Partida Rol por web

Se sonrió y se sintió algo apenada cuando le dijo que se veía mejor riendo. Se quedaron unos cuantos segundos en silencio mirándose. Claro que eso no duró mucho porque Souma empezó a negar con una voz bastante fuerte su nerviosismo. Sayaka no era tonta y lo que dijo la descolocó. No necesitaba terminar la frase para que la sirena supiera qué quería decir, así que el rubor le subió de pies a cabeza.

Una voz fuerte y que ella podía reconocer la desconcertó e hizo que Sayaka se girara hacia allí para ver a Anysia mirar el sofá. Luego ver a Souma y... Sí, en definitiva esa situación era muy fácil de malinterpretar. Después de todo, esa postura era bastante... íntima. La sed de sangre de Anysia la preocupó, aunque lo único que sintió fue alivio que no se tratara de Poseidón. Él habría acabado con Souma. Empujó a Souma con fuerza para sacarlo del rango del ataque de Anysia y para quedar ella en medio de ambos, aunque tal vez exageró un poco y podría caerse de la cama. Solo esperaba que el chico fuera resistente. Alzó la mano que tenía la intravenosa en un gesto para detener a Anysia.

- ¡Anysia! ¡Espera por favor! ¡Él no estaba haciendo nada de lo que crees! Sé que así se veía, pero no lo ataques - sabía que la sirena tomaría su orden como tal, aunque no se quedaría en silencio. Un momento, ¿Anysia ya la había visto despierta? ¿O no había caído en cuenta que Sayaka estaba despierta?

¿Exagerar al empujarlo? Un poco. Efectivamente, Souma rodó hasta la orilla y cayó de cara contra el suelo. Apenas te interpusiste en aquel lugar donde Anysia apuntaba y levantaste la mano, obtuviste su atención. Su mirada, eclipsada por el más frío instinto asesino, se aclaró al darse cuenta de quién le estaba hablando.

—¡Pero Sayaka-sama! ¡Lo vi con mis propios ojos! ¡Él la estaba ma-ma...! —cayendo en cuenta de lo que iba a decir, su porte duro se quebró un poco, y las mejillas de Anysia se ruborizaron— Ma-ma-ma... ¡manoseando! —dijo, con toda la vergüenza posible, cerrando los ojos. Pudieron escuchar que Souma, todavía de cara al suelo, tosió.

Fue en ese momento que una revelación divina tocó a Anysia. Toda la vergüenza se fue de golpe, y el rubor poco a poco bajó. Abrió los ojos y, incrédula, se te quedó mirando por unos cuantos segundos.

—¿Sayaka... sama? —habiéndose dado cuenta de algo fundamental, bajó las manos de golpe— ¡Sayaka-sama, está despierta! ¿¡Se siente bien!? ¿¡Necesita que busque algún doctor!? ¿¡Tiene fiebre!? ¿¡Hambre!? ¿¡Sed!?

El escuchar el golpe de Souma contra el suelo hizo que Sayaka arrugara un poco el gesto a modo de disculpa. Se había sobrepasado un poco, pero en parte era de esperarse. Después de todo, la entrada de Anysia los había alertado a ambos y su reacción fue casi inconsciente.

Anysia se detuvo en ese momento para protestar y parecía que aún no comprendía que Sayaka estaba despierta. Bueno, tal vez la sorpresa había sido suya también y por eso aún no lo comprendía. El rubor subió a sus mejillas cuando la sirena le dijo que Souma la estaba manoseando. Era bueno que no hubiera escuchado la inconclusa frase de Souma porque no habría siquiera vacilado - T-te dije que no hacía eso. Él intentaba reconfortarme. Es todo. Créeme - y entonces, la expresión de Anysia se relajó y Sayaka se bajó de la cama para alcanzarla, aunque la intravenosa seguía atada a su cama, así que no podría moverse mucho. Sus piernas aún estaban un poco entumecidas por haber estado inmóviles durante casi cuatro días, pero al menos se pudo poner de pie. Solo duró un momento, pues se sentó poco después en la cama otra vez. Quería ir a abrazar a Anysia, pero aún debía terminar de desaturdirse.

Sonrió - Me da mucho gusto verte, Anysia. Estaba preocupada por ti y por Poseidón ojii-sama. Aunque me sorprende verte aquí - extendió la mano hacia su amiga para que se acercara -. Estoy bien, aunque aún estoy aturdida. Mis recuerdos son difusos. Incluso hay algunos recuerdos que parece que no tengo y cada que intento recordar, me duele la cabeza. Solo estoy confundida. Es todo - y volvió a cubrir sus piernas con las sábanas.

- ¿Cómo están tus heridas? Y... Souma me mencionó algo. ¿Cómo es eso que Kiki no está muerto? - su expresión se enserió un poco. Anysia también había visto su cuerpo, así que ella comprendería su sorpresa y desconcierto.

Una alarmada Anysia te miró, preocupada. Iba a decir algo en el momento en que sonreíste, pero prefirió callarse. Al final, no parecías necesitar nada de lo que te decía. Cuando vio la mano que le extendiste, no entendió muy bien lo que querías que hiciera. Sin embargo, sí que se acercó. Si bien lo normal es que te hubiese dado un abrazo, Anysia era... Anysia. Lo que hizo fue tomar tu mano con con las suyas. Entonces, con una expresión algo curiosa, la agitó un poco, de manera formal. Se veía algo confundida.

