Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Wamai)

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19/05/2016, 04:44
Wamai Saád ú

Recojo granos sistemáticamente — Que sean 4, Rasul — asiento y echo mi palma momentaneamente libre hacia el cielo. Amani. Miro mis 5 dedos, y pienso que perder 4 se acerca más a perder 5, mientras que perder 2 se acerca más a perder 1... Aunque ganar 4 puede merecer la más mágica de las penas bajo este sol. Que la madre tierra imponga su equilibrio, Wamai leerá el resultado de las Tusker como un mensaje de las brisas africanas. Me fijo en como este macho camina alejándose con su característica torpeza, pero aún acercándose a alguno de los más arrugados de este terreno, uno confía en que nadie abarque a “recordar” quien podría ser Huba-Ba, Huba-Ha...  o como sea, pues me lo acabo de inventar. De hecho, yo ni recuerdo como se llama, ni tampoco quien es esta oscura vieja que trabaja a mi lado hoy. 

Revoloteo la cabeza. Pierdo a Rasul de vista, y enfoco el pañuelo de Nyah entre las ramas para después cruzar una mirada un poco más complice con ella. — Eso ya es otra historia — respondo a su pregunta — Unos van, otros vienen... a lo mejor con cervezas en mano — Sonrío sin enseñar los dientes mientras llevo la mirada entre granos y cesto, cesto y granos. Y no es que me cause mucha gracia pensar que ella sabe cosas del Puño... pero, quien diga que no ha tirado piedras a lo largo de su ciclo, miente. — A Nyha no le gusta —  hago un pequeño gesto con la cabeza en la dirección que tomó el tullido — Wamai compadece un poco su suerte — subo y bajo un hombro — Pero... también pienso que si no trabajase podría ser peor — y todos tenemos nuestros fantasmas.

Sigo activo y atento a posibles miradas de Muthengi.

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21/05/2016, 17:23
Nyah Baddhu

En el momento en que das tu primera respuesta a Nyah ella sonríe. Es una sonrisa sincera y sentida, que estira sus labios y arruga un poco sus ojos, como si su agradecimiento se extendiera hasta la expresión de su cara y un poco más.

—No es que no me guste — comenta acto seguido encogiéndose un poco de hombros, y parece que se esté justificando—. Es que está siempre contando a todos cosas de la gente, exagerando lo que oye y acercando el oído a lo que dicen —expone. En ese momento detiene sus palabras, como si acabase de darse cuenta de algo pero no quisiera ceder del todo—. No es que no me guste, es que me gusta poco —asegura, dedicándote una mirada que intenta dejar aquella confesión sobre Rasul entre vosotros dos.

Mientras la chica habla ves cómo vuestro vigilante se aleja. No llega a dedicarte una última mirada y dado lo directos que son sus pasos parece que otra cosa ha atraído su atención. Nyah también le sigue con los ojos un instante y cuando un momento más tarde vuelve a mirarte una sonrisa distinta aparece en su cara. Sus pupilas buscan detrás de ti, como si tuvieras algún fantasma en tu hombro, y es en ese momento cuando oyes claramente unos pasos que se te hacen conocidos. No son los de Jimiyu andando, sino los de Jimiyu intentando hacer como que no está.

- Tiradas (2)
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21/05/2016, 23:24
Montu búh "Jimiyu"

En cuanto tu hermano se da cuenta de que le has oído abandona su intento con una exagerada decepción. Por su postura parece que estaba a punto de intentar asustarte por detrás, probablemente sin pensar que a lo mejor eso daba alas otra vez a tu cesto. Parece divertido. Algunos pasos por detrás de él Subira ríe y su hermana no tarda en unirse a esa risa.

—Para ti, Wawaenuncia entonces Jimiyu y sin llevarse la mano al bolsillo, abriéndola tal y como está, te muestra una chapa de bebida dorada y sin ningún tipo de marca. Si alguna vez estuvo en una botella quien la haya sacado lo hizo sin doblarla lo más mínimo—. Subira la ha encontrado, le he dicho que tú estabas buscando.

