Partida Rol por web

La discreta mesa 6 ha visto, escuchado y presenciado mucho más de lo que sus arañadas maderas pudieran contar. Pero el mayor secreto que alberga es el amor entre la aborigen Lila Rocarroja y la cantante del Saloon, la bella Rosalind.

Infinidad de miradas cruzadas y sonrisas furtivas durante los espectáculos os han llevado a compartir más que unas bebidas.

Habéis sido enamorados por las balas de cupido. De ahora en adelante vuestras vidas quedan ligadas, si uno muere, el otro muere con él, a menos que el destino decida separaros antes de tal suceso.

Podéis ganar según vuestro rol o bien como enamorados, siendo los únicos supervivientes del pueblo.

Rosalind se acercó a aquel rincón del Saloon con los ojos brillantes y el rubor en las mejillas, sentándose junto a Lila Rocarroja mientras le dedicaba una sonrisa arrebolada. 

La miró de soslayo, y posó una mano sobre su rodilla bajo la mesa- Hoy estás muy guapa, ¿sabes? -dijo, observando su atuendo tradicional y su piel rojiza. Aquel amor estaba más que prohibido. Ella era una india, Rosalind una forastera que se dedicaba al espectáculo, que no hacía vises y no aceptaba sobornos carnales. Y para colmo ambas eran mujeres. Pero, ¡aquella aventura era tan excitante! De solo ponerse a pensar en la Tiguirilla de su corazón le entraban ganas de cantar rancheras. 

Los asuntos de Lila en el pueblo habían dejado hace mucho de ser únicamente por los negocios de su tribu y habían pasado a ser excusas para ver a Rosalind en sus presentaciones del Saloon. Ella se sentía feliz de poder escucharla y en ocasiones, sus ojos se perdían en los pardos cabellos de la hermosa cantante.

Cuando se acercó a ella en esa mesa donde tantas palabras habían sido dichas, bajó la mirada avergonzada un momento, aunque no pudo evitar sonreír. Al sentir su mano en su rodillas, Lila apoyó la suya propia encima y le dijo con voz tímida - Siempre lo estás para mí. La luna no compara su brillo con tu estela - la miraba a los ojos, perdiéndose en esas brillantes pupilas, olvidándose de todo lo que sucedía con el nuevo sheriff y todo lo que supondría tener un nuevo regente en la ciudad.

Lila mira a Rosalind y se siente dudosa, como si todo lo que estuviera ocurriendo se estuviera saliendo de las manos. ¿Y si este pueblo tenía algo más perverso pensado para ellas? ¿Qué querría este sheriff?

Puso una mano sobre la pierna de la cantante, acariciándola con suavidad y luego le pregunta - Rosalind, ¿Cuál es tu verdadero trabajo en este pueblo? No diré nada y yo te daré a conocer el mío, pero quiero saber si confías en mí para decírmelo -.

La mujer sonrió, sonrojada, dedicándole un guiño a la india- Pues verás, Tiguirilla, yo básicamente le doy de beber a los clientes sin que ellos se den cuenta, y ellos acaban contándome a qué se dedican en realidad. Tengo don de palabra y el alcohol suelta todas las lenguas. -miró hacia un lado- Hoy voy a emborrachar al charlatán que te regaló la flor. Tanta palabrería no me gusta y quiero ver qué se trae entre manos.

Lila sonríe ante el comentario de la chica y la mira directamente a los ojos - ¿Sientes celos del hombre? Si quieres, puedo retirar esa flor de mi cabello - ríe a modo de broma y luego piensa un momento en lo que va a decir, aunque no sabe bien cómo decirlo.

- Eso que haces es fabuloso, Rosalind. Hay pocas personas como tú - retira su rostro un momento pero luego le dice - Yo... He decidido que haré algo diferente para asegurar la sanidad de mi pueblo, ya que hay grandes corruptos aquí. Yo vendo ataúdes de segunda mano, pero de gran calidad. Matamos a la gente del pueblo para robarle su oro. Pero a ti nunca te haría daño y tampoco dejaré que te hagan daño - toca su mejilla con ternura.

- Quiero proponerte algo. Trabajemos en equipo y podremos hacernos con el oro de este lugar. No le diré a mis compañeros sobre nuestra relación y espero que tú hagas lo mismo y si tú me compartes, tus hallazgos, yo podría convencerlos de ir a por quienes decidamos tú y yo - su mirada era suplicante y quería que ella dijera que sí, quería que la siguiera en este loco plan que ideaba en su cabeza, quería hacerse con el control real del pueblo.

- Además, tengo a Giesie de mi lado. Sé que si hablo con él, podremos ganar un aliado. ¿Te unes a mí, mi amada cantante? -.

-No, deja que se confíe, así no sospecharán de nosotras-dijo, pálida del asombro ante las declaraciones de su querida india- Pero... ¿matar a la gente del pueblo? Eso es... Es decir, te seguiría a donde sea, pero, ¿no hay negocios rentables que no requieran ensuciarse las manos?-se mordió el labio, nerviosa- No quiero tampoco que por mi culpa te descubran y ese nuevo sheriff te haga algo horrible. Así que te ayudaré con lo que sepa. 

- Tal vez los haya, pero si queremos salir bien de este lugar, hay que hacer algo y yo... No quiero que te hagan daño y si ese Sheriff te hace algo, me encargaría de que lo sintieran sus antecesores - cerró el puño con ira y la miró nuevamente.

- Si tú eres capaz de hacer que los ebrios hablen, tendrás tu coartada, confiarán en ti y estarás a salvo. Ya nos las arreglaremos para ocultarlo todo. Mientras tú puedas girar sus ojos hacia otras personas, estaremos bien - sonríe y dice con calma.

