Partida Rol por web

Harvaka 1, Tierra de Piratas.

Capítulo 110. Una Despedida Inesperada.

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01/02/2018, 16:52
Director

Huesomuerto echó la puerta abajo del portal donde se había refugiado y penetró en su interior. Garzajgar al ver la escena siguió sus pasos sin pensárselo dos veces. Sin embargo, el pirata humano, un hombretón negro con la cara picada y con el cabello enredado en forma de rasta, así como el trasgo siguieron con la carga en dirección hacia donde el grupo se encontraba.

Daito salió a su encuentro disparando su pistola en el preciso momento en que tuvo a tiro al trasgo. La bala debió impactar contra algún objeto metálico del equipo de aquel desalmado de piel amarillenta y ojos anaranjados, pues abrió su boca plagada de afilados dientes creyéndose herido y sin embargo instantes después arremetió contra el norteño con su sable por delante sabiéndose ileso.

Por su parte Nadja se emparejó con el humano de piel oscura. El primer golpe de aquel pirata fue detenido con maestría por la pelirroja, haciendo saltar las chispas tras el choque de las dos espadas. La capitana dio un paso lateral ganándole la guardia al pirata para acto seguido cortar en su bajo vientre provocándole una mortal hemorragia.

Para cuando Ediberto acudió en su ayuda armado con un estoque, el pirata ya agonizaba en el suelo con cara de insoportable dolor. Nadja le piso el cuello cuando observó que intentaba alcanzar su arma caída a pocos centímetros de él. El pirata alzó la mirada viendo a la pequeña pero imponente mujer que a la postre acabaría con su vil y vulgar existencia.

- Ni se te ocurra… - Le advirtió.

Para cuando Daito se percató de la facilidad con la que su compañera de armas y cama había acabado con su adversario, el trasgo que se había enfrentado a él fue ensartado desde atrás por Gorbagog. La espada del gran trasgo atravesó al pequeño ser cargado de maldad incrustándose a la altura del omóplato y saliendo por la clavícula izquierda en una fea herida. Sin duda le había estallado el corazón provocándole la muerta casi al instante.

Fueron unos segundos vitales para que Huesomuerto y Garzajgar desaparecieran de la escena del combate y tuvieran tiempo para reorganizarse ahora que sabían de la presencia de Nadja y del norteño en la capital comercial de Catán. En ese momento el segundo carruaje en el que viajaban el resto de miembros del extraño grupo que se acababa de conformar doblaba la esquina con la intención de reunirse con ellos.

 

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07/02/2018, 15:45
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

- Vamos. - dijo Gorbagog. Tenemos que irnos de aquí. - observó mientras pensaba en como entrar en el reino trasgo de Grubl III si se llevaban tan mal con los trasgos. En su anterior cautiverio Gorbagog había podido esconderse, disfrazarse y finalmente escapar porqué era un trasgo-humano con rasgos de trasgo y Jargar era asimismo un trasgo.

Pero ahora que todo el grupo o casi todo era humano haría falta algo más que astucia y un buen disfraz. Empezaba a dudar del plan de llegar al reino trasgo submarino por donde habían escapado él y Jargar. Si el elfo “maligno” se encontraba allí tenían un buen problema.

 

Notas de juego

¿Están correctos los nombres?

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07/02/2018, 17:51
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Sin esperar ninguna palabra o acto, Daito se limitó a coger en brazos a Nadja, como si no pesase nada, y se afanó en introducirla en el carro que acababa de hacer acto de presencia.

-¡Vamonos de aquí! por ahora es lo mejor que debemos hacer.

 

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08/02/2018, 13:31
Director

Dolfini, tras comprobar que el cochero había muerto regresó al lugar del accidente y ayudó a ponerse en pie al lacayo que se quejaba amargamente del hombro ayudado también por su compañero. En ese lugar ya se encontraba un hombre vestido con librea que vociferaba mientras señalaba el destrozado carruaje contra el que habían chocado. Aquel hombre gesticulaba con las manos dirigiéndose en catanés a los lacayos y al propio señor Dolfini como demandando alguna explicación y posiblemente una compensación por lo ocurrido y la total ruina en la que había quedado su vehículo.  