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23/05/2016, 04:10
Wamai Saád ú

Veo como Muthengi se aleja de refilón mientras escucho a Nyah, vuelvo mis ojos a su posición — Bueno, es algo que hacen todos, pero él se esconde menos — le respondo sobre los salseos del tullido, callo el resto para que siga su cauce. Y noto también como vuelve a sonreír, poco después, aunque sus ojos van más allá de mi hombro, con lo cual me pongo derecho. Y no me hace falta ver con los ojos, pues logro ver a Jimiyu con los mismos oídos. Me giro ante mi hermano mientras veo su gesto de decepción. Se me queda una expresión seca, como quien preguntaría "¿Que mbuzis haces?". Y más risas, llega la pantera. No obstante, mi cara cambia radicalmente cuando me ofrece una chapa dorada.

Primero dejo caer la cabeza hacia un hombro lentamente. Miro a sus ojos, y vuelvo a observar la chapa mientras sostengo el cesto contra mi cuerpo, casi esperando que pase algo raro, como lo fue con su arandela... pero no pasa nada. Elevo una ceja y poso el cesto en el terreno. Me sacudo una mano contra otra — Color oro — digo mientras la recojo con indice y pulgar. Hay quien endiosa el amarillo por la fuerza del sol... asi que me voy convenciendo — Color sol — la alzo hacia el mismo, tapándolo a mi propia vista. Redonda. Suficiente.

Rápidamente agradezco — Shukrani hermano — Y me le guardo en el bolsillo trasero. Consagraré la chapa dorada de la suerte para que sea un amuleto. Si es de la suerte tendrá mucho trabajo con Wamai. Busco a la pantera con una mirada agradecida y prosigo trabajando. Miro hacia el cesto de mi hermano* — ¿Muchos granos en el arbusto de más allá de estos arbustos, Jimiyu? —.

Notas de juego

*Quiero saber si estuve recogiendo, o solo de paseo. 

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25/05/2016, 02:32
Montu búh "Jimiyu"

Jimiyu te observa atentamente en cuanto tomas la chapa, claramente esperando que tu reacción sea tan buena como imagina. Asiente cuando mencionas el oro y vuelve a hacerlo cuando mencionas el sol, y lo cierto es que la chapa cubre exactamente el tamaño del sol, casi como si la hubieran hecho expresamente para proteger la vista de sus rayos. Y es en ese momento, viéndola a contraluz y convertida casi en mancha negra, cuando te das cuenta de que tiene algo escrito por su cara interna, aunque las letras están tan borradas que cuesta distinguirlas.

Al llegar tu agradecimiento tu hermano sonríe con todos sus dientes y cuando preguntas por los granos del arbusto se encoge de hombros y mira un instante a Subira con complicidad.

—Muchos, más de los que sé contar —asegura, aunque ese número varía según el día y la pereza—. Pero la planta nos habló y nos dijo que eran sus hijos y que no se los quitáramos —explica, y una risita escapa a la vez de su garganta y de la de la chica al tiempo que ambos miran sus cestos casi vacíos—. Hablamos y decidimos que la planta no tiene la culpa de que Muthengui nos obligue a trabajar. Eso está bien: seguro que fue ella la que hizo que Subira encontrase la chapa.

En ese momento hace un gesto hacia ti, señalando tu bolsillo.

—Dice «destino» —asegura, y parece que lo cree de verdad, aunque bien es cierto que podría decir eso tanto como «rinoceronte».

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25/05/2016, 02:52
Subira Baddhu

Subira ríe con tu hermano cuando él comienza su historia y por su manera de mirarle parece que ya lo hayan hablado antes. Viéndoles sería creíble, incluso, que pretendieran contarle también eso al capataz en caso de que preguntase por la ausencia de granos en sus cestos.

—Todo eso es verdad —confirma divertida—. Hicimos lo mejor. Además, si volvemos mañana seguro que tiene más que hoy —enuncia antes de mirar a tu hermano y formar una pequeña sonrisa—. Habrá que volver.

Sin embargo antes de que Jimiyu pueda digerir esas palabras ella te habla a ti, curiosa.

—¿Por qué necesitas suerte, Wamai?

