Partida Rol por web

Los disparos fueron quedando atrás, a medida que os adentrabais en la densa jungla y os alejabais de la que había sido la tumba para dos de vuestros compañeros, y quizás os dirigíais hacia la vuestra. Pero delante de vosotros lo único que podíais ver era una densa jungla, que parecía dispuesta a poneros las cosas difíciles.

En mitad de la noche y rodeados de los cientos de sonidos de insectos y otros animales de vida nocturna que habitaban en aquella isla, vuestra inseguridad no tardó en hacerse patente y después de un tiempo corriendo sin mirar atrás ni tampoco preocuparos por el camino seguido, os detuvisteis.

Por fin, os mirasteis los unos a los otros. Oddball, Abrahams, MacReady, Penwater, "Ice" y "Chicken". Vosotros erais los supervivientes, y también quienes debíais llevar adelante aquella misión suicida. Ahora, había llegado el momento de decidir hacia dónde ibais y cómo os organizabais, además de descansar unos instantes para recuperar el aliento.

Cuando Penwater llegó al otro lado, se detuvo y miró a atrás. Poco a poco fueron llegando sus hombres, pero dos de ellos no llegaron. Stalin y Kansas no lograron cruzar la franja. ¿Habían caído? 

Algo se murió en el interior de Thomas cuando confirmó las dos bajas. Había sido él quien les había designado para aquella misión y aunque no había sido él quien había apretado el gatillo que había acabado con ellos, era en parte responsable de sus muertes. 

Tomó aire. Eran dos chicos muy queridos por Penwater y aunque estaba mal decirlo, sobre todo lo era Kansas. Aquel chico de Brooklyn se había convertido en un gran amigo y de no haber caído, posiblemente hubiera acabado siendo un hombre importante dentro del ejército. 

- ¡Mierda! - Exclamó dolido. - Tenemos que seguir... 

MacReady marchaba junto a sus compañeros en silencio, con una gran congoja después de haber presenciado la muerte de dos de sus compañeros. Stalin y Kansas, dos hombres, duros, fuertes, valientes... No merecían morir así y, sin embargo, la muerte les había alcanzado con la misma facilidad que lo hacía con todos.

"Ahora no podemos detenernos" pensó para sus adentros, mientras caminaba de manera sigilosa, haciendo todo lo posible por avanzar sin que se escucharan sus pasos en medio de la jungla. "Por Kansas y Stalin debemos concluir esta misión. Y que sus muertes no hayan sido en vano".

Abrahams fue de los primeros en llegar a la cobertura, por lo que pudo ser testigo de excepción de como dos de sus hombres acababan su vidas en un abrir y cerrar de ojos, quedando sus cuerpos tirados en aquella tierra de nadie a saber por cuanto tiempo.

Al verlos caer no pudo evitar una mueca que fue disimulada por la oscuridad reinante. Por un lado habían muerto dos buenos chicos. Dos personas que deberían haber tenido toda la vida por delante y, en cambio, habían visto el final de su camino cumpliendo una estúpida e injusta misión. Y por el otro lado, precísamente ahora contaban con dos efectivos menos para el cumplimiento de la misma. Y eso no hacía más que complicar las cosas. Aún más.

-Ya habéis oído al Capitán. No tenemos tiempo que perder y si nos quedamos aquí nosotros seremos los siguientes...-dijo con una voz fría y severa.

-Os quiero a todos en formación de a dos, dejando quince metros entre cada pareja. Ice, tú abres conmigo. McReady y Chiken vosotros cerráis la formación. Atentos a nuestras seis todo el camino y no se habla a no ser que se tenga algo que decir.

El sargento echó un rápido vistazo a su pequeña brújula y comprobó el horizonte.

-Si alguno se separa del grupo volverá rumbo sur hasta el linde de la jungla. Nos esperará allí hasta el siguiente atardecer. Si no regresamos, se desplazará siguiendo la línea de vegetación en dirección este durante un Kilómetro y luego cruzará al abrigo de la noche. ¿Queda claro?

Aquello era una pregunta retórica puesto que esperaba que sus órdenes estuviesen claras como el agua.

Ice y Chicken se miraron entre sí y asintieron. Al menos, tenían claro cuál era la manera de actuar y aunque el abrigo de la noche, más que una protección era un problema para ellos, puesto que detestaban no ver si alguien se acercaba. De todas maneras, Ice se dirigió hacia la parte anterior de la fila y comenzó a caminar, justo delante del sargento, mientras Chicken escupía y se quedaba atrás.