No tardaron demasiado en introducirle en el interior de la cabina donde ya reposaba Nadja, algo contusionada tras haber salido despedida contra el puesto de fruta, Daito y los maltrechos lacayos. Zelandor se sentó junto al cochero en la parte delantera, mientras que Kronan lo hizo en el banco trasero del carruaje entre los dos lacayos de aquel vehículo. Dolfini y Gorbagog por su parte decidieron viajera agarrados a las puertas laterales del carruaje pues ya no había más espacio en el interior.

Pronto se alejaron de la escena donde había tenido lugar la batalla a bordo del segundo carruaje. Ya en el interior de éste Daito ayudado por uno de los lacayos, ayudó a colocar el hombro del herido con un movimiento mecánico. Sonó un crujido acompañado por un agudo chillido, pero el hueso pareció volver a su posición normal y aunque seguía doliéndole horrores era mucho más soportable.

Pronto encararon el dique, debían ponerse en marcha cuanto antes, pues estaban convencidos de que aquel no sería el último incidente que sufrirían con aquellos despreciables piratas de continuar mucho tiempo en Alejandría. El puerto lucía imponente. Sin duda era un lugar mucho más organizado que el enorme embarcadero de Duartala, pues aunque las dimensiones de ambos puertos eran similares, los cataneses sin duda eran mucho más ordenados y pulcros que los sureños.

Ediberto comenzó a negociar con varios marinos un buen precio por el que embarcar a sus nuevos amigos, con dirección hacia el otro extremo del mar de Tildas. Era completamente necesario encontrar a una tripulación de confianza y un barco lo suficientemente seguro para que realizaran la travesía sin sufrir ningún percance.

No obstante, las complicaciones aparecieron según Ediberto desvelaba el destino al que quería llegar. El oro no era el problema, nunca lo era de hecho para el señor de Peresgato. Las coordenadas que Gorbagog había dado situaban la puerta de Angarkok en el reino Sauk. Aquella nación multirracial en la que convivían trasgos con humanos, no se había declarado nunca abiertamente como aliada de Angarkok y de su rey Gurlb III. Sin embargo, todos sabían que entre Catán y Sauk había muchas desavenencias y en una guerra abierta entre ambas naciones, los sauk se posicionarían casi con toda seguridad a favor del reino trasgo.

Nadie en su sano juicio se iba a arriesgar a viajar hacia la boca del lobo en tiempos de guerra, ni aunque ésta no hubiera estallado todavía al cien por cien. ¿Acaso alguien podía fiarse de un trasgo? ¿Y de una nación gobernada a partes iguales por trasgos y humanos? Desde luego Eidberto Dolfini debería pagar mucho para que nadie se arriesgara en tal empresa.

Fue en su búsqueda de una tripulación a lo largo y ancho de todo el puerto, cuando dieron con una solución. La Tormenta del Desierto, la fragata capitaneada por Sid Ben Jezheri se encontraba todavía amarrada en aquel puerto, mientras sus hombres se afanaban en cargar provisiones, preparar las velas y poner a punto la nave para zarpar.

No había ni rastro del capitán, posiblemente se encontrase en el interior de su camarote, sin embargo los ojos verdes de Nadja localizaron una cara conocida. Isidore se encontraba sentado en el borde de la nave sacando las piernas por fuera y mirando al infinito con cara de profunda tristeza.  

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15/02/2018, 14:19
Nadja la Roja

Se bajo del carruaje en el que la había metido Daito embrazos, para ver el barco de.... ¿Sid? ¿estaba allí? ¿había vuelo de llevar a  los norteños? esperaba que sano y salvo, después de todo, Daito le había contado historias de aquella criaturas marinas que cazaban y no parecían amigables.

