Partida Rol por web

-Trato hecho- le respondo enseguida a la joven, relajándome parcialmente y esperando a que llegue hasta mí ya que veo que se acerca sin titubear. Eso me gusta...
Cuando ya está delante de mí cojo uno de sus rubios y brillantes mechones de pelo, acariciándolo por un momento antes de cogerla repentinamente, rodeándola con los brazos por debajo del trasero y alzándola del suelo con facilidad.

-Nos lo vamos a pasar muuyy bien...Claire- sonrío triunfalmente, dirijo una última mirada al senador pero decido cumplir mi parte, al menos por ahora, llevándome a la animadora a través de una valla cercana que ambos atravesamos, cruzamos el jardín y después la mansión de vete a saber quién. Me limito a traspasar las distintas habitaciones hasta llegar a la otra calle...

- ¿Ganaré tiempo haciendo todo esto?... algo se me tiene que ocurrir.
Claire siente el tirón de los brazos de Gabriel cuando éste la jala para salir a toda velocidad a quién sabe dónde.

Su corazón no dejaba de latir y su cabeza no dejaba de pensar en lo aterrada que estaba.

- Mientras él esté conmigo, no podrá estar con nadie más. Y mientras no lo haga, no dañará a más gente. ¿Cómo salgo de toda esta mierda?

Comienza a pensar en sus padres, en Noah, en su madre... todos los recuerdos se le pasaban por la cabeza como si una estúpida película le estuviera contando que la trama era terror puro, y su final: un drama.

Caminamos a través de la mansión, nos topamos con una sirvienta que está quitando el polvo y grita espantada pero se limita a apartarse mirándonos con los ojos fuera de sus órbitas mientras sigo con Claire en brazos, apenas noto su peso, parece una pluma.
Salimos del edificio por la parte trasera, traspasando nuevamente la valla y entonces la bajo hasta que sus pies tocan nuevamente el suelo.

-¿Te ha gustado el paseo?- le pregunto en cierto tono de burla mientras la sujeto del brazo y la llevo hasta un coche que hay aparcado en esa calle.
No llama en absoluto la atención, es negro y de lo más común, ni siquiera es nuevo, parece de segunda mano... Lo cuál obviamente es ideal para pasar desapercibidos.
Le abro la puerta y dejo que se siente volviendo a cerrar, alzo mi índice y el pestillo de la puerta se cierra automáticamente.
Esta vez es mía y no se volverá a escapar. Tomo asiento frente al volante y me dispongo a arrancar.

Claire se agita con el zarandeo que le proporciona Gabriel.

Antes de entrar al auto intenta captar el número de chapa y recordarlo si es que lo llega a ver.

Cae contra el asiento y mira con odio a Gabriel.

- ¿Por qué haces todo esto?, ¿Qué te hemos hecho nosotros?... mi padre no merecía morir. Claire solloza un poco pero sigue erguida tratando de mostrarse imponente.

Ves la matrícula sin problema alguno, lo difícil va a ser conseguir mantenerlo en tu memoria por mucho tiempo debido a la situación en la que te ves envuelta, de todos modos lo intentarás...

El coche arranca sin problemas y para tu desgracia te percatas de cómo os alejáis de la urbanización sin que nadie os detenga, lo cuál te lleva a pensar qué les estará ocurriendo a los demás con la mujer del pelo rosa y el británico de la katana.

-¿Que no merecía morir? No me hagas reír, no tienes ni idea de las monstruosidades que ha llevado a cabo tu querido papaito... Yo soy un ángel en comparación con él- la miro un momento con el ceño fruncido, lo cuál resulta bastante imponente bajo mis espesas cejas.
Me percato de su alto grado de miedo, es casi tangible y me gusta. Domino la situación y la domino a ella, una vez más...

-Igualmente yo no le maté, pero créeme, me hubiera gustado- conduzco por las carreteras de la ciudad con rumbo fijo puesto que tengo muy claro a dónde vamos. Sólo transitamos por las zonas colindantes, al primer desvío saldremos de Nueva York...
-¿Tienes miedo porque crees que te voy a matar? Quizá no lo haga...- dejo la frase en el aire, no espero que me crea.

Sin poder hacer nada Claire le mira con asco.

