Partida Rol por web

HLCN - Casa de Muñecas II: Ruinas

Noche 0: Arribo

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14/03/2015, 18:42
Luis García

Al bajar de la guagua, recibió el equipo que le ofrecían gustoso. Pero fue al ver el montón de trozos de muñecas tirados por el suelo, y el desolador aspecto de las ruinas que su sonrisa desapareció. El lugar por completo se sentía cargado de una mala vibra que le llenaba el cuerpo. 

Benditos sean los recuerdos de uno de sus tíos, santero allá en la isla. Y conociendo las historias acerca del viejo hotel y todo lo demás, se preparó para eso. Había llamado a sus familiares para preguntar por las viejas oraciones para estar listo para hacer una limpia

Leyó el documento, le dio un par de vueltas, pero finalmente firmó. Luego con se rearmo de la sonrisa mientras silbaba y armaba su tienda, sin tener problemas en ello. Con facilidad extendió la tienda para después montar la estructura, clavó luego las estacas, y tendió el saco de dormir en el interior. Ya tenía una cómodo lugar para descansar. Metió su equipaje, y al rato se le vio saliendo con una camisa de lino blanca, un sombrero Panamá, y un enorme habano con un encendedor dorado en la mano derecha.

Se puso frente a su tienda de campaña, encendió el habano, y comenzó a recitar la oración.- Por Eleguá, con los 201 a la derecha y los 401 a la izquierda...- Se detuvo. ¿Iba así? ¿Era al revés? Miro a todos lados. ¿Alguien le estaba prestando atención? Pero bueno, ¿qué iban a saber ellos de santería? Y bueno, los Santos tenían cosas más importantes que hacer. Decidió saltarse el resto de la oración, y ofrecer la ofrenda ya. Algo concreto, carajo. Le dio unas bocanadas de humo al habano, para escupirlo a la entrada de la tienda, y luego en las cuatro esquinas. 

Terminada la tarea se sentía más confiado, y más seguro. Claro, no era nada como su tío, pero la intención es lo que cuenta, ¿no?

Y no pudo resistir más la tentación. Se agachó frente a la entrada, y estiro el brazo hacía adentro mientras miraba hacía ambos lados. Su cuerpo le pedía con urgencia saborear un poco de ese licor de la caña de azúcar, ese ron que había estado guardando para este viaje. Sacó un pequeño vaso de cristal que tenía preparado cuando se cambió de ropa adentro, y se lo mando a tragar, esperando que no lo descubriesen in fraganti.

Luego se puso de píe, mirando a todos lados. - Mi gente, ¿alguien necesita ayuda para montar la carpa? -

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14/03/2015, 21:52
Chechu Cabezas

— ¿Qué si sé montar una tienda de campañana? Hazte a un lado, vas a ver de que clase de boyscout estoy hecho — comentó a su compañero con un tono de indignación. Seguro que es de estas que se despliegan solas en el aire. 

Dicho aquello Chechu cogió su carpa con ambas manos, desató el enganche y la lanzó al aire para que se desplegase sola. Tristemente la tienda de campaña cayó igual que fue lanzada. Chechu entonces puso una mueca de asco, no sabía que pensar, simplemente apretó los labios y miró a Paco algo confuso. —Está como espachurría, ¿no? 

— Compañero, ey, hola — enunció acercándose a Luis. — ¿Puedes echarme una mano? Creo que la mía está rota.

En eso que escuchó como el resto de personas hablaba sobre los motivos por los que habían llegado hasta budapest. Era sorprendente la cantidad de ellos que lo hicieron por estudio o negocio. ¡Y pensar que yo solo quería saltarme algunas clases!

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15/03/2015, 00:26
Goro Gaara

Goro, que ya prácticamente había acabado de montar la tienda del tal Paco vió divertido como el compañero de este lanzaba la tienda al aire, como si fuese una capsula de la CapsuleCorporation o una lancha desplegable que, tras lanzarla, tuviese que aparecer montada sola.
Bueno, ya está compañero! le dijo a Paco mientras comprobaba que la estructura tuviese la solidez que le correspondía. No es que hubiese hecho ningún tiempo record para montarla pero aquella tienda aguantaría lluvia, nieve o granizo.
Creo que salvo borrachos esta tienda aguantará de todo. Tras esas palabras y viendo que su amigo pedía ayuda a un hispano que la ofrecía Goro empezó a buscar la suya no demasiado lejos el par del bigote: le daban buena vibraciones.

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15/03/2015, 02:01
Camille Levau

Sin dilatar mas el tiempo empiezo a montar mi tienda de campaña, no era una experta ni mucho menos, y aunque me gustaba los nervios y la emoción parecían no ayudar demasiado – Esto… no me vendría mal una mano – comento en general encogiéndome de hombres mientras sigo en mi intento infructuoso por ensamblar el armatoste – recordaba que esto era mas simple cuando era una cría – murmuro para mi.

Me fijo en como la montan los demás, ¿Cómo se podía ser tan inútil en algo que era tan simple? Aggg que asco, nada mejor que parecer inútil en un sitio como este ante tanto desconocido junto.

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15/03/2015, 03:09
Sasha Dixon

Elegí un lugar para montar la tienda y apoyé todo en el suelo, mientras sacaba las cosas de la bolsa. Había visto a mi padre montar nuestra tienda de campaña familiar muchas veces, no podía ser tan difícil. Me equivocaba.

Las distintas capas que formaban la estructura pesaban y era complicado moverlas. Miré qué tal estaban llevándolo los demás, cada uno estaba a lo suyo y no quise molestar a nadie. Si cuando alguno acabara no lo había conseguido pediría ayuda.

Mientras me peleaba con la tienda una mujer se me preguntó por la investigación del incendio. –Un placer Mona, soy Sasha. –Me sacudí las manos antes de tendérsela a la mujer.- La verdad es que eso es lo más extraño de todo, que casi no hubo investigación. Al trabajar en otros lugares similares, he tenido acceso a mucha información, incluso de casos muy antiguos se pueden encontrar informes,  pero de este no hay casi nada. Aceptaron la versión de los supervivientes sin ponerla en duda. Entiendo que podían estar en shock después de lo sucedido, pero aceptaron sin más que un hombre se volvió loco y lo hizo todo solo. Como el hombre ya estaba muerto cerraron el caso. Cuando me estaba documentando busqué cualquier tipo de informe oficial, siempre suele haber en casos con tantas víctimas. Había de muchos países y lo normal es que las embajadas busquen respuestas para las familias. Bueno, yo lo haría. Sin embargo, por más que he buscado no he encontrado nada excepto algo muy escueto, casi una nota de prensa, sobre el incendio. Lo que más me extraña es que, entre tantas personas, no fueran capaces de controlar a uno solo y que no consiguieran escapar del fuego. ¿Me pregunto si estaban ya muertos o dormidos? De todas formas, eso solo lo podrían saber los que estuvieron en el hotel. Puedes preguntar también al periodista*, ya intentó investigarlo en su momento.

