Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Hyun-jin)

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16/01/2016, 02:14
Camarero Bar Italia

El lugar es demasiado estrecho como para quedar muy apartado, pero al fondo encuentras una mesa vacía, en la zona más oscura del local. Un chico joven se acerca para encender una lámpara cuya tulipa granate proyecta una luz cálida y tenue sobre la mesa. Tendrá unos veinte años y es bastante atractivo. Te dedica una sonrisa radiante y saca una libreta del bolsillo de su delantal. 

Buonanotte, caballero. Ah... Pero la pregunta es... ¿Qué desea usted beber esta noche? —Te devuelve la pregunta ampliando más su sonrisa y enarbolando un bolígrafo. Su voz es agradable, con un marcado acento italiano. —Si va a cenar le recomiendo que tome lambrusco. ¿O prefiere algo más forte? ¿Martini?

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16/01/2016, 02:24
Jhon Park

Mientras escuchas al camarero ves a tu hermano entrar en el local con su caminar descuidado y estirando el cuello para atisbar entre la gente. Al verte en la mesa del fondo una sonrisa aparece en sus labios y levanta la mano en un gesto de saludo para después comenzar a caminar hacia allí.

Son exactamente las once y cuarto cuando se une a ti antes de que llegues a responder al chico y le mira, de buen humor. —Buenas noches. ¿Todavía hacéis esas pizzas enrolladas? ¿Cómo se llaman? ¿Calzzoni? Me gustaría tomar una de esas, por favor. Con doble de queso y champiñones.

Entonces su atención y su mirada te buscan a ti y estudia tu rostro durante un instante. Lo conoces lo suficiente como par notar que está inquieto por ti. —Hyun... —saluda, con esa sonrisa un poco titubeante. —¿Cómo lo llevas?

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21/01/2016, 04:20
Park Hyun-jin

-L... Lambrusco está bien- dudo mirando al camarero, temiendo que se impaciente si me pongo a meditarlo demasiado. Sabía cuál sería el resultado con cualquier licor, sabía que el alcohol terminaba aflojando demasiado mi garganta, así como otras cosas, tal y cómo tuve la oportunidad de comprobarlo mientras salía con Marcus. Opto por evitar recordar el episodio concentrándome durante unos instantes en algún punto lejano del bar para luego encontrar a mi hermano. He sido consciente toda mi vida de lo opuestos que llegamos a ser en la mayoría de los aspectos de nuestras vidas. Desde el atentado, aaquellas diferencias sólo se pronunciaron de manera exagerada, pero notables aún para la más distraída de las personas. Ji-Hoon podía ser tan tranquilo y liberado, mientras yo tengo que luchar cada mañana por mantener el control de mi rutina, mi arte y mi vida.

En días como hoy envidio a mi hermano más de lo que él podría comprender, aún si tratase de explicarlo. Pero ahora que está aquí, siento que la presión sobre mis hombros va aflojándose un poco. Asiento mientras replico a su orden -yo quisiera un calzonni también. Con salsa napolitana, por favor- me animo solicitando algo sencillo, algo básico, algo que no fuese demasiado complicado y que no tenga posibilidades de alterarme. Sonrío algo incómodo al camarero y luego a mi hermano, quien ya debería estar acostumbrado.

-Jhon- respondo mientras me levanto para estar de pie antes de recibirlo. Los gestos afectuosos nunca han sido lo nuestro, pero estrecho su mano con verdadero cariño, quizás exagerando un poco en la efusividad. Espero a que se siente para volver a tomar asiento y trato de mantener una expresión neutra en el rostro para que no se preocupase de más. -No demasiado mal- respondo mirándole fijamente. -¿Cómo estás tú?- respondo rápidamente, sin darme cuenta de que estoy tratando de evadir el tema por el que le cité aquí.

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22/01/2016, 22:16
Jhon Park

La mano de tu hermano rodea la tuya con firmeza y familiaridad antes de que se siente frente a ti en la mesa, con una postura descuidada con las piernas abiertas que si bien era habitual ver en cualquier joven londinense de su edad, habría provocado taquicardias a tus padres. 

