Partida Rol por web

-No debéis preocuparos Konrad, no es necesario que seáis nuestra sombra, simplemente permaneced cerca. Después de esas breves palabras hacia el hombre se acercó con cautela a lady Silvye, -Lady Silvye, comentó con una ligera inclinación de cabeza.-Me alegra comprobar que os hábeis repuesto bien del pequeño malestar que os aquejó anoche. Espero que os encontréis mejor, aunque es normal que estéis inquieta por la boda.

Konrad asintió a las palabras de su señora, intentaría cumplir las órdenes lo mejor posible. Mantenerlas a salvo y descubrir lo que pudiera. Comenzó por esa última, dio unos pasos alrededor del lugar observando lo más discretamente posible a los que se encontraban alrededor, vigilando por si hacían algún movimiento sospechoso o se comportaban de manera fuera de lugar. Si unos bandidos se habían infiltrado no sería fácil mimetizarse con el entorno.

Mientras regresaban al interior del castillo de Cimera, la dama Lylian quiso acercarse a lady Sylvie quien la recibió con mucha atención y cortesía, como quien acepta la compañía de una amiga. Incluso tomó del brazo a la heredera de la casa Serf y le dedicó una plácida sonrisa. 

-Oh, lady Lylian, vos siempre tan amable. Gracias por vuestra preocupación, - se llevó una mano al vientre y asintió con la cabeza. -Gracias a los Dioses que ya estoy recuperada. Entre los nervios de la boda y el exceso de comida mi pobre estómago dijo basta. Pero el maestre Hamdan me ha preparado una de sus horribles pociones y ya estoy mucho mejor. - Se giró con una sonrisa traviesa hacía el maestre Anselminus y después de guiñarle un ojo a lady Lylian añadió en tono jocoso: - ¿Por qué vuestras pociones son siempre tan repugnares? ¿Acaso en la Ciudadela no os enseña nada sobre el sabor?

Las dos damas encabezaban la marcha, acompañadas por Lady Harte. Justo a cotinuación caminaban Konrad y el maestre Anselminus, y junto a ellos un par de hombres de confianza de los Harte. Atrás, las dos niñas, Lady Grisel y lady Eilene compartían juegos entre risitas y cuchicheos. 

La hermana pequeña de los Harte caminaba tras el grueso del grupo. Junto a ella iba Grisel, que alegremente le iba contando alguna de sus desventuras en el castillo durante aquella mañana. La dama tomó su mano con ternura y la interrumpió. 

-Lady Grisel, mi querida amiga. He descubierto un secreto enorme. -Susurró con un hilo de voz mientras miraba de reojo al resto de la comitiva de su casa y de la casa Serf. -Bajad a mediodía al jardín que hay detrás del septo y lo compartiré con vos. 

La recompensa que ofrecía Lord Harte pasó sin pena ni gloria por los oídos de la mayooría de los presentes, sabedores de que aunque no disfrutasen de la mejor pieza de comida en el banquete, podrían comer hasta hartarse carne de la mejor calidad. Pero quien sí que recgió el guante fue Ser Etan Hogg. Para el joven y recién ungido caballero, aquella oferta era todo un reto con el que poder ganar a viejos y más experimentados caballeros y lograr que su nombre fuese respetado. Por ello, el muchacho se desmarcó del resto del grupo y se internó en solitario entre los árboles para conseguir hacerse con las mejores piezas de la cacería.

Entre tanto, Normand y Ser Yoren pudieron hundir su lanza en varios pequeños animales que sumar a las conquistas de la expeidción. Ambos consiguieron hacerse con un par de conejos que sin lugar a dudas harían las delicias de los platos entrantes del banquete. Incluso Lord Harte les felicitó por ello y dijo que servirían para los famosos entremeses de conejo que su cocinera solía preparar. Por su parte, el señor de la casa anfitriona había logrado hacerse con una enorme liebre que pensaba servir en el primer plato. Los Manning entre tanto, habían ido detrás de las huellas de un ciervo separándose del grupo. Pretendían hacerse con una pieza mejor que la de Lord Harte y por ello padre e hijo rastreaban juntos los alrededores. 

Lord Harte tenía a tiro a otra magnifica liebre, mientras tensaba la cuerda del arco todos le miraban expectantes conteniendo la respiración. Pero justo antes de que disparase la flecha, un ruido auyentó a la liebre y Lord Harte erró su tiro. Tras unos matorrales apareció un enorme jabalí que, azuzado por un miedo atroz, embistió contra ellos con sus peligrosos colmillos. La criatura parecía muy furiosa y agresiva, provocando sembrar el terror entre las monturas del grupo. 

La despedida de los nobles y caballeros que acudirían a la cacería fue breve y falta de ceremonias; esperaban que la cacería durase pocas horas y así más tarde pudieran deleitarse con la presa capturada.

Como era común en Anselminus, volvía ensimismado en sus propios pensamientos sin compartirlos con nadie cuando Lady Sylvie le dirigió la palabra directamente, a lo que tardó unos segundos en contestar. - Me temo que los remedios tienen la testaruda idea de no permitirnos elegir su sabor, milady. Aunque, tal vez sea porque nuestros instructores son ancianos de lenguas ásperas con poco gusto por lo dulce. - No era muy bueno haciendo bromas, y al darse cuenta de que no sabía donde se encontraba el maestre Hamdan rápidamente giró su cabeza esperando encontrársele a su espalda mirándolo con una ceñuda expresión de desaprobación.

Estaba pendiente de Lord Harte, una vez habían marchado los Manning no tenia que dividir mis miradas.

Si prácticamente el conejo se había empalado en mi lanza, ya que mi última prioridad es la competición de caza, sino vigilar que no estallen roces entre las dos casas.

Cuando sale el gran jabalí me toma por sorpresa y me concentro principalmente en calmarlo para enfrentarle mí lanza.

Así seguramente intentara esquivarla, lo mas peligroso es intentar huir intentando hacer girar la montura al tenerlo ya encima.

Yoren no tuvo ninguna dificultad en controlar su caballo; la experiencia de las lides y el guiar con las rodillas más que las manos, para tenerlas libres al blandir las armas, le jugaban a su favor. Además el rocín que montaba tampoco era un potrillo inexperto, por lo que le costo poco trabajo serenarlo y aprestarlo al combate.

Mantuvo las riendas en la siniestra con que llevaba el escudo y el caballo erguido casi de frente a la bestia, para ofrecer el menor blanco posible. Por otra parte, apunto con la lanza hacia el jabali, de modo que asomara varios pies por delante del hocico de su animal. Si aquel monstruo cargaba sobre ellos, se heriría solo o al menos podria protegerse la pierna y parte del caballo con su escudo. Tenia que mantenerse asi unos segundos mientras los demás se reagrupaban.

Porque matarlo, esa era una cuestión mas complicada si a la vez tenia que estar protegiendo a los señores...

Lylian sonrió ante las palabras y la actitud de lady Sylvie agarrando su brazo con cordialidad y caminando junto a ella. -Lady Sylvie, estaré encantada de ayudaros en todo lo que haga falta hasta el regreso de los hombres.Seguro que traen piezas suficientes como para garantizar un banquete enorme y sabroso para celebrar vuestro enlace.

Grisel asintio a algo que la joven hermana de la novia le había dicho en susurros. Parecía que se llevaran realmente bien.

-¿Que puedo hacer yo para ayudar?¿Tal vez coger flores para adornar?¿o ayudar a preparar las mesas para el banquete?.- sugirio sin que se le ocurriera otra cosa, esperando que alguien de su familia la guiara.
 

-Esa es una idea fenomenal, mi querida niña. - Le dijo lady Sylvie a Grisel cuando esta sugirió lo de las flores, la dama se giró hacía ella y agachándose un poco le tocó la punta de la nariz con un dedo mientras le mostraba una agradable sonrisa. -Me encantan las flores. Sería estupendo que me encontrases algunas de las más bonitas.

En cambio la idea de ayudar a preparar las mesas de los comensales la descartó enseguida con un ademán que hizo de elegante forma con su mano. No era tarea propia de la hija de un lord el encargarse de las tareas del servicio, por mucho que Grisel lo dijera con toda su buena intención. Sin embargo, encontrar las flores más bonitas para su vestido sí que le agradaba. Sería como su regalo para ella.

-Lady Lylian, me halagáis con vuestra oferta. Pero si me disculpáis voy a ultimar los preparativos de mi vestido con mis doncellas y a descansar un poco.

Los miembros de la casa Serf lograron controlar sus caballos sin mucha dificultad a pesar de que estos resoplaban y se mostraban nerviosos con la presencia del jabalí. No tuvo tanta suerte uno de los caballeros de lord Harte, cuyo caballo se encabritó y lanzó al ungido hombre de armas de espaldas contra el suelo. El resto de la comitiva allí presente, incluido Lord Harte, también lograron controlar sus monturas.

El jabalí continuó su embestida hacía la comitiva, conforme se acercaba a ellos parecía que sus afilados colmillos eran más grandes y peligrosos. También quedó clara la dirección que estaba tomando su embestida, dirigiéndose contra el caballo de ser Yoren. Afortunadamente, el corcel del caballero estaba bien entrenado para la guerra y esquivó instintivamente la embestida sin perder la cara al combate para que su jinete pudiera atacar.

Grisel sonrió.-¡Os encontrare las más hermosas y traere montones!.-aseguro esperando que su hermana o alguien la ayudara para saber al menos por donde empezar a buscar. Estaba segura de que debía haber un prado por alguna parte o algun lugar semejante donde crecieran flores.

- Va a ser una ceremonia preciosa ¿A que si Lylian?¿Me ayudaras?

Otros quizás se habrían apartado y buscado distancia para cargar primero. No obstante, para Yoren era mejor otra táctica. Conteniendo a su caballo de moverse tenia una base más estable para golpear desde arriba, así que invirtiendo la lanza con un hábil giro de muñeca, la hundió en el monstruoso cuello del animal, sacándole el mayor provecho que podía a la situación.

