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Historias del Dominio

Gobernando Aguasfrías

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12/02/2020, 13:19
Director

Primer día de la Vieja. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Dunan negó con un movimiento de cabeza, sin decir palabra. Y por su gesto, seguramente él nunca se había molestado en preguntar.

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24/02/2020, 23:48
Aquilegia Stronghorse

Primer día del Guerrero. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Lord Mullendore no es tampoco un viejo decrépito, Helaena. Es un hombre mayor, sí, pero un guerrero apuesto y experimentado. Eso no puede ser tan malo. - contestó mirando a su hermana con una sonrisa cuando esta le reclamó respecto a la diferencia de edades entre Ser Tyros y el prometido de ella. Por supuesto, al oír el destino fatal que le presagiaba al pobre hombre, la sonrisa desapareció rápidamente. Con lo siguiente, suspiro un poco. Entendía la frustración de su hermana, era imposible no hacerlo, pero Aquilegia no veía el paisaje tan funesto que ella daba por hecho - Si conozco a alguien con carácter suficiente para reclamar sus derechos y llevar la teoría a la práctica, le guste a quien le guste, es a ti, Helaena - sonrió con la comisura de los labios - Y si juegas bien tus cartas, en los que esperamos sean muchos años por venir al lado de tu esposo, entonces sus hijos respetaran y seguirán tu consejo. - eso por lo menos. No quería siquiera insinuar que podía casarse con el hijo de Lord Mullendore que ella escogiera una vez el padre muriera, porque no aprobaba del todo esa idea, pero de seguro a su hermana se le ocurriría si llegaba a ser necesario. 

La forma en que Helaena despreció su dolor, minimizándolo por no haber llegado tan lejos con el dorniense, y ese susurro que luego agradeció lo que para ella habría sido una desgracia hacia unos días, hizo que se le retorciera el estómago. No podía recriminarle sus palabras, y tampoco lo haría incluso si se lo reprochara a la cara y con todas sus letras, pero inevitablemente sintió su ánimo decaer rápidamente. 

Respecto a lo último, suspiró, animándose a sonreírle con la comisura de los labios ante su último comentario - Espero que no. No quiero un títere, quiero un compañero. - sonrió un poco más, recordando aquella conversación con Ser Tyros, aunque el nombre de Aldern seguía resonando en su cabeza. 

Yo no me daría por rendida tan fácil, Hel. - acabó por encogerse de hombros. No iba a discutir con ella esperando ganar, pero sí esperaba que su hermana no se cerrara del todo a la idea - Quizás no es ni necesario negociar. En mi caso, por ejemplo, no creo que tuviera que rogarle a Ser Tyros que me permitiera practicar arco si yo así lo quisiera. Tu esposo será un hombre maduro y sensato, así que diría que tienes una oportunidad de sobra para hablar con él y esperar una respuesta que obedezca a argumentos.

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25/02/2020, 00:05
Aquilegia Stronghorse

Aquel día, se había vestido con un atuendo en dos capas. El primero era un vestido palabra de honor largo y blanco, con bordados de flores en el mismo color. No iba pegado a la silueta, pero su forma era suficiente para insinuar las curvas en los lugares correctos. Sobre aquel vestido, llevaba uno de tul opaco color lila, con adornos de flores y hojas blancas también, cuyas mangas solo tenían la suficiente tela para marcar un escote de hombros caídos. El cabello lo llevaba suelto, como a ella le gustaba, y sin más accesorio que un tocado de perlas y motivos florales al lado derecho de su cabeza.

Se había ausentado durante parte de la tarde, ocupada con otros asuntos, pero para la noche no tardó en buscar a su hermana. Se le veía bastante feliz y entusiasmada al entrar al comedor, y al recibir a su hermana cuando esta llegó lo hizo con una sonrisa de oreja a oreja. Con lo hiperactiva que estaba para su normalmente pacífica, protocolar y controlada actitud, era imposible no recordar con esa energía acumulada que luchaba por contener a la Aquilegia que era de niña, una pequeña caótica y desordenada que nadie jamás se habría imaginado que crecería para ser la señorita preocupada por diplomacia y modales que era hoy por hoy. 

Hel, tú me quieres mucho mucho, ¿cierto? - preguntó tomándola de las manos, frente a ella - Porque esta será una cena emboscada con opción a interrogatorio, así que tienes que quererme mucho, o le digo a Ser Tyros que no venga - sonrió con malicia, mordiéndose el labio inferior levemente.

Notas de juego

No tengo clara la fecha, karras, por si puedes ayudarme <3 

Vestido

Adorno

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25/02/2020, 20:57
Helaena Stronghorse

Primer día del Guerrero. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Mientras Aquilegia hablaba, Helaena se preguntó si ella llegaría a respetar a la mujer con la que se casara su padre. No tanto personalmente, sino como Señora de la casa. Dependía de quién fuera, por supuesto; pero era cierto que, aunque era consciente de que aquello era necesario y ella misma lo había querido, le iba a costar ver a otra mujer en el lugar de su madre. Así que no le extrañaría que los hijos de Lord Mullendore no la aceptaran ni a ella ni sus órdenes o consejos.

Su hermana tenía razón, ella tenía carácter para reclamar sus derechos. Pero el mundo era como era y una cosa era que una mujer reclame algo y otra muy distinta que se le apruebe tal petición. Suspiró y sonrió a su hermana.

El tiempo lo dirá, imagino. Cuando me vaya a vivir a Tierras Altas, te iré informando por si tienes que presentarte en cualquier momento a sacarme de ahí —comentó en tono de broma. Luego negó con la cabeza, se encogió de hombros y habló con algo más de seriedad—. No, pero probablemente te mande un cuervo cada semana.

Helaena no estaba segura de qué había dicho erróneo que había cambiado el ánimo de su hermana. Esperaba que, de haber sido su comentario sobre Aldern, Aquilegia no estuviera pensando que ojalá sí hubiera llegado tan lejos con él. En cualquier caso, no dijo nada al respecto. Simplemente se acercó a ella hasta apoyar la cabeza sobre su hombro y abrazarla rodeando su cintura.

Pero no será un títere para el pueblo, solo para ti —respondió, aún pegada a su hermana—. Tampoco es tan malo, siempre que lo uses bien. No se trata de manejarlo y quitarle la voluntad, simplemente de imponerte sutilmente de vez en cuando. Y yo que tú, lo aprovecharía, porque quién sabe si el enamoramiento le durará para siempre —le aconsejó. Y, vistas las ventajas que tenía un marido encandilado, casi deseaba provocar ese efecto en Lord Mullendore. Así, no estaría tan mal la estancia en Tierras Altas.

Sí, supongo que tienes razón. Supongo —repitió, con un suspiro, tras la reflexión final de Aquilegia. Levantó la cabeza, pero sus brazos aún seguían rodeando a su hermana. Era curioso, pero no se había sentido tan unida a ella desde… quizá nunca. Y todo se lo debía a aquellos dos desgraciados—. Igualmente lo hablaré con Padre antes, tal vez él sepa algo más de cómo es Lord Martyn y si las circunstancias me son favorables en ese sentido.

Se levantó. No sabía ni qué hora era. Tras el largo viaje y la larga conversación, había perdido la noción del tiempo. Se sentía rara. Por un lado, liberada al haber descargado todo el peso que había tenido sobre ella durante tanto tiempo; por otro, haber desnudado su alma, aunque fuera ante su hermana, le hacía sentirse muy vulnerable. Pero, ante todo, estaba agotada.