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27/05/2016, 06:14
Wamai Saád ú

Intento no excederme riendo con la respuesta de Jimiyu, procurando mantener un gesto serio, pero me resulta imposible. Dejo su cesto en paz, directamente. Y cuando escucho a la pantera darle la razón, más que más — Es cierto... que culpa tendrán los muy hijos de planta — Hasta me apetece ir a conocerla y debatir con ella sobre la vida — Recoge Jimiyu, recoge — le indico sin perder el tono alegre, pero tampoco el responsable. Aunque por otro lado... me dice Destino, me gusta Destino — Espero que brillante, hermano. Como el sol — como la chapa. Palpo mi bolsillo. Wamai llamará así a su nueva chapa: Marudio.

Entretanto la pregunta de Subira también se cuela por mis oídos. El primer segundo entrecierro la mirada, pero no tardo en alzar la cabeza entre plantas — Para compartirla, Subira. Con deseo las magias blancas hacen su trabajo y todo sigue su curso — Ahá. Con totem más mejor — Estos días lo deseo para las gacelas, para el mar, y para las coles silvestres. Amani para sus equilibrios, sobretodo el de las gacelas en peligro —. Decoro mis frases de guru keniano más vacías que la despensa de mi casa con una pequeña sonrisa, y aunque para ellos suene a broma, para Wamai guarda sentido. — Uno pide las bendiciones de Kileken — Sigo contandoles mientras recolecto — Mukuru, segunda madre para Wamai... me contaba que Kileken es la representación de un muchacho pequeño, enviado de las buenas energías de las nubes para favorecer a aquellos que desean prosperar — Nos señalo a todos, y a la señora negra que nos ignora también. Y a los de filas más allá, también — Y que ademas, cuida de su ganado — Añado, enfatizando como un detalle importante. Es una conocida historia de por aquí. Y una vez me dijeron que también se llamaba Venus, pero no me gusta ese nombre.

Hay muchos dioses africanos. Uno acepta la historia de Giku-yu como primer hombre de la tierra, que era negro. De altas tradiciones gusta de Olapa, diosa que acertó en su unión con Ngai para iluminar las noches, la Luna. Aunque para algunas tribus no es una diosa... si no una fémina creación a gusto del mismo ser de la montaña. Wamai está abierto a toda creencia, aunque eleva a Mama Dumia como un todo, y hoy también está abierto a esas curiosas magias desconocidas del ayer.

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28/05/2016, 00:24
Montu búh "Jimiyu"

Tras terminar de hablar Jimiyu ríe contigo, encantado de que te resulte gracioso lo que te cuenta. Esto acabará, probablemente, con granos de tu cesto en el suyo y aire de su cesto en el tuyo, así como otros días es al revés. En parte en eso consiste ser hermanos, aunque la naturalidad con que Nyah habla de trabajar por dos dice que en su caso los granos sólo caminan en un sentido.

Brillante como el sol —repite Jimiyu encantado antes de volver a reír, y con lo que le conoces sabes que es por una nueva ocurrencia que no tarda en salir de su boca—. Brillante y lleno de propósitos —afirma con lo que debe pensar que es una enorme sutileza.

Luego, cuando te pones a explicar, él asiente en más de una ocasión. Vuestro padre y vuestra madre os han instruido bien y antes que ellos tu abuela, aunque esta sólo a ti. Es probable que Jimiyu no sepa con tanto acierto lo que tú cuentas, pues él es más de mezclar o inventar los nombres, pero eso no le impide actuar como si lo conociera todo.

—Y Olapa y Ngai están casados pero pelearon —aporta entonces y mira a Subira, divertido. No parece venir a cuento más que por alguna asociación de ideas que él pueda haber hecho, o quizá por demostrar a la chica que también conoce.

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28/05/2016, 00:58
Narrador

En el momento en que empiezas a explicar a Subira el por qué quieres la suerte ella gira un poco el rostro, mirándote de medio lado, como si eso le pareciera extraño. Nyah en cambio amplía su sonrisa y en los segundos siguientes, mientras hablas, sus ojos parecen brillar un poco más. Es evidente que le gusta escucharte.

Acto seguido ella dice algo, pero hay otro sonido, uno más fuerte e inesperado, que tapa su voz por completo. Es un ruido ajeno y que ninguno de los demás parece escuchar: el de un disparo. Lo que llega después es la terrible certeza de que, de alguna forma que no puedes comprender, estás herido.