Al acabar miré mi obra de arte con total satisfacción, me había costado un montón, pero estaba hecho. Tenía bastante buena pinta, pero no estaba segura de que estuviera bien.

-Perdona, cuando acabes con la tuya ¿te importaría comprobar si la he montado bien? Es que es la primera que monto.- Pregunté al chico** que había ayudado a Paco y con bastante acierto.

Notas de juego

*Richard

**Goro.

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15/03/2015, 03:22
Krysta Davis

Mal que bien, todos habían logrado terminar de alistar su campamento y llegaba la hora de la excursión. El atardecer se acercaba y no podían permitir que fuera muy de noche. Era más difícil encontrar algo en la oscuridad. La chica se giró hacia Andrea y le dijo - Es verdad, pero no es solo eso. Diversas personas murieron después del incendio por causas extrañas, personas que no estuvieron en la lista de invitados, sobre todo periodistas que trataron de cubrir la nota - dijo en un tono un poco más serio.

Llegaba el momento de bajar y las escaleras del pasadizo no parecían muy estables, aunque si bajaban uno por uno, no habría problema y así lo hicieron. Con cuidado y paciencia, descendieron la escalera de metal roída que sonaba tanto que parecían que se caería en cualquier momento pero al final todos entraron a los túneles.

La mayor parte de los escombros estaban cubiertos por tierra o plantas, pero fue una gran sorpresa encontrar que los túneles, a excepción de unas cuantas raíces, estaban  libres de ello.

Continuaron caminando y Wyatt encendió la cámara, tomando un plano de todos los presentes mientras Krysta hacía la introducción de la expedición, nombrándolos a todos y cada uno, asegurándose que sus nombres no fueran dejados en el olvido.

Por alguna razón, se sentían arrastrados a continuar por un camino específico, casi como si ese lugar quisiera que encontraran algo. Encontraban algunas puertas, aunque todas parecían forzadas y, al ser la primera expedición, no era muy inteligente tratar de forzar todo, sino primero conocer el área y así se hizo.

Después de unas seis puertas, encontraron una que no abría con mucha dificultad y la abrieron, encontrando un montón de objetos cubiertos por mantas. Wyatt pasó primero para dar el plano general del primer lugar encontrado, para luego dar paso a todos. Había una manta en especial en el centro que parecía cubrir un objeto bastante grande, aunque realmente lo que parecía era una figura humana. A pesar del temor por encontrar un cadáver, la curiosidad se hacía palpable y muchos se sintieron tentados a destaparlo, así fuera para reafirmar sus temores pero era peor la duda.

Todos se miraron, esperando a ver quién sería el que lo haría pero con un asentimiento mudo, fue Krysta quien tomó la vocería y nadie objetó, tal vez por el temor o la indiferencia pero fue la rubia quien haló la manta.

Lo que había debajo no lo esperaban, una muñeca del tamaño de una persona estaba debajo de la manta, pero con el cabello maltrecho, lleno de hojas de árbol y ceniza, y su piel estaba manchada por la cantidad de polvo que había recibido todos esos años.

El polvo de la manta que la cubría voló por el aire, dejando una estela de color gris que adornaba su aparición. Su ropa parecía ser de una cortesana asiática de tiempos remotos. La tristeza de su mirada enternecía a quien la mirara y eso sucedió con aquella chica rubia, quien se hizo de rodillas para mirarla con Wyatt siguiendo de cerca el acontecimiento. Tocó su mejilla con delicadeza cuando los ojos de la muñeca se giraron hacia todos ustedes y en ese instante, todo tembló...

Un grito de Wyatt, quien soltó la cámara con rapidez hizo que todos salieran del shock, mientras veían que Krysta yacía en el suelo con un fuerte ataque de convulsiones. El polvo comenzó a levantarse y con él, voces salidas de la nada, ininteligibles, desesperadas, caóticas, gritos de dolor, de angustia, acusaciones, pensamientos, todos sonaban tan fuertes que sus oídos no soportaban la frecuencia y comenzaban a temblar, tratando de soportar el dolor, de no desfallecer, de continuar de pie y no entrar en pánico.

De repente, los ruidos cesaron y todos se encontraron a sí mismos de rodillas, suplicando porque terminara y con lágrimas de dolor en los ojos. Miraron alrededor con lentitud y encontraron a Krysta aún en el suelo y a Wyatt tomándola entre sus brazos.

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15/03/2015, 07:01
Luis García

- ¡Mi hermano! - Levantó el brazo hacía Chechu antes de acercarse a él para ayudarle, a modo de saludo, y con candela, o sea, con buen animo, le palmeo la espalda.- Mira chamo, estoy es requete-fácil.- Puntualizo con un gesto de su mano, juntando el indice y pulgar derechos, mientras se agachaba aún con el habano en la boca, mientras estiraba la tienda.

Luego de hacer eso, cogió las barras del soporte, las metió por los canales que tenía la carpa, y la levanto. La carpa se sostenía bien, a pesar de haber hecho el trabajo a la rápida para ayudar a la otra dama que pedía auxilio.- Mira mi negro, ahora nah más colocas el cubre-carpa arriba, lo amarras a la estructura, y después clavas por los bordes las estacas pa que no se te caiga. Sencillisimo compadre. Ahora, me necesitan por allá, al rato nos vemos.- Se despidió nuevamente con unas palmaditas en la espalda de Chechu, y se acercó a la otra chica, Camile.

