Partida Rol por web

La puerta se rompe y el osgo avanza hacia el patio sosteniendo un enorme y pesado martillo de demolición.

Bien idiota, ya maté a tres hoy, dos más no harán mucha diferencia, vengan, a ver que tan fuertes se  creen que son. - dice el osgo mientras camina con determinación sin notar su presencia.

¿Y bien bocazas no que me ibas a tumbar, a qué estás esperando? - pregunta el osgo mientras levanta el martillo y descarga un potente golpe sobre Roberto, el cual impacta justo frente al cocinero destrozando el suelo.

No te muevas gusano que quiero aplastarte rápido.

Roberto había comenzado a luchar con el osgo. El ruido de golpes y demás lo delataba. Lo que igual no sabían es que un par de goblins más se acercaban a la sala, seguramente para prestar apoyo a su jefe, el osgo, a todas luces. Martina se giró rápidamente hacía Neo para hablarle.

- Tenemos que apoyarles, el osgo es un enemigo temible. Tenemos que estar atentos a los goblins. - Le dijo en voz baja a su compañero.

Tras sus palabras y con el martillo en la mano y el escudo embrazado en la otra, la sacerdotisa se movió para acceder a la sala y unirse a la batalla, sin mediar palabras y mantener el factor sorpresa tanto tiempo como pudiera. Asestaría un golpe con su arma al primer enemigo que se cruzase en su camino, fuera el osgo o uno de sus secuaces goblins.

Seguí a Martina al interior de la habitación, manteniéndome a una distancia prudencial para evitar el martillo del osgo. El efecto sorpresa de nuestra entrada debería ser un punto a favor nuestro para decantar la balanza a nuestro favor. Apunté la pistola al gigante y disparé. Esperaba que con la distracción del combate pudiera acertarle con relativa facilidad.

Entre todos podríamos reducir al osgo si cooperábamos.

Martina se acerca por detrás del osgo sin que este se percate de su presencia y le atiza un potente golpe con su bastón en la espalda sacandolo de balance.

Producto del potente mazazo, Brandon queda aturdido y se ve incapaz de devolverle la cortesía a la mujer, con lo cual todo parecía ir viento en popa hasta que un disparo salió del interior de la casa hiriendo a Roberto, al tiempo que dos goblins hacen acto de presencia en la sala de la casa.

Aprovechando el desconcierto y que estaban flanqueando al osgo, Martina aprovechó la ventaja táctica para tratar de dejar fuera de combate al más grande de los enemigos.

- ¡Golpéale, Roberto! - Alentaba a su compañero para que aprovechase la ocasión y acabar con el más problemático, según parecía, de los enemigos allí presentes.

A sabiendas de que Neo llevaba un arma encima y puede que algún equipo extra, Martina le dio indicaciones para que les cubriese de los goblins que aparecían detrás de ellos.

- ¡Cúbrenos, Neo! ¡Ocúpate de los goblins! - Le dijo, a sabiendas de que eran enemigos menos formidables que el osgo en si., y que recibirían algún tipo de ayuda de Maximiliano.

Viendo el resultado de mi anterior disparo, decidí apuntar a los goblins esperando no fallar y acertar de nuevo a mis compañeros tal como había sugerido Martina.

Esta vez estaba convencido de que acertaría.

Sonrió al ver a Martina acercarse al osgo y golpearle.

-Oh, vaya, al parecer no contabas con mis compañeros.

Dijo mofándose mientras se lanzaba a golpearle con el mazo en la jeta.

-Gracias por tu ayuda, ahora solo queda..

Se lanzo contra el osgo y le intento golpear con todas sus fuerzas.

En ese momento recibió el disparo, haciendo que fallase su ataque.

-Pero que cojo… malditos goblins, no sabéis pelear limpio, venid aquí si sois tan hombres.

Grito furioso mientras les veía salir, aunque ninguno de ellos parecía llevar una pistola, así que quizás seguía escondido entre las sombras.

-Tened cuidado, uno de ellos lleva un arma a distancia.

Mientras que Roberto y Martina hacían de avanzada yo me encargaría de la retaguardia así que a continuación revise en mi memoria una magia que pudiera servir, y de repente se me prendió la lamparita por lo que decidí hacerlo.

Concentre mi poder mágico alrededor mío para lanzar a continuación mi magia hacia el Osgo.

No podía desperdiciar esta gran oportunidad.

Y de la nada esperaba que saliera como yo quería.

Martina consigue golpear a Brandon en las costillas haciendo rugir de dolor al enemigo quien la observa con rabia y frustración, acto seguido Roberto inatenta alcanzar nuevamente al osgo, pero su golpe sólo alcanza el suelo fracturando una de las piedras de la entrada.