Dejó de agitarte la mano cuando le dijiste sobre tu estado. En su expresión volvió a verse plasmada la preocupación. Entonces, mencionaste lo de Kiki. La chica te apretó un poco la mano, sorprendida. No tardó en fulminar con la mirada aquel lugar donde se suponía estaba Souma tirado en el suelo, pese a que no podía verlo por culpa de la cama. Suspiró, volviendo a mirarte. Volviendo a verse preocupada, empezó a agitar tu mano de la misma forma de antes, aunque con mucha más suavidad y con la intención de reconfortarte.

—Yo estoy bien, Sayaka-sama. Pero Kiki... —volvió a suspirar— Kiki oficialmente está muerto. Aún a día de hoy, no muestra signos vitales o ningún tipo de energía —la mirada de Anysia se enserió—, pero es todo... muy extraño. Aunque no está vivo, su cuerpo no se ha descompuesto. Todo lo contrario. Hora tras hora, su cuerpo ha estado reparándose. Puede que los científicos sepan algo, pero no quieren decir nada —de una forma poco femenina, Anysia chasqueó la lengua—. Malditos ángeles caídos.

No se sorprendió cuando Anysia se quedó mirando su mano sin entender lo que Sayaka quería y cuando la tomó de esa manera algo... incómoda, Sayaka suspiró y rió un poco para pasar a halar a la sirena con suavidad hacia ella y darle un abrazo - Gracias por comprender mi mensaje, Anysia. Y lamento haber perdido la caracola - y un par de lágrimas se escaparon de sus ojos al decir eso.

La mano de Anysia no abandonó la suya y cuando habló de Kiki, la expresión de Sayaka se hizo triste, pero luego se transformó en una de sorpresa.

- ¿Su cuerpo se...? Anysia, ¿qué pasó después de que yo perdiera la consciencia? Y perdóname por no haber detenido el sangrado en tu herida. Iba a hacerlo, pero bueno, ya sabes qué pasó - sonrió algo triste, aunque había un deje de esperanza en su mirada. ¿Y si...?

- Sé que puede sonar un poco irrisorio, pero si yo pude regresar de la muerte, tal vez él también pueda. Sé que sabes que Kiki es un ser desconocido para todos, incluso esos ángeles caídos. Confío en que sus cuidados le ayudarán a regresar con nosotros. Yo morí cuando mi madre borró mi existencia ese día cuando abandoné Kyoto. Aunque... en los recuerdos de Kyra vi que ella hablaba con alguien, alguien a quien llamó Sayaka. Pero esa sombra solo pudo decirle tres cosas: que Kyra era un parásito puesto por mi madre para terminar de matar lo que quedaba de mí; también que debía buscar a Aza y que debía disculparse con alguien por no poder cumplir su promesa. Aunque yo no recuerdo nada de eso, solo lo vi a través de los ojos de Kyra. Creo que Kyra intentó explicarse muchas veces, pero nadie parecía escucharla cuando ella mencionaba que no era yo. Y ella... me pidió que la matara. No soportaba vivir. Algo tengo claro, y es que mi madre no tenía idea que en verdad éramos diferentes, ella simplemente hizo lo que nos había hecho toda nuestra vida a mi padre y a mí: quitar recuerdos inconvenientes y poner recuerdos falsos, solo que esta vez fueron los recuerdos de toda una vida. Como borró todo lo que yo era, recuperarlo todo duele. Pero... se vuelve tolerable con el paso del tiempo. Tal vez pueda recuperar lo que he perdido - sonrió.

Suspiró - Hela le explicó a Kyra que el hechizo de mi madre era incompleto, así que por eso mi mente estaba tan frágil e inestable. Mi madre no solo creó recuerdos falsos esa vez, ella creó una consciencia diferente, un ser diferente a mí, y lo llamó Kyra. Dos mentes habitando en el mismo cuerpo... eso era insoportable. Por eso la que fuera más fuerte, consumiría a la otra. La muerte de Kiki me trajo de vuelta, pero no era suficiente. Por ello, Kyra me rogó que la matara. Mi madre la hizo hacer cosas tan terribles que ella no pudo soportarlo - se veía triste y arrepentida. El recuerdo hizo que llorara otra vez -. Mis únicos recuerdos claros son de la batalla. Tengo otros, pero... muchos borrosos o distorsionados. Sé que fui a Byoko-Sho, pero no tengo ningún recuerdo de ella. Sé que soy una Gremory y estuve una temporada allá, pero no recuerdo nada de esa larga estancia. Tampoco recuerdo lo que decían ninguna de las cartas que le escribí a Poseidón Ojii-sama. No sé qué fue lo que tuve que sacrificar para volver a la vida, pero sé que eran cosas importantes - bajó la mirada y miró a Souma.

- No pienses mal de él, por favor. La está pasando bastante mal también. ¿Cómo se conocieron? -.

Cuando la abrazaste de repente, Anysia se sorprendió, mas no se resistió. Cuando le agradeciste por haber comprendido el mensaje, la chica te sonrió, enternecida. Te dio un pequeño apretón en la mano para mostrarte que lo de la caracola era lo de menos. Alejándose apenas un par de pasos, pero sin soltarte la mano, Anysia se te quedó mirando, atenta a lo que querías decir. Rememoró un poco lo que había sucedido antes de contestar, con el ceño un poco fruncido.

