Partida Rol por web

La vuelta a casa.

De un viaje, sin duda lo peor es el regreso. Vienes cansado, sabes que lo mejor ha terminado, y que a partir de entonces vuelves a la vida normal. En su caso, se trataba de volver a la "vida no normal". Bajarse del avión, esperarse a recoger tu maleta, pasar los controles de seguridad. Nada digno de mención, la verdad.

Tenía ganas de llegar a casa y echarse a dormir todo aquel jet-lag. Y allí estaban, de pie, esperando a que llegara su maleta. Tardaba, la condenada.

No se esperaba aquello. Había seguido los periódicos, y sabía que la "cuarentena" en la ciudad se había levantado, tras desarticular varias bandas. Los terroristas habían atacado a los tailandeses en un ajuste de cuentas, y un pistolero tailandés había iniciado una vendetta personal, acabando con aquellos cabrones antes de ser detenido en una persecución espectacular.

Por eso, cuando el jóven agente de policía se acercó, ella parpadeó sin terminar de entender muy bien.

-¿La señorita Elizabeth Chang?

Al final fueron 15 días.
Se marcharon dejando a Mary al cuidado del gato y el móvil de Queen, también para que recogiera y guardara las cajas pendientes del guardamuebles. Toda precaución era poca. No obstante podían contactar con ella a través del tlf de Golan o de uno desechable que compró ya en la India.
La elección del destino fue un acierto, exótico y glamuroso, perfecto para desconectar. Hubo de todo, diversión, relax y muuuucho romanticismo, mucho. Eran los mejores en vivir el aquí y ahora, con Queen era muy fácil que cada día fuera una fiesta, a todo le ponía pasión y la India es tan excitante… se hincharon a comer, comprar ropa, hacerse fotos en el Taj Mahal, pasear por Venarés, disfrutar de las noches en el Jal Mahal… fueron hasta el parque nacional de Kahna (a ella se le metió entre ceja y ceja que quería ver tigres en libertad) y al templo de Bodh Gaya a modo de peregrinación. Toda una experiencia… era cierto eso de que la India te transforma, o tal vez fuera la lejanía geográfica de los problemas, el caso es que encontró una gran serenidad y claridad de visión en cuanto a las grandes cuestiones de la vida.
Algún eco le llegó, pero lo justo y necesario, el viaje era de desconexión y se lo tomaron muy en serio, cuando no andaban de aquí para allá estaban muy ocupados “contactando” entre ellos dos.
Con la maleta llena de regalos y la cabeza de ideas la vuelta les puso tensos, ella intentaba disimular pero se le notaba la preocupación en los ojos, tocaba enfrentar lo más duro de la guerra. A veces se miraban, respiraban hondo juntando las frentes y entrelazaban las manos. Ahora estaban casados, ahora eran más fuertes que nunca.
Adormilada, cogida de la cintura de su marido esperaba las maletas, pensar en trasponer hasta Harmony se le hacía muuuuuuuuuuuuy lejos y muuuuy pesado.

-¿La señorita Elizabeth Chang?

Giró la cabeza con las cejas arqueadas “Me cago en san pito pato” pensó al ver al tipo de uniforme, apretó instintivamente la mano de Golan “Joder, ni un minuto han tardado”. En apenas unos segundos su cerebro escenificó multitud de distintas respuestas y escenarios, respiró hondo

-La señora Fehr-Choi

Respondió con una mirada muy digna. Con sinceridad hasta el momento le había ido bien.

Ya estaban en septiembre, y como siempre sucede, la vida había vuelto a la ciudad. La vida "normal". Gente que había terminado sus vacaciones de verano y volvía al trabajo, y alumnos que volvían a los exámenes y las clases en el instituto y la universidad. El ambiente era, pues, diferente. Más poblado, y al mismo tiempo, más egoísta. La gente solía vivir para ir de la casa al trabajo, y del trabajo al gimnasio, o donde coño fueran entre horas, para terminar el día en su casa.

