Partida Rol por web

Una noche más en ese asqueroso lugar… Me encontraba tumbada en la cama de mi habitación —o más bien celda—. La puerta estaba cerrada a cal y canto, como todas las noches, manteniéndome encerrada, como buena prisión que era. Solo oía el sonido de las olas, recordándome que estábamos en una isla en medio de la nada, y los pasos de guardias y científicos moviéndose libremente. Solo éramos sus juguetes.

¿Cuándo lograría salir de allí? Lo habíamos intentado todo. Habíamos examinado todo el funcionamiento del centro y habíamos pedido todo tipo de ayuda, pero todo había fracasado. No bastaba con despistar a los guardias y cruzar la muralla: también había que llegar hasta tierra firme. Yo estaría dispuesta a irme nadando, pero Jason y otros me habían dicho una y otra vez que era imposible.

Lentamente, el sueño me invadió. Al principio casi no podía dormir por la noche. No podía aceptar mi situación y me pasaba la noche golpeando la puerta y gritando que me dejaran salir, sin éxito. Pero, con el tiempo, tuve que asumir que esa era la realidad y que no conseguiría nada si hacía las cosas sin pensar.

Aquella noche, sin embargo, fue diferente: Una voz desconocida me despertó. Me incorporé de golpe sobre la cama, atónita. No podía creer lo que estaba oyendo. ¿Libertad?

Como para confirmarme que no se trataba de un sueño, la puerta que me mantenía atrapada se abrió, en plena noche. ¡Podía salir! Me levanté de la cama de un salto, y en ese momento se oyó una gran explosión. Solté un grito ahogado y caí sentada sobre la cama de nuevo, temblando.

Enseguida se oyó un mensaje por megafonía del cabrón de Sylvester. «Sí, claro. Como que nos vais a hacer algo que no nos hayáis hecho ya». Sin embargo, seguidamente se oyó algo mucho más preocupante. «¿Medidas letales?». Aquello era algo que no habían hecho nunca antes. Sentí escalofríos por todo mi cuerpo. Me puse tensa como un palo. Si huía, sería muy peligroso.

«No. No puedo desaprovechar esta oportunidad». Tenía que vencer mi miedo. Si no escapaba esa noche, no lo haría nunca, de modo que me levanté de nuevo, temblorosa y asustada, pero decidida. Probablemente no había sentido tanto miedo en toda mi vida, pero, al mismo tiempo, también tenía una sensación que no había experimentado desde hacía una eternidad: esperanza.

Me encontraba vistiendo nada más que un pijama, pero no había tiempo que perder. Tendría que salir de allí sin nada más que eso y unas zapatillas de andar por casa, aunque sí me acordé de llevar conmigo mi posesión más preciada: la figurita de gato que Jason me regaló. El pijama no tenía bolsillos, así que debía llevarla en las manos. Sin pensar más, corrí a través de la puerta.

¿Hacia dónde debía ir ahora? Tenía muchos amigos que no quería dejar abandonados en ese sitio: Jason, Alex, Arturo, Dheera, Ciara… Sin embargo, no podía ir a buscar a Jason y a Arturo todavía, porque estaban en la otra ala. Lo mejor era buscar a las chicas y luego intentar reunirnos de alguna manera con ellos. De modo que lo primero que hice fue correr en dirección a la celda de Alex. Debíamos escapar de allí juntas.

Otra noche mas durmiendo con un pantalón corto y una camiseta, algo cómodo para dormir. Los guardias hacen ronda y la noche es horrible para ser castigado em el exterior, mi piel de oso me permitiría llevar bien una noche así pero otra persona no lo tendría tan bien. La hermosa voz de una mujer que se hace llamar Mei, se comunica mediante telepatía para ofrecernos nuestra libertad, que nos sacrifiquemos por lograrla y es una idea que me agrada.

Abriendo los ojos me levanto de cuando la puerta se abre, imagino que el informático del centro es participe de la fuga, si es así entiendo toda la mierda que soporta ese chico. Levantándome de la cama me pongo las zapatillas y meto con cuidado ropa extra en la mochila de clase, dejando los libros con cuidado de no alertar a los guardias. Con la explosión de fondo activo mis sentidos felinos de la vista, olfato y oído, para poder moverme con sigilo y detectar mejor a distancia la gente con la que pueda encontrarme, con la mochila en mi espalda y mis deportivas, salgo de la habitación en sigilo usado los sentidos felinos como medio para asegurar mi llegada a la habitación de los niños, con la clara intención de llevarlos conmigo. La orden del centro de usar munición real me da la firmeza de llegado el momento no dudar si matar a esos guardias por salvar a esos chicos en nuestra fuga. Gracias.... pienso con la esperanza que esa mujer Mei este dentro de mi mente y pueda facilitar a los enanos llegar hasta mi.

