Partida Rol por web

ENCANTAMIENTOS

Encantamientos, una de las clases más duras de todo Hogwarts, solo comparada con la clase de Manejo de las Artes Oscuras impartida por el subdirector. Muchos dicen que la profesora Fiore tendría que haber sido la subdirectora del colegio, pero que el señor Tenebroso prefirió poner a Mandos Carak-Band al cargo... ¿El motivo? Sólo el lo sabe.

La clase, a pesar de lo que se podría esperar, está bien iluminada gracias a unas enormes ventanas situadas tras el escritorio de la profesora. Los pupitres son mesas largas dispuestas en forma de semicírculo y con un pasillo que las divide por el centro para que los alumnos puedan entrar cómodamente.

La profesora está esperando, sentada tras el escritorio, con una mirada fría y una sonrisa que tiene un deje malvado.

Entro en el aula acompañado de Scarlet y saludo a Henri con un gesto, invitándole a sentarse con nosotros. A Fiore no le gustaban los ruidos innecesarios. Las molestias se pagaban caro.  Luego reparo en que Ashton es de la misma casa que Henri, teniendo yo compañía lo más normal sería que se sentasen juntos.

Dejo mis cosas a un lado. La pluma, el tintero, la varita, el pergamino... Cuando abro el bote de tinta, como si de un mal vicio del que no puedes desengancharte, lo acerco a mi nariz y aspiro su aroma. 

Entró detrás de Spencer y se sentó a su lado. Comenzó a sacar los libros, pergamino, pluma, tintero y dejó la varita a mano. Mientras los alumnos se iban sentando ella empezó a peinar su pelo hacia atrás para terminar recogiéndoselo en una coleta alta. Era su manía a la hora de estudiar y las clases, no sabía por qué, pero con la cara despejada y la coleta alta, se concentraba más y el resto del mundo desaparecía.

Miró con atención a la profesora, esperando a que comenzase la clase.

Aish...a ver como empezamos el curso con la profesora Fiorce...

Katie, con la mirada agachada y con gesto serio, entra con bastante diligencia al aula.

- Buenos días, profesora - saluda

Suelta sus cosas en el escritorio mientras mira a la profesora de reojo, y echa un vistazo a sus compañeros de clase, con bastante escrutinio. Apenas habla con ninguno, pero no es nada raro. Solo suele relacionarse con los de su Casa, y con los demás tiene poco interés.

De todos modos, parecía un mal comienzo para el año

El corazón de Madelain se fue acelerando a medida que se acercaba al aula y se aceleró aún más cuando entró a ella. Eso ocurría en muchos alumnos ante la sola idea de compartir un salón con la profesora Fiore. En su caso, era porque por fin iba a poder utilizar nuevamente su varita. La estúpida prohibición de no utilizar magia llevaba a que disfrutara al máximo las clases.

Entró al aula sin saludar a nadie. Le sorprendió ver a Scarlet y a Spencer. Hubiera apostado a que iban a demorarse en el lago y que serían de los últimos en llegar. No le dio importancia al asunto, no se hablaba ni con ellos ni tenía demasiado trato con los estudiantes de Hufflepuff, solo de compartir clases juntos.

Se sentó en el mismo lugar de todos los años y sacó sus cosas de la mochila. Ya estaba preparada, quería comenzar cuanto antes. Esperaba que lo que fueran a aprender fuera útil.

Me daba una pereza horrible ir a clase, o al menos la tenía cinco minutos antes de que empezara. Puede que fuera por el deseo de aprender nuevos hechizos o por el miedo a que acabase con el pelo ardiendo si la profesora me veía bostezando en clase (más bien lo segundo) pero en parte me había despertado. Al menos lo suficiente como para verme capaz de afrontar todo un día de clases.

Lo mejor sería tomar los más apuntes posibles en el pergamino a ver si si tenía la mente ocupada no le daba por dormirse de nuevo. 

Entro al aula. Henri había ido con Spencer, o al menos éste le había invitado a ir con él. Y no me veía como para afrontar eso de buena mañana. Además, Katie estaba sola, a falta de más personas de nuestro curso por llegar a clase.

- ¿Te importa que me siente? - digo apoyando mis libros en su mesa.

Intentaba organizar sus cosas en el escritorio, todavía con algo de sueño que no consigue despegarse. Arrancar las clases no era nada fácil. Y no puede evitar que se le escape una sonrisa. Hace sitio para su compañero, Ashton, intentando mantener la compostura.