Y como siempre sucedía en las grandes ciudades, todo eso lo hacían como si tuvieran prisa, aún cuando no la tuvieran. En los Estados Unidos todos bailaban sobre el filo de la navaja, pues el despido improcedente eran dos palabras que no existían, y todos los trabajadores del sector privado, que eran la mayoría, podían quedarse de patitas en la calle cuando a su jefe le saliera de los cojones, por el motivo homónimo. Por eso había muchos lunáticos que caminaban drogados con antidepresivos, lo que en San Fierro podía traducirse en lunáticos homosexuales o trans, con ataques de rabia, que cometían accidentes de tráfico o se ponían dignos por cualquier gilipollez. Y lo llamaban el primer mundo.

La guerra de la policía para "poner a salvo" a los ciudadanos se había saldado con el desequilibrio de poder en el submundo criminal. Algunas bandas habían sido el blanco de redadas, y en general todos habían salido perjudicados. Aunque la presencia policial había disminuido, ahora no se consentían los tratos formados anteriormente, por prudencia o postureo. Eso hacía que las mafias y las bandas se apresuraran a volver a untar a los políticos en cuanto podían, obrando con mucha prudencia entretanto.

La cosa estaba tranquila, al menos, de momento y de forma muy forzosa. Por eso, Hwo seguía trabajando en Gozushi, retomando el pulso de su vida. Mary estaba en pleno periodo de exámenes, así que la actividad sexual había disminuido un poco. Él seguía yendo al gimnasio, entrenando, y haciendo algún encargo ocasional para la familia. Pero, en suma, volvía a tener tiempo para él. Auténtica y genuinamente.

Por eso, una tarde del sábado pasó por el taller de César, el padre de Mary, por un asunto de unos coches que había ojeado para su par de negros favorito. El viejo tenía prisa, por lo que no estaba allí. Si estaban sus empleados, con el mandado de darle la pasta y hacerle algunas preguntas incómodas sobre la relación con la incombustible heredera de los Vialpando.

Tenía el sobre en la mano, y en la otra una cerveza fría, que le ofreció con una pequeña sonrisa. El chico seguía siendo un poco misterioso en aquella gran familia que eran los chicos del taller de chapa y pintura. Mary pasaba allí mucho tiempo, cuando no estaba estudiando, echándoles una mano para tunear coches y cosas así. Le gustaba la mecánica. Así que no era la primera vez que se había pasado por allí. Pero como era un chaval tan serio, todavía no le habían pillado la medida.

-¿Como llevas la cosa por el negocio? -le preguntó- He oído que no sabes muy bien si sentar la cabeza o seguir los pasos de tu prima.

Dwayne, su colega, reparaba un Camaro pero pegaba bien la oreja.

El viejo estaba meditando sobre el capó de un coche, en la posición del loto. Posiblemente fuera fumado, aunque en él era difícil saber, por que los efectos del consumo prolongado se acumulan como si fueras un pez que va comiendo metales pesados sin querer.

Cuando Jethro preguntó aquello, él parpadeó, abriendo los ojos. Bajó de un salto, sorprendentemente ágil a aquella edad, y se acercó poniendo una mano en el hombro a su compañero de trabajo.

-No atosigues al chaval con preguntas, ¿Mmm?

Se acercó unos pasos y juntó las manos como los indios (de la India).

-Namasté, compañero en el viaje de la vida. No hemos tenido ocasión de conocerte muy bien. Pero se que eres un chaval espabilado.

Asintió, despacio.

-La familia sigue con problemas, ¿Eh? Los chinos y todo eso. Nosotros también estamos en su punto de mira.

Se sacó un porro ya liado y se lo ofreció. Era cosecha personal.

-Hace más de un mes tu prima me ayudó con un asunto, chungo. Pero no le gustó el cariz que tomaron las cosas. Y sin embargo, podría favorecernos a todos, ¿Sabes?

Se pasó la mano por la barba.

-Tengo algo que hacer. Un encargo. Y necesito ayuda. No te puedo prometer dinero, o no mucho. Pero te aseguro que será una aventura de las de antes, digna de una peli. Y si la cosa sale bien, todos saldremos ganando.

Se rascó un lado de la barba.

-¿Que me dices, hijo?

Había que salir del paso, y hacerlo rápido. Así que cuando el policía hizo aquella pregunta, él se apresuró a enseñarle su pasaporte.