En ese momento se le ilumino la cara, cuando vio al que anteriormente fue casi su hijo adoptivo, ese niño rubio de ojos azules, que no despertaba mas que ternura infinita en ella, igual más al estar ahora embarazada, lo miro, estaba claro algo lo afligía, dijo -nunca he visto un cara tan bonita, tan triste- y le sonrió.

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16/02/2018, 15:53
Isidore

Isidore esperanzado, alzó la cabeza al reconocer una melodiosa y conocida voz. Buscó entre la muchedumbre del dique a la propietaria de aquella voz y tras unos pocos segundos localizó su roja melena y sus ojos del color de la esperanza. Una amplia sonrisa se dibujó en su todavía imberbe rostro angelical de niño y se puso en pie sobre la barandilla del barco. El pequeño Is rebosaba alegría por reencontrarse al fin con aquella mujer a la que consideraba casi como a una madre, se le notaba en todos los poros de su piel.

Isidore miró a ambos lados y localizó un cabo que anclaba la fragata al dique. Corrió sobre la barandilla varios metros con asombrosa agilidad y se lanzó a abrazar dicho cabio deslizándose rápidamente hasta tierra firme y una vez con los pies sobre el embarcadero corrió hasta reunirse con Nadja y fundirse en un abrazo mil veces deseado.

- ¡Nadja! – Exclamó el niño mirándole con su sonrisa desdentada, pues aunque tenía cumplidos ya los trece años, acababa de perder sus caninos de leche. - ¡Ya pensaba que no iba a encontrarte nunca en este maldito puerto! ¡Llevo días tras de ti y…! – En ese momento su expresión jovial cambió de pronto. – Han matado a Aswand. – Dijo el niño cerrando los ojos y casi echándose a llorar.

Aswand aquel gigantón de raza negra, que fuera durante mucho tiempo el segundo al mando del Yacaré, había sido como un padre para Isidore y con el tiempo se habían convertido en inseparables amigos. Contrastaba el color de la piel de ambos y principalmente su tamaño. Nadie hubiera dicho que llegaran a conectar tan bien un niño blanco y un fornido marinero negro, pero lo cierto era que así fue. Aquella noticia era devastadora y sólo podía tener un sello dado el último encuentro del que venían.

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19/02/2018, 14:17
Nadja la Roja

Se agacho y abrazo al niño como si llevase décadas sin verlo, acariciando su pelo rubio, disfrutando de la calidez del niño.

-¿Que llevas días buscan...- dijo alegremente, casi riendo, hasta que escucho lo que le dijo el niño, entonces la cara le cambio por completo y se puso muy seria -¿como ha sido? ¿quien ha sido? cuéntame pequeño- lo animo, no podía dar crédito a lo que oía ¿Aswand? ¿muerto? pero si era prácticamente un gigante, nadie podía con él, con ese imponente cuerpo y además había sido más que su segundo al mando, había sido su amigo, pagarían por esto, pues no creía que el niño se equivocase con algo tan grave. 

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19/02/2018, 18:33
Sid Ben Jezheri

En ese momento apareció sobre la cubierta de la nave un viejo conocido de todos ellos. Sid Ben Jezheri se encontraba frente a ellos, mostrando un rostro serio que se iluminó al ver a la pelirroja. El Mestizo saludó a la pirata con la mano mientras le dedicaba una sonrisa.

- ¡Subid abordo! – Dijo el capitán. – Isidore tiene una historia que contar, pero hagámoslo alrededor de una mesa. Compartamos una comida, pues podría ser la última vez.

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19/02/2018, 18:33
Director

La suerte estaba de su parte de nuevo. No había ningún capitán lo suficientemente loco como para querer alquilar su nave para el trayecto que demandaban. No era una ruta carente de peligros y menos en tiempos de guerra. No, nadie en su sano juicio hubiera querido llevarles hasta el reino de Sauk, ya vetado por muchos marineros en tiempos de paz y evitado por la mayoría en tiempos de conflicto. Pero allí estaba una vez más aquel loco capitán con sangre sureña y sangre rintoriana, dispuesto a ayudar de forma desinteresada a su amiga de infancia.

