Partida Rol por web

Normandía, día 184 de misión.

Aunque no muy convencidos, finalmente todos termináis acudiendo a vuestros camarotes y durmiendo tras intentarlo durante un buen rato.

Al despertar, todos os vais levantando poco a poco y acudiendo al comedor para tomar el desayuno.  La encargada de la cocina, Margaret, ha colocado unos cuantos boles de cereales y cosas similares para que cada uno tome lo que considere.

Pero lo que más os sorprende a todos es ver ahí al primer oficial Ian Benth. Está acompañado en todo momento por la oficial médico María Alonso que ha comprobado que efectivamente está en un buen estado de salud y que no hay peligro.

Pronto las conversaciones durante el desayuno se tornan banales y son acompañadas de buen humor al ver que el peligro ha pasado y que podéis seguir con vuestra labor, de hecho hay incluso quien se atreve a pronunciar algún chiste. Todo va bien por tanto hasta que el primer ofician Bent se levanta casi de un salto llevándose las manos al pecho.

-¡Duele! ¡Duele! - Exclama mientras se retuerce de dolor y cae boca arriba en la mesa tirando platos y tazas a su paso.

El resto os levantáis y rápidamente acudís en su ayuda.

-¡Duele! - Vuelve a gritar hasta que su pecho comienza a hincharse y lanza un auténtico grito de dolor que deja claro que si no está muriendo, poco le falta.

-¡¡AUXILIO!! - Grita en una mezcla de súplica, pánico y llanto.

Una extraña criatura asoma por su pecho entre una masa de sangre, os mira y antes de daros tiempo a reaccionar salta del ya cadáver del señor Benth y sale corriendo.

Por fortuna Hassarov reacciona a tiempo y saca una pistola con la que dispara a la criatura, pero no consigue acertar el disparo y la criatura se interna en los conductos de ventilación, a penas os ha dado tiempo a ver a la criatura reptar por el suelo hasta perderse, pero es treméndamente rápida.

Están todos en un estado de shock por lo ocurrido, pero ahora mismo no tengo tiempo para calmarse.

-¡Quédense todos aquí! - Ordeno saliendo corriendo de la sala.

Estáis todos terríblemente alterados y os miráis los unos a los otros con máxima preocupación, un hombre acaba de morir y el capitán os abandona...

Esperáis a que alguien actúe, pero solo William es capaz de moverse quitándose una chaqueta limpia que ha cogido en el camarote y echándola por encima del cadáver para cubrirlo.

Nadie se atreve a pronunciar palabra alguna, y así pasan minutos, incluso horas, quizás, de hecho habría cundido el pánico de no ser porque Hassarov consigue instaros a permanecer calmados mientras piensa en un plan.

Y así sigue todo hasta que el comunicador de la nave se activa.

-Aquí el capitán Holm... estoy en el puesto de control de Madre*, al parecer ha interceptado una comunicación hacia nuestra nave... se trataba de un aviso... - En ese momento se oye una voz mecanizada, al perecer, la transmisión - Si encuentran algún superviviente en la Nostromo... no lo eliminen..., enviamos infiltrados... en esa nave... un cyborg... verifíquenlo primero, podría colaborar con ustedes en la prueba de la criatura y en que la traigan a nuestras instalaciones. - La voz vuelve a ser la del capitán - Mis temores son ciertos... hay compañeros entre nosotros... que pretenden mandar eso de vuelta a casa, me avisaron de la posibilidad de toparnos con esta criatura... pero quería confirmarlo antes, pues no me parecía el brutal asesino que me había sido descrito. Solo les pido que no se separen mientras regreso. - Dicho eso, el capitán corta la comunicación, todos os miráis con aún más desconfianza y los segundos pasan convirtiéndose en minutos... hasta que finalmente escucháis un grito, de el capitán. Corréis hasta allí para ver lo que ha ocurrido, hasta que alcanzáis una zona de un pasillo llena de sangre y una bota del capitán... ¿Ha muerto?

