Partida Rol por web

Un placer señor Derek de Razoad, mis hombres están comprobando supervivientes y las bajas del enemigo, no tardarán demasiado. Era imposible que los caballeros de Berfôska llegaran a tiempo, aunque pensaba que no conocían este enfrentamiento, envié un mensajero hace un par de días a la sede.
Deja pasar unos segundos y retoma la palabra, lamentablemente, estos hombres son asalariados para combatir, dudo que a la gran mayoría les importe reconstruir el pueblo, aunque podéis contar con la retirada de bajas y en los incendios, aunque quizás vos podáis iluminarme con alguna información que yo desconozca, sobre el porqué de este ataque...

Es la mujer caballero la que responde, en su tono se aprecia tristeza. Su rostro y sus heridas muestran lo cerca que ha estado de la muerte, aún está muy débil.

No hay razones para el caos... tras encogerse de hombros vuelve a hablar.

Cuando lleguen nuestros aliados de Berfôska, junto con nuestro líder, quizá arrojen algo de luz sobre algunas preguntas.

Sus hombros caidos por el agotamiento se mueven al enfundar la espada que llevaba en la mano, gesto que es imitado por Derek.

Vamos, echemos una última mano a esta gente. A pesar del tono derrotado por el cansancio de su voz puede verse una sonrisa cuando mira hacia Kandalian, que sigue abrazado al misterioso humano recien llegado.

Por las calles solo puede verse gente corriendo con cubos de agua, aldeanos confundidos sin saber que hacer al mirar sus casas derruidas y algunos niños perdidos. Afortunadamente la mayoría de los habitantes siguen en el viejo almacén aunque van saliendo, ahora que notan la tímida paz que se respira poco a poco.

Observo al hombre de la armadura con detenimiento, al parecer no me equivocaba, nuestro amigo Orphen aparece tras el casco con su típica sonrisa.

Cuanto tiempo sin verte amigo, y parece que no has perdido el tiempo. Digo mirando como sus alas se repliegan y como los caballeros acaban con los enemigos rezagados.

¿Dices que buscas un mago? ¿entre los enemigos? posiblemente era yo, al llegar al pueblo vi que lo tenían sitiado y me infiltre entre ellos, un ataque desde dentro duele mucho mas. Pero si es otro mago, posiblemente debería ir a ayudaros.

Tras las palabras de Diana me giro para ver el pueblo de nuevo, las reparaciones serán largas y costosas, lo mejor sera empezar cuanto antes.

Si el mago del que hablas era yo, lo mejor sera ayudar a esta gente y luego daremos las explicaciones pertinentes.

Con mi habitual cara carente de emociones me quedo a la espera de la respuesta de nuestro amigo.

No no, dice con una sonrisa al arcano, me refería a otro, traje también un lanzador de conjuros. Quizás en otro momento pueda presentarlo... hace una cara de circunstancia no muy seguro de que sea sensato presentarlo.

Bueno, será mejor hablar más tarde, y terminar el trabajo en el pueblo. mientras con un movimiento de talones se da media vuelta y hace un par de pasos acercándose al grupo de sus hombres.

Los heridos graves que se queden y mantengan los caballos, preparad el campamento. El resto, quienes puedan, que ayuden a apagar el fuego.

Orphen vuelve en dirección a Derek, ¿cual es el recuento de bajas? también ha comentado la caballero que las tropas de Berfôska tienen que llegar, ¿cuando se prevé su llegada?.

Si nuestro señor Hagen con los refuerzos llegara en el tiempo previsto aún le quedaría una jornada y media de viaje al menos.

Viendo como a su alrededor empieza a haber movimiento, el caballero posa la mirada unos instantes en el que le habla.

Hemos tenido muchas bajas, joven guerrero... no termina la frase, dedicando una mirada intensa a los otros. En el rostro de Naldar, Kandalian y Arkaeron lee que el hombre que llegó con los mercenarios también era compañero del combatiente caído en combate. Con su silencio, Derek deja la noticia sin pronunciar, esperando que alguien más digno lo haga.

