Partida Rol por web

Historias de Ultratumba: El Ritual

I. El Paseo de los Reyes.

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26/09/2021, 00:13
Director

Los ojos de Clark eran los de un niño que acabase de descubrir que Santa Claus no existía; todas sus ilusiones y esperanzas habían sido pisoteadas por la bota de Remo. Esperaba ser rescatado no un interrogatorio hacha en mano.

—Pero…pero…brrr…—balbució algo más, sus ojos se clavaron como estiletes en el agua que le tendía Rainer, tan cerca, tan lejos —. Vine de viaje con dos amigos de la infancia. Duncan y George, nos juntamos cada año. Ya sabéis, unos días solo de chicos, sin niños, ni esposas, ni jefes. Es como volver a la universidad —se sorbió los mocos, al no conseguirlo los hizo desaparecer de su nariz con la manga de su chaqueta. Nada por aquí, mocos por allá.

—Queríamos hacer el Camino de los Reyes. El tiempo era una mierda, no dejaba de llover. George dijo que podíamos atajar por el bosque. Tres días menos y llegaríamos a la frontera. Él tenía el mapa. El tipo del Refugio nos dijo que era mala idea. Nadie toma el camino del bosque. No hay camino, dijo. Pero George tenía un mapa, incluso había descubierto una vieja cabaña en el bosque. Será divertido, dijo. Nos reímos, pedimos otra cerverza —apretó los dientes, tenso, mordiendo algo que no estaba allí —. Se creía un puto boy scout. Joder, George siempre nos mete en lios ¿Eh? —estaba un poco ido, febril quizás.

Miró a Prue, sonrió. Ella respondió con indiferencia. Clark agachó la cabeza. Entrelazó las manos, las volvió a soltar. Tenía las uñas rotas y tierra bajo ellas.

—Llovía menos, en el bosque digo. Teníamos comida, las tiendas. El kit completo. Todo a estrenar. Nunca nos gustó mucho el campo. Pero ganábamos dos días. O tres. Podíamos irnos de fiesta cuando llegásemos a la frontera. Ahora que lo pienso, fue una tontería.

Silencio, recuerdos rascando detrás de la puerta de la memoria como ávidos roedores dispuestos a devorarlo todo.

—Una de las noches nos atacó un animal. Pensé que era un oso. No, era un ciervo. Uno grande. Me asusté mucho. George estaba pidiendo ayuda, Duncan estaba por el suelo, las tiendas estaban rotas, pisoteadas. Estaba oscuro, había gritos. Sangre, sangre…las manos llenas de sangre…un grito en la oscuridad…del ciervo. Si, un ciervo. ¿Qué otra cosa tiene cuernos en el bosque? ¿Un alce? Si, más bien. Era grande como un alce —suspiró, tomo aire —. Me entró el pánico y salí corriendo. Me perdí. Llevo dos días vagando por el bosque. Dos días, dos días, creo…o más. No sé donde están mis amigos. Tengo hambre, sed. Sueño. Mucho sueño…Escuché las voces. Me acerqué —les miró, uno a otro —. Escuché voces. Tenía hambre, pero también miedo. Estaban cavando, en el bosque. Me pareció…raro. Me quedé a ver. Siempre he sido un miedica. Un cobarde.

Se tomó unos momentos para llorar, lágrimas casi secas y un llanto infantil.

—Duncan se hubiera acercado y os hubiera contado un chiste, George os habría preguntado directamente “¿tíos, es este el culo del mundo?” Pero no están…se han perdido…tengo que pedir, ayuda —se humedeció los labios —. Agua.

Bebió agua, derramándola por la comisura de los labios. Devoró la chocolatina, apenas desenvuelta. Se manchó la boca.*

—Más —pidió —. Más por favor.

Sollozó un poco más, su tormenta emocional aún rugía con trueno y relámpago.

—Pesadillas…todo ha sido una pesadilla desde que perdí a Duncan y a George. No sé orientarme en el bosque. He caminado y caminado sin parar, sin comer. Sin encontrar nada ni a nadie.

Von Haus se había acercado a Prue, le dedicó unas palabras. Por supuesto la joven no tomó su mano. Intentó ver en Clark algo más que los demás no pudieran percibir. Negó con la cabeza a Von Haus y luego se encogió de hombros.

Algo más calmado, y ya en pie, la atención de Clark iba del hacha de Remo a Prue. La chica terminó por desafiarle con un gesto de cabeza al ver que no paraba de mirarle.

—¿Qué hacen en el bosque? Cuatro hombres y una mujer… —curiosidad, aunque lo que quería preguntar era otra cosa —. ¿Está cerca el Refugio? Tengo que pedir ayuda…un teléfono.

 

 

Notas de juego

*Si se lo dais después de la historia, claro.

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28/09/2021, 13:19
Rainer Maria Holtzmann

Tras su arrebato poético, Rainer se volvió a sumir en un silencio contemplativo. Aguantó la cantimplora de agua y la vianda hasta que el tal Clark hubo desembuchado como Remo le había exigido. Escuchó la historia del hombre con cierta pena que, por momentos, se deslizaba lentamente hacia la indiferencia, muestra esta última de que todavía no había vuelto en sí completamente.

Sin embargo, algunas partes de la historia le hicieron levantar el rostro hacia la espesura del bosque, con gesto de apagada curiosidad. De nuevo un ciervo. Esta vez un ciervo asesino. Volvió a pensar en la voluptuosa mujer ciervo y un escalofrío le recorrió el cuerpo mientras en su mirada brillaba cierto deseo al mirar el bosque una vez más. Le pareció escuchar ese susurro otra vez.