—Después de que perdiese la consciencia, un soldado que quiso quedarse por usted me ayudó a sacarla de allí junto al cuerpo de Kiki. La cueva colapsó poco después de eso. Salimos por muy poco. Poseidón-sama venció a Hela y está bien, así que no tiene de que preocuparse. Después de salir del domo, nos reagrupamos con su amiga, Urena, y con Sun Wukong. El resto... no importa por ahora, ¿sí? —estaba claro que había mucho más que decir.

Todo el relato que siguió a eso, lo que contaste, hizo que Anysia se viese un poco triste, por mucho que intentase ocultarlo. Y es que estabas contando cosas duras, cosas por las que habías tenido que pasar tú sola... junto a Kyra.

Conforme tu relato iba avanzando, el cabello de Souma se fue asomando por la orilla de la cama, hasta que solo sus ojos rasgados y la parte superior de su cabeza quedó visible, específicamente cuando hablaste sobre Aza y la promesa. Por lo que podías notar, Souma se veía igual de triste y preocupado. Sin embargo, en el momento en que dijiste que tal vez podrías recordar lo olvidado, volvió a toser, desconcertado.

Por otro lado, bien era cierto que Anysia tenía sentimientos encontrados. Se le podía ver la impotencia brotar por los poros al escuchar el nombre de Kyra. Estaba claramente molesta y triste por todo lo que escuchaba. No podía soportar nada de eso.

Cuando miraste a Souma y dijiste eso, el chico abrió los ojos, sorprendido. Algo avergonzado por estar así aún, comenzó a levantarse. Y con el cambio de tema, aunque aún podías ver a Anysia algo triste y pensativa, decidió responder a tu pregunta, fulminando con la mirada a Souma.

—Él vino corriendo a verla ayer, apenas se enteró de que estaba aquí. He estado custodiando su habitación todo el tiempo, por lo que se terminó encontrando conmigo. Tuve que corroborar con sus amigos que él era el Souma del que usted tanto hablaba. Me lo llegó a mencionar alguna vez, y también lo mencionó alguna vez en sus cartas —Souma se ruborizó un poco al escuchar eso, pero se hizo el duro. Por fin, Anysia dejó de mirarlo—. Lo dejé quedarse con usted —y no pudo evitar volverlo a fulminar—, pero no pensé que era para manosearla.

—Que no la manoseaba. ¿Está sorda o algo esta vieja? —masculló Souma, sacudiéndose la ropa, en un tono en el que creía que Anysia no escucharía. Grave error. La sirena te soltó la mano.

—¿¡A quién llamas vieja!?

—A la que lee las cartas ajenas. ¿A-acaso no sabes de privacidad? —replicó Souma, con una mala respuesta, como si de un delincuente se tratase.

Anysia claramente se crispó, sintiéndose atrapada.

—¡No leo cartas ajenas! ¡Po-Poseidón-sama me pide que lea las cartas de Sayaka-sama para él, solo por eso lo hago!

—Sayaka, prepárate —de repente, Souma empezó a hablarte a ti, ignorando a Anysia.

—¡Oye, rubio, no me igno...!

—Definitivamente haré que te enamores de mí de nuevo —te señaló al decir eso, con un brillo renovado en la mirada. Ahora se veía muchísimo más determinado a como se veía la vez anterior que te lo dijo—. Solo espérame. Haré que recuerdes todo o moriré en el intento.

Anysia se vio obligada a tragarse las palabras que estaba por decir, tanto sorprendida como avergonzada por lo que Souma te decía.

Sin decir una palabra más, y con una sonrisa confiada en el rostro, Souma se dirigió a la puerta. No sabías por qué, pero parecía estar huyendo. Pero no precisamente por cobardía o porque no quisiera estar contigo. De hecho, parecía estar emocionado. ¿Entonces no estaba huyendo? De cualquier forma, abrió la puerta.

—¡Definitivamente lo haré! —y salió, cerrando la puerta, con energía.

Por un momento, Anysia se quedó mirando la puerta, sin entender muy bien lo que había sucedido. Luego, te miró a ti.

—¿Enamorarla? Pero... ¿Pasó algo entre ustedes? —preguntó Anysia, muy confundida.

Se sorprendió de escuchar que un soldado la había ayudado a sacarla de allí - ¿Un soldado? - se veía desconcertada. Después de todo, esos soldados la trataban como un monstruo, como siempre había sido. ¿Por qué ahora uno de ellos quería hacer algo así? -. No lo entiendo. ¿Por qué me ayudó? Digo, me miraban como un monstruo. Aún puedo recordar el odio que sentía provenir de ellos - se veía en verdad confundida, pero más porque Anysia cortaba su relato -. ¿Y cómo llegamos hasta aquí? Anysia, quiero saber qué es lo que enfrentaré cuando salga. Estamos en guerra, ¿recuerdas? - arrugó el gesto, aunque se sentía aliviada de saber que Poseidón estaba bien.