- Mi dama, lo mismo, esto es re-sencillo.- Dijo tras saludar a la chica con un beso en la cara, como hacían los latinos de corazón y piel caliente, para después empezar a armar la tienda de la joven, a quién le ofreció un trabajo más dedicado.- Estiramos la tienda, le colocamos los soportes por aquí... por allá... la levantamos, y ya. Luego colocamos el cubrecarpas... amarramos por aquí... por allá... clavamos estacas por asá... Y listo. Esto ahora aguanta un revolcón de elefantes, que no se cae con ná.- Todo eso, sin quitarse el habano de la boca.

Ya el resto del día fue tranquilisimo, hasta que llegó el momento de la excursión. La escalera parecía estar bien, al menos, eso pensaba Luis con su optimismo por las nubes tras su oración. Los túneles se veían mucho mejor, llegando a ser incluso un agrado transitar por ahí. Luis miraba todo de forma interesada, expectante a los tesoros que encontrarían en la expedición, y cuando se encendió la cámara y le nombraron, Luis le dio una de sus mejores sonrisas al foco, algo nervioso, mientras levantaba los pulgares. 

La misión era simple: conocer el área, así que Luis no hizo nada brusco, a demás de ir muy silencioso, y caminando con respeto, para no molestar a las animas en pena del lugar. Pero cuando entraron por la sexta, séptima puerta (perdió la cuenta en un momento) y al entrar a ese salón, no atinó a hacer otra cosa que no fuese persignarse al ver la figura humana bajo la manta. Tampoco pudo evitar dejar escapar un - ¡Madre santa! - cuando Krysta dejó correr la manta para desvelar aquella muñeca, aunque suspiró aliviado de que no se tratara de un cadáver. En silencio, admiro los cojones de la rubia.

Las ropas de la muñeca le recordaron a las japonesas por la tele, y no pudo evitar mirar a la japonesa que les acompañaba, la que no parecía compartir el idioma mágico que todos hablaban a pesar de las diferentes nacionalidades, detalle que le causaba extrañeza a Luis ahora que se fijaba, como sea. Si se fijaba bien, la japonesa del grupo no estaba nada mal, y pudo notar como le empezaba a palpitar la arteria del cuello, así que le dedico una sonrisa cálida.

Cuando se volvió a fijar en la muñeca, vio como sus ojos se posaron en todos, y su mano, rápida y temblorosa, hizo la señal de la cruz sobre su cuerpo. Lo que vino después fue una enorme agitación que no podía describir con palabras, casi como una experiencia religiosa. Cuando pudo volver en si, quizá después de cuanto tiempo, se supo de rodillas en el suelo, con lagrimas en los ojos. Maldijo su suerte, maldijo el hecho de que los problemas no dejaran de perseguirle, y por ultimo, maldijo el haber realizado mal la oración cuando armó su tienda, de seguro había molestado a los Santos.- Elegúa... Chico... que solo era una oración... no hay necesidad chico, no hay necesidad... 

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15/03/2015, 11:11
Goro Gaara

Goro había acabado de montar su tienda -no sin asegurarse que ningún trocito de muñeca quedase bajo la tierra que la misma ocuparía, cuando escuchó que una chica le requería.
A ver los palos y la estructura estaban rectos, comprobó tirando de los cables y salvo uno que necesitaba un par de golpes dos -mas por asegurarse que por que estuviese mal- vió que aquella chica había montado una tienda igual o incluso más solida que la suya propia. ¿Es la primera que montas? dijo asombrado Pues está de lujo. Mi primera tienda fué un auténtico desastre dijo mientras la recordaba Acabe corriendo en gallumbos por el bosque, en en mitad de la noche, medio persiguiendo la tienda de campaña que corría entre la maleza con un jabalí dentro, y perseguido a la vez por mis compañeros que me lanzaban latas vacías Hubiese sido un buen video pensó para sí mismo. Luego ya escuchando la conversación sobre el incendio y que aquellas dos chicas sabían algunas cosas del lugar les comentó algo que le había extrañado No hubiese sido más normal que las muñecas tras el incendio estuviesen dentro de lo que fue el hotel, y no esparcidas por todo el rellano? Por alguna razón se las imaginó corriendo en llamas y el vello de la nuca se le erizó.
Lo demás sucedió muy rápido, aunque Goro no sabría definir porqué, iba grabando con su cámara mientras hablaba a un pequeño micro para así no tener que levantar la voz, iba poniendo la voz de *Iker Gimenez en Cuarto milenio hasta que destaparon aquella manta y vió, a través de la pantalla de su Nikon, como aquella muñeca asiática de tamaño real giraba sus ojos hacia ellos Jo-der Fué lo único que llegó a decir.
Se despertó allí de pié, de lo que le había parecido una noche llena de pesadillas y, en cambio, solo habían unos segundos de shock que le habían colpeado como un mazo. La cámara le colgaba del cuello como un desproporcionado medallón. La apagó con manos torpes y tremulas mientras intetanba ubicar que había sucedido. Iba a preguntarlo cuando vió que la guía estaba en el suelo y el cámara intetaba ayudarla. Se prestó a ayudar, o esa era su intención, sus palabras no salieron de su boca y sus pies permanecían clavados en el suelo.
¿Pero que cojones sucede aquí?

Notas de juego

Nota del traductor (xD): *Localizado a la televisión española

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15/03/2015, 17:17
Jessie Marley

Despues de observar el monumento me puse manos a la obra, cogí e nuevo mis cosas y me dirigí hacia donde todos estaban montando el campamento. Una vez allí me puse a montar la tienda, pero recordé que le había dicho a Astrid que la ayudaría y montar una tienda uno solo era complicarse la vida, así que me volví al vicio, encendiéndome otro peta, la busqué y la ayude a montarla, indicando como hacerlo, pidiendo que me sujetase las cosas mientras.

-Si no te importa, ¿Podrías ayudarme con la mía ahora?

Y así, terminé con la mía también. Guardé mis cosas dentro y aprovechando el momento, rellené la pitillera de nuevo para estar preparados, pero entonces nos llamaron para empezar, así que salí, y me reuní con los demás y antes de entrar , levanté un poco la mano peta en mano ofreciéndolo.-¿Alguien quiere?-

Y nos adentramos en aquel sitio, bajando aquella malrollera escalera, la cual bajé de puntillas, exagerando bastante, pues llevaba bastante colocón ya encima.

Avanzamos por aquel sitio, sin entrar en ninguna de las puertas hasta que ya habíamos pasado bastantes. "Habrá enanos en este mundo subterráneo? Quiero verlos..." Mientras, mi mente empezaba a divagar sobre importantes asuntos tonterías.

Al entrar en aquel lugar, estaba lleno de fantasmas, o eso pensé en un primer lugar, pues luego vi que se trataba de cosas cubiertas por sabanas.-Joder, que susto...-

Nos mirabamos, para ver quien se atrevía a destapar aquella cosa que se escondía tras lo que parecía una figura humana, y finalmente esta fue la sirena, la cual al desvelar aquella muñeca de aspecto asiático, alzó la mano para tocar la mejilla, y en ese momeno, la muñeca nos miró y todo empezó a templar, se oyó algún grito y la cámara cayendo, el polvo se alzó en el momento en el que la sirena empezaba a removerser sobre el suelo, como un pez fuera del agua, "¡Oh mierda, seguramente necesita agua para respirar!"-¡Debemos ayudar a la sirena, agua, agua!-Pero ya casi no escuchaba mi voz, un montó de gritos, voces y todo tipo de cosas empezaron a resonar en mi cabeza. "Me cago en la leche...¿Pero que me he fumado?"- Me llevé las manos a las orejas mientras daba vueltas sobre si mismo intentando despejar todo aquello de mi cabeza, nunca había estado en una situación así debido a una fumada.

Entonces abrí los ojos, sin darme cuenta que los había cerrado, y esta de rodillas. con lagrimas recorriendo mis mejillas. Miré perplejo a mi alrededor, donde vi al de la camara con la sirena entre los brazos y todos de rodillas también.No recordaba bien que había pasado-¿En..en que año estamos?-Pregunté confundido.

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15/03/2015, 19:34
Erika Stolness

Abrí la mochila alargada donde se encontraba guardada la tienda de campaña y sonreí, divertida, a la mujer.

No se preocupe— dije—. No es difícil.

Comencé a sacar las varillas, las monté para crear los dos “pilares” sobre los que se iba a sostener la tienda, y saqué las piquetas donde se engancharían los vientos.

Miré a la mujer, y le mostré cómo expandía toda la tienda por el suelo, tras limpiarlo para así no dormir sobre algún ladrillo o piedra molestos, e introduje las varillas por las guías que había en la tela.

Ahora hay que clavar los extremos en la tierra— mostré las piquetas y los vientos, que éstos caían del iglú que habían formado las varillas—. Se tensa bien, y se introduce en este metal estas cuerdas. Después, se clavan— expliqué, haciendo un esfuerzo para clavarlo en la tierra—. Normalmente, esto se hace o bien con un martillo, o bien con el extremo del mango de un cuchillo de supervivencia, pero ni lo uno ni lo otro me lo he traído— bromeé, introduciendo poco a poco la piqueta en la tierra.

Repetí el proceso varias veces, e hice un gesto algo teatral al mostrarle la tienda ya levantada y montada.

¿Ve?— dije, sonriente—. Ya tiene tienda.

Fue en ese momento cuando escuché a nuestra guía hablar. Dejé la mochila en el interior de la tienda recién montada, y miré a la mujer negra.

—Por cierto, soy Erika— me presenté—. Si necesita algo, ya sabe…— asentí.

Seguí a los demás en aquella excursión, y comencé a grabar cada segundo en mi mente. Aquel momento era único.

Tras bajar aquella escalera con el corazón encogido, y pensando continuamente que me iba a caer al vacío, contemplé aquel corredor de piedra con el aliento contenido dentro de mis pulmones. Estábamos dentro. Por fin.

Cuando entramos en aquella habitación, pestañeé varias veces, y miré a la mujer negra como si hubiera entablado una gran amistad con ella. La sonreí de manera cómplice, y abrí un poco los ojos, pensando que estábamos dentro de una película de terror.

Pegué un grito ahogado cuando la vi. Creía que era una mujer de carne y hueso quien se ocultaba bajo aquella manta, y sonreí, de manera estúpida, al ver que era una muñeca. Me llevé una mano al pecho, y miré a la mujer.

—Qué susto— murmuré, sonriendo.

Y el horror se hizo. Cuando me quise dar cuenta, mi cabeza estallaba. Quería ver cómo se encontraba aquella muchacha risueña, pues sus convulsiones no debían de pasar desapercibidas para nadie, pero me preocupaba más por mí misma. Sentía que todo mi mundo se caía, que las esperanzas se evaporaban, y que el dolor regía mi cabeza.

Cuando todo cesó, clavando las rodillas en tierra, y la cara totalmente congestionada, miré a los demás, limpiándome el rostro con la manga.

Oh, vaya— murmuré al ver a la muchacha desfallecida en los brazos del fotógrafo.

Tragué saliva con dificultad, y miré a la mujer negra. Me acerqué a ella, y le pregunté:

¿Se encuentra usted bien?— la inspeccioné con la mirada, preocupada—. ¿Está bien?

Miré a mi alrededor, y vi que todos habíamos pasado por la misma experiencia.

¿Año?— pregunté, igual de confusa que aquel muchacho—. Seguimos en el mismo— respondí, aunque, aun con todo, no las tenía todas conmigo.

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15/03/2015, 21:20
Abigael Crownman

Abigael agradeció la ayuda de aquella muchacha, seguramente autóctona del lugar, aunque no se atrevió a preguntarlo para confirmarlo, si le dio la gracias.

-Gracias hija, es que desde que inventaron esas que se hinchan solas, la gente nos volvemos medio tontas.-Se rio de su propio comentario antes de escuchar el nombre de aquella jovencita tan mona.-Abigael Crownman, pero puedes llamarme Abi, todo el mundo que me conoce me llama Abi, bueno menos mi marido claro.-Y antes de que se perdiera en sus propias palabras, aquella mujer tan guapa y rubio quiso empezar con la visita guiada por lo que imito la acción de su nueva amiga, y dejo su maleta en la tienda, pero no su bolso, que a estas alturas de la vida, era casi parte de ella.

La claustrofobia que sentía mientras todos bajaban y caminaban por aquel estrecho túnel, no se podía comparar a el excitación que sentía, si iban a encontrar algo seria algo realmente bueno para estar tan escondido, así que echo mano de su bolso, aparto las bolsas y el resto de los objetos sin importancia y recogió una vez mas el móvil, para trastear con él y poder poner la cámara, un vídeo de sea lo que fuera que ellos querían enseñarles.