Se acercó despacio a la linde del bosque, observándolo en silencio, como había hecho el primer día, pero esta vez ya sabía. Después, se dio vuelta y volvió adonde estaban las ropas del desdichado Solberg, como si ya no le interesara ese Clark.

Así que a eso hemos venido todos, ¿verdad? A ver la triste realidad cara a cara antes de perder la vida o la cordura.

Mientras decía tristemente estas palabras, revolvió con un pie las pertenencias del desaparecido Solberg.

Al ver comer al desgraciado de Clark, le entró hambre a él también, así que sacó de su mochila un trozo de embutido que se comió despacio, mientras seguía revolviendo cosas con el pie.

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28/09/2021, 13:36
Remo Williams

Remo miraba al tal Clark con mucha suspicacia. Le creía y no le creía a la vez. Es decir, suponía que el tipo decía la verdad, pero había algo que se le escapaba. Si aquello tenía algo que ver con la desaparición nocturna de Von Haus, los sueños que debajan secuelas y los muñecos que respiraban, lo que parecía bastante probable por lo que unía todo (unos malditos cuernos) no podía entender cómo había escapado este sujeto que no parecía saber cuidarse solo y habían caído, probablemente muerto, sus amigos que parecían un poco más aptos. Algo no le cerraba. Sin embargo, no dijo nada y dejó que Rainer le alcance las provisiones.

- Creo que deberíamos seguir camino apenas podamos -comentó, especialmente a Von Haus y a Tak, que eran los que parecían necesitar más el descanso.

Tenía ganas de dejar al tal Clark ahí. No confiaba en nadie pero al menos sus 4 acompañantes parecían haber sido citados por el mismo sujeto que él. El recién llegado le daba mala espina. Pero sabía que no iban a dejarlo ahí, especialmente Rainer. Así que tampoco iba a ponerse a discutir. Mientras antes se pusieran en camino, antes llegarían al Refugio y terminaría aquella pesadilla.

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28/09/2021, 20:53
Albert Von Haus

Mientras caminaba con Prue hacia el hombre, evidentemente sin sostenerse de mi mano, pero al menos se acercó y me hizo caso, iba escuchando el relato del hombre. Quizás era el miedo lo que le mantenía vivo. No dejar de moverse, no dormir y estar perdido. Pero estaba demasiado inquieto para no haber descansado y si llevaba tanto tiempo sin comer, no tendría fuerzas para correr y requeriría descanso. La pregunta era clara, ¿cómo es que seguía vivo?

Esperaba que Prue notase algo en el hombrecillo. Ella vio los ojos de la bestia y quizás los viese en él, porque fuese una trampa, un señuelo para atraernos a otro lado. Pero la historia de aquel hombre y sobre todo el mapa... el mapa que solo uno de ellos tenía. Un mapa que marcaba una cabaña y que atajaba por el bosque. Sin duda era el mismo mapa que tenía Prue. - Asï que iese es el ciebo. El miapa. - Les dije a todos. - Un miapa ünico, piagra unigrnos y guiagrnos por el biosque, donde esa enogrme cgriatugra astada, nos da caza a nosiotgras, como animiales.

Rainer se dio cuenta de que aquel lugar era la muestra de lo que nos esperaba y Remo pronto nos animó a movernos al tiempo que Prue rechazaba al hombre con aquel gesto. - Hubiese diescansiado mäs piegro es ciegrto, diebemos igrnos. - Dije aprovechando que estaba en pie y miré a Remo, optando por dejarle el hacha a él. Yo llevaba el cuchillo a mano y a pesar de que el hombre sabía que Remo tenía el hacha, no sabía nada de los cuchillos que ambos portábamos.

- Y no la migres tanto. - Le dije al tal Clark refiriéndome a Prue. - Y pgrocugra no acegrcagrte a ella demasiado... o te mietegre el bastön pogr esa agujiegro que nunca le da la luz.

Y la curiosidad del hombre me tocó las pelotas. Me dolía la pierna y me jodía la desconfianza de Prue. Me podría matar dándole al cinco contra uno pensando en ella, podría soltarla todas las burras que se me ocurriesen, pero jamás me propasaría con ella ni con ninguna mujer, no de la manera que ella creía. De querer violarla ya lo hubiese hecho la primera noche o cuando íibamos todos compartiendo el camino hacia la nada. Además, las había mejores. Por menos de diez dólares te lo podías pasar muy bien con ellas y no tener que aguantar sus estupideces, como las que tenía ella.

- ¿Vies la gruna en su fgrente? Es la nuestro Diosa. La sieguimos en biusca de la luz y siabidugrïa. Y como te dije a tü, si intentas hacegrla algo, deseagras no habgerte cruzado con niosotgras. - Y en mi mirada y mi voz se notaba que lo decía muy enserio. Luego me di la vuelta y le oí preguntar por el refugio y soltó aquello del teléfono. No pude evitarlo. - Mi casssaaaa... *

Y me volví a cargar con la mochila, ahora más liviana gracias a Remo tras llegar cojeando a la roca y saqué  la brújula. Miré a Prue. - Viamos mi diosa. Guïanos a la cabiaña. - Dije una vez listo para partir y viendo que Rainer ya había perdido el interés de hacer de perro buscando donde enterrar su hueso.

Notas de juego

* Es del año 1982, así que creo que entra en juego ;), sino pues lo quito, pero no he podido contenerme xD

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29/09/2021, 17:41
Tak Yagami

Con un simple vistazo supe que Remo no creía a nuestro nuevo amigo. Dok Von Haus tuvo un arrebato de proteccionismo hacia Prue, casi como si marcase el territorio a Clark. No me pareció mala idea, sobre todo porque la pregunta final que nos dedicó sobraba en un tipo sediento y muerto de hambre. Con todo, no perdí de vista la reacción de Prue al alemán cojo. Aquel viejo sátiro no dejaba de tirar la caña.