- ¿No me matarás?.. ¿por qué me necesitarías viva?

Quizá diga la verdad, si me quisiera muerta ya lo hubiera hecho.
Claire mira el camino intentando darse cuenta por donde va o hacia dónde por lo menos.

Mira el pistillo de la puerta para verificar si estaba abierto, observa a Gabriel o Sylar como ella le conocía.

El pestillo fue cerrado enseguida que subiste al coche mediante la telequinesia de Sylar, el cuál conduce confiado y tranquilo haciendo caso omiso de tus preguntas mientras abandonáis la ciudad de Nueva York por una de las muchas interestatales.

Vais en dirección a Nueva Jersey, pero no estás segura de que esté dispuesto a ir tan lejos, al fin y al cabo el estado de Nueva York es bastante grande y es difícil averiguar sus intenciones, sobretodo teniendo en cuenta que a estas alturas lo normal en él sería que ya te hubiese matado hace rato...

Tras varias horas de trayecto silencioso y quizá tenso para ella, nos desviamos hacia una salida lateral de la interesatatal, conduciendo por un sendero algo mal asfaltado hasta llegar a un camping de caravanas.
En realidad camping no sería del todo la palabra, es un descampado donde varios se han tomado la libertad de asentarse. Habrá por lo menos una veintena de caravanas.

Detengo el vehículo y salgo de él abriéndole la puerta a la "señorita".
-No montes un numerito o serás la responsable de muertes ajenas- le murmullo cerca de la oreja mientras la sujeto del brazo con firmeza para llevarla hasta una de las muchas caravanas que hay distribuidas allí.

Claire camina según Sylar le lleva, decide que será mejor no armar escándalo, aunque ella misma no puede disimular su cara de terror y preocupación.

- ¿Qué lugar es este?, ¿Qué vas a hacer conmigo?

Como si fuera a contestarme una a una todas mis estúpidas preguntas.

Claire sigue caminando y entra a la caravana según la fuerza Gabriel.

Por un momento el recuerdo del camping donde residía tu madre biológica cruza tu mente, aunque por poco tiempo.
Cada vez notas el cuerpo más rígido y tenso debido al miedo y al no saber lo que pretende exactamente, ¿porque no te ha matado todavía? Y sin embargo sabes que puede hacerlo en cualquier momento...
Subís a una de las caravanas que hay distribuidas en el descampado, por suerte está bastante limpia y ordenada aunque si te fijas bien distingues algunas gotas de sangre cerca de la litera que queda detrás de ti...

La suelto para que tome asiento junto a la mesa, supongo que se estará quieta porque podría oler su miedo a kilómetros de distancia, lo cuál provoca en mí una sonrisa de satisfacción.
-Si te portas bien nos haremos amigos... Si te portas mal, conseguiré que no olvides lo que suceda aquí dentro en toooda tu vida- cojo uno de sus dorados cabellos, ¿acaso no podría ser la adorable Dorothy? Y yo soy un oso hambriento... Huelo su cabello cerca de ella, con toda la intención de incomodarla y de que llegue a sus propias conclusiones. Sabe de sobras que no dudaré en llevar a cabo lo que sea necesario.

Acabo por tomar asiento delante de ella sin quitarle al vista de encima, atento a cualquier movimiento aunque sé que no debería preocuparme. Al menos no demasiado.
-¿Porque no hablamos un rato?, ¿sigues en el equipo de animadoras? Recuerdo que llevabas ese uniforme la primera vez que te vi... ¿cómo te sentó que muriera esa chica? Al fin y al cabo fue un error, causado por tu mentira- ladeo una sonrisa esperando una reacción ofendida o enojada, ambas sólo conseguirán regodearme.

Claire se sienta de mala gana.
Algo de todo aquello no encajaba en lo que estaba ocurriendo. Poco a poco comenzó a girar con sus ojos para recorrer el lugar.

La madera estaba limpia y casi nueva, las cosas muy ordenadas, el olor del lugar era agradable.
- ¿Quién sabe si este maldito asesino habrá conseguido este escondite a costa de la vida de una o varias personas?.