-Efectivamente, es mi mujer, agente. Y tenemos prisa, por que debo estar en Vinewood mañana por la mañana, para firmar un nuevo contrato para una serie de televisión.

Como por arte de magia, el teléfono de Golan sonó entonces, y el policía hacía memoria, dándose cuenta de que le sonaba. Que era un actor. No estaba buscando a un actor, si no a una peligrosa miembro de una mafia asiática.

-Éste debe ser mi representante.

No cogió el teléfono, y lo dejó sonando. Finalmente, el policía le devolvió el pasaporte.

-Disculpen las molestias.

Sin perder más tiempo, cogieron las maletas y se largaron de allí con el alma en un puño. El taxista de confianza les estaba esperando.

El agente dió el parte por radio.

-Falsa alarma, se trataba de una persona muy parecida.
-¿Ha comprobado la identidad de la sujeto?
-Figuraba en el pasaporte de su acompañante como su esposa, con otro nombre.
-Revise las grabaciones de seguridad, estamos seguros casi al 90% de que se trata de ella.

Por otro canal.

-A todos los agentes del aeropuerto. Sujeto varón de raza medio oriental que suplanta la identidad de un conocido actor, se sospecha que es un terrorista buscado. Le acompaña una mujer de raza asiática, cómplice de terrorismo.
-10-4, central. Iniciamos la búsqueda.

-Buenas, buenas, amigos.

Había guardado el equipaje en el maletero, y ahora miraba de reojo al grupo de policías que se acercaba.

-¿Tenemos prisa, si? Ponga sinturone, ponga.

Entró en el asiento del conductor mientras ellos cerraban las puertas.

-¡Alto policía! -les dijo uno de ellos.

Sin reparar en eso, aceleró. Inmediatamente, un coche de policía que estaba cerca encendió las luces, tratando de iniciar la persecución.

Había muchos coches, así que era difícil rebasarlos. Durante un tramo, en la carretera de entrada a la autopista, varios coches de policía se unieron a la persecución.

-¿Por que buscan éstos ti?, ¿Tu no terrorista, no?

Habría que despistarlos.

Estaba convencida de que el agente verificaría su identidad por radio y los muy cabritos se la llevarían de todos modos, pero Golan saltó como el caballero que era a defender a su dama “Bien jugado cariño”, como se notaban las tablas ¡Que manera de salir del paso! Ella se hizo un poco la tonta, agarró su maleta y le siguió cogida de la mano con paso firme y decidido, había que salir de allí cagando leches. El juego de confusión de su nuevo estado civil duraría poco y lo que era peor ponía su marido en el objetivo de la poli.
Apareció Gupta, cargaron el equipaje, se montaron y arrancaron en coordinación perfecta, rápidos como una bala. Hubo miradas de circunstancia entre los tres, ella no dejaba de estrechar la mano de Golan, la besó en el dorso –Has estado rápido cariño, gracias…- trató de componer una sonrisa luego miró por los retrovisores divisando los coches patrulla “Mierda”

-¿Por que buscan éstos ti?, ¿Tu no terrorista, no?
-¿Terrorista? Claro que no! Esos cabrones quieren echarme el guante y como no pueden lo intentan con él-

Sacó el móvil desechable y mensajeó a Ladlow de la forma concisa que acostumbraba explicando la situación y solicitando información. Le importaban una mierda los gastos de roaming. El siguiente en recibir noticias fue el tío Gun ¿Sería seguro volver a casa? Debía preguntar a Mary.
-Dale caña como tu sabes- animaba al taxista rezando por no tener que recurrir a Toreno. Jolines “el Rajá” se estaba ganando no que le pusiera un restaurante si no una cadena entera  -La próxima vez destapa una célula terrorista su puta madre, desagradecidos…- apoyó la mejilla en el hombro de Golan -¿Quién era?- preguntaba por la llamada pendiente de antes.

Estaba preocupado por la persecución. Él seguía creyendo que iban a por Queen, y quería protegerla. Así que cuando le hizo esa pregunta, se quedó un poco rallado.

-Eh... mi madre.