Quise comprobar una idea que me rondaba la cabeza tras ver las pertenencias de los caídos en desgracia en aquel bosque.

Oye, Clark. ¿Tienes tu cartera a mano? —pregunté tendiéndole la mano, dando por hecho que no tenía más opción que entregármela.

Miré de soslayo a Remo.

Sí, debiéramos ponernos en marcha. Esto no es seguro. Dicho lo cual, ¿Tengo tiempo para unas almendras y un kojak? —pregunté con un amago de sonrisa.

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29/09/2021, 17:53
Tak Yagami

Clark estaba en esa situación desesperada en la que a uno no le conviene mentir. Con todo, sospecho por naturaleza de todo y de todos. Diablos, es mi trabajo. No dudaba de que el tipo se había perdido en el bosque. La cuestión era cuándo se había perdido y si realmente desconocía la ubicación de sus dos amigos, George y Duncan.

Observé el lenguaje corporal del tipo y el movimiento de sus ojos durante la narración de su relato, prestando atención a cualquier indicio que me permitiese detectar una mentira o una verdad incompleta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tengo una habilidad específica para este momento que es la de Psicología para averiguar las intenciones ocultas de terceros.

Te dejo la tirada en oculto y ya me contarás si sirvió para algo -o no- ;-)

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01/10/2021, 19:27
Director

Clark estaba demasiado asustado para mentir. Pero no había dicho toda la verdad. Tak había vistos casos similares, sobretodo en víctimas de grandes tragedias. La mente bloqueaba ciertos recuerdos traumáticos para sobrevivir. La confusión y la agitación hacían el resto. Clark tenía esos síntomas. Hubiera visto lo que hubiera visto, le había causado tanta impresión que algunos de sus recuerdos se habían quedado bloqueados dentro de su cabeza, inofensivos e inocuos. Clark no mentía, tampoco sabía que estaba ocultando algo.

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01/10/2021, 19:29
Director

—Mi… mi cartera —masculló Clark palpándose los bolsillos de su chaleco, confundido, como si lo que le había pedido Tak no casase con el entorno ni el momento.

Su cartera, en mitad del bosque. No la encontró.

—La he perdido.

Rainer no ofreció consuelo esta vez. Remo quería ponerse en marcha. Tak secundó la moción. Siempre en movimiento. Huyendo, recorriendo el bosque, atravesándolo. Escapando para llegar a un refugio.

Clark se quedó mirando a Von Haus como si no le entendiera. El alemán resultó bastante agresivo y protector. Era evidente que Clark se hubiera alejado de ellos de encontrarse en otra situación. El trato seco, el tono hiriente de Von Haus, el hacha en la mano de Remo, el desprecio en la mirada de Prue. Se hubiera marchado, pero algo le asustaba más.

—Yo no…quería…No era mi intención. Yo no...lo juro.

Clark intentó disculparse ante Von Haus por mirar a Prue pero la chica saltó antes.

—¿Pero qué tonterías estás diciendo? No soy una diosa ni ninguna otra chaladura que se te ocurra. ¿Has perdido la cabeza de tanto escucharte a ti mismo en tus grabaciones? —estaba tan enfadada como asustada —. Me seguís porque tengo un mapa. Nada más. Todo lo demás os lo estáis imaginando por haber tenido unos malos sueños.

Les dejó atrás, internándose en el bosque. Los hombres la siguieron, adentrándose más aún en la espesura. Diosa o no, portadora de la sabiduría, lo cierto era que ella iba al frente siempre.

El bosque se cerraba sobre ellos igual que un cepo de osos. La vegetación se volvía más tupida. El cielo estaba teñido de un gris sucio. Nubes tristonas dadas a la depresión que tarde o temprano volcarían su contenido sobre ellos.

La marcha no fue agradable. No era raro ver como Prue seguía su camino sin esperar a nadie. Incluso aunque Von Haus tuviera la brújula. Cuando el grupo se detenía, Prue seguía  andando.

Von Haus no fue de gran ayuda durante el trayecto. Aunque creía haber elegido bien las direcciones según la brújula él era una carga.

Con ayuda de Remo tuvo que vaciar buena parte de sus útiles, entre ellos el puchero. Su mochila pesaba demasiado.  La cojera no ayudó tampoco, el dolor iba y venía, pero la inflamación por el sobresfuerzo se lo complicaba todo un poco más.

Se detuvieron dos veces al perder el rumbo.

—Quizás sería mejor que llevase yo la brújula, está claro que no la sabe usar —dijo Prue la segunda vez que se perdieron.

Clark era muy lento. Tropezaba constantemente, se quedaba atrás, más incluso que Von Haus. Gemía a cada paso, sollozaba. De vez en cuando le escuchaban llorar, sonarse los mocos y usar la manga de su chaqueta como pañuelo. Se cayó a un charco lleno de barro. Les pidió comida, era insaciable. Se bebía su agua olvidándose de dar las gracias. Miraba al bosque, a lo profundo, como si temiera que pudiese escapar de él.

—Agua por favor —le volvió a pedir a Rainer.

Clark estaba sentado sobre una roca. Estaba agotado, mocos secos caían por su rostro. Tenía los surcos de las lágrimas grabados sobre sus mejillas. Pararon para comer. Clark les pidió, a todos. "No te acerques” le dijo Prue. Ella no compartió. Sus ojos miraban con fijeza a Von Haus.