Y el vídeo no se hizo esperar al llegar a la ultima habitación. En cuanto vieron la sabana que podía ser tan grande como una persona, le dio a grabar y dejo que el resto sucediera.
-Es maravillosa...-Comento sin poder apartar la mirada de aquella muñeca casi perfecta, hasta que la muñeca les devolvió la mirada a todos.

Cuando volvió a ser consciente de su misma el móvil estaba bocabajo en el suelo y su cara como un cromo por culpa del maquillaje corrido, una clara muestra de que había estado llorando.-O dios mio, que a pasado, que es esto...-Freno un sollozo mientras se hacia con el celular y se levantaba trabajosamente.

Y solo vio que no era la única, sino que todos sin excepción estaban igual que ella, aunque esa no era una afirmación correcta, aquella guapa guía estaba en los brazos de su cámara.-O dios mio...-Volvió a repetir, tapándose la boca.

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15/03/2015, 22:38
Sophia Hall

Durante un rato, Sophia estuvo contemplando junto a Sam el monumento a los caídos. O tal vez sería más correcto decir que había estado contemplando a Sam mientras ésta contemplaba el monumento. Después, viendo que muchos empezaban a montar las tiendas, se giró hacia su acompañante. - ¿Montamos las nuestras antes de que se vaya la luz?

Y con estas palabras se había dirigido al lugar donde había dejado sus cosas y las había llevado hacia la zona de acampada. Había procurado colocarse cerca de Kim y de Katia, los dos con los que habían estado hablando durante el viaje de autobús y con una sonrisa tímida les había ofrecido su ayuda para montar la tienda si la necesitaban. Al fin y al cabo, Sam y ella tenían algo de experiencia montando tiendas, solían ir de acampada con sus amigos cuando el tiempo acompañaba, aunque hablando de Londres eso tampoco era decir mucho.

Cuando las dos tiendas estuvieron montadas, metió su maleta en una de ellas y dedicó una media sonrisa a Sam. - Si usamos una para las maletas, tendremos más sitio en la otra. - Dijo, dando por hecho que las dos dormirían juntas en una.

Su cabeza se giró rápidamente cuando escuchó a la guía llamarlos para comenzar la expedición y se colocó la ropa con cierto nerviosismo. Había supuesto que no entrarían hasta el día siguiente, pero desde luego no sería ella la que se quejase. Estaba deseando meterse en esas ruinas. Sacó un par de linternas de su maleta, le tendió una a Sam y esperó a que ella se pusiera en marcha para seguir a la guía de cerca.

Avanzó hacia el interior manteniéndose uno o dos pasos detrás de Sam, jugueteando nerviosa con el broche que llevaba prendido en la camisa y mirando a su alrededor cada poco. - Vaya... Es una pasada. - Fue todo lo que alcanzó a murmurar, impresionada por las escaleras precarias y el pasillo tétrico. 

Al llegar a esa puerta que podía abrirse, intentó avanzar hacia delante entre la gente, tratando de no empujar ni molestar a nadie, pero queriendo ver de cerca lo que pasaba. Su respiración se detuvo al ver el bulto bajo la tela, del tamaño de una persona y sus ojos buscaron a Sam, totalmente abiertos. Tragó saliva lentamente y volvió a mirar a la muñeca, justo a tiempo para ver cómo sus ojos se movían. - ¡Pero qué...! 

No llegó a terminar la frase mientras todo empezaba a temblar y el mundo parecía volverse loco. Lo último que pudo hacer fue buscar la mano de Sam antes de que la oscuridad se hiciera en su mente.

Parpadeó mientras todo parecía detenerse y con las manos temblorosas levantó la mirada, buscando a su acompañante en primer lugar y arrastrando las rodillas hasta llegar junto a ella. - ¡Sam! ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? - Balbuceó, sintiéndose confusa y asustada. - ¿Estás bien, Sam? - Insistió, de forma probablemente innecesaria, pero sin poder evitarlo. Fue entonces cuando percibió que la única que no parecía estar bien era la guía, pero apenas pudo dedicarle una mirada antes de volver a mirar a Samantha con los ojos teñidos de preocupación. 

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15/03/2015, 23:03
Andrea Barbara Roots

Al escuchar la respuesta de Mike primero y de la guía después, Andrea torció el gesto, muy poco convencida, pero no llegó a protestar. Todo aquello era demasiado circunstancial, y decir muchos periodistas murieron no implicaba nada. ¿Cuántos eran muchos? ¿Cómo habían muerto en realidad? ¿Estaba documentado? Con un suspiro miró alrededor, decidida a apartarse de aquel monolito.

Tras dar algunos pasos Andy dejó el saco de dormir y la tienda en el suelo. Ya habría tiempo de montarlo después. Sin fijarse demasiado en dónde habían quedado siguió alejándose un poco más, tomando perspectiva del lugar. Por más que lo miraba la impresión no cambiaba: era totalmente desolador. Allí, alejada de los demás, no tardó en encenderse un cigarro y esperar que con el humo bañando sus pulmones todo fuese más sencillo. En cuanto su mirada se cruzó con la de su hermano le hizo un gesto para mostrarle que sólo estaba fumando, y continuó observando la situación. Se sorprendió de que Sasha, una mujer de mundo y de quien había entendido que se dedicase a estas cosas, fuera tan patosa montando una tienda de campaña. Pero no se podía ser buena en todo.

Haciendo un esfuerzo consciente, Andrea se acercó a la chica. Sin embargo antes de empezar a ayudarla aquel loco de la cámara ya se había encargado, así que continuó paseando por la zona. No tardó en buscar a Jessie y Janko con la vista cuando todos empezaron a reunirse, de modo que se acercó a ellos. Quizá ella era la única que había dejado su tienda sin montar, pero no le importaba hacerlo después, a oscuras, o meterse en la de su hermano.

- Gracias. - Dijo directamente cuando Jessie ofreció aquel petardo, tomándolo de su mano sin tapujos. De inmediato se quitó el cigarro de los labios, lo usó para encender el porro e inhaló con fuerza. Aquello estaba mucho mejor. Luego tiró el pitillo al suelo y se aseguró de pisarlo bien. Después de todo quién sabía como podía acabar un pequeño fuego. Quizá quemándolo todo.

