Partida Rol por web

[HLdCN] 2x Diez Negritos

Día 1: La Cena

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19/02/2015, 00:56
Owen Cray

Dalo por hecho responde a Alfred sin dudar,Esta casa es enorme y dudo muchísimo que alguien que prepara algo así no esté aquí cerca para ver su propio espectáculo Cogió una de las botellas vacías que, una vez en sus manos, pareció tomar un aspecto mucho más amenazador Si lo encontramos no duden que lo traeré aquí dijo con tono de promesa.

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19/02/2015, 01:59
Yvette Mercier

-Oui. Cómo usted diga- Le respondo al señor Dyle mientras me sirvo el tercer vaso de whiskey.

Se suele decir que mal de muchos es consuelo de tontos ¿Pero qué coño sabría el idiota que inventó ese refrán? Lo cierto es que resulta liberador saber que hay gente de peor calaña que una misma.

Quizás sea cosa del alcohol pero conforme mengua el tercer vaso de whisky la situación empieza a antojárseme cómica.

Un tipo brinda, otro grita alterado, el hombrecillo de la pajarita revolotea en círculos cómo un pollo sin cabeza, Owen y el señor Dyle buscando al fantasma de la ópera… - Viendo la escena tengo que esforzarme para reprimir una carcajada. -¡Y qué demonios! con la tontería me estoy poniendo tibia con un whisky que no podría permitirme ni con un año de jornal.

-¿Tu vesh? Si no hay mal que por bien no venga. Hip.

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19/02/2015, 02:41
Penny Barrow

Penny había aceptado el brazo de Wesley cuando la cena llegó a su fin y caminó a su lado de vuelta hacia el salón. Ciertamente se le antojaba extraño en una reunión de esa categoría que las damas y los caballeros compartiesen la sobremesa, pero desde luego ella no se iba a quejar. Prefería las costumbres modernas que la permitirían charlar con hombres y mujeres por igual. 

Una vez allí, puso levemente los ojos en blanco con un gesto divertido al ver el arsenal de cigarros, puros y pipas aparecer y se acercó a la señorita Mercier para pedirle algún licor suave y digestivo del que tomaría tan sólo medio vaso a pequeños sorbos. No tenía intención de terminar ebria la primera noche en esas vacaciones. Sin embargo, sus mejillas se sonrosaban levemente con cada sorbo. 

Se entretuvo charlando de todo y de nada con cualquiera que se acercase a ella, permaneciendo cerca de Wesley y aprovechando para comentar de forma amena alguno de sus libros preferidos con el señor Cavanough. 

Cuando la música del gramófono se interrumpió para dejar salir una voz inesperada, Penny en un primer momento se giró con aire divertido hacia el aparato, suponiendo que sería algún tipo de divertimento para amenizar la velada. Su rostro empezó a palidecer al escuchar cómo esa voz iba desgranando un crimen tras otro, señalando a varios de los presentes como los autores. Su mano buscó sin mirar el brazo de Wesley y sus dedos lo apretaron, sosteniéndose en él y sintiendo sus músculos en tensión. Penny parpadeó al escuchar su nombre y cerró los ojos un instante, tomando aire lentamente mientras la grabación terminaba. 

Cuando los abrió de nuevo, recorrió con ellos el salón, en su rostro todavía pálido sus mejillas sonrosadas por el licor contrastaban con fuerza. Contempló las primeras reacciones, abrumada por todo lo que había escuchado. Su rápida mente empezó a funcionar, analizando cómo todas las cosas extrañas que habían rodeado esa invitación parecían converger hasta terminar en la grabación del gramófono.

- Oh, Wesley. - Dijo en un susurro quebradizo, todavía aferrada a su brazo. - ¿Qué clase de juego morboso es este? 

Miró después al resto tratando de relacionar las caras de los que se habían presentado con lo que había escuchado. Finalmente soltó a Wesley, pestañeó varias veces y añadió algo más.