Rainer de vez en cuando era sorprendido mientras observaba el bosque, como ido. En dos ocasiones tuvieron que despertarle, en otra, tirar de él para que siguiera caminando. Remo, hacha en mano, recorría el lugar gruñendo. Cada pocos metros tenían que parar, ayudar a Clark, esperar a Von Haus o cualquier otro incidente. De haber estado solo habría llegado a la cabaña a tiempo. Tak mantenía buen ritmo también. Su mente, siempre analizando detalles, estudiando teorías, no veía más que caos en el bosque. Mirase a donde mirase, no veía nada que conectase con nada. Prue solía discutir con Von Haus cuando ambos se reunían para enderezar el rumbo. Ella dudaba de que él supiera lo que estaba haciendo.

La marcha fue dura.

 

El día empezó a oscurecerse, igual que si un dios tormentoso hubiera volcado el tintero sobre el cuadro de la existencia. Empezaba a anochecer. Aceleraron el paso, nerviosos, cansados, esperando encontrar la nueva cabaña detrás del siguiente velo de vegetación. Una y otra vez se vieron decepcionados. Tuvieron que parar a descansar. Todos jadeaban, especialmente Von Haus y Clark. Prue era la única que parecía estar en forma.

Clark alzó los ojos hacia el cielo. ¿No eran las copas de aquellos árboles más tupidas? ¿No había caso más ramas partidas a una buena altura en esa zona del bosque? Sus ojos miraban al cielo, a la creciente oscuridad.

—Se acerca la noche —musitó, las manos le temblaban —. Ya no puedo más… donde...¿Dónde está la cabaña? Anochece y estamos al aire libre. ¿Y la cabaña...?

Se puso en pie, nervioso. Miró a un lado, luego a otro. Le quito el mapa a Prue.

—¿Eh, que estás haciendo?

—La cabaña, la cabaña… —buscaba en el mapa con desesperación —. ¡Aquí no hay ninguna cabaña! Joder, joder, joder, joder...—cayó de rodillas y empezó a sollozar, Prue aprovechó el momento para recuperar su mapa. Lo sacudió antes de volver a guardarlo.

La cabaña seguía marcada en el mapa pero resultaba imposible dilucidar en que parte del bosque se encontraban. Habían tardado más de la cuenta, el tiempo se les había echado encima.

—¿No podéis hacer que se calle? Que patético —dijo Prue frunciendo el ceño —. ¿Cuánto nos queda? ¿Vamos a caminar durante la noche o buscamos un sitio donde poner las tiendas? A este ritmo saldremos antes del bosque que encontrar la cabaña.

Como respuesta, un trueno. Algún lejano, distante. Un preludio de otra tormenta. Aquella noche, llovería.

—¿Dijisteis que había una cabaña? ¿Dónde está…? ¿Dónde estamos? —Miró a Von Haus, luego a Remo. Se detuvo e Tak, luego en Rainer. No miró a Prue —. Dios, dios…no lo saben. No saben dónde estamos.

Notas de juego

Perdonad el retraso, muchachos!

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01/10/2021, 19:33
Director

Miraba al bosque y veía el rostro de la mujer ciervo. Su cuerpo, voluptuoso, desnudo, ofreciéndole su sexo, promesas huecas guardadas en su vientre muerto. A veces sentía que podía dejar el grupo atrás, adentrarse en la espesura y desaparecer. Ahí era cuando escuchaba claramente su nombre. En otras ocasiones solo le parecía oírlo. Le daba miedo entonces.

En medio de su pequeño delirio; Bianka. La imagen de su esposa se coló en sus pensamientos como una intrusa que le ató los pies al suelo. Bianka. Por eso había ido allí.

 

 

Notas de juego

Rainer puede volver a ser Rainer, dejará de estar sonado (aunque los efectos causados por su pesadilla los dejo a tu cargo). Tendrá un nuevo miedo, a la oscuridad. Concretamente a la oscuridad en el bosque, algo irracional, pero nada más.

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01/10/2021, 19:34
Director

No sabía cuándo o como había pasado. Quizás cuando había ayudado a levantar a Clark del charco enfangado, o puede que durante una de sus peleas con Prue. Puede que simplemente se le hubiera deslizado del bolsillo. La cuestión, el hecho, era que había perdido la brújula.

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03/10/2021, 12:39
Rainer Maria Holtzmann

Después de que el resto le sacara información al tal Clark, prosiguieron camino hacia la cabaña. Durante el camino, Rainer estuvo bastante abstraído. Caminaba sin decir palabra. Si bien notaba que poco a poco iba recuperando cierta cordura, no dejaba de mirar al bosque con temor, especialmente cuando lo escuchaba. En esos momentos, incluso se detenía, quedando un poco más atrás que el resto, para escucharlo mejor.

De sus ensoñaciones lo sacaban a veces los compañeros, que tiraban de él o le pegaban un grito para que continuase el camino, o bien el tal Clark, pidiéndole más agua. Rainer le extendía la cantimplora sin siquiera mirarlo, atento a otras cosas. En un momento dado, cuando le extendió la cantimplora, se dio cuenta de que estaba vacía. Aquel hombre se le había terminado el agua. Suspiró resignado.

La oscuridad se cernía cada vez más sobre ellos y, sin embargo, no lograban llegar a su destino. Sentir que el bosque se iba apagando aceleró ligeramente su tensión, al notar cada vez más espacios de oscuridad entre los árboles.

Observó la desesperación de Prue y, después de casi todo el día sin dirigirle la palabra, le habló con calma, tratando de mirarla de la manera más pacífica posible:

Tranquila.