Allí se encontraban Flajnagar y Jaranike, Grudvik y Ragnar, Dalla e Iudunna. No habían zarpado aún, pues a su regreso al puerto de Alejandría se habían encontrado con aquel chiquillo. No podían dejarle solo, no al menos hasta encontrar de nuevo a Nadja y darle las noticias pertinentes. No obstante, ya habían empezado a perder la esperanza de dar con ella y la hacían muy lejos de puerto Alejandría, ya camino de una nueva misión con pocas probabilidades de éxito.

Los norteños se abrazaron a Daito y rieron una vez más con aquel inesperado encuentro. No tuvieron tiempo de ponerse al día, aunque lo cierto era que poco había pasado desde su último encuentro. Planes para el viaje futuro y las enigmáticas palabras de Onrara parte de Daito y poco más que una tensa espera por parte de los otros norteños.

De nuevo reunidos todos entorno a una mesa fue Isidore quien asumió el protagonismo. Debía contar una historia triste. La historia que nunca hubiera querido contar. La historia de cómo y porqué murió Aswand, el Gigante de Azabache y a manos de quien. De todos los presentes era Nadja la mayor interesada. Si rostro se había convertido en un bloque de hielo y su mirada cortaría el cuello con un solo pestañeo a aquel que osara interrumpir al pequeño Isidore.

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19/02/2018, 18:34
Isidore

- Fue un espíritu del desierto, Nadja. – Comenzó diciendo Is. – Estuvimos varias semanas guardando el Yacaré en los astilleros de Undamo mientras reparaban los desperfectos tras la batalla de Miadist. Todo iba bien hasta que apareció Huesomuerto… - Isidore golpeó con furia la mesa. - ¡Vino con una horda de trasgos! ¡Sucio bastardo, como le odio! – Suspiró tratando de serenarse. – Pues bien, no sé de donde salió ni como nos encontró, pero tuvimos que escapar para salvar la vida. Hubo una batalla en la bahía, pues los trasgos atacaron el puerto y la marina nazquiana contraatacó. Ismaîl y Daxa decidieron partir en dirección Duartala. Querían una vida juntos, una vida de paz. Se lo tenían bien merecido. Garric se quedó en el puerto de Undamo. Dijo que la vida pirata no era para él. Ya era viejo el pobre. – Isidore meneó la cabeza. – ¡Me estoy yendo por las ramas! Verás… estuvimos buscando un caballo por todo. Queríamos llegar a Alejandría cuando antes para avisarte de lo sucedido y advertirte de que Patrick seguía tras tus pasos. Un espíritu del desierto disfrazado de mendigo nos ofreció un trato y lo acepté. Una yegua llamada Poderosa nos condujo hasta Alejandría a la velocidad del viento y luego rompí mi trato cuando un mendigo me pidió unas monedas. ¡Tenía varias monedas en el bolsillo secreto de mi chaleco! Si se las hubiera dado Aswand no hubiera muerto… - Una lágrima descendió por la mejilla de Isidore. – Huesomuerto y los trasgos dieron con nosotros y nos enfrentemos a ellos en las calles de Alejandría. Aswand luchó valientemente, pero murió a manos de Patrick. Yo escapé… ¡Debería haberme quedado para darle su merecido a ese canalla!

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20/02/2018, 14:21
Nadja la Roja

Asintió cuando el pequeño termino, tenia aun mucho que aprender y cargaba un peso que no era suyo. Lo cogió envolviendo sus manos con las de ella -Primero, ya deberías saber que los espíritus son traicioneros y vengativos, no hay que hacer nunca tratos con ellos, me extraña que Aswand no te advirtiese, segundo, no podías hacer nada para salvar a Aswand, no fue el espíritu, si no Huesmuerto, y tu solo jamás ¿me oyes? jamás te enfrentes a él, mucho menos si va con un ejercito de trasgos, tercero, te prometo que Aswand sera vengado, pero tu tienes que seguir con vida- se acarició el abultado vientre -¿quien si no enseñara a este pequeño a navegar y corretear por la cubierta con tanta agilidad?- le guiño.