Al ver cómo el pecho del primer oficial comenzaba a hincharse, tiró del pequeño George, y le apretó contra su cuerpo, evitándole la horrible visión, al tiempo que su propio rostro empalidecía. 

Abrazado al niño, y luchando contra el miedo que amenazaba con hacer presa de él, comenzó a murmurar-El Señor es mi pastor, nada me falta...-recitaba, en silencio, susurrando tan solo algunas frases- ...Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo...-la voz del capitán resonó en medio de su oración, que a pesar de la interrupción no se detuvo- ...Tu amor y tu bondad me acompañan, todos los días de mi vida...

Al escuchar los gritos de Holm, bajó la vista, para observar al muchacho- Nos vamos a quedar aquí, ¿vale? Cuidaremos del señor Jonesy mientras los demás van a ver qué es lo que ha ocurrido. 

Mientras estamos desayunando estoy bastante tranquilo y animado. Sobre todo al ver que el señor Benth viene también. Al final no ha pasado nada y el bicho se ha muerto. Ahora solo es cuestión de intentar comunicarnos con mi padre en cuanto todo esté en orden y seguramente que, más tarde o más temprano, podré volver a casa.

Durante el desayuno me intento comportar con buenos modales, intentando resultar adulto y no tan asustadizo como ayer. Lo único que no casa mucho con mi actitud son mis repetitivas peticiones de azúcar y todo lo dulce que hay en la mesa, pero yo lo pido con seriedad y educación, dando las gracias cuando me lo pasan. Aprovecho para darle algo de comida al gato cuando nadie me ve, y es mientras hago eso que empiezo a oír que el señor Benth grita. Al mirarlo y ver lo que está sucediéndole, me quedo blanco como la cera y me levanto de un salto, tirando el asiento y lo que tengo en las manos, y probablemente asustando al gato, aunque no soy muy consciente. Miro alrededor, temblando aunque rígido, y me agarro al primero que veo, y me doy cuenta de que Francesco se me acerca. Lo miro, aferrándome a su camisa negra e intentando no ver en sus ojos el reflejo de lo que está pasando.

- ¿Qué...? - No consigo decir nada más y hundo mi cara en su regazo. - Por favor...

No puedo evitar girarme en un momento y ver a la criatura, lo cual me arranca una reacción instintiva de agarrar más fuertemente la ropa del sacerdote y caminar lejos de aquello, empujando al cura conmigo. Mi cara ahora es una máscara de súplica, mientras solo alcanzo a lloriquear.

- Por favor, por favor, por favor... Solo estaba jugando. Me aburría... Lo siento.

Oigo el rezo del cura y me planteo si quizás sea bueno rezar a Dios. Ese bicho está suelto. Lo oigo reptar hacia los conductos de ventilación. ¿Y si nos ataca? Oigo al capitán, y al poco, el grito. No he entendido bien el mensaje, no lo he escuchado. Y cuando oigo el grito miro de nuevo a la cara del cura, auténticamente asustado. 

- El ca- pi... tán... ¿ha...?

Asiento a lo que dice Francesco y vuelvo a pegarme a él.

- Sí, sí. Quedémonos aquí. Por favor. Por favor.

Comienzo a sentirme un poco más cómodo cuando el hombre se sienta con nosotros, y parece que la conversación continúa de una forma más fluida. Me mantengo un poco al margen, pues nada puedo aportar acerca de los asuntos de esta nave o de la otra, pero cuando se acerca el chaval no puedo evitar una sonrisa. Asiento cuando me pide permiso para llamarme Will, y me cae simpático cuando me trata como si tanto él como yo fuéramos simplemente polizones, pero lo que me mata es el final: ¿"Si se siente solo o incomprendido, ya sabe."?

Sin embargo, acto seguido cunde el pánico. Parece que la criatura ha desaparecido, y acudo con ellos a observar, más por no quedarme solo aquí que por esperar poder ver algo. En cualquier caso, parece que todo sale bien, y el bicho muere. Bien hecho, Katarina.

