Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Wamai)

Cargando editor
14/10/2016, 22:41
Narrador

Si las cosas hace un instante estaban feas ahora parecen ponerse peor. Ese momento de tensión dentro del coche en el que Nyah está ante el cañón del arma parece que se pudiera resolver con cualquier resultado. Sin embargo el tipo del arma acaba por dispararte a ti... O intentarlo. Escuchas el disparo e incluso te parece oír el sonido de la bala. Ha pasado cerca, muy cerca. Tanto que no tardas en oír un grito de puro dolor.

En cuanto observas te das cuenta de que si el tipo al que sostienes ya era feo antes ahora sólo acaba de empeorar. Y eso que parecía imposible. La bala ha pasado a través de su oreja, llevándose una parte, y ahora de ella empieza a manar sangre, manchando su ropa y la tuya.

Sus gritos y maldiciones se pierden en el horizonte y probablemente estén alcanzando a Jimiyu, quien está cada vez más cerca. Ya no es sólo una sombra: ahora puedes distinguir su figura, y probablemente no tarde en unirse a vosotros.

- Tiradas (8)

Notas de juego

El tipo feo acaba de recibir dos puntos de daño letal.

 

Iniciativa siguiente turno:

Primero actúa Nyah.

Después actúan los demás, todos a la vez.

Cargando editor
15/10/2016, 05:20
Wamai Saád ú

Uno no sabe si las intenciones de magia funcionan. Uchawi. Más. Seguro que sí - Wes, wes, wes – me repito convencido de que ese extraño y a la vez cercano blanco de pelo duro aparecerá en breve, cual Milka, cual Ruth, in Kenya. Seguro tiene que encontrar una puerta. Trago saliva con fuerza — ¡Wes! — exteriorizo, me conformo con que llegue antes de que le hagan otro agujero a Wamai. El feo probablemente me escuche cuchichear a los vientos en su oído — Eso. Quieto — le susurro a él, veo para el otro.

Escucho las súplicas de Nyah ¿Qué grado de maleantes pueden tener tal duo? Prefiero no pensar en los dedos cerrados, y sí en las magias. Suerte por venir. Muchas sensaciones, aunque lo único que me abraza ahora mismo es una gotita de sudor bajando por mi sien, el intercambio de palabras entre "secuaces" ...¿No dispares?... y el "fiunnn" del disparo que pasa cerquita de mi rostro — ¡Pero bendita locura, eso iba directo a la vida! — alzo la voz con enfado! El grado de maleante no lo sé, ahora, el grado de humanidad de este macho es más bajo de lo que pensaba. Sawa, vizuri. 

El feo empieza a quejarse de su nueva perforación en la oreja, se me pega — ogh... — salpica el rojo, y mi propio dolor empieza a manifestarse poco a poco. De algún modo también noto la llegada de mi hermano, no muy lejos, debe ser el único en km a la redonda que corre en la dirección en la que se dan los disparos — ¡Espera! — Pienso, pero el que no puede esperar soy yo, estoy en posición de descoyuntar un brazo hacia atrás al feo, no obstante, sólo trato de clavar un par de puñetazos en su riñón, a ver si se queda sin aire un ratito.

Jomo (2 balas)

Notas de juego

Sawa, vizuri - Muy bien (x2)

uchawi - Magia

Cargando editor
15/10/2016, 20:15
Narrador
Cargando pj

Sucede en uno de esos momentos en que cierras los ojos de manera inconsciente. Un instante estás allí, sentado a la mesa al fin, y al momento siguiente están en un lugar que te resulta tan lejano como inhóspito.

El camino de tierra que unos segundos antes apareció en tu mente esta ahí, bajo tus pies, y a sólo unos pasos se encuentra el cuatro por cuatro dentro del que está la chica y aquel que sostiene el arma. No tienes que buscarle para sentir a Wamai cerca. Está sujetando contra sí a aquel negro tan feo y usándolo como escudo humano. La sangre mancha ya no sólo el vientre de tu amigo, sino también su cuello y la parte alta de su camiseta.