Creo que voy a dormir un rato antes de cenar —decidió, de repente—. ¿Nos vemos luego?

Notas de juego

Como ya no parece que tengamos mucho más que contar en esta escena, te doy pie a que termines. Aunque, si querías decir algo más, estás a tiempo.

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25/02/2020, 21:46
Helaena Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.*

Helaena no iba vestida de forma especial. Llevaba su vestido rojo uniforme, ajustado de cintura para arriba, con escote en pico y sin más adornos que un cinturón ancho dorado. Como a ella le gustaba, llevaba los brazos al descubierto; de sus hombros colgaba una fina capa de tul, también roja, que, debido a las altas temperaturas, servía más de complemento que contra el frío. El cabello lo llevaba en un semirecogido, únicamente con un par de mechones por cada lado atados en la parte de atrás, sin adorno alguno.

Había dedicado la mañana a pasear por la ciudad, acompañada de su siempre alerta escolta, y la tarde a conversar con algunos de los soldados a los que había conocido en su estancia anterior; y pensaba que la noche sería tan tranquila como el día. Pero, al ver a su hermana, supuso que aquella no iba a ser una noche como cualquier otra. Para empezar, Aquilegia estaba totalmente eufórica y eso era un acontecimiento único desde que maduró.

Eh… ¿sí? —respondió a su primera pregunta, entornando los ojos con sospecha. Por algún motivo, le vino a la cabeza que aquello traía trampa. Cuando escuchó lo que su hermana tenía pensado, fue abriendo los ojos poco a poco, hasta mostrar enorme sorpresa en su gesto. Se giró hacia Ser Dunan, lentamente, como si esperara que él explicara aquel extraño comportamiento de Aquilegia o, al menos, buscar corroboración de que aquello no era normal. Volvió de nuevo a mirar a su hermana—. ¿De verdad? ¿Puedo… podemos interrogarlo? ¿No crees que lo pondremos en un apuro y que es inapropiado, porque es tu futuro esposo y nosotras unas damas que debemos comportarnos como tal? —Hizo esta última pregunta con esperanzas de que la respuesta fuera negativa y de que realmente Aquilegia estuviera pensando lo que ella estaba pensando.

Notas de juego

*Por lo que me has dicho, si mis cálculos no fallan, este sería el Primer día de la Doncella.

Vestido

Peinado

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05/03/2020, 01:42
Aquilegia Stronghorse

Primer día del Guerrero. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Ambas cosas están bien. Pienso ir a buscarte con un ejército si es necesario... Aunque probablemente intentaré métodos menos belicosos antes - sonrió con cariño y complicidad. Quería que Helaena supiera que ella siempre estaría ahí, que podía contar con su ayuda si todo iba mal. Si era por inventar excusas para hacer que su hermana se quedara con ella, ya tenía un par de excusas perfectas pensadas. - Y más te vale enviarme cuervos AL MENOS cada semana. Una cosa es no hablarte cuando te tengo al lado todos los días, pero otra no hablarnos y además estar lejos - suspiró, pues sinceramente creía que la presencia de Helaena en su vida era esencial.

Recibiendo el abrazo de su hermana se acurrucó contra ella. - En realidad, me conformo con que su respeto me dure para siempre. Viviré si no me ama. - pues Aquilegia nunca había considerado que el casarse por amor fuera siquiera una posibilidad, aun cuando Ser Tyros era más merecedor de su cariño que cualquier hombre que conociera. 

Sí, pídele consejo - la miró, sonriendo con la comisura de los labios, conforme con que no se diera por vencida antes de siquiera intentarlo. 

Una vez su hermana se separó, Aquilegia respiró profundo. Le había gustado dejarse descansar un segundo en los brazos de Helaena, y hasta entonces no se había dado cuenta de cuanto lo necesitaba. La última vez que había necesitado abrazos y caricias había sido en el funeral de su madre, y Carellyn la había acompañado hasta dormirse llorando... ¿Como podía haber fingido tan bien un cariño que parecía tan puro?

Nos vemos luego - confirmó con una sonrisa, para luego retirarse de la habitación.

Notas de juego

Cerrada entonces

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05/03/2020, 03:50
Aquilegia Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.*

 

No le extrañó la sospecha de su hermana, después de todo, no era todos los días que Aquilegia andaba con la energía y la euforia por las nubes, mucho menos que le preguntara cuanto la quería. Al notar como Helaena buscaba alguna respuesta en su guardia con un gesto muy similar al que ella misma había tenido con Ser Bardoc hacía unas horas, Aquilegia sonrió con cierta gracia. Al final, nadie podía negar que eran hermanas. 

La forma en que su hermana menor formuló esa pregunta le sacó una risita cómplice, mordiéndose luego el labio inferior - Creo que debemos comportarnos como unas damas, pero que nadie nos culparía si el alcohol se nos sube a la cabeza sorprendentemente rápido estando con amigos de la familia que pronto pasarán a ser parte de la nuestra - sonrió con malicia, mirando a su hermana a los ojos - Y creo que Ser Tyros está desesperado por agradarte, así que estás en una posición maravillosa para interrogarlo, porque de seguro estará hasta feliz de que le des una oportunidad de caerte en gracia - se mordió ligeramente el labio inferior, nerviosa por la travesura - Además... - continuó - Para mi es muy importante que mi prometido y mi hermana se lleven bien, ¿sabes? Así que es mi obligación darles oportunidad a que compartan y se conozcan - dijo en un tono que dejaba claro que eso no era nada más que una excusa. Sí, sí podía interrogarlo, todo lo que quisiera. 

¿Ya sabes que le vas a preguntar? - inquirió con curiosidad, ansiando conocer sus prioridades o sus mayores dudas.

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05/03/2020, 23:34
Helaena Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Dieciséis días del nombre tenía ya y nunca había conocido esa faceta de su hermana. Helaena escuchó a Aquilegia como si no la reconociera. “Como si”, no. Es que no la reconocía.

Pero ¿qué dices, Aqui? ¿Alcohol? —repitió, pues era más probable que hubiera escuchado mal a que su hermana le estuviera proponiendo beber más de la cuenta junto con Ser Tyros. Sus ojos como platos mostraban sorpresa; su ceja alzada, incredulidad; su media sonrisa, verdadero agrado por que Aquilegia al fin se desatara—. No me lo creo. Cuando Terrence nos ofreció, no quisiste ni mojarte los labios. ¿Y ahora piensas incluso en ir más allá? 

Se sintió extrañada por el hecho de que Ser Tyros quisiera llevarse bien con ella. De los tres hermanos Dragnos, era el único con el que nunca había mantenido una conversación de más de tres frases, probablemente porque no tenían absolutamente nada en común. Y nunca lo había intentado, siquiera. Podía entender que quisiera mantener una relación cordial, ya que iban a ser familia. ¿Pero agradarla y con tanta desesperación, como afirmaba Aquilegia?

¿De verdad? ¿Te ha dicho él eso? Nunca le he notado mayor interés en conocerme o hablar conmigo, siquiera —Se encogió de hombros—. Pero, si es cierto, mejor, así no se negará a nada.

Cuando escuchó aquella pésima excusa para la encerrona que quería organizarle Aquilegia a Ser Tyros, la miró con rostro de completa incredulidad. Negó lentamente con la cabeza, dándole a entender, en broma, que no tenía vergüenza alguna de estar siquiera pronunciando aquellas palabras. Suspiró, como si se tratara de una madre exasperada por el comportamiento de su hija.