El nigromante mira al pequeño Kandalian y luego al resto del grupo hasta posar la vista en Orphen.

Veras, durante la batalla... Finrod... Dio su vida por salvarnos, deberíamos darle un merecido entierro en cuanto podamos.

Dicho esto, se encaminó hacia las casas ardiendo.

Quizás luego pueda hablar con ese mago, pero ahora lo primero es ayudar.

Con las pocas fuerzas que le quedan, el mago conjura una mano incorpórea y le ordena que ayude a los aldeanos mientras el hace lo mismo.

El joven gnomo casi había olvidado la muerte del más valeroso cabellero que había conocido jamás. Así es el carácter de su raza, jovial incluso en la muerte. Kandalian se separa de Orphen y mira el desastre causado en el poblado.

Maldita guerra...

En un tono más comedido, y con Finrod en mente, el monje continúa: Nos alegramos de verte. Has salvado a la ciudad. Nuestras fuerzas estaban al límite. Hay mucho que contar, pero es más lo que hay que hacer. Cuanto antes empecemos, antes terminaremos.

Kandalian observa a sus amigos dispuesto a iniciar la reorganización de la ciudad.

Vanth avanzó un par de pasos hacia Orphen para llamar su atención.

Muchas gracias por vuestra oportuna ayuda, Orphen, como ya bien han dicho... habeis salvado la ciudad y a nosotros mismos como defensores. Agradeció cortés y sincero, hablando con palabras pausadas antes de continuar.

Dime... ¿qué fue de Gosh? Preguntó con semblante serio sin andarse con rodeos.

Orphen se separa un poco y abre la conversación con el bárbaro.

Gosh, por desgracia, se quedo en la torre.

El joven disimuló la punzada en el corazón que le dio certificar sus sospechas. La esperanza había vuelto junto con Orphen y sus jinetes, pero solo lo hizo para explotar en mil pedazos.

Vaya... ¿Su muerte fue digna? Fue lo único que se atrevió a preguntar en aquel momento. Ya sabría más adelante los detalles si Orphen decidía que asi fuera.

así es, gracias a el pude superar el desafío. Aunque quizás es mejor que te lo cuente en otro momento...

Orphen le viene a la memoria la muerte en la torre y todos las desgracias que tubo que aguantar

Como desees, Orphen. Agradezco al menos la noticia de que murió con honor. Cada persona o grupo de personas tenían una forma distinta de afrontar la muerte, pero en la tribu de la que Vanth había sido siempre miembro la muerte digna era considerada como la recompensa a una vida plena.

Orphen separa a Vanth de los demás para contestar a su pregunta y durante unos minutos se les puede ver hablando. La seriedad del guerrero recien llegado y el semblante de calmada tristeza del bárbaro indicaría a cualquiera que los observe la noticia que derrumba el ánimo de Vanth. Sin embargo todos están ocupados y pronto los dos humanos se suman a los esfuerzos por salvar lo que queda del pueblo.

Poco tiempo pasa antes de que Amnyin caiga redondo al suelo, el misterioso ser de piel negra había permanecido callado y apartado desde la llegada de los refuerzos y sus graves heridas parecen haberle pasado factura. Al menos terminado el combate puede recibir la atención necesaria por lo que, con la preocupación adicional sobre el destino del compañero, no hay otra opción que continuar con el trabajo.

Bajo la profunda oscuridad que precede al amanecer os volvéis a reunir en la zona central de Asbrav, de los incendios no queda más señal que un humo persistente en la muralla oeste. El fuego ya no es un peligro y todos los heridos están siendo ya - con mayor o menor fortuna - cuidados, queda mucho por hacer: dar sepultura a los caídos, reconstruir algunas casas, procurar cobijo inmediato a todo el pueblo... sin embargo por primera vez se respira la paz y los héroes se permiten un segundo de respiro.