Claro, su madre. ¿Se habría enterado de que estaban casados?, ¿Se lo habría dicho él? De cualquier forma, tarde o temprano lo sabrían sus padres. Eso si daba miedo, y no la poli.

El indio le metió caña. La policía no sabía con quien se la estaba jugando, pero pronto se dieron cuenta. Le perdieron de vista enseguida, cuando se salió de la carretera y, saltándose un paso a nivel, entró en las vías del tren, conduciendo paralelo a un tren de pasajeros que pasaba por allí. El coche se resentía por los baches, pero era mejor eso que tener a la poli encima.

Cruzaron un túnel largo y silencioso, y después, se desvió por pistas forestales y carreteras pequeñas. Estaban en el extrarradio, en sitios poco concurridos. Les llevó por carreteras secundarias, y la poli siguió buscándoles sin éxito en las inmediaciones de la estación de tren.

Había sido una llegada apoteósica. Posiblemente, se hubieran pasado esos 15 días tratando de buscarla, removiendo cielo y tierra. Los Wu estarían muy cabreados, y eso ponía en un compromiso a la policía. Con la excusa de la guerra contra el terrorismo, querían acelerar sus planes para quitárselos de en medio. Como había dicho Dwayne, el juego se había vuelto algo peligroso, y había que "dar el gran golpe". Había que matarlos a todos, a todos a la vez. Pero si no quería terminar en la cárcel por ello, necesitaba una tapadera. Necesitaba colocar pruebas en los despachos adecuados, para que no se convirtieran en el chivo expiatorio.

Llegaron a la queencueva, que estaba sorprendentemente intacta. Al menos eso había funcionado, y sus enemigos no tenían ni puñetera idea de donde andaba. El taxi entró, cerraron la pesada puerta de seguridad. Golan se fue sin decir nada, a la casa. El indio la retuvo, sin embargo, un momento.

-Menos mal, todos bien -dijo.

Sin embargo, cuando fue a salir del coche y pagarle, él cerró los pestillos de la puerta.

-Un momento, disculpa.

Se puso algo serio, y tenía motivos para ponerse así.

-Policía estará buscando éste coche. Tiene mi matrícula. Entonces policía posiblemente moleste mi familia. Así que hay dos opcione, tal y como yo veo.

Se pasó la mano por la barba.

-Puedo conducir un poco más e ir a mal barrio, allí llamo a la policía y cuento historia, que me han secuestrado, terrorista, etcétera. Yo doy descripción hombre parecido novio tuyo, pero diferente. Pero yo creo policía muy listos, ellos querer cabeza turco. Así que yo perder trabajo seguro.

Parpadeó.

-Otra opción es yo quemar taxi o despeñarlo en barranco, pero con pasajero dentro. Yo muy conmocionado, claro, hospital y todo eso. Digo me robaron el coche luego y me dejaron en carretera tirado. Pero yo tener mismo problema que antes. Yo posiblemente me quedo sin trabajo.

Aunque era socio de la empresa, en Estados Unidos no había convenios colectivos, y podías ser despedido por cualquier gilipollez. Era triste, pero así era. Y si eras inmigrante, estaba a la órden del día. ¿Alguien investigado por la poli? Pues se le despide con cajas destempladas.

-El caso es que yo voy a perder trabajo casi seguro. Y mi familia necesita dinero para salir adelante. Usted tener dinero, yo creo. Y yo se conducir bien para usted. ¿Me contrata de chófer? Podríamos usar muchos coche, cambiar matrícula. Ellos nunca saber que somos nosotro. Yo muy profesional, mantengo seguridad todo momento.

Esperaba que dijera que si, o estaría muy jodido.