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20/02/2018, 14:48
Isidore

Nadja conocía a Aswand como la palma de su mano. Sabía que era un hombre supersticioso y muy devoto de Tot, el dios de los desiertos, el Único y Verdadero. No le cuadraba que hubiera permitido que Isidore hiciera tratos con uno de aquellos seres que moraban entre el sol y la arena en el sur de Harvaka. Eran seres traicioneros, seres vengativos y principalmente seres muy peligrosos que nunca daban algo a cambio de nada.

- No quiso negociar nada con el Espíritu. – Confesó el niño. – Se opuso a cualquier trato, pero yo acepté. Me leyó la mente y supo que acepté el trato. Fue mi culpa... - Miró a Nadja con los ojos llorosos y se abrazó a ella. Entonces le susurró algo al oído. – Quiero ir contigo, Nadja. Quiero vengar a Aswand. No me quietes también eso…

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21/02/2018, 14:07
Nadja la Roja

Abrazó al pequeño y realmente ya no era tan pequeño, aun tenia mucho que aprender, pero crecía deprisa -Acabar con Huesomuerto es una cuenta pendiente que no salde aun, y tendría que haberla saldado mucho antes, cuando me quito el Yacaré y a parte de su tripulación- lo miro -vengaremos a Aswand y tu participaras en su venganza, pero no solo, tienes a mucha gente dispuesta a ayudarte, así que igual debería presentártelos...  ¿conoces a un gran trasgo? aquí hay personas que seguro estarán encantados en ayudarnos, ni tu, ni yo solos, podemos con Huesomuerto y esos trasgos que se les han unido, necesitaremos ayuda, pero sin duda con esas personas tan formidables de las que te hablo, ganaremos sin problemas- miro el Gran trasgo, esperaba una respuesta afirmativa de ellos, pues el niño la necesitaba y ya de paso que se presentasen -Chicos, este es Isidore, Isi para los amigos y es como un hijo para mi- dijo presentando al chico a los que faltaban por conocer.

Notas de juego

Estamos todos ahí master, no ves que les hablo también a ellos XD

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21/02/2018, 16:39
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

Ahora Gorbagog entendía mejor con quien Nadja se las tenía, un traidor descerebrado y sin escrúpulos.

- Estaré a vuestro lado para todo lo que necesitéis. - dijo a Isidore y Nadja con un leve asentimiento.

Lo que no entendía era como habían llegado a Tormenta del Desierto las dos amigas de Elsabeth así que ahora que tenía el turno de palabra después del emotivo reencuentro entre Nadja e “Isi” decidió intervenir.

- ¡Dalla, Idunna! ¿Cómo habéis llegado aquí? ¡Os creía aún esclavas de Lord Fillus! Vaya, ¡me alegro! - exclamó Gorbagog. ¿Qué nos podéis contar de nuevo sobre Elsabeth? - inquirió el trasgo visiblemente preocupado.

 

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21/02/2018, 19:31
Director

Tulius le dio la mano al niño mientras que Kronan tan solo asintió con la cabeza. Por su parte Gorbagog estaba demasiado asombrado ante la aparición en escena de las dos personas más próximas a la mujer que poseía la mirada más cálida que nunca nadie le había dedicado, como para atender a las presentaciones. Dolfini tampoco le dio demasiada importancia al reencuentro entre Isidore y Nadja.

- Tenemos que dar con él, Nadja. – Insisitió Isidore. – Tenemos que hacerle tragar sus propios intestinos. – Sentenció.

- ¡Scipio! – Dijo Dalla acercándose al gran trasgo seguido por Idunna. – Nunca pensé volver a verte… - Afirmó con rotundidad. - Daito, Flajgnagar, Grudvik y Ragnar vinieron por nosotras. – Confesó Dalla. – Ha sido gracias al favor de Gorant que por fin dieron con nosotras. Lástima que Elsabeth… - La joven norteña apenada no pudo acabar la frase.