Sin embargo, los problemas del traficante de pociones no habían hecho más que empezar, pues Maximiliano hizo uso de su magia contra el enemigo, quien no pudo resistir el influjo de la misma.

El osgo cae al suelo riendo a carcajadas mientras los goblins abren fuego intentando derribar a sus dos objetivos más cercanos, el primero de ellos alcanza a Neo en el vientre causándole una herida bastante severa, la misma que le arranca un grito de dolor al chico

Roberto miro molesto al osgo, se podía ver la fúria en sus ojos.

-Así que te parece muy gracioso que falle mi ataque ¿No?

Dijo visiblemente molesto levantando el mazo y dispuesto a arrearle en toda la jeta, o al menos volverlo a intentar.

En ese momento se dio cuenta, que tal vez aquello no era una reaccion normal en medio de un combate, y que puede que estubiera afectado por el hechizo de alguien.

Por lo que sabia, golpearlo facilitaria romper el hechizo, asi que quizas era mejor acabar primero con la amenaza de los tiradores, y de paso vengarse por aquel tiro que tan cobardemente le habian metido.

Se lanzo contra ellos, dispuesto a golpearles con todas sus fuerzas.

Viendo que la magia de Max había dejado fuera de combate al osgo, Martina entendió que podrían ocuparse de el, mientras ella hacía frente al problema que tenían tras de si, con los otros goblins. Uno de ellos había conseguido herir a Neo, que gritaba de dolor, y a ella misma, aunque más sutilmente en uno de sus hombros. Tenía que hacer algo para ayudarlo y se movió, dejando al osgo en el suelo, para encarar al goblin más cercano y atacarle con un golpe de su martillo de guerra.

- ¡Aguanta, Neo! - Animaba a su camarada herido mientras procedía a ayudar en forma de ataque a los adversarios que allí se encontraban.

La rápida intervención de Martina y Roberto termina con dos goblins inconscientes en el suelo, de momento es difícil saber si aquellas alimañas se volverán a levantar en algún futuro lejano o el impacto de los potentes martillos de guerra bastó para causar daños irreparables en los cráneos de los secuaces de Brandon.

Lo cierto es que, al menos, de momento esos bastardos no volverán a causarles molestias.

Al ver que la situación estaba controlada, guardé el arma y me levanté. Una punzada de dolor recorrió mi estómago y al mirar, vi la mancha oscura que se notaba a través de la camisa. Me levanté el borde de la camisa pra mirar bien y vi una herida bastante fea que segurmente necesitaría varios puntos de sutura cuando volviéramos.

Me acerqué a los demás mientras reducían al osgo.

Voy a mirar por la casa a ver si encuentro algo interesante. Me gustaría volver a intentar abrir el frigorífico de la habitación que antes se me ha resistido. Seguro que allí hay algo interesante, sino no tendría sentido tenerlo bajo llave.

Empecé a caminar pero me dolía la herida bastante.

¿Tiene alguien un pañuelo? Tengo que presionar esta herida.

EL cocinero hubiera preferido hundirle el cráneo al osgo también, toda macula de oscuridad debía ser erradicada, pero el resto querían interrogarlo, así que Roberto de muy mala gana comenzó a atarlo.

-Has tenido hasta suerte, si fuese por mi ahora mismo tus sesos estarían decorando el suelo.

Refunfuño de mala gana.

Al ver a Neo herido recordó que el también lo estaba, aunque solo era una pequeña herida superficial.

-Tsk, ¿Estas bien colega?

Dijo mientras chasqueaba la lengua molesto por la situación.

-Si es grave puedo tratártela con la luz de la diosa.

Miro hacia afuera.

-¿Creéis que seria buena idea avisar a Saxelion para que nos eche un cable por aquí? El osgo esta bajo control, pero nunca se sabe.

- Llamemos a Saxelion y el resto. Si alguien lleva alguna cuerda encima, sería el mejor momento para atar al osgo y a sus secuaces. No podemos fiarnos de ellos, ni sabemos si despertarán. - Comentó la clérigo del grupo.

Al ver que los goblins ya no eran un peligro me acerco a Neo para intentar detener su hemorragia de la herida que tenía por lo que a continuación dije:

-Disculpa Neo,¿tienes algo muy afilado?,¿sabes lo que debo de hacer para salvar tu vida verdad?.

Esperaba que como yo haya tenido experiencia de supervivencia así como películas vistas sobre la misma estilo Depredador.

Lo que significaba que tenía que pedirle un cuchillo grande y calentarlo al rojo vivo, para cauterizar la herida y de esta manera salvarle la vida hasta que podamos llevarlo a un hospital cercano.