Pero finalmente las palabras del capitán terminan de agriar la noche, ordenando directamente que se me encierre y sin siquiera haberse presentado todavía como una persona civilizada, o cualquiera con su rango, supongo que debería hacer. O quizá sólo sea incertidumbre y orgullo herido, quién sabe. Ahora mismo, me siento más confuso que otra cosa.

Durante la noche trato de centrarme en descansar. Supongo que es lo único que puedo hacer.

Y cuando al desayuno del día siguiente las cosas de repente parecen irse de madre, lo primero que hago es apartarme y dejar espacio para que el equipo médico trabaje.

Sin embargo, cuando ya no hay nada que hacer, cubro el cuerpo del fallecido. Supongo que los demás están demasiado afectados. Me encuentro preguntándome cuánto lo conocían y si sería apropiado o no decir determinadas cosas, cuando escucho el grito del capitán, y cómo el sacerdote se hace cargo del chaval.

- Padre, - le digo. intentando sonar tranquilo - creo tiene razón, lo mejor es que se quedarnos por ahora aquí. Creo que el equipo de seguridad sabrá que hacer. - afirmo, tratando de parecer calmado sobre todo por el chaval - ¿Te encuentras bien, chico? - pregunto luego al crío, agachándome para quedar a su altura - Ya sabes, de polizón a polizón, si quieres contar conmigo, puedes hacerlo, ¿vale? - luego busco con la mirada a las pocas personas que conozco, esperando que se encuentren bien. Katarina, Nikolai y Sam, sobre todo.

Miro alrededor, sin comprender del todo las órdenes del capitán. ¿Por qué no mandar al equipo de seguridad? Esto no es un juego. Mientras tanto, esa criatura puede alejarse y esconderse en cualquier sitio.

Cuando se oye su grito, no puedo evitar un pensamiento rápido. Valiente idiota.

Busco con la mirada a aquellos que conocía anoche, mientras trato de controlar al crío... sobre todo a Sam. Katarina sabe cuidarse sola, y Nikolai seguramente también.

Las cosas, el rescate. La criatura. Todo ha ocurrido demasiado rápido. Sabía que no debí dejarlo apretar ese botón. Los protocolos son estrictos,y  por una muy buena razón. El bien de un hombre, o el deber de un grupo. La supervivencia. Todo se ha ido a la mierda. Un ente alienigena ahora se pasea por la nave, sin control. La muerte nos ronda a todos, devorando con su miedo nuestras almas, royendo nuestras entrañas y nuestras ideas con el final que hemos visto.

¡Maldición!, no puedo quedar tranquila al ver todo esto. Necesito saber algo, necesito salvar el pellejo.

Escupo al suelo.

-Maldición. Esto no puede ser posible. Capitán, ¿como pudo permitir que esto pasará?. Me largo, iré al puente de mando. Tal vez algo en esa maldita transmisión nos de alguna pista.

Sin dudarlo echas a andar para alejarte sola de donde se encuentran todos, pero, tan pronto como comienzas a andar en solitario por el pasillo, escuchas algo moviéndose sobre ti... y tan pronto que se mueve por encima tuyo, lo hace por debajo o por los lados... no es seguro... desde luego que no.

Cuando Benth empieza a gritar de dolor, mi primera reacción es acercarme para averiguar qué le pasa, pero apenas tengo tiempo de reacionar cuando se le abre el pecho y una nueva criatura sale de su pecho. Me maldigo por no haberle hecho a Benth un escáner completo al encontrarlo bien esta mañana, cediendo a sus ruegos de dejarlo para después del desayuno porque tenía hambre, y haberme fiado de sus signos vitales más básicos para decidir que estaba bien. Ahora era obvio que no lo estaba.

- Se encontraba bien...tenía hambre...el escaner después del desayuno, ¿verdad doctora?...no debí ser blanda...no hay que ser blanda...la vida...demasiado importante...era mