Partida Rol por web

El grito alertó a los caballeros que les acompañaban del mismo modo que a ellos, de hecho, antes incluso de que Ser Yoren indicara que protegieran a Lord Harte, los hombres ya preparaban sus armas y se aprestaban a colocarse en una formación defensiva en torno al Lord. Gerard Harte no fue menos y alzó su lanza por si debía defenderse, a pesar de su edad y su aspecto bonachón, el veterano Señor se había curtido en más de una batalla y sabía defenderse.

Ser Yoren y Normand se adelantaron hacía el lugar del que provenía el grito de agonía, querían creer que el grito podía ser de otro jabalí pero algo les decía que era un grito humano. Bien pertrechados, y con las precauciones debidas, ambos cruzaron los árboles y arbustos que les separaban del lugar. Allí encontraron un amplio claro de hierba alta de intenso color verde, en el extremo que quedaba a su derecha se encontraban los Manning. Lord Artur yacía en los brazos de su hijo con una flecha clavada profundamente en el corazón, la vida se le escapaba mientras balbuceaba unas palabras a Ser Kevan. Al otro lado encontraron al arquero, un consternado Etan Hogg que sostenía boquiabierto el arco con el que había lanzado la flecha que había impactado en el pecho del viejo Señor. El joven caballero estaba asustado, el arco se deslizó de su mano temblorosa y cayó al suelo mientras él era incapaz de moverse.

Finalmente llegamos al lugar del origen del grito donde vemos a Lord Artur con una flecha en el pecho, yaciendo en brazos de su hijo.

Cerca hay un arquero tembloroso al que justo ahora le cae de las manos el arco. Niego con la cabeza al ver de quién se trata.

Un Ser, no podía ser de otro modo. Los Siete Oleos esos se les suben a la cabeza como si desde que los reciben están por encima de todo aquel que no lleva espuelas.

Se lo señalo a Ser Yoren, – Preguntarle, pero intentar que llegue vivo al Juicio, pueden haber interesados en que siga la lucha entre las casas Harte y Manning. O un hijo cansado de esperar recibir su herencia. Lo que no querrán es que hable.

Abandono la posición de combate devolviendo la lanza a su soporte de viaje antes de descubrirme, en señal de respeto.

Desmonto entregándole las riendas a alguien del sequito de los Manning. Me acerco a Lord Artur Manning en respetuoso silencio. – ¿Cómo ha podido suceder una cosa así? ¿Cómo?

Estupendo. Simplemente estupendo. El escudero de los Harte, hiriendo de muerte a un señor Manning. Tal como había previsto, la desgracia tendía a extenderse en aquellas cacerias. Una lastima que fuera en el otro grupo, aunque viendo la escena difícil saber si algo podría haberse evitado.

Asintió con un pestañeo a Normand y no solo por estar de acuerdo. También era mejor que el muchacho viera una cara familiar. Bajo la lanza para que apuntara al suelo, e impulso despacio su montura para bloquear la vista de ser Hogg  al resto, mientras se aproximaba. Lo que no necesitaban ahora era otro arquero revanchista y la figura interpuesta de Yoren debía disuadir eso.

-Etan. +lo llamo cuando se detuvo a un par de pasos, con firmeza. Busco la atención de esa mirada estupefacta, tronando con fuerza los dedos.+ Etan, baja tus armas y siéntate. Tenemos que hablar.

-Yo... yo... no quería... -Ser Etan balbuceaba palabras sin llegar a percatarse de la presencia del caballero, tenía los ojos clavados en la escena al otro lado del claro donde Lord Manning desfallecía en manos de su hijo mayor. No reaccionó hasta que Ser Yoren se interpuso en su campo de visión y le obligó a fijarse en él. El joven muchacho levantó la vista con los ojos llorosos y balbuceó algunas palabras más.

-Erré el disparo... yo... quería darle a... Lo... lo siento.

Lord Manning no pudo resistir mucho más en los brazos de su hijo con la flecha atravesando su pecho. Su corazón dejó de latir y sus últimos suspiros llegaron tratando de contarle a su hijo todo lo que pudiera antes de que el Desconocido le reclamara definitivamente. Cuando al fin lo hizo, el viejo señor de la casa Manning quedó con los ojos abiertos mirando a ninguna parte y la mueca de dolor dibujada en el rostro. Ser Kevan, el nuevo señor, profirió un grito de dolor y abrazó a su padre entre lágrimas de rabia. Escuchó las balbuceantes palabras de Ser Etan a su espalda y se giró con una terrible expresión de rabia hacía él.

-Hijo de puta. Asesino. - Tomó su espada y avanzó ignorando a Normand y sus palabras. La ira le dominaba y llevaba intención de atravesar a Etan Hogg con su espada o de separarle la cabeza del resto del cuerpo.

Asintió al gesto de Etan con un leve cabeceo. Comprendía o creía hacerlo, lo que debía estar sintiendo en estos momentos.

-Lo se. Lo se. Tranquilízate y lo resolveremos.

El estallido de rabia detrás suyo era también, lógico y esperable. Un hijo furioso que desea venganza. Con un gesto casi imperceptible Yoren hizo girar la lanza en su mano y la invirtió, de manera que la punta afilada quedase apoyada contra su hombrera, mientras el cabo duro y romo apuntaba ahora al suelo… presto a usarse de una forma poco ortodoxa. Luego se volteo, sin moverse de su posición interpuesta entre los dos hombres.

-Ser Kevan Manning. +llamo firme y secamente+ Detenga sus pasos. Esta no es la forma de hacer justicia por su padre y lo sabe...

Su mirada era igual de firme que sus palabras. Si Kevan persistía en atacar, tendría que detenerlo. Y no iba a dudar en hacerlo.

Mierda, creía que me daría tiempo estar ya a su lado cuando expirara su padre y sujetarlo.

Me dirijo rápidamente hacia Kevan aprovechando que Ser Yoren le bloquea el paso antes de que los hombres de su sequito intervengan apoyándolo.

Le apoyo la mano en el hombro derecho para llamar su atención, aunque preparado para apretar para dificultar su movimiento si intenta atacar. – Ser Kevan, entiendo su dolor, pero matarlo no hará que desaparezca, no.

Bajando lo voz intentando que solamente Etan, Kevan y Yoren oigan estas palabras. – Ser Kevan tenéis que dejar que se le juzgue. Cuando hemos llegado balbuceaba que había errado el disparo, ¿eráis vos quién cabalgaba al lado de vuestro padre?

Espero unos segundos antes de añadir. – Creo que sois el mas interesado que se le juzgue y contra mas asistentes mejor para vos. Ahora sois Lord Kevan Manning, si muere antes de poder contar quien lo ha manipulado para disparar su arco, ¿quién resultara el más sospechoso si además lo hace bajo vuestra mano? No les hagáis el trabajo a quienes han matado vuestro padre, no me refiero a quién a disparado la flecha sino a quién se lo ha pedido.

-  Apartaos, Ser. Voy a matar a ese miserable. - le dijo a Ser Yoren con la espada en la mano, el brazo extendido y la hoja apuntando hacia Ser Etan. -No tengo nada contra vos pero él debe pagar por lo que ha hecho. 

Normand llegó por su flanco y colocó una mano que pretendía ser consoladora sobre el hombro del joven, sin embargo su reacción fue repudiarla echándose al lado contrario. Miraba con desconfianza a Normand, el hermano de Lord Serf habló largo y tendido sobre conspiración y cómo debía actuar el caballero ahora Lord de su casa. Pero Kevan, dado el estado en que se encontraba, apenas prestó atención. 

-Voy a matarlo, esa es la única justicia que entiendo para lo que ha hecho.

Esperable, desde luego. Yoren no contaba con que el joven se calmara tanto para que la razón llegara a su mente pronto; solo necesitaba que alguien lo entretuviera unos momentos. Controlando firme su montura y sin alzar la lanza, aparto un metro mas el caballo de Lord Kevan y al hacerlo se aproximo a Etan. Rápidamente, se inclino para tomarlo de donde pudo y subirlo a grupas en su caballo.

-Vámonos. +le insto al malhadado arquero+ A menos que quieras quedar una cabeza mas bajo sin tener chance de hablar…  Normand, te encargo a Ser Kevan… Lord Kevan, perdón.

Lo que necesitaban ahora era sacar a Etan de ahí y llevarlo con el grupo de lord Manning. Pero para eso, alguien debía quedarse con el heredero y sosegar sus próximas acciones. Así que en cuanto lograra subirlo, saldría pitando de allí.

La reacción de Ser Yoren, puede que a quién mas sorprenda se a mí, no la esperaba sin ninguna duda.

No desenvainare mis armas, con lo exaltado que esta el recién convertido en Lord Kevan, y con su sequito aquí seria mi muerte.

– ¡Ser Yoren, que intentáis hacer!

Ser Yoren pretendía sacar al pobre y vencido Etan Hogg del claro del bosque antes de que Lord Kevan lo utilizara como vaina para su espada. El joven caballero apenas reaccionaba y no hizo intento por subir al caballo de Yoren a pesar que el de los Serf tiraba de su brazo. Kevan agarró las riendas del caballo de Yoren para retenerlo y le preguntó qué estaba haciendo. Sus formas, la entonación de su voz y sobre todo la ira reflejada en su rostro indicaban que su paciencia con el caballero estaba al límite. Normand se acercaba por detrás intentando poner paz, pero fue una voz autoritaria la que puso algo de calma.

-¡Ser Kevan! - Dijo la voz grave de Lord Harte. -Bajad esa espada. Ese joven es mi protegido. No pretendáis empezar aquí una nueva disputa.

Los hombres de los Harte se encontraban junto a su señor y se aproximaban hacía el caballo de Ser Yoren para proteger al joven Hogg. Kevan suspiró mirando iracundo al joven y a Ser Yoren, si el caballero no se hubiese interpuesto ya habría solucionado aquella disputa, pero bajo la espada y se retiró unos pasos. Señaló hacía el lugar donde yacía su padre muerto y explicó a Lord Harte lo sucedido con la rabia hablando en su boca. Al parecer los Manning acechaban a un ciervo cuando una flecha salió de la nada y acertó el corazón de Lord Artur Manning.

-No os preocupéis, aclararemos este asunto. Si Ser Etan Hogg es culpable, yo mismo le cortaré la cabeza. Pero debe tener un juicio justo. Se suspende la caza. Volvamos a Cimera. Ser Yoren, Normand, sois los enviados del Rey para garantizar la paz en esta boda, os encargo la custodia de Ser Etan.

Llegaron a sus aposentos tras despedirse de lady Sylvie y su séquito. Las damas de la casa Serf tenían una tarea importante encomendada por la novia, pues sobre Grisel recaía la tarea de encontrar unas bonitas flores para adornar el vestido de la dama y lady Lylian se había comprometido a ayudarla.

Entretanto, el maestre sugería buscar al septón que oficiaría el enlace y preguntarle sobre las familias implicadas en el enlace. El septón que oficiaría la ceremonia era de Cimera, el confesor y guía espiritual de la piadosa Lady Harte. La madre de lady Sylvie no confiaría en otro para casar a su hija, y puesto que a los Manning tanto les daba, así se había acordado. Pudieron hablar con él un momento antes de que entrara al septo para ultimar los preparativos y todo lo que pudieron sacar de él fueron suspicacias hacía los Manning y halagos hacía los Harte, algo más que previsible dado el hecho de qué mano era la que le daba de comer.

Ya estaba cerca el mediodía y el regreso de la partida de caza no se esperaba para mucho más tarde. Grisel había recogido con ayuda de su hermana una buena cantidad de bonitas flores de muy diversos colores. Las habían recogido de los jardines que adornaban Cimera y de los alrededores del castillo, donde habían podido encontrar flores silvestres muy bellas.

Cuando me estaba planteando de si finalmente tuviéramos que dejar a Etan en manos de los Manning, no podíamos defendernos de su nuevo Lord y su sequito mientras protegíamos a Etan, a la vez que lo manteníamos retenido.

Afortunadamente aparece Lord Gerard Harte logrando los Manning, desistan, aunque nos pasa a nosotros la responsabilidad de que permanezca vivo.

Personalmente no me jugaría ni una jarra de cerveza a que sobrevive a la boda, y ahora me toca garantizar su vida.

– Así lo haremos Lord Gerard, – Me quedo mirando al desmoronado joven. – ¿Ser Etan habéis oído las ordenes de Lord Gerard? Debéis obedecernos ahora,

Aprovecho la presencia de los Harte para recoger las riendas de mi montura del sirviente de los Manning.

Aliviado por no tener que emprender una carrera, Yoren exhalo un hondo suspiro ante la aparición de lord Manning. Desde luego, sus palabras eran las correctas, y el que les dejara la custodia disminuía un tanto el peligro. Al menos el inmediato.

Haciéndose cargo del pedido con una somera reverencia desde la silla, volvió a tender la mano al chico, para sacarlo de allí cuanto antes. Solo que esta vez con mas dignidad que la prisa con que buscaba hacerlo antes.

-Tal cual lo escucho, Ser Etan. Vámonos.  +repitió, lentamente para que el chico comprendiera que no tenia otra salida. Ahora debía lidiar con las consecuencias de sus irreflexivas acciones.

Ser Yoren llevaba en la grupa de su caballo a un Ser Etan Hogg que apenas respondía ante estímulos, incluso había tenido que chasquear los dedos frente a sus ojos para que el muchacho despertara de su ensimismamiento y subiera al caballo. El séquito regresó al fin a Cimera, con Normand y Ser Yoren encabezando la marcha y buscando mantener la distancia con Kevan Manning, quien cabalgaba en último lugar, con el cuerpo sin vida de su padre sobre el que había sido su caballo. El nuevo lord lanzaba miradas iracundas hacía Hogg, bien sabían los Siete que lo mataría allí mismo si pudiera.