Puede que sea el dolor más intenso que has sentido nunca. Llega así, de repente, como si algo acabase de atravesar carne y hueso justo por debajo de tu clavícula derecha, desde el frente. Es un dolor agudo que se hace presente en un instante, pero que no parece que vaya a desaparecer pronto.

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31/05/2016, 04:50
Wamai Saád ú

Propósitos de mejorar. Sabemos que Ngai también es Ngai Narok, 2 personas en uno. Bueno y malo... así que Olapa habría pillado a Ngai en uno de sus malos dias. Rio para mi mismo. Y ya estoy terminando con las ramas fáciles de este arbusto, asi que tendre que empezar a meter el brazo a los lugares mas incómodos de él. Pretendo atender a Nyah, pero sin más experimento ese ingrato sonido que lo nubla todo. Es como si un estallido de color blanco pasase por mi mente de repente, y uno no lanza su cesto por los aries, pero lo deja caer de golpe.

¿Un disparo?

Al instante cruzo mi mano izquierda por debajo de mi hueso del cuello. Miro a Jimiyu y a mis alrededores en un vistazo bastante ciego, y entonces vienen las palpitaciones — Uf...— achino los ojos. Con alarma general uno pensaría que una bala furtiva acaba de elegir su cuerpo para romper su alma. Sonó cerca, pero no hay síntomas de alarma, al menos en mi cafetal... nadie corre. Separo mi palma varias veces en busca de sangre — Uffff... pero... — Marudio, maaal — Mbuzis, ¡oooh...! Diiiiiiiioses! me apoyo en una rodilla mientras me quejo en bajos tonos — Mukuru, que.... — Madre tierra, Wamai prefería las explosiones en el cielo.

Dejo mi lugar y empiezo a caminar con intención de apartarme un poco, a ver si se me pasa — Espera, Jimiyu — (uf) — Vuelvo ahora — Quizá, a la fuerza, intento disimular... pero me muevo con clara expresión de agudo dolor. Uno no está acostumbrado a esto. Fue intenso — Creo... — es intenso. Trago saliva — ... creo que me picó un insecto — miento. Acaba de darse un nuevo golpe de magias.

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01/06/2016, 02:43
Nyah Baddhu

La práctica —que a veces puede confundirse con la costumbre— guía tu mano mientras recoges rápidamente el grano de las ramas más sencillas del arbusto. Puedes pasar a las difíciles, pero no serías el primero que en lugar de eso pasa al arbusto siguiente: da problemas con los compañeros, pero también menos trabajo... Y lo de los problemas es sólo si te pillan. Muchos lo hacen, pero vuestro padre os enseñó hace mucho que muchos podrían decir que el cielo es naranja, y no por eso uno tendría que repetirlo.

En el momento en que tu cesto cae al suelo tus compañeros te miran extrañados. Sientes sus miradas y también las de otros que os rodean, como queriendo saber qué pasa. Si aún estuviera Rasul cerca probablemente él ya lo sabría incluso antes que tú: alguien se lo habría dicho. Sin embargo por fortuna ese pájaro ha volado. Las miradas de Jimiyu, Subira y Nyah se cruzan después. Algún otro permanece pendiente de ti y no se te escapa alguna mirada esquiva hacia tu cesto.

—¿Estás bien, Wamai? —pregunta Nyah mientras empiezas a hacer gestos. Ella es con diferencia la primera que ha reaccionado. Jimiyu no tarda en seguirla con unas palabras parecidas, aunque él sigue llamándote por ese mote que está siempre colgado de sus labios. Tu explicación parece convencer más a tu hermano que a la chica, y cuando empiezas a alejarte ella te sigue, nombrando antes a Jimiyu encargado de vigilar tu cesto.

—¿Un insecto? —enuncia Nyah cuando os encontráis más adelante y por su tono es evidente que no cree tu versión—. Tú me diste tus oídos —expone en ese momento—. Si quieres los míos, están dentro de mis orejas.

Sabes por tu mano, que te lo ha dicho cuando te la llevaste hacia el lugar de la herida, que no hay ningún agujero ni sangre en tu hombro. Sin embargo, aunque la herida no esté ahí, el dolor no remite en absoluto cuando van pasando los segundos.