Una vez el grupo empezó a bajar Andy no tardó en caminar al lado de su hermano. Pero antes se aseguró de apagar aquello que él consideraba un invento del demonio y guardarlo para después. Probablemente no fuese lo que Jessie esperase, ¿pero qué diablos? Había visto su pitillera, no iba a importarle.

Y mientras todos descendían ella no podía evitar pensar que toda aquella expedición estaba montada por aficionados. Probablemente Janko, Sasha o casi cualquier supieran manejar más la situación que los propios guías, que a estas alturas sólo le parecían un cámara y una cara bonita. Sin embargo se dejó guiar, consciente de que ni siquiera les habían dicho adónde iban o en cuánto tiempo pensaban volver. Era fácil para ella liberarse de ese tipo de cosas, pero no quería ponerse en la cabeza de su hermano en esos momentos.

Hasta que se encendió la cámara. Ahí, sí, les nombraron a todos y cada uno. Ahí las cosas cobraron otra dimensión. Aquello no era más que un reality, eso estaba claro. Pero Andrea no iba a dejar que saber eso le estropease el viaje. De modo que en cuanto descendieron a los túneles ella empezó a mirarlo todo con atención y expectación, esperando que en cualquier momento sucediera algo imprevisto. Sus ojos viajaban de los rostros conocidos a las paredes, buscando cualquier detalle con un disfrute hasta el momento desconocido. Una pequeña sonrisa se había vuelto perenne en su rostro mientras avanzaban, y cuando entraron en aquella habitación sólo pudo observarla atenta, esperando descubrir quién-sabía-qué.

Una muñeca de tamaño real. Eso sí era al mismo tiempo predecible e inesperado. Sin embargo, cuando los ojos de la muñeca empezaron a moverse, un escalofrío recorrió su espalda y descendió por sus muslos, helándola por completo. Por más que aquello fuera una broma pesada, se lo habían currado. De eso no había duda. El temblor posterior no pudo se casualidad. La mano de Andrea buscó sin llegar a mirar el brazo de su hermano, buscando desesperadamente a qué agarrarse, y entonces llegó el caos. Los gritos taparon sus oídos, el polvo su visión. Cuando quiso darse cuenta Andrea estaba en el suelo, de rodillas, con los brazos cubriendo su propia cabeza y lágrimas en los ojos. Su respiración se había agitado y su rostro se encontraba en tensión. Sin embargo, cuando todo pasó no tardó en empezar a reponerse. Se puso en pie, tambaleándose, y lo primero que hizo fue comprobar que su hermano estuviera bien. Le miró a los ojos, poniendo una mano a cada lado de su cara, y trató de gritar algo entre el bullicio. Sin embargo ninguna palabra llegó a salir de su boca. De modo que señaló con fuerza hacia la puerta: tenían que salir de allí. Todos tenían que hacerlo.

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15/03/2015, 23:34
Kim Rogers-Park

Kim aceptó de buen grado la ayuda de Sophia, dedicándole una sonrisa radiante. Se veía que el chico era totalmente urbanita y que no estaba acostumbrado para nada a montar tiendas de campaña. Cuando terminaron de levantar las tiendas, Kim dejó escapar un suspiro de alivio. Quería comenzar ya a ver cosas interesantes; organizar el campamento no era más que un mero trámite que no le provocaba ninguna diversión. Dejó su mochila y la guitarra dentro de la tienda cuidadosamente, pero guardó el iPhone en el bolsillo cuando la guía les dijo que comenzarían el tour.

Kim notaba una extraña emoción en su interior. Por primera vez, estaba en persona en un evento de semejante tipo. Por primera vez, podía experimentarlo en sus carnes... Perdido en sus pensamientos y con los ojos brillando de ilusión, el joven fue bajando por los túneles siguiendo a los demás. Lo miraba todo con curiosidad y de vez en cuando tomaba alguna foto y vídeos cortos. Cuando llegaron a la sala y Krysta levantó la sábana, dejando lugar a una muñeca de tamaño humano, una exclamación involuntaria salió de su boca. ¡Vaya pasada!, se escuchó el eco.

Aunque lo que vino después parecía sacado de la peor de sus pesadillas. Kim cayó sobre sus rodillas de forma inconsciente y notó un intenso dolor, perplejo, mientras su cuerpo temblaba sin que se diese cuenta. Se sentía mareado y no entendía qué estaba pasando. Las voces...

Sin embargo, todo pasó tan rápido como había llegado. Kim se levantó de un salto sintiendo que la cabeza le daba vueltas, y al ver a la guía en el suelo con convulsiones apretó los dientes para controlar el mareo y corrió hacia ella. ¡¿Qué narices le pasa?! ¡Joder!, gritó mientras se agachaba junto a ella para intentar ayudarla.

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15/03/2015, 23:44
Paco Culebras

Paco se encuentra, como todos, a sí mismo arrodillado en el suelo. Lo visto hasta ese momento carecía de sentido para él. Sus labios formaban una mueca imposible bajo su bigote y su camisa rosa estaba cubierta de sudor. Cuando volvió en sí, cayó hacia atrás y se arrastró de espaldas, pensando por qué hacía eso y que qué coño había pasado. Se deja caer sobre su espalda y mira arriba, respira con fuerza y aceleradamente. 

- ¡Qué coño ha sido eso! - Grita con los ojos cerrados, conmocionado por el susto. Gira su cara hacia un lado y luego hacia el otro. Busca a Chechu con la mirada, pero no tiene el empuje ahora como para exclamar su nombre. Aún le iba a haber pasado algo entre todo el jaleo, y eso era algo que no estaba preparado para asumir. Rueda sobre su cuerpo y empieza a arrastrarse con los brazos. - Chechu... Chechu, tío...

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16/03/2015, 00:06
Ekaterina Kuztnetsova

No sabía cómo se lo había montado, pero Katia había terminado sentada en medio de los palos atravesados de su tienda, intentando clavar uno de ellos en el suelo, con gesto derrotado y una mueca de disgusto en sus labios. Nunca había montado nada parecido y, por mucho que observara a los que montaban las suyas, no terminaba de comprender cómo tenían que quedar exactamente esos palos, ni conseguía que se quedaran quietos. 

Levantó la mirada al escuchar a Sophia ofreciéndoles su ayuda y asintió con energía y con una súplica en sus ojos azules. 