Se sentía físicamente agotado, su cuerpo no daba más, pero su mente estaba mucho más entera y su alma menos magullada. Se estaba recuperando.

Tranquila, Prudence. Todo… —Hizo una breve pausa. ¿Se seguía creyendo lo que iba a decir?—. Todo va a salir bien, ya verás… Tranquila. Perdóname por haberte tratado tan mal esta mañana… No sé qué me ha pasado… El sueño… La noche… Este bosque… No tengo excusa… Entiendo si ahora no te fías de mí, pero tranquila. Vas a estar bien. Vamos a estar bien.

Dirigió una mirada fugaz a su alrededor cuando terminó de hablar, con el ceño fruncido. Le había parecido escuchar de nuevo la voz cuando dijo eso último, como si la voz se riera de él. ¿O eso le parecía?

Y tú, amigo —le dijo a Clark con el mismo tono calmado, aunque algo más firme—. Cálmate, ¿de acuerdo? No estás para dar lecciones de orientación en este momento. ¿No crees? Respira hondo. Siéntate y cálmate.

Miró al resto: a Remo, a Tak, a Von Haus. Los miró casi como si no los hubiera visto realmente en todo el día.

¿Alguna idea? Para ser sinceros, yo no puedo pensar con claridad en estos momentos.

Dijo con gesto de cierta resignación y tristeza, mientras sacudía su cabeza y se frotaba la frente con los dedos, como si le doliera la cabeza.

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03/10/2021, 13:51
Albert Von Haus

- Diesde luego que te sieguimos piogr eso, dulce Diosa. - Respondí a Prue con todo el sarcasmo que tenía en el cuerpo. - Nein piogr la tuya simpatïa. - Y es que cada vez estaba más borde, ella porque debió recibir un golpe en la cabeza al nacer y volverse medio lela a parte de que era sabido que todas las chicas guapas eran tontas, no solo las rubias. Por otro lado a mí el dolor y el cansancio me estaban agotando y ver que ni tan siquiera era capaz de saber lo que era la complicidad para cubrirnos frente a un extraño, me sentó fatal. ¿Hasta ese punto desconfiaba de mí?

Eso solo tenía un camino, no confiar en ella.

Y me lo demostró la segunda vez que nos perdimos cuando era ella la que guiaba al grupo, quedándome yo cada vez más atrás, reclamándome la brújula indicándome que no sabía usarla. - Nein. El bgriüjula es mïa. Hiabegr pensado un pioco y tgriaegr una tü. Y si niosotgras nos piegrdemos es por la tuya culpa. Te alejas diemasiado y cuando quiegro avisagrte piagra cogrregigr el grumbo ya nein te veo. Llevo años usando iesta bgriüjula, cuando iba de acampada con el mïo hijo y... - Guardé silencio y apreté los puños lleno de dolor. Mis ojos se humedecieron en lágrimas. - Es piogr allï. - Le dije de manera brusca a Prue y comencé a caminar, sintiendo ahora el dolor no solo en mi pierna, sino en mi corazón.

- Piegro si la quiegres, quizäs piodamos lliegagr a un acuegrdo. Algo que me compliazca a mï a cambio de lo que te complace a tü. - Le dije sin mirarla mientras me alejaba.

Vi a Rainer tratar de recuperar la confianza de Prue, aunque lo veía difícil, porque esa chica era una perturbada mental cuanto menos y debía guardar un gran trauma para ir hasta allí sola y ver a ese hombre misterioso. A fin de cuentas eso era lo que nos había metido en aquel lío, aquel hombre. Y la verdad era que en el fondo esperaba que Rainer lo lograse, al menos que uno de nosotros domase a aquella niña engreída que no solo necesitaba una buena bofetada para volver a la realidad, sino saber lo que era un hombre de verdad. Aún así no me pude callar. - Diéjala. Siolo piensa en ella. Nein compiagrte la suya comida, nios deja atgräs y me culpa a mï de los suyas egrrogres. Siolo estä con niosotgros pogrque tiene mieda.

Pero estaba demasiado cansado y dolorido como para si quiera rememorar parte de aquel maravilloso sueño que tuve, hasta que la criatura se dejó ver... mis pasos eran cada vez más pesados y sin duda sin la ayuda de Remo, estaría acabado. Nuevamente nos detuvimos, había oscurecido ya y el tal Clark estaba cada vez más nervioso. Me sacaba de mis casillas, tanto o más que Prue. Metí mi mano en el bolsillo. - Nein, nein. - Negué al hombre. - Nein iestamos piegrdidos.

Pero la brújula no estaba en ese bolsillo. Era raro, porque siempre la guardaba allí. Busqué en otro, nada... miré en los pantalones e incluso en la mochila gigante, por si al cambiar las cosas de sitio junto a Remo, la hubiera metido allí pero no estaba. Y miré a Prue con odio.

- ¡Tü, mialdita putana! ¡¿Diönde estä la mïa bgriüjula?! ¡¿En cuäl discugrsiön me la quitaste?! - Gritaba al tiempo que dejaba mi mochila atrás y caminaba cojeando con fuerza hacia la joven. Mis ojos parecían brillar rojizos por la rabia que sentía. Aquel objeto era muy preciado para mí. No solo era un regalo de mi padre, sino el que me hacía recordar a mi hijo cada vez que me iba al bosque. Aquellas acampadas los fines de semana donde estábamos solos los dos y la naturaleza.

Claro que nada de caza y pesca. Se me daban fatal ambas cosas.

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05/10/2021, 17:11
Tak Yagami

Escuché el trueno en la lejanía y tuve un pálpito. Si ya había sido mala la noche en aquel cochambroso refugio, no quería imaginar qué podría ocurrir si nos quedábamos a la intemperie.