Junto con un buen grupo de aldeanos se acerca Eben Espinel, ya acostumbrado a ser el mediador con vosotros; por el lado opuesto llega un corpulento mercenario de cabeza afeitada con otros dos guerreros.

Gracias es la primera palabra que pronuncia al volver a veros tras la batalla aún no entiendo bien lo pasado pero el milagro llegó con vosotros.

El anciano, desconocido para Orphen y Arkaeron, habla con familiaridad a los otros.

Tenemos veintiún muertes que lamentar... más la del caballero Finrod. Tras estas palabras no puede evitar un silencio mucho más largo de lo que pretendía. Recuperándose, continúa:

También hay una docena de heridos, algunos muy graves, pero la mayoría sobrevivirán... como vuestro amigo de piel negra, el agotamiento y las numerosas heridas le pudieron, pero se repondrá.

Sonríe tristemente ante la buena noticia.

El extremo Oeste del pueblo ha ardido pero afortunadamente la ancha calle que lo separa impidió que el fuego se propagara, en el resto de la aldea solo hay daños menores.

Las primeras luces del día empiezan a atravesar el horizonte, bajo su influencia - y con las palabras de Eben - la ciudad parece pacífica, esperanzada.

El combatiente de anchas espaldas al que Orphen alguna vez llamo "Razzek" permanece en silencio, evidentemente incómodo por la situación, parece haberse acercado para comunicar algo a su jefe pero tarda en decidirse, aún despues del silencio de Eben Espinel. Finalmente se decide.

Orphen, hemos encendido una hoguera al sur del pueblo con los restos. Contamos cerca de... duda unos segundos, sin duda poco acostumbrado a tratar con números altos 400 enemigos muertos. Para arrastrar al gigante de tres brazos hicieron falta cuatro caballos.

Las demás malas bestias habrán huido, nos fue imposible detener a todos aunque muchos habrán caído en la persecución. Torad dice que ha encontrado un rastro, que la mayoría fueron hacia el Oeste.

Carraspea al cambiar de tema.

También encontramos al mago, estaba... mira un momento al anciano y a los demás pueblerinos, de la misma forma que se miraría a un niño pequeño inoportunamente presente mientras los mayores hablan de cosas de adultos. Al final, decide continuar, con visible desgana.

...estaba... comiéndose un cadáver. Un gnol. Tuvimos que reducirlo entre tres y recibió un mal golpe. Ahora está mucho mejor y más... cuerdo.

Kandalian asiste mudo y sentado en el suelo al parte de guerra dado por los habitantes del pueblo y por el mercenario. Está claro que lo sucedido aquí es un milagro. Cuatrocientos muertos en el bando enemigo y solo 21 en el nuestro. Aunque las pérdidas han sido enormes. Finrod...

El gnomo baja la mirada apesadumbrado para levantarla cuando el tal Razzek habla de que han encontrado al mago comiéndose a un gnol! La vida es una caja de sorpresas. La cantidad de cosas que aún me quedan por ver. Gracias San Culthbert. Gracias por haberme hecho sobrevivir...

Tras la breve conversación con Orphen y la intervención de Eben, el bárbaro se dispuso a seguir arrimando el hombro con las labores de reconstrucción en completo silencio. Tocado por sus heridas y el cansancio pero dispuesto como el que más a ayudar.

Al momento que el viejo del pueblo se acerca y se presenta, espera que termine sus frases, cuando ha terminado Orphen se presenta. Soy Orphen, un placer que haya servido de algo.

Orphen escucha atentamente la informacion de su compañero, era una informacion importante sin duda.
En el momento que hace el encuentro con el mago, no puede evitar mirar al cielo con los ojos...sin duda no esperaba menos de el, finalmente termina haciendo media sonrisa. Uno menos a cenar, dice sonriente. Ahora donde se encuentra?

Finalmente indica a Razzek que le siga unos pasos mas allá, para hablar.