Ya. Te crees que nací ayer, ¿verdad? —respondió, conteniendo una risa—. Tú lo que quieres es que le haga yo las preguntas que tú no te atreves a hacerle porque eres así de pudorosa. Mejor que decirte yo lo que le voy a preguntar, dime tú lo que quieres saber de él. Y, como te quiero tantísimo, no me importará quedar yo como una entrometida y salvar tu dignidad —Esta última frase la pronunció con toda la ironía del mundo.

¿Qué te interesa saber? ¿Cuáles son sus aficiones? ¿Si prefiere el vino del Rejo o el de Dorne? ¿Si gusta de salir a cazar? —comenzó enumerando preguntas banales, sin ningún tipo de interés, y fue aumentando la profundidad—. ¿Si se lleva bien con sus hermanos? ¿Cuántos hijos le gustaría tener? ¿O quizá prefieras saber realmente te ama? ¿Si pensó en ti cada día durante la guerra? ¿Qué tiene pensado para vuestra noche de bodas? ¿Con cuántas mujeres ha estado?

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08/03/2020, 13:58
Aquilegia Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Podría haberse sentido algo recriminada ante las preguntas de su hermana, pero un vistazo a su expresión y esa media sonrisa de aprobación le dejó claro que no tenía de qué avergonzarse. Era normal que Helaena se sorprendiera, y para ser sincera, hasta a ella le parecía muy fuera de sus límites normales, pero era una sensación liberadora el poder hacer una tontería sin muchos riesgos ni consecuencias, una tontería divertida con gente de fiar, una que necesitaba ahora mismo que el solo recuerdo de la traición de Aldern y Carellyn eran suficientes para amargarle la velada. 

Con Terrence era distinto - el chico había tenido muchas circunstancias desfavorables en su contra. En primer lugar, no había mostrado mucha sensatez, el vino lo había abierto él, y les había sugerido nadar en poca ropa en un lugar más o menos público. No decía que fuera a intentar algo, solo que no se fiaba de cuan positivos pudiesen ser los resultados de aquella situación. - Aquí estamos en casa y resguardadas por escoltas, beber unas copas no nos hará más mal que volver a la cama temprano tras reírnos un rato - se encogió de hombros con una sonrisa. 

Por supuesto, asintió a la conclusión de la chica de que Ser Tyros no se negaría a nada. Bueno, no se negaría a menos que las preguntas fueran demasiado invasivas, pero en privado el hombre no le había dado la más mínima impresión de ser particularmente fácil de ofender. Como mucho, si no quería contestar alguna pregunta, se negaría con una sonrisa y les haría otra él. 

Cuando escuchó a su hermana leer sus intenciones, Aquilegia no pudo evitar una risa nerviosa por la culpa. No podía negar que quien más se beneficiaría de sus preguntas y respuestas sería ella, y quedaría muchísimo mejor que Helaena lo interrogara a que lo hiciera ella misma. 

A medida que Helaena enumeraba preguntas, el rostro de Aquilegia fue pasando de decepción por las primeras sugerencias a una sonrisa pícara con las últimas, viendo que la intensidad de estas aumentaba. 

Desde cuantos hijos le gustaría tener en adelante. - contestó, pues el resto ya lo sabía - Excepto la última. Esa ya se la pregunté. - su sonrisa traviesa creció, incluso ruborizándose un poco al mirar a su hermana. Ni ella se creía el descaro, pero es que se había sentido tan cómoda para preguntárselo cuando estaba a solas con Ser Tyros que no se había mordido la lengua.

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08/03/2020, 17:25
Helaena Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Por supuesto que con Terrence era distinto. El segundo hijo de Lord Dragnos era una persona afable, abierta y divertida. Con él se podía beber tranquilamente. Pero ¿con Ser Tyros? Era… raro, como que no iba con su carácter o iba a juzgarlas por ello. Que Helaena lo haría encantada igualmente. Al fin y al cabo, con peores personas había compartido alcohol. Pero, de tener que elegir un único hombre con el que pasarse de la cuenta bebiendo, lo haría antes con Terrence que con Tyros. Le extrañaba, además, que Aquilegia no tuviera miedo a perder la dignidad ante su futuro esposo.

A mí Terrence me daba seguridad. Quiero decir, ya sabes que en aquel momento no me fiaba mucho de los Dragnos —le recordó, encogiéndose de hombros y sintiéndose algo culpable—. Pero él era mucho más natural, claramente no nos iba a juzgar ni a aprovecharse de nosotras. Ya viste que yo bebí con él y no pasó nada. Y cuando estuvimos aquí juntos, a veces íbamos al río a bañarnos —De nuevo, como había hecho con Aldern cuando se lo contó, procedió a añadir rápidamente una explicación—. Con ropa, ¿eh? Bueno, con ropa yo. Él se la quitaba. Solo la camisa. Llevaba pantalones.

Ya le parecía a ella que Aquilegia no tenía mucho interés por los gustos vinícolas de su prometido. Sonrió con picardía al escuchar lo que realmente quería saber. Pero se quedó a cuadros cuando su hermana le confesó que ya tenía respuesta para una de aquellas preguntas tan íntimas.

¿Perdona? —Abrió los ojos como platos. Y la boca, ya de paso—. ¿Le has preguntado con cuántas mujeres ha estado? ¿Y para qué me necesitas a mí? —añadió, con una media sonrisa, aún estupefacta—. Claramente tú tienes la valentía y confianza suficiente para hacerle todo tipo de preguntas —Helaena se mordió el labio inferior, dubitativa, mientras miraba a su hermana. Se resistía entre la curiosidad y proteger la intimidad del caballero. Al final, optó por la primera—. ¿Y qué te respondió? ¿Te dio nombres concretos? —Bajó el tono de voz, como si simplemente formular aquellas preguntas fuera algo vergonzoso.

No sabía por qué le interesaba saber todo eso, pero le interesaba. Tal vez por el hecho de conocer un detalle de la vida privada de un hombre que parece carecer de ella y dedicarse únicamente a su trabajo. Como Aquilegia, más o menos. Y Helaena se moriría por saber ese tipo de información sobre su hermana, si existiera.

Luego se quedó pensando en más preguntas que podría hacerle al caballero.

Supongo que, según vaya pasando la conversación, saldrán nuevas. ¿Hay algo que se te ocurra ahora mismo? —Tal vez Aquilegia tuviera algo concreto en mente. Y mejor dejarlo claro ya antes de que luego se quedara con el misterio. Entonces, a Helaena se le ocurrió algo. Claro, que no era ese el objetivo de aquella cena, pero tal vez a Aquilegia no le molestaría—. Sé que quieres averiguar cosas de Tyros, y te juro que le sonsacaré todo lo que pueda. Pero ¿te importa si también le pregunto por Terrence?

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08/03/2020, 17:32
Aquilegia Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Le pareció curioso como ella y Helaena parecían tener impresiones totalmente contrarias. Incluso confiando en que los Dragnos eran buenos desde un principio, Aquilegia no se había sentido particularmente segura frente al más joven de los hermanos varones. Jamás se habría ido a bañar con él a solas, aunque no le sorprendió que Helaena lo hiciera si confiaba en él. No era lo que Aquilegia habría recomendado, pero al menos lo había hecho totalmente vestida y, quería creer, sin beber. 