- Todo esto no puede ser gratuito. Nos han reunido aquí por algo. - Hizo un gesto alzando las manos hacia el gramófono antes de dejarlas caer con frustración. - Al menos ya está claro qué tenemos todos en común. 

Se acercó a la doncella que estaba junto a las bebidas y contempló cómo se servía un vaso de whiskey. 

- Por favor, sírvame uno a mí también. 

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19/02/2015, 09:53
Yvette Mercier

-Claro- Le respondo a Penny llenándole el vaso bastante más de lo que sería decoroso- Lash penash con whisky son menos ¿Verdad mademoiselle?

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19/02/2015, 10:58
Benoni Fausto Predatore

Así que en aquella sala donde se organizó la inusual velada, el Sr. Predatore pasó los minutos conversando con unos y otros, fumando con los varones, aunque fuese en un salón compartido, con una mano al puro y otra al bolsillo, dejando sonar su voz cuando hablaba como tenía por costumbre hacer y retumbando su risa cuando conseguían de hacerlo reír.

Dedicó parte de su tiempo escuchando o debatiendo tanto con el párroco Clement, como los distintos hombres de negocios. No se privó de intercambiar algunas opiniones con el buen doctor Champain, o cualquiera que pudiera haberle dirigido la palabra fuera de la condición que fuera ni a Crowden, ni a Gaylord, ni al sanitario Schuls, ni a los distintos miembros del servicio, incluido al señor Cray, les negó una buena y distendida charla si así lo buscaron.

Con las excepciones posibles quizás de Sir Cavanough quién estaba enfrascado en tertulia con aquellos hermanos que más se le antojaban a un par amantes camuflados en apodos o nombres prestados. Ni el señor Arbuthnot quién a su vez lo estaba con dos elegantes señoras o señoritas a quienes cortejaba sin reserva ni pudor alguno. Y, plausiblemente tampoco, con aquél joven de apariencia alemana que respondía al apellido Von Baach, cuya conversación prolongada desde la cena con la actriz, aparentaba ser de lo más íntima.

En cuanto a las mujeres no tuvo ninguna descortesía para ellas y respondió cualquier comentario o saludo que hubieran tenido a bien dirigirle.*

Con todos ellos, su marcado acento italiano se dejaba oír sin disfrazarse, con incluso expresiones o palabras enteras en su idioma materno, puesto que no se avergonzaba en absoluto de sus raíces.

Y así fue, hasta que cansado de la multitud sintió la necesidad de tres segundos de aire fresco de la noche. Con paso firme se acercó a la puerta que se abría al exterior y la cruzó, a tiempo de sujetarla abierta para algunos que charlando regresaban deshaciendo sus pasos hacia al salón, a quienes saludó con una leve inclinación de cabeza.

Y ahí estuvo, en la oscuridad de la noche llenando sus pulmones de algo más que del humo de del último cigarro que despedía y enlazó al concluir con el puro. Sin duda era un fumador voraz.

Durante unos breves minutos en que la noche fue suya, todos podían ver su solitaria espalda delatada por la luz que lo iluminaba en contraste desde el interior.

Las nubes abandonaron sus recelos y liberaron aquella luna de plata que habían pretendido retener entre sus fauces. Fausto se dejó contagiar por su magia.

Cuando se cansó y se vio con energías renovadas para retomar un rato en compañía se dirigió a una de las muchachas del servicio a fin de tomar otra copa antes de despedirse. Se la estaban sirviendo cuando se interrumpió con descaro e irreverencia la música.

-Assurdo. Puedo alegar en mi defensa, que esto es una completa infamia.- Respondió tras concluir aquél grotesco mensaje, olvidando el Whisky, y levantando la mano orando para la multitud que sí estaba presente, puesto que la voz grabada no iba a responder. -Pero si lo necesitan saber, diré y repetiré que no mantuve ninguna relación con los hechos de los que se me acusan. Fue Aldo Puzzo quién con anterioridad trabajó con mio defunto fratello. Y un juicio, con sus abogados, testigos, juez y jurado así también lo confirmaron.