- Claro, siéntate - lo invita

Cuando Henri entró en clase supo que se acercaba la parte dura de estar en Hogwarts. Para Henri siempre había sido difícil estudiar y algunos profesores no se lo ponían fácil a los malos alumnos. Para solucionar ese problema Henri solía jugar la carta de: "soy solo un pobre sangre sucia que no aspira a llegar a mucho en la sociedad mágica y que solo quiere estudiar un poco para hacer esos trabajos que tu no quieres hacer". Le solía funcionar, pero cuando su casa iba ganando a Slytherin en la copa de las casas mas de una vez se había encontrado con los profesores haciéndole preguntas solo para tener un pretexto con el que quitarle puntos a Hufflepuff.

Henri vio que Spencer le hacía un gesto, pero solía sentarse mas adelante de lo que a Henri le parecía oportuno. Vio que Ashton ya había encontrado un sitio libre y que no parecía con intención de sentarse con él; lo que probablemente fuera una buena decisión, siendo el primer día era mejor sentarse lejos de los amigos para evitar tentaciones. Con todo esto en mente ocupó silenciosamente uno de lo asientos mas discretos de la clase, donde se sentía protegido por los estudiantes que le precedían.

Golpea el escritorio con la varita, ritmicamente, mientras observa a los alumnos entrar en la sala, poco a poco, como hormiguitas asustadizas de una gota de agua o una lupa. Cuando suena la última campanada que avisa de la hora, mueve la varita y cierra la puerta sin dejar que nadie más entre en la clase... siempre ha sido clara en ese aspecto y no tolera la falta de puntualidad a las clases.

Se levanta con elegancia de su alta silla y mira a los alumnos con una sonrisa.

-Diez puntos menos para todos aquellos que no hayan conseguido llegar a tiempo. Sean de la casa que sean.

Todos se pueden hasta imaginar como los relojes pierden puntos que aun no están ni ganados.

-Bien, bien... espero que hayan ido bien las vacaciones y que hayáis repasado porque hoy tendremos examen sorpresa... no podemos tener a alumnos mediocres rondando por los pasillos y se acercan los TIMOs.

Camina hasta la parte delantera de la mesa y se queda pensativa mirando a los alumnos.

-Mmm... tú... - señala a Scarlet - Señorita Watson, será la primera.

Scarlet levanta la vista, algo intimidada, hacia la profesora.

Genial...empezamos bien.

Traga saliva, aunque es consciente de que es capaz de hacerlo...no esperaba que la profesora la eligiera a ella primero, la ha sorprendido bastante. Toma aire y respira muy hondo.

-Sí, profesora Fiore-hizo una breve pausa, para evitar el tartamudeo:-¿Qué debo hacer?

Cogió su varita y se irguió en el asiento. Pensó en levantarse, pero la profesora no le dijo que lo hiciera, así que por si acaso decidió quedarse erguida en su asiento, esperando la orden de la profesora.

La clase comenzó como era de esperarse, con un descuento de puntos por aquí y allá. Pasadas las vacaciones el cinismo de la profesora se mantenía intacto, igual que esa desagradable sonrisa que tenía.

La idea de un examen sorpresa reconfortó a Madelain. No le intersaban ni las notas ni los puntos de las casas, solo quería hacer magia. Pero la primer víctima de Fiore era Scarlet. La tartamuda debía estar muy concentrada, pues respondió sin tartamudear. Madelian observó atenta, esperando que llegara su turno.

Por ahora había pasado la tormenta. Watson había sido elegida como primera víctima en las clases. Aquello podía ser una criba, y ninguno de los allí presentes estaba a salvo. Confiaba en que el repaso que había realizado antes de su llegada a Hogwarts bastase para que pudiera pasar las primeras pruebas de las clases

Mira a sus compañeros discretamente, intrigada por las expresiones en sus caras

Desde que Scarlet se había recogido el pelo, el resto de la escena había quedado en un segundo plano. La fragancia de su propio cuerpo, la curva de su cuello...

El encanto del momento cristalizado en el tiempo queda exclusivamente guardado en mi memoria, ya que Fiore se encarga de romperlo. Me cuesta mucho dirigir una mirada calmada a la profesora. Aunque lo cierto es que solo está haciendo lo que se le daba mejor, enseñar a base de palos. 

