Partida Rol por web

El momento de tensión llegó y pasó. Susie contuvo la respiración mientras la india amenazaba a aquel ganadero sin modales, pensando que iba a volver a ver una nueva muerte por hacha. Iba a abrir la boca cuando Red intervino, haciendo que la camarera suspirase de alivio. Más muertes en mi Saloon no, por favor, pidió al cielo mientras tiraba las últimas esquirlas de cristal a un cubo y examinaba con aspecto crítico el resultado. Me saldrá por un ojo de la cara reparar esa ventana. No vendo suficientes desayunos para mantener tanto estropicio, se quejó mentalmente sin dejar de murmurar.

Después se giró para ver cómo quitaban el desagradable cuerpo del suelo. Muchas gracias, cielo, le guiñó un ojo a Red, después invitará la casa.

En cuanto a ti, miró a la india y le sonrió, intentando que se calmase. En nuestra lengua tenemos un refrán que dice: "A palabras necias, oídos sordos". Quiere decir que no escuchemos las ofensas de los demás si están infundadas. Hala, haya paz, por favor. Que me estáis estresando.

Para cuando terminó de limpiar el suelo con un grueso trapo enjabonado, estaba sudando. Se incorporó con un gesto de dolor, la espalda pasaba factura y ya no era una mozuela de veinte años. Eh, Rosalind, cariño. Se dirigió a la cantante que a menudo amenizaba las noches en el Saloon. Necesito ir a asearme un poco, estoy hecha un desastre. Vigílame un rato esto mientras tanto, por favor.

Susie salió del Saloon dispuesta a arreglarse. Aquellas pintas no eran digna de la camarera más popular de Bala Dorada.

Dejeme ayudarle señora Susie- acelera giesie tomándola de la mano para ayudarla a ponerse en pie... yo terminaré de recojer los vidrios.

- Claro, cielo- dijo, desentendiéndose del asunto y situándose tras la barra- A ver, una ronda para todos, para que se calmen esos ánimos...-empezó a servir- ¿Queréis que os cante esa del tipo ligón que tiene una novia en cada pueblo? Al Revenger le gustaba. 

Lila escuchó las palabras de Francis y se sentía lista para replicar, aunque la intervención de Red le detuvo. Era un hombre amable, como pocos realmente. Entonces Giesie interviene y Lila lo mira con duda para solo responderle - Insultó a mi gente, me insultó a mí, yo no fui quien generó esto - parecía aún algo molesta por lo sucedido pero no pensaba continuar con ello, así que miró a Susie con expresión tranquila. Ella había sido siempre amable con Lila, de hecho lo era con todos, era una gran mujer.

Mientras le explicaba, Lila ponía toda su atención en comprender lo que le decía para poder responder algo, pero cuando terminó, solo se preguntaba por "¿Estresando?". Podía suponer qué quería decir pero le confundía un poco. Observó cómo Francis le ayudaba a Red con el cuerpo del muerto y dijo - Un alma desdichada no abandona su entorno tan fácilmente. Esperemos que su alma no lo crea igual -.

Dejemos esto claro Lila? Lila era tu nombre en cristiano,verdad? yo no soy racista, las criaturas del Señor teneis derecho a comida y agua limpia y esas cosas, yo no digo que seas tu, casi empieza a hacer gestos pero por educación al ver que esa chica habla normal y para no crear peor ambiente no las hace,solo digo y bien sabido es... al menos en mi pueblo, que los tostaitos al morder pegan enfermedades,con esas enfermedades un cristiano normal y blanquito se vuelve loco,tiene fiebres y mata gente o se suicida, eso le pasó al viejo McDermont o bueno al menos dijo eso su mujer al pillarlo marcado con bocados al salir de un local de mujeres, aunque resulta raro visto asi en frio..., en fin.. me refiero que a una persona civilizada y que no va descalza no usa hachas usa una Colt del 45 como Dios manda, que no digo que seas tu y no quiero que con esto me tomes odio y me cortes la cabellera, yo amigo, si quieres fumamos pipa de la paz... y que quieres decir con el alma que no se va? Los negros tienen alma? vamos a tener fantasmas negros? Que blasfemia! dice besando un rosario que saca del bolsillo.