No era la primera vez que alguien lo acusaba de esa absurda idea. Dedicó una breve mirada a los presentes y se encogió de hombros dando una leve palmada contra su muslo con resignación. No se mostraba en absoluto alterado, ni sudaba ni le temblaba la mano con la que siguió fumando, presto de los nervios de acero que caracterizan al hombre inocente y libre de toda culpa.

Notas de juego

* No hay mutuo acuerdo con nadie, así que espero no haber molestado a ninguno de los jugadores o jugadoras con mi descripción.

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19/02/2015, 11:05
Sir Gustave Cavanough

Sir Gustave escuchó la grabación impertérrito. Se esperaba alguna sorpresa, pero no algo como eso.

Había mucha información en esa grabación. Al principio dudó de su veracidad. Después ,al oir su propio crimen, supo que era cierto. Mucha información. Alguna tremendamente significativa. Desde luego no se había equivocado en su suposición. Ahora sólo quedaba saber si, dada la reproducción del gramófono, podría seguir desvelando el misterio o había perdido su oportunidad.

Sintió repulsión hacia alguno de los presentes, pero especialmente hacia uno. A muchos otros no les juzgó. ¿Quién sabe si tenían una historia detrás como la suya propia?

Finalmente habló

Yo si tengo algo que decir en mi defensa. Aunque a nadie le concierna, pueden manchar mi honor con muchas acusaciones, pero de esta no sin oir mi historia. No se preocupen, seré breve.

Francis Wavefield, mi amigo de la infancia y el hombre al que di muerte, era un ladrón de joyas. Un día que jamás olvidaré, le descubrí. El intentó matarme con un revolver. Pude defenderme con un atizador. En resumen: Maté al que de otro modo hubiera sido mi asesino.

Por un momento pensó en añadir algo más. Pero luego lo descartó.

Eso es todo. Confío en que no todos aquí se lleven una impresión equivocada - Añado mirando significativamente a cierta dama.

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19/02/2015, 11:08
Sally Miles

Disfrutaba de una velada bastante agradable. La música, las conversaciones y el ambiente eran una delicia. No conocía personalmente a ninguno de los presentes, aunque de los escritores había oído hablar e incluso ojeado un par de  libros de  Cavanough. Aún con esas, era un gran evento, rodeada de buenas personas, ¿o no lo eran?

La gramola pasó de la música a una voz. Una voz acusadora. El nombre de Sally fue el último en aparecer pero ya se olía desde el tercer nombre y acusación que sus oídos percibieron de que todos los presentes, ella incluida, estaban allí por una razón distinta a la de una reunión social. Eso explicaba las diferencias sociales entre los invitados, y que no se conocieran entre sí ni al anfitrión.

Un anfitrión que no se había mostrado, ahora se sabía el por qué. De igual modo, Sally no quería darse por vencida. El señor Owen sería un excéntrico con mucho tiempo libre y una idea de la justicia que rallaba la locura. Pero no podía ser invisible. Los invitados no e conocían, o eso decía la mayoría, pero, ¿el servicio no le había visto nunca?  Sally puso sus asustados ojos sobre el mayordomo, la camarera y el señor Cray. Su voz sonaba tenue, aunque alzó la voz para que éstos la respondieran esperando oír algo que le tranquilizara.  -  Es evidente que los que hemos asistido a esta fiesta hemos sido engañados, pero, ¿ustedes conocen al señor Owen? ¿Qué lleva a un hombre a actuar así?

Además de sus diferencias sociales y laborales, los "acusados" tenían muchas cosas dispares. El anfitrión había metido en el mismo saco a individuos que solo habían asesinado a una persona con otros que según la acusadora voz habían asesinado u ordenado el asesinato de cientos, incluso miles.  Una visión muy retorcida de la justicia llevaba a ese hombre a considerarlos a todos iguales. Sally no sabía qué decir, sabía que mentir no tenía sentido. Si habían acertado con ella, lo habrían hecho con el resto. Además, el gramófono se despedía con una pregunta. Una pregunta que les instigaba a defenderse, cosa que el escritor galés ya había hecho.  -  No sé si servirá de algo o no, pero confieso que hay razón en lo que dice el disco. Aunque ha omitido algo que creo importante dejar claro. Lester Flint III era mi marido, y lo maté simulando un accidente, no voy a negarlo.  - Aunque decirlo todo en voz alta, le hizo ruborizarse y callarse por unos segundos. Su voz se quebró. En ese momento calló en la cuenta de que quizá ese era el objetivo de Owen, que confesaran para llevarlos a todos a la cárcel. 

Pero Sally ya había hablado, y no tenía sentido negar ya la verdad. Confesó cosas sobre su marido que había ocultado desde hacía tiempo, a su propia familia, para no dañar el nombre del difunto. Eso ya no volvería a pasar, si ella caía, Lester no se merecía acabar con su nombre limpio. -  De no haber hecho algo, la muerta habría sido yo. Mi marido era una persona despreciable a la que le gustaba beber. No era lo suficiente hombre para darme un hijo pero sí para golpear a su esposa. Si hasta la sociedad y la iglesia apoya a los hombres que hacen cosas así e incluso le echan la culpa a las mujeres. ¿Ustedes creen que debería haberme callado sin hacer nada hasta que mi nombre apareciera en las páginas de sucesos? Pues si lo creen me da igual, yo hice lo que hice, y lo volvería a hacer. Y si el señor Owen forma parte de las fuerzas de la ley ya ha oído mi confesión.  -  Los crímenes perfectos solo ocurrían en las novelas, y Sally sabía que si Owen sabía tantas cosas tendría ciertas pruebas confesaran o no. Sin embargo, al mencionar el posible oficio del anfitrión, cayó en la cuenta de algo importante.  -  El señor Owen nos ha dado opción de "defendernos". ¿Por qué haría tal cosa si no está presente? ¿Es posible que esté escuchándonos o grabándonos de alguna forma? Si no no tiene sentido su pregunta final.

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19/02/2015, 11:49
Sir Gustave Cavanough

Es tarde, señorita Miles, propongo que disolvamos la reunión y mañana les compartiré mi teoría respecto al anfitrión o anfitriones - al final opta por añadir algo más - y... aun a riesgo de resultar ridícula la advertencia dado que todos aquí excepto el señor Predatore compartimos este estigma... les recomendaría a todos ustedes, especialmente a las señoras, que echen el cierre en sus habitaciones, (si es que hay)

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19/02/2015, 12:15
Martin Crowden

Martin intervino, dado lo extremo de la situación:

- La verdad es que, llegados a este punto, es preferible que no aparezca ningún anfitrión. ¡Vamos! ¡Echémonos un vistazo! Parece que aquí no nos hemos juntado un montón de angelitos precisamente. Y claro..., estoy seguro de que tooooodos -hizo un gesto con los brazos, abarcando la extensión del salón- tenemos nuestras razones para hacer lo que hicimos. Porque yo, y lo siento por los demás, no dudo de la veracidad de lo que hemos escuchado. Así que, me temo que esto no es una broma y, sinceramente, creo que estamos en peligro cuando alguien acusa a tanta gente de asesinato al mismo tiempo, gente a la cual ha reunido, además, en esta situación tan extraña. Así que defendernos podemos todos, aunque, ¿de qué sirve confesar que en mi caso cumplí órdenes de la mafia para que no me mataran a mí? ¿Esa "alegación" que nos pide la grabación implica que podremos dormir esta noche tranquilos y mañana coger las maletas y largarnos? Mucho me temo que no... Señorita Miles, como le dije, acertó usted con su adjetivo "grotesco".

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19/02/2015, 12:37
(Jotade) Sean Arbuthnot

- Si tiene una teoría porqué no la dice? tiene usted que probar algo por la noche?...los exprimentos se hacen con Gaseosa, no con la vida de personas que ya están limpias. Si va a decir que el anfitrión ya está entre nosotros ... entendería lo de cerrar la puerta. Por otro lado hay una pequeña posibilidad de que la casa tenga todo un entramado de pasadizos secretos desde donde es fácil espiar a todos los lados. De ser así da igual lo que hagáis pues el anfitrión si os quiere algún mal lo cometería igual.... ¿porqué digo algo tan enrevesado?  Porque es evidente que el Anfitrión  quería ver nuestras reacciones u oirnos... por eso ha preguntado por si teníamos algo que alegar, nos está oyendo desde algún lado. En mi opinión, todo el servicio debería hablarnos de la relacción con nuestro anfitrión. Además no creo que deba moverse nadie hasta que quede claro quién puso ese condenado disco ahí (señala el gramófono) eso será un dato muy esclarecedor.

Luego tenía que justificarse

- Mi tío era muy amigo de Sir Arthur, compartí con él muchas tardes discutiendo sobre los casos en los que escribía y...ahora me estoy aficionando a una escritora inglesa que lleva no menos de 15 novelas escritas ya sobre la materia, los cuales me he leido casi todos.

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19/02/2015, 13:14
Frederick Von Baach

Von Baach, aún con la copa en la mano, escuchaba extrañado los intentos de defensas de los demás. - Porque se defienden con nosotros, la verdad yo no juzgaré a nadie por lo que haya hecho, todos tenemos nuestros motivos, ¿No?.

Luego se acerca bebiendo de su copa donde Martin Crowden, quien recién terminaba de decir unas palabras y se encontraba con los brazos abiertos señalando a todos los que se encontraban en el salón.

- Así es estimado gordito, todos tenemos nuestros razones para hacer los que hicimos, todos tenemos motivos que nos impulsan a realizar algo aunque no sea agradable... se acerca al oido de Martin En mi caso solo fue placer...

Luego se aleja y alza su copa hacia Martin con el propósito de un brindis.

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19/02/2015, 13:28
Sir Gustave Cavanough

Efectivamente, creo que alguien entre nosotros no es quien dice ser y también que el anfitrión está entre nosotros. Antes pensaba que era todo un juego. Ahora creo que no es ningún juego e incluso que podemos correr peligro.

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19/02/2015, 13:31
Elisabeth Cavendish

Aquel café era bueno. Vaya que si era bueno... y tan negro como el azabache, tal y como a mi me gustaba. Antes de dar el primer sorbo, coloqué la delicada taza debajo de mi rostro, dejándome cautivar por su aroma. Un café así, seguramente no volvería a tomarlo en mi vida, por lo que era mejor aprovecharlo. Posé la taza en mis labios y la incliné, dejando que poco a poco aquel líquido celestial fuese llenando mi boca.

La música reproducida por el gramófono paró. Y una voz más bien poco peculiar comenzó a hablar. Lo que dijo no dejó a ninguno de los presentes indiferente. Sus acusaciones me cogieron totalmente por sorpresa, no siendo capaz de apuntar en la libreta cada uno de los crímenes cometidos. Aunque sí había conseguido quedarme con aquellos que eran demasiado obvios (las viudas que se habían encargado de sus maridos y aquel invitado con pinta de mafioso que, finalmente, resultó serlo) y alguno que me había sorprendido, como que aquel sirviente que compartía nombre con los anfitriones también perteneciese a la mafia.

Realmente me pareció gracioso que algunos tratasen de justificarse. Si no les había temblado la mano a la hora de llevar a cabo el crímen, ¿por qué ahora les temblaba la voz al intentar explicarse? Yo también lo había hecho por defensa propia, pero eso no me convertía en menos culpable. Sin embargo, que algunos lo hiciesen por mero placer, sí que resultaba ligeramente más inquietante.

- Realmente no creo que a nadie de aquí le interese las explicaciones que cada uno podamos dar al respecto. -Le di un sorbo al café. Si el señor Cavanough estaba en lo cierto, quizás tuviese aún menos tiempo del que creía para disfrutar de aquella bebida.- Ni tan siquiera al fantasma. -Señalé con la cabeza al gramófono.- Todos aquí somos culpables. Y no hay más.