No lo sé... A mi Ser Tyros nunca me ha hecho sentir juzgada, ni nada así. Es muy dulce, y muy sincero. - sonrió con cariño, pensando en esa conversación por el jardín del castillo de Riverside. - Y un poco bobo a ratos - añadió sonrojándose un poco al recordarlo durante el paseo de esa mañana - Es una buena persona, con un corazón enorme. Puedes sentirte segura con él, ya verás - sonrió sinceramente, entusiasmada de que esos dos se llevaran bien. 

La impresión de su hermana le sacó otra risa nerviosa, esquivando su mirada por un segundo. Sentía más vergüenza ahora de la que había sentido al preguntárselo, para ser sincera. 

Bueno, no es por valentía y confianza que te necesito, sino para que preguntes las cosas que a mi no se me ocurran. - confesó, pues sabía que Helaena era bastante más astuta que ella, y había cosas que quizás Aquilegia en su inocencia frente a ciertos temas podría pasar por alto. Al oír las preguntas indiscretas de la chica, se sonrojó un poco más y asintió - Me dio uno, pero prometí no decirlo - confesó mirando a su hermana - Me dijo el de la más importante, con la que había estado dos años. - explicó, para luego añadir - Y al principio me dijo que tres mil, pero luego se partió de la risa al ver que le creía y me daba igual, porque le preguntaba para saber si tendría experiencia en la noche de bodas, y me dijo que quizás me decepcionaba de su experiencia porque en realidad solo habían sido tres. - Aquilegia también hablaba bajito del tema, por no soltar cosas frente a los escoltas y porque el tema también lo ameritaba - Y al principio le dije que no le creía nada, porque yo creo que debe llevar unos quince años en eso, y es rico, apuesto y encantador, pero luego de oír que había pasado dos con esa chica y el poco tiempo libre que en realidad tiene... Sí le creo. - el pobre tenía una educación muchísimo más exigente que la de ellas por lo que le había contado, y eso sin considerar su instrucción militar y los compromisos que tuviera por su valor como soldado o como primogénito. Si ella acababa agotada a veces, no podía ni imaginarse lo que sería llevar la vida de Ser Tyros. 

Mmm, no, creo que nada - negó con la cabeza, pensativa. Sin embargo, al oír la petición de su hermana, dejó la reflexión de lado para sonreír - Claro, Hel, pregúntale sobre Terrence si quieres. Pero ten algo de tacto, porque está preocupado por él ahora que no sabe donde está.

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08/03/2020, 18:53
Helaena Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Helaena conocía bastante poco a Ser Tyros. Pero, las veces que había estado ante él le había dado la impresión de que era la seriedad personificada y que no sería capaz de pasar por alto nada que se saliera de los límites establecidos por el protocolo. Es decir, que era como Aquilegia pero en hombre. Claro que, si realmente era como Aquilegia, y su hermana la estaba sorprendiendo con un comportamiento que en absoluto la caracterizaba, lo mismo podía ocurrir con el Dragnos.

Sonrió al escuchar cómo hablaba su hermana de su prometido. Helaena ya no creía en el amor, al menos no en el amor romántico y pasional que duraba toda la vida. Pero era enternecedor ver a Aquilegia tan ilusionada por aquel matrimonio concertado y ojalá nunca tuviera que sentir lo que ella había sentido al romperse aquella ilusión. Esperaba que Ser Tyros no la decepcionara nunca.

Aquel pequeño trozo de información, que quizá fuera pequeño pero muy suculento, mantuvo a Helaena con la atención fija en su hermana. Pero sintió bastante decepción, que reflejó en su rostro, cuando Aquilegia le dijo que no podía decirlecon quién había estado Ser Tyros.

¿Ni a mí me lo puedes contar? —Torció el gesto. Ya imaginaba que el caballero habría tenido más de una experiencia, aquello no era información nueva. Lo que realmente quería saber era con quién exactamente. Tal vez fuera una simple campesina o, más interesante, una doncella al servicio de los Dragnos o incluso una noble—. Bueno, no seré yo quien te obligue a romper tu promesa. Pero que sepas que me has dejado muy intrigada —Además, había estado con ella nada menos que dos años. Eso era algo serio. No podía ser una vulgar prostituta.

Helaena frunció el ceño, extrañada y algo incrédula, cuando Aquilegia le contó que Ser Tyros solo se había acostado con tres mujeres.

Imposible. Pero si es… Lo que tú dices. Es atractivo y, aunque su familia no sea especialmente poderosa, las doncellas siempre caen. O cualquiera del pueblo —No podía creerse que un hombre decidiera no acostarse con nadie por el “poco tiempo libre”. Hasta el hombre más poderoso de los Siete Reinos tenía tiempo libre, estaba segura de ello. Se acabó encogiendo de hombros—. En fin, si tú lo crees, yo también. Pero es raro.

Agradeció con la mirada a su hermana que le permitiera, llegado el momento, pausar las preguntas sobre el propio Tyros y preguntarle por Terrence. Aunque luego frunció el ceño al escuchar la última frase.

¿Tampoco lo sabe? Vaya, tenía la esperanza de que le hubiera dejado un mensaje a su propio hermano y que no nos lo hubiera contado porque fuera… no sé, algo secreto —Si ella se marchara de repente, dejaría noticia a al menos una persona de adónde se dirigía. A menos, por supuesto, que huyera de algo. Pero eso no podía ser, Ser Dwain, Clay y Terrence no tenían motivos para huir. O a menos que pensaran volver en el día y algo hubiera pasado para que aún no hubieran regresado. Eso era lo que más temía Helaena—. Claro, no tiene sentido, porque Ser Tyros sabe que ya hemos mandado patrullas a buscarlos y habría dicho algo. Era justo lo que quería preguntarle, si sabía su paradero. Así que… me ceñiré a tus preguntas —concluyó con un suspiro.

Con todo planeado, más o menos, solo quedaba que el caballero hiciera su aparición y comenzara aquella cena.

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09/03/2020, 12:42
Ser Tyros Dragnos

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Durante el resto del día, no recibieron especial atención  por parte del caballero ninguna de las hermanas. No les fue difícil enterarse, aun sin proponérselo, que había invertido la tarde en reunirse con todos los capitanes, así como en supervisar la carga y descarga de los barcos, pues en el pequeño muelle de Aguasfrías, todo debía de hacerse con botes, lo que dificultaba toda maniobra. 

Se retrasó un poco. Tal vez su atuendo era la excusa, o su pelo aún húmedo. Si la ropa era un exponente de la riqueza, aquella desvelaba que los Dragnos eran tremendamente ricos,  pues a pesar de la sobriedad de su traje, se notaba que eran de la máxima calidad.

Perdonad el retraso.— Fue lo primero que dijo con una sonrisa amable dirigiéndose primeramente hacia Aquilegia sobre la que posó la mano en su codo y dio un beso en la mejilla. A Helaena la dedicó una sonrisa afable, sin duda contento de verla. 

No tomó aún asiento, pues dos hombres lo acompañaban. 

Bruce Jeff

Fueron presentados como Bruce el más joven, y Jeff el hombre que era casi anciano. Eran hombres de armas, sin duda. Aunque que el más joven sí que podría asemejarse a un caballero por su indumentaria y armas, el anciano, recordaba más a un cazador, o a un guardabosques de aquellos que cuidan los cotos de los señores, pues sus armas eran dagas y cuchillos y sus ropas aptas para la naturaleza.

Ser Tyros se dirigió específicamente a Aquilegia de nuevo.

