Partida Rol por web

Penny estaba vistiéndose cuando llamaron a la puerta, así que antes de abrir se detuvo a ponerse una bata fina por encima de la combinación. Al ver a Wesley le franqueó la entrada y miró bien en el pasillo antes de cerrar la puerta tras él. 

Escuchó todo lo que le contó haciendo breves asentimientos con la cabeza, mostrando su acuerdo y cuando él terminó, suspiró, apoyando la mejilla en su pecho.

- Oh, Wesley. No te imaginas lo bobo que es. - Puso los ojos en blanco y miró a su amante. - En serio, no tardó ni diez minutos en declararme su amor eterno. Si salimos de aquí podremos desplumarlo muy fácilmente y ni se dará cuenta. - Soltó una pequeña risita. - No sabes las milongas que inventé sobre nuestro pasado para que se ablandase. Le dije que maté a tu madre en un forcejeo mientras ella te maltrataba en el cobertizo... Y que Gregory me obligaba a hacer prácticas de esas que salen en los libros prohibidos... Y no sé ni qué más. Y se lo creyó todo por completo. - Sacudió la cabeza con expresión divertida. - Si te dice cualquier cosa, tú síguele la corriente. 

- Confía totalmente en mí el muy panoli. Conseguí que me confesara que él mató al señor Crowden, ¿sabes? - Afirmó, guiando a Wesley hacia una de las butacas. - Voy a ir terminando de vestirme mientras te cuento, que yo también tengo algunas citas. - Sonrió y se quitó la bata sin pudor ninguno. Dedicó una mirada divertida hacia Wesley y continuó peinándose frente al espejo.

- Voy a verlo de nuevo en el embarcadero hoy, también la doncella me citó en la cocina, así que iré allí con Prudence y luego quería pasarme por el salón donde quedaron todos. En fin. Gustave dice que el señor Crowden lo amenazó y él se asustó, así que lo envenenó. Pero que luego descubrió que era inocente. Dice que estudió medicina y que tenía en su poder ese veneno, pero también tiene antídotos y otros brebajes curativos. Asegura que me protegerá de cualquier ataque mientras él esté vivo. 

Penny se encogió de hombros.

- Si es verdad que puede protegerme, supongo que me sale a cuenta seguirle el rollo. Pero deberíamos tener un ojo sobre él por si acaso. Ya ha matado una vez entre estas paredes y su criterio como hemos visto no es muy bueno. 

Ya perfectamente peinada, retocó el maquillaje de sus ojos muy levemente. No necesitaba mucho para estar perfecta. Y entonces se giró hacia Wesley.

- ¿Y tú cómo estás, Wes? ¿Sigues escuchando esas voces? ¿Qué te dicen?

El contacto con Penny hace que todo sea más llevable, más fácil. Se deja guiar hasta una de las butacas y se sienta, escuchándola con atención y la mirada fija en su figura, que ella deja juguetonamente al descubierto. Sus ojos se deleitan en su cuerpo desnudo. Las noticias sobre el galés le dejaron a cuadros.

- No me jodas. - Se le escapa sorprendido, levantándose de golpe del asiento y acercándose a ella. Está listo para consolarla y protegerla, pero verla tan despreocupada lo tranquiliza a él. Por lo que dice y por como está, ese tipo aunque es potencialmente peligroso, no la tocará. - Entonces es un asesino, pero no es de los asesinos... - Dice para sí, paseando por la habitación mientras esta se peina. - ¿Se supone que es envenenador del Congo? Venenos, antídotos... Ese tipo está mal de la cabeza. - Mientras, se acerca a ella, mirando a sus ojos en el espejo. - Si está tan loco por ti, aunque sea poco espabilado, podemos emplearlo a nuestro favor. - Posa sus manos en sus hombros desnudos, respira a continuación su piel. - Me reí tanto cuando saltó al mar para impresionarte... Pobre tonto. Tienes que confirmarle mi permiso y mi bendición si aún no lo has hecho. En vuestra siguiente cita te acompañaré y le daré la mano, como tanto les gusta. Sentirse aprobados por el hermano mayor. - Comenta divertido hasta que pregunta por los muertos. 