Arrugó la nariz ante el espectáculo que estaba dando aquel ganadero. Más de una vez el coronel chasqueó la lengua, de manera desaprobatoria ante lo que decía. Se llevó una mano a la frente, frotándosela, como si una migraña estuviera a punto de aparecer para estropearle todo el día.

—Prescott, cada vez que habla hace bajar la inteligencia de todo el pueblo. ¡Cállese!— gritó, finalmente el Coronel, acercando su silla hacia aquel hombre—. Deje de decir estupideces, y cálmese.

Estúpido patán, pensó Luisiana, mientras negaba con la cabeza, y contemplaba, mientras giraba su silla de nuevo, al muchacho recoger los últimos cristales.

El caos había tomado la ciudad, como bien él mismo había vaticinado. Estaba seguro de que pronto se desatarían las locuras.

Bueno, ya empiezan, se dijo, haciendo una sonrisa siniestra, mirando por encima de su hombro a Prescott.

—¿Qué tenemos? ¿Un hombre muerto por un hacha?— dijo el Coronel, rascándose la barba—. Un hacha que podría haber salido de cualquier parte, ¿no? Muy rápido ha sido usted de acusar a la india, Prescott, muy rápido— terminó murmurando, frunciendo el ceño. 

Me acerco al ver el percal entre la india y Francis... Esto iba a acabar mal... No podíamos estar tirándonos los trastos a la cabeza... De normal, podía ser divertido ver las peleas de bar... Pero esto... -Vamos... Tranquilicémonos todos... No podemos empezar a lanzarnos acusaciones... Ademas... Lila lleva viniendo a la ciudad desde hace mucho tiempo y nunca había pasado nada... Nunca hemos tenido problemas con su tribu... Miro a los presentes y busco con la mirada a Maybelle. -Ayer en el saloon dijiste que eras cazarecompensas ¿No?... No se que clase de vida llevo el Ravenger... pero una persona que se apoda a si mismo como el ravenger... da la sensación de no llevar una vida tranquila y sosegada como a la que aquí estamos acostumbrados... ¿Es posible que tu estancia aquí tuviera que ver con la muerte de el Ravenger?... ¿Era un forajido quizas?

Pido perdón repetidas veces si eso sirve para calmar el ambiente, vivo en un pueblo y paso mi vida encima de un caballo, siento si me he precipitado en mis acusaciones, no sabia que Lila llevara tiempo en el pueblo, soy una persona criada a golpes de trabajar de Sol a Sol y de taberna en taberna,siento que mis "superzticiones" lanzaran palabras sin pasar por mi cabeza, pero me he criado así y no en una alta cuna, dice esto ultimo mirando al Coronel, siento las molestias.

Lila... siento haber ofendido a tu pueblo, me he cegado al ver el hacha y quizas esa era la idea de quien mato al negri... a Revenger, ahora bebere y escuchare vuestras opiniones antes de tomar la decisión de votar, ya que solo hablo yo y hay mucha gente en silencio y no seria cortes escucharlos.

Toma una copa y escucha atento el resto de opiniones.

Maybelle había estado atenta a los movimientos de la camarera, esperando a poder captar su atención cuando la situación se calmase un poco. Al menos hasta que el hombre que había dicho ser ganadero había empezado a acusar a la indígena. La mujer tan sólo lo contempló con el ceño fruncido y mirada sombría viendo cómo se iba poniendo en evidencia con cada frase que añadía. No era la primera vez que Maybelle veía hombres así y ciertamente no le gustaban. Ella siempre había tenido un trato cordial con los pieles rojas, que en muchas ocasiones la proveían de municiones y tabaco. Eran salvajes, sí, pero eso no los convertía a todos en asesinos.

Fue sin embargo la voz del señor Riley la que atrajo su atención al dirigirse directamente a ella y una media sonrisa llena de ironía se esbozó en sus labios. - Si yo tuviera algo que ver, ya habría cobrado la recompensa y me habría largado, ¿no le parece? - Respondió, enarcando una ceja y soltando despacio el humo de su cigarro antes de añadir algo más.