Gracias a su ayuda consiguió terminar de montarla antes de que empezara la excursión. - Muchas gracias. Me has salvado de dormir a la intemperie - Le dijo con una suave sonrisa y guardó rápidamente la maleta dentro de la tienda. Se colgó la pequeña mochila al hombro, y siguió a la gente. Estaba muy nerviosa por aquella primera expedición. No sabía qué encontrarían y, aunque todo el paisaje que les rodeaba era macabro, intentó no pensar en cosas raras y dejarse llevar por lo que fueran descubriendo. Sacó su cámara y se la colgó del cuello, para tenerla a mano y poder hacer muchas fotos. 

Bajó con cuidado aquellas inestables escaleras. Sujetándose con fuerza del pasamanos y con miedo de caerse, iba tanteando los escalones uno a uno, para asegurarse de que posaba bien los pies. Cuando llegó abajo respiró aliviada y dirigió su mirada hacia el pasillo que se extendía delante de ellos. Cogió la cámara e hizo un par de fotos mientras seguía a la gente. 

Entraron por una de las puertas y un escalofrío recorrió su espalda cuando su mirada se detuvo en la figura humana que se encontraba cubierta con una sábana. Se mordió el labio y miró hacia donde estaban Sophia y Samantha, acercándose un poco a ellas. 

En ese momento la guía descubrió lo que había debajo de la sábana y por un momento Katia sintió como su corazón parecía detenerse en medio de un latido. Al ver que sólo era una muñeca dejó soltar el aire, aliviada. Sujetó la cámara, con la intención de hacerle una foto, cuando la muñeca les miró y todo empezó a temblar. Con un grito Katia cayó al suelo y cubrió sus orejas con ambas manos, mientras las lágrimas salían desbordadas de sus ojos. Intentaba no escuchar aquellas voces, pero parecía que estaban por todas partes, incluso dentro de su cabeza. Volvió a gritar y cerró los ojos hasta que todo se detuvo. Durante unos instantes continuó en el suelo, hecha una bola y con los oídos tapados, mientras pequeños sollozos sacudían su cuerpo. Finalmente volvió a abrir los ojos y miró a su alrededor. Muerta de miedo se abrazó a sí misma y clavó su mirada en el cuerpo de la guía. No se atrevía a moverse ni a hacer ningún tipo de gesto.

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16/03/2015, 00:44
Geonwoo Roh

No obtuvo respuesta a su pregunta, pero afortunadamente, no le costó mucho montar la tienda, en parte también por la ayuda que se prestaban los unos a los otros. Aunque había interactuado poco con ellos, se veían personas agradables, con alguna rareza propias de la excursión que iban a llevar a cabo. Nada fuera de lo habitual.

Una vez firmado el consentimiento, empezaron la ruta turística. Tanto rato esperando, al ponerse en acción se le volvió a agarrotar un poco el cuello. Un poco por la tensión, por los nervios. Pero no se hizo ningún masaje, quería tener todos los sentidos alerta, para no perderse nada. Y al ver por donde caminaban, no quería que sin darse cuenta, pudiera molestar a alguien con su codo.

Al entrar en esa habitación, Geonwoo arqueó las cejas cuando Krysta quitaba la sábana de lo que parecía un cadáver. Dejó salir un pequeño suspiro al ver que era una muñeca. No tenía claro que pintaba eso allí, aunque tenía claro que los organizadores tenían mucho en consideración el lugar, dado con la delicadeza que trataba la guía a esa muñeca. Esa, que la miró a los ojos.

Estaba seguro Geonwoo que había pegado un salto hacía atrás del susto, si bien cuando sacudió la cabeza y miró al resto, creía estar en el mismo lugar - Las voces... - Es lo único que logró escaparse de su boca, como si volviera a cerrar para que con el aliento, no escapara también su alma. Su mirada estaba perdida en Krysta, mientras otros lograban reaccionar más y se acercaban a ver su estado.

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16/03/2015, 00:55
Sasha Dixon

Goro se acercó para revisar mi tienda y le dio el visto bueno.- Gracias por tu ayuda. Sí, es mi primera tienda. He visto a mi padre hacerlo muchas veces de niña, pero lo único que hacía era pasarle las cosas que iba necesitando. –Sonreí al recordar cómo se comportaba al simular que lo que yo hacía era la tarea más importante de mundo. Me encogí de hombros al acabar la explicación.- Supongo que recuerdo los pasos que daba mejor de lo que creía. La verdad es que soy muy torpe con las tareas manuales, estoy más cómoda entre libros.

Era el momento de bajar a los túneles. No sabía lo que podríamos necesitar, ni que temperatura haría allí abajo, así que saqué de macuto una mochila más pequeña. Metí dentro una sudadera, un par de botellas de agua y algunas barritas energéticas. Tampoco tenía costumbre de hacer mucho ejercicio, así que seguramente me harían falta. Me puse la mochila a la espalda y, tras revisar los aparatos, me colgué la bolsa al hombro. Me acerqué al lugar donde estaban Janko, Jessie y Andrea.

Estaba preparada para comenzar y me sorprendió lo que dijo Krysta sobre algunas muertes relacionadas con investigaciones sobre el incendio. Estaba claro que alguien no quería que se supiera la verdad sobre lo sucedido. Saqué una pequeña libreta del bolsillo de mi abrigo y lo anoté para preguntarle más tarde a nuestra guía.

Bajé las escaleras con cuidado, cuando vi el estado del pasadizo agradecí enormemente haber pensado en llevar calzado apropiado. No sabía exactamente cuánto nos íbamos a internar en los túneles, habría sido terrible que me tropezara y me rompiera algo.

Cuando comenzaron a grabar, saqué mi propia cámara y la encendí con el modo térmico conectado, si había algo que destacara se grabaría. También activé el lector de campos magnéticos y lo guardé de nuevo con la antena hacía afuera, sonaría la alarma si detectaba un pico importante. Las demás oscilaciones no me interesaban, ya que podían deberse a muchas cosas. Cuando Krysta acabó de hablar, continuamos caminando. Pasamos por varias puertas hasta llegar a lo que parecía algún tipo de almacén, había muchos objetos tapados con mantas pero el que me puso los pelos de punta fue el que había en medio de la sala. Tenía el tamaño y la forma de un ser humano y después de que Krysta mencionara a otros investigadores muertos, no pude evitar sentir un escalofrío. Miré a la pantalla de cristal líquido de mi cámara y lo que fuera que había debajo no desprendía calor. La chica se acercó a retirar la manta y descubrió una muñeca pero cuando la tocó… Todo se convirtió en caos, casi se me cae la cámara del susto pero conseguí sostenerla. Las voces, los gritos… todo era tan fuerte que me llevé las manos a los oídos, si el lector de campos magnéticos estaba sonando era imposible escucharlo sobre todo aquel ruido. Deseé que todo se hubiera grabado para comprobarlo más tarde.