—Estos son sin duda mis dos mejores hombres. Confío en ellos plenamente. Ya les he puesto al corriente y os servirán como si lo hiciesen a mi padre o a mí.

Ambos hombres inclinaron su cuerpo como forma de saludo obediente ante las hermanas, antes de retirarse a un segundo plano. Las miradas de ambos se cruzaron con las de Ser Badorc y Ser Dunan. Hubo un pequeño gesto entre los cuatro de saludo o reconocimiento. Poco perceptible, aunque no para las hermanas Stronghorse.

Esperó entonces a que ambas hubiesen tomado asiento, antes de hacerlo él. Observó como el servicio de la posada, comenzaba a disponer los platos. Había asado de pato dulce, revuelto de verduras a la brasa, patatas rellenas de picadillo de ajetes y huevo, gupola al limón y tomates naturales con aceite y pimienta. Frutas varias y pastel de manzana y pera. Para beber había agua y vino del Rejo.

Me muero de hambre.— Sonrió ante el desfile de comida.

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09/03/2020, 18:33
Helaena Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Helaena se pasó el resto del día, mientras realizaba sus tareas, imaginando cómo podría llevar aquella cena, cómo abrir conversación. Por un lado, se sentía algo nerviosa por lo que les esperaba. Una cosa era sentir emoción con la idea y otra preguntarle de verdad a un hombre al que apenas conocía cosas tan íntimas. Por otro, le resultaba, en cierto modo, incómodo estar a solas con la pareja, como si sobrara. De hecho, el plan podría fracasar en cualquier momento porque los futuros esposos se olvidaran de ella y se perdieran en sus miradas. Claro que era una tontería, porque su propia hermana la había invitado y le había dicho que Ser Tyros deseaba conocerla mejor.

Aun así, mientras esperaban al caballero, ya sentadas, se dirigió a Aquilegia.

— Estaba pensando… No seré yo quien te prive del romanticismo, pero tampoco es algo que quiera presenciar toda la noche —Por supuesto, hablaba de broma, no era una advertencia seria. La sonrisa con la que se lo decía era prueba de ello. Pero algo de verdad había detrás—. Así que si tenéis ganas de cogeros de la mano y miraros a los ojos durante horas, avísame y me busco yo también compañía.

Cuando al fin llegó el hombre protagonista de la noche, Helaena se levantó, como mandaba el protocolo, para recibirlo.

Ser Tyros —dijo simplemente, a modo de saludo. Sonrió al ver el beso que le daba a su hermana, contenta por ver que probablemente tendría un feliz matrimonio; aunque al mismo tiempo exhaló un suspiro de dejaba entrever cierta cierta envidia. No es que ella buscara una romántica historia, ya había dejado claro que de aquellos sentimientos no se fiaba. Pero sí deseaba tener a un hombre que la hubiera elegido a ella como primera opción, en lugar de ser el segundo plato de nadie, y que la admirara como Ser Tyros admiraba a Aquilegia.

Igual que el caballero, que venía con sencillos, aunque caros ropajes, ella tampoco lucía grandes adornos. De hecho, no se había cambiado de vestido. Simplemente se había quitado la capa del que había llevado todo el día y se había hecho un semirecogido algo más vistoso.

Era curioso, pero no había esperado la presencia de aquellos dos escoltas. Lo cual no tenía sentido, si las dos hermanas traían los suyos, era lógico pensar que el hijo mayor de Lord Dragnos no sería menos. No, lo realmente curioso era que Ser Tyros hablaba como si fueran a estar al servicio de Aquilegia. ¿Significaba aquello que Ser Badorc pasaría de nuevo a protegerla a ella junto a Ser Dunan? No le dio tiempo a pensar lo positivo de tener de vuelta un segundo guardaespaldas, cuando un temor la invadió. Miró hacia Ser Dunan un instante. Ser Tyros había puesto a su futura esposa escolta de su propia casa. ¿Y si Helaena tenía que prescindir de los servicios de sus escoltas porque Lord Mullendore le ponía a hombres suyos? Ella no quería depender de desconocidos leales a otra casa en lugar de a los Stronghorse. Tal vez debería añadirlo a los temas de quería hablar con su padre.

Se sentó y, finalmente, llegó la comida. Miró a Ser Tyros, considerando si era el momento de comenzar a entablar una relación más cercana. Decidió que sí.

No me digáis… Qué casualidad, nosotras también nos morimos de hambre —respondió, con un leve toque de ironía en su voz—. Pero vos no merecéis pronunciar queja alguna, ya que sois quien ha llegado tarde —le reprochó. Aunque luego asomó una sonrisa divertida para darle a entender que estaba de broma.

Antes de servirse, observó fijamente a aquel hombre, con los codos apoyados sobre la mesa, las manos entrelazadas y la barbilla sobre ellas. Casi como si quisiera valorarlo o penetrar en su mente con los ojos para leer todo lo que pensaba.

Ser Tyros, dime… —Helaena calló de repente, turbada mientras se llevaba la mano a la boca por haberlo tuteado. O, más bien, fingiendo turbación—. Oh, disculpad mi forma de hablar. Es que siento que ya puedo dirigirme a ti… —Cerró los ojos de repente, como si estuviera avergonzada por el nuevo desliz— dirigirme a vos como lo hago con Aquilegia. Al fin y al cabo, vais a ser mi hermano —se explicó, aún con apariencia de sentirse azorada por su excesiva confianza con Ser Tyros. Todo aquello, por supuesto, eran tácticas para que el caballero se sintiera más cómodo, confiado y más dispuesto a hablar—. ¿Os importa si os tuteo? Vos podéis hacerlo conmigo, por supuesto.

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Peinado

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12/03/2020, 15:58
Aquilegia Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Para la cena, Aquilegia había decidido cambiar de atuendo por uno más formal y, quizás, un poco más atrevido. Era un vestido que nunca había sentido suficiente confianza para usar, pues tenía una larga apertura al centro, lo que permitía que se le vieran las piernas al caminar, pero estando solo con cercanos en aquella cena íntima y tras el subidón del encuentro de aquella mañana, hasta le apetecía. El vestido era de un color verde muy oscuro, casi negro, de tela delgada pero abundante y bordados en ocre. Tenía un escote pronunciado, pero no exagerado, y los hombros descubiertos. Las mangas eran más largas que los brazos, pero tenían aperturas que llegaban hasta un poco más arriba del interior del codo. En cuanto a accesorios o joyas, lo único que llevaba era un adorno  en forma de una pequeña corona ornamental con hojas de parra doradas para su cabello suelto. 

La advertencia de Helaena mientras esperaban hizo que la primogénita se riera un poco por lo bajo con una sonrisa nerviosa - No creo que sea necesario, Hel... - después de todo, aunque le tenía mucho cariño a Ser Tyros y rápidamente habían logrado una amistad y complicidad sorprendente, seguía enamorada del mismo que le había roto el corazón. Sabía que algún día eso pasaría, y se odiaba ahora mismo por no poder amar a quien realmente se lo merecía, pero suponía que solo sería cosa de tiempo - Pero si veo que lo es, lo haré - añadió luego, para tranquilidad de su hermana.

Cuando el hombre entró en la habitación, la mayor de las Stronghorse se puso de pie al mismo tiempo que su hermana. 

Solo si no se repite - contestó Aquilegia con una sonrisa cómplice a la disculpa del caballero, una mueca que se amplió rápidamente en sus labios al recibir el afectuoso beso en su mejilla.

