y las había conocido de primera mano: la de los cuarenta, cuando quiso vivir a tope. La de los cincuenta, el giro conservador. Y ahora la de los sesenta, que podríamos calificar como "la recta final" o "la vela siempre arde más antes de apagarse", por que sin que se lo esperara le agarró las nalgas con las palmas de las manos y le dió un beso de aquellos que... bueno, en fin. Tener a los niños en casa tenía sus cosas malas, y una de ellas era no poder follarse a lo bestia en el momento que les diera la real gana.

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24/07/2016, 05:50
Queen Choi

-No ha sido por deporte Biggs, yo estaba muy a gusto con mi familia hasta que reventaron mi avión ¿La ciudad no está en guerra con los chinos? Debería. Ate cabos… por increíble que parezca los Wu han vuelto…- resopló por la nariz –Tal vez no le haya llegado el aviso aun, pero le pedí a Ladlow que contactara con Teng para hablar precisamente de esto. Las cosas de palacio van despacio… en fin, por mí no hay problema- se refería a lo de mantener un perfil bajo –pero si tocan a los míos no puedo quedarme quieta. Esperaré su llamada. Aunque no lo crea… me alegro de oírle-
No le dio tiempo de despedirse –Tan simpático como siempre…- imitó la cara de uva pasa de Biggs. No veas la ilusión que le hacía volver a verlo.

El solo perfume de la taquería le devolvió la alegría de vivir, ese día invitó ella así que se pusieron como osos. Para picar ella se pidió una ración doble de super nachos y unas tostadas de ceviche, luego unos super tacos al pastor y otros de pollo. Preguntó si tenían “Muerte por chocolate” y al decirle que sí (aunque no estaba en la carta) renunció a pedir chorizos por tomar eso de postre. Por supuesto todo regado con deliciosa Barracho.
Le vino bien aquello porque cotillearon de sus cosas sin hacer la más mínima mención a los chinos. Que si Mary esto… los niños lo otro… que si el rollo de turno de Dwayne… que si el calzonazos de Zero… anecdotas del taller… esas cosas, lo de siempre. Se quedaron blancos cuando Ladlow se soltó he hizo un par de chistes y Queen intentó sonsacarle a Amanda sobre el ex ese del que tanto se quejaba. Dwayne se comía con los ojos a la secretaria.

Entre la espera en la barra y las cervezas se entretuvieron un buen rato y llegaron bien alegres al hospital. Madre mía se les cayó a todos la baba con el pequeño Jay, era un angelito sonrosado de ojos rasgados. Queen se moría por cogerlo en brazos, intentó sobornar a la enfermera pero nada, como mucho dejaban unos minutos al papá. Zero sonreía tanto que se le iba a salir la boca de la cara. Quedó con Audrey en organizar un “baby shower” cuando se encontrara mejor y estuvieran instalados (que los primeros días siempre son complicados).

Jethro había quedado con su chica y no querían ser pesados así que cada mochuelo se fue a su olivo seguros de verse pronto.
De camino a Paleto Queen, mientras conducía,  iba contándole cosas de la zona a Amanda, los principales sitios, curiosidades, la gente, consejos y sobre todo los sitios donde comer y que comer, que a la chavala la había visto con un saque interesante. La pena es que volvió a llover y los paisajes se deslucieron bastante.
-De día se ve más bonito- dijo Queen al llegar a casa, le encantaba ver la cara de la gente al observar su fortaleza –Mañana si quieres nos acercamos al bar de Otis a ver si sabe de algo y si no ya vamos a la inmobiliaria-
Antes de salir del coche volvió a preguntarle -¿Y bien?... ¿Cómo te sientes? ¿Qué tal tu primer día?- era consciente de que por muy bien predispuesta que estuviera había sido un diíta intenso. La dejó en manos de Tom y se fueron cada uno a su casa.

Respiró hondo antes de entrar a casa, para ella ahora venía lo realmente duro.
Bajó la vista, lo que concernía a ambos era sagrado, y ella se sentía mal por incumplir uno de sus votos aunque no hubiera sido por gusto. No soportaba que nada, y ella menos que nadie, fuera motivo de preocupación para Golan. Le amaba con locura.
Al ver la tele encendida temió lo peor, que la mandaría a paseo, que la dejaría y a lo mejor la periodista esa japonesa tendría razón y volvería con su ex. Tembló pero Golan la abrazó y le dijo aquello… tenía el mejor marido del mundo. Un gran hombre como ya quedan pocos sobre la tierra. Se le saltaron las lagrimillas, aunque la emoción se tornó en sorpresa cuando la agarró de aquella manera. Sonrió internamente. Genio y figura. Él se quejaría mucho de su estilo de vida mafioso pero, aunque no lo quisiera reconocer, le ponía que su mujer fuera una crime lady, le ponía muchísimo. Al igual que el peligro, vivir al límite. Como le dijo más de una vez “Me haces sentir vivo”.
Queen, durante todos esos años,  se tomó muy en serio esas palabras y, aunque apartada del crimen, sí que procuró darle sus dosis de adrenalina y sobre todo se encargó de mantener la maquinaria bien engrasada ¿Pitopausia? Ni sabían que era ni se la esperaba (al parecer los Fehr eran longevos en muchos aspectos, que un día su suegra se soltó con el vinillo y algo soltó).
Pero bueno, volviendo al tema, que tema… había y bien abultado, Queen le devolvió el beso haciendo algo que no fallaba: morderle el labio inferior y acariciarle con la nariz. Soltó una risilla que solo le salía cuando se ponía cachondona –Vas a tener suerte… ya casi no mancho- (a ella el periodo le duraba apenas 4 días locos así que eso significaba que su señor esposo le podía hacer un lleno con premeditación y alevosía sin miedo). Le tomó de la mano y tiró de él. Se lo llevó al coche donde bajo la lluvia, apoyados en una de las puertas, empezaron a comerse a besos. Entraron y ella arrancó quemando rueda en dirección al mirador. Se lo iba a comer con patatas y no se iban a cortar ni un pelo (que para eso había tuneado el asiento de atrás, que se desdoblaba como un sofá-cama)

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24/07/2016, 21:25
Director

Había días buenos, y aquel había sido uno de ellos. Asuntos sin resolver, asuntos resueltos. Lo hicieron como adolescentes, en el coche, mientras la lluvia caía fuera. Luego entraron en casa y se quedaron dormidos con una sonrisa en los labios. Cuando despertó, echando de menos a sus gatitos (que alguien tendría que recoger de la casa de San Fierro), tenía un mensaje en el móvil y un pozo sin fondo en el estómago. Golan le había dejado una nota, diciendo que había tenido que salir muy temprano a llevar a los niños al instituto y que estaría gran parte del día en San Fierro. Y, por supuesto, que la quería.

Se sintió sola y aburrida, así que bajó al bar de Otis a desayunar. Los vecinos la saludaron, y el viejo Otis la puso al tanto de los sitios que había para vender o alquilar en el pueblo. Iba con Amanda, ya que Ladlow había bajado a la ciudad con su marido para "echarle un ojo a los niños, por mera precaución" y hacer los recados que a ella le hicieran falta (incluyendo averiguar que era de Kwan, que estaba muy callado). Había una oficina de una inmobiliaria en el pueblo, que les era bien conocida. Allí les informaron de las diferentes propiedades en venta y alquiler, por que había donde escoger: una casita de madera tipo unifamiliar, otra de ladrillo más grande en la misma calle, habitaciones en régimen de alquiler en un motel local y lo que a Amanda convenció más, un bloque de apartamentos donde había posibilidad de alquiler o compra. Quedaron con el tipo de la inmobiliaria para ver uno de esos apartamentos por la tarde, y como les sobraban cuatro o cinco horas sin contar con la comida, decidió que iban a hacer algo de "turismo".

Cogió el Bravado y la llevó a sitios cercanos, dándose un garbeo por el pueblo. Pero a ella le picaba la curiosidad, así que la llevó más allá. No en dirección a Harmony, si no siguiendo la Grand Señora Drive hacia el sur. Ella tenía una idea en mente desde que se cayó del avión, y era volver a tomar el contacto con "el equipo". Había gente que seguía teniendo relación con ella, como era el caso de Franklin o Lester, pero a otros no los veía desde hacía un tiempo. El que más, en realidad, era Trevor, ya que no era un tipo de esos que digas "voy a hacerle una visita a ver como le va la vida", más que nada por que está como una puta cabra.

Había escuchado rumores de la gente de los pueblos de la zona y en Paleto. El nombre de Phillips comenzaba a conocerse y temerse, pero ella no concedía crédito ni salía de su asombro por lo que comentaban. La reina de Paleto mantenía bien atado a su feudo, pero la verdad es que pueblos no muy distantes estaban cayendo en la esfera de poder de aquel oscuro personaje.

Grapeseed, decían, era su centro de operaciones. Decían que había sentado la cabeza, que se había casado y ahora era un terrateniente con muchas granjas y un matadero. A veces escuchaba que se referían a él como "el alcalde", aunque le costaba creer que hubiera hecho algo legal en su puta vida, y mucho menos presentarse a unas elecciones.

Aquel era un pueblo pequeño, mucho más que Paleto, dedicado fundamentalmente a las labores del campo. De hecho, solo en tiempos recientes habían fundado más edificios, entre ellos el de un instituto local (hasta entonces solo contaban con una escuela de primaria) y pequeños negocios como un supermercado, tienda de maquinaria agrícola y similar. El pueblo era famoso por sus viñedos, aunque también se cultivaban en enormes extensiones de terreno otros cultivos, se sacaba leche y carne de las vaquerías y se llevaba, en esencia, una vida sencilla y rural.

Pararon en la entrada del pueblo, que apenas tenía tres calles largas, y preguntaron en una tienda que vendía frutas. De entrada, notaron que les miraban raro, como si los asiáticos no les gustaran una pizca. Cuando dijo las palabras "estamos buscando a Trevor Phillips", el dependiente miró al encargado y le preguntaron que por qué estaba buscando "al alcalde". "Soy una vieja amiga", dijo, pero eso no parecía convencerles de una puta mierda.

-Yo creo que está de viaje y no está en su casa -dijo el encargado, como dándoles largas.

Había tensión en el ambiente, y ella pensó que era mejor dejar a aquellos catetos con sus prejuicios. Salieron de la tienda algo desilusionadas, pero dispuestas a preguntar a cualquier otro vecino con el que se cruzaran. Pero el efecto fue similar. Entonces, cuando recorrían una de las calles, vieron algo que les dejó de piedra. Un dron hizo una pasada sobre el pueblo, volando en círculos. Eso no sería más que nota pintoresca que denotaría pasión por el radiocontrol si de las casas no hubieran comenzado a salir catetos con chalecos antibala de estilo militar y armas en las manos. Uno de ellos, de hecho, llevaba un lanzagranadas en las manos.

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24/07/2016, 22:08
GPA

Eran hombres con looks que recordaban a una de esas milicias patrióticas que salían por la tele y ocupaban páginas en esquelas de la América Rural. Carne de reportaje para los medios liberales, y que sin embargo parecían más competentes que los patanes al uso.

No repararon en ellas de momento, por que se habían quedado dentro del coche, si no que se concentraban en perseguir al dron y mantener despejadas las entradas y salidas al pueblo. De hecho, les hicieron un gesto para que pararan en el arcén, mientras las radios vomitaban mensajes.

-Me cago en todo. ¿Serán las florecillas del campo*?
-No, creo que son los amarillos -dijo una voz que era, lo juraba, la de Trevor.
-¿Que hacemos, jefe?
-Echad abajo esa mierda y preparaos, puede ser que...
-Contacto en la calle principal, coches blindados en convoy, tres boogies se acercan a toda velocidad.

-¡Regocijaos, hermanos! -exclamó Trevor por la radio- El día del apaleamiento ha llegado.