Hacían dos meses desde la muerte de Chen. Había sido uno de esos días tristes. Un plan de escape, eso era lo que estábamos diseñando, para salir del infierno en el que se había convertido esto. No quería seguir el dharma del dalit más. Y sin embargo, quedaba todavía tiempo, yo aguardaba en la estancia, contemplando desde la ventana la luna*, que se reflejaba en todo su apogeo. No conseguía conciliar el sueño, bañada en recuerdos levantados como la marea por aquel astro. 

Lancé un suspiro, cuando percibí la voz. ¿Salir? Desconfié enseguida de ello. ¿Y por qué un poder así? Quizás fuese una broma pesada. Sin protección, sería la excusa perfecta para que me ajusticiasen los guardias. Permanecí sumida en un mar de dudas, al menos, hasta que se abrió la puerta. Eso si que era novedad. ¿Habían alterado el sistema? No lo entiendo muy bien, la tecnología moderna es algo con lo que no he nacido, a diferencia de muchos de los niños de aquí. El mundo de barro y noches de frío había sido una constante antes de venir.

Y ante esto, se oyó un... estruendo, como si algo se derrumbase. ¿Alguien había usado sus poderes en un intento de liberarse o llamar la atención? Pero el que las luces se apagasen y todo ocurriese a la vez, no sé si alguno de los presentes podría haberlo hecho. Y las voces del megáfono... me hicieron encogerme de miedo y rabia.

¿Prohibición? ¿Y si me quedaba no me harían nada? Era la excusa perfecta para intentarlo, en medio de la confusión, un accidente es sencillo. Me debatí ante la duda. Aquí todavía tenía comida, ropa... ¿y amigos? Después de esta noche iba a tener menos, eso seguro. Ciara, kyra, Eileen... o las perdía porque huían, o porque las asesinaban, porque quietas no iban a quedarse quietas, así como a otros tantos. ¿Estaba segura de volver a querer vivir esto, sobretodo, tan pronto? No me dio tiempo a pensar en la paradoja que era que los amigos que me quedaban, querían fugarse casi todos.

Sacrificios, que doloroso era sentirlos de nuevo. Pero si me quedaba en el cuarto, encogida de miedo en la oscuridad, lo lamentaría. Aunque sobreviviese, perdería a alguien. Y si era una menos en este mundo, al menos que no fuese que no lo intenté. Había vivido demasiado tiempo sola.

Contemplé la pulsera. Yo no había intentado escaparme ¿Me podían localizar con ella? Era una incógnita, había sido una niña buena todo este tiempo. Aspiré un poco de aire helado. Me descalcé, y pasito tras pasito, me acerqué a la puerta. Los Ángeles quedaron en protegerme, aún así, no tenía demasiada confianza en algunos de ellos. Kyra tenía un punto que me encantaba, una aspiración de ser alguien distinta, y había algo en alguno de ellos que me fascinaba, pero daban miedo y eran muy distintos a mis amigos más antiguos. En cualquier caso, era la que sabía interpretar mejor el mapa y quien tenía el original, mientras me necesitasen podría considerarlos aliados.

Esperé a no oír pisadas cerca, mientras pasaban los últimos estertores de mi estancia en esta habitación. Conteniendo la respiración, me desplacé al exterior.

Primer paso, planificación. 

Ciara se había levantado deprisa, atónita a pesar de la dulzura que emanaba del mensaje que había recibido mentalmente. No sabía qué estaba sucediendo, pensando que a lo mejor era un sueño o una trampa extraña.

La apertura de la celda y las nuevas frases para buscar la libertad, sin embargo, la convencieron para lograr la tan deseada fuga que se presentaba de manera inesperada. Ese deseo aumentó al escuchar al repugnante líder de los escuadrones de represión que eran los guardas del centro 11.

Antes de dejar que la felicidad le guiara, la chica repasó mentalmente los pasos a seguir. No deseaba salir a lo loco, ser vista por unos guardias y ajusticiada o vuelta al encierro. Tenía que ir a buscar a Alex, Dheera y Eileen, las más pequeñas. Ellas eran la prioridad para que no les pasara nada grave. Kim, Jane, Tiana debían ir luego. Era fundamental el poder del grupo, una reunión de las chicas y pensar. Había que pensar todo con detalle y cuidado. No pensar equivalía a una gran posibilidad de acabar muertas.

Segundo paso, recolección.*

Recursos. Era imprescindible conseguir elementos de ayuda útiles para la huida. En la habitación, a pesar de lo espartano de ésta, había mantas. Ciara cogió una y la puso en el hombro. A lo mejor había que pasar por alambre, taponar una herida o algo similar. De igual manera, buscó algo reflectante, como un espejo o una superficie pequeña pulida para poder usarla antes de cruzar una esquina. Tenía que poder mirar a través de ello, facilitando el reconocimiento de terreno antes de pasar por una esquina sin cuidado y recibir un balazo.

No había demasiado tiempo para la recolección, así que la adolescente se limitó a tomar las cosas más fáciles de llevar en apenas un margen de pocos segundos. No podía demorar demasiado la salida de su habitación, porque los de seguridad ya estaban en marcha.

Tercer paso, paciencia y sigilo.

Ya estaba dispuesta a salir, pero antes aguardó unos pocos segundos para escuchar si ruidos de los sicarios de Sylvester parecían próximos. Iba a salir de la habitación, pero con extremo cuidado y sin dejar que la efusividad de tener una puerta abierta le hiciera caer en esos pequeños despistes que acaban en una terrible tragedia. 

Con cuidado, observó a ambos lados de la puerta de su celda, buscando luces de linterna para evitarlas y salir de la que había sido su jaula los últimos tres años.

La primera a la que iba a ir a buscar era la pequeña hermanita, alguien que a lo mejor se cruzaba con suerte.

Cuarto y paso final, improvisación.

La pelirroja odiaba ese punto, uno que iba bastante en conflicto con el primer mandamiento de la planificación, pero sabía que debía estar completamente dispuesta a cambiar cualquier idea y a hacer multitud de cosas sin tenerlas previstas o preparadas.

Los hermanos se encontraban durmiendo  tranquilamente cuando un sonido los despertó, una voz en el interior de sus mentes, una voz tranquila y serena que los instaba a escapar.

—Joder ¿has oído eso tu también?

—Pues sí, esto es muy raro.

—Bueno, raro para ti, yo te oigo a ti en mi cabeza constantemente.

—Raro por la situación idiota.

Entonces las puertas se abrieron, y pudo escucharse una explosión en algún lugar del complejo, las alarmas se dispararon. Ambos se quedaron por un momento expectantes sin saber qué hacer, hasta que se escucharon un par de mensajes del cabrón de Sylvester, el primero era lo esperado pero el segundo fue una autentica declaración de intenciones.

—Tenemos que largarnos, ya.

—Espera un momento. Tenemos que intentar averiguar lo que está pasando.

—No hay nada que averiguar, es la oportunidad de sacarte de aquí—. Dijo David mientras se acercaba a la puerta para echar un vistazo fuera. —Vas a salir de este maldito sitio.

—Vamos a salir, no seas imbécil, nos vamos los dos.

—Por supuesto, pero si a mí me pasa algo te unes a quien sea y te largas.

—Ni se te ocurra decir eso, vamos a salir juntos.

—Esa es la intención, pero prométemelo, por favor.

—… Está bien, te lo prometo.

David se asomó nuevamente por la puerta para comprobar si había algún guardia y en cuanto pudiera, avanzar sigilosamente hasta el pasillo. Mientras Carla sopesaba las palabras de su hermano, que parecía dispuesto a sacrificarse con tal de sacarla de allí.

Las últimas palabras de aquella mujer fueron las que hicieron a mi cuerpo moverse finalmente. Los pensamientos se disparaban por mi cabeza mientras tiraba de la chaqueta colgada en el armario y me cubría con ella.

Que no hubiera intentado en los últimos años escapar no significaba que no quisiera salir de aquel lugar, si no que sabía las consecuencias si uno no lo conseguía. Los intentos de escape individuales no iban a ningún lado y finalmente acababan en duros castigos. Sin embargo un intento de escape generalizado… Era una oportunidad.

En mi cabeza no tenía dudas de la necesidad de escapar de aquel lugar. A decir verdad, prefería morir en aquel intento de huida que permanecer en la celda. El motivo era simple. ¿A cuántas irradiaciones más necesitaba someterme la doctora  para que estas empezaran a generar un cáncer en mi? ¿Cuantas habían sido ya? Había perdido la cuenta, incluso me sorprendía que no hubiera manifestado ya una enfermedad terminal por culpa de esa "doctora".

Había tres opciones escapar de ese lugar y ocultarme en algún lugar,  morir en el intento de escape, o permanecer en aquella celda y ver como cada mes para inyectarme lo que fuera que nos pusieran me irradiaban con rayos gamma y tiraba otra ficha en las posibilidades de que apareciera un cáncer. Si era sincera conmigo misma, prefería morir antes que alargar la agonia que estaba por venir… Aunque precisamente era mi poder el que me había negado la muerte por el momento. Aquel sitio me tenía encerrada de muchas más formas de las que los carceleros pensaban.*

Ya estaba junto la puerta, mi mano se había apoyado sobre uno de los laterales, como si un intento ciego de tener la mano allí impidiera que la puerta se cerrara para no quitarme mi oportunidad. Mi cabeza marcho hacia los laterales del pasillo, comprobando como efectivamente no era la única abierta. ¿Cuántos de los residentes tomarían la decisión de salir? ¿Acaso importaba? Di un paso hacia el exterior de la habitación colocándome en el pasillo. Ya fuera la escapar o morir, en mi caso sería una liberación.

El pijama, junto aquella chaqueta del centro para no pasar frío en las actividades del exterior, era lo único que llevaba conmigo. No me había molestado en coger ningún calzado, pero si alguien se fijaba bien podría ver que mis pies no llegaban a tocar el suelo, si no que estaban pisando un milímetro por encima de este. Sabía que las agujas o un cuchillo (por propia experiencia) no eran capaces de destruir aquella barrera que tenía a mí alrededor de forma constante pero dudaba mucho que parase más de un disparo de las armas de los guardias o me gustaba pensar que seria asi.

Cogí aire antes de expulsarlo para intentar aplacar mis nervios. Correr por aquel lugar sin un objetivo era una estupidez, salir al exterior ahora provocaría ser un blanco fácil desde los puestos de los guardias, además luego había que sortear la distancia por agua. Arrugue el ceño, si aquellos tipos que estaban atacando no lo habían planeado bien aquello resultaría en una carnicería.

No sabía si habría más mensajes por su parte, pero si tenía claro una cosa, no iba a esperar en mitad de aquel pasillo para que un guardia llegase y empezase a disparar. Con paso firme avance hacia el primer cruce de pasillos para ver que se estaba gestando allí.

Esa noche Nacho se había quedado leyendo hasta tarde, y tal era su cansancio que cuando finalmente durmió, cayó como un tronco. Posiblemente no habría escuchado pasar un tren a metros suyo, tan profundamente dormido como estaba; sin embargo escuchó algo mucho más agradable que ello.

¿De quién era esa voz tan pacífica, tan amable, tan relajante que sentía en su cabeza? Sí, de Mei, pero... ¿Quién era Mei? Sentía esas palabras como muchas veces había escuchado pensamientos de otras personas, con la diferencia que esa era la primera vez que las palabras estaban dirigidas a él. Bah, a muchas otras personas, pero él era uno de los destinatarios. Tenía algo mágico, solo de esa manera pudo evitar el respingo. Imaginarse calmos a él y a sus compañeros, cuando se hablaba de la posiblidad de libertad, se asemejaba mucho a un oxímoron.

Cuando la voz terminó de decir lo que quería transmitir, abrió los ojos sin estar muy seguro aún de si no era o un sueño o la broma de alguno de sus compañeros. Pero no, ninguno de sus compañeros tenía ni ese nombre, ni esa voz, ni ese poder. Si alguien estaba consiguiendo utilizar un poder tan desarrollado en ese lugar, debía ser realmente poderoso, y eso significaba que había una oportunidad real por primera vez.

Muchos pensaban que, por su aspecto risueño y sereno, Nacho estaba feliz en el Centro. Sí y no. Consideraba que el trato recibido era inhumano (lógico, considerando que explícitamente eran considerados no humanos) y soñaba con una vida fuera, con los amigos que había hecho allí y con su familia. El tema era que sabía que el escape era imposible que y ésa era la realidad que les tocaba vivir. Había visto a muchos intentar la huida y pagar las consecuencias, de modo que él simplemente buscaba tener la mejor vida que podía tener dentro de las circunstancias en que se encontraban. Pero por fin había una oportunidad real.

La explosión terminó de despavilarlo, por lo cual se puso de pie como un resorte, pero quedaba algo de duda dentro suyo. ¿Y si alguien salía herido en un intento de escape fallido? Ya habían anunciado que los castigos serían duros, y algo le decía que en ese caso lo serían aún más. Sin embargo esa duda desapareció al escuchar lo siguiente que dijo Sylvester, esa parte que no estaba en realidad dirigida a los niños.

Es la excusa que busca para matarnos a todos. Matará a quien atrape, pero también a quien se quede.

Instintivamente y por primera vez se tironeó de la pulsera para arrancársela mientras salía de la habitación. Había escuchado antes pisadas de guardias. Asomó la cabeza por la puerta. No podría salir si había guardias allí, aunque suponía que se habrían ido al origen de la explosión.

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*** Bien, lo primero es ver qué ocurre allí afuera. Suponiendo que no haya guardias que me apunten al asomar la cabeza, sigue mi post.***

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_¡Henry, Jane, Ciara, Shen! Tenemos que irnos, y tenemos que sacar a los chicos. ¿Alex, Jason, dónde están?

Nacho no se cuidó por no ser escuchado, sus compañeros no tardarían en salir. Él comenzo a mirar en las habitaciones para animar a quien se quedara. Alguno por temor, otro por estar muy drogado, otro por otra cosa, pero seguro que algunos se quedarían. Había que convencerlos de salir o morirían. Los primeros a los que llamó lo ayudarían con eso, estaba seguro. Los otros eran los que seguramente conocían el mejor camino para salir. Sabía que muchos no querrían trabajar en equipo, pero era la única oportunidad que tenían si querían salir vivos de allí.

Todo comenzó de manera extraña, fue tan repentino que apenas Caz se dio tiempo de procesar lo que estaba sucediendo en el exterior, lo que las voces entrecruzadas, como la de aquella voz que susurraba en su mente y el estruendoso sonido de las alarmas que venia acompañada de la desagradable voz de Sylvester O´Connor, estaban tratando de comunicarle.

Un poco aturdido por todo lo que estaba pasando, Caesar se levantó de un salto de la cama en la que yacía tendido. El sonido estrepitoso de la explosión había sido suficiente para que espabilara. - "¿Un intento de escape? No, un ataque del exterior" - intuyó al instante, pero ¿quienes eran? La chica que le había hablado directamente a su subconsciente cual dulce susurro al oído ¿seria alguien de fiar?

No le dio tiempo a analizar la situación, a decidir si valía la pena arriesgarse allá afuera solo porque una voz desconocida se lo había pedido, simplemente actuó como hubiese actuado si aun estuviera viviendo en las calles, como si su vida dependiera de su próxima decisión, ¿y quizás así era? Simplemente actuó siguiendo sus instintos.

En ese momento solo los calzoncillos y una franelilla con la que dormía era lo único que lo privaba de la desnudez total, así que se limitó a vestirse con el pantalón que se encontraba tirado en el suelo y el par de deportivas de debajo de la cama, y se asomó a través del umbral de la puerta que se había abierto hace unos segundos. 

Se detuvo un momento antes de acabar por salir de su habitación, sabia que tenia que actuar rápidamente pero no podía arriesgarse a ser imprudente, no, tenia que ser cauteloso, observar su entorno y hacerse una idea de la situación. La decisión ya estaba tomada, ahora se tenia plantear bien cual seria su siguiente paso.

Dormía tranquilamente estirada a lo largo de la cama, con la manta cubriéndole la cabeza y el pecho, reconfortada por el frío. Era puro milagro que no estuviera fuera en ese momento, en cambio lucía un bonito morado sobre su mejilla derecha. Al principio la voz solo formó una parte más del sueño. "¿Sacrificios humanos?" Replicó para sí con humor aún sin dignarse a abrir los ojos. Pero cuando la puerta se abrió, se sentó en la cama como un resorte, sin rastro de sueño en su mente. Una gran sonrisa se le dibujo un segundo después. "Gracias Mei" Dedicó el pensamiento antes de salir de la cama, llevándose las manos rápidamente a la boca para contenerse de largar una carcajada por la emoción. Acostumbraba a dormir vestida, así que descalza como estaba se acercó con cautela ojeando el exterior.

