Partida Rol por web

Harvaka 1, Tierra de Piratas.

Capítulo 112. Zanjando Viejas Disputas.

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12/03/2018, 20:41
Flánajgar

Daito… - Flajnagar pronunció en un susurro el nombre del hombre al que consideraba casi un hermano. – Daito… - Repitió algo más alto, pero el capitán del norte estaba en esos momentos demasiado centrado en la reacción de Nadja ante sus últimas palabras. - ¡Maldición Daito! – Elevó entonces el tono de voz llamando así la atención de todos los presentes.

Flajnagar apuntaba con el dedo en dirección a tierra firme. Era evidente porque aquel desgarbado pelirrojo era el mejor vigía que nunca hubiera conocido Daito en sus muchos años en la mar. Aunque no era un chismoso, si era una persona curiosa y sus ojos nunca estaban quietos y fijándose en todo lo que le rodeaba al más mínimo detalle.

- ¡Está allí! – Gritó de nuevo y todos pudieron comprobar finalmente de lo que estaba hablando. - ¡Patrick, Patrick Lefebre!

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12/03/2018, 20:42
Director

La gente que ocupaba la primera línea del embarcadero comenzaba a escampar hacia el interior de la ciudad alertada por una presencia incómoda que alertaba sobre el peligro que estaba por llegar. No obstante, no fue hasta que el pelirrojo vigía que ahora tripulaba la Tormenta del Desierto, gritó el nombre de Huesomuerto y éste reaccionó desenfundando dos trabucos que portaba cruzados en su pechera, cuando comenzó a cundir el pánico.

Si algo caracterizaba a Huesomuerto era su capacidad de improvisación y su determinación a la hora de actuar. Mientras ellos habían estado perdiendo el tiempo en busca de una nave que les llevara al punto más caliente del conflicto que estaba por llegar y discutiendo los pormenores del viaje una vez se encontraron con un como siempre providencial Sid Ben Jezheri, Partrick Lefebre había organizado la batalla de todas las batallas.

Una treintena de piratas, muchos de ellos viejos conocidos de Nadja e Isidore, se acercaban inexorablemente hacia la fragata del capitán Mestizo. Junto a ellos se hallaba una hora de trasgos de mar. Piratas tan o más sangrientos y crueles que el propio Patrick que parecía ahora al mando de todos. En total casi medio centenar de trabucos y sables preparados para la batalla en la que Nadja o Huesomuerto, Daito o Garzajgar debían morir. El desenlace no podía esperar más, era ahora o nunca aquí y ahora.

Aunque Nadja reconoció algunas caras entre los piratas que rodeaban a Huesomuerto, su ira se centró en ese apestoso pirata de boca podrida y en menor medida de su lameculos Bill el Cojo, quien fuera el encargado de dejarla en la isla de Mayuul más de un año atrás. Tampoco pudo obviar que el capitán trasgo Garzajgar luchara del lado de Patrick, pero tampoco le sorprendió, pues la mierda atrae a las moscas.

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12/03/2018, 20:42
Isidore

- Es la hora Nadja. – Dijo Isidore desenvainando un florete que portaba consigo. – He practicado mucho con esta aguja. Es hora de dejar de pelear a cuchillo y empezar a hacerlo como un hombre.

Isidore miró a Nadja una vez más y le tendió la mano, la cual la pelirroja aceptó. El niño se la apretó con fuerza en un claro gesto de despedida. Isidore pensaba matar o morir, como todos los allí presentes. Aquella disputa ya se llevaba prolongando demasiado tiempo.

Te echaré de menos si muero, Nadja. – Dijo el niño con determinación en la mirada, como nunca antes se la había visto. – Si no salgo vivo y vuelves a ver a Madelenne, dile que la quise como a una madre, igual que a ti. – Cogió aire. – Y dile que nos veremos en el Gran Vergel si es que Tot existe y es benévolo en nuestro juicio final.

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12/03/2018, 20:43
Zlenador NaGradh

- ¡Es el momento de la venganza! – Zelandor alzó la voz. - ¡Es el momento de que ese rintoriano malnacido salde cuentas con los dioses!