Aquello se ponía feo y ellas no sabían muy bien que hacer. No podían salir del pueblo y eran "amarillas". ¿Les pegarían un tiro por fisgonear? Pensó en coger las armas que llevaba en el doble fondo del maletero, pero se habrían pintado una diana en la puta cabeza. Se sentía como la primera vez que llegó a Paleto, en medio de toda aquella mierda del robo al banco que habían protagonizado "los chicos". Inquieta y excitada al mismo tiempo.

Eran buenos. El pueblo parecía ser otra localidad pintoresca más, pero pronto supo que estaban todos en el ajo, hasta los ancianos. La gente de las tiendas bajó las persianas y los milicianos prepararon unas mantas de clavos para pinchar las ruedas de los tres vehículos, unas pickup negras que apestaban a mafia. Uno de los coches cayó en la trampa, otro frenó en seco y el tercero quiso dar media vuelta. Entonces, un miliciano lo reventó con un lanzacohetes.

Aquello se convirtió en Bengasi en cuestión de segundos, con unos sicarios asiáticos bajando del coche y hablando en chino. Chino... ¡Maldita sea! Sintió ganas de unirse a la fiesta, pero allí estaban disparando contra todo lo que se movía y no era amigo. Los chinos sabían que no tenían escapatoria, por unos coches de la milicia les estaban rodeando. Quisieron morir peleando, pero poco podían hacer con pistolas y subfusiles contra toda aquella fuerza, y fueron acribillados en una orgía de sangre en la que no faltaron "rebel yeels" ni rostros de dientes amarillentos sonriendo por la que acababan de liar.

Era gente eficiente, sabía como cubrir sus huellas. Ya estaban retirando los cuerpos y harían otro tanto con los vehículos, incluido el que se había convertido en una pila de chatarra. Por el bando de los milicianos no habían que lamentar muertos, aunque si habían pegado un tiro a uno en una mano y otro en el chaleco.

Notas de juego

*Debía ser alguna clase de nombre en clave

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24/07/2016, 22:19
Zackary Phillips

De repente, un chiflido, como llamando a las vacas o a unos perros, justo detrás de ellas. Un chaval con uniforme de la milicia, una gorra de la vaquería local y un fusil de asalto en las manos. Se subió encima del capó del coche de un salto y las apuntó con un fusil de asalto.

-Ey, ¡Hay dos chinas aquí metidas!

El de la tienda levantó la persiana y se acercó mientras los milicianos hacían un círculo y las miraban, sin que ellas supieran muy bien si iban a violarlas o simplemente meterles un tiro. Queen acarició el pedal del acelerador, dispuesta a intentar una huida apoteóstica.

-Venían preguntando por Trevor, las hemos visto antes.
-No van armadas, parece
-dijo el chaval.
-Llamad al sheriff -dijo uno- Que se encarguen los basureros.
-Si son chinas yo voto con que nos las carguemos aquí y ahora, joder. No queremos esa chusma en éste pueblo.

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24/07/2016, 22:23
Trevor Phillips

Los milicianos se apartaron, y apareció entre ellos un tipo con bigote de poder y un cigarro-puro entre los labios. Llevaba un chaleco antibalas pintado de negro y una camiseta sucia, y a pesar de las gafas de sol reconoció perfectamente sus rasgos. Y más, habida cuenta, cuando se quitó las gafas y ordenó al chaval que se bajara del capó con éstas palabras.

-Bájate de ahí, muchacho, que todavía acelerarán y te abrirás la cabeza.

Hubo risas, mientras él se acercó a mirar quienes eran las ocupantes. Habían visto demasiado, así que posiblemente se las cargarían o las meterían a trabajar en la droga como esclavas. Y sin embargo, parpadeó al verle la cara a ella, incrédulo. Y todo cambió de repente.

-Me cago en la perra...

Se rió de buena gana por el descubrimiento. Los hombres no sabían que pensar.

-Bajad las armas, bastardos. A ésta gente no se le toca ni un pelo, cojones.

Se giró hacia el chaval y le señaló con las gafas en la mano.

-¿No sabes distinguir a un chino de un coreano, hijo? Deberías aprender, por que si no el negocio va a ir mal. Ésta, hijo mío... es la puta jefa de la mafia coreana, tu nueva diosa en la tierra. Los coreanos son colegas de nuestro movimiento, están metidos hasta el cuello en la guerra sagrada contra el amarillo. ¿No leeis el puto periódico, joder? Ayer atacaron Chinatown.
-¿Eso no fue en la ciudad, jefe?
-Exacto. En la ciudad. Desde donde nuestros amigos coreanos mueven contrabando y los rusos pasan nuestra mierda por el puerto. Nuestro jodido porvenir.

Picó a la ventanilla para que la bajara y se apoyó en el marco de la ventana con ambos antebrazos y una sonrisa seductora.

-Queeen Choooi... Me cago en la perra, había escuchado que te habías vuelto legal. ¿Que haces por mi pueblo, mmm? Quizá te has aburrido de Paleto, y te quieres meter en el negocio.

Chasqueó la lengua de un modo harto desagradable.

-Te presento a mi hijo, Zackary. Es un poco impulsivo, como su padre a su edad. Ey... ¿Te quedas a comer? Seguro que mi mujer puede prepararnos algo para todos. Zack, dile a tu madre que tenemos invitadas.

Un miliciano se acercó.

-¿Y nosotros que hacemos, jefe?
-Llamad a mi hijastro y que detenga a los coches que vayan a entrar en el pueblo con un control de alcoholemia. Mientras, meteos un petardo en un culo por que quiero la carretera despejada y limpia en veinte putos minutos. ¡Como los chorros, señores!
-¿Y los amarillos?
-Ya sabéis que podéis hacer con los cuerpos. Los coches los quiero fuera, por que los buscarán los federales. Las armas y la pasta os la podéis quedar, irán al tesoro de la milicia.

-Ok, jefe.

Volvió a mirarlas, con especial inciso a Amanda, a la que no conocía.

-¿Venís de turismo, chicas? Tengo mi casa aquí al ladito, yo os guío.