Dio un respingo por la explosión aferrándose al marco de la puerta, pero en el segundo que las luces se apagaron salió disparada hacia el exterior con una sonrisa enorme pintada en la cara.  Alguien les estaba dando una mano muy grande. "No hay luz... no hay luz" Cantó para sí con alegría al son de las alarmas de emergencia. Tarareando internamente una canción se escabullo entre los huecos de oscuridad que dejaban las luces de emergencia. "Sombra enemiga del astro Rey, lleno tus sueños de terror...". Una vez más tuvo que contener la risa cuando escuchó la voz del hombre en los altavoces. "Ya escuchaste quédate en tu habitación si no quieres que el monstruo te encuentre". Ladeó la cabeza confundida cuando escuchó de nuevo hablar. "Alguien de comunicaciones esta siendo un buen chico".

Sabía a donde tenía que ir, recordaba los ductos de ventilación de los que le había hablado Dheera, y hacia allí se dirigiría. "Ey Mei, te conseguiré chocolate cuando estemos fuera" Contestó a la voz, agradecida por la ayuda, y revisando el mapa mental que tenía del lugar mientras se desplazaba. Se había criado allí, lo conocía como la palma de su mano y ¿lo más importante? Conocía a todos los guardias y su comportamiento. Ahora solo tenían que seguir el plan. "Charles espero que estés moviendote" Pensó en caso de que su compañero la estuviera escuchando. Asumía que todos los suyos estaban ya en movimiento, o más les valía, iba a patearles el culo si tenía que regresar a buscar a alguno. 

Era la décima noche que pasaba en este Centro, lo sabía con bastante certeza porque contaba los días para salir cuanto antes de esta prisión. Mi cabeza daba vueltas al igual que las noches anteriores, exhausto tras días de exámenes, pruebas, inyecciones y píldoras, que e intentado desaparecer antes de tragarlas sin mucho éxito. 
El sentirme dopado todo el día con recurrentes náuseas, se ha vuelto mi nueva rutina y que según lo que he observado es lo normal. Todavía me cuesta entender como la mayoría de las personas que se encuentran acá se han acostumbrado a esta miserable vida.

Corrían los primeros días de febrero y como nací en estas tierras sabía lo que ello significaba. El frío debía ser gélido tras las gruesas paredes del Centro. Lo único que me tranquilizaba durante las noches era el hipnótico ruido de las olas romperse contra esta isla, una armonía placentera que me hacía rememorar una de las piezas musicales que escuchábamos junto a mi hermano. No recuerdo bien el nombre de la canción, pero el sonido del shamizen siempre volvía a mi mente cada vez que escuchaba las olas. 

Mientras intentaba tararear la melodía de la canción con el sonido de la marea de fondo, para conciliar el sueño de una buena vez, una voz interrumpe como si una cuerda del shamizen se rompiese. De forma estrepitosa las palabras de Mei resuenan como si alguien estuviese hablándome desde dentro de mi cabeza, la sensación no era muy agradable, pero su mensaje sí que lo era. 

Esbozando una sonrisa poco a poco comienzo a volver a la realidad. Anormales ruidos a esta hora de la madrugada provienen de los pasillos y sorprendentemente la metálica puerta de mi habitáculo está abierta. No podría explicarlo si fue la dulce voz que transmitía tranquilidad o el hecho que me daba lo que yo había estado anhelando desde el primer día que puse un pie en estas instalaciones: una esperanza de escapar lo que me reconfortaba y a la vez emocionaba. 

Estaba decidido, las últimas palabras: 

"Ve, gánate tu libertad, vuelve a ser un ser humano, pero ten cuidado…"

Habían calado profundo en mi ser y sin pensarlo dos veces estaba parado frente a la puerta, sólo con mis ropas y las ganas de ser libre nuevamente. En ese momento el golpe a la realidad me noqueó por completo, en los altavoces se escuchaba al maldito que encabezaba el equipo de seguridad de la Isla que amenazaba la vida de todo aquel que saliese de su habitación, y por su tono de voz no había alguna duda que recurrirían a todo lo que fuese necesario para contener a los que quisiesen escapar. 

Miré hacia ambos lados del pasillo procurando que nadie notara mi presencia. La situación era lo bastante real para poner en juego mi vida por lo que inspiré profundamente un par de veces, me di unas palmadas en el rostro para despabilar y puse mi espalda contra el muro de mi habitación al lado de la puerta. 

Debo concentrarme... Si estuviese en óptimas condiciones esto no debiese ser un problema, pero en mi condición actual esto se complica un poco más. Pensé, mientras lamentaba no haber descansado lo suficiente para sentirme en mi 100% y maldecía el hecho que nunca pude utilizar mi poder en las píldoras que me dieron durante los últimos días. 
Bueno no queda más, sólo debo ser cauteloso, actuar para salvarme y no pensar en los demás. Si puedo aprovechar esta situación de caos y lograr escabullirme sin tener algún enfrentamiento directo con la seguridad debiese lograr mi cometido... pero en estas condiciones ese escenario sólo representa un 5% de las veces.