Por suerte un segundo vistazo te permite darte cuenta de que esa última sangre no es suya, sino del tipo al que sujeta. Le falta gran parte de su oreja y el líquido carmesí mana de la herida con insistencia mientras este grita de dolor.

Hay alguien más con Wamai. Y no sólo con él, sino también contigo.

Cuando tus ojos se cruzan con los de la chica que no estaba en la imagen que viste en tu mente, puedes sentir en sus ojos azules la misma sorpresa que tú sientes. Es una chica de unos treinta años, su pelo es rubio y sus facciones agradables. Va vestida con una camiseta de tirantes y unos shorts vaqueros que no dejan mucho a la imaginación. Incluso con la tenue luz de las velas del templo puedes percibir la firmeza de sus músculos, definidos de una forma que sólo el trabajo o el ejercicio intenso pueden conseguir.

Sientes de nuevo cómo una mirada atraviesa la tuya, entrando en tu interior al mismo tiempo que la tuya entra en el suyo. Tu cerebro y tu pecho conectan con ella a través de la conexión de vuestras pupilas. Ese hilo invisible que ya conoces y que te une con Wamai, parece atarse también a ella, uniéndoos de una forma tan difícil de explicar como de negar.

 

Cargando editor
15/10/2016, 20:25
Narrador
Cargando pj

Sucede en uno de esos momentos en que cierras los ojos de manera inconsciente. Un instante estás allí, agachada en el suelo del restaurante, y al momento siguiente están en un lugar que te resulta tan lejano como inhóspito.

El camino de tierra que unos segundos antes apareció en tu mente esta ahí, bajo tus pies, y a sólo unos pasos se encuentra el cuatro por cuatro dentro del que está la chica y aquel que sostiene el arma. No tienes que buscarle para sentir a Wamai cerca. Está sujetando contra sí a aquel negro tan feo y usándolo como escudo humano. La sangre mancha ya no sólo el vientre de tu amigo, sino también su cuello y la parte alta de su camiseta.

Por suerte un segundo vistazo te permite darte cuenta de que esa última sangre no es suya, sino del tipo al que sujeta. Le falta gran parte de su oreja y el líquido carmesí mana de la herida con insistencia mientras este grita de dolor.

Hay alguien más con Wamai. Y no sólo con él, sino también contigo.

Cuando tus ojos se cruzan con los del chico que no estaba en la imagen que viste en tu mente, puedes sentir en su mirada la misma sorpresa que tú sientes. Es un hombre de unos treinta años, lleva el pelo rubio echado hacia atrás y sujeto con gomina. Va vestido con ropa informal, vaqueros y una camiseta blanca. Sus ojos claros tienen unas marcadas bolsas oscuras bajo ellos que parecen indicar que la noche anterior fue larga y tal vez no durmió bien. Parecen cargados de emociones contenidas y contradictorias, que acarician las tuyas a contrapelo. Lleva el hombro derecho vendado y por el aspecto de la venda, parece reciente.

Sientes de nuevo cómo una mirada atraviesa la tuya, entrando en tu interior al mismo tiempo que la tuya entra en el suyo. Tu cerebro y tu pecho conectan con él a través de la conexión de vuestras pupilas. Ese hilo invisible que ya conoces y que te une con Wamai, parece atarse también a él, uniéndoos de una forma tan difícil de explicar como de negar.

Cargando editor
15/10/2016, 20:27
Narrador

A pesar de lo complicada que es la situación en que te encuentras, de la multitud de estímulos que te rodean, del calor de la sangre y de los gritos de dolor del hombre al que sujetas hay un instante clave y que lo cambia todo. Sucede en un parpadeo. Es como si de repente dejaras de estar solo.