¡Su madre! Eso daba miedo, miedo que te cagas, un miedo de la hostia… ¿Estaba tenso por la persecución o por la llamada? Endurecía los músculos de la mandíbula de una manera muy particular cuando se ponía así. Suspiró interiormente, tenía el marido más guapo del mundo. Cuidado con lo que pensaba la nena en mitad de una persecución… claro que confiaba plenamente en su chofer, su chofer…
Después de aquello a Gupta lo iban a tener hiperfichado, aunque tunearan el coche, la matricula o hicieran la pirula que fuera, porque Queen contempló todas las opciones posibles, como hizo con el coche de Golan en la primera cita solo que esta vez la solución requería mayor contundencia.
Con su dominio del volante y el callejero no tardó en despistar a los de azul, joder que panda de idiotas, por un momento se le dibujó una medio sonrisa, la cosa era para hartarse de reir, vaya 15 diítas que se habría pasado la poli buscándola hasta debajo de las piedras, Ladlow debía estar partiéndose el ojal de la risa. Sin embargo aunque les perdieron de vista no bajaron la guardia y el silencio se hizo un poco incómodo.

-Pensé que… quizás lo que decías del representante era…- parpadeó, bajó la vista y acabó mirando por la ventanilla.
Aprovechó y organizó mentalmente la agenda.

Al llegar a casa volvió a escapársele la sonrisilla, Hooker debía tener los cojones de corbata por no encontrarla, quien le iba a decir a ella de las múltiples virtudes de Harmony. Le hubiera pedido a Golan que le cogiera en brazos para entrar en la casa de no ser porque se quitó de en medio como una exhalación llevándose las maletas. Lo observó con preocupación.

-¿Puedo?- señaló el asiento delantero cuando el sikh echó el seguro. Sonrió al sentarse de copiloto –hace tiempo que venía dándole vueltas a la idea pero no sabía si querrías, se que tienes tus proyectos y… bueno… trabajar conmigo tiene estas cosas, no siempre pero bastante a menudo- se encogió de hombros –Lo bueno si te vienes conmigo es que tendrás sueldo fijo, trabajaras menos horas y coches super chulos que conducir. Y, por supuesto, si quieres trasladar a tu familia a un lugar seguro fuera de la ciudad te ayudaré en lo que haga falta- inclinó la cabeza pensando –no se que más decirte… ya conoces el taller de César y… tengo el mío propio aquí en casa… será genial contar contigo "Mi casa es tu casa"- dijo esto último en castellano con la mano en el pecho –de corazón te lo digo. Por lo demás… aunque pueda parecer lo contrario… no soy una mafiosa, no quiero trapichear ni nada de eso, quiero justicia, quiero vengar el honor de mi familia, vivir en paz y cuidar de los míos, nada más- se mordió el labio inferior, había arrastrado a ese pacífico y honorable hombre en su espiral de caos -¿Quieres pasar?- estaba claro que el taxi de allí ya no salía, y… después de la persecución que menos que darle un descanso al hombre, que pensara que quería hacer y todo eso –por cierto… puedo salir?- preguntó en tono ameno

Parecía mentira. En unas pocas semanas mi vida había dado dos vueltas de campana y había caído de pié. Ya no tenía vivienda propia, pero no me importaba demasiado. Ahora vivía con una chica de la hostia que estaba coladita por mí. No voy a hacerme el tierno diciendo que yo también, pero lo que empezó como un juego de "a ver qué pasa" había dado paso a algo más. Supongo que la quiero, ¡qué cojones!.

Cuando estaba estudiando para sus exámenes mostraba una faceta de su personalidad muy diferente a la que yo conocía. Se ponía tan disciplinada a hincar los codos que daba cosa interrumpirla... Cosa que hacía algunos días cuando la veía demasiado tensa. Parece que no se me da tan mal hacer de novio, después de todo.

Hoy toca pasarse por el taller. Hay que ganarse el pan.

Allí estaban Jethro y The Truth. Vaya par. Son una par bastante peculiar... Me caen bien.

- ¿Es que hay que elegir?. Estoy a gusto con las cosas tal y como están ahora. Queen puede contar conmigo para lo que haga falta. Pero entre falta y falta... Jaja. - contesté afable.

La Verdad había hablado y, al contrario de lo que pudiera parecer, no solía hablar en vano. Cogí el porro y lo encendí despreocupado.

- Siempre estoy disponible para un amigo. Cuéntame más.

Podría ser extranjero pero no era tonto. Sabía que estaban tensos por el asunto de la persecución, por que el hombre, ahora marido, había salido tan rápido. Y eso que parecía un buen tipo, muy centrado. Era normal. Escuchó lo que ella le decía, pero él ya había hecho sus averiguaciones. Contrastó, y supo que le decían la verdad. Detrás de ese tipo había algo más que un taxista inmigrante y piloto de pata negra. Sabía a quien preguntar y cómo preguntar para enterarse de algunas cosillas.

-Agradecido por su oferta. Yo acepto, claro. Aunque deme un tiempo, dos, tres días. Tengo que volver a casa, escenificar todas cosas, despido, todo eso que se que pasará, hablar con policía, etcétera. Luego tengo que convencer esposa mía para que me acompañe. Ella tener trabajo también, aunque no ganar mucho. Limpiar casas, todo eso. Pero queríamos ahorrar y montar lavandería.

Dejó caer el tema, aunque no le pidió nada. Bastante había ofrecido ya. Se acordó de desbloquear el coche.

-Claro, puede salir. Con gusto yo entraría, pero creo que su esposo necesita hablar momento con usted. O al revés. No hay prisa, ¿Si? Tengo su teléfono, yo llamar cuando todo arreglado y vengo aquí discreto para comenzar a trabajar. Buscaré sitio por aquí cerca, familia poder encontrar otras cosas aquí, no hay problema.

-Lo que necesites, cualquier cosa en la que pueda ayudar dimelo- sonrió –lamento haberte metido en esto y espero arreglarlo en la medida de mis posibilidades. Hablaré con… con mi marido, alojamiento, trabajo, locales… lo que sea, lo haré con gusto- tendió la mano para estrecharla como se hace para cerrar un trato -¿En serio no quieres tomar nada ni descansar? Bueno… como quieras- no iba a obligarle a quedarse si no quería, además… era mucho para digerir y lógicamente podía resultarle incómodo –si me disculpas tengo que ir con Golan- salió del vehículo y antes de cerrar la puerta dijo –Gracias- tras lo que sonrió pizpiretilla levantando el pulgar.
Le dio a abrir la puerta de la finca y se despidió haciendo gesto de que le llamara por teléfono, luego corrió hacia la casa, le preocupaba su chico, se había puesto muy serio, serio de más.
-Cariño ¿Estas bien?- dijo al entrar.

El israelí se había dejado caer en el sofá, con una mano en la cara y la otra en el móvil. No tenía la tele encendida, y estaba en silencio. El gato se olía que estaba raro, así que no se acercaba mucho, prudente. Se notaba que acababa de colgar el teléfono hacía nada.

-No -dijo, escueto.

Parpadeó, y le miró. No tenía muchas ganas de hablar, pero debía contarlo.

-Pues... que mi familia. Que mi madre, ha dicho. Que les he avergonzado, a ellos, a la familia, a los antepasados...

Eso ya lo sabía, o se olía. ¿Estaba triste por eso? Ella no sabía muy bien que grado de relación tenía con sus padres. Quizá valoraba mucho el asunto de pertenecer a la tribu drusa. Entonces, aclaró.

-Y luego se ha puesto mi padre y después de cantarme las cuarenta dice, que van a venir, a conocerte. A conocer a la chica por la que he escupido en las tradiciones. Por que no les he invitado a la boda, y por que no eres drusa.

Parpadeó, mirándola. Era la primera vez que su novio la metía en un aprieto, y no viceversa. No sabía como ella podría reaccionar.