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25/07/2016, 03:05
Queen Choi

La vida merecía la pena por esos momentos. Queen tenía la certeza de que el mundo estaba hecho una mierda porque la gente ni comía ni follaba como Dios manda. Con la tripa llena y las piernas temblonas después de correrse a lo bestia a ver quién tiene ganas de tocar las narices.
Apenas hablaron de cuestiones pendientes, acordar que los niños volvieran al insti, la llantina de Ximena y poco más. No había dejado de pensar en Jon en todo el día.
Durmió más a gusto que si lo hiciera entre nubes, mejor, porque los brazos de Golan eran mejor que el paraíso. Despertarse no fue tan guay, la casa estaba tan vacía y silenciosa… no le gustó nada esa sensación . Por eso se aseó, fue a por Amanda y desayunaron como reinas en el bullicioso bar de Otis. No había cenado así que se metió en el cuerpo algo digno de un desafío, hasta hubo vítores entre los parroquianos.
Queen le estuvo contando a Ryang cosas de cuando conoció Paleto, primeras impresiones, anécdotas, cosas que han cambiado, trataba de hacerla sentir cómoda. Ciertamente Harmony es un choque si estás acostumbrado a la ciudad, pero cuando lo conoces tiene sus indudables ventajas, o así lo veía ella que adoraba la vida sencilla. Amanda era indudablemente urbanita, de todas las opciones de alojamiento que vieron prefirió la que se parecía más a un bloque de vecinos. Para gustos colores y había que reconocer que el lugar tenía encanto retro. Por supuesto, para cualquier cosa que necesitara para la casa, le recomendó el “Delhi Delhi” y de paso le habló de los Gupta (a los que por cierto tenía ganas de ver) y le vendió un poco al hijo mayor, que era un chaval muy guapete.

Total, que a lo tonto a lo tonto recorrieron la comarca y como ella iba al volante… acabaron donde hacía tiempo que quería echar un ojo. Había oído rumores pero tratándose de Trevor… un instinto natural de prudencia la hacía posponer sus pesquisas. Ahora el panorama había cambiado y si se trata de masacrar chinos… estaría feo no contar con el canadiense.
De camino Queen advirtió a Amanda de la catadura mental del elemento, le recomendó que le siguiera la corriente y, sobre todo, no hiciera referencia alguna a su lugar de nacimiento.

Todo parecía “normal” por la zona, esa normalidad inquietante de las zonas rurales de Estados Unidos que acababan escondiendo sacrificios humanos, loterías chungas y demás idas de olla propias de novelas de Stefan King. Estaba decidida a dar la vuelta (y ya intentaría contactar con él de otro modo) y comer en el Rex cuando vieron pasar el dron
-¡Pero que pollas…!?-
Eso superaba con creces las cotas de rarunéz que esperaría en semejante lugar, y cuando la cosa empezó a ponerse como un mal día en Kabul dudó de si pisar el acelerador o quedarse quieta como en Dinosauric Park. Con suerte si no se movían no se fijarían en ellas. Pero no. Después de liarse pardísima apareció su velocirraptor particular, en versión cateto, llamándolas chinas y todo el pueblo armado hasta los dientes con el colmillo goteando. A ver quien puñetas no se iba a fijar en un coche de alta gama rosa chicle… -Tranquila- dijo a Amanda, superado el flipe del primer momento Queen se sentía bastante segura. Drogada por la adrenalina, sin duda,  pero a la vez con la certeza de que Trevor debía andar por allí, esa organización… esa inquina hacia los chinos… llevaba su característico sello.
Y no le falló el olfato ni tampoco tuvo que abrir la boca (que era lo siguiente que iba a hacer) el figura apareció. Queen compuso una sonrisa socarrona y le miró por encima de sus gafas de sol iridiscentes manteniendo las manos sobre el volante, la pose era importante
–Trevor Philips mírate… si estás igual!- Toma peloteo - Legal…- emitió un sonido entre chasquido y risilla –y no veas que coñazo- rió –Pues ya ves, las cosas están revueltas con los chinos y pensé que te gustaría apuntarte a darles de patadas en el culo como en los viejos tiempos. Aunque veo que aquí lo tienes más que controlado… estoy impresionada- Abrió la puerta y salió para saludarlo tanto a él como a su hijo, el chaval algo apurado le estrechó la mano muy formal quitándose la gorra -¿Tu hijo? Vaya pedazo de tío, sí que se parece a ti- Y tanto… lo que le faltaba al mundo, otro Trevor en potencia… a lo mejor es que Dios creaba uno por cada generación… más sería demasiado XD. Ante la invitación a comer Queen tragó saliva mentalmente, nunca una oferta de comida le había dado tanto miedo –Em… pues es muy tarde y me sabe mal por tu mujer, no quiero darle follón apuntándonos a última hora…- “Cuidado Queen, no la cagues, se delicada-Mmmm ¿Qué te parece si os invito?  Seguro que teneis un restaurante bien apañado por aquí- parpadeó mientras le recorría un sudor frío la espalda  -¡Por cierto!- cambió de tema momentaneamente para aliviar la posible tensión de su contraoferta –Esta es Amanda mi… nueva guardaespaldas- si la nombraba secretaria delante de él la iba a condenar a una sarta insoportable de chistecitos y Dios sabe que más –comparte nuestro amor por China- procuró mantener un aire “distendido” aunque ella seguía con su rollo cool apoyada sobre el techo del coche.

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25/07/2016, 03:37
Director

Cuando dijo aquello se tocó el mentón y sonrió. Quería un lugar neutral y eso era algo que le podía conceder.

-En el pueblo solo tenemos una cafetería para los desayunos y una franquicia del Bishop's Chicken. Pero conozco un sitio que te gustará. Está aquí al lado, en Mckenzie. Así dejamos a los chicos que vayan recogiendo la basura.

Mackenzie era una pedanía de Grapeseed formada por granjas y caseríos dispersos donde él tenía su ya histórico aeródromo. Había una calle que era la misma carretera, pensada como área de servicio para camioneros. Así pues, la calle ofrecía diversos servicios como un Rusty Brown's para comerse unos buenos donuts, taller mecánico para una reparación eventual, un motel cutre, una sucursal de la armería Ammunation, tienda de todo a cien y un restaurante de esos que tenía fama entre los transportistas, el Old Country Store.