No tienes que verlos para saber que están ahí. Wes ha venido a tu llamada, la magia ha funcionado. Pero no sólo él. También Ruth está ahí, contigo. Ambos han llegado al mismo tiempo y en ambos sientes la preocupación por ti, sincera y abrasiva como la cal.

Cargando editor
15/10/2016, 21:42
Narrador

Hay algo más extraño aún que el hecho de ser capaz de veros mutuamente. Algo más impensable todavía que esa paz que os inunda cada vez que compartís momentos con otro de los vuestros. Algo más allá todavía de lo que pudierais imaginar.

En el mismo instante en que Wes y Ruth llegan a visitar a Wamai el tiempo se detiene a su alrededor. El dolor se desvanece como si nunca hubiera existido y entre ellos está un Wamai que ni siquiera se encuentra herido. Los tres juntos podéis observar la situación: el coche, el camino de tierra, una bandada de pájaros alejándose por el sonido de los disparos, suspendida en el aire... Y otro Wamai con el rostro tenso y expresión de dolor a pocos pasos sujetando a un hombre tan feo que no le costaría encontrar quién le pagase por llevar a diario una bolsa de papel cubriendo su cabeza.

Ninguno de los tres ha sentido nunca algo tan estático como el aire en ese instante, y la calma del momento sólo se ve igualada por la certeza de que la situación es grave. Sabéis que las cosas se han detenido así por vosotros. De alguna forma que no podéis comprender aquel parece un regalo para tomar aire, respirar con tranquilidad y evaluar vuestras opciones.

Cargando editor
15/10/2016, 22:36
Ruth Williams

En otra parte me retorcía de dolor y gritaba, montando un espectáculo que quizás estuviera amenizando la cena a decenas de personas. Aquí estaba al lado de Wamai y de otro alguien que desconocía. Era lo que deseaba en mi interior, ir a ayudarle, sabía que él sufría y yo estaba en mi parte del mundo impotente.

¿Quién es el rubio...?
Tiene su aquel, pintas de chico malo.

Frunzo levemente el ceño al ver al chico de aspecto cansado, con pintas de ser un matón de barrio. No comprendía quién era, aunque sentía que no necesitaba comprenderlo. Era como nosotros. No necesitaba más. Le sonrío levemente, haciéndole saber que lo llevaba dentro. Que mi cuerpo estaba insuflado con la gracia de su presencia, como lo estaba de la de Wamai.

-Wamai...- susurro al verle, como si por alzar la voz se fuera a romper ese momento. Es como si el tiempo y el mundo se hubieran parado solo por alguna acción nuestra, cosa que no comprendía. -Necesitas ayuda, ¿verdad? Quiero ayudarte...- le transmito mis deseos, esperando una orden por su parte que me indicara qué hacer.

Espero que Carol-la-lesbiana no esté sacando tajada de esto.
Mierda, o que esté aquí acosándome...

Mis pensamientos van por libre, como siempre. Me tengo que asegurar con un vistazo alrededor que la mujer del vestido verde no estaba. Ella sabía cosas, demasiadas. Le había prometido a Wamai respuestas hacía no tanto tiempo y ahora... Ahora necesitaba ayudarle.

Cargando editor
18/10/2016, 09:49
Wamai Saád ú

Ahora veo lo que puede ser un trocito de oreja en el suelo, pero esperadamente... se enarbolan las mágicas sensaciones. Creo fusionar mi alma con ambas presencias espirituales, que llegan, se sienten, no sólo Wes acude a la llamada de mis altos susurros, rápido además, si no que Ruth también regresa para ayudarme. Me empieza a arder el estomago más de la cuenta, pero mi expresión debe destacar más alegría que dolor tras haber hecho un control de magias... funciona ¡funciona!...

¡Mukuru! y pareciese que todo se parase, igual que las cintas de radio. Pausa al ciclo. Primero me quedo inmóvil, boca semiabierta observando sorprendido todo aquello que vivo, pero desde otro yo, cuál orb de energía con cuerpo. Me despierta la voz de Ruth, veo a Wes, logro dejar caer el peso de mis hombros y respirar por un momento, sin pensar... con tranquilidad. ¿Ríes, o lloras, Wamai? Sin pensar, dije.