- Es un alivio saber que estás bien. – Intervino Idunna. – Nunca te hemos agradecido lo que hiciste por nosotras y creo que el destino nos ha dado la oportunidad de hacerlo. Has sido un apoyo incondicional desde que llegamos a Alejandría. No se cuales eran tus motivos, pero no me importa. Te doy las gracias por todo lo que has hecho por nosotras.

- Si... - Añadió Dalla. - Gracias por todo Scipio. Que Gorant, la Gran Madre o el dios que sea al que dediques tus plegarias te lo pague con creces.

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21/02/2018, 19:35
Ediberto Dolfini

- Pensé que lo sabías. – Ediberto Dolfini miró extrañado al gran trasgo. - ¿Nadie le ha dicho a éste gigantón que las amigas de su amor platónico fueron liberadas? ¡Qué descortesía! Daito y sus hombres han cruzado medio mundo en busca de Elsabeth y estas preciosas mujeres. Una vez lo supe no pude dejarlas en manos de mi buen amigo Lord Petrus Fillus. Sé cómo es en la intimidad y en las últimas fechas le he visto muy… - Dejó la frase a medias. – Ese no es el tema. He entendido que la esclavitud es una lacra y consideré que éstas mujeres se han ganado el derecho a regresar a sus casas.

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21/02/2018, 19:36
Zlenador NaGradh

- Somos muchos los que tenemos cuentas pendientes con Patrick Lefebre. – Dijo entonces Zelandor, quien había permanecido bastante callado hasta el momento. – La mía es quizás la causa más antigua, aunque eso no la pone por encima de las restantes. Es evidente que la búsqueda de Daito no puede esperar. La vida de Elsabeth depende de que los pasos que se den sean rápidos y firmes. Pero sabiendo que Huesomuerto está en Alejandría, creo que es el momento perfecto para saldar viejas rencillas. ¿No creeís?

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22/02/2018, 16:35
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

A Daito todo aquello le contrariaba.
Odiaba a Huesomuerto lo suficiente como para desear matarlo con sus propias manos, pero lo cierto es que ahora que había dado con una pista real del paradero de Elsabeth no era el mejor momento para ocuparse de otros menesteres, si bien cada día de existencia de Patrick era un peligro añadido a la superviviencia de su amada peliroja.
-Hum...Se limitó a decir mesándose la barba

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22/02/2018, 19:38
Nadja la Roja

Negó con la cabeza -solo veo una solución y se que a más de uno no le va ha gustar, pero no tenemos mucho tiempo- miro a todos de hito en hito, suspiro -Tenemos que rescatar a Elsabeth pues no sabemos que quiere hacer con ella el elfo y tampoco sabemos si ya sera tarde, no podemos esperar más, ahora que tenemos barco- inclino la cabeza hacia Sid agradeciéndoselo -pero tampoco podemos seguir dejando sin pagar a Huesomuerto, y más sabiendo que cada vez hace más daño a más gente y su presencia aquí.... sabemos que me busca y hace tiempo que debí acabar con esto- miro a los demás -tenemos que separarnos en dos grupos, Daito y Scipio debéis ir por Elsabeth, sabéis que yo no iba a ir de todas formas, y yo e Isi iremos por Huesomuerto, los demás os pido que escojáis bando, y una vez más os pido a los norteños que por favor nos ayudéis, para equilibrar los grupo lo máximo posible, las dos misiones son peligrosas- 

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22/02/2018, 21:56
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Daito se temía ese tipo de salida por parte de la pelirroja y por eso mismo no tardó en dar su opinión.
-Aceptaré semejante plan con una única condición. dijo en tono tajante, remarcando el tono con una expresión cargada de seriedad.
-Yo partiré hacia Agnarkok con lo indispensable. No quiero dos grupos igualados, no quiero acompañantes. Todo aquel dispuesto a ayudar que acompañe a Nadja en su cometido.
Se cruzó de brazos.-Si no, no hay trato.