Nuevamente miré para ambos lados del pasillo. Si esto se trata de un motín sólo debo preocuparme de ser precavido y no dejarme ver. Los que huyen de los primeros serán los que sufran las peores consecuencias, pero si me tomo mi tiempo soy cauteloso, mi oportunidad llegará. Llevé ambas manos cerca de mi boca para poder calentarlas. Ahora, ¿Hacia dónde me dirijo?

Cierro mis ojos por unos segundos, necesitaba que alguien me guiase por la mejor ruta, así que opté por la opción más desesperada que tenía en ese momento. Susurrando pregunté: -Mei-san hacia donde me dirijo.- Apelando sólo a que la mujer que se había contactado hace unos minutos atrás me diese las indicaciones necesarias para poder salir de este lugar. 

Estaba dudando, salir era un peligro, y mas despues de que estan dispuesto a matarnos para evitarlo, pero era suficientemente adulta e inteligente para saber que los que se quedaran sufririan las consecuencias y no solo los de este centro sino los del resto... lo mejor era salir...pero como y cuando.....

Asi que como estaba dudando decidio desajustar la puerta y bloqueando el cierre, por lo menos evitaria que se bloqueara de nuevo.

Me pongo a mirar por la rendija con los sentidos atentos por si sentia alguna voz conocida. 

Irwing mientras se prepara para la huida puede escuchar en el pasillo como muchos empiezan a huir despavoridos, otros parece que se quedan en sus habitaciones, lo que si está claro es que había empezado a producirse movimiento. Tras prepararse se concentra en usar su poder, sin embargo, algo sucede, escucha una ráfaga de disparos muy cerca, eso hace que se desconcentre y no es capaz de usarlo, sin embargo, si que se da cuenta de algo al mirar la pulsera y es que esta parece estar completamente apagada.

Y justo en ese momento aparece por su puerta lo que termina, uno de los guardias que conocía tan bien aparece, tiene en su mano un arma y está listo para usarla

Tu, alto, tírate al suelo con los brazos en cruz, vamos

Baltazar se aproxima con precaución a la puerta, puede ver como hay mucho movimiento, la mayoría de los chicos están saliendo corriendo desordenadamente, mientras que de otras habitaciones parece que no sale nadie, aunque no esta realmente seguro de ello. La habitación Jason era la que tenía más cerca, apenas tendría que caminar por el pasillo y girar un par de esquinas.

El pasillo estaba tenuemente iluminado y en silencio, con cuidado y precaución el chico camina en dirección hacia la habitación, gira la primera esquina y sigue estando el lugar tranquilo, quizás demasiado y es justo al girar la siguiente esquina que ve lo que estaba temiendo, no muy lejos de allí en la puerta de una habitación mirando hacia dentro con el arma preparada había un guardia.

Nahuel sale al pasillo y puede ver como muchos chicos y chicas corrían de un lado para otro, la mayoría en dirección hacia la salida del edificio, sus gritos no obtuvieron respuesta, al fin y al cabo, el ruido del lugar era bastante grande. Sabía que la habitación mas cercana era la de Jason, pero le llevaría en dirección contraria a la salida del edificio, sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar a donde ir ya que el sonido estridente de las armas de fuego se empezó a escuchar, el sonido venia de atrás y al girarse Nahuel puede ver en el suelo a dos chicos muertos, el culpable, un guardia que apuntaba con su arma:

Volved a vuestras habitaciones y tiraos en el suelo boca abajo con los brazos en cruz, vamos

En el suelo, aquellos dos chicos, Tom, un chico tranquilo y que amaba los libros, lo cual pegaba mucho con su poder que le permitía dar vida a lo que estuviera dibujado en papel y Sojiro, un japones que era un autentico genio del baloncesto que tenia como poder la capacidad de controlar el agua. Ambos yacían en el suelo con los ojos abiertos con expresión de terror.

Pese a lo que pudiera parecer el pasillo estaba bastante tranquilo, si aun quedaba alguien estaban escondido, o quizás todas las chicas de su alrededor habían decidido no salir de allí y esconderse, eso era algo que Sun Hee no sabía. La habitación de Ciara no estaba muy lejos, andar por el pasillo y girar en dos esquinas, sin duda las esquinas eran lo mas peligroso de su camino. Con cuidado la chica camina hasta girar la primera esquina, al hacerlo ve una chica en el suelo, tiene los ojos abiertos de par en par y un disparo en la cabeza, se trata de Amanda, una chica alemana de su edad, rubia y que siempre parecía estar en su mundo, algunos pensaban que era autista. La chica con el poder de comunicarse con los animales y comprenderlos yacía inerte en el suelo.