El elfo subió sobre la pasarela del barco agarrándose a uno de las escalas de cuerda que daban acceso al velamen. En ese momento desenfundó su espada de hoja estrecha y de manufactura élfica. Aquel hierro que relucía como recién forjado, era en cambio un arma antigua manufacturada cientos de años atrás por sus antepasados y que aún a día de hoy era un arma terriblemente afilada y mortal.

- ¡Será un honor para mí luchar una vez más a vuestro lado, hermanos! – Alzó su filo al aire y miró directamente a Sid, su capitán en el momento en que remarcó la última palabra de aquella frase. - ¡Muerte a ese bastardo! ¡Enterremos su nombre tan profundo que nunca más pueda salir a la luz!

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12/03/2018, 20:43
Sid Ben Jezheri

¡A las armas! – Gritó inmediatamente Sid posicionándose entre Daito y Nadja. - ¡A las armas!

La tripulación siendo mayoría los de la raza del desierto, obedeció al instante. Lo cierto era que estaban en desventaja numérica, como de costumbre. Apenas una docena de marineros leales al capitán de la Tormenta seguían a bordo de la fragata, pues la mayor parte de soldados rojos fue enviada de vuelta al Imperio una vez Sid decidió romper su relación de corsario con el Emperador en pro de salvar a Nadja. Sumando a los norteños y al grupo que Dolfini había reunido para seguir el rastro de Elsabeth, no llegaban ni a la mitad de efectivos. No obstante se veían confiados en la victoria.

¡Luchad por vuestro honor camaradas! – Trató de arengar el mestizo a sus hombres. - ¡Por vuestro honor y por librar a Gea de esa rata!

Todos gritaron a una. Sin duda aquellos marineros compartían el color de piel con los hombres que estaban al lado de Patrick, así como su fe a un dios único y verdadero llamado Tot. Sin embargo, unos no conocían lo que era la camaradería y el honor y otros en cambio sí. Los marineros que respaldaban a Sid no eran rojos, sino que procedían en su mayoría de Avidrain. Sabían lo que era luchar por una causa, conocían los códigos honor y seguían fielmente los valores que su buen dios Tot les había inculcado. Si algo podía decantar la batalla a favor suya, era su disciplina y la fidelidad que habían jurado a un líder que se había erigido como tal mediante el buen hacer y no mediante el miedo, lo opuesto a Patrick Lefebre.

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12/03/2018, 20:44
Grudvik Grotinger

- Ha llegado la hora de la verdad. – Dijo de pronto Grudvik. – Sólo espero salir viva de ésta ahora que hemos dado con lo que llevábamos tanto tiempo buscando.

Grudvik miró a los ojos de Dalla con cierta tristeza en la mirada. Después de tanto tiempo se había vuelto a reunir con ella. Encontrarla le había llenado de felicidad. Una felicidad efímera, pues de nuevo estaban contra las cuerdas y Gorant el Gris ya había hecho demasiado por ellos hasta ese punto. Aquella podía ser la prueba de su valía frente a su dios patrón que podría valerles una plaza en el Gran Vergel.

Escondeos en las bodegas. – Le dijo a la muchacha mientras le acariciaba la mano. – Volveré a por vosotras en cuanto todo haya pasado.

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12/03/2018, 20:44
Dalla

No, Grudvik. – Dalla miró al que por edad y cercanía debería haberse convertido en su marido aproximadamente por esas fechas de no haber sido su aldea natal totalmente devastada por el hermano del trasgo que ahora les volvía a desafiar. – Es hora de que las mujeres del norte libren sus propias palabras y ni tú ni ningún otro hombre nos lo va a impedir. – En ese momento desenfundó una daga que Grudvik portaba en una funda que pendía de su cinturón.

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12/03/2018, 20:45
Idunna

– Lucharemos por nuestras vidas. Si algo nos enseñó Elsabeth fue a luchar y a no rendirse nunca. – Intervino Idunna. – Si hemos de morir, lo haremos de una forma honrosa. Tal y como viven y mueren las mujeres del norte. ¡Si hace falta moriremos siendo guerreras tal y como a Gorant nos creó.