—Todo bien. El bar va muy bien, Myra ha tenido algunas ideas para promocionarlo a través de las redes sociales que creo que van a dar buen resultado y vamos a hacer un día de micro abierto a la semana... Los domingos probablemente —explica con una sonrisa. Sabes que Ji-Hoon adora ese local y su ambiente y puedes percibir su entusiasmo en cada una de sus palabras que van acompañadas por gestos de su mano derecha—. Si algún día quieres venir a tocar algo, podemos conseguir un teclado para ti —termina, estirando los labios en una sonrisa divertida que deja claro que está bromeando.

En aquel momento el camarero vuelve con un par de copas y una botella de un vino espumoso y rosado, que abre delante de vosotros. Después vierte un poco de su contenido en cada copa y se marcha, dedicándoos un leve asentimiento de cabeza.

Ji-Hoon lo sigue con la mirada hasta que se pierde detrás de la barra y entonces toda su atención vuelve a estar contigo. 

—Todo va bien. ¿Cómo están madre y padre? —pregunta, aunque algo en su tono te hace pensar que es tan sólo una formalidad antes de pasar al tema que verdaderamente lo tiene interesado—. Hace bastante que no voy a verlos, ¿has sabido algo de ellos últimamente? 

Hace una pausa demasiado corta como para que te dé tiempo a responder y toma aire, comenzando de nuevo a hablar. —Pero cuéntame tú, Hyun. ¿Qué es eso que te preocupa?

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25/01/2016, 04:27
Park Hyun-jin

Sonrío divertido. Conozco de sobra a mi hermano, sé como se comporta, como actúa y puedo ver cada una de sus actitudes como el resultado de un desafío a nuestro padre. Sin embargo, siempre me ha parecido que es feliz, que al haberse liberado de todas las reglas y lineamientos de disciplina que nuestra familia quiso inculcar sobre nosotros, puede gozar de la verdadera libertad. Pero no me vería a mí en su misma situación. No sería capaz de hacer lo que él hace, de vivir como él vive y pensar que sería feliz. Y estoy completamente convencido de que Ji-Hoon sería incapaz de vivir como lo hago yo durante unos minutos sin desesperarse. Pero aquí estamos, reunidos, hablando, bromeando, porque ninguno de los dos ha intentado convencer al otro nada nunca. Porque cada cual ha seguido su camino y el otro ha guardado un silencio aprobatorio a medida que lo ha recorrido.

-No sería lo mismo sin la filarmónica- respondo tratando de encajar el chiste. -¿Tendrán espacio para todos?- digo sonriendo a medias. Hasta yo sé que no ha tenido gracia y niego con la cabeza, algo avergonzado. Suele suceder que cada vez que intento relajarme y replicar más familiarmente a Jhon, termino haciendo algún comentario torpe que sólo me hace sentirme más incómodo. 

-Están bien. Han preguntado por ti. Mandan saludes- miento sin mirarle a los ojos. Padre sólo suele mencionar en algunas ocasiones a Ji-Hoon y sólo lo hace como ejemplo negativo. Cada una de sus quejas, de sus desgracias tienen un equivalente en la rebeldía de su hijo menor. Cada una de las cosas que padre desprecia están en Ji-Hoon y dudo que llegue a cambiar su manera de referirse a él, con la continúa decepción que siente por mi hermano. Madre prefiere no hablar del todo sobre su hijo, como si nunca hubiese existido, como si su nombre no evocara más que un recuerdo prohibido cuya mención de sus propios labios es capaz de despertar la ira de padre. Y yo, de cierta manera, soy un cómplice silencioso, escuchando las maldiciones de mi padre, respaldando el silencio de mi madre y mintiéndole a mi hermano. Como si él no supiese la verdad. 

Y luego, la pregunta regresa. Suspiro mientras miro hacia la copa de vino. Suspiro una segunda vez y miro a mi hermano. "¿Es por eso que le cité, verdad? Porque debo sacarlo. Debo desahogarme con alguien. Debo contárselo a alguien" me repito una y otra vez, mientras mi cabeza parece palpitar a velocidades increíbles. Lo observo fijamente, siento el nudo en el estómago, siento las náuseas e impulsivamente llevo la copa a mis labios, mientras de un sorbo desocupo un tercio del licor. Siento sus efectos de inmediato, mientras el alcohol me sacude con algo de desagrado. Aprovecho mi impulso y la vergüenza que siento para empujarme a decirlo, a sacarlo pronto. -¿Re... recuerdas los atentados en el tube?- atino a decir en susurro, bajando la mirada, avergonzado por lo que estoy apunto de contarle.