MacReay se preocupó de no hacer demasiado ruido, y que fuese más complicado que nunca que alguien os sorprendiese, aunque nunca se sabía, claro estaba.

Así que os movisteis en la formación indicada: Ice, Abrahams, Penwater, Oddball, MacReady y Chicken.

Bajo el sonido constante de los malditos bichos, continuasteis moviéndoos a buen ritmo, sin que durante unas pocas horas, nada interrumpiese vuestra marcha, por lo que se volvió aburrida y finalmente, agotadora.

Cuando amaneció, comenzasteis a daros cuenta de que el el calor se hacía más insoportable, por lo que no tardasteis en sentir que necesitabais un descanso. Las gotas de sudor resbalaban por vuestra piel y los mosquitos parecían estar despertándose.

Ice se apoyó en un árbol cercano. Estaba agotado después de caminar toda la noche. Agarró su cantimplora y tomó un largo sorbo de agua, antes de dejarse resbalar por el tronco, hasta sentarse.

-Estoy agotado. Necesito un descanso -dijo, humedeciéndose un poco el rostro. 

No estaba acostumbrado a caminar tanto y el calor se estaba volviendo bastante insoportable.

- Si, descansemos. - ​​​​​Ordenó el capitán. - Pero no podemos estar mucho. - Dijo. - El coronel me ha dado un material especial. - Comentó mientras sacaba un pequeño bote de medicamentos. - Estás pastillas lograrán que no tengamos tanto sueño. Tomar muchas puede ser peligroso, pero no creo que pase nada por unas pocas. 

Penwater abrió el bote de anfetaminas y le entregó una a cada uno de sus soldados, quedándose una para él. Agarró su cantimplora, se metió la pastilla en la boca y dio un largo trago de agua. 

- Bebemos, comemos, orinamos y seguimos. - Les explicó a sus hombres. - ​​​​​Veinte minutos. ¿Vale?

MacReady cerraba la marcha junto con Chicken. No podía evitar pensar en lo irónica que era la vida. Había sugerido al capitán que optara por llevar a Kansas y a Stalin a la misión, sabiendo que eran hombres duros, fuertes y capaces y ahora estaban muertos. La pérdida de ambos compañeros estaba comenzando a afectarle y tenía la sensación de que aquella jungla iba a ser un auténtico infierno.

-Aguanta, Ice -le dijo a su agotado compañero, al escuchar que este necesitaba un descanso-. No podemos detenernos por mucho tiempo. No ahora...

Cerrando la marcha, MacReady echó un vistazo a su alrededor, intentando discernir si alguien les estaba siguiendo a través de la jungla o, por el contrario, tenían algún peligro más adelante.

-Yo también empiezo a querer unas vacaciones, Chicken -le aseguró al soldado que permanecía cerrando la marcha junto con él-. Si salimos de esta misión, todos las necesitaremos...

Todos hicieron caso del sargento y el capitán, cogiendo una de las jodidas pastillas, que no estaban mal pero que sabíais os pondría más nerviosos que un virgen en la noche de bodas, y tomando agua, mientras esperabais a que os hiciera efecto.

Pero las junglas no son lugares para descansar y olvidarse de que hay peligros incluso donde no parece que exista. El capitán también se apoyó en un tronco, con tan mala suerte de que no vio a una serpiente recolgada de una rama, que alargó la cabeza y mordió su brazo, atravesando con relativa facilidad el uniforme y clavando sus colmillos en la piel, antes de caer al suelo.

MacReady no alcanzó a ver aquella serpiente hasta que fue demasiado tarde, clavando sus colmillos en el brazo del capitán. El soldado no sabía cómo reaccionar. La picadura de la serpiente podía ser tremendamente venenosa, pero si le disparaban podían alertar a los japos de la presencia del reducido escuadrón. La prioridad ahora era segurarse de que el capitán iba a sobrevivir a la picadura.

-¡Maldita sea! -exclamó MacReady, dirigiéndose rápidamente hacia el capitán Penwater con intención de examinar la herida. No conocía mucho sobre mordeduras de serpientes, pero estaba al tanto de algunos conocimientos sobre qué hacer en casos como ese-. Capitán, ¿se encuentra bien?