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12/03/2018, 20:45
Ragnar Grotinger "Calzaspeludas"

¡Por lo que ve no sólo nosotros hemos crecido en valor y determinación! – Exclamó Ragnar al que ya nadie apodaba Calzaspeludas. – Toma esto Idunna. – Le entregó una espada y un trabuco. - ¡Que Gorant nos guarde, pues nuestra vida fue interrumpida hace más de tres años y quiero retomarla donde la dejé!

En ese momento el más joven de los dos hermanos Grotinger abrazó a Idunna por detrás de la espalda y acercó su cara a la de ella inclinándola ligeramente. Dudó un instante pero finalmente la besó. Al apartarse de nuevo los mofletes de Idunna se mostraron casi tan colorados como los del propio Ragnar. Dalla y Grudvik se miraron el uno al otro tras ver como sus dos hermanos pequeños habían hecho lo que ellos todavía no se habían atrevido a hacer.

- No te mueras hoy Idunna. – Dijo Ragnar casi suplicante. – Todavía hay mucho por lo que vivir... Nos queda mucho que vivir...

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12/03/2018, 20:46
Tulius

Acabemos con ellos. – Habló Tulius mirando a Gorbagog.

Esa no era su batalla. Esa no era su guerra. Pero lo cierto era que era un soldado. Siempre lo había sido y ahora aquel grupo de personas eran sus compañeros. Personas que parecían gentes de bien que luchaban únicamente por un mundo más justo y estaría de su lado.

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12/03/2018, 20:46
Kronan

Si, Tulius. – Habló entonces Kronan. – Debo redimirme ante mi dios patrón Manverû y aunque me faltarán cuatro vidas para conseguirlo, éste es un buen momento para comenzar. Si ese tal Huesomuerto es tan malo como he escuchado, matarlo me dará muchos puntos. – El enano rió a carcajadas suelta como ninguno de los presentes había visto nunca reír a aquel enano sombrío.

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12/03/2018, 20:47
Ediberto Dolfini

Será un placer morir al lado de un afanado matatrasgos. – Una sonrisa de oreja a oreja inundaba el tuerto rostro de Ediberto Dolfini.

Sin duda se le veía feliz ante la oportunidad de ensartas a un buen puñado de pieles verdes. Un atisbo de locura resplandeció en su único ojo en el momento en que dijo aquello. Era evidente que Ediberto Dolfini señor de Peregasto había nacido para la guerra y no para ser un siervo de la nobleza. Tenía muchos defectos, tantos que sería nombrarlos uno a uno de memoria sin olvidarse de la mayoría, pero sin duda era mejor contar como aliada con su espada que enfrentarse a ella.

- ¡Demos caza a unos cuantos trasgos sarnosos! – Rió de forma estridente, casi demencial.

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12/03/2018, 20:47
Jaranike

Yo también quiero luchar. – Dijo de forma inesperada Jaranike y se lo dijo a Ediberto Dolfini, su antiguo amo. – Quiero que vea como una esclava lucha por su vida. Quiero que sepa que los miles de hombres y mujeres que sufren la lacra de la esclavitud, no lo hacen por gusto y que tienen agallas para defender lo que es suyo y sino lo hacen es por falta de esperanza. Le demostrare, señor Dolfini, de que pasta estoy hecha.

Ediberto se quedó perplejo ante la declaración de Jaranike. Se notó enseguida que la vergüenza emanaba por todos los poros de su cuerpo. La llegada de Daithoborg a Catán y su totalmente diferente visión de Gea y en especial de la esclavitud, habían conseguido que su parecer acerca de la esclavitud virase totalmente de rumbo. Sin embargo eran ahora Dalla, Idunna, pero sobre todo Jaranike las que habían conseguido que se avergonzara de todos sus años como esclavista y defensor de aquella brutal práctica. No pudo hacer más que bajar la cabeza y desenfundar una espada la cual tendió hacia Jaranike.

Que la Gran Madre, la Cierva Dorada o quien sea que deba juzgar sus actos le perdone... – Dijo agarrando la empuñadura que Ediberto le ofrecía. – ... Pues yo no puedo.