Tras un instante, hago un up de nervios alegres hacia la hembra con ojos de mar y asiento a sus palabras — Ruth — la sostengo por los hombros por un instante — ¿Lo sentiste? — Me giro hacia el macho de las californias y lo sostengo de igual modo ¿Y Wes? — ¿Wes lo sintió? —  Me separo unos pasos inquietos y señalo el coche cuatro por cuatro, que debe costar unas cuantas vacas y un buen número de gallinas, creo yo — Wamai tiene un pequeño problema — señalo con inquietud macho sin bolas me dispara, Jomo Hana mipira — emito gestos y palabras de enfado hacia el hombre del interior — Wamai quiere esa pistola para cambiar las tornas — y manejar el asunto. 

Me tomo un respiro, largo resoplo... uno pensaba que le iba a explotar la vena de la frente de la tensión. Niego. No sé cuanto dura esto, pero... — seguro que vuelve a disparar, tiene ojos de serpiente — miro hacia Ruth y Wes — ¿Sabéis como ayudar a Wamai? — a golpe de ...magia?. 

Cargando editor
18/10/2016, 19:54
Wes Brooklyn

Enseguida estoy en esa escena que apareció en mi mente como una especie de sueño: Wamai, el olor a café, la violencia y la carretera polvorienta... Me siento bien por poder tomar parte yo en estos sucesos que no me han dejado de pasar desde hace un tiempo. Esto es raro aún así, estamos con otra mujer a la que no había visto hasta ahora. Ella me sonríe y puedo entender porqué. Esta complicidad, entendimiento y unión que tenemos entre ya varios... Es única. Me siento más unido a esa gente que a muchos otros de mi realidad.

Sonrío a la chica como respuesta y asiento, dándole a entender que yo también soy uno de este grupo extraño, seamos lo que seamos. Niego con la cabeza, algo divertido observando la escena de violencia en la que está el Wamai real, no el que nos acompaña, y entonces compruebo con un movimiento circular mi brazo herido, a ver si el hombro sufre.

- Wes lo sintió, Wamai. He venido a ayudarte. - Le digo con seguridad, aunque aún no tengo la respuesta ideal con la que sacarle de ese lío en el que está. - ¿Quienes son? - Pregunto manteniendo una mirada ahora dura a ese dúo que les está causando problemas a una mujer y a Wamai. Me doy cuenta también de mi mala educación y miro a la rubia antes de dirigirme a ella, examinándola unos instantes. - Wes, de California. - Asiento a modo de mini-reverencia. - Al grano... Podría intentar romperle el cuello al que tienes de escudo, y puede, solo puede, que me de tiempo a escabullirme antes de que el del coche me vuele... Bueno, te vuele el pecho...

Cargando editor
18/10/2016, 21:55
Ruth Williams

Asiento a las palabras de Wamai, claro que lo había sentido y había sido un dolor como no había experimentado nunca. Sufría porque Wamai lo sintiera y por eso tenía que venir. Pero yo no entendía. O más bien sí que comprendía todo lo que decía Wamai que necesitaba, pero yo no me veía capaz de ayudar en esa habitación.

¿Ha dicho romperle el cuello?
Joder... ¿Será un sicario?
¿De dónde coño sale?
¿California? Eso explica ese horrible acento.

Abro los ojos mucho ante las palabras de Wes, la nueva incorporación a este nuevo mundo que se habría ante mí. Tardo algo en reaccionar para contestar a su presentación. -R... Ruth, de Tamarama- susurro y mis ojos recorren a la imagen de aquellos dos hombres, para luego volverse a la difícil situación que tenía Wamai. -Yo no puedo matar a nadie- añado, ahogando un gemido de angustia. 