- No sé qué extraña idea tiene de los cazarrecompensas, pero no actuamos al margen de la ley. Colaboramos con ella. - Se colocó el cigarro en la comisura de la boca, sacó del bolsillo interior de su abrigo un fajo de carteles de "SE BUSCA" y tras ojearlos seleccionó dos para enseñárselos a James. - Estos son los hombres que estoy buscando, más al norte de Bala Dorada. Ya dije que estaba de paso. Si ese tal Ravenger era un forajido o no es algo que desconozco. Pero si lo fuese la persona que le ha clavado el hacha no tendría por qué esconderse. - Encogiéndose de hombros guardó de nuevo los carteles en el bolsillo, se echó hacia atrás en la silla y cogió de nuevo el cigarro con los dedos mientras hacía una pequeña pausa.

- Lo que me pregunto es por qué trata usted de desviar ahora la atención hacia mí, señor Riley. ¿Es para proteger a la indígena? ¿O para proteger al ganadero? - Preguntó, enarcando una ceja y dedicando una mirada seria al hombre.

El viejo y buen Mickey se despertó de su improvisada cama; la misma mesa de donde se levanto el día anterior, al escuchar el disparo del nuevo Sheriff para demostrar su propia ley. Un tanto confundido, abrió uno de sus ojos y miro a mas de 15 borrones en aquel saloon que como el llegaban o se despertaban, una ventana rota o tal vez un agujero en uno de las paredes y muchos gritos provenientes de alguna cueva lejana. Nada destacable por lo que volvió a su inconsciencia o para ser mas justos a sus ronquidos, es por ello que no había duda de que solo dormía, al menos en apariencia, pues los oídos de un Irlandes es lo único que no llegaba dormir nunca y mas los de un hombre acostumbrado a ser echado de su lugar favorito, cualquier lugar donde tenga una botella aun sin vaciar.

Y abrió los ojos por segunda vez cuando sus oídos despertaron al resto de su cuerpo al escuchar las palabras ronda y todos, pues entre todos estaba su propia persona por supuesto.

-¡Cariño! Eres muy amable, me quitaría el sombrero, pero no recuerdo donde lo deje en la noche.-Saludo a Rosalind aparentemente sobrio y por supuesto que no encontraría su sombrero, pues sorprendentemente lo tenia aun en su cabeza.

Intento levantarse, pero sus piernas aun no habían despertado del todo.-Si fueras también tan amable de acercarme ese trago gratis o mejor una botella de igual valor, estarías haciendo feliz a este pobre viejo.-En ese momento reparo en la pelea que había sucedido en el lugar.-Vaya... así que por eso tanto revuelo, nuevos forajidos para un pueblo antiguo.

Bueno, señorita...- Giesie no acaba de recordar su nombre, mientras se dirige a la caza recompensas- el caso es que este es un pueblo muy tranquilo; y si tenemos en cuenta que esto ha sucedido desde la llegada del del nuevo sherif y los demás forasteros... levanta una ceja mientras contempla la escena en cuestión. El señor prescott es un ganadero, brusco por naturaleza, la chica del desierto ha venido aquí desde hace mucho y también su gente; nunca sucedió algo parecido o cercano a esto-. comenta cortés el joven- el señor Revenger estaba aquí también desde mucho tiempo y sumando la cantidad de gente que hay en este sitio con armas, no le convendría a usted una confrontación. sermonea al final Giesie con voz tranquila y mirada de sospecha.

Spades había tenido tiempo de escuchar a unos y a otros en las absurdas acusaciones que se lanzaban.

Prescott era un típico granjero estadounidense: odiaba a negros e indios por igual, desconfiando de lo desconocido bajo la justificación de peleas iniciadas por sus abuelos. Eso no le convertía en mala persona, este país se había edificado sobre los hombros de estadounidenses como él, tampoco le convertía en un asesino, pero lo que seguro que no le convertía era en alguien que tuviese razón. Culpar a la hermosa joven era ridículo y ofensivo. Red había estado muy vivo sabiendo poner paz y dándole algo que hacer al granjero con el cuerpo del muerto, aunque a decir verdad, a Spades le sorprendía que aceptase tocar el cadáver de un negro, quizás Prescott no era tan radical como él creía.