Las chicas llegaron primero, por que la familia todavía tenía que "juntarse". Les había visto con esas ropas de guerra puestas, y esa no era guisa para ir al restaurante más "fino" de la región (si exceptuamos, quizá, el Rex). Ella había parado allí un par de veces, aunque como quedaba lejos de su ruta habitual no lo frecuentaba. Sabía que tenían un buffet libre (que no incluía la bebida) con una gran profusión de fritos, carnes y verdura de la región. Además, en el local vendían souvenirs entre los que se incluían botellas del afamado vino de grapeseed, que era un tinto con mucho cuerpo. Además, tenían una carta de helados artesanos de dos páginas, y en eso se entretuvo mientras esperaban, haciendo boca y mirando la carta que había en el expositor.

El salón era super chulo, y a aquella hora del día aquello estaba lleno de camioneros y familias de turistas que volvían del valle de Raditz y hacían una última parada para comer antes de volver hacia San Fierro o Los Santos. Se fueron sentando y pidieron algo para beber, mientras sus acompañantes llegaban. Ya se sentían un poco mejor, y por lo menos había más gente allí y no tenían que estar comiendo en casa de Trevor (que a saber como sería aquello...).

Finalmente, llegó la familia feliz. El niño que se había cambiado de ropa a algo más "formal" (una camiseta a cuadros y una sudadera con capucha) y el padre iba con su look habitual y algo desastrado con un jersey de lana gordo y una chaqueta de cuero. La madre vestía como la típica cateta de pueblo que se cree una diva, y para finalizar la estampa se presentó unos minutos más tarde un joven y apuesto sheriff local que resultó ser el hijastro de Trevor.

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25/07/2016, 04:03
Trevor Phillips

La familia se había emperifollado un poco para ir al restaurante. Era una estampa que le daba en qué pensar, sobre que debería ser una costumbre. Trevor teniendo una familia era algo que todavía no procesaba bien. Tampoco ayudaba el hecho de que aquello pareciera más una mafia al estilo ruso, la verdad.

-La carne la ponen muy buena, y hacen pollo frito al estilo del viejo coronel.

Vino una camarera rubia como una inglesa y les tomó nota de lo que querían beber.

-Traenos una botellita de vino de la tierra, para regar. Que dicen que los europeos hacen eso cuando comen.
-A mi me traes una birra, que coño
-dijo su hijo, el menor.
-No seas cateto, copón. Prueba el vino que a lo mejor te gusta.

Había, como era usual en un buffet, muchas mesas con expositores donde se servían las viandas, y además había una parrilla donde te podían hacer la carne a tu gusto. Se dió unas palmadas en los muslos, emocionado, y se levantó.

-Amos a coger algo de jamar, mis retoños.

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25/07/2016, 04:08
Clarence Phillips

El mayor parecía más sensato, aunque tenía también un punto oscuro. La miraba con curiosidad y la saludó dándole la mano. Habló poco y escuchó mucho, pero por lo que pudo entender él estaba totalmente metido en el rollo de la familia y el pueblo. Su madre lo trató con mucho cariño, y de hecho cuando llegó le dió unos besos en la mejilla y le preguntó por su novia. Oh, Dios... los Phillips eran una familia en crecimiento.

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25/07/2016, 04:10
Baylee-Ann Phillips

En un descuido, la loca del pueblo se acercó a Queen. De camino al restaurante su maridito le había puesto al corriente de quien era y como debía tratarla. Por eso sonreía, haciéndose la encantadora, aunque no podía evitar ser un poco meticona y vulgar. Donde no hay mata, no hay patata.

-Tonces eres la famosa de las revistas, ¿No? La de Paleto. Mira que he ido yo por ahí veces, ¿Eh? Tuve un medio novio de paleto, no se si lo conoces, ahora lleva un bar. El Otis.

Casi se le cae el plato. El mundo era un pañuelo y a veces eso no era bueno.

-Dicen que se casó con una dallí, no se. Yo a ti te visto alguna vez, ¿Eh? En el desafío la chuleta, hace un montón de tiempo. Creo que lo ganaste cuando fui, y comiste mogollón. Que buen rato pasé ese día, hasta me tiré a la charca con mi Titus, el muy cabrón... Hará una porretada de años de eso. No se, casi veinte. Estaba hecha una niña entonces, no veas.

Se echó cosas en el plato. Era una combinación inquietante de verdura, carne y algo de pescado, un poco sin ton ni son. Muy como ella.

-He leío en las revistas questás casada con el señor ese moro, el de las películas. Un tío muy elegante, la verdá. Yo me he visto su serie de los polis, la echan ahora en la reposición. Ya sabes, la de la rubia esa que ve cosas de los muertos. He leído que era su ex, aunque tiene cara de petarda estreñía. Con esa boca de pato...

Se río como un auténtico caballocerdo. Pero por un instante, estaba totalmente de acuerdo con su apreciación. Tenían algo en común, aunque fuera poco.

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26/07/2016, 01:57
Queen Choi

La escena era inquietantemente cordial. Ellos dos hablando de la familia, rodeados por un ejército de catetos, mientras despegaban los restos de chino pegados al asfalto con escobilla: American Flavour 100%
Se emplazaron en el Old Country Store y eso les dio a Queen y Amanda un rato para digerir los acontecimientos. Nada más salir de los límites del pueblo las dos soltaron aire a carrillos llenos y se rieron –Paleto ya no te parece tan cutre eh? Habrá que dejar el Rex para otro momento- suspiró –Bueno… ya estás viendo de que va el tema, la mayoría del tiempo se trata de reuniones una detrás de otra, diplomacia, negociaciones, tratos… y el tipo de gente de la que se trata... por eso necesito a alguien de apoyo como tú- La chavala no era de hablar mucho pero algo charlaron sobre las impresiones de Ryang. Las dos coreanas acordaron que si la cosa amenazaba con dilatarse más allá del café Amanda sacaría la tableta y le avisaría del compromiso que se le ocurriera en el momento para escaquearse.

