Partida Rol por web

Después de que hablara Indikos hubo un gran silencio entre los tres, cada uno con sus pensamientos. Ameleón alegró la cara-Hemos venido a derrotar al Minotauro, ¿No? ¿Qué esperáis encontrar en aquella torre? ¿Si Asterión está aquí hay que matarlo aquí. El no va a subir a jugar con nosotros. Acaso os seduce más la posibilidad de asaros?- Se coloca la lanza a la espalda y saca su espada -Mi lanza será un problema si tengo que pelear ahí dentro...- Ameleón se puso a reír- Vamos, no es para tanto...tan solo se trata de decidir... cualquier decisión puede ser la última, eso es lo interesante de cada aventura. Si queréis seguirme. No tengo inconveniente en ir primero pero no soy buen espía... con todo mi arsenal tendría que ser sordo el minotauro para no escucharme de lejos... ¿Alguna otra sugerencia?-

Los tres os reunís en la boca de uno de los túneles que dan al pozo de la trampa. Está muy oscuro, pero el aire que sale de su interior es húmedo y fresco. Las risas que se oían a lo lejos cesan. Ahora el silencio invade todo.

Indikos tenía un poco de hambre, revisó su petate y cogió un poco de comida que había adquirido para el viaje, debía racionarla para evitar quedarse sin alimento, quién sabe cuándo encontrarían alimento aquí abajo, si es que lo hacían.

Deberíamos avanzar sigilosamente, no quiero atraer la atención innecesariamente. Me parece bien si abres la marcha Deseo, Ameleón podría ir tras de ti con el escudo preparado por si fuese necesario. Yo vigilaré nuestras espaldas en la retaguardia, siempre que Ameleón no tenga objeción

Una disposición de hoplita con escudo e infantería ligera en la retaguardia le parecía la formación más lógica. Su mentalidad militar no podía clasificar a Deseo, ya que la referencia más similar que tenía sería un peltasta (lancero con armadura ligera), y tampoco, sin embargo, le parecía que a pesar de su arma, Deseo parecía una guerrera ágil y sigilosa, ideal para detectar amenazas y peligros y, por tanto, abrir la marcha.

La asiática se ha sentado y sacado de su bolsa una pequeña masa compacta envuelta en un lienzo blanco, roto un pedazo aún más pequeño, y empezado a comerlo lentamente. También ha dado un sorbo contenido a su pellejo de agua, paladeando y alargando la sensación que el líquido produce en su garganta reseca.

Finalmente, cuando ese casi ritualizado momento concluye, se levanta y asiente.

-Yo voy delante. No creo que el orden en que avancemos nos ayude demasiado, pero mi alabarda necesita espacio para moverse, prefiero ir en vanguardia. Seamos discretos, avancemos con todo el sigilo posible, aunque sin obsesionarnos por eso. Tengo entendido que nuestro objetivo tiene sentidos agudizados, pensar que no sabe que estamos aquí y que podemos sorprenderle me parece ingenuo. Pero seguro que hay otros peligros, esos sí que debemos intentar afrontarlos con ventaja.

Guarda sus cosas de nuevo, toma su arma con las dos manos, y empieza a internarse en el túnel que parece ir en la dirección de la torre.

-Haced la muesca correspondiente, y seguidme.

Los túneles son muy oscuros y largos, apenas puede verse nada. Más adelante se bifurcan, y luego se vuelven a bifurcar. Vais dejando marcas en las esquinas arañando la piedra con vuestras armas, rascando la pátina de los años. Silencio.

-Tened en cuenta de marcar no sólo el túnel elegido, sino la dirección en la que veníamos. Así si hemos de regresar corriendo no vamos a perdernos.

Los túneles eran oscuros, posiblemente demasiado. 

-Ameleón, ¿enciendes una antorcha? Eres quien va en el centro, por lo que eres el más seguro para llevarla. Si nos atacan, ambos extremos de nuestra hilera son más vulnerables. Y en el centro iluminarás a los tres, así como un trozo de camino, a ambos lados.

-Ya voy- Dijo Ameleón encendiendo la llama de la antorcha, mientras terminaba de mascar un trozo de torta dulce que había sacado del zurrón. Menos mal que vio a sus compañeros comer porque a veces cuando tenía un objetivo en la mente el paso del tiempo parecía pasar desapercibido para él. 

hubiera lo que allí hubiera está claro que vivía allí e iba a poder verlo. Así que la mejor opción es que ellos también pudieran verlo a él. El hecho de que las risas se hubieran acallado es que su presencia no le estaba haciendo gracia.

Sea pues. Encabeza el grupo Deseo, seguida de Indikos "el iluminado" y con Ameleón cerrando la marcha. Los túneles son estrechos, largos y oscuros. Avanzáis durante un tiempo hasta que Deseo alcanza a ver y oir algo. Frente a vosotros, un grupo de hombrecillos grises devora una criatura en un ensanchamiento de un túnel. Como verdaderas bestias, arrancan trozos de carne y rasgan sus ropas. Son tres.

Deseo se detiene y hace un gesto con la mano de "alto", que no deja lugar a dudas. Además, los tres seres están haciendo un ruido espantoso mientras destrozan y se zampan a su pobre víctima. Se gira con cuidado, indicando a Indikos que apague la antorcha.

Se prepara para atacar, retroceder es absurdo, pues les darían la espalda siendo que hacerlo con sigilo es casi imposible. Coge la guadaña con su diestra y toma la daga con la otra mano, para luchar a dos armas, ya que las criaturas son tres.

Si sus dos compañeros no la frenan, saltará hacia delante para luchar con el primero de aquellas cosas que se le presente.

En cuanto Deseo se lanza al ataque Ameleón se gira y busca posición para poder arremeter él también. 

Indikos vio como Deseo y Ameleon se lanzaban al ataque sin dudarlo dos veces, tardó un poco en reaccionar, pero no sé caracterizaba por rehuír las peleas, tras apagar la antorcha rápidamente siguiendo la indicación de Deseo, se lanzó hacia delante empuñando su Falcata y lanzó un tajo sobre la primera de esas criaturas que encontró.

Tanto el ataque de Deseo como el de Ameleón son exitosos. El de Indikos en cambio falla, seguramente por atacar a oscuras. Tras apagar la antorcha ya no veis lo que hay a vuestro alrededor, sólo oís al morloc volviéndose contra Indikos para devolverle el golpe, que también es fallido. El Mórloc ve en la oscuridad, pero vosotros no, por ello tendrá ventaja en lo que viene a continuación.