Pudo notar que Anysia parecía bastante afligida por todo lo qua Sayaka contaba y la chica se sintió culpable al notarlo - Lo... lo siento. No quería que te pusieras así - apretó la mano de Anysia para buscar reconfortarla también. Apenas empezó el relato sobre cómo había conocido a Souma, escuchó con atención y sintió el rubor subir a sus mejillas cuando mencionó que hablaba de Souma todo el tiempo. Bajó la mirada y luego dijo que había hablado de él en sus cartas, además de que sus amigos sabían de él. ¿Entonces era cierto? ¿Sí estaban enamorados? ¿Por qué ella no podía recordar nada? Suspiró con algo de frustración. Fue entonces que Anysia nuevamente mencionó que Souma la manoseaba y la pelea que seguía a ello. Se sorprendió cuando Souma le respondió y se quedó mirándolos en silencio. Sentía que no debía intervenir. Cuando el rubio declaró nuevamente que la haría enamorarse de él, Sayaka se sonrojó y bajó la mirada mientras lo observaba salir. Quería decirle que no se fuera aún, pero se encontraba aún algo sorprendida por sus palabras.

Arrugó su gesto por el portazo y luego miró a Anysia. El rubor de sus mejillas aún estaba presente - Bueno, algo así. No recuerdo conocer a Souma. Por más que lo intento, él no está en ninguno de los recuerdos que tengo, pero cuando lo veo... - y se quedó mirando la puerta -, siento que sí lo conozco. Es la misma sensación de ver a alguien después de un largo tiempo y no poder identificar exactamente de cómo lo conociste. Eso me sucede cuando lo miro - suspiró -. ¿Y qué te dije de él o qué dije en las cartas? Tal vez eso me ayude a recordar algo. Cuando me dijo su nombre, me dolió la cabeza, así que es posible que eso me ayude a recordar más. Y... hace un momento solo trataba de subirme el ánimo, aunque estaba muy nervioso. Quiso mantener distancia y no presionarme, pero cuando empecé a decirle que yo... que yo era un monstruo por haber matado a mi madre y no recordar su rostro, reaccionó así. Fue extraño e inesperado, pero logró animarme - rió suavemente -. Lo siento. Y gracias por acompañarme estos días - y la abrazó otra vez.

Recordando algo sobre una de esas visitas por cartas, le preguntó - Si mal no recuerdo, tenías una cita con un guardia de Zeus, ¿verdad? - sonrió y esperó que la sirena le contara sobre eso.

—Por ahora... no hace falta que se presione más, Sayaka-sama —te dijo Anysia con una sonrisa algo nerviosa, esquivando tu pregunta—. Ya le contaré después... —sea por la razón que fuese, se abstuvo de hablar de ello. Aunque, algo apenada por dejarse ver así, ella también te apretó la mano cuando te disculpaste— No tiene que disculparse, Sayaka-sama. Es solo que me hubiese gustado... evitarle todo eso —y de verdad se veía triste por ello... al igual que Souma, hasta que dijiste que podrías recobrar tus recuerdos.

Una vez Souma se fue de forma tan... rara, Anysia se te quedó mirando luego de hacer esa pregunta, aún confundida. Su confusión desapareció cuando le contaste qué era lo que sucedía. Su ceño se frunció un poco cuando te volviste a tratar a ti misma como un monstruo, pero su leve molestia se disipó con el inesperado abrazo que le diste.

—Usted no tiene remedio —sin poder molestarse realmente contigo, Anysia sonrió y correspondió tu abrazo.

Una vez la dejaste libre, la sirena decidió sentarse en la cama, a un lado de ti. Estiró el dobladillo de su vestido al sentarse, de forma metódica. Mientras estaba en eso, tu pregunta sobre la cita le cayó de sorpresa. Las manos de Anysia se detuvieron. Quedándose de piedra durante unos momentos, sus mejillas empezaron a colorearse. Apenas reaccionó, siguió estirando su vestido con nerviosismo.

—¿Có-cómo es que eso sí lo recuerda? Y-yo... Bueno, sí. Tuvimos una cita —asintió—, pe-pero no fue nada importante. Solo f-fue una cita normal y corriente, nada más. Solo eso. Usted... ¡es mucho más adulta que yo, a pesar de todos los años que le llevo! —la chica te miró, ruborizada, y exclamó eso. Dejando de lado todo eso, ¿te había dicho alguna vez tu edad? ¿Quizá lo habías olvidado? Como máximo, no parecía ser, al menos físicamente, unos cuatro años mayor que tú— "También quería contarle de alguien importante para mí. Él es el chico que me encontró cuando los enviados de mi madre nos mataron a mi padre y a mí. Además, fue quien me tendió la mano en un momento difícil. Es muy importante para mí y como usted también lo es, por eso quería que supiera de él. Su nombre es Vassago Souma. Es bastante torpe y trata de comportarse rudo la mayor parte del tiempo, pero en verdad tiene un gran corazón. Sé que le agradará una vez que logre conocerlo", e-eso le dijo usted una vez a Poseidón en una de sus cartas. Ustedes... de seguro llegaron a la primera base. Eso significa que se... —al escuchar lo que Anysia citó, tu cabeza dolió un poco. Sin embargo, lamentablemente, ninguna imagen vino a ti. Mientras pasabas el dolor, la sirena bajó la mirada hacia sus manos. Levantó los índices y, con clara vergüenza, juntó la punta de los dedos— be-besaron... —al decir eso, se llevó las manos al rostro, ocultándolo. Estaba sumamente avergonzada por decir eso. ¿Qué era? ¿Una adolescente? Pero dejando eso de lado... ¿¡Cómo podía tener tan buena memoria!?

La mirada de Sayaka se endureció cuando mencionó que le contaría después y suspiró - Anysia, no está bien que intentes protegerme. Solo... Promete que me lo dirás pronto. Si estoy recuperada, dudo pasar mucho tiempo internada aquí - y con eso siguió escuchándola.