Tras algunos pasos mas Sun Hee llega a otra esquina, sin embargo, ahí escucha unos disparos, al mirar con precaución se da cuenta que no muy delante de su posición hay un guardia que acaba de disparar al interior de una habitación y que pronto seguirá su camino en dirección a la habitación de Ciara

El silencio es la única respuesta que recibe Ororo por parte de Mei. Tras observar por el pasillo puede ver como hay un gran movimiento, las chicas que duermen cerca de ella van de un lado a otro, la mayoría de ellas dispuestas a alcanzar cuanto antes la salida, pero otras parece que se asoman tímidamente.

No lo sé… no me hables, déjame, no quiero problemas

Fue la respuesta que Ororo recibió por parte de Samantha, su “vecina” una chica de origen finlandés que era capaz de controlar el viento. Y fue justo en ese momento que los gritos empezaron a ser aún más fuertes, una ráfaga de disparos se escuchó y después silencio, y ahí fue cuando Ororo vio como un guardia había girado una esquina cercana y disparado con su arma dejando al menos 4 cuerpos inertes en el suelo, y el hombre seguía caminando en dirección a donde ella estaba

Cuando Clint sale al pasillo puede ver que no hay nadie, no sabe si es que se han escapado o escondido todos, sin embargo, la poca luz que hay es dada por las luces de emergencia, lo que hace que el lugar sea bastante lúgubre.

El chico tiene ante sí una única dirección, a fin de cuentas, su habitación estaba en uno de los finales de la planta. Avanzando con cautela llega a una esquina que le llevara a unas escaleras, sin embargo, escucha un sonido tras la esquina, unos pesados pasos que se acercan, esta seguro, debe tratarse de un guardia. A su lado hay dos habitaciones y la propia esquina.

Alex sabía que Eli dormía en otro edificio diferente al suyo, por lo que tenia que salir de allí para poder encontrarle, por fortuna ella dormía en la primera planta y solo tendría que bajar una planta. Al salir puede ver como hay varias niñas que parecen asustadas, algunas estaban paradas en medio del pasillo sin saber muy bien que hacer, otras miraban tímidamente desde sus habitaciones.

Sin embargo, el terror se apodero de la cara de todas cuando empezaron a escucharse disparos y algunas de ellas empezaron a caer al suelo, justo al lado de Alex cae una niña de su misma edad, de origen chino Xue, la cual había recibido un disparo en la cabeza, la niña que era capaz de animar los objetos yacía con un agujero en la cabeza del que salía sangre sin parar y frente a Alex estaba el guardia que había disparado, parecía que se preparaba para volver a disparar, pero esta vez a ella.

A mirar la pulsera Cooper puede darse cuenta que esta apagada, parece totalmente inerte. El pasillo como podía imaginar es todo un caos, chicos corren de un lado para otro empujándose y gritando, algunos están en sus puertas asomados para ver que sucede, todo parece un caos hasta que algo hace que durante un segundo reine el silencio, el sonido de un arma, unos disparos muy cercanos.

Y es entonces cuando aparecen girando una esquina un par de guardias dispuestos a acabar con todos, Cooper puede ver como uno de ellos dispara a los que están fuera del pasillo mientras el otro se asoma a las habitaciones y dispara igualmente. Por fortuna no están en su “línea de huida”, sin embargo, si sale al pasillo le verán, y si se queda en la habitación terminaran llegando y verle

Max usa su fuerza para romper la pulsera, aunque por lo que puede ver esta esta completamente apagada, no emite ninguna luz como suele hacer normalmente. Al asomarse puede ver que hay varios niños yendo de un lado para otro y otros como el miran con cuidado y precaución por la puerta. Max sabe que Ciara duerme en otro edificio, el “edificio de las chicas” por lo que tendrá que bajar y salir del edificio, por suerte el duerme en la primera planta.

Los guardias aún no habían llegado, pero eso cambia rápidamente, se escuchan disparos cerca, sin duda están llegando y es justo en ese momento que Max puede ver como un guardia con su arma prepara aparece justo por el lugar por el que el mismo tiene que pasar si quiere salir del edificio.