- Mal, penique. Mal. - Responde franco y llevándose la mano a la frente. - Están empeñados en acusarte. Son unos ilusos si acaso creen que voy a decir al resto algo así... Trato de engañarles haciéndoles creer que han plantado en mi la semilla de la desconfianza. Seguro que esa milonga le vale al italiano. El Doctor también está convencido de ti. - Acerca sus labios a ella y su mirada es dura. - Me alegro de que esté muerto, entonces. - Dice asintiendo y serio. - La muerte saca lo peor de cada uno, supongo. Aunque los vivos no son mucho mejores. Ayer escuché a Owen, el tal Sean y a esas dos arpías hablar de los pasadizos... Somos carne de sospecha, Penny. Nos dieron alguna medalla de bronce en honor a los menos de fiar. Por eso insisto en hacer vínculo con Everett y la viuda timorata. De esa gente no me veo ganando apoyo. 

La sonrisa divertida que había aparecido en los labios de Penny al escuchar las palabras de Wesley sobre el señor Cavanough, desapareció al escuchar las siguientes. Su mirada se ensombreció un poco. 

- Supongo que todo viene por ese maldito gramófono desvelando nuestros verdaderos nombres. - Hizo una mueca y se corrigió a sí misma. - Nuestros antiguos nombres. 

Frunció el ceño y se apartó un momento para ponerse el vestido que tenía sobre la cama. En cuanto se enfundó en él, se acercó de nuevo a su amante y tomó su mano entre las suyas para acariciarla con ternura.

- De acuerdo, trataré de ganarme el apoyo de la doncella que me citó. Supongo que querrá que unamos fuerzas ya que a ella también la han estado mirando de medio lado hoy. Eleanor. - Suspiró, hastiada de la situación. - Ojalá pudiéramos salir de esta maldita isla. - Estiró la mano para acariciar la mejilla de Wesley. - No sabes cuánto lamento que tengas a esos malditos taladrándote la cabeza. Pero lo arreglaremos, cuando consigamos salir de aquí buscaremos a alguien que haga exorcismos o lo que sea necesario para librarte.

No pierde a Penny ponerse el vestido de su cama mientras niega con la cabeza. Esos nombres que ya no existen. - Son solamente polvo ya. Polvo y cenizas. - Recorre su espalda con los ojos tras pronunciar esas palabras. Se deja tomar de la mano y mira esta, callado. Asiente cuando ella habla, de una manera que deja ver lo cansado que está de todo esto. 

- Sé que te la ganarás. Eres una experta. - Sonríe de oreja a oreja y lleva sus manos a su rostro, acariciando desde su frente, pasando por su pelo hasta sus orejas. Ella tiene también su mano en su mejilla. El calo de su mano es un consuelo más que necesario en estos momentos. Ladea la cabeza cuando esta menciona a los difuntos. - No te preocupes por ello. Solo me quedo con lo que considero importante. Al irnos de este lugar maldito, todo se arreglará. Tiene que ser así. - Al pronunciar estas últimas palabras puede verse la poca fe que tiene en ello, pero un brillo de determinación está presente en sus ojos al decirlo. - ¿Les vas a hacer esperar más? - Pregunta divertido, aún con su antigua preocupación detrás.

Penny esbozó una sonrisa que contenía un poso de tristeza en el fondo y suspiró quedamente. 

- Vamos a salir adelante, Wes. Como hacemos siempre. - Aseguró en un susurro quedo, acariciando su mejilla con la punta de los dedos.

Y al escuchar su última pregunta, sacudió la cabeza, apartando la tristeza y colocando una sonrisa más brillante en su rostro.