En Mckenzie le dio tiempo de comprar una caja de vino para llevar a casa (Golan le dijo por guassup que iría bien para una receta que tenía en mente), compota de manzana artesana y un licor de hiervas. También pilló unos donuts rellenos para aguantar la espera y de mientras preguntaba a Ladlow como iba.

La aparición del clan Philips parecía una caricatura ¡Madre de Dios! ¿Se habían vestido de domingo? Muy fuerte. De lo que no había duda es que en esa familia eran todos… “especiales”, se podía apreciar con solo mirarles a los ojos pese a que intentaban hacerse los finos. Claro que… ¿Quién en su sano juicio se casaría y reproduciría con Trevor? La señora prometía ser canela en rama. El hijo mayor la intrigaba ¿Trevor adoptando al hijo de otro? Ella se lo imaginaba como uno de esos reportajes de fauna salvaje, en los que el macho alfa aniquila la descendencia del anterior jefe de manada ¿Se habría dulcificado? Sería el primer caso de psicopatía remitente de la historia ¿O es que el nene le iba a la zaga? Un Philips con placa… el pueblo le daba cada vez más miedo y lo más preocupante es que el feudo de Trevor limitaba con el suyo… estaban condenados a entenderse. Cuanta felicidad…
 
-Como me conoces, te acuerdas de que tengo buen saque eh?- La clave para lidiar con fieras salvajes era saber interpretar sus gestos amables y hacer ver que los valoraba. La forma en la que Trevor la había presentado aún la tenía impresionada y que se estuviera tomando tantas molestias en parecer… “refinado”… ,él que pasaba del culo de todo el mundo y siempre hacía lo que le salía de los cojones, la hacía sentir halagada de una extraña e inquietante manera y le daba que pensar. Si un psicópata te tiene en estima… ¿En qué lugar te deja eso?
En fin… “Ley del karma, Queen, ley del karma…” charlaba en tono afable sobre la buena pinta de la comida mientras colmaba su bandeja del bufet (llenó una, la dejó en la mesa e iba por la segunda. Le daba pereza levantarse entre medias).  De pronto un escalofrío, la señora Philips (joder el concepto era terrorífico) se le materializó al lado ¡Por las barbas de Confucio! Era más cateta aún cuando abría la boca –Ah si?- respuesta estándar a eso de que había ido a Paleto, para ella debía ser como hacer turismo en la otra punta del país, lo que no se esperaba era lo de Otis “¡NO ME JODAS!”, disimuló intentando ignorar el dato, lo último que quería era reavivar rencillas pueblerinas (eso nunca acababa bien). Carraspeó -¿En serio? Ejem… no lo sabía…- parpadeó controlando la sorpresa –Síii… el desafío de 2015, me puse hasta las patas. Por entonces Golan y yo aún éramos novios y no sabía que era capaz de comer tanto, no paraba de insistir en ir al hospital porque creía que me iba a dar algo jajajajajaja- la miró sonriente –nos tuvimos que cruzar seguro!- para variar echó un poco de pasta y unas berenjenas fritas que pintaban de la ostia, no todo iba a ser carne. Le salió un gesto muy adorable cuando habló de Golan, siempre le pasaba cuando se lo nombraban, solo que esta vez le vino a la cabeza el polvo en el coche. Deseaba que llegara la noche para volver a verle –¡Gracias! Le gustará oír eso, es un tío muy clasicote- en relación lo de que era muy elegante. Hacía tiempo que nadie le llamaba “el moro de la Momia”, eso era una muy buena señal -En cuanto a la ex… tienes toooda la razón, además es una zorra, le trató como una mierda ¿Pero sabes qué? No se hizo la miel para la boca del asno. Ella se lo pierde y yo que lo disfruto- ponerse a marujear para caerle bien a una paleta… las cosas que hay que hacer por diplomacia… -Bueno, como tú con Trevor, quiero decir…- especificar era importante porque esta gente entendía lo que les daba la gana y a saber por donde te salían –que haceis muy buena pareja (tal para cual) y a los chavales se los ve buenos críos- “buenos elementos más bien, pero en fin…” no le iba a decir eso. Terminó de servirse y les esperó por cortesía para regresar a la mesa (habían juntado un par para entrar todos con las bandejas) -¡Que aproveche!- dijo una vez estuvieron todos sentados. Empezaron a comer y estaba todo bastante bueno, especialmente las berenjenas y las alitas. Las alitas eran copónicas, sobre todo con la salsa barbacoa de la casa.
-¿Cuánto hacía que no comíamos juntos? Desde el aeródromo de CJ verdad? - le explicó un poco a los demás porque lógicamente no habían estado allí –yo ya estaba preñada de mi mayor y tenía un hambre atroz- viendo las montañas de comida que tenía delante aquella afirmación resultaba cómica –pero fue divertido. Liamos una buena- Contaron alguna batallita, ella procuraba omitir su particular recuerdo amargo y, en cambio, elogiaba las actuaciones de Trevor -¿Sigues en contacto con la gente? Yo hablo de vez en cuando con Lester, le hago encargos y tal, pero a Franklin por ejemplo le tengo completamente perdida la pista- se limpió los dedos en la servilleta para servirse un poco más de vino, ofreció a los demás –Hablando de los viejos tiempos… lo que ha pasado antes en el pueblo… se ve que los Wu no nos han olvidado…-

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26/07/2016, 03:35
Trevor Phillips

La familia disfrutaba del condumio con la fruición propia de unos catetos sin modales que, de hecho, normalmente eructaban y se rascaban el culo mientras comían un filete de ternera o unos macarrones cutrosos y medio requemeados. Aquello era, para ellos, un festín de altísimo copete, por que jamás habían asistido a una fiesta de la high ni putas ganas que tenían de hacerlo. Diantres, les servían camareros a la mesa... ¡Eso es categoría!

-¿Los otros?

La pregunta le picó un poco. Trevor nunca se había llevado bien con Michael, toleraba a Lester y apreciaba a Franklin como al hijo negro que nunca tuvo. Sus relaciones con el grupo eran complejas, pero él era un tío complejo.

-Pues no los he visto mucho últimamente, excepto a Franklin, que lleva The Hen House en tu pueblo. Una vez fuimos a la ciudad y visitamos a Michael.