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12/03/2018, 20:48
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

- Tienes razón Tulius. Esa panda de descerebrados están causando mucho daño. ¡Y son un montón! Cuantos más seamos en su contra mejor. 

Gorbagog cogió su sable y se dispuso a atacar. No podía ir directamente a por Huesomuerto porqué era el duelo de Nadja ni contra el trasgo enemigo de Daito. Aunque Daito no le caía muy bien pues era un hipócrita en el amor y Gorbagog pensaba que él amaba más a Elsabeth que un puro convenio social, ahora estaban en el mismo bando.

Aunque bien pensado, no tengo por qué atacar. Mejor cumplo con mi palabra y ayudo a Isidore y Nadja. Lo prometido es deuda. No les vendrá mal mi ayuda y defensa contra Huesomuerto.

Así que Gorbagog se acercó a Nadja e Isi para cubrirles las espaldas, defenderles y ayudarles a acercarse a Patrick.

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12/03/2018, 20:49
Nadja la Roja

Iba a contestar a Daito, cuando uno de sus hombres alzo la voz señalando al entrada a puerto, por donde venían aquellos de los que habían estado hablando, no había tiempo para ponerse a discutir, esos desagradables rufianes ya estaban allí, nada podía demorarse ya, lo que tenia que pasar pasaría allí y ahora.

Asintió viendo que todos estaban dispuestos a luchar, miro a pequeño y se agacho -Escúchame, no vas a morir ¿de acuerdo? no hoy y no contra estas sabandijas, permanecerás cerca de mi y de Gorbagog y entre los tres daremos caza a ese asqueroso Huesomuerto- miro a los demás incorporándose -ya no hay tiempo de hacer dos grupos, somos un solo grupo y como tal actuaremos, cubrios unos a otros, estos no son simples trasgos, también son piratas y a cada cual peor- cogió su trabuco y se dispuso a apuntar a su objetivo, cuando estuviese más cerca.

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12/03/2018, 20:49
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

En una expresión que mezclaba el odio, el ánsia y la alegría, apretó sus dientes en una grotesca sonrisa y, desenvainando su espada y tomando posición en la baranda, dispuesto a cargar contra el primer insensato que osase ponerse al alcance de su filo.

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12/03/2018, 20:50
Director

No se hicieron esperar las detonaciones de mosquetes, trabucos y pistolas de chispa llenando aquella zona del dique de humo y plomo. Con el estruendo se provocó una estampida generalizada de la poca gente que todavía permanecía en las inmediaciones ajena a lo que estaba a punto de acontecer. Las balas silbaron en una y otra dirección alcanzando a piratas, trasgos y corsarios imperiales proscritos casi por igual.

Tras aquel primer intercambio de disparos, varios trasgos y piratas yacían en el suelo del dique, algunos moribundos y otros ya difuntos, al igual que algunos civiles que habían encontrado la muerte sin buscarla. No solo había habido bajas en el bando de Patrick Lefebre y Garzajgar, pues algunos de los marineros a las órdenes de Sid habían recibido algunos impactos de bala, al igual que Idunna, quien yacía dolorida mientras gritaba desesperada al ver como un flujo abundante de sangre empezaba a empapar su ropa a la altura del hombro izquierdo, muy cerca del cuello.

Para ese entonces, el duelo cuerpo a cuerpo ya estaba servido. Los defensores de la nave habían descendido a tierra firme en su mayor parte y el cruce de filos y el restallar de las chispas había comenzado entre un griterío generalizado. Ciudadanos heridos pidiendo auxilio, otros huyendo de la escena del combate, piratas injuriando y profiriendo amenazas, mientras los mandos de ambos bandos trataban de dar instrucciones.

Zelandor luchaba codo con codo con Sid Ben Jezheri, como ya habían hecho en infinidad de ocasiones. Ante ellos tenían un selecto grupo de rufianes, tanto humanos como pieles verdes, los cuales empezaban a probar el sabor de los hierros de aquellos dos marineros, en sus propias carnes, pues eran grandes espadachines y ya se habían desecho de alguno de aquellos piratas con asombrosa facilidad.