- Anda, lárgate. Que tienes una viuda a la que seducir. - Bromeó, empujándole amistosamente hacia la puerta. 

- Luego me paso por tu cuarto. - Fue lo último que dijo, guiñándole un ojo. 

Penny no se lo pensó demasiado en aquella ocasión. Yvette Mercier era francamente una mosca cojonera y aunque habría preferido librarse de ella durante el día, haciendo que todos se volviesen en su contra, era la primera vez que lograban ponerse de acuerdo más de dos para hacer aquel trabajo que les habían encomendado. No iba a ser ella la que se pusiera en contra.

Al llegar a tu habitación, recuerdas extrañada haber visto a Sean Arbuthnot haciendo gestos a tu "amigo" Gustave, poco antes del espectáculo de Everet.

De nuevo en su cuarto Penny ordenó sus ideas durante algunos minutos. De nuevo esa noche tenía varias citas y quería asistir a todas las que pudiera. 

Si no se equivocaba el señor Arbuthnot volvería a aparecer por esa puerta oculta que había en la pared, así que estaría allí preparada para recibirlo.

Por otro lado, también tenía intención de ir al cuarto del señor Cavanough. Suponía que la había citado allí para evitar interrupciones como la de la noche anterior y Penny no pudo evitar una sonrisa maliciosa. Hombres. En el fondo eran todos iguales y tan sencillos de manejar... 

Al pensar en eso su mente se fue inevitablemente a Wesley. Pasaría por su habitación al final de la noche. Aunque él la había citado también al principio, pero en lugar de acudir a la primera cita se iba a quedar en el salón a medio camino. Tal y como estaba la situación no podía permitir que hubiese una reunión de ese tipo y no asistir.

La puerta ya no tan secreta que une las habitaciones de Sean y Penny se abre y el señor Arbuthnot entra, algo titubeante por no importunar como anoche a la señorita Barrow. Sin embargo, ésta parece estar esperándole y no se sobresalta al verlo llegar.

-vamos a caballo ganado?

Cuando entras en la habitación de Penny Barrow te encuentras una estancia bastante más pequeña que la tuya, pero con un balcón bastante agradable que daba al exterior. 

En el centro de la sala se encuentran conversando el señor Owen Cray y la señorita Barrow.

Penny se encontraba sentada en uno de los sillones que había junto a la puerta del balcón, sencillamente esperando con la mirada puesta en la pared. Cuando por fin esta se abrió dejando pasar al señor Arbuthnot, la joven se puso en pie con una sonrisa.

- Hoy no espero a nadie, así que puede ponerse cómodo si quiere. - Dijo, haciendo un pequeño gesto hacia otro de los sillones. - Creo que estaría bien que nos pusiéramos al día. Lo eché en falta anoche en la habitación de la señorita Yvette. ¿Cómo es que no vino a ayudarnos si fue usted quien la propuso?

Hizo una pequeña pausa y ladeó levemente la cabeza antes de empezar a contar lo que sabía.

- Wesley se está moviendo y enterando de cosas, pero por suerte confía ciegamente en mí y me las cuenta. Los muertos me señalan, pero él se lo calla para protegerme. Por eso creo que por ahora podemos utilizarlo. El señor Cavanough tiene un maletín de medicina. Y asegura que si me sucede algo lo usará para salvarme. Por eso le dije que es mejor dejarlo también con vida por ahora. Es demasiado bobo como para ser un peligro. La señora Sally Miles es capaz de descubrir quiénes tienen o no asignada una de esas estatuas. Ella podría terminar siendo incómoda para nosotros, aunque por ahora no se moja demasiado. El señor Cavanough no es uno de esos negritos, Everet tampoco lo era. Creo que Everet decía la verdad y que Yvette es la dueña y organizadora de todo esto. Eso explica por qué sabe quiénes tienen una estatua y quiénes no. Aunque no comprendo por qué va en nuestra contra si es ella quien nos ha contratado. 