Notas de juego

Sí, he utilizado tube en lugar de metro. Es un requisito de todos los londinenses. No, no me arrepiento. xD

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26/01/2016, 21:44
Jhon Park

Tu hermano amplía su sonrisa ante tu intento de broma y continúa con ella. —Si a los violinistas no les importa tocar subidos en la barra, habrá sitio para todos... 

La mención a tus padres pasa con tan sólo un asentimiento leve de su cabeza, sin darle más importancia. Ambos sabéis lo que hay perfectamente y los tiempos de las quejas ya pasaron. Ji-Hoon ahora parece sentir una resignada aceptación por aquellos que le dieron la vida, por mucho que sus actitudes y gestos desvelen aún ahora esa rebeldía en la que ha encontrado la estabilidad y la felicidad. 

Sin embargo, su atención se centra en ti, en tu suspiro y en tu forma de apurar la copa de vino. Su ceño se frunce con cierta preocupación al ver tu nerviosismo y cuando llega tu pregunta en forma de susurro, él asiente, haciendo una pequeña mueca.

—Sí —dice, alargando un poco la sílaba—. Sí, Hyun. Claro que me acuerdo. —Sus ojos buscan los tuyos con una familiaridad muy distinta a la forma en que podrían mirarte tus padres o tus compañeros de trabajo. Distinta incluso a la que en un tiempo pudo tener Marcus. —¿Que... Qué ha pasado? —pregunta finalmente, dando por hecho que ha tenido que pasar algo.

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28/01/2016, 23:52
Park Hyun-jin

Suspiro mirándole. -Muchas cosas- alcanzo a decir antes de sumirme en un silencio meditabundo, tratando de evaluar si todo esto ha sido una buena idea. En mi mente pasan los años que han transcurrido, el tratamiento, los medicamentos que descansan en el bolsillo de mi abrigo y que había olvidado mientras estaba distraído, mientras estaba concentrado en revelar la verdad. Luego observo mi móvil sobre la mesa, el mensaje sin abrir que he estado ignorando, pienso en el temor irrefrenable que me impide acercarme al tube o al transporte público. "Muchas cosas" repito en mi cabeza, pero soy incapaz de procesar la magnitud del conjunto que me atormenta desde aquel fatídico día.

Recuerdo la calidez de la sangre en la herida en mi cabeza. El sentir que todo mi cuerpo estaba adolorido y golpeado cuando el metro se detuvo con fuerza. Recuerdo los gritos y los llantos, recuerdo el estallido de los vidrios y mis oídos desorientados tratando de captar el volumen normal de lo que sucede. Recuerdo vivamente como me era imposible darle sentido al paso del tiempo y como mis recuerdos se recortan y se superponen los unos a los otros a medida que nos iban sacando de los vagones, nos iban atendiendo y preguntando insistentemente si estábamos bien, si nos encontrábamos heridos, si sabíamos que había sucedido.

Cerré el puño con fuerza. Puedo sentir mi corazón latiendo con rapidez, incómodo por haberme devuelto para recordar aquel fatídico día. Tomo la copa de vino y doy otro gran sorbo hasta no dejar más que un poco en el fondo. Mi cabeza empieza a nublarse y mi visión parece mostrar los primeros efectos del alcohol, mientras trato de tomar valor e ignoro el rubor que puedo sentir subiendo por mis mejillas.

-Estuve en tratamiento, Jhon- comienzo, mirando a mi hermano a los ojos. -No podía dormir por las noches. No podía concentrarme, sentía miedo. Tuvieron que tratarme, tuve que... tratarme- dice mientras bajo la mirada, avergonzado, apenado por estar allí, revelando que tuve que ser funcional durante los meses posteriores al incidente usando ansiolíticos, calmantes y antidepresivos. -Lo dejé hace un par de años. Pero... pero jamás se ha ido del todo. A veces, todavía me levanto de noche...- y mi voz se va quebrando y se convierte en un hilo apenas audible -... con miedo de morir- 

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30/01/2016, 17:25
Jhon Park

Ji-Hoon se mantiene en un silencio respetuoso después de tus primeras dos palabras. Sientes su mirada sobre ti, cálida y acogedora, pero también más teñida de preocupación cuanto más tardas en volver a hablar. El vino espumoso recorre tu garganta dejando tras él un intenso sabor a cerveza, muy distinto del gusto suave del trago anterior. Sin embargo, si te fijas en tu copa, el poco contenido que queda en el fondo tiene el color rosado y traslúcido apropiado para el Lambrusco.