Le puso una mano en el hombro a su amiga - La verdad es que nadie habría podido evitarlo. Mi madre sabía qué hacer para que no pudiera resistirme. Además, no quería que pudiera utilizar a Kiki. Prefería poner todo el sufrimiento en mí que por ejemplo en ti o en alguien más. Cuando ese sobretodo transportó a Kyra de vuelta, solo podía pensar en lo terrible que habría sido si debía pelear contra ti. En cambio ella estaba a salvo. Mi madre no podía lastimarnos, y esa fue la única razón por la cual pudimos vencerla. Aunque me asustaba muchísimo morir de nuevo, prefería ser yo que alguien cercano sufriera - sonrió algo triste. Cuando la abrazó y le dijo eso en tono de reproche, la sirena rió suavemente -. También te extrañé, Anysia - y con un fuerte apretón, se separó de su amiga.

Cuando esta se sentó y se quedó paralizada un momento por la pregunta de la cita, rió divertida. No pensaba tomarla desprevenida tan fácilmente, aunque eso era una buena señal de que todo había ido bien. Subió los hombros, ya que ella tampoco podía explicarse cómo era que podía recordar eso y sonrió esperando la anécdota de Anysia. ¿Más adulta? ¿Todos los años que le llevaba? ¿En verdad eran tantos? No creía que Anysia fuera tan mayor - Perdón, Anysia, pero ¿cuántos años tienes? No creí que la diferencia entre nosotras fuera tan grande - y miró a la peliazul con curiosidad esperando su respuesta.

Lo siguiente no se lo esperaba. Empezó a recitar algo, algo que hizo que su cabeza doliera por un momento, por lo cual arrugó el rostro y cerró los ojos para frotar sus sienes con sus índices. Afortunadamente no fue algo tan fuerte como para hacerla estremecer como veces anteriores, pero para cuando Anysia terminó de hablar, comprendió que se trataba de una carta de Sayaka a Poseidón. El color subió de inmediato a sus mejillas. ¿Vassago Souma? ¿Por qué solo le había dicho su nombre? Y más allá de eso... ¿Cómo era que Anysia podía recordar sus palabras en la carta? La miró confundida y se disponía a preguntarle por ello cuando mencionó que habían llegado a "primera base". Ella no comprendía la expresión, pero lo entendió después cuando mencionó que se habían besado. De inmediato, las palabras de Souma sobre que "ya la había visto desnuda" llegaron a su mente y el rubor que había en sus mejillas se extendió a todo su rostro. Casi parecía que en cualquier momento botaría humo por las orejas de la vergüenza.

- E-eh... N-no lo sé. ¿Está bien? N-no recuerdo nada de él. Supongo que si realmente hablaba de él tanto y todo... tal vez sí sucedió algo así, pero no puedo asegurarlo - respiró profundamente para intentar desviar el tema hacia Anysia otra vez -. Y bueno, ¿recuerdas más cartas? ¿Cómo es que tienes tan buena memoria? Pero también quisiera que me contaras más sobre tu cita. ¿Saldrán otra vez? -.

Sin vacilar, Anysia asintió. Al menos estaba prometiendo contarte todo luego. Sin embargo, por los momentos, puede que no supieses nada más.

Cuando le preguntaste a Anysia su edad, todavía nerviosa, la chica desvió la mirada.

—Bu-bueno... En términos humanos y de demonios... tengo ochenta y dos años. ¡Pero aunque suene vieja, no lo soy! En términos de sirenas... soy muy joven aún —ella misma estaba contra las cuerdas ahora, y no sabía cómo salir de ello. Al final, lo único que se le ocurrió fue...—. ¡Pe-pero eso no es importante! Usted... —y recitó el fragmento de la carta a Poseidón que se suponía alguna vez habías escrito, junto a todo lo demás.

Aquella conversación se había convertido en un partido de ping pong. Ahora eras tú quien contraatacaba, y entre la avalancha de preguntas, hacía que Anysia se crispase con una en específico.

—O-oh, ¡más cartas! Las recuerdo... ¡s-sí! Mi memoria siempre ha sido muy buena. Nunca me olvido de nada que haya leído una sola vez. ¿Quiere que le cite alguna ca-carta? ¿Preferiría eso? ¡Ah! ¡Ya sé! ¡También puedo traérselas! ¿Pre-preferiría eso? —estaba claro que estaba esquivando lo de la cita. Había algo que la ponía muy nerviosa y que no quería contar. Anysia era un libro abierto.

La respuesta la tomó por sorpresa. ¿Ochenta y dos años? Bueno, claro que en edad humana era mucho, pero ella era un demonio ahora, así que viviría muchísimo más que un humano normal. La explicación le aclaró la situación - Comprendo. Bueno, eso tiene sentido. Después de todo, mi madre tenía cientos o miles de años también, ¿no? - y se quedó mirando a Anysia un momento para confirmar esa información -. Pero a pesar de eso, creo que tienes derecho también a vivir un poco tu vida. Quisiera mostrarte un poco del mundo humano o de Lilith si estás de acuerdo. Luego tú me mostrarás más cosas del Olimpo, ¿está bien? - sonrió simpática. Sabía que estaban en guerra y desconocía la situación actual, pero al menos ese tipo de cosas la ayudaban a luchar por algo: un deseo de supervivencia.