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02/06/2016, 17:01
Wamai Saád ú

Nunca había probado un disparo invisible. Puedo notar las palpitos de dolor, pero no hay sangre. Y duele. Duele bastante... casi tanto que me olvido de mi cesto — Wamai está bien, see... tranquilos — insisto, aun así. Podría ser peor, podría haber sido en la cabeza... aunque solo yo lo sepa. Y a pesar de que se me pueda notar el gesto incomodo, torcido, agito una mano hacia mis espaldas intentando restar importancia.

En mis pasos saco la chapa dorada de mi bolsillo y la sostengo con fuerza — Vamos, empieza a funcionar — pido mi suerte para Milka, y por extensión, para mis hermanos espirituales. Todo, mientas noto como la hembra de cristal me sigue algunos pasos sembrando una nueva semilla de equilibrio: sus palabras. ¿Pero cómo responder?. Primero freno y guardo un instante mirando hacia ella, luego pierdo un vistazo hacia Jimiyu, en segundo plano, ya por detrás de ella... por detrás de ella, por detrás de ella, por detrás de ella. Mis oídos por los suyos. Y no antes que a mi hermano, pero Wamai no deja de recibir y evadir posibles mensajes como esta escala de posiciones. Así que por ultimo, niego... aceptando — Ven — señalo más al fondo. Allí donde descanso a escondidas con Jimiyu cuando hace demasiado sol — Es extraño Nyah. Wamai... no sabe decir aun — digo entre dientes. Todo es real, mágico, misterioso, peligroso y un poco difícil de explicar — El Inyanga es el curandero de la tribu. Hierbas y jugos — Remedios tradicionales, en términos zulú. Como Padre. — Los Sangoma son sanadores espirituales. Mediums. Chamanes — Pero también charlatanes. Le digo esto a Nyah como si tuviese el propósito de hacer “algo” a la vuelta de la esquina.

— Waganga wa nafsi ... Sanador del alma — ... Wamai pretende sentarse, y volar, quizá demostrar. Pero... ¿a quién?.

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04/06/2016, 02:04
Nyah Baddhu

Al tomar la chapa entre tus dedos casi puedes sentir como si te devolviera la mirada. Esta vez no llega a cubrir el sol, pero no debería ser necesario para que hiciera su magia. Detrás de ti Nyah se acerca, y cuando frenas para mirarla ella aminora el paso hasta que os juntáis.

Cuando en respuesta a sus palabras la invitas a seguirte ella asiente. Lo hace con la mirada, con la cabeza y con sus pasos y empieza a caminar a tu lado —ya no detrás de ti— hacia el escondite que en tantas ocasiones has compartido con Jimiyu. Una vez allí ella se inclina un poco para escucharte bien, y después de echar un vistazo hacia donde se debería encontrar Muthengui se agacha un poco, apoyando las palmas de las manos en las rodillas, para que sea más difícil verla holgazaneando.

Nyah escucha tus palabras una por una, y aún en sus ojos oscuros puedes ver unas pupilas cada vez más grandes.

—Waganga wa nafsi —repite ella con calma, como esperando que expliques más o algo suceda. Y está claro que algo pasa, pues de repente lo que te rodea ya no es campo. Todo ha cambiado.

Notas de juego

Seguimos en: Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Ruth).

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15/06/2016, 21:29
Narrador
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El sol brilla con fuerza en un cielo despejado y, a pesar de que por su altura no parece que sean más de las ocho y media o las nueve de la mañana, sus rayos caen inclementes sobre lo que parece ser una plantación. El aroma a café inunda tus fosas nasales mientras un leve mareo sacude tu cerebro cuando tratas de comprender lo que te sucede y la escena que se muestra ante tus ojos.

Miras alrededor y estás en el hotel. Vuelves a mirar y estás aquí. Algo se ha disociado en tu mente y puedes ver los dos lugares al mismo tiempo. Allí sigues sentada junto a Wamai. Pero aquí... Aquí hay un hombrecillo enclenque que blande una larga vara en el aire mientras grita. Aquí Wamai está sentado en el suelo con la espalda apoyada en el tronco de un árbol rodeado por los cafetales. Aquí tiene dos finas líneas en el hombro y en la espalda, exactamente en los lugares donde tú sientes escozor, donde el aire te golpeó.