Tu hermano continúa callado mientras te explicas y tan sólo estira una mano para posarla sobre tu antebrazo, apretándolo levemente en un gesto de ánimo. Su ceño está fruncido y sus ojos te contemplan con una tremenda empatía. Empieza a abrir los labios para decir algo, pero los cierra de nuevo ante la llegada del camarero.

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30/01/2016, 17:26
Camarero Bar Italia

El chico trae un plato amplio en cada mano y coloca uno delante de cada uno de vosotros. En ellos las pizzas calzone van acompañadas de algunas hojas de lechuga y un botecito de lo que parece ser tomate casero, con un fuerte aroma a orégano y albahaca.

Aparentemente inconsciente del momento que ha interrumpido, el camarero empieza a hablar, mirándoos a ambos con una sonrisa.

—Pues sí, me la tiré el otro día. Pero tampoco había mucho que contar... Es decir, está buena y todo eso, pero para ser pelirroja al final resultó ser un poco sosa. 

Su voz parece haberse liberado por completo del acento italiano con el que hablaba antes y hay algo en la suavidad de su pronunciación inglesa... Algo como un acento muy poco británico, tal vez americano... No. Más bien australiano. Definitivamente tiene el mismo acento que el hombre australiano que toca el oboe en la orquesta. 

Mientras habla, deja sobre la mesa un plato con algunas rodajas de pan de ajo y después se detiene para hacer un gesto llevándose las puntas de los dedos a la boca en un gesto universal de que algo está sabroso.

—Con decirte que lo más divertido fue que mi madre nos pillase... Te puedes imaginar. Vale. Bichos zombies pues, seguro que salen tetas.

- Tiradas (1)
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30/01/2016, 17:46
Jhon Park

Tu hermano aparta un poco la mano de tu brazo, incómodo con la repentina presencia del camarero. Sin embargo, a sus palabras sonríe con cierta gratitud. 

—Muchas gracias —dice, con una pequeña inclinación de cabeza en un gesto del que si fuera consciente renegaría—. Es muy amable. Tiene todo muy buena pinta.

El camarero tras sus palabras empieza a girarse, disponiéndose a marcharse.

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02/02/2016, 17:26
Park Hyun-jin

Sentir el apoyo de mi hermano me da fortaleza. Logro mirarlo y trato de transmitir mi agradecimiento sin poder pronunciarlo explícitamente. Ha sido un primer paso, un paso difícil y largo, pero finalmente estoy allí, puedo contarle a él esas cosas. ¿A quién si no?. Durante algún tiempo contemplé hablarlo con Marcus, pero no podía evitar la sensación de que sería igual a admitirme a mi mismo cosas que quería ni quiero pensar. Y luego, cuando Marcus se fuese, porque inevitablemente tendría que salir de mi vida, me quedaría solo, con la sensación de haber botado a la basura una oportunidad. No, no habría valido la pena contárselo a él. Esbozo una sonrisa triste hacia Ji-Hoon. Para bien o para mal, tenemos un lazo de sangre y eso es lo más fuerte que puedo concebir en mi cabeza ahora mismo.

Observo con algo de curiosidad al camarero mientras habla. No puedo evitar extrañarme y trato de darle alguna explicación a su comportamiento. ¿Era amigo de mi hermano?. Intercambio una mirada con John, tratando de descubrir la familiaridad que habría podido pasar por alto. Sin embargo, él se comporta como si nada extraño sucediese y un pensamiento oscuro se cruza en mi cabeza. ¿Está mi hermano jugándome una broma?. ¿Por qué ha actuado como si nada?. Trato de pensar y buscar una explicación racional, negándome a creer que Ji-Hoon aprovechase una ocasión así para tratar de burlarse de mí. No es gracioso. Nada gracioso.