Debía pensar en algo. Y rápido.

No esperaba nada de Clark, salvo un saqueo expeditivo de sus reservas de comida y agua. Tampoco de Prue. La joven parecía haber nacido desprovista de toda suerte de empatía. Había tratado -no sin cierta dificultad- de construir un puente con ella, darle un voto de confianza, pero ya era demasiado tarde. Solo quedaban Dok, que parecía estar sufriendo un arrebato de cólera, el sombrío Rainer y el gruñón de Texas Ranger.

Dok, no es el mejor momento para discutir. Cálmese, por favor. ¿Ha perdido la brújula? —pregunté al alemán algo extrañado. Aquel tipo parecía aferrado a su brújula como si fuese una prolongación de la palma de su mano. No consideré ni siquiera probable que la hubiese perdido. Tampoco imaginaba a Prue robándosela, pero este escenario me resultaba más... plausible.

Se avecina tormenta. Creo que dormir a la intemperie es una pésima idea. —Visto en retrospectiva, se me ocurrían otras pésimas ideas que había cometido días atrás. Lástima que la vida no tenga un botón para rebobinar. —Tenemos linternas. Podemos seguir un poco más y tratar de encontrar la cabaña antes de que el cielo caiga sobre nuestras cabezas. ¿Os veis con fuerzas?

Eché un buen vistazo a la espesura que amenazaba con devorarnos en su ensordecedora quietud. El bosque parecía acecharnos con vivo interés por nuestra decisión final, como si de un paciente cazador estudioso de su presa se tratase. ¿Habría algún indicador que nos orientase sobre el paradero de la cabaña? ¿Existiría una cabaña siquiera?

Eludí la respuesta a la duda que había aflorado en mi mente.

No podía permitirme flaquear. Ni por mí, ni por el resto de mis compañeros.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago una tiradiña oculta por si Rag la considera pertinente ^^

Lo cierto es que no quiero darme por vencido, pero la cosa pinta mal, ¿eh?

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05/10/2021, 18:08
Remo Williams

A Remo la compañía no lo ponía del mejor de los humores. Cada uno había ido virando hacia su propio infierno personal, alejado de los demás. Cada uno estaba solo, acompañado de extraños. Lo que en un principio había sido algo medianamente fortuito, casual y curioso, se había ido transformando en un descenso hacia la exasperación, la frustración, el enojo y el egoísmo.

- Por supuesto que no lo sabemos -contestó a Clark. Si no te gusta, puedes volver por donde viniste, pero te advierto algo, si escucho otro lloriqueo te voy a echar a patadas, total, un lugar en el bosque es igual que el otro para cualquiera, pero estoy harto de tus quejas. 

A Rainer se lo veía más perdido que nunca, incluso más que cuando habían llegado y ya charlaba con los árboles. Prue había caido en un mutismo que cuando lo rompía esperaba que volviera a callar. Von Haus había perdido la orientación, pero de su carácter, como si aquella brújula fuera un ancla que lo mantenía en la realidad. Remo rebuscó en su mochila y le dio la suya.

- Toma, hombre, aquí tienes la mía, cuando lleguemos al Refugio me la devuelves.

El oriental al menos parecía un poco más animado en querer salir de allí haciendo algo útil.

- Miralos. Están agotados. Más pésima sería la idea de seguir a oscuras, me parece. A ver, niña, ¿me prestas el mapa?

Remo trataba de orientarse, a ver si podía determinar si la bendita cabaña estaba cerca, pero mientras seguía hablando.

- Podríamos seguir, pero en el caso de que el resultado siga siendo el mismo, yo me ofrezco a montar guardia toda la noche, o lo que aguante, no sea cosa de que nos despertemos colgados de un árbol con unos nuevos cuernos de ciervo. Si llueve, nos mojaremos, o armemos algo con las tiendas, arbustos o mantas para pasarla lo mejor posible, busquemos un terreno lo más elevado posible para que no se inunde. Ya sabemos todos que no es la mejor de las circunstancias, así que es aceptarlas y pasar la noche lo mejor posible.

- Tiradas (2)
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06/10/2021, 00:29
Director

Prue quería confiar en Rainer pero el puente que habían tendido ambos cuando se conocieron se había hecho añicos. Destruir siempre era lo más fácil. Crear era lo siguiente. Lo más complicado era reconstruir.

—Ahora ya no puedo fiarme de nadie —dijo, llevándose por instinto la mano a la frente, donde yacía aquella runa malsana.

Remo también trató de dejar las cosas claras con Clark. Le hizo llorar.

—¿Por qué me tratan tan mal?

Igual que un niño grande, arrastró su corpachón lejos del camionero. Herido, hundido, no volvió a hablar durante el viaje.

Ya en el descanso, con la noche empezando a tocar su sinfonía de oscuridad, trueno y viento, los ánimos se caldearon un poco más. Von Haus estalló. Tak intentó mediar. Remo incluso ofreció su brújula. Pero Prue tenía sangre en las venas y era de la que se inflamaba.

—¿Cómo te atreves, viejo sátiro?

El rostro de la joven era una llama viva, la que provoca un incendio en una tarde de verano.

—Si has sido tan torpe como para perder la brújula no me eches la culpa a mí. ¿Es porque no te doy bola? Llevas detrás de mí desde el primer día. Que te quede claro, no metería mis manos en tus sucios bolsillos si aunque estuvieran llenos de oro —Se había acercado a él, encendida como una furia. Le desafiaba, mirándole directamente a los ojos —. Estoy harta de ti y de tus comentarios. Y de tu acento de mierda. ¿No piegs hablak komoc una pergsiona nogmial?