- ¿Confías en mí? -.

- Confío en ti- dijo, rindiéndose- Pero mantente alerta con ese amigo tuyo. Podría traicionarte si se dedica a esa clase de negocios.

Suspiró, preocupada- Y ahora el Reverendo quiere hablar conmigo, me ha mandado una nota, y quiere que vaya a la caseta del sheriff. No sé qué planes tiene, ya te contaré. -arrugó el entrecejo, contrariada- A propósito, anoche emborraché al tipo ese, al de la flor. Y está como una chota. Lo único que quiere es volvernos locos a todos, y lo veo capaz de aparecer tan contento y de pie como si no hubiera pasado nada aunque tú y tu amigo intenten meterlo en un ataud. Así que mejor pasad de él. 

- A mí también me ha enviado una carta para verle en privado - apretó la mano de la cantante con delicadeza y besó el dorso de ella con gentileza.

- Ten cuidado también. Y realmente es extraño lo que dices de ese hombre. ¿Enloquecernos a todos? ¿Con qué intención? - ante la sugerencia, dice - De acuerdo, lo tendré en cuenta - sonríe y le dice - Puedes ir soltando información para que la gente confíe en ti - le sonríe.

Rosalind volvió a la mesa rato después, y se sentó junto a su querida india, colocándole un mechón de pelo tras la oreja- Tiguirilla, anoche atacaron al Reverendo. Y ha sobrevivido, aún no me ha dicho cómo. ¿Habéis sido vosotros? Por ahora yo le he contado lo que sé del charlatán de las flores, para ir allanando el terreno. 

- No hace falta que lo diga, pero se supone que sólo lo sé yo. 

Acaricia la mano de la joven cuando toca su cabello y la escucha con atención. Su cara era de perplejidad total ante la afirmación y niega con la cabeza - No, nosotros no hemos sido. Es más, ni el que murió con un hacha ni la chica desquiciada es obra nuestra - se sentía algo perpleja por la situación, ya que no le encontraba explicación alguna.

- Claro que sé que solo tú lo sabes, solo que mientras más aliados consigas, estarás más a salvo - le sonríe y en su rostro se evidencia una molestia.

- Ese hombre ha insinuado algo sobre mi gente y eso no me ha gustado nada - afirmaba con tristeza.

- Llevamos mucho tiempo luchando por la paz como para que esto siga sucediendo -.
 

Lila se acercó a la hermosa mujer y le dijo - Tienes una bella voz y un gran carisma. Me encantaría escucharte cantar - sonreía casi como tonta y tras lo ocurrido, menciona algo.

- Rosalind, el Reverendo me ha llamado a decirme que cree en que no lo hice, pero que cree que si esto se convierte en una tragedia, todos me culparán - su expresión era ahora triste.

- Tengo mis sospechas sobre Francis, ya que él me insultó de manera tan feroz y, solo segundos después, se comportaba como si no hubiera hecho nada. Creo que él es del grupo de forajidos, es una corazonada - tocó su pecho con delicadeza, tratando de explicar lo que sentía.

- Creo que él ha ocasionado todo esto y si logramos desviar la atención hacia él, podremos lograr que varios se unan a mi sospecha. ¿Qué opinas? ¿Qué te ha dicho el reverendo? Yo he compartido mis sospechas con él para escuchar qué dice y para tratar de ganar su simpatía y confianza -.

- Dice que tan solo es un hombre con suerte- suspira- Yo voy a acusar a Francis. Que haya dicho eso de ti no me gusta un pelo. Y por cierto, dile a tu compañero que estar señalando a la cazarrecompensas no es muy inteligente por su parte. Es una acusación tonta y sin fundamento y lo va a hacer parecer sospechoso. 

- Oye, cielo, el Reverendo sospecha de Giese. Por lo visto ha hablado con él y ha señalado a un montón de personas con acusaciones tontas y sin sentido. Tú tienes motivos para votar a Francis, pero, si yo le voto a él y no a Giese, el Reverendo va a sospechar de mí- explicó, preocupada. 

Lila escuchó las palabras de Rosalind preocupada y comprendía de qué hablaba - Sí, es cierto. A mí me dijo que sospechaba de Riley y de Giesie - se toca la frente y respira profundo.

- He tratado de convencerlo de votar a Francis y aunque admite que es sospechoso, dice que no es el único. He tratado de enfocar la atención en Francis para que no vayan por Giesie porque si él muere, morimos con él - dice con tristeza.

- ¿Es posible que desvíes su atención hacia Riley? Giesie es un chico despistado y enérgico. No sé si será del otro grupo o no pero creo que solo trata de protegerme -.

-¿Cómo que morimos con él?-dijo, tragando saliva- Explícame eso. 

Lila respira profundo y mira a Rosalind a los ojos, tratando de mantener la mirada fuertemente - Me unieron a él como me unieron a ti. ¿Quién lo ha hecho y por qué? No lo sé, pero parecía que quien ha decidido esto tenía un fuerte deseo por acercarme a la gente. Si él muere, muere yo y, por lo tanto, tú. Es por eso que es tan importante que mantengamos a Giesie vivo, pero tendré que procurar que no hable de más - se sentía culpable, ella no lo había buscado pero así era. Una parte de sí se sentía mal y quería deshacerlo pero no podía.

- Jooooooder- dijo, tragando con dificultad- Pero si es un bocazas malnacido. Nos va a matar como siga así. Apesta a puerco podrido. Que se calle, y que vote a Francis si no quiere llevarnos a la tumba. Maldito estúpido- escupió- Y más te vale no dejar que te toque un solo pelo, o le cortaré las manos. Maldito desgraciado.