Partida Rol por web

Beren tras su fracaso vuelve a intentarlo con igual resultado.

Wuzuk, sigilosamente, se sitúa a resguardo bajo la muralla. Impaciente, dirige la mirada hacia el sur, a la espera de los compañeros que faltan. ¡Vamos, vamos!, piensa en silencio mientras dirige la mirada hacia las almenas de la muralla buscando guardias.

Más que enfurecido el mago vuelve a caer al barro y se desliza el poco desnivel que habías logrado ascender. Cuando llega a bajo, justo donde hace unos instantes su compañero había corrido la misma suerte, golpea con un puño el barro y empieza a pensar que si no es con magia lo va ha tener bastante crudo. ¿Pero como podría ayudar a su amigo?..... Mientras Beren esté bajo, lo seguiré intentando, se dice a si mismo.

Lluvia

Mientras Beren y Bauglir tratan sin éxito alguno de ascender por la soga y dejar atrás el mar de brumas, Wuzuk y T´rijss se apostan inteligentemente entre las protectoras sombras que proyecta la muralla de Xûl-Jarak. La lluvia y el viento mantienen al grupo aparentemente a salvo. Incluso los golpes y resbalones de los héroes sumergidos en la niebla apenas son audibles para sus propios compañeros.

Wuzuk, viendo las dificultdes de sus compañeros, se acerca para echarles una mano para subir.

En el preciso momento en que Bauglir se percata de que su, aparentemente frio amigo, esta en el otro lado de la cuerda para ayudarle, un poderoso fuego se enciende dentro del mago que se deja ver en el brillo de sus ojos. Poco a poco Bauglir sube la empinada y resbaladiza cuesta sin dejar un instante de ver la recompensa que le espera al final. Wuzuk esta ahí esperándolo con sus poderosos brazos tensados por el esfuerzo que esta llevando a cabo. Casi sin darse cuenta el mago llega a la cima y se avalancha en un ardiente abrazo a su salvador. – Gracias Wuzuk- le susurra al oído- te debo una.

T´rijss llama a Wuzuk desde su escondite mientras ya se dirige hacia la entrada haciendo un gesto de silencio.

Wuzuk vuelve junto a la elfa oscura. ¿Sí? ¿Qué sucede?

Beren tras la ascensión del mago sube tras él para evitar quedarse solo en la oscuridad de la noche y se incorpora a sus compañeros entre sombras.

Una vez están todos arriba, desprotegidos de las brumas protectoras, el grupo se aproxima con celeridad hacia la zona en la que se encuentra la muralla derruida. Montones de escombros, con alguna que otra roca con un tamaño superior a los 3 metros, yacen esparcidos por doquier. Nuestros valientes aventureros retoman el aliento y, tras cerciorarse de que los guardias no miran particularmente en su dirección, deciden iniciar su escalada por el muro colapsado.

Wuzuk trata de pasar a través de los escombros, pero la irregular superficie es bastante incómoda para el goliath. A punto está de caerse contra una piedra afilada, pero lo evita en el último instante ayudándose de sus múltiples brazos.

Tras lo sufrido por la primea ascensión, suspira al iniciar el siguiente tramo.

Y asciende por el muro.

Vamos patosos, o nos descubrirán, por Corellon!

Cuando el grupo se aproxime a la zona resguardada al otro lado de los cascotes.

Os explico. En el patio hay una bestia parda dormida, así que mejor no haced ruido. Está al este, frente a nosotros (supongo que se verá desde donde estamos). Al norte hay un pasillo que se bifurca. Un lado da a una escalera que permite subir a la zona de vigilancia. Ahí hay un orco eliminado, y una plataforma de madera preparada para romperse a la mínima ocasión. Creo que deberíamos subir y deshacernos de él antes de que alguien pase y lo vea. Hay una puerta en ese pasillo que tal vez sería conveniente inspeccionar para tener un espacio aquí dentro. Sugiero que mientras yo inspecciono alguien sigiloso suba y se traiga al muerto. Otro se encargue de vigilar el pasillo y el otro que ayude a alguno de los otros

-digo mirando a Bauglir- Bauglir: ¿cuántos sortilegios de invisibilidad eres capaz de lanzar?, y ¿cuánto duran?

A duras penas Bauglir llega donde se encuentran sus amigos. – Uno,.... sólo me queda uno, - dice el mago mientras trata inspecciona la herida que se ha hecho cruzando los escombros- y puedo mantenerla durante 50 minutos, luego la ilusión desaparecerá. – Termina entre un gesto de dolor cuando presiona la herida.

En la boca del lobo

Cuando el grupo de aventureros llega hasta la mitad de la malograda muralla ya puede observar su interior. El patio de la ciudadela se ha limpiado de escombros en su mayor parte. Sin embargo, la incesante lluvia crea charcos allí donde las losas se han hundido. Muros grises de unos siete metros de altura cercan el recinto en cuya esquina nordeste hay una pila de cascotes de más de tres metros que parecen ser los restos de alguna sección derruida de la construcción. A modo de puente, un solitario tablón cruza el vacío entre las murallas exteriores occidentales a unos tres metros sobre las piedras en las que os encontrais. En el patio también encontrais un pozo y una plataforma elevadora de madera suspendida por dos gruesas cuerdas desde una gran grúa que corona el muro exterior.

Varias entradas os invitan al interior. En el muro oriental observais que una puerta doble ha sido arrancada de sus goznes y yace ahora en el suelo. Por otra parte, la puerta doble más septentrional, que parece adentrarse en la ciudadela en sí, cuelga abierta dejando al descubierto sus oxidadas bisagras. Más allá de ambas entradas veis el titilar de la luz de una lumbre.

En el centro del patio, un enorme reptil duerme sobre una pequeña pila de escombros con las alas plegadas sobre su elegante torso. La larga cola de la criatura se enrosca en la base del montón y acaba en un perverso aguijón. La bestia porta una silla de monta. De vez en cuando parece moverse como si luchase contra alguna pesadilla aún más terrorífica que él mismo.

T´rijss os guía por entre los restos de la muralla hasta el protegido pasillo.

Ups, pensaba que ya habían llebado todos. Bueno, el plan de acción es el mismo. Necesitamos un espacio protegido desde donde buscar, y este más próximo a la muralla es el mejor en estos momentos.