La seriedad de Scarlet, con el pelo recogido, estirada firme en el asiento y realizando esfuerzos por no tartamudear, me parecía ligeramente gracioso. Se tomaba muy en serio sus resultados académicos, aunque pienso que podría relajarse, al fin y al cabo, sabe que está muy por encima de la situación.

-Bien, bien... ¿Qué hechizo podrías hacer?

Se queda un rato pensativa... quizá recordando que hechizo es el más complicado para fastidiar a la chica y es que nadie ha dicho que solo puedan ser hechizos ya dados en cursos anteriores...

-Se que eres una chica estudiosa y habrás mirado de que trata este hechizo... - señala a la pizarra con la varita y aparecen unas letras que conforman la palabra Hinmandascam - realizalo.

Hinmandascam...Hinmandascam...Scarlet se puso a buscar en su enciclopedia de hechizos mental ese hechizo

¡Lo tengo! Hinmandascam, el encantamiento para crear una ilusión de quien lo hace...Era del año pasado, algo complicado...Uf, y encima Spencer me está mirando...espero no pifiarla...

Scarlet respiró hondo una, dos, tres veces. Alzó su varita y moviéndola pronunció con voz firme:

-Hinmandascam.

¡Sí, lo tengo! pensó mientras veía como se formaba. Lo tengo...lo tengo...lo... entonces, la imagen que se estaba formando desapareció, notó como la fuerza se le iba ¡MIERDA!

Scarlet se puso roja debido a la rabia ¡Casi lo tenía! ¡¡Dichosos nervios!!

Miró cabizbaja a la profesora, esperando el castigo que ella tanto deseaba. Tal vez si lo intentase otra vez...

-¿Pu-puedo intentarlo otra vez, profesora?-pidió con voz débil. No se daría por vencida ahora.

-¿Por quién me toma, señorita Watson? No hay segundas oportunidades en los exámenes... puede sentarse.

Por la sonrisa que muestra, seguro que no se ha olvidado del asunto y es posible que Scarlet reciba un castigo o a saber qué, al finalizar la clase o cuando le venga bien el ponerlo.

Vuelve a mirar a los alumnos y señala a Henri.

-Repita el mismo hechizo, señor Hudson.

Cuando derrotada se sienta a mi lado, cojo su mano y la aprieto en un gesto de ánimo mientras le dedico una sonrisa. Cierro los ojos lentamente mientras asiento, intentando decirle sin palabras que estuviera tranquila, intentando que no se sintiese mal por su error. Sabía que era exigente consigo misma, pero no conocía a Scarlet como para saber cuanto le afectaría el desdén de Fiore. 

-Hudson.- La profesora estaba sedienta de sangre, y parecía que solo quería escoger a mis allegados.

Ahora le esperará un castigo después de clase...Pintaba bien el comienzo de curso.

A medida que se volvía a sentar, soltaba el aire lentamente...Tanto repasar este verano para nada.

Se sobresaltó con el leve apretón en la mano de Spencer y aunque apartó la mano poco a poco, le dedicó una media sonrisa para que viese que no estaba tan mal.

Miró a Henri e intentó transmitirle ánimos con la mirada. Hudson no era el mejor estudiante del curso por lo que había visto estos años, pero si se esforzaba, podría con ello.

Vamos, Henri, demuéstrale a esa bruja de lo que eres capaz.

El magnífico plan de Henri de no sentarse en un sitio visible había fracasado, pero al menos no había sido el primero. La verdad es que probablemente fuera la cara de sorpresa de Henri al ver el nombre del hechizo lo que había empujado a la profesora Fiore a preguntarle a él; tendría que ser mas cuidadoso con sus expresiones.

Por suerte para él le había pedido el mismo hechizo que a la amiga de Spencer, y eso refrescó la memoria a Henri, que no era tan buen estudiante como la chica. Henri recordó que había conseguido hacer ese hechizo con éxito alguna vez el año pasado y eso le dio esperanzas; desgraciadamente recordó que, aunque casi siempre conseguía hacer que la magia fluyese, la mayoría de las veces no hacía exactamente lo que él quería. Pero bueno, no iba a perder nada por intentarlo.

Henri asió su varita, pensó en repetir los movimientos de la que lo había intentado antes, pero luego recordó que la muchacha lo había hecho mal. Cerró los ojos y dejo que su memoria muscular trabajara por él, había repetido cada hechizo suficientes veces como para que fuera casi como tocar un instrumento; dada su escasa memoria, no le quedaba otra. Sus mano y sus labios se movieron sincronizados.

Hinmandascam