Espero a que se vaya, observándole de reojo, tratando de mirar si continúa hablando para él mismo. Miro a mi hermano un instante, tratando de buscar las palabras. -¿No ha sido algo descortés servirnos mientras hablaba por teléfono?- le pregunto a mi hermano, buscando al camarero con la mirada. -Y encima... habría jurado que tenía acento italiano...- digo, confundido, mientras me siento mirando la comida y tratando de dejar atrás al incidente, para continuar conversando con mi hermano.

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03/02/2016, 00:20
Jhon Park

En el momento en que os quedáis a solas tu hermano te observa durante unos segundos mientras recupera la actitud previa a ser interrumpidos. Sus ojos van ganando en seriedad y empatía, y al escuchar tus palabras desvía un instante sus pupilas hacia el camarero. Su ceño se frunce un poco, como si algo no le encajase del todo.

—Bueno, lo importante es que ha traído la cena —comenta en un tono amistoso, y parece que esté intentando apartar aquel tema para volver al anterior. Algo en su actitud te hace pensar que él puede creer que eres tú quien trata de evitar regresar a lo que estabais hablando.

—Hyun, me alegro de que me hayas contado esto —dice entonces en un tono más suave—. Pero no tienes que sentirte mal por haber tenido que buscar ayuda. Con lo que pasaste es algo normal —asegura.

Entonces cambia un poco su postura, acercándose más a la mesa, y moja los labios con su bebida antes de seguir hablando.

—Lo importante de aquel día es que estás a salvo —dice entonces con la voz llena de afecto—. Y que nos ha enseñado a apreciar algunas cosas —añade, como si de alguna forma también a él le hubiera influido. Entonces hace una pausa cargada de gravedad—. Ni yo ni nadie podemos imaginar por lo que has pasado, Hyun —asegura—. Pero estoy aquí para lo que necesites —afirma antes de volver a quedarse callado, aparentemente esperando a que continúes, como si creyese que tienes más que decir.

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04/02/2016, 16:57
Park Hyun-jin

Mis pensamientos comienzan a ser nebulosos. Hay algo que no me agrada del camarero. Quizás sean sus modales o sentirme engañado por su falso acento, pero siento un creciente descontento y frunzo el ceño mirando hacia donde está, intercalando algunas miradas con mi hermano. No estoy seguro, pero una desconfianza natural me brota al pensar en el camarero y me resisto a tener que llamarle para servirme algo más de alcohol. Ji-Hoon me habla y suspiro, sintiéndome avergonzado, buscando las fuerzas para contarle la segunda parte. Las alucinaciones, para revelarle que no he superado todo esto y que estoy aquí, tratando de aferrarme a la poca esperanza de liberar el peso que tengo sobre mí.

Lo miro bajando la cabeza levemente. Me concentro en la copa y luego le miro de nuevo. -¿podrías pedir un poco más de lambrusco?- le digo en voz baja. Sentirme humillado hace parte de la maraña de emociones que he experimentado desde que el estrés ha empezado a tomar mi vida.

-No... no es todo Jhon- digo mirando de nuevo a la mesa. Siento algo de náuseas, siento un vacío en el pecho y como la realidad parece palpitar a mi alrededor. Incluso podría jurar que que todo el mundo está mirándome fijamente, expectante, escuchándome a punto de burlarse de mí, de aprovecharse de que estoy allí, expuesto, revelando que he tenido que esconderme los últimos años evitando que algo me pasara. Que algún demente decidiera hacerse explotar en medio de la calle, llevándose a la mayor cantidad de gente consigo por delante.

Finalmente decido no hablar. Busco en mi bolsillo el frasco anaranjado de tapa blanca y lo pongo frente a mí. Lo empujo para que él lo tome. -Esto... no quiero... pero...- digo mientras observo con terror lo que implica todo aquello. Mientras imagino como mi cerebro se deja llevar a un estado de aletargamiento en el que ni siquiera mi música es capaz de rescatarme de sentirme miserable, de estar solo, de vivir cada día con el terror que provoca la inminencia de saborear mi propia muerte a mano de cualquiera allá afuera. -... pero veo cosas. Cosas que no están ahí- y aprieto mis manos sobre la mesa, mientras siento como las lágrimas humedecen mis ojos.

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06/02/2016, 00:30
Jhon Park

Tu hermano asiente cuando le pides que consiga más vino y, sin embargo, no se mueve todavía. Como si supiera que no has terminado de hablar permanece con sus ojos sobre ti y en ellos se mezclan la preocupación y la expectación. Sabes que Ji-Hoon nunca ha sido un hombre muy paciente, pero parece dispuesto a hacer un esfuerzo para dejar que te tomes el tiempo que necesites. 

Cuando pones el bote sobre la mesa, él extiende el brazo para cogerlo y después de tus últimas palabras, libera el aire de sus pulmones con un suspiro.

—Sí, creo que pediré más vino —dice entonces, con un tono de voz que te indica que se está preparando para tomárselo con calma y charlar largo y tendido—. Ahora vuelvo. 

Todavía con el medicamento en la mano se levanta y por el rabillo del ojo puedes intuir que está acercándose a la barra. No debería tardar más de un minuto en regresar a tu lado, con suerte acompañado por la botella.

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06/02/2016, 01:24
Narrador

No debería tardar y, sin embargo, lo hace. 

Cuando levantas la mirada te das cuenta de que algo extraño ha sucedido. Te cuesta algunos segundos llegar a ubicarte. Ya no estás en el restaurante, lleno de la luz artificial de los fluorescentes del techo. Ahora estás en una habitación medio en penumbra, iluminada tan sólo por la pantalla plana de un televisor. Un aroma a salitre parece flotar en el ambiente a pesar de estar en un interior y la temperatura es agradablemente cálida.

Es un cuarto amplio y debajo de ti el asiento está mullido: es un sofá. En una mesa baja puedes ver algunas cajas de pizza y botellas de cerveza y justo al final del sofá escuchas un ronquido suave, como si alguien se hubiera quedado dormido en él viendo una película.

Pero es justo a tu izquierda donde está ella. No necesitas buscarla con la mirada para saber que está ahí, a tu lado, contemplando cómo los protagonistas de una película —aparentemente zombies del espacio exterior o alguna otra cosa similar de serie B— se deslizan por la pantalla. Aún así, no tardas en mirar en su dirección y cuando vuestras miradas se cruzan puedes sentir en sus ojos azules la misma sorpresa que tú sientes. Y como sucedió con la joven que viste durante el concierto, sientes una extraña familiaridad también con esta. La certera sensación de estar en casa, de que este es tu lugar. A su lado.

Es una chica de unos treinta años, su pelo es rubio y sus facciones agradables. Va vestida con una camiseta de tirantes y unos shorts vaqueros que no dejan mucho a la imaginación. Incluso en la oscuridad puedes percibir la firmeza de sus músculos, definidos de una forma que sólo el trabajo o el ejercicio intenso pueden conseguir. 

Sientes de nuevo cómo una mirada atraviesa la tuya, entrando en tu interior al mismo tiempo que la tuya entra en el suyo. Tu cerebro y tu pecho conectan con ella a través de la conexión de vuestras pupilas y te sientes como si la conocieses desde siempre, a pesar de no haberla visto nunca. Te invade una certeza, la de que puedes confiar en ella tu vida, incluso tu propia alma. Ese hilo invisible que ya conoces parece atarse también a ella, uniéndoos de una forma tan difícil de explicar como de negar. 

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07/02/2016, 00:26
Ruth Williams

Como era de esperar Dan se duerme antes, duraba lo justo en la peli para verle las tetas a la chica de turno. Cosa por la que no le culpaba, estas pelis eran para emborracharte y reírte o quedarte durmiendo, no tenían término medio. Yo prefería optar por la primera opción, aunque intento no reírme alto sabiendo que Dan descansa. Después del gimnasio estaría reventado, y yo venía con mis cosas de loca y paranoias que no hacían sino preocuparle. Miro su rostro relajado y despreocupado y acomodo la cabeza en su hombro.

Acabo la peli y lo despierto para ir a la cama...

A mi otro lado siento una presencia, que hace que mi espalda se tense y me siente recta. Miro en esa dirección y de inmediato lo veo. Lo siento. Como un soplo de aire fresco que llena mi corazón. El hueco que había dejado Wamai se llena, dejo de sentir la sensación de vacío, que había sido mitigada con la distracción de la película. No me sobresalto ante la visión de aquel hombre, para mí era de nuevo un remanso de comprensión y tranquilidad el que estuviera ahí.

¡Tú!... Pero tú... ¿Quién eres tú?

Mi cabeza empezaba a entender a la lunática oruga de Alicia en el país de las maravillas, solo que yo no estaba allí. Estaba en casa de mi mejor amigo con él durmiendo a mi lado. ¿Podría verlo si le despertaba? Y más importante, ¿quería despertarlo? Seguramente no, aquel momento era tan pletórico para mí que no quería compartirlo con nadie más. Mis dedos se acercan a tocar los suyos, largos y delicados. Mis manos estaban llenas de cayos ásperos de trabajar la madera, pero él no parecía tener tal problema.

Bueno, mis manos hechas al trabajo no me parecen un problema...
Pero las suyas, parecen hechas para tocar cosas delicadas.

-Soy Ruth...- comienzo presentándome, sintiéndome bien y familiarizada con toda aquella locura sin explicación. Pero al mismo tiempo era todo tan razonables y tan natural, que no podía comportarme de otra forma.

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09/02/2016, 03:29
Park Hyun-jin

Mi cabeza da vueltas. Da vueltas y no las da al mismo tiempo mientras el restaurante, el mesero, mi hermano, todo se desvanece para darle lugar a una escena por completo diferente. Estoy en casa. O eso siento mientras poco a poco cada uno de mis pensamientos trata de desgarrar la maraña de locuras que parecen estarse hilando a medida que las alucinaciones se hacen más y más detalladas, se entrelazan poco a poco, rodeándome y dejándome con la extraña impresión de que todo aquello que veía, olía, escuchaba, saboreaba y palpaba era absolutamente natural. Estoy petrificado y no estoy seguro de si se trata de mi cabeza tratando de gritar y pedir ayuda, o de mi cuerpo dejándose caer lentamente sobre el aletargamiento que este nuevo paisaje me produce.

Allí está ella. Siempre ha estado allí y siempre lo he sabido. No necesito detallarla para saber que la conozco, que aquello no es una primera vez, no en el sentido en el que mi mente parece interpretar aquella palabra, para encajarla dentro de la racionalidad que es la extraña realidad que ahora me rodea. Sus ojos azules, su cabello rubio, su cuerpo con musculatura bien formada. Me recuerda a las modelos con aire exótico que, con un disfraz adecuado, posan para las portadas de las revistas de moda y actualidad en las casetas del tube. Hay algo de artificial en ella, como en todo aquel sueño, y a pesar de la irrealidad, me siento demasiado tranquilo.

Siento sus pensamientos y algunos encajan con los míos. No estoy seguro de si los ha pensado ella o los he pensado yo, o simplemente estaban allí y nuestras mentes solo los recogieron para gritarlos en medio del silencio imperfecto de la habitación, del extraño calor y de la película en televisión.

Me dice que es Ruth, pero su nombre me llega a tiempo y a destiempo. -¿Quién eres?- le pregunto cuando ya me ha respondido y sólo atino a abrir un poco la boca, como si saberlo me generara gran impacto. Como si de alguna manera no lo hubiese sabido ya.

-Hyun- respondo con suavidad, lentamente, observando alrededor, caminando como si estuviese flotando entre sueños.

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15/02/2016, 14:48
Ruth Williams

No puedo evitar reír cuando pregunta mi nombre nada más decírselo, es como si pasara eso que a veces pasar por internet, el retraso por el que unos mensajes llegan más tardíos. ¿Lag era? Tenía sentido llamar retraso al retraso. Y si consigo reír es porque vuelvo a sentirme bien de nuevo, nada que ver con el profundo vacío y desolación que me asolaban apenas unas horas atrás.

Asiento a su nombre, asimilándolo. Era como nombrar a algo que siempre había estado ahí, como cuando un niño pequeño aprende palabras nuevas y descubre que ese sor todopoderoso que le sostiene en brazos se llama mamá. El encuentro con Hyun es tan maravilloso como pudo ser el anterior que tuvo, ya no siento miedo, solo incertidumbre y un calor en mi interior.

-Tampoco eres de aquí, ¿verdad?- asumo, observando su traje de corte exquisito y seguramente más caro que la mayoría de mi vestidor junto. No me gustaba tirar el dinero en ropa, todo me iba bien, pero sabía reconocer cuándo a alguien le sentaba bien algo y ese traje quedaba muy bien sobre aquel hombre.