De pronto todo acabó y de nuevo se hizo el silencio. Corrí hacia donde estaban Wyatt y Krysta para comprobar que ambos estuvieran bien. –¿Estáis bien los dos?

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16/03/2015, 01:21
Camille Levau

Para mi gran alivio, el joven latino se acercó para ayudarme con la tienda de campaña, respondí a su beso en la mejilla y le di otro beso en la otra mejilla, costumbre de los años pasados en Europa – muchas gracias, por cierto soy Camille – me presenté personalmente por primera vez desde que había aterrizado. – Haces que parezca muy fácil, mil gracias – le agradecí nuevamente con una sonrisa al ver el gran trabajo que había hecho en tan poco tiempo.

Y así pasaron los minutos, con la tienda ya montada me senté en el suelo y me puse a mirar las fotos que había hecho en el viaje en autobús, descartando aquellas que no me parecían lo suficientemente buenas, en fin, cuando quise darme cuenta, la expedición en si estaba a punto de comenzar.

Nos dirigimos a lo que era la entrada a las ruinas, una escalera de dudosa apariencia nos esperaba que, de forma ordenada comenzásemos el descenso. Bajé con paso tembloroso los escalones, escuchando bajo mi peso el rechinar del metal oxidado – no te rompas, no te rompas – pensaba mientras bajaba por ella, y respiré aliviada al ver que no había terminado de bruces en el suelo.

Una vez todos abajo, el aspecto del lugar llamó mi atención, sin duda todo se encontraba en mejor estado del que esperaba, y aunque la naturaleza había intentado engullir el lugar, el resultado había sido infructuoso. Empezamos la andadura fijándonos en todo lo que  había en nuestro alrededor, que en principio no era mas que polvo, puertas cerradas y alguna que otra raíz. Hasta que al fin atravesamos una de las viejas y olvidadas puertas. En su interior todos lo que había dentro estaba cubierto por mantas, que a su vez estaban cubiertas de polvo, pero lo que mas llamó la atención fue el gran bulto que había en medio, tendido en el suelo y que daba toda la sensación de ser un cadáver.

El pensar que podríamos haber encontrado un cadáver no fue competencia con las ganas de saber si era aquello o el morbo de la situación, me debatí durante pocos segundos el si ir o no, pero preferí guardar cierta distancia y esperar que otro, con mas agallas que yo lo hiciera. No tuve que esperar demasiado, una de las jóvenes se acercó para desvelar el misterio acompañado por el camarógrafo que dejaba constancia visual de todo lo que sucedía. Lo que encontramos no era más que una muñeca de tamaño natural, su realismo era inquietante, pero la expresión de su rostro  enternecía hasta al más duro de los corazones, o esa impresión me dio.

La muchacha cuyo nombre no recordaba acaricio la mejilla de la muñeca y entonces todo cambio de forma violenta y tenebrosa. La muñeca giro su mirada inerte hacia nosotros, el suelo tembló, el cámara soltó la misma y su grito me sacó del espanto, el polvo cubrió todo y la voces, Oh! Las voces inundaron el lugar, encogiendo mi corazón y mi alma hasta ser diminutas piezas dentro de mí. Instintivamente tapé mis oídos mientras cerraba los ojos con fuerza, pidiendo a todos los dioses que conocía que acabasen con ese tormento. No sé cuánto duró aquello, pero cuando pude abrir los ojos, los cuales estaban llenos de lágrimas, me di cuenta que estaba de rodillas, al igual que todos los demás. Miré a mi alrededor y vi a la muchacha que había acariciado a la muñeca tendida en el suelo, al joven cámara cogiéndola en sus brazos.

¿Qué demonios ha sido todo aquello? ¿Estáis bien? – pregunté mientras me ponía de pie y avanzaba con paso tembloroso hasta la pareja.

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16/03/2015, 01:36
Richard Connors

-Yo indagué lo que pude y saqué poco menos que monosílabos y palabras que no me parecieron muy sinceras por parte de los supervivientes.- decía cuando el resto hablaba de lo que conocía de la historia poco después de salir del autobús, y mirando a Sasha, que era la única que se había interesado en él- Me avergüenza decir que tampoco encontré más que mis compañeros periodistas por mucho que le dedicara bastante tiempo. poco tiempo después salió la versión oficial. no me la tragué, habían muchas muertes sin explicación. Pero uno tiene que comer y tuve que dedicarme a otras noticias si no quería obsesionarme.

Poco después bajaron del autobús y se reunieron para la excursión. La zona parecía destruída y un solitario monumento recordaba las muertes, como si sirviera de algo. Y aún así el propio memento a los caídos estaba velado por un misterio en sí mismo, pues hacía mención a cuerpos sin identificar. Krista preguntó si sabían algo que explicara las incongruencias. una vez más, Connors se sintió impotente al no saber qué decir. Las horas invertidas en averiguar la verdad le llevaron a más preguntas que respuestas. Y por eso estaba ahora allí.

Y ya, casi de noche, empezaron la excursión propiamente dicha. Siguieron un camino como podrían haber seguido otro. Y así estuvieron un tiempo hasta que los dos que trabajaban en la expedición, unos niños si le preguntaban a Richard, hallaron un objeto, si es que se podía llamar objeto a algo tan siniestro y parecido a un ser humano, que a juzgar por sus reacciones les produjo una sensación de terror.

Y no era para menos, pues él mismo también oyó cosas que le parecieron fuera de lo normal. ¿Tendrían razón los que creían que los misterios estaban ocultos por algo sobrenatural? Richard creía que era demasiado pronto para decirlo. Lo que había ocurrido, sin embargo, no parecía nada bien halagüeño. Se quedó postrado, cerca de Krista y Wyatt. Había ido para ayudarla, pero el camarógrafo y algún otro se le había adelantado. Si la chica había sufrido un ataque de ansiedad atosigarla solo haría mal. Así que no se acercó más.