Grudvik luchaba al lado de Flajnagar, Jaranike y Dalla. Se notaba que la prometida de Grudvik no era una experta blandiendo un arma, pues Grud tenía que invertir más tiempo en evitar que la ensartaran que en atacar con la eficacia que aquel momento requería. Por su parte el Cascarrabias ya había dado buena cuenta de dos trasgos y Jaranike estaba demostrando que por sus venas corría la sangre guerrera del norte, pues había eliminado a un buen esgrimista humano tras detener un ataque bajo y cercenar de una buen golpe su yugular.

- ¡Bien hecho! – Gritó Flajnagar orgulloso de la que se iba a convertir con toda seguridad en su esposa.

¡Vuelve a la nave, Dalla! – Le ordenó Grudvik a su prometida. – Cuida de tu hermana.

La mujer, sobrepasada por la situación retrocedió hasta la pasarela sin perder de vista el combate y una vez se sintió segura corrió hasta la cubierta encontrando a Idunna siendo atendida por Ragnar. Calzaspeludas se encontraba haciendo presión con un paño sobre la herida sangrante de la muchacha. Idunna estaba muy pálida, en parte debido a la pérdida de sangre, pero principalmente por el terrible sobresalto que llevaba.

Escondeos en las bodegas. – Sugirió Ragnar. – No dejes de hacer presión. Enseguida vuelvo.

Aquel chiquillo convertido en hombre besó a Idunna antes de ponerse en pie y acercó sus labios al oído de la joven norteña.

Tranquila, sobrevivirás a ésta. – Entonces le besó en la mejilla. – Todavía tienes que darme muchos críos a los que contarles nuestra historia.

Aquello cogió totalmente por sorpresa a Idunna. Miró a su hermana confundida, pues evidentemente no era momento para mencionar algo como aquello. Sin embargo, el rostro sonriente de Ragnar le desveló que, aunque podía en parte hablar en serio, su intención en esos momentos era la de hacerle pensar en otra cosa que en su herida y de hecho lo consiguió.

Ragnar se puso en pie, desenfundó uno de los trabucos que portaba cruzados al pecho, apunto y detonó su arma. Acto seguido hizo caer la pasarela al mar de una patada y saltó al dique cayendo sobre uno de los piratas que se encontraba peleando con Kronan. El enano aprovechó el momento para propinar un hachazo en la espalda de ese malnacido y acto seguido giró sobre sí mismo para golpear a la altura del estómago a uno de los trasgos que corría hacia él.

- ¡Muere escoria! – Gritó Kronan mientras reía con carcajadas casi demenciales.

Nadja se encontraba al lado del gigante de sangre mestiza antes conocido como Scipio y junto al más pequeño de los marineros que tenía a su favor. Isidore estaba combatiendo con su punzante estoque emulando una esgrima casi perfecta, por su parte Gorbagog estaba armado con su fiel espada y Nadja muy segura de su misma pese a sus mermadas facultades debido a su estado de  buenaventura trataba de abrirse paso entre trasgos y piratas, hacia su verdadero objetivo, Patrick Lefebre.

Mientras tanto Dolfini trataba de seguir los pasos de la ira asesina de Daito. El norteño y había dado buena cuenta de tres enemigos, habiendo atravesado con su ropera a unos de los hombres de Patrick, disparado sobre un trasgo y pateado el trasero de otro lanzándolo al mar. Tulius se encontraba junto a ellos haciendo una buena labor. Cubría la espalda de ambos, pues los dos tuertos estaban más centrados en alcanzar a Garzajgar y su núcleo fuerte de piratas trasgo que en preocuparse de sus espaldas.

No todas las bajas habían sido para piratas. Tres de los sundallíes a las órdenes de Sid habían caído bajo los filos enemigos, no obstante, tras el intercambio inicial de disparos y los primeros compases del combate cuerpo a cuerpo, ambas fuerzas comenzaban a nivelarse, aunque ni mucho menos la batalla estaba a esas alturas decantada.