Si aquella bomba de información no hubiese sido soltada de forma tan impactante, quizás, y sólo quizás, las excusas sí habrían servido de algo. Pero cuando la información es dada de tal forma, con eso es con lo que se queda la gente. Lo que venga después, no importa. Incluso si es la verdad.
Yo misma me había aprovechado miles de veces de aquello. Y nunca fallaba.

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19/02/2015, 13:42
'Director

Tú habías traído el gramófono. Alguien del servicio te dijo que el gramófono estaba en el cuarto de las escobas, no podrías asegurar si fue el mayordomo o alguna de las sirvientas, pero parecía lógico que ellos supieran del gramófono, pues habían pasado un par de días en la isla preparándolo todo y parecía la respuesta lógica ante la petición de música de los huéspedes, dado que nadie sabía tocar el fantástico piano.

Cargaste el gramófono y, en su misma caja, estaban los discos, todos ellos enfundados en sobres con títulos de música clásica.

Te cuento esto, pues puede ser pertinente por si te interrogan al respecto.

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19/02/2015, 13:47
'Director

Cuando alguien pidió música, tú recordaste que en el cuarto de servicio había un gramófono viejo. Mientras preparabas las habitaciones, durante los dos días que habíais pasado en la casa, vista varias veces la caja del gramófono, incluso alguna vez estuviste tentada de abrirlo y amenizar el trabajo con música. Si hubieras estado sola, sin duda lo habrías hecho, pero como no había confianza como para estas cosas con los demás, desististe de tan revolucionaria idea.

Lo dijiste a voz en cuello cuando lo recordaste, en la cocina, esperando que alguno de tus compañeros fuese a buscarlo y, así, poder disfrutar de la música, aunque sea en la lejanía.

Te cuento todo esto, por si te interrogan al respecto, conozcas los hechos.

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19/02/2015, 13:51
'Director

Todo está saliendo a la perfección. Ya pensabas que nunca pedirían música cuando oíste por fin alguno de tus "huéspedes" preguntando si alguien sabía tocar el piano. Ninguno sabe. Eso ya lo sabías. Nadie en la casa sabe tocar ese instrumento a parte de ti, que tampoco te ibas a ofrecer a hacerlo.

Luego quedaba sacar a la luz el tema del gramófono. No tardó Eleanor a proponer usar el aparato. Por supuesto, ella lo había visto cuando preparaba las habitaciones. Owen se encargó de ir a buscarlo, por iniciativa propia. Así que ni siquiera te hizo falta proponerlo, como tenías pensado en caso que no surgiera por sí mismo.

Todo estaba saliendo a pedir de boca, tal y como lo habías planeado. Ahora venía lo bueno.

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19/02/2015, 14:01
Yvette Mercier

Cuando Sally nos mira preguntando si conocimos al señor Owen me limito a negar con la cabeza.

-Mish servicios fueron requeridos por carta- Le digo con voz pastosa por el alcohol- Cuando llegamosh aquí no había nadie. Todas las instrucciones sobre cómo debíamos atenderles y cuálesh eran nuestras obligaciones venían en unos sobres.

El jornal era bueno- Suspiro al pensar en ello - Demasiado bueno. Supongo que ya no veremosh ni un penique- Finalizo mientras me encojo de hombros y le doy otro trago al whisky.

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19/02/2015, 14:14
Margaret Beddingfeld

La grabación interrumpió todas las conversaciones, incluida la que la señora Beddingfeld mantenía con el señor Arbuthnot y la señora Stolness. Durante unos minutos, sólo hubo silencio. ¡Asesinos! todos allí eran asesinos. El rostro de Margaret empalideció, sin poder creer que su pecado había quedado descubierto.

¿Cómo era posible? La muerte de su suegra había sido catalogada como accidental. Ella misma se había asegurado de que no había nadie por los alrededores cuando ocurrió. ¿Quién era el maldito y cómo era que lo había sabido?