Después llegó el otro blanco fácil: los forasteros. Con ese Spades estaba más de acuerdo, este era un pueblo tranquilo hasta, al parecer, hoy. Los forasteros muchas veces significaban problemas en un pueblo tranquilo, pero un buen sheriff sabía vigilarlos. No era el caso. Un recién llegado se había proclamado sheriff y había demostrado ser la persona más peligrosa del pueblo.

¿Y no podemos desconfiar del bigotes? Porque a mi es el que peor espina me da... - un suspiro acompañó su queja - En fin... lamento decir que mucho a lo que agarrarnos no tenemos, pero este era un pueblo tranquilo, así que yo también creo que los problemas han tenido que llegar de fuera (y la hermosa india de ojos marrones lleva aquí demasiado como para considerarla alguien de fuera)... pido disculpas si ofendo a algún forastero, pero es la verdad, y ya saben que yo no tengo pistolas con las que defenderme así que no la paguen conmigo

Adam Strong había permanecido observando toda la situación, sin saber si esperar una respuesta del Sheriff y su ayudante o no. Vio cómo Prescott se lanzaba a acusar a la india y como entre insultos mal pronunciados se retractaba después. Y sucedió lo que siempre sucedía, que cuando la gente no sabía cómo actuar lo hacía de manera errática y desordenada, sin pensar las cosas dos veces antes de hablar.

- Hasta ahora es el único que sabemos seguro que ha matado a alguien. - Respondió a las palabras de Joey, dándole la razón. - Pero dudo mucho que la señorita Pinkerton - Dijo refiriéndose a la ayudante del Sheriff. - vaya a tomar a su compañero por justicia si se lo pedimos. De modo que si nadie quiere hacerlo por su propia mano tendremos que hacer un ejercicio de reflexión y darle otro nombre. - Explicó antes de quedarse de nuevo callado, observando a los presentes.

- Vamos, dejad de atosigar a las mujeres de este pueblo. ¿Primero le toca a Tiguirilla y ahora a la señorita Maybelle? ¿Y qué hay de toda la caterva de machotes con pistola que hay en este saloon? - dijo, poniendo los brazos en jarra- Giese, eres un tonto al exponer esas razones. ¿Qué tendrá que ver eso de ser nuevo? El hecho de que hayan usado un hacha demuestra claramente que quien hizo esto sabía lo que ocurría en este pueblo con los pieles rojas, y quería inculpar a Lila Rocarroja.

Negó con el rostro, contrariada- Así no canta ni mi tia la de Guadalupe. 

Ella salía de su camerino para comenzar otro nievo día cuando escuchó un ruido y su cabeza se giró, junto con la de todos los presentes, hacia el cuerpo sin vida del negro. Un grito ahogado salió de su garganta mientras observaba el cadáver en el suelo sin poder apartar la vista de él. No fue hasta que Jessy gritó que la bailarina apartó la vista del hombre y volvió a la realidad.

La mirada se le fue directamente hacia Lila y su hacha. ¿Quién más podría haber sido? Que ella supiera nadie sabía usar ese arma en aquel lugar. Sin embargo, había algo que no encajaba. Era demasiado obvio, incluso que los indios. Si hubiera sido ella habría escapado después de hacer algo así, pero seguía ahí.

Insegura, escuchó las opiniones de los demás y su asombro y horror creció al ver que supuesto nuevo sheriff mataba a la pobre Jessy, a la que le había dado un ataque de histeria, solo para desentenderse del asunto e irse con viento fresco. Pero que... Susurró para sí misma sin poder creérselo. Se iba sin más, dejando el marrón a otros.

Escuchó las palabras del reverendo y asintió finalmente. No podemos permitir que se libren. Han asesinado a una persona y por culpa de eso Jessy también ha muerto. Miró a los presentes intentando ver detrás de sus máscaras. Tenemos que hacer algo. Ya que el que debía hacerlo se ha ido...

¿Giese, tienes alguna prueba para afirmar lo que dice? ¿O so meras suposiciones?

-Una cosa.... quizas me precipité acusando a la india, pero las pruebas eran evidentes,en mi pueblo ya ella estaria muerta,es mas ella me a puesto un hacha en el cuello y nadie a dicho nada,solo os habeis quejado por mis palabras y no por su amenaza de muerte a un humano normal, os diré algo siendo totalmente sincero, yo no he matado al negro, jamas me esconderia si matara a un negro y si quisiera matarlo como Dios manda lo pondria en una cruz en la plaza del pueblo y le prendería fuego mientras los niños comen manzanas con caramelo y le lanzan piedras, yo no acuso a nadie por que no se quien a podido ser tan cobarde.

Lila trataba de no formar una lucha aún mayor, pero los comentarios de Francis no cesaban. A pesar de disculparse, algo de agridulce había en sus palabras.

En ese momento, recordó un mito de su pueblo, una de las primeras mujeres de su tribu iba todos los días al arroyo, buscando embellecerse con el agua de este, buscando la juventud eterna, era codiciosa pero ni la luna podía resistirse a su deseo, así que le daba el honor de portar su luz. A pesar de eso, llegó el día en que la luz de la luna ya no podía cubrir el monstruo en que internamente se había convertido. La mujer enojada, fue a reclamar a la luna al arroyo porque su piel cambiaba, su cabello se marchitaba y su rostro perdía vida. Exigió un baño más de luz, pero esta vez, no surtió el efecto deseado, sino que la transformó en su reflejo, haciendo que la verdadera mujer quedara encerrada en el arroyo, condenada a ser el reflejo de los otros, a quienes siempre vería más hermosos que a ella misma. Condenada por su propia vanidad y soberbia.

Aunque Francis era un hombre, esto mismo podía aplicársele. Su mente estaba tan cegada por sus retrógadas costumbres que olvidaba aquello que todos compartían y era la esencia primigenia, de dónde venimos. Pensar que un negro no tiene alma o que en su pueblo ya habrían masacrado a su gente, eran actos barbáricos.

Luego estaba Giesie, acusando a la extranjera. El chico era algo extraño y aunque era normal que se temiera por los extranjeros, tampoco estaba bien que se acusara a alguien sin razón - Creo que la mujer no ha mostrado indicios de culpabilidad, aunque no es descabellado pensar que sea culpable, pero por ahora me quedo con lo que veo y escucho - mira a Francis y le dice - Si hablas de amenazas, recuerda la amenaza que me hiciste. Soy la hija del jefe de mi tribu y es normal que tenga fortaleza en mi corazón. ¿Tú qué tienes? -. 

-Que yo sepa no te he amenazado... solo advertido y sin desenfundar, haz memoria Lila, que para recordar barbaries si que tienes memoria... que tengo? Tengo a Dios de mi parte por que he sido bautizado y voy a misa los domingos, quizás mis palabras no son bonitas ni recuerdan a rosas y buen vino... pero es mi día a día diario, es la pura verdad, no soy un santo y si que he matado, pero solo en defensa propia, ya sea en una taberna de mala muerte o cuidando de que no me roben mis cabezas de ganado, pero siempre he ido de frente y jamás me he ocultado, ni mis acciones ni mis pensamientos, sean erróneos o no, si tuviera que votar a alguien seria a ti india, no por esa palabra nueva, racismos? no, me da igual que seas amarilla, negra o marrón, lo que me molesta y aun no te has disculpado es que me pongan un hacha en el gaznate, te vuelvo a repetir... tienes que hacer memoria

Dije tu pueblo mata con hachas, no dije esta peloplumas es una asesina

Me pusiste el hacha en la garganta y no vacié el cargador

Te advertí que no quería hacer una barbarie y que me dejaras en paz

He pedido disculpas si algún oído sensible se a sentido ofendido.

Ahora dígame "usted" Señora Aborigen  Norte americana cuyo nombre es Indio por que Cristóbal Colon pensó que había llegado a la India... que explicación tiene USTED?

Maybelle apartó la mirada del señor Riley cuando Giesie y el croupier se dirigieron a ella. Sin embargo, no respondió de inmediato. Dio una calada lentamente, sosteniendo el cigarro con la punta de los dedos y apurándolo hasta que la brasa los calentó. Después lo tiró al suelo y lo pisó con el talón de la bota mientras soltaba el humo, tan despacio como había entrado.

Con expresión seria miró a ambos hombres. - Primero los que son diferentes. - Dijo, haciendo un leve ademán con la mano hacia la indígena. - Después los forasteros. Mentiría si dijera que me sorprende. - Enarcó una ceja y siguió hablando con voz grave. 

- La gente es igual en todas partes. Desconfía de lo que es distinto. Pero como persona que es forastera vaya donde vaya puedo decirles que la traición suele estar más cerca de lo que la gente suele querer ver. En el último sitio donde mirarías. - Maybelle se encogió de hombros. - Deberían pensar en algo. Cuando ya hayan entregado a la señorita de Pinkerton a los forasteros y a los que tienen la piel de color distinto a la suya... ¿De quién desconfiarán entonces? Cuando sólo queden vecinos, vaqueros, blancos... Tal vez entonces sea demasiado tarde para que empiecen a pensar con la cabeza como gente civilizada, en lugar de prejuiciar como salvajes.

Maybelle apartó la mirada de los presentes y se levantó para dirigirse a la barra, donde estaba Rosalind. - ¿Me pones un whiskey doble, guapa? Creo que estoy demasiado sobria.

Había contemplado toda esa escena incrédulo. Viendo como se articulaban toda clase de insensateces. El miedo ahoga la razón y suele tirar de nuestros hilos hasta que cavamos nuestra propia sepultura. Quién mejor había conducido la situación había sido aquél tal Red. Un desconocido con la cabeza fría y en su sitio. Wyatt se sentía decepcionado consigo mismo al descubrirse incapaz de intervenir y hacer lo correcto, incluso repetidas veces se había necesitado de salir afuera y tomar el aire. Durante unas horas, su mente vagó en el vacío sin encontrar un lugar donde sentarse y ordenarse. 

Hasta que volvió al local más recompuesto, a tiempo de escuchar el último comentario de aquella disputa que no había cambiado ni un ápice su tónica.

-¿A nuestro pobre inválido?- Contestó a las palabras de aquella rubia vestida de hombre sobre quién quedaría por desconfiar. Sin lugar a dudas era sarcasmo, ironía. El humor más negro que se le había oído jamás. En su hora más oscura salió su peor faceta. El pobre hombre se sentía desquiciado y cansado. Puso la mano sobre el hombro del Coronel. -Perdone. ¡Lo que quiero decir es que tiene razón! La gente que viene de fuera, la gente que viste distinto o la gente que piensa distinto a nosotros. Sea Maybelle, Lila o Francis. Todos con nombre propio. Estamos juzgándonos por nuestras diferencias y dejamos que eso nos distraiga de encontrar a los culpables. Y en mitad de eso, puedo ver gente que se suma a estas acusaciones, que bien son influenciables, o son alimañas que quieren aprovecharse de estas argumentaciones para esconder la mano que lanzó la piedra. Y nos señalemos muy convencionalmente unos a otros. ¿No es así, Giesie? Las argumentaciones de la señorita son más que lógicas y respetables. Tiene razón, los cazarecompensas trabajan con la ley, y por lo que sabemos su palabra no es menos cierta que la tuya. Pues bien podrías, cansado de buscarte una noticia, haber decidido fabricarlas tú. Sería un negocio muy lucrativo. No obstante, no son más que conjeturas, tan absurdas como las anteriores. Así que pido que todos reflexionemos a lo que nos ocupa y no divaguemos más entre absurdeces. Ha muerto un hombre. ¡Callad si no es para decir algo con sentido! Busquemos el culpable antes o terminaremos matándonos unos a otros sin razón alguna.