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12/03/2018, 20:50
Nadja la Roja

Por suerte, aunque estaban lejos de ganar, precia que la cosa se iba igualando más, había muchos heridos y caídos en ambos bandos, pero ellos al ser más, obviamente iban perdiendo más, además solían ser piratas y trasgos de poca monta, así que no era realmente difícil, la cosa se iba complicado cuando se iba acercando al objetivo real. Nadja se notaba más torpe de lo normal, pero era normal, ya no era una sola persona, era dos y una de ellas no le facilitaba el movimiento precisamente, aun así se agradaba de tener a dos aliados cerca, el gigatón que parecía que se manejaba bastante bien, y en pequeño, o ya no tan pequeño, que blandía el estoque con bastante destreza -¡¡Muy bien Isi, así!!- lo animaba, mientras ensartaba a otro pirata con su espada. 

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12/03/2018, 20:51
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Los ojos inyectados en sangre del norteño eran un claro reflejo del estado de ánimo del mismo.
Con una mueca similar a una sonrisa demente en el rostro, Daito iba adentrándose más y mas en el grueso de las tropas trasgas, si preocuparse demasiado de la situación a que aquello podía desembocarle. ünicamente se preocupaba en sajar, cortar y ensartar a cuantos más pieles verdes mejor, en su camino hacia el trasgo que los comandaba.

Lo cierto es que le sorprendió ver como por el rabillo de ojo como el que había sido su anfitrión y ahora se auto proclamaba enemigo del esclavismo pese a haber amasado una fortuna con ello le seguía los pasos demostrando una notable habilidad con las armas; pero no le disgustó lo más mínimo, muy al contrario acabó rebajando la velocidad con la que se internaba para que Dolfini pudiese alcanzarlo, llegándose a colocar espalda con espalda.

Y fué aquel contacto. El notar a un camarada cerca de él lo que consiguió contener por el momento aquella ira asesina que había empezado a adueñarse de las acciones del gigante norteño.

-¡Es dificil seguirte el pasio, buen Daito!¡Tal y como me habría imaginado!- gritó el aristócrata seguido de una fuerte carcajada a la vez que abría el craneo de un pielverde en dos.
¡Yo soy aquí el sorprendido, Mi lord! No os creia tan diestro en el manejo! pese a que la sorpresa es grata.respondió parando en contra sexta una torpe estocada de un contendiente, para luego contestar con un medio fondo que ensartó al pirata por el cuello.

En cuanto se acomodaron espalda con espalda, el norteño y el señor de Peregasto no tardaron en convertirse en una suerte de torbellino de filos mortíferos. A medida que avanzaban iban girando manteniendo como eje el punto en el que sus espaldas se encontraban, minimizando cualquier punto ciego que el otro pudiese mantener y aprovechando al máximo el rango de ataque de sus armas. Un corte de uno seguido de una estocada del otro, un desvio del primero complementando un bloqueo del segundo y así innumerables movimientos que se complementaban de una forma milimétrica, como si hubiesen sido camaradas de armas toda la vida.

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12/03/2018, 20:52
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

Gorbagog, como buen soldado que era, resultó ser una fortaleza en la defensa de Isidore y la preñada Nadja. Poco a poco habían avanzado hacia su objetivo, que era Huesomuerto. Isidore manejaba bien el estilo esgrima y había ensartado ya unos cuantos trasgos y piratas siendo protegido por la acción de Gorbagog y la diestra Nadja aunque algo debilitada por el bebé.

Gorbagog apenas había recibido algunas heridas superficiales en los brazos que era lo que tenía más expuesto. Isidore tenía una mueca de amargura en su cara, por lo visto luchaba bien, pero no le gustaba acabar con la vida de otros.

Huesomuerto a su turno también avanzaba dirección a ellos tres, pues pretendía acabar él mismo con Nadja que estaba algo más rellenita vista de lejos que lo de costumbre. Tampoco tenía muy buena vista el desalmado pirata.

Todo parecía indicar que habría un cara a cara definitivo entre Huesomuerto y Nadja aunque no había contado con el joven Isidore y su ímpetu por la muerte de su amigo ni con la defensa del gran trasgo. En el barullo de la pelea no distinguió que iban con Nadja.