Escuchó en pie. Madres… tenían el puto don de la oportunidad ¿Algún día se convertiría ella en semejante demonio? Esperaba haber aprendido lo suficiente sobre lo que NO debía hacer.
Frotó la cabeza de Shirkan y abrazó a Golan a la vez que se sentaba a su lado. Lo primero era lo primero, él estaba jodido y la necesitaba, permaneció un rato así apoyada en su hombro, le dolía en el alma verle así.
Cuando la miró ella le devolvió una mirada dulce aunque preocupada, el asunto era delicado.
-Cielo…- le acarició una mejilla –a ver…- pensó, aunque lo pensara lo último que debía decirle era “te lo dije” –Te quiero y estoy aquí contigo, para lo que necesites ¿Lo sabes?- compuso un gesto amable con una suave sonrisa –Sabíamos que esto pasaría y lo único que pasa es que el momento ha llegado y da vértigo- parpadeó –comprendo que estén molestos por no decirles nada o no invitarles, pero no pueden enfadarse porque su nuera no sea la chica que ellos hubieran querido, es tu vida y debes vivirla tú según lo que te dicte el corazón, al menos es como yo lo veo…- inspiró, tenía la nariz y los ojos un poco enrojecidos. Vaya momento habían elegido para joder la marrana, aún no conocía a su suegra y ya estaba dando por culo “Paciencia Queen, paciencia…” le tomó de una mano –siento no ser la mujer perfecta… siento toda esta mierda…- le estaban saliendo los nervios y el cansancio por todo, volvió a inspirar esta vez con moquilla –Dime… ¿Puedo hacer algo?- en esa pregunta iban implícitos no solo los posibles preparativos para recibirles si no lo que él pudiera necesitar de ella. Había estado leyendo y el tema de la religión era complicado de narices, no admitían conversiones y la apostasía era un drama, suponía renunciar a la reencarnación y podía tener consecuencias para la familia (eran una comunidad pequeña) pero lo peor es que podía perder la nacionalidad. Por ella estaba renunciando a muchas cosas y Queen temblaba pensando que al final no colmara sus expectativas o fuera fuente de sufrimiento más que de alegría. Suspiró.
-No nos desanimemos "juntos somos fuertes"- ese se había convertido en una especie de lema que se decían el uno al otro para ahuyentar las preocupaciones -¿Sí?- rozó la punta de la nariz con la de Golan
 

Reflexionó sobre lo que le decía. Estaban juntos, si. Eso lo tenía claro desde un principio. Había decidido unir su vida a la suya, sin importarle los problemas o las consecuencias. Tenía razón. Y aún así, acojonaba un poco. Eran sus padres, su infancia y adolescencia en Israel... Les había mantenido orgullosos de él, más o menos. Había ido a vivir a Estados Unidos y se había convertido en un actor. Durante unos años gozó de cierta fama, aunque luego se diluyera como un azucarillo en el café.

Y sin embargo, el futuro pintaba prometedor. Si conseguía alejar todas las nubes que se habían conjurado para oscurecer el sol, posiblemente pudiera remontar. Queen lo hacía, y a su lado, él también podría hacerlo.

-Si, tienes razón -asintió varias veces, como para convencerse- Ya haces más que suficiente, cariño. Ésta prueba la tenemos que afrontar juntos.

Parpadeó, pensativo. Cambiar de tema era una buena estrategia. Todavía no le habían dicho nada sobre fechas. A lo mejor, y solo a lo mejor, sus padres se echaban atrás y no se presentaban allí, limitándose a repudiarle. Un mal menor.

-¿Que has hablado con el taxista?

Queen se mordió el labio inferior, si por ella fuera saldría corriendo a esconderse en el último rincón del planeta, “Suegra” solo el concepto le hacía apretar el culo. Golan no quería hablar más, era pronto, mejor que lo procesara y luego ya se sentaran a planear lo que tuvieran que planear. La otra parte de la familia era un completo misterio para ella, iba a necesitar que le contara muuuuuchas cosas. Soltó una larga exhalación y le dio un piquito –Como tú quieras mi amor- volvió a sonreir.
-Oh! A Gupta sí…- hizo memoria, tenía que cambiar el chip –Pues a ver… después de la persecución de hoy, obviamente, la pasma va a ir tras él y seguramente se quede sin trabajo, así que… me ha pedido que le contrate como chofer- apoyó el brazo en el respaldo del sillón haciendo una breve pausa –yo… ya le estaba dando vueltas a la idea así que… ¿Qué te parece? Además le he ofrecido ayudarle en lo que necesite con el traslado de su familia y tal. Me ha dicho que su mujer es limpiadora ¿Crees que necesitamos una? En principio él quiere hacer las cosas por su lado, a su ritmo, pero… después de liarsela como se la he liado… que menos que tenderle la mano ¿No?- peinó el cabello de la sien de su marido suavemente.
Pensandoló… más que una mafiosa empezaba a parecer una ONG