Se detuvo a tomar aire y hacer memoria durante un instante.

- La señorita Cavendish nos interrumpió anoche. Ella es un incordio, aunque temo que si vamos a por ella esta noche pueda haberse tirado un farol diciendo que estará vigilando a Yvette. Tal vez precisamente lo haya dicho para que pensemos que ella estará desprotegida y en realidad estará preparada para defenderse a sí misma. Pienso que tal vez sería mejor dejarla para mañana. Ese tal Owen también me parece un incordio, pero sospecho que esta noche podría haberse encargado de estar a buen recaudo. 

Suspiró quedamente y resumió. 

- Mi opinión es que hoy deberíamos ir a por alguien que no se esperen. Alguien que no haya llamado demasiado la atención, como el sacerdote Clement o el señor Gaylord. O tal vez la señora Beddingfeld que acusaba a Prudence, o la señora Sally Miles que podría terminar siendo una molestia. ¿Qué le parece a usted? ¿Sabe si vendrán alguno de nuestros compañeros?

Respiró tranquilo...llevaban demasiadas noches en tensión, y porfín se sentía agusto tramando sobre lo que tenía que tramar.

- Bien, puedo ayudar diciendo que el que dió varios tiros a predatore y el golpe en la cabeza fui yo ya que la primera noche no pudimos ponernos de acuerdo, aunque alguién más tuvo la idea de matarlo. La segunda noche me reuní con owen, cavendish y Beddinfield. Me quedé sin tiempo después de intentar organizar una reunión en tu dormitorio que no se si se llegó a organizar. Por alguna razón esos tres confían plenamente en mí. Entre otras cosas Owen nos mostró los planos verdaderos de la casa. Diciendo que había sido arquitecto antes de ser sicario, que los pudo sacar. *

Saqué un papelote garabateado que copié cuando Owen nos lo mostró.

- Ayer estuvistes en todas mis reuniones. Y sí, lo de ir a por la Mucama fue una muy mala elección, hoy debemos hacer una elección mejor. Estaba pensando en Cavendish, pero.... es verdad, puede estar vigilada, quizás alguien de menor importancia. Demasiados apuntan a Prudence con el dedo. Ya hemos perdido a Dos, perder a Prudence sería catastrofico para nuestros objetivos...ahora si matamos a alguien que ha señalado con ahinco a la enfermera, quizás llamemos demasiado la atención.....

Se queda pensativo un poco

- Y antes de que lo vuelvas a repetir...tuve un fallo, se me olvidó poner la alarma para despertarme y marchar a por Yvette.**

Penny cogió el papel y lo contempló impresionada. 

- Vaya con el señor Cray... Nunca me habría imaginado que fuese arquitecto. - Comentó enarcando las cejas mientras devolvía el papel a Sean.

- Prudence y yo conseguimos reunirnos la segunda noche, fuimos nosotras las que matamos al señor van Baach. Pero no vino nadie más y ayer ya vio usted mismo que nos invadieron la cocina.

Hizo una pausa valorando las opciones. 

- Si la señora Beddingfeld confía en ti supongo que podemos aplazarla por ahora, además es una de las que más ha ido en contra de Prudence y tal vez sería muy descarado si la matamos. Creo que tendríamos que optar por Sally Miles o el sacerdote Clement. Él acusó a Prudence y no ha llamado mucho la atención. Pienso que sería una buena opción. ¿Te parece bien?

Después movió levemente la mano, quitándole importancia al fallo con Yvette.

- No importa. Pero no olvides poner el despertador hoy. Y tendríamos que buscar la manera de avisar a Prudence. Con quien no he podido hablar nunca es con Jacqueline. Tal vez mañana podríamos intentar reunirnos todos por una vez. Si seguimos sin organizarnos seguirán dándonos caza con facilidad.

Veamos si Predatore se hace perceptible.

Pues va a ser que no.