La gente poco a poco deja de trabajar para asomar una mirada curiosa entre las ramas. Todos tienen la piel oscura. Todos visten con sencillez y llevan unos enormes cestos, algunos a la espalda, otros colgados delante de su torso, otros los tienen apoyados en el suelo. Pero todos tienen uno de esos.

Al lado del hombrecillo que grita hay una chica que tendrá alrededor de veinticinco años. Su piel todavía está tersa y su rostro es bonito, con una nariz proporcionada, ojos grandes y labios carnosos. Tiene algunas pequeñas cicatrices en las mejillas, con aspecto de ser ya antiguas. 

Es menuda y no demasiado curvilínea. Desde luego no se puede decir de ninguna manera que sea voluptuosa, pero sus pechos parecen firmes bajo el kaftan de colores tierra que viste. Sus cabellos, cortos y trenzados asoman por debajo del pañuelo que usa para protegerse la cabeza del sol, a juego con el que lleva tapando su cuello.

Notas de juego

Simultaneamos escena entre esta y Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Ruth).

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15/06/2016, 22:25
Narrador

No necesitas ni siquiera medio pestañeo para darte cuenta de que estás de vuelta en el cafetal. Estás de vuelta, pero al mismo tiempo te has quedado en aquel edificio de blancos.

Miras alrededor y estás allí. Vuelves a mirar y estás aquí. Algo se ha disociado en tu mente y puedes ver los dos lugares al mismo tiempo. Allí sigues sentado junto a Ruth. Pero aquí... Aquí sigues sentado junto al árbol. Aquí sientes el escozor de la vara de Muthengi en tu hombro y en tu espalda. Aquí lo tienes justo delante de ti blandiendo esa misma vara en el aire y gritando tan enfadado que pequeñas gotitas de saliva se escapan entre sus labios.

Notas de juego

Simultaneamos escena entre esta y Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Ruth).

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15/06/2016, 22:39
Muthengi "el que se mueve alrededor"

—¡Maldito vago! ¡Wamai! ¡Otra vez soñando despierto! ¡No eres más que un maleante igual que tu hermano! —exclama el viejo mientras la vara amenaza con volver a visitar la piel de Wamai en cualquier momento—. ¡Estoy harto de vagos y maleantes!

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15/06/2016, 22:45
Nyah Baddhu

La chica se interpone entre el palo y Wamai, mirando hacia el anciano con sus ojos de cervatillo llenos de súplica.

—Déjalo, Muthengi. No es un vago, sólo le dio un mareo —pide con un tono exacto para no resultar autoritaria, ni demasiado firme, pero tampoco lastimosa.

La gente empieza a murmurar al ver su intervención y el viejo parece darse cuenta también de eso pues sus ojos se desvían por un instante alrededor. Aprieta los labios en una fina línea surcada de arrugas y mengua el movimiento de su mano que, si bien no desaparece del todo, pierde parte de su actitud amenazante.

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17/06/2016, 09:44
Ruth Williams

Estoy flipando...
¿Dan no me drogaría sin decirme algo, no?
¿O será la sugestión de la puta mierda esta?

Miro a mi alrededor, a la gente y al campo de cultivo. Todo era lo mismo y al tiempo no. Frunzo el ceño, pero mi boca está abierta de par en par. Es algo que no puedo remediar. ¡Estaba flipando despierta! Veo a "su gente", a la mujer y al anciano. Me froto los ojos con fuerza, tanta que veo puntitos de colores durante un rato.

-¿Ellos son tu gente?- susurro y miro a la mujer y al hombre de nuevo. -¿Dices que no me ven? ¿Es eso? Como no te ven en la convención a ti... 

Entendía, más o menos lo que Wamai quería decirme. Parecía que él había experimentado cuando habían pasado estos "viajes" o lo que coño fuera. Yo me había dedicado a flipar y a hacer preguntas tontas. Diría que no era el cuchillo más afilado del cajón, pero eso no es nuevo si contaba con lo que decían mis profesores sobre mis manías y distracciones. -¿Cómo estamos en dos sitios...?

