Partida Rol por web

Richard se alarma ante la iniciativa del señor Howard. La casa está precintada, y si algo no necesitan ahora son problemas con la policía. Por otra parte, definitivamente hay algo extraño con la muerte del tío de Charles, con esa extraña paranoia que la señora de la limpieza mostraba, y quizás un comportamiento poco ortodoxo no estaría de más.

Charles intenta infructuosamente hacer memoria sobre la casa de su tío. 

- Señores, no recuerdo muy bien la casa de mi tío. Habré estado aquí un par de veces pero hace ya bastantes años. Aún así es bastante probable que la cocina tenga una entrada trasera. Empecemos por ahí. 

Sigue a Robert en su búsqueda. 

Catherine sigue a sus compañeros en su búsqueda de alguna entrada. 

-Señores, no quiero ser pesimista, pero aún no son las 11*. ¿No creen que puede haber agentes o investigadores dentro de la casa? Quizá sería buena idea comprobarlo. -se encogió de hombros. -Sería mucho menos arriesgado que Charles, por ejemplo, llamara al timbre y "ofreciera su ayuda" en caso de encontrarse a alguien dentro. Pero tampoco estoy segura de que pueda ser el caso.

- Buena idea señorita Leed. En ocasiones, me dejo llevar por mi espíritu investigador jajaja

Las palabras severas de la señorita Leed calaron en el grupo como si fuese una leve reprimenda. 

TOC TOC TOC

Muy inteligentemente Catherine optó por llamar a la puerta, los golpes que propinó eran perfectamente audibles en toda la casa.... Aguardaron un tiempo, a la espera... Mientras se dedicaban miradas cómplices pensando en la excusa que darían si alguien apareciese más nadie apareció. Las preocupaciones parecían infundadas y los agentes parecían haber desarrollado toda su labor a lo largo del día anterior. Aliviado Robert retomó su investigación en compañía de Charles, ambos se colaron en la parte posterior como quien no quería la cosa. 

El patio posterior estaba igual de descuidado que el delantero, hierbajos y trastos se sucedían por doquier suplicando una mano amorosa. Entre los hierbajos se encontraba oculta una puerta, la cual se encontraba parcialmente atascada. Su estado desvencijado y con la pintura desconchada animaba a pensar en el desuso como causa. Bastaron un par de empellones para abrirla.

Tras dedicar el grupo una mirada a su alrededor se dirigieron al interior. 

Cuando se acostumbraron a la luz del lugar advirtieron que se trataba de la cocina, ésta se encontraba muy ordenada, sin ningún tipo de vajilla en el fregadero. El resto de los muebles se encontraban limpios y en aparente buen estado. Una pequeña mesa con dos sillas descansaba a la izquierda mientras que tres puertas se repartían a cada lado de la estancia.

Richard se siente nervioso al principio, pero la sensación de soledad que emana el lugar lo va tranquilizando poco a poco. El abandono de los alrededores le hace plantearse si el tío de Charles no pasaba mucho por casa, pero el inmaculado orden de la casa le cierra la boca. Aunque, por otra parte, quizás se debe al diligente trabajo de la señorita O´Hara. Se detiene junto con el resto ante las tres puertas, y su olfato de viejo bibliotecario le sugiere escritos antiguos. Quizás el tío de Charles dispone de una biblioteca, y puedo olvidarme de todo esto visitando mis queridos compañeros. ​Luego, ya en voz alta,

​Amigos, ¿qué les parece dividirnos para registrar la casa en el menor tiempo posible? Aunque la policía no esté aquí ahora, nada les impide encontrar nueva evidencia que les empuje a registrar esta casa de nuevo. Si no les importa, me gustaría ir por la puerta de la izquierda. ​Con un poco de suerte, la biblioteca estará por aquí.

La manera de actuar de la señorita Leed era inteligente y calmada. - Me está haciendo muy bien que me acompañe en estos momentos - pensaba para sí mientras esperaba la respuesta de algún policía en el interior de la casa. 

Al ver que tenían vía libre, entraron en el domicilio de su tio. La tristeza le embargó al ver la cocina recogida, ajena al drama. Empezaba a asimilar la idea de que nunca más podría hablar con su tío.