Por lo poco que pudo observar, detrás de ella había un separador, y por la apertura notaba dos camas de niños... Efectivamente tuvo que haber robado este lugar y es capáz de cualquier cosa.

Cita:

Sus ojos cínicos la miraban y disfrutaban del momento. Claire se sentía atrapada, atada de pies y manos y nada se le ocurría para poder salvar esa situación.

- ¿Qué será de mi padre?, ¿Qué habrá hecho ese hombre armado con la katana con Hiro y Peter. No puedo perderlos, son lo único que me queda. Y yo aquí encerrada con un psicópata que quiere matarme.

Sus razonamientos eran recurrentes y repetitivos, pero todo producto del miedo.

- Ya tienes lo que querías, estoy aquí. Puedes matarme ¡Sádico!

Claire aparta la cara mientras Gabriel toma sus cabellos. Parecía una bestia acechando a su presa, pero esto era psicológico y quizá, sin saber qué era lo que seguía, mucho peor.

Sylar toma asiento y le pregunta sobre su vida.
¿Qué pretende con todo esto?

Cruza sus manos sobre la mesa a la vista de Gabriel, recordó por un segundo un consejo de Noah cuando habían sido parados por la policía en la carretera

Cita:

Tomaría su consejo y se mostraría complaciente. No quería morir... no quería estar allí.

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- Yo no la maté, estoy tranquila por ello. Tú lo has hecho. ¿Cómo es que puedes vivir sin remordimientos? ¿Cómo puede ser que tu avaricia de poder le quite la posibilidad de vivir a otra persona, sin contar a sus familiares?

No le interesaba tocar sus propios temas de animadora o su vida personal... se limitaría a intentar obtener alguna información sobre su captor.

Tras el grito frustrado de Claire llamándome sádico y pidiéndome que la mate no puedo evitar reírme abiertamente, con una carcajada algo gutural y siniestra para algunos. Para mí es una muestra del regocijo que siento ante una presa acorralada y temerosa.
-Yo fui el ejecutor pero tú... moviste los hilos a causa de tu mentira. Deberías estar en su lugar y lo sabes, ella debería estar viva, acostándose con cualquier chico que conduzca un descapotable... Es lo que hacéis las animadoras, ¿no?- me acomodo en el amplio asiento apoyando los brazos por el respaldo, totalmente cómodo y tranquilo. Estiro las largas piernas por debajo de la mesa cruzándolas a la altura de los tobillos, mis zapatos tocan los suyos.

-Debo admitir... que no pienso demasiado en esos efectos colaterales. Esta búsqueda de poderes es lo que por fin ha dado sentido a mi vida, ahora todo encaja, cada pieza tiene que ser sincronizada a la perfección hasta formar un reloj perfecto, una obra maestra. Yo- aparto los brazos del asiento y me inclino sobre la mesa, algo más cerca de la bonita muchacha.
-¿Crees que soy un monstruo por cumplir mis sueños?- pregunto mirándola inquisitivamente.

- ¿No piensas en los límites de tu felicidad? ¿no piensas que privar al resto de la gente a tener una vida normal es egoísta? Pero, por qué mierda te pregunto a ti si ni siquiera sabes de qué se trata la felicidad en el mundo. No imagino siquiera que ames a alguien.

Claire no podía hacer más que seguir sentada en frente de aquél asesino que la miraba aterrorizarse y disfrutaba de todo aquello, pero no podía hacer más que darle el gusto. No serviría de nada hacerse la difícil, estaba totalmente arruinada y lo sabía.

Aunque...

- ¿Sabes? Te odio, te odio por todo lo que haces y por lo que has hecho, te odio porque puedes vivir con tu anormalidad libremente por el mundo y disfrutándola. Soy un monstruo y no puedo dormir por ello. Escondiéndome para que no me atrape un grupo de imbéciles que quiere estudiar mi cerebro... y ¿Sabes qué? Todo fue para nada. Aquí estoy, atrapada después de todo. No sirvió de nada lo que he hecho o el sacrificio de mi padre. Nada sirvió de nada.

Claire baja la voz para contarle algo a Sylar.

- Creo que muy injustamente mi odio está basado en la envidia que te tengo. Haces cosas sin medir consecuencias y eres feliz. ¿Por qué no puedo serlo yo también con mi DEFECTO. ¿Por qué no puedo sentirme especial?...