La familia se rió y comenzó a comentar sobre lo "culofinos" que eran allí. Zack dijo que "la prima Tracey está to buena", pero su padre le miró como si aquel comentario no le hubiera gustado una puta mierda.

Luego salió el tema de los chinos y el sonrió de oreja a oreja mientras masticaba un filete poco hecho. A él le gustaba la carne así, apta para vampiros y hemofilicos varios. Tragó sonoramente, GLUPS, y la señaló con la punta del cuchillo un momento.

-Ah, los chinos. Ese hijo de puta de Wu Yong se quiere quedar con mi laboratorio. Están comenzando a clonar mi droga y venderla en Asia directamente, aunque mi fórmula es la más pura, la que más gusta. No quiere competencia, y nos quiere eliminar. Pero afortunadamente Dios ha puesto en mis manos a la milicia como un instrumento para pararle los pies a ese comedor de wantún...

Se metió un puñado de patatas fritas en la boca y masticó.

-¿Y tú, que negocios tiene ahora con ese cabrón? He oído que estáis otra vez en guerra.

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27/07/2016, 02:17
Queen Choi

-Cierto, cierto!- se dio un par de toques en la cabeza indicando mala memoria –Mi grande ha trabajado algunos veranos en el Hen- procuró no hablar de Michael, no parecía santo de su devoción (lógico, Michael no era un puto tarado) “¿Culofinos? Nota mental:  nunca presentarles a la familia. Si los garrulos estos ven a Golan cocinar no veas el sambenito que nos cae…”
Ahí estaba… la hiena de siempre, ese gesto con el cuchillo, esa sonrisa y esa forma de comer… Que el mal existía bien lo sabía ella y, ya fuera guapo como Gao u horrible como Trevor, era siempre sumamente atractivo. Él tenía ese extraño poder, lo sabía y lo utilizaba con maestría, así había logrado crecer como lo había hecho, como un cáncer… Para Queen Trevor era el espejo en el que Buda le mostraba aquello en lo que podía haberse convertido, compartían hasta esa visión mesiánica de sí mismos… ¿Acabarían enfrentándose el uno al otro? De momento mejor servirse de él. Difícil tarea.
Por lo pronto tenía ganas de ahogarlo ¿Sabía de la existencia de Wu Yong y no dijo nada a nadie? “¡¿Será cabrón de mierda?!” anda que va a pensar en otro que no sea él… hijo de puta…
Alzó un poco el vaso –Brindo por la milicia- bebieron y ella se echó hacia atrás en el asiento vaso en mano. Suspiró –Venganza, prestigio… disfrazado de negocios por supuesto pero en el fondo es eso… Yong quiere quitármelo todo, a mí y a todos los que participamos en la caída de Wu Zi, y de paso… limpiar el camino para sus negocios y hacerse fuerte frente a otras “familias”. Tres pájaros de un tiro- dejó el vaso sobre la mesa -¿Te enteraste de lo del avión? Fue él, lo reventó para intentar acabar conmigo. El tío va a lo grande. Por eso pensé en ti, para hacer las cosas… al nivel que se merece ¿Qué me dices?- Tomó una de las alitas y la partió para seguir comiendo, era importante hacer ver que no estaba afectada. "Strike a pose" que diría "Ladonna"
A eso se le llama pactar con el diablo.

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27/07/2016, 03:14
Clarence Phillips

Entonces tuvo aquel "clic" que solía tener a veces. Ella dijo lo del atentado, y que había sido obra del magnate chino. Él había visto el suficiente mundo y conocido los suficientes trapos oscuros para saber que aquellas frases no eran un mero formulismo. Que el mundo era así de mezquino y ruin, y él sabía quien había matado a todas aquellas personas inocentes.

-Debería conseguir pruebas, y tenerlas por si podemos darlas a algún federal legal y cubrirnos las espaldas. Yo puedo ayudarla con el papeleo legal y las pesquisas. Mucha gente murió en ese vuelo, gente decente y norteamericana que pagaron el más alto precio que se puede pagar.

Después de todo, sería redneck pero él era un patriota besabanderas. Aquellas cosas le importaban, y mucho. Quería que sus hijos crecieran en aquel país, libres de toda aquella clase de peligros. Era su deber como norteamericano proporcionar ese futuro, como lo habían hecho sus abuelos en la Segunda Guerra Mundial.

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27/07/2016, 03:18
Trevor Phillips

Dejó de comer cuando "el niño" dijo aquello. Pero mantuvo la carne pinchada en el tenedor. La miró a ella y consideró un momento mientras le daba un tiento al vino. Era un vino duro, de los que pegaban bofetadas cada vez que dabas un trago. Un vino de los que a él le gustaban, y eso que no era muy de beber zumo de Baco.

-Y serán vengados, joder. Ellos y la gente del pueblo que se han cargado en éstos meses. La familia de Barry y la viuda de Jack serán vengadas también, no te quepa duda.

Parpadeó, haciendo como si fuera a dar un bocado, pero no lo dió y la señaló con una sonrisa.

-Estás... estás planteando una alianza entre las dos torres. ¿No es así?

Dió una palmada a su muslo, riéndose.

-Joder, sí, como en la película de los jóbits.

Sonrió, ahora si que masticó el trozo de carne y siguió con la risita, hasta que lo tragó y pudo volver a hablar.

-Yo ya estoy en guerra con el chino. Si tu lo estás ahora, eres el enemigo de mi enemigo. O sea, mi puto amigo. Mi infraestructura está a tu disposición, y espero poder contar también con tu gente en San Fierro. Harán falta para más de un asunto. La milicia te echará un cable en lo que necesites, pero espero que tu gente acuda a ayudarme si los amarillos deciden traer toda la puta artillería contra Grapeseed. ¿Hecho?