Notas de juego

2/2

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18/06/2016, 02:48
Wamai Saád ú

Oh mald... ugh... - me escuece – Muthengi... – y me duele. Esto le pasa a uno por quejarse, antes me dolía mucho el disparo invisible, pero ahora a Wamai también le escuece la espalda y le pica el hombro. Escucho la voz de Nyah y entiendo que hoy puede ser un mejor día que ayer para intentar desmayarse bajo el sol. Abro los ojos aquí, así como los tengo allí – Pe... pero... - miro hacia la leona nada más levantar la cabeza, hacia la hez arrugada, Muthengi, y también hacia Ruth, tratando de posicionarme para tragar saliva y mantenerme tan recto como puedo. Busco mi cesto con la mirada, aunque recuerdo rapidamente que no lo tengo conmigo. Menudo genio del despiste Wamai - Disculpas, Samahani - aprieto los dientes.

También escucho los susurros de mi compañera... a lo que respondo con pequeños gestos. ¿Son mi gente? Solo miro a Nyah sosteniendo mi hombro. ¿No la ven? Niego, y a la vez hablo para el capataz - Todo está en... orden... - aprieto los ojos por un segundo. Sacudo la cabeza - Creo que he descansado mal otra vez. Solo es eso... sí – trato de reciclar mi excusa de ayer, si funcionó una vez puede funcionar dos. Y sigo tragando saliva – Wamai está muy... mareado, necesitaba sentarme – Shukrani Nyah, le hago un pequeño gesto con la mano para que no interceda - Mi cesto ya tiene grano por dos a estas horas – alzo dos dedos, me alegro de haber estado recogiendo con energía, solo espero que Jimiyu no se haya cebado nivelando los cestos y que al viejo le parezca suficiente - Vuelvo... al... trabajo – Asiento, miro a Nyah y tomo la iniciativa de regresar a mi hilera, pero freno como si tuviese un pie pegado al terreno. Espero a que el viejo me lo permita mientras aprieto los labios.

Vuelvo a escuchar a Ruth y le miro a los ojos, lo cual se transforma en apartar la mirada de Muthengi.

Notas de juego

1/2

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19/06/2016, 02:09
Muthengi "el que se mueve alrededor"

Los ojos del hombre siguen brillando, encendidos, y su voz parece a punto de volver a salir desgarrada de su garganta cuando Wamai pide disculpas. Estas no parecen afectarle mucho, como si ni siquiera las valorase demasiado, y aunque el movimiento de la vara había disminuido un poco con la intervención de la chica lo cierto es que las palabras de Wamai vuelven a animarlo.

—¿Descansado mal? —pregunta, aunque ni parece esperar respuesta ni saber muy bien qué decir. Es más bien como si hubiera repetido dos palabras aleatorias sólo para demostrar que no tienen ningún sentido ni son excusa válida—. ¿Descansado mal? —repite acto seguido antes de volver a agitar su brazo—. ¡Yo sí que te voy a poner a descansar bien! ¡Vago! —exclama mientras da un par de pasos en su dirección, intentando rodear a la chica. Esta parece a punto de iniciar el movimiento para interponerse, pero al final ese ademán se queda sólo en una sombra. En lugar de eso mira al chico y baja un poco los ojos después.

—¡Si tienes grano por dos es porque has robado los granos de cuatro! —asegura con su voz rasgada y su rostro expresivo. Ni siquiera se molesta en intentar mirar en el cesto de Wamai, y menos mal—. ¡Maleante! —grita justo en su oído cuando el chico se pone de pie y espera su consentimiento. Entonces pone la vara sobre su hombro, sin llegar a pegarle, y la agita lo suficiente para resultar amenazante pero sin llegar a hacer el esfuerzo de dejar un nuevo surco en su piel.

—¡Sigue el trabajo! —grita—. ¡Hoy recogerás por tres, o ya no recogerás por nadie! —exclama acto seguido, mientras esas gotitas viajeras que dejan su boca se reúnen de nuevo en la mejilla del negro—. ¡Estoy harto ya de ti y de tu hermano! ¡Vagos! ¡Vagos y maleantes!

Tras ese último grito el hombre comienza a caminar hacia el lugar al que Wamai se dirige. Lo hace un par de metros más atrás que él, vara en mano, y parece que sólo le haga falta una breve provocación para que esta silbe en el aire de nuevo.

- Tiradas (1)