¿Puedo preguntarte algo? ¿Qué se siente ser libre? Porque realmente no lo sé.

-Te sorprenderías...- me limito a decir de forma enigmática ante las primeras acusaciones ofendidas de Claire. La observo divertido aunque poco a poco mi expresión se torna en curiosidad, arqueando una de las gruesas cejas. Creo que algo no acaba de cuadrar del todo, pero más le vale no estar intentando jugármela porque no le gustaría el resultado final.
-Yo no tengo miedo de lo que soy, ni de lo que puedan hacerme, y eso que a mí sí me cogieron y me pusieron hasta arriba de drogas y medicinas para hacerme las pruebas más bizarras que te imagines. Estuve a punto de morir entonces... ¿sabes quién era el dirigente del proyecto? Sí, tu adorado papaito, por eso fui a tu casa, no puedes decir que no se lo mereciera- tras esto me quedo callado y la observo con seriedad, intentando discernir si lo que acaba de decir lo cree de verdad. Me parece que así es, al menos en parte.

-Por eso nunca llegaremos a comprendernos del todo. Somos especiales, tenemos dones, y vosotros andáis llorando por los rincones a causa de haber sido bendecidos... ¿acaso no me odias por matar cómo acabas de decir? Deberís odiarte a ti misma ya que con tu poder podrías curar a quién te propusieras. Un ángel inmortal, eternamente joven y sanador... Y en lugar de eso insistes en creer que estás maldita. No es por la genética, es nuestra mentalidad la que nos hace lo que somos- después del pequeño discursito me dispongo a contestar su última pregunta, pero so interrumpido cuando la puerta de la caravana se abre repentinamente y entra Daphne algo malhumorada.
Me levanto del asiento y me acerco a la puerta volviéndola a cerrar con tranquilidad...

Daphne entra algo furiosa, pero al distinguirte sentada frente a la mesa satisfecha y triunfalmente, haciendo caso omiso de Sylar para acercarse a ti.
-Así que aquí estás después de todo... Debería matarte con mis propias manos cómo hice con tu padre- sujeta tu sudadera y te golpea con violencia en la cara.
Resulta algo doloroso aunque dura apenas un instante debido a la regeneración. Eso no parece gustar a la mujer del pelo rosa, la cuál frunce el ceño y comienza a golpearte reiteradamente sin que puedas hacer demasiado por defenderte a parte de curarte.

Repentinamente se detiene y sus ojos se abren exageramente.
-¿Sylar cómo...?- ni siquiera acaba de formular la pregunta mientras asistes en primera persona y por segunda vez a uno de sus asesinatos.
Un fino y preciso corte se dibuja en la frente de Daphne, haciéndola snagrar profundamente hasta que acaba por caer al suelo.

Claire observa lo que estaba ocurriendo con sumo terror.
Su mirada se hace tan profunda y tan grande que parecía que los ojos se iban a salir de sus órbitas.

- La va a matar... ¡No por Dios! va a matar a esa mujer en frente mío.

Por un momento se tapa los ojos balanceándose a un costado como si quisiera apartarse de ellos... cubrirse ella misma, luego vuelve a mirar y le pide... le ruega que se detenga.

- Por el amor de Dios... detente, por favor... detente.

Mi brazo y mi quedo se quedan quietos unos segundos antes de bajarlos definitivamente y acercarme al cuerpo ya inerte de Daphne, demasiado débil para oponerse pero probablemente todavía viva.
-No te comprendo, ella te hubiera matado sin dudarlo y te estaba golpeando... ¿me pides que aún así la perdone?- niego con la cabeza y me agacho cogiendo uno de los tobillos de la mujer del pelo rosa, arrastrándola con facilidad a la parte trasera de la caravana y dejando un buen rastro de sangre mientras lo hago.

Aquí no me verá a menos que mire en esta dirección y puedo deducir que no lo hará, así que acabo mi trabajo cortando con precisión el cráneo de Daphne para seguidamente observar de cerca su "mecanismo" y estudiarlo, sonriendo ante la idea de obtener otro poder nuevo.
Supervelocidad... apuesto a que será realmente útil.