En cuanto a la presentación de los dos hombres que le seguían, Aquilegia hizo una breve reverencia a ambos - Encantada de conocerlos - dijo con toda honestidad. La dama no hacía diferencia por estatus a la hora de conocer gente nueva, y se tomaba tan seriamente que le presentaran a un noble de alta cuna como al panadero del barrio. Además, si a esto se le sumaba que serían sus nuevas escoltas, más razones tenía para estar feliz de estar en su presencia.

No me esperaba conocerlos tan pronto, pero agradezco profundamente que así sea. - miró a Ser Tyros con una sonrisa cariñosa. Le gustaba la prioridad que le daba a su seguridad, y aunque de ser otro podría haber pensado que era una simple protección a sus propios intereses por la alianza, el Dragnos le daba la impresión de tener motivaciones mucho más sinceras.

Sonrió con la comisura de los labios al ver las miradas que cruzaban con los dos escoltas de Helaena, uno de los cuales ya conocía un poco más luego de que la chica se lo cediera temporalmente. Echaría un poco de menos a Ser Badorc, porque le había caído en gracia, pero más que nada ahora deseaba saber que tanto ella como su hermana estarían bien custodiadas, y para ello necesitaban ambas dos hombres de confianza a su lado. 

Sentándose otra vez, supuso que las cosas tardarían un poco en escalar, pero supuso mal. Apenas se habían sentado cuando Helaena era... bueno, ella. Y por un segundo, Aquilegia fue ella misma también, abriendo los ojos de par en par y tensando los labios en regaño silencioso a la chica por el reproche que esta lanzaba a Ser Tyros. Claro, entendió que era una broma por la sonrisa, pero ni eso le ahorró el suspiro... aunque a diferencia de otras ocasiones, tras el suspiro, sonrió un poco ella también. 

Llevándose la copa a los labios, observó a Helaena dar la actuación de su vida. Jamás la había visto azorada por tutear a alguien, así que tenía la certeza de que no lo estaba ahora con Ser Tyros, pero como estrategia para ganar su confianza por cercanía y por pudor le parecía fantástica.

Notas de juego

Vestido

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12/03/2020, 21:06
Ser Tyros Dragnos

Tanto Jeff como Bruce devolvieron el saludo a Aquilegia pero no entablaron mayor conversación, seguramente conscientes de que en aquel momento no procedía.

Muy cierto.— Convino al reproche de Helaena tras sonreír a la contestación de Aquilegia, divertido por aquella salida. —Pero vuestro padre ha depositado una gran responsabilidad sobre mí y no quiero defraudarle.— Dijo encogiéndose de hombros, con gesto de haber deseado estar antes allí con ellas, pero no le había sido posible.

Negó entonces con naturalidad a la pregunta que llegó atropelladamente.

No, claro que no. Puedes tutearme.— Dijo aplicándose él mismo el consentimiento que la propia Helaena le había concedido.

La verdad es que me alegro mucho que hayas accedido a cenar con nosotros. Si me permites, tenía necesidad de hablar contigo tras la noticia que me ha dado tu hermana sobre nuestro enlace. — Dijo de forma directa, sin ningún tipo de rodeo.

He tenido la sensación de que no te agrado en exceso. Ya me ha dicho Aquilegia y hecho ver que han sido momentos difíciles y que eres muy protectora con ella. He creído que incluso podrías llegar a pensar que voy a ser algún tipo de traba entre tu hermana y tú. Sólo quería que supieses que nada más lejos de la realidad. — Expresó aún manteniendo toda ausencia de vergüenza o enredo. Directo como una flecha, pero en un tono agradable, calmado, en confianza. —Por mi parte vas a ser siempre bienvenida y ni aviso tienes que dar. Me uno a ella -dijo mirando a Aquilegia- y te aseguro que nuestras puertas estarán siempre abiertas para ti.— Hizo un leve gesto al servicio para conceder que sirviesen un poco de vino.

Los matrimonios pondrán distancia entre vosotras. Eso es inevitable. Pero desde luego siempre que puedas y quieras venir, serás recibida como familia y yo estaré encantado de, siempre que podamos, ir a visitarte. Y por supuesto si por algún motivo yo no pudiese acompañar a Aquilegia, no seré yo quien diga que mi esposa no puede ir sola si así lo desea.— Hizo entonces una pequeña pausa.

Quería que supieras que me hace muy feliz el desposarme con Aquilegia más allá de lo que pueda suponer el enlace para ambas Casas. Y que te aprecio tanto a ti, como a tu padre. Y también apreciaba a tu madre.— Terminó diciendo. Miró de nuevo a Aquilegia con expresión de "para qué darle más vueltas". Había ido con esa intención y a hacer saber aquello a Helaena. 

¿Todo bien entre nosotros?— Preguntó a Helaena esperando haber disipado dudas, o al menos las dudas que él había intuido en ella, fuesen o no acertadas.

 

 

 

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13/03/2020, 01:03
Helaena Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Si Helaena había visto el reproche en la mirada de Aquilegia, lo ignoró completamente. Su hermana le había dado permiso para llevar las riendas de aquella conversación y ahora no podía echarse atrás. Además, a Ser Tyros no parecía haberle importado. Era cierto que había sido una apuesta arriesgada, puesto que no tenía el mismo carácter abierto y natural de su hermano Terrence. Pero, si el joven venía con ánimos de entablar una amistad, tendría que acostumbrarse a todas las facetas de Helaena.

Lo sé, Ser Tyros. Pero llega un momento en la vida de todo hombre que tiene que cumplir antes con su esposa, o su futura esposa en este caso, que con su señor —respondió, manteniendo la sonrisa.

Y, una vez el joven aceptó el tuteo, Helaena giró la cabeza para mirar a Aquilegia, con gesto de superioridad, haciéndole ver que sus tácticas funcionaban a la perfección. Volvió a mirar al joven, mostrando curiosidad por aquello tan importante que tenía que contarle.

No era la primera vez que le dirigían palabras similares. Solo que, en la anterior ocasión, había desoído aquella queja, si es que podía considerarse queja, y la petición de confianza que la había seguido. Ahora escuchaba con una mayor disposición. El joven iba directo al grano, algo que apreció Helaena, pues aquello evitaba no solo una pérdida de tiempo sino posibles confusiones. Igual que Ser Tyros no mostraba ningún tipo de apuro al pronunciar aquella preocupación y tan cálidas palabras, Helaena tampoco la mostró recibiéndolas.

Tomó la copa de vino llena y se la llevó a los labios, mientras seguía escuchándolo. Si él supiera que su desconfianza nada tenía que ver con el motivo que él imaginaba… De vez en cuando, dirigía ella también los ojos a su hermana

Cuando el joven acabó, en los ojos de Helena había una expresión agradable.

Tyros, antes de nada, permíteme que te diga que eres mucho más parecido a tu hermano de lo que imaginaba. Y, por favor, no te ofendas con la comparación de la misma forma que Aquilegia se ofende cuando la comparan conmigo —La miró de nuevo, guiñándole un ojo, divertida, consciente de que aquel comentario conseguiría la indignación de su hermana. Luego retornó su atención al Dragnos—. Era un cumplido. Terrence también es muy perspicaz, o tal vez soy yo demasiado transparente —De hecho, empezaba a plantearse que quizá no era tan capaz de ocultar sus sentimientos tan bien como imaginaba, pues los dos hermanos habían leído a la perfección lo que opinaba de ellos—; es directo con sus palabras, sumamente amable y con enormes ganas de conseguir mi amistad, por algún motivo —añadió, frunciendo el ceño con expresión confusa. Después de todo, no sabía por qué Terrence seguía interesado, si Helaena le había mostrado más indiferencia que aprecio.