Volvió a apartarse de él con la misma rapidez, resopló, soltó una maldición. Una rabieta. La tensión había quebrado a Rainer y había hecho saltar a Von Haus. Prue era una adolescente, reaccionaba ante los problemas de otra manera.

—¿Hace cuánto que la has perdido? —quiso saber, ahora más calmada —. ¿Cuánto tiempo llevamos dando vueltas por el bosque hasta que has decidido confesar? ¿Cuánto, Von Haus?

La mente de la joven trazaba sus propias ideas, bocetaba sus propias conjeturas. La acusación iba implícita en su mirada azul cobalto.

—Lo que viera Rainer le jodió la cabeza. A Tak también le han querido cazar. Y a Remo. A mí también me han marcado —se palpó el símbolo de la frente, le temblaba el pulso —. Curiosamente a ti es al único que le hacían regalos. Regalos para saciar tus más bajos instintos. Yo no soy una diosa pero quizás tú eres un traidor. ¿Por cuánto nos has vendido, Von Haus? ¿Por un par de sueños húmedos?

Masculló algo como “incompetente” y “hombres”. Farfulló algo más, pateó una piedra del camino, metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y empezó a pasear de un lado a otro. La mecha aún seguía prendida. Clark, con los ojos bien abiertos, seguía el incesante recorrer de la muchacha, de un lado a otro y vuelta. Y vuelta.

—¡¿Y tú que estás mirando, cuatro ojos?!

Le espetó encarándole directamente. Clark se cayó sobre su culo, visiblemente impresionado. Algo no iba bien del todo en su azote. Aún había luces en el ático pero algunos plomos estaban bajados.

—Ay, ay, ay, ay.

El lamento de Clark pronto fue cubierto por una fina lluvia. La noche no sería agradable.

—Aún queda un poco de luz, busquemos la cabaña como dice Tak. Si es que Von Haus no nos ha llevado muy lejos. Sino la encontramos tendremos que dormir a la intemperie.

Tenían las tiendas, claro, y la protección del bosque para la peor parte de la llovizna. Contra el frío no podrían hacer nada. No le dejó el mapa a Remo. A nadie, pero se lo mostró. Siempre con ella delante, desconfiada.

¿Sabes leer uno de estos? Si tenías una brújula ¿Por qué no la has usado antes?

Orientarse en el mapa era relativamente sencillo. El único problema era que si Von Haus había fallado sus cálculos, ahora mismo no sabían en qué punto se encontraban, por lo que era inútil. Debían seguir la dirección de la brújula para llegar al linde del bosque y luego buscar el camino de los héroes.

—Yo…no tengo tienda —Clark intentó sonreír, los pantalones estaban sucios de barro fresco —. No me dejaréis fuera, ¿Verdad chicos?...¿Verdad?

 

 

Notas de juego

Todas vuestras tiendas son individuales, salvo la de Von Haus. Este hombre venía preparado para una guerra. Su tienda es más grande. Aún así Clark podrá dormir con cualquiera de vosotros, aunque un poco más apretado.

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06/10/2021, 19:02
Remo Williams

- He usado mapas de carretera -respondió Remo entre dientes, sin mucha simpatía. Cuando Prue preguntó sobre la brújula, levantó la vista del mapa y la miró. La cuenta mental hasta diez casi se le escapaba de los labios, junto con el rechinar de sus dientes. No la he usado porque ya se estaba usando una, niña lista, ¿para qué me voy a poner a hacer lo mismo que Von Haus? ¿Tienes alguna otra pregunta? ¿Quieres saber si no te voy a traicionar y ponerte los cuernos mientras te cuelgo de un árbol por la noche? No soy un asesino, soy un maldito camionero que está perdido en este puto bosque y apenas salga no quiero volver a ver a ninguno de ustedes. Ni un bosque. ¿Contenta? Estoy harto de todas estas mierdas, de esa cosa que tienes en la frente, de las heridas inexplicables de él, de muñecos y desapariciones.

Respiró un poco, mirando a los demás. Había estado haciendo un escándalo sin mucho motivo. O al menos así lo sentía él. Se mantuvo al margen por un tiempo, cruzado de brazos, apoyado de espalda contra un árbol.

- Me quedaré de guardia a la noche. Si no aguanto el sueño despertaré al siguiente. Si alguien no confía en mí puede quedarse, no tengo ningún problema. Y así tú puedes usar mi tienda -dijo a Clark.

- Tiradas (1)
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07/10/2021, 13:24
Albert Von Haus

Ignoré a aquel tipejo porque tenía algo mejor entre mis manos: Prue. Aquel solo sabía llorar, ella se encaraba, algo que me hacía sentirme vivo porque disparaba algún sentimiento en mí. Aunque solamente fue el de la rabia, me bastaba.

- Nunca te fiaste de niadie. - La corregí nada más empezar a hablar. - Usabas tu inociente migrada piagra engatusagrnos, piegro sola te funionó con una y ahiogra le temes mäs que a ninguno. - Le dije a la chica claramente.

- ¡Y cliagro que voy dietgras tuya tiodo el dïa! ¡Vas en cabieza de ggrupo y yo siempgre el ültimo! ¡Nein migras piogr donde vas y el mapa! ¡Solo cuanda te segnalo la camino! ¡Yo nein tienegr el mapa, nein siabegr si vas mal o bien si nein te veo! ¡Y tü sola vienes cuando no siabes donde estäs! ¡Egres tü quien nos ha piëgrdido! ¡Liästima que los tuyos padgres no te diegron a tü una bofetada a tiempo! ¡Asï tu nivel de estupidez hubiese bajado y siubido el de empatïa una poco! ¿Grealmente te cgrees que piogrque un hombgre te migre y te desee quiegre algo mäs con tü? Y sï, te vieo capäz de robagrme la bgriüjula, pogrque ya la quisiste antes. - Mis gritos se iban relajando, pero mi respiración era agitada y estaba tenso.

- Yo nein soy quien se agrrodillo ante la cgriatugra. ¿Quë mäs le hiciste, Pgrue? La que miejogr diespegrtó y su miagrca en la fgrente. Cgreo que queda cliagro lo que te gusta... nein quiegres a los hombgres... pgrefiegres a los animales... - La repliqué con calma antes sus insinuaciones oyendo a aquel payaso llorar.

Más tranquilo al descargarme con Prue, atendí a los demás. - Jiamäs pegrdegrïa iese objeto tan pgrieciado. Me lo griegalö mi piadgre, lo usiäbamos cuando nosotgras igr de acampada pogr el biosque en Alemania. Luego sieguï la triadiciön con el mïo hijo y iusäbamos la misma briüjula piagra niestgras acampadas en Iestados Unidos. Nein piegrdegrïa nada asï. - Le aseguré a Tak.

Luego Remo me dio su brújula y se la devolví. - Nein es ieso. Siegrá miejogr que la lleves tü. Nein solo pogrque es tuya, sino pogrque me he cansado de ella y la quiegro lejos de mï.

Cuando Clark preguntó por lo de dormir en una tienda de aquella manera, le miré de nuevo cargado de rabia. - Dos dïas. ¿Diönde has diormido pogr las noches? Pogr otgra noche mäs nein te piasagrá nada.

De golpe Remo estalló y no me sorprendió. Entre el enano llorica y lo repulsiva que se estaba volviendo Prue a cada paso, íbamos a terminar todos locos. Cuando terminó de hablar más sereno y tras dejar mis cosas en el suelo me acerqué a él y le puse la mano en el hombro. - Yo nein podgré hacegr la guagrdïa. Nein si querëis que siga el ritmo miagnana. Piegro si confiö en tü. De nein segr pogr tü, yo nein habgrïa llegado hiasta aquï. Miontagrë la mïa tienda y si necesitias refugio piogr la lluvia, abgre y entgra. En cuanto liogre montagr la tienda, pues piagrece que nos quiedamos aquï, me quitagrë iesta gropa y me pongrë la otgra y esta se quiedagrä aquï... mienos peso... Te diejagrë una toalla limpia y sieca si nein tienes... - Le di un par de golpes en la espalda y caminé hacia mis cosas, apoyado en mi bastón y completamente cansado y dolorido.

Antes de sacar nada, miré mi entorno, no solo a mis compañeros, sino lo que aún nos dejaba ver el bosque. Sabía que no estábamos lejos, pero a saber cuánto nos había desviado la estúpida niña por no querer hacer las cosas como debía y no fiarse de nadie.

- ¿Clagrk? ¿No? - Le pregunté al gafotas llorón. - Si quiegres ganagrte la cena, pogrque la cama ya la tienes, ayüdame a montagr la mïa tienda... y sin mäs liägrimas.

- Tiradas (1)
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07/10/2021, 14:20
Rainer Maria Holtzmann

Rainer se encogió de hombros con un suspiro, resignado y un poco triste, cuando Prue le dijo que no podía fiarse de nadie.

No tienes otra opción, Prudence. No tenemos otra opción. Pero como quieras. Te entiendo.

La disputa acerca de las brújulas le pareció completamente ajena y lo único que pudo hacer fue levantar las manos en son de paz.

Aquí no creo que nadie le haya robado nada a nadie. Quizás ha sido un despiste. O quizás se ha perdido. Calmemos la situación, ya hemos tenido bastante tensión hoy. Está empezando a lloviznar y se nos viene encima la noche… —Se detuvo unos segundos al decir la palabra noche, que pareció perderse en sus labios, desvanecerse lentamente—. Tratemos de encontrar la cabaña al menos hasta que ya no sea posible seguir caminando por la oscuridad y la lluvia. Si no la encontramos, acampamos.

Miró a Remo.

Yo puedo turnarme contigo, pero…

Miró a su alrededor, al bosque cada vez más oscuro que lo empezaba a rodear.

No me fío de la noche. Creo que sería preferible que hiciéramos la guardia de dos en dos, por si acaso… Bueno, por si acaso uno de los dos cae víctima del bosque. Yo haré la primera guardia con Remo, cuando acampemos, al menos mientras aguante el sueño, aunque estoy agotado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Por cierto, no me he dado cuenta de hacerlo antes, pero dejo una tiradita de Empatía, por si acaso sirviera para percibir intenciones ocultas o cualquier otro rastro de un secretillo o locura en Clark.

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10/10/2021, 01:14
Director

Rainer no captó mucho en Clark. Era una víctima, eso estaba claro. Su experiencia en el bosque le había traumatizado y desestabilizado. Rainer había perdido la cabeza, Clark también, pero él no había logrado recomponerse como el alemán. Presentaba un cuadro de estrés postraumático. A sus ojos, Clark tenía la misma estabilidad mental que un soldado de la Primera Guerra Mundial que llevase semanas en una trinchera, viendo morir a sus compañeras y escuchando como los bombardeos enemigos se acercaban cada vez más.

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10/10/2021, 01:15
Director

El bosque era un lienzo que empezaba a pintarse en negro. Las formas se confundían, el cielo se apagaba. No vio nada sospechoso en el entorno, tampoco ninguna ruta que indicase civilización o que la cabaña estuviera cerca.