Algunos comenzaban a justificarse, pero ella se había quedado sin habla. Fue necesario... Dios sabe que fue necesario... Creí que me había perdonado cuando me dejó concebir... ¿Por qué esto? ¿Por qué ahora? Cerró los ojos con fuerza antes de atreverse a hablar, con voz temblorosa, sin pensar en lo que implicaba estar allí encerrada junto a personas de la peor calaña.

-Yo... cada quién ha tenido sus razones... no... no soy quien para juzgarnos... pero... lo mío... mi secreto se encontraba profundamente guardado. Nunca hubo la menor sospecha de que yo... de que alguien provocara la muerte de mi suegra. ¿Como es posible que este fantasma lo supiera? ¿Como... como se enteró si no hubo testigos?

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19/02/2015, 14:24
Martin Crowden

Martin no quería dejar que el señor Von Baach le comiese el terreno, así que le miró gravemente mientras le espetó:

- Es posible que alguien tan vacío como usted, capaz de violar a unas niñas, tenga la necesidad de insultar a los demás para sentirse inconscientemente menos excremento humano -y, tras una pausa-. Lo que ha planteado ese joven* me parece lo más inteligente. ¿Quién ha elegido poner ese disco en el gramófono?

Notas de juego

*Sean Arbuthnot

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19/02/2015, 15:22
Ágape Stolness

Disfrutando de la velada junto a Margaret, y preguntándole un poco más acerca de ella, de sus hijos, y de sus aficiones, y teniendo una conversación más amena con aquel caballero sonriente, Sean, la velada se me pasó rápido.

Aunque sentía calor, y me parecía que bien hubiera venido algún ventilador, las copas refrescaban la garganta, y me levanté un poco antes que los demás para tomar un poco el aire en la terraza, y abanicarme un poco.

Tras refrescarme con la brisa marina, volví a entrar donde ya los comensales se habían traslado hacia otra sala. Con una sonrisa me incorporé a ellos, y arrugué la nariz al ver que comenzaba alguno a fumar. No dije nada, pues no quería comenzar a poner mis manías por encima de las costumbres de los demás, pero sí que me mantuve algo alejada de las chimeneas humanas.

Oh, no, no— respondí con un gesto de la mano, tajante—. Yo no fumo— negué, mirando a Margaret—. No me gusta el olor, ni el humo, ni nada.

Escuché la música, preguntándome cuál sería, pues era exquisita, y disfrutaba de cada nota que los instrumentos daban, cuando aquello me hizo fruncir el entrecejo.

Miré a Margaret, buscando complicidad, y escuché lo que aquel disco grabado comenzó a decirnos a todos nosotros. Noté mi garganta seca, y mi corazón latir sin piedad.

—Margaret…— murmuré cuando aquella voz la acusó de tal cosa. Mejor dicho, directamente, la apuntaba con el dedo, como si aquello fuera cierto—. ¿Su suegra?— pregunté, y, pese a que debía de ser algo horrible, de resultar cierto, no me pareció así. Yo sí que no soportaba a mi suegra.

Miré a los demás, y contemplé sus rostros de supuestos criminales. Tragué saliva con dificultad, y me pregunté cuánto tenía de cierto lo que aquella voz había dicho.

Bueno, ¿y qué?— pregunté, encogiéndome de hombros—. ¿Porque una voz grabada en un disco haya dicho unas cosas horribles hemos de creerla?— sin embargo, ciertas respuestas que se sucedieron me confirmaron que el disco tenía razón.

Me quedé pestañeando sin saber qué decir. No todo por ir en un mismo paquete debía de ser verdad, pero el hecho de que algunos dijeran tales cosas, me hacía pensar que aquella voz sabía demasiado de cada uno de los invitados.

—Vaya, vaya…— murmuré. Me giré hacia Margaret, y la miré—. Usted no se preocupe. Acabar con la suegra debería de ser un derecho fundamental.