En mi mente se reproduce una y otra vez la angustia que sentí al ver a la chica morir frente a mí. La frustración. La impotencia. El miedo. La desolación. Todo vuelve como un sabor amargo y la preocupación se dibuja en mi rostro. -No puedo...- repito de nuevo, mirando a Wamai con desesperación. Me dolía hasta puntos incomprensibles el no ser útil tras haber acudido a su llamada.

Cargando editor
19/10/2016, 22:07
Wamai Saád ú

Ambos blancos comprenden a Wamai como hermanos negros, tranquiliza mis nervios ya medio tranquilos — ¡sí! — exclamo con las palabras de Wes, aunque no por visto bueno, si no por su energía presente. La reacción de Ruth, entre ambos, me hace pensar que una mezcla entre pasarse y no hacer nada probablemente sea hacer lo justo. Je. No puedo zanjarlo de cualquier modo — Así les caiga el peso de 5 pequeños elefantes de patas gordas, pero Wamai no puede robar vidas, solo puede intentar freír a piñas — digo — Si mata regresan más al siguiente sol, quizá — Quizá no también. No lo sé.

Son maleantes de las afueras — respondo entonces señalando la escena, haciendo aspavientos hacia la parte trasera del coche — Se lleva a la hembra a tirones, Nyah, cree que es suya, Wamai corre tras el coche y se interpone, se sorprenden, él dispara — Resumo detalles, pues no tengo mucha idea de quiénes son estos desconocidos que enfrento. 

Pienso en los dotes invisibles que, supongo, traen consigo las presencias espirituales, y esa sensación de freno que me invadió cuando anteriormente le pedí un gesto a la hembra con ojos de mar, con las plantas, y que me llevó a desear este contacto hace un instante. Hablo entonces, aunque con ojos de duda — Wamai intenta seguir inmovilizando al feo. Wes aprovecha el sigilo invisible y adentra la puerta del conductor para... arrebatar el arma? Sin romper cuellos — propongo, más a golpe de magia. Y si antes me preguntaba qué pasaría si me ayudaba una presencia espiritual, ahora me pregunto qué pasa si me ayudan dos — Ruth ¿golpeas fuerte? — medio sonrío — con medio fuerte seguro que llega —.

Cargando editor
20/10/2016, 01:32
Wamai Saád ú

Alzo un indice.

Mukuru. Entrecierro los ojos confuso. Quizá las magias no sean tan fáciles de dominar cómo uno piensa, o pensaba. Entrecierro los ojos más aún. No hay más que una esencia, la compartida. Wamai quiere una solución fácil para quitarse de una situación difícil, pero no es tan... ¿fácil?. 

No hay deslizamiento invisible... - entreabro uno de los ojos mirando para ambos, y alzo una ceja - ...¿no? — no, no lo hay. No quiero recibir más disparos, pero tampoco partir cuellos — ¡mbuzis! — Me rasco la cabeza, y miro para ambos en busca de más sabidurías para la situación. 

Cargando editor
20/10/2016, 17:20
Ruth Williams

Mierda, Wamai, estás jodido...
¿Y si lo que dice el matón de California es verdad?
¿Y si tiene que cargarse a esos cabrones porque no hay otra solución?
Yo no podía hacerlo, pero él...

Comprendo la mirada suplicante de Wamai y miro al tal Wes, que parecía decidido a acabar con aquello cortando de raíz. Yo no podía ayudar por mucho que quisiera, tampoco quería ver a nadie más morir. Pero a veces las situaciones drásticas requerían medidas drásticas, ¿no?

-Quizás debas hacer lo que él dice...- miro a Wamai, él sabía lo que tenía que pasar. Si quería salvar a su amiga y no morir en el intento, debía acabar con aquellos tipos, puede que no hubiera otra. -No quiero ver más muerte, pero sino el muerto serás tú. Mejor ellos que tú- asiento, conforme a la decisión. -No hay deslizamiento invisible, él tiene que ocuparse. Yo estoy con Carol-la-les... Con Carol. Ella sabe cosas, no me gusta, pero tengo que saber de esto... Porqué pasa...