- Me parece buena idea Richard. Creo que les ahorraré el trago y me acercaré yo a la habitación donde torturaron a mi tío. 

-Entonces iré por la tercera puerta. Señor Howard, tiene el honor de acompañar a quien más le guste -le guiñó un ojo. Trataba de aparentar estar tranquila, pero en el fondo, no dejaba de encontrarse en la casa de un difunto, investigando a espaldas de la policía. Además, las palabras del diario no paraban de retumbarle en la cabeza.

- Entonces, si me lo permite la acompañare a usted señorita Leed. Contesta Robert con una sonrisa picará, quitando hierro a la situación.

Robert sigue a Catherine al interior de la casa, aun sin saber muy bien lo que busca....¿una especie de amuleto o medallón? ¿Alguna pista que arroje algo de luz sobre el asesino? Intenta recordar las palabras del diario mientras escruta las habitaciones de la casa.

La siguiente estancia se trataba del comedor.

Una gran mesa con seis sillas dominaba la estancia, tras ella se veían dos cuadros, ambos han sido abiertos y rasgados. Era obvio que no sólo se habían dedicado a torturar a Freddie no habían perdido el tiempo buscando el medallón a conciencia... 

En las paredes contiguas se dibujaban dos puertas, una por la que acababa de entrar y daba a la cocina, y otra que se encontraba entreabierta. Parecía dar a la sala de estar donde parecía estar Charles. Desde las ventanas se ve el jardín trasero con sus hierbajos. 

El salón, la habitación más grande del piso bajo según recordaba Charles. Allí había pasado largas horas escuchando historias del tio Freddy más las anécdotas y cuentos han sido desplazadas por la historia, más real y cruel. Sillas de aspecto confortable y un gran sofá rodeaban una gran chimenea. A un lado de la chimenea se situaba una gran vitrina con el cristal roto. Entre los trozos de cristal se encontraban multitud de objets d'art que el Tío Freddy trajo de sus viajes.

Lo que más llamaba la atención eran las grandes manchas en la alfombra y en la tapicería de las sillas y el sofá, y en muchos lugares la tapicería ha sido rasgada por lo que los pedazos de relleno se veían por todas partes. Parecía el lugar donde fue descubierto el cuerpo del Tío Freddy.

Lo que parecía un lugar prometedor no era más que la despensa, no hay casi productos frescos y en su mayoría lo que quedan son conservas. En la lejanía se escuchaba a sus compañeros, parecían más entretenidos y con más cosas que ver.

Richard revisa un poco la habitación. Le parece un poco extraño que los cuadros estén rasgados, parecen enturbiar el ambiente ordenado que parece recubrir el resto de la estancia. Los asesinos debían de saber muy bien dónde buscar. Atento a eso, se fija en otros posibles restos de desorden, y pone especial atención en la posición de las sillas. También mira por la ventana, cuidando que su figura no quede muy expuesta a la interperie, y se fija sobre todo en los matojos que se encuentran justo debajo de la mesa, Después de eso, mira transversalmente la mesa, por si acaso pudiera esconderse algún medallón bajo ella, y busca sobre todo restos de otras búsquedas, más descuidadas y agresivas. Por último, intenta recomponer con una mano los maltrechos cuadros, dándole después la vuelta para ver lo que hay detrás del marco, y en la pared. Veamos los gustos del señor Short.

Por alguna razón, sólo le venía a la cabeza una imagen. Unas navidades, probablemente de 1909 o 1910, y el tío Freddy relatándoles su viaje por el Congo Belga. 

Freddy estaba muy delgado. Estaba claro que el viaje había sido duro. Les había traído unas figuritas de madera de ébano para todos sus sobrinos. Charles ya rondaba los 25 años por aquel entonces y aún así se sentía como el resto de jóvenes de la familia, como si estuviese atendiendo a una historia radiada de un famoso explorador inglés. 

El sofá era el mismo, sólo que ahora estaba completamente desagarrado - Qué horror.... - Las manchas estaban por todas partes - Cuánto tuvo que sufrir... - pensaba mientras pasaba revista a toda la habitación buscando algo que le llamase la atención. 

Catherine trata de rebuscar algún objeto que les pueda ser útil.