Por otra parte, agradezco mucho tus esfuerzos por que Aquilegia y yo no perdamos el contacto. Espero que mi futuro esposo tenga la misma disposición a recibiros y a visitaros como tú —No solo dependía de Lord Mullendore, sino de la actitud de sus hijos mayores.

Y no te preocupes. Todo está bien —le aseguró, alzando la copa y volviendo a beber, como si brindara por todos ellos. Unos segundos después, decidió hacerle una pequeña confesión—. Es cierto lo que dices, no ha sido una impresión tuya. Pero nada tiene que ver con que tú pusieras trabas entre ambas. Siempre he querido lo mejor para mi hermana. Y ella es una joven práctica, sensata y dispuesta a seguir órdenes de nuestros padres —Hablaba como si Aquilegia no se encontrase a su lado, como si estuviera manteniendo una conversación privada con Ser Tyros sobre una persona ausente—. Siempre ha tenido los pies en la tierra y ha sido consciente y ha aceptado que se casaría con quien le dictaran, fuera quien fuera. Pero para mí la aprobación de mis padres no era suficiente. No sabía si eras lo bastante bueno para ella. Porque, a mis ojos, Aquilegia no merece menos que el propio Rey —exageró. Luego, mostró una cálida sonrisa antes de añadir:— Pero me he convencido de que lo eres. De hecho, en parte tienes que dar las gracias a Terrence y a Joanna. Aunque tal vez pequen de indiscretos, sobre todo Terrence, no dudo de que hablaron más de la cuenta porque te adoran tanto como yo a Aquilegia.

En un principio, no había creído a ninguno de los dos hermanos cuando le habían asegurado que Tyros había perdido la cabeza por Aquilegia. Pero, entre esas declaraciones y la comprensión de que esa familia no era tan terrible como había imaginado, Helaena había acabado por convencerse no solo de que era cierto el enamoramiento del joven, sino de que él era la mejor opción para su hermana.

— Ahora, te aviso, Tyros, de que como le hagas el mínimo daño, seré tan implacable como todos tus enemigos juntos —Tras aquella advertencia, que no tenía intención de amenaza seria pero tampoco era totalmente broma, tomó de nuevo su copa y, como si no hubiera pronunciado las últimas palabras, propuso con la más amplia de las sonrisas—: ¿Brindamos? Por vuestro próximo enlace.

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18/03/2020, 15:18
Ser Tyros Dragnos

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Ser Tyros sonrió ante la comparativa que planteó Helaena entre hermanos y las reacciones. El comentario sobre Terrence hizo que asintiera. —Mi hermano es alocado e irresponsable, pero tiene muy buen fondo. Creo que poca gente tiene más amigos que él. Vive en una especie de sueño o algo, más en las nubes que en la tierra y no entiende lo que significa su apellido. — Comentó sin acritud. —Es...como un potro salvaje que no atiende a reglas. Te pido disculpas en nombre de mi Casa si alguna vez ha sido incorrecto. Te aseguro, y pongo la mano en el fuego, que no había mala intención. — Le excusó. —Si se ha esforzado en conseguir tu amistad, es porque es así. Es amigo de todo el mundo.— Sonrió. —Eso, o que lo has encandilado, quien sabe...— Dejó caer aquella posibilidad mirando de reojo a Aquilegia y apretando los labios. 

Asintió consciente de que lo que decía la joven sobre la disposición de su futuro esposo y familia, respecto a los viajes, no carecía de razón.

Bueno...— Dijo quitando importancia a aquello. —Os haremos entonces un bonito regalo de bodas, para ser bien recibidos por tu futura familia.— Evidentemente no lo veía todo así de simple. Dejaba caer que ya se encargarían Aquilegia y él de ser bien recibidos y de forjar una relación donde esos viajes y presencias de unos y otros, fuesen una buena noticia y no un compromiso.

Escuchó atentamente a Helaena asintiendo a las explicaciones que le daba tras asegurar que todo estaba bien entre ellos. Sólo arrugó un poco el rostro cuando hizo mención al Rey, como si no estuviera de acuerdo con ella. Claramente no era por su posición, pues no existía persona más importante en todo Poniente. El motivo debía ser otro. Pero sí que se extrañó y entrecerró los ojos cuando recibió aquella advertencia de soslayo. Era como si no entendiese a qué se refería o qué creía que iba a hacer con ella. Ambas pudieron notar como estuvo a punto de replicar algo en un tono algo más serio pero el brindis hizo que literalmente se mordiese la lengua. En lugar de ello, secundó en brindis y alzó su vaso retomando una sonrisa discreta.

Por nuestro enlace...—  Repitió. —Y por la familia.— Añadió mirando a Helaena.

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19/03/2020, 05:30
Aquilegia Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

En un principio, las cosas parecían ir bien. Se alegraba de que Ser Tyros hubiese tomado la iniciativa para ir directo al grano respecto a cualquier impresión que tuviera de Helaena, pues así podrían despejar cualquier malentendido, y la primogénita confiaba en que una vez eso ocurriera se llevarían bien. No genial, porque a fin de cuentas Ser Tyros se parecía mucho más a ella que a su hermana, y había que admitir que por mucho que la adorara a veces la sacaba de quicio, pero bien. Incluso, viendo que el hombre repetía la oferta de visitas que le había hecho en privado frente a su hermana, Aquilegia sonrió mirándolo profundamente agradecida de su buena disposición e impagable comprensión. Para cuando el hombre la miró, la primogénita lo miraba sinceramente encandilada con la perfección de su discurso y lo que consideraba un precioso y sincero gesto. Es que no podía pedir nada más. 

Al oír a su hermana decir que se ofendía cuando las comparaban, Aquilegia la miró con el ceño fruncido. Por supuesto, en cuanto se dio cuenta de que solo buscaba picarla un poco, suspiró con una sonrisa en la comisura de los labios, negando con la cabeza antes de humedecerse los labios con un poco de vino. Helaena nunca dejaría de ser Helaena. Y luego de todo lo que habían hablado, de lo que habían pasado, y ante lo que probablemente pasarían... eso sonaba perfecto.

Agradeció que Helaena fuera sincera, como siempre lo era con ella, aunque no fuera la opción más diplomática. Aquilegia prefería saber con quién se estaba casando, y ya sabía que Ser Tyros era experto en protocolo, así que no le interesaba poner eso a prueba. Quería conocer su carácter, especialmente cuando trataba con otros distintos a ella. Por ahora todo lo que había visto le fascinaba, pero no quería dejarse hipnotizar por una ilusión otra vez. 

Sería mentir el culpar al vino del rubor en sus mejillas cuando el caballero la miró tras hablar de un Dragnos encandilándose por una Stronghorse. No apartó la mirada, sino que la correspondió con una cálida sonrisa, donde las palabras sobraban. El caballero sabía perfectamente que aún no podía jurarle amor eterno, pero habría que ser ciego para no ver que el corazón de la primogénita empezaba poco a poco a cambiar de mano. 