Al ver que Anysia intentaba en verdad no hablar del tema, Sayaka le puso una mano en el hombro - Anysia, respira. Lentamente y profundo. ¿Está bien? No pasa nada. Me encantaría leerlas, pero primero quiero saber cómo te fue en tu cita - imitó la respiración profunda para que la sirena la imitara. Trató de hablar calmadamente y esperó a que ella dijera algo -. ¿Qué tal tu cita? - y volvió a preguntar.

—Bueno... Sí, tiene razón. A-así es —confirmó Anysia, algo nerviosa aún. Cuando le dijiste aquello de que tenía derecho a vivir y todo lo demás, Anysia se mostró algo desconcertada al principio, pero terminó por sonreír con timidez, asintiendo—. Está... bien.

Luego vino lo de la cita de nuevo. Era palpable el nerviosismo de la sirena. No obstante, cuando le pusiste una mano en el hombro y empezaste a respirar de forma profunda, Anysia te fue imitando poco a poco. Aunque se calmó un poco, cuando le volviste a preguntar por la cita, un pequeño espasmo pasó por su cuerpo. Puede que de verdad dijese la verdad. Pese a tener una gran edad en términos humanos, solo se comportaba como una adolescente. Tragó saliva, muy ruborizada, antes de tomarse un momento y contestar.

—Fue... bien. Tenemos pensado volver a salir de nuevo. El me invitó a otra cita un par de días después de la primera... pero pe-pensé que era muy pronto aún —mientras explicaba su situación, la sirena jugaba de forma copiosa con sus dedos—. Hi-hice bien, ¿no? Todavía no nos conocemos bien, y no s-sé si solo quiere... ma-manosearme y ya —al parecer esa era la única cosa presente en la cabeza de Anysia.

Sonrió - Me alegra. Sé que encontraremos algo que hacer que disfrutes, aunque yo no he visto Lilith. Será divertido descubrirlo juntas - y se alegró mucho que Anysia aceptara. Después de todo, era su amiga, su única amiga sirena. 

Afortunadamente, Anysia se calmó un poco cuando Sayaka hizo las respiraciones profundas y la imitó. Era bueno saber que lo lograría y si empezaba a comportarse más como una persona de su edad, tal vez podría empezar a suavizar su carácter también. Además de permitirle abrirse más a otros. Eso sería en su beneficio. No sabía si era bueno o malo que ella supiera todo eso gracias a su madre, pero al menos en este momento le estaba dando un buen uso.

Río suavemente - Está bien si no te sientes preparada para... bueno, un contacto íntimo, pero ¿cómo sabrás si sus intenciones son reales o no si no te das la oportunidad de conocerlo? Lo que creo es que podrías hablar con él y serle sincera. Decirle que quieres tomarte las cosas con calma. Tal vez él lo entienda, pero si no lo entiende, entonces no vale la pena. Lo mejor es que aceptes esa segunda cita y te diviertas. No pienses en esa parte íntima aún, solo diviértete y disfruta de ese momento. Lo demás llega cuando ambos están listos - y le apretó con suavidad la mano.

- Prométeme que apenas lo veas, le dirás que estás lista para esa segunda cita. Piensa en algo que te guste hacer y sugiérele hacer eso - y le guiñó el ojo.

Lo que le estabas diciendo a Anysia, parecía estarla poniendo pensativa. Te miraba, como si fueses una sabia suprema dando la prédica más importante de la vida. Por un momento no sería difícil pensar que Anysia era mucho menor que tú o algo así. Y que, irónicamente, a pesar de tu falta de memoria, eras una erudita en el romance que ya lo había experimentado todo. Aunque al final de todo parecías haberla cambiado de opinión, a punto de ceder, la sirena negó con la cabeza efusivamente, resistiéndose.

—¡N-no! ¡Será mejor que no! —¿por qué había cambiado de opinión tan de repente?— Alguien como yo no necesita amoríos. De-debo enfocarme en servir bien a Poseidón-sama y a usted, Sayaka-sama —aunque su mirada parecía estar convencida... solo era a medias. Se podía ver el brillo de alguien emocionado por el amor detrás de esos ojos azules que intentaban parecer serios—. ¡No necesito enfocarme en cosas innecesarias! Ya la tengo a usted y a Poseidón-sama, además...

Mientras Anysia hablaba y hablaba, sin que supieses por qué, dejaste de escuchar su voz. No, puede que no fuese precisamente eso. Sería más acertado decir que tu concentración vagó a otra parte. Algo te estaba llamando. Sentiste un sentimiento sumamente familiar acrecentarse en tu pecho. Entonces, volviste a sentirlo, esta vez con mucha más intensidad: un temblor. Luego de eso, súbitamente, volviste a aterrizar.

—... Estoy haciendo bien, ¿verdad? Además, todavía soy muy joven. No tengo pensado casarme ni tener hijos todavía. Mi rol como guardia de Poseidón-sama es mucho más importante. ¿Usted qué cree, Sayaka-sama? —te preguntó Anysia, cada vez más convencida de sus tontas ideas.

¿Qué había sucedido? El temblor que habías sentido había sido muchísimo más fuerte. Era imposible que Anysia no lo percibiese. ¿Qué estaba sucediendo contigo?

Cuando Anysia asintió para negar poco después, Sayaka suspiró. Era bastante testaruda. Sin embargo, no lo dejaría así. En verdad quería ayudarla a pensar un poco en ella misma también. Estaba acostumbrada a su deber, pero en nada a buscar algo para ella misma. Eso no era justo. Se disponía a decirle algo, pero la sensación extraña la embargó. Ese temblor... ¿Cómo Anysia no lo notaba? Nacía de lo más profundo de su alma. ¿Podría ser...?

¿Kiki? ¿Eres tú?

Fue el único que se le ocurrió que podría estar pidiéndole ayuda. ¿Y si sí era él? Momentos después, volvió a su conversación con Anysia. Se había perdido de la mayor parte, pero se hacía una idea de lo que había dicho. La miró aún con su mente trabajando a mil por hora y le dijo - Anysia, Tú no mereces estar sola. Mereces también enamorarte y casarte. No por salir con él quiere decir que te casarás, pero no dejarás de cumplir con tu deber si tienes novio o algo así. Veo en tus ojos que no estás convencida de lo que dices. Sé que Poseidón ojii-sama estará feliz si encuentras a alguien y lo apoyará. El deber no lo es todo. No temas, todo estará bien - y la abrazó.

Cuando se separó de ella, tomó su decisión - Debo salir. Debo ir con Kiki. Me llama. Me pide ayuda - y aunque no sabía si era él, se la jugaría toda por ello. Sus piernas parecían más acostumbradas, por lo que se puso de pie, soltó la intravenosa de la cama y empezó a caminar siguiendo esa sensación. Si era Kiki, debía verlo. No podía dejarlo solo.

Aunque no recibiste una respuesta clara cuando llamaste al nombre de Kiki, aquella sensación se acrecentó en tu pecho muchísimo más. ¿Podría haber sido eso una respuesta en sí misma? Sea como fuere, podías estar segura de que era algo que solo habías sentido tú ahora.

La poca seriedad de Anysia se rompió cuando le dijiste esas palabras. Contigo no podía fingir, y ya le estaba quedando bastante claro. De por sí, era un libro abierto. Sin embargo, para ti, lo era aun más. Aún tenía muchas dudas, pero no había mucho que pudieses hacer con respecto a eso. Anysia era la única capaz de despejarlas por completo, tú únicamente le habías dado un empujón.

Recibió tu abrazo una vez más. Aún se le hacía extraño que la trataras de esa forma, pero poco a poco esa brecha que había entre sirvienta y ama se iba acortando. Lo estabas logrando.

—Gracias, Sayaka-sama. No cabe duda de que en verdad usted es... —pero justo en ese momento, te separaste de ella, quitándote la intravenosa y levantándote— ¿Sayaka-sama? —entonces, con apenas un poco de torpeza, diste un par de pasos. Anysia se levantó, apresurándose para servirte de apoyo— ¿Kiki... dice? —pero en ese momento, la puerta se abrió de golpe. Alguien que nunca habías visto, o que simplemente no recordabas, apareció.

Era un joven probablemente contemporáneo a ti, aunque era un... ¿científico? En efecto, vestía una bata como muchos otros en ese laboratorio, ¿pero no era muy joven para eso? Además, podías percibir claramente que se trataba de un humano.

Apenas entró a la sala, el científico rápidamente clavó su mirada en ti, luego en Anysia. Lucía agitado, y estaba jadeando. Parecía haber corrido bastante.

—Tú eres Sayaka, ¿no es así? ¡Necesito que vengas conmigo! ¡Ahora! Probablemente tú seas la única que pueda controlarlo.

El hecho de que la sensación en el pecho aumentara hizo que Sayaka se sintiera más segura de su decisión.

Es él... Tiene que ser él...

Se sintió a gusto de escuchar a Anysia, pero la sensación en su pecho no la abandonaba. Se empezaba a preocupar, por lo cual se apresuró en retirar la intravenosa para ir con Kiki.

Tranquilo, Kiki. Ya voy...

Sus piernas aún se sentían algo entumecidas por el letargo prolongado, pero no podía dejar de avanzar. Anysia se apresuró a servirle de punto de apoyo y esta se dejó ayudar. La miró y le dijo con una sonrisa - Gracias, Anysia - para seguir su marcha, aunque se vieron interrumpidas por la puerta abriéndose de repente. Sayaka se sobresaltó y vio al científico. ¿Era humano? Vaya. Arrugó el ceño y asintió. Mientras seguía al científico con ayuda de Anysia, le preguntó - ¿Qué le sucede a Kiki? -.

Seguía sin haber respuesta alguna, ¿pero podría Kiki escucharte? ¿En qué estado estaría? Una confundida Anysia, desde luego, no podía saber que eso era lo que estabas sintiendo. Sin embargo, la violenta entrada del científico a la habitación le hizo atar cabos.

Antes de que siguieses caminando, y que el científico se dispusiese a darse la vuelta, Anysia te detuvo. Lo interrumpió antes de que te respondiese.

—La bata —le dijo, de forma seca, extendiendo una mano. El chico la miró de forma extraña, sin entender qué es lo que quería decir con eso—. Dame tu bata. Sayaka-sama no puede salir así —después de mirarte por segunda vez, el chico pudo comprender por qué. Se ruborizó un poco, pero prefirió obedecer en silencio, luego de asentir. Se quitó rápidamente la bata, quedando únicamente en una camisa blanca manga larga bastante aburrida y una corbata de un color oscuro. Le dio la bata a Anysia, y esta, a su vez, te cubrió el cuerpo con ella—. No se exija de más, Sayaka-sama. Es natural que esté debilitada.