El aire fresco del bosque y el valle pareció sentar bien al joven Etan, que se recuperó conforme se acercaban a la fortaleza. Estaban ya a sus puertas cuando Lord Harte dio el alto y se giró en la cabeza de la marcha para mirar al resto del grupo.

-Celebraremos aquí el juicio. No quiero preocupar a mi hija ni alterar al resto de los invitados. -Era indudable que de todos modos se iban a enterar de lo sucedido, pero desde que lady Sylvie se encontrara mal en medio del banquete de la noche anterior, Lord Harte se había vuelto extraordinariamente protector para con ella. -Normand, como emisario del Rey y voz neutral, ¿me haríais el honor de juzgar conmigo este asunto?

Cuando estaba intentando encontrar la forma de explicarle a Grisel lo que ha ocurrido, ya bastante terrible, como le explicamos que el joven que esta en nuestros aposentos seguramente sea decapitado por la misma persona que lo acaba de nombrar caballero. Además de como nos aseguramos de que siga vivo, sólo cuento con Ser Yoren como combatiente, los Manning podrían arrollarnos cuando quisieran por no contar sus compañeros de la Casa Harte que lo consideren un verdadero hombre que ha vengado un sinfín de afrentas a la Casa.

De pronto las palabras de Lord Gerard me desconciertan tardando unos segundos en reaccionar.

Lo que le dije a Ser Etan, quién se lo pidió será el mas interesado en silenciarlo, con el muerto será prácticamente imposible saber quién lo motivo a hacerlo. Y las palabras de Etan de que no era a él puede que Lord Gerard no lograda aceptar finalmente entregar a su propia hija a la Casa que han sido tus enemigos desde antes de nacer.

Asiento lentamente a sus palabras. Al responder intento que mis palabras lleguen también a los Manning. – Intentare que los Antiguos y los Nuevos Dioses, me ayuden a tomar la mejor decisión.

Espero un par de segundos para añadir. – No podemos ocultar lo sucedido al difunto Lord Artur Manning, ya sería complicado justificar su ausencia en otras circunstancias pero que el padre del novio no asista. De todos modos, creo que su hijo Lord Kevam insistida en que el castigo y el juicio sea público. No es una cuestión menor que maten a tu padre.

 A Konrad le pareció buena idea ir a hablar con el Septon, pero solo cuando tuviese más cerca y localizadas a las dos damas que debía proteger, no se fiaba de nadie del castillo y era obvio tras el susto del otro día, no podía descartar que alguien estuviese detrás del mal de estomago de Lady Sylvie y si él podía averiguar algo... no dudaría en hacerlo, anteponiendo todo a la seguridad de sus señoras.

-Maestre después de vos- dijo haciendo un ademán con la mano para que tomase la delantera hacia las estancias del septon, se paro un momento y se dirigió hacia Lylian -mi señora, el maestre y yo vamos a ir a conversar con el septon, si me necesitáis volveré en escasos minutos- hizo una reverencia y salio tras el maestre.

-No es necesario que os apresuréis, Grisel y yo vamos a retirarnos a los aposentos. Debemos descansar y refrescarnos antes de que regrese la partida de cazaTendió la mano hacia su hermana, -Vamos cariño, nos es de buen gusto presentarnos con las ropas sucias cuando regresen con la carne. Nos refrescaremos y además, te he guardado algunas flores por si quieres ponertelas en el pelo.Esperaba que la idea de adornar su pelo con las flores que habían recogido hiciese que Grisel se mostrase más colaboradora, habitualmente era bastante inquieta, tenía mucha energía y a Lylian en ocasiones le agotaba seguirle el ritmo.

Volviéndose sobre su hombro, Yoren hablo muy quedamente con Etan mientras la comitiva se detenía. Habiendo guardado la delantera, la aprovecho para que esos metros alejaran su voz de los demás mientras Lord Harte atraía la atención haciendo los formulismos de rigor.

-Si tienes algunas ultimas palabras para ella, dímelas ahora. Tal vez no tendrás otra oportunidad luego. Sea que digas la verdad o mientas para salvarte, si no intervienen los 7...

Su mirada transmitió algo de simpatía al muchacho. Lastima por él. Pero el precio que había que pagar por la lealtad, por el honor, o incluso por el amor, a veces era alto. Eso él lo sabía bien.  Aunque claro, todavía podían los hados ponerse del lado del escudero…

En su mente, no  dibujaba una intriga política, sino un motivo mucho mas humano a las acciones de este. Habiendo crecido juntos desde pequeños, amaba a su manera a la hija de los Harte y quizás era correspondido (si esas nauseas de anoche significaban otra cosa que nervios) o quizás no. Pero la quería y por eso había intentado impedir la boda disparando al novio ingrato, más su padre se interpuso. Tal vez se equivocaba en esta corazonada y estaba siendo demasiado romantico, poniendo de sí en la situación, pero…