Cargando editor
20/10/2016, 20:35
Wes Brooklyn

Sonrío suave y tranquilamente a la presentación de Ruth. Parece buena, y esa es la sensación que me transmite, aunque Dios sabe que todos tenemos nuestras sombras y monstruos. Luego atiendo a la explicación de quienes son esos forasteros. Levanto una ceja sorprendido ante la respuesta de Wamai. - ¿En serio? Entonces merecen todo lo que les podemos dar. - Digo con contundecia, aunque mi mirada de nuevo a la escena congelada en el frío del tiempo parece tener ciertas reservas. Resoplo, como plateándome más opciones, pero no digo una palabra más. 

Wamai habla de que actuemos todos a la vez, y yo eso nunca lo he visto, a lo que reacciono con expresión de extrañeza. - No estoy seguro de hacer eso. La otra chica, Morgan, me ayudó como tomando el control de mi cuerpo. - Sonrío y echo el aire por la nariz. - Es mejor tiradora que yo, y me libró de una situación como esta. - Les explico cruzándome de brazos y recordando ese hecho reciente. Entrecierro los ojos pensativo. - Aquí la única salida que veo es matar al menos a tu escudo humano. - Me callo unos instantes y veo al otro. - Y del pistolero no sé qué decirte, tampoco soy Chuck Norris. No te quiero engañar, no tiene porqué salir bien.

Cargando editor
23/10/2016, 16:02
Wamai Saád ú

Escucho, y cuando me dicen que hay que darles todo lo que tenemos, golpeo mi palma con energía, pero las magias no permiten un Wamai con 3 pares de brazos imaginarios, solo 3 mentes reales, y para más, la hembra con ojos de mar se ve sin fuerzas, así que me quedo asintiendo repetidamente durante unos segundos. Observo mi propia escena. Romper cuellos o no romper cuellos, vaya... 

Intentan dispararme a matar, lo sé. Me rasco el mentón y entrecierro los ojos — Al que sostengo, antes que yo, lo mata él — señalo al pistolero — No le importa disparar y disparar y disparar, aunque no acierte conmigo, no le importa matar a su esbirro conductor — Muy hermanados... no estarán. Señalo a mis espaldas de la escena —  Mi hermano, Jimiyu, está cerca de llegar, entre las hierbas y los matojos — Luego señalo a Nyah, la hembra dentro del coche — Ella también intenta desviar los disparos — ok — Está bien, Wamai se deja en manos de Wes. Aunque sería bueno derribar al feo antes que robarle la vida, pero no quiero perder la mía. Ni tampoco recibir disparos que le duelan a otras presencias espirituales — Asiento. Wes ya vivió esto con otra presencia. Saldrá bien.

Saldrá bien. Saldrá bien. Saldrá bien. Marudio en favor de Wes. Necesitamos suerte.

¿Qué debemos hacer, parpadear a la vez? — pregunto con mirada confusa a Wes. Entonces tuerzo la cabeza lentamente hacia Ruth. Carol-la-muchas-cosas... ¿que haría en esta situación? pero le susurro otra cosa — Espero que Wes de las californias sí tenga mucha fuerza — asiento de nuevo. Él tiene que ocuparse, a lo peor... no hay otra salida. Mi lectura es confiar en las magias, en ellos dos. Creo estar preparado. 

Cargando editor
26/10/2016, 00:41
Narrador

En el mismo momento en que los tres sabéis que la decisión está tomada algo cambia en el ambiente, como si ese momento no hubiera sido más que la resaca antes de una gran ola. De alguna forma al mirar al frente ya no veis a ese Wamai estático y herido. Allí está Wes exactamente en la misma postura que un instante atrás tenía el keniano.