Era un golpe que debería ser letal para la mayoría de hombres y criaturas; pero los jabalíes eran bien conocidos por su fiereza denodada y resistencia, así que cuando extrajo la vara ensangrentada lo hizo alistándose para un segundo ataque, mientras ordenaba a quien pudiera o quisiera apoyarlo.

-Por el flanco, por el flanco!

De este modo podría dividir la atención del herido monstruo y facilitarse acabarlo…

-Claro que sí Grisel, dejaremos que la novia se prepare para su día especial.  Mientras tanto, y antes de ir nosotras también a prepararnos buscaremos esas hermosas flores de las que hablas.  Se giró ligeramente hacia la joven novia, - Os deseo que tengáis un buen descanso lady Sylvie. Tras sus palabras tendió con cariño una mano en dirección a su hermana,-Vamos cariño, hay mucho que hacer antes de la boda, ya verás como será una estupenda ceremonia.

Aunque logro controlar mi montura apenas tengo tiempo de reaccionar cuando el jabalí carga contra la montura de Ser Yoren apenas pudiendo herirle en un costado.

– El jabalí es la pieza con la que Lord Harte quería honrar el festín de la boda de su hija, mejor dejárselo a su casa, o la del novio. – Le digo a Ser Yoren intentando no elevar demasiado la voz.

El potente golpe con la lanza de Ser Yoren dejó al animal gravemente herido, y consiguió que frenase en seco su embestida contra él. La lanza se había clavado en el lomo de la criatura casi un palmo de profundidad perforando su dura piel con la afilada hoja. La templanza del caballo había proporcionado a Yoren una buena ventaja para asestar semejante estocada. El golpe de gracia al jabalí se lo dio justo a continuación Normand, que siguió las indicaciones del caballero para colarse por el flanco de la bestia.

Con el jabalí muerto Lord Harte se mostró tremendamente contento y satisfecho. El animal, sin duda alguna, iba a ser el plato principal del banquete nupcial. La rapidez con la que los dos jinetes de la casa Serf habían terminado con su vida dio más impacto a su hazaña.

-¡Magnifico! ¡Estupendo! ¡Qué pieza más excepcional para el banquete! -Exclamó un entusiasmado Lord Gerard. -¿Habéis visto que bravura? - Les dijo a sus hombres. -Los Serf son unos excelentes cazadores.

Poco tiempo hubo para las felicitaciones, pues apenas hubo terminado Lord Harte de felicitar a los Serf se escuchó un terrible grito de dolor que venía tras los árboles que quedaban a su espalda.

Me quedo sorprendido al quedar inerte el jabalí después de mi arañazo que no le afectado ninguna zona vital.

Al apartar la lanza y verlo que queda en la misma posición entiendo lo sucedido. Ser Yoren lo ha empalado y simplemente cuando yo ataque estaba en los espasmos de la agonía.

Palmeo el hombro de Ser Yoren mientras le digo, – debéis reclamar la pieza, yo simplemente lo he arañado.

Escucho las felicitaciones de Lord Gerard Harte en silencio sin saber si Ser Yoren revindicada la pieza o no.

Giro automáticamente mi caballo en dirección al grito mientras coloco de nuevo la lanza en posición de combate. Mientras avanzo hacia allí le digo a nuestro anfitrión. – Lord Gerard, puede que el jabalí no estuviera sólo.

Anselminus caminaba ahora tras las damas, a la par con Konrad, quien vigilaba a su alrededor como un halcón en busca de su presa. No le envidiaba por la posición que ocupaba entre los Serf, sobre todo a causa de su escaso linaje, pero tenía que reconocer que era un hombre muy capaz y entusiasta en el cumplimiento de sus deberes. Tal vez incluso demasiado entusiasta.

- Se me ha ocurrido algo. - mencionó el maestre una vez Lady Sylvie se hubo adelantado para terminar sus preparativos privados. - La boda la oficiará un septón o septa. Podríamos hacerle una visita y pedirle ayuda y un poco de información. Nadie mejor para conocer las posibles riñas entre los invitados de las que debamos preocuparnos. -

Bien, por suerte había sido alguien competente el que tomara la posta. La verdad, la táctica de Yoren funcionaria tanto si quien le ayudara golpeaba al jabalí como si no lo hiciera; pero habiendo dado Normand el segundo golpe atinadamente, quedaba hasta mejor inclusive al no darle tiempo a la bestia de contraatacar. Era justa la felicitación del lord a su actuación y por eso el caballero compartió una sonrisa satisfecha con el castellano, después de la palmada.  La casa Serf quedaba bien representada.

Por desgracia, aquel grito empañaba las cosas. Cruzando una mirada con la escolta, les indico:

-Quédense aquí, preparense y protejan a lord Harte. Si es otra pieza grande, la atraeré.+ indico, para luego espolear su rocín hacia la zona del grito e investigar. Ojala fuera otro jabalí que había sorprendido a alguno de los sirvientes… ojala.