Estiro mi mano para intentar tocarlo de nuevo, quiero sentir la plenitud que ya he conocido y hacer real aquel momento. Seguía sin saber cómo ocurría aquello, pero no me importaba mientras siguiera pasando. -¿De dónde vienes?- imagino un país asiático, mientras mi mirada se maravilla con sus rasgos y vuelven a posarse sobre aquellas manos tan delicadas y de aspecto suave y cuidado.

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16/02/2016, 15:10
Park Hyun-jin

"¿Tampoco?" mis pensamientos resuenan como si vibraran en el aire. Las preguntas que me son tan importantes, las preguntas que debo tener todo el tiempo en mi cabeza parecen en aquel instante tan lejanas, tan incompletas, tan triviales. ¿dónde? ¿por qué? ¿cómo? todo está en orden y por lo tanto no hay lugar en mi mente para la duda. La contemplo como si ella misma no fuese digna también de esas preguntas, como si la incógnita de su aparición no tuviese ningún problema de consistencia con la armonía que tanto necesitaba. ¿Quién era ella? ¿Qué hacía allí? nada de eso importa, nada de eso tiene significado alguno para mí.

Me muevo observando aquel lugar. Trato de no distraerme, pero no puedo evitarlo, no puedo dejarme llevar por la solidez de la visión. Ella sigue allí, ella, con su mirada curiosa, con su curiosidad infantil, ella, la misma desconocida que me hacía desear quedarme en aquel sitio, quedarme con ella, a su lado. En su compañía. 

Pero no puedo evitar detallar aquel nuevo paraje que tenía lugar en mi cabeza. Escucho su pregunta, lejana, apagada y me toma unos instantes girar para responder algo. -Estaba... con Ji-hoon. Con mi hermano- atino a decir. Mi hermano. ¿En dónde han quedado los murmullos del restaurante? ¿los escasos modales del camarero? ¿El olor de los calzonni, humeantes y frescos? ¿El frío circundante de la ciudad? ¿En dónde estaba Ji-hoon?. Es allí cuando la pregunta toma forma en mi cabeza. La pregunta que debo hacerle a ella, la que nadie más puede responderme.

-¿En dónde estamos?- quiero decir hogar. Quiero decir en casa, pero aún el término reverbera confusamente, mientras doy unos pasos unos pasos, contemplando cada rincón, cada esquina, cada muro, cada detalle, como si estuviese de vuelta en mi hogar de infancia, reconociendo e inspeccionando cada pequeño fragmento de mi memoria y armando el rompecabezas de aquel recuerdo de cuya existencia no estoy del todo seguro.

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18/02/2016, 22:58
Ruth Williams

Le miro pasearse por la habitación, inquieto, sin saber bien qué decirle. Este encuentro era tan extraño como el anterior, pero me causaba una paz y un bienestar que me hacía no querer acabarlo. Como si el buscar un porqué rompiera la magia que rodeaba a aquel contacto que estábamos viviendo. O bueno, a mí me gustaría que fuera un contacto, pero él mantiene una distancia que no quiero recortar. 

¿Se siente incómodo conmigo? No, sé que no, es la situación...

Inclino la cabeza hacia un lado cuando nombra a su hermano, yo solo le veía a él. Un momento, ¿veía él a Dan que dormía a mi lado en el sofá? Miro a mi amigo, que solo le faltaba roncar para hacer más evidente su estado. Aunque por suerte no roncaba, sino me sería imposible dormir toda la noche al lado de una mole que ronca, no se ducha, no limpia su habitación... Demasiados contras para él. No, Daniel no era nada de eso, solo era como era y por suerte no me estaba tratando de loca. Le señalo a mi lado cuando Hyun pregunta sobre nuestro paradero.

-Estamos en casa de Dan... Estábamos viendo una película y se durmió- me encojo levemente de hombros, era algo normal. Luego estaba la tranquila y no esperada anormalidad de la visita del asiático. Una visita que dejaba de lado toda la desolación que me había embargado gran parte de la tarde. Voy a decir algo más, cuando caigo que Wamai me preguntó también que de dónde era, es por ello que resoplo y casi tengo que reírme de mí misma. -Estamos en Tamarama, Australia- añado con mayor precisión, seguramente es lo que él buscaba. -¿De dónde vienes?- reafirmo mi pregunta.