Su mirada adquirió algo de curiosidad al notar la expresión de Ser Tyros cuando su hermana mencionó que solo el Rey podría merecerla. A Aquilegia le parecía una exageración, sí, y un montón de atención no deseada que la alejaría de sus tierras, así que ni aunque fuera realmente merecedora de aquel hombre querría que este posara sus ojos en ella. Sin embargo, sí le intrigaba la opinión que tuviese Ser Tyros de él. Sabía que su mueca no había sido dirigida a despreciarla, pero la primogénita no había escuchado nada malo del Baratheon. Cualquiera, o una gran mayoría, pensaría que lo que había hecho por su prometida era digno de un hombre leal y enamorado, de un amor digno de leyenda, y que su habilidad en batalla no tenía precedentes. Se preguntó si Ser Tyros habría conocido durante la guerra alguna faceta de la que ella no hubiese escuchado y que pudiese afectar tan negativamente su opinión.

Por último, la amenaza sutil de Helaena y la respuesta de Ser Tyros hicieron que Aquilegia necesitara una copa, o varias más. De seguro aquello, aunque no lo hablaran ahora, se transformaría en una conversación seria. 

Por nuestro enlace y nuestra familia - sonrió con la comisura de los labios, intercalando mirada con Ser Tyros y Helaena. No quería siquiera darles oportunidad a pensar que a pesar del enlace pudieran pertenecer a lados distintos de la familia. Serían uno, como siempre - Y por la maravillosa velada que nos espera en tan buena compañía - añadió, bebiendo un sorbo de la copa. Tuvo que evitar las ganas de beber un poco más de lo adecuado, pero apenas pasara el brindis lo compensaría. A diferencia de su hermana, ella sí necesitaba un poco de coraje líquido para ponerse a hacer preguntas. 

Me gustaría que aprovecháramos esta instancia para conocernos mejor. - propuso sin perder la sonrisa - Nada me haría más feliz que ver a mi querida hermana y a mi futuro esposo compartir una amistad, y para eso es necesario abrirnos un poco más allá del protocolo de una cena formal - con delicadeza, posó una mano sobre la de Ser Tyros, acariciándola suavemente en una petición silenciosa - Me gustaría, si les parece bien, que esto fuera una cena entre amigos, con la confianza que eso conlleva. Sé que yo confío plenamente en ambos - le sonrió a su hermana con cariño - Y por eso, sé también, que con la oportunidad adecuada ustedes lo harían también el uno en el otro. - con un gesto, pidió un poco más de vino para que le rellenaran la copa - Y eso significa más sonrisas y menos advertencias de ambos lados. - alzó una ceja, sin perder la sonrisa - Así que pueden comportarse y divertirse, o soportarme a mí regañándolos ebria por una infinidad de tiempo, ustedes verán - sonrió un poco más, guiñándole un ojo a Ser Tyros para que supiera que bromeaba. Confiaba un poco más en la disposición de Helaena a no tomarla en serio que en la del Dragnos, eso estaba claro. 

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19/03/2020, 17:21
Helaena Stronghorse

Primer día de la Doncella. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Helaena frunció el ceño cuando Tyros habló de aquella manera de su hermano, disculpándose por un comportamiento que nunca había sido inadecuado. ¿Por qué desviarse ligeramente del camino establecido era algo bochornoso a los ojos del resto?

En absoluto tienes que pedir disculpas, Tyros —respondió, negando tanto con la cabeza como con las manos—. Terrence no es alocado, simplemente no tiene las cargas que sufrís los hermanos mayores y actúa con mayor libertad. Como yo —Miró a Aquilegia con una sonrisa. Aunque, al mismo tiempo, se preguntaba si su hermana había sentido la necesidad también de disculparse en su nombre a sus espaldas—. Y no es irresponsable, todo lo contrario según mi experiencia. En Aguasfrías ha realizado su labor con la mayor diligencia y responsabilidad. Todo el mundo está encantado con él. Y conmigo siempre ha sido amable y correcto. De hecho, soy yo quien debe pedir disculpas, pues lo juzgué mal y no fui con él todo lo justa que debería haber sido —añadió, reconociendo su error. Había estado tan ciega, pensando que sus enemigos eran los Dragnos, en lugar de aquellos a quienes tenía delante…

Cuando Tyros añadió aquel último comentario, Helaena alzó la ceja, incrédula. Su futuro cuñado tenía una imaginación desbordante. Eso o estaba tan obnubilado por sus propios sentimientos que pensaba que todo el mundo debía sentir lo mismo. Resistió una risa antes de contestar.

Permíteme que lo dude. Por lo poco que sé de tu hermano, no parece alguien que se deje encandilar fácilmente —Ni fácil ni difícilmente, de hecho. A Terrence, ella lo veía como un hombre totalmente indiferente al amor romántico. Como ella, solo que por otros motivos. En el caso del Dragnos, su espíritu aventurero estaba claramente por encima de todo aquello.

Helaena simplemente sonrió cuando Tyros mencionó el regalo de bodas. Se abstuvo de decir que el regalo más bonito sería que aquella boda no se celebrara directamente, pero esos eran comentarios que solo podía decir ante su hermana, no ante el Dragnos.

No comprendió por qué aquel hombre no estaba de acuerdo con ella en que su hermana merecía a un monarca. ¿Su cara intentaba decir que el Rey era demasiado para Aquilegia o que Aquilegia era demasiado para el Rey? Imaginaba que lo segundo, pues, aunque Robert Baratheon era quiera era, para los ojos de un hombre enamorado no había persona más importante que su amada. Y le resultó curioso que pudiera pensar mal de aquel a quien debía en última instancia su lealtad, de aquel que los había salvado de un demente que incineraba a sus hombres vivos y que permitía que su hijo secuestrara y violara a las hijas de sus súbditos.

Pero más curioso fue el gesto que hizo después, cuando ella mencionó su advertencia. Parecía haberse tomado como ofensa que Helaena declarara su intención de proteger a Aquilegia. ¿De verdad le sorprendía que dijera algo así, teniendo en cuenta la cantidad de bastardos que circulaban por Poniente, la cantidad de mujeres engañadas? Pero si hasta el mismísimo Ned Stark, paladín del honor, había traído de la guerra un regalo aparte de la victoria. Lo miró con curiosidad mientras bebía el resto de su copa tras el brindis. E, igual que él estuvo a punto de decir algo, ella abrió la boca para animarlo a hablar. Pero Aquilegia se le adelantó. Como gran mediadora que era y había sido siempre, cortó aquella tensión que se había formado de repente.

Aquilegia, parece que no me conoces, yo siempre me comporto —respondió con una sonrisa, bebiendo un poco más de vino—. Y, perdóname, pero dudo mucho que seas capaz de beber más de tres copas de vino seguidas —Casi sonaba más a reto que a duda—. Pero tienes razón. Se acabaron las advertencias. Al menos, por mi parte —Miró a Tyros sonriente—. Te prometo que no tengo nada en contra de ti, la advertencia no ha sido por nada personal o porque desconfíe de ti en concreto —Ahora, claro. Si hubieran preguntado hacía una semana, aquella respuesta habría sido una gran mentira—. El problema es que apenas nos conocemos. Y es una pena, ¿no crees, Tyros? Mi hermana y yo lo sabemos todo de la otra, pero de ti… Eres todo un misterio. Lo único que sé es que eres responsable y que estás locamente enamorado de Aquilegia —dijo, sin ningún tapujo. Bebió un sorbo más y alzó una ceja con gesto irónico mientras pensaba que ya sabía más de aquel hombre que de su futuro esposo.