—¡Aaaaah! ¡No hay tiempo para eso! ¡No podemos movernos lento! —con torpeza, el chico salió corriendo rápidamente de la habitación. Escuchaste algo de ajetreo, voces y un ruido metálico chocando contra algo. Apenas unos segundos después, una silla de ruedas se asomaba en la puerta— Te hablaré de lo que pasa en el camino. ¡Vamos!

Cuando Anysia la detuvo, Sayaka se sintió algo frustrada e iba a protestar, pero tras ver lo que decía, comprendió - O-oh -. Sus mejillas también se sonrosaron y recibió la bata del científico con rapidez para luego ponérsela. Era cierto que se sentía debilitada. Recién había despertado después de estar en una especie de coma por tres días y aún se sentía mal por todo lo que le había sucedido, así que no podía ir veloz aunque quisiera. Sin embargo, saber eso no quitaba la sensación de impotencia y frustración que sentía. Ella quería llegar con Kiki lo más pronto posible y su condición no se lo permitía.

Miró al científico salir sin ella algo sorprendida. ¿Acaso se había ido? Bueno, al parecer no porque poco tiempo después llegó con una silla de ruedas. Sayaka suspiró aliviada y se sentó en la silla de ruedas - Gracias - nuevamente. El humano no le había dado su nombre aún. ¿Lo haría? Bueno, lo más importante ahora era llegar con Kiki. Podría volar, pero tal vez sus alas estaban tan débiles como el resto de su cuerpo.

- Entonces lo escucho -.

Apenas te sentaste, con claro recelo, Anysia le quitó al científico el control de la silla de ruedas con algo de brusquedad. Simplemente le soltó un seco "yo me encargo", y lo desplazó hacia un lado. El científico no tuvo ganas de protestar, simplemente le permitió hacer lo que quería. Indicándoles que se pusieran en marcha, y mientras los científicos de los pasillos los miraban con algo de extrañeza, te fugaste de la habitación junto al científico y Anysia, dejando la puerta abierta. Ninguno se imaginaría que una enfermera entraría unos minutos después, consiguiendo la habitación vacía y abierta. Estaba claro que alguien sería regañada.

―○●○―

Mientras corrían por los pasillos, trasladándose de un edificio a otro, cuando estuvieron más alejados de las personas, el científico, quien se presentó como Reiji, te contó de forma vaga la situación.

Al llegar a Grigori, Kiki no tenía signos vitales y su cuerpo estaba completamente destrozado. No obstante, lo que sorprendió a todos fue que, aunque de forma lenta pero constante, el cuerpo de Kiki, de forma increíble, comenzaba a regenerarse. Al ver eso, intentaron usar el Twilight Healing para acelerar el proceso, pero no funcionó. El cuerpo de Kiki parecía regenerarse a un ritmo único. Clínicamente, estaba muerto. Sin embargo, su cuerpo, el recipiente, se reconstruía poco a poco. Sospechaban que el alma de Kiki seguía atrapada dentro de su cuerpo, por alguna razón, y que esto mismo estaba relacionado con el Santo Grial. Aunque lo que estaba sucediendo era algo completamente imposible, estaban en un escenario donde Kiki simplemente no podía morir. No de forma normal. Por supuesto, hubieron cosas que el científico no te contó. Aunque sonase absurdo, te dijo que eran cosas clasificadas. Por mucho que lo presionases para que te contara, nada salió de su boca. Por los momentos, solo te quedaba esperar.

Luego de estar corriendo por al menos una decena de minutos, estando ya en el otro edificio, se adentraron a una parte de este donde nunca habías estado. No habían científicos; apenas y algunas bombillas en los pasillos estaban encendidas, todo estaba muy oscuro. Todo era silencioso y desolador. Entonces, un poco después de recorrer los laberintos de pasillos, empezaste a escuchar estruendos. Aquellos temblores que ahora sentías, no eran solo dentro de ti, sino en todo el lugar. Era él, no cabía duda alguna. Podías escuchar el alma de Kiki gritar.

Como una bestia, dentro de una habitación muy alta y ancha, repleta de aparatos médicos estropeados, quemados, clavados en las blancas paredes, un fénix de llamas azules y piel negra se encontraba pegado a la pared más lejana, con las alas abiertas para parecer más grande, chillando tan fuerte que podías escucharlo desde donde estabas: al otro lado de un gran panel de vidrio.

Dentro de la sala, además de Kiki, habían al menos 5 guardias intentando contener a Kiki con lanzas de luz, acorralándolo. Un par de ellos estaban seriamente heridos, y, por lo que podías ver en la sala, era probable que muchas más personas estuviesen heridas. Había una destrucción considerable. Las llamas de Kiki brillaban en distintas partes del lugar.

—Hace no mucho, con su cuerpo casi completamente recuperado, aunque sin signos vitales aún, despertó, de repente. Apenas lo hizo, se transformó en eso. Tres científicos salieron gravemente heridos. Así que de verdad volvió a la vida cuando ella despertó... —eso último lo dijo pensando en voz alta, como si se hubiese dado cuenta de algo.

Anysia, por su parte, te miró, preocupada. Momentos después, miró a Kiki. Veías pequeñas llamas con forma de lágrimas desprenderse de los ojos del fénix antes de caer al suelo. Fue en ese momento que lo entendiste: Kiki tenía miedo.