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27/07/2016, 04:45
Queen Choi

Queen asintió a todo ese discurso patriotero con la cabeza, como suele hacerlo toda esa gente que acude a mítines electorales y demás rituales de histeria colectiva americanoide.  No en vano ella misma había pelado a ese sentimiento cuando fueron los periodistas a su casa tras el atentado.
-Gracias- dijo a Clarence –Toda ayuda es bienvenida, tengo a gente recabando información y pienso tirar de un par de gerifaltes en cuanto consigamos la información necesaria. Ese cabrón no puede quedar impune, no después de esto-
Oir a Trevor la picó un poco. Meses… ¡Meses! Y ella sin empanarse, se cagaba en su puta estampa y se avergonzaba de sí misma, en su torre de marfil había perdido el contacto con la realidad.
Ay madre… Trevor haciendo referencias cinematográficas… cada vez se configuraba más como su gemelo malvado… por lo menos no ocultaba que se identificaba con los malos… había que reconocerle la honestidad. Cuando dijo eso de que eran amigos se le erizaron los pelos de la nuca.
“Yama nació como un demonio y sin embargo es un dharmapala”*… suspiró interiormente tratando de procesar de un modo amable la terrible alianza que estaba firmando.
Desplegó un gesto amable, entre sonriente y risueño, como si acordaran hacer algo la mar de divertido –Hecho- estiró el brazo para estrecharle la mano –como en los viejos tiempos-

Notas de juego

*Yama es el dharmapala/dios (protector del destino) de la muerte en el budismo tibetano 

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27/07/2016, 21:49
Director

El pacto implicaba cosas serias. Y con Trevor, habría que estar muy atentos de que no se tomara hasta el codo una vez que se le daba la mano. Avisó a Hwo de lo que se le venía encima cuando pasó el baño, y luego se excusó con los postres "por que se les hacía tarde". Sobraba tiempo, pero la compañía no era la más grata posible. Sin embargo, ella tenía tanto estilo y don de gentes que les dejó pensando que se lo había pasado de puta madre con ellos y que todo iba perfecto. Es la ventaja de las mentes simples, y es que son sencillas de manipular.

No iba a dejar los postres sin tocar, no señor. Antes de irse, cuando pagó la cuenta (dijo que invitaba y era mujer de palabra) se llevó cinco tartas enteras de las que tenían en el expositor, que irían directas para casa. Cargaron la compra y volvieron a la carretera. Al principio había silencio, pero a medida que se alejaron de Grapeseed la cosa se animó. "Lo peor había pasado". Hablaron de sus cosas, de lo que depararía el futuro. Amanda se mostraba simpática, poco afectada por aquellas escenas. Cuando le preguntó dijo "no se preocupe, he crecido en Koreatown, en lo peor del barrio, estoy acostumbrada". Le sonsacó algo del ex, que se ve que le ponía los cuernos con media ciudad, y además era un manazas que se lo estropeaba todo. Se rieron por los comentarios, escucharon música en el coche.

Una paradita por casa, un café con un trozo de tarta y todo se veía mejor. La casa estaba vacía sin la familia, pero los chicos de seguridad estaban fuera jugando al baloncesto. El frío del invierno perdonó un poco aquel día, y el aire mecía las copas de los pinos. Paleto, que por estar en la sierra del monte Chilliad disfrutaba de un clima más parecido al de los estados del norte, resultaba dulcificado por el lago y estar al nivel del mar, creando una combinación perfecta.

Bajaron antes al pueblo, "para no aburrirse en casa" y perdieron el tiempo en sus calles a la luz del atardecer. La gente que trabajaba en turno de mañana volvía a casa de trabajar, mientras que los negocios pequeños se llenaban de vida a causa de lo primero. Era una pequeña y vibrante comunidad en crecimiento, que no había perdido el carácter tranquilo de un pueblo donde la gente se saluda por la calle, donde se conoce al vecino y donde las cosas son sencillas y van despacio.

Se sentaron en la placeta junto al bar, con un café en la mano, cerca de la famosa estatua que representaba una idealización de la fundación del pueblo: de aldea india a territorio de indómitos vaqueros que seguían las antiguas rutas ganaderas de los españoles hacia los pastos del norte. Una caja de rosquillas, disfrutar del silencio, de los vecinos que paseaban en bicicleta o salían a tomarse algo a la cafetería. El bloque de pisos que iban a ver estaba a un tiro de piedra de allí, y habían quedado en aquel sitio con el encargado de la inmobiliaria. Sin prisa, a su rollo, disfrutando del ambiente del pueblo. La gente la saludaba al pasar, por que en el pueblo la conocían todos y se le tenía cariño. Ella siempre gastaba su dinero allí, para desarrollar la vida local, y había presidido nosecuantos comités para el embellecimiento de la ciudad, la creación de nuevas infraestructuras comunitarias y las más variadas chorradas, como el concurso de cocinillas del pueblo en la que ella formaba parte del jurado. Éste año Golan se había animado a presentarse, y pretendía deslumbrar dentro de un par de meses con su buena mano en la cocina.

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27/07/2016, 22:41
Avery Miller

Una voz desde atrás, bonachona y profunda como una caverna habitada por un oso. Conocía bien aquella voz, y se giró con una sonrisa quitándose las gafas de sol. El alcalde, campechano como siempre, había salido de la tienda de mascotas donde trabajaba su mujer y una sobrina, la encargada, para pasar por el ayuntamiento vestido como solía: tejanos, zapatos y una camisa a cuadros.

-¡Vecina! -dijo, sonriente.

Se acercó a ambas mujeres y echó un rápido vistazo a las estatuas, que habían costado un ojo de la cara pero que molaban bastante.

-Me he enterado de que vamos a tener otra habitante más en el pueblo. Sheamus dice que le iba a enseñar los pisos a una chica nueva, tu secretaria. Debes ser tu... Soy Avery, el alcalde.

Le ofreció la mano y la estrechó con cierta fuerza. Luego se puso las palmas de las manos bajo los sobacos y se empinó un poco sobre las puntas de los pies. Era un gesto muy infantil que él solía tener.

-Están muy bien esos apartamentos. Hace un par de años murió la señora Wallace y arreglaron el apartamento suyo, todo moderno, ya viene equipado. Espero que te hagan un buen precio, y si no me lo comentáis y le doy un toque a los de la inmobiliaria. ¿Vas a pedir un crédito a la caja rural o te vas a meter en una hipoteca?