Luego sucede en el siguiente parpadeo. De repente el tiempo vuelve a correr con normalidad como si nunca hubiera descarrilado y es Wes el que toma las decisiones en nombre de los tres. Podéis verle a punto de jugarse más que su propia vida, aún sabiendo que los otros sólo verán al mismo que hasta el momento estaba allí forcejeando.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa siguiente turno:

 

Primero actúa Wes.

Después la chica del coche, Nyah.

Finalmente los otros dos a la vez.

 

Wes, haz tu declaración de intenciones y luego resolveremos el turno completo. Además sumas dos dados a todas tus tiradas.

Ruth y Wamai podéis observar y comentar, por supuesto. Todo lo que Wes haga o diga será visto y oído por los presentes como si fuera obra de Wamai.

Cargando editor
26/10/2016, 18:59
Wes Brooklyn

Estoy a punto de tranquilizar a Wamai y darle una palmada en la espalda cuando de pronto, como si hubiésemos entrado en un remolino todo cambia y ahora ya no soy Wes... Estoy en las propias carnes de Wamai, agarrando a uno de esos dos negracas. Tengo que hacer fuerza de repente, pasando de la tranquilidad de una conversación a una lucha encarnizada por su vida, o mi vida, hasta la de los tres. No tengo objetivamente idea de cuanto está en juego. 

Forcejeo con el tipo al que tengo dominado previamente gracias a Wamai, y entonces, hago lo que tengo que hacer... Busco dentro de mis posibilidades la mejor cobertura con el cuerpo del feo y procedo a arrancarle su vida. Le agarro el cuello y hago el clásico movimiento estilo FBI para acabar instantáneamente con una vida. Sin embargo, no planeo soltar el cuerpo aún, pues es un buen escudo, y aunque vaya a pesarme un poco, puedo ganar tiempo hasta ver qué sucede con la chica dentro del coche.

Notas de juego

No sé dif. ni tirada para romper el cuello :S pero no gasto FdV ni nah

Cargando editor
27/10/2016, 17:53
Wamai Saád ú

No hay tiempo para inquietudes. No sé cual es la puerta. Los parpadeos, quizá. El consenso, puede. Pero pasar por ella es mucho más sencillo de lo que parece. Mukuru, miralo... el ciclo de ciclos continúa su curso con Wes en mi lugar. Estoy en mi yo más espiritualmente nervioso, sin saber muy bien que decir. Llamo por la hembra con ojos de mar con la boca muy pequeña y los ojos puestos en el macho de las californias... Ru, Ru... — R-ru.., Ruth, Ru... — elevo las cejas, alucino con este acto de esencia compartida por primera vez, con mi cuerpo, pero sigo mirando mi forcejeo y a Wes intentando solucionarlo por mí. Aprieto ambos puños... ¡dioses! la fuerza de los que me salen — Dziva, Domfe, Cghene y Ngai, cuidado Wes — cuidado con los disparos. Me da rabia el macho con pistola, puro veneno, pero sin bolas para medirse.

Cargando editor
28/10/2016, 18:48
Ruth Williams

Abro los ojos cuando todo empieza a moverse de una forma tan rápida de repente, comparado al tiempo congelado en el que habíamos estado. 

Joder, joder, joder...
¡Está pasando!

-¿Podemos hacer eso?- digo bastante alucinada y con los ojos abiertos como platos, seguro que tengo una cara estúpida por ello. Ahora es cuando me pregunto si tenemos que dejar el consentimiento para que eso pase, o si cualquiera puede tomar nuestro cuerpo de cualquier forma sin preguntar. 

¿Estará alguien en mi cuerpo ahora?

Cargando editor
01/11/2016, 22:21
Nyah Baddhu

Sin que para ella parezca que ha pasado más que un suspiro, la chica del coche parece dispuesta a intentar forcejear con el tipo de dentro para evitar que dispare de nuevo. Su actitud es la de quien ha entendido que la vía del diálogo no será suficiente y se dispone a hacer algo que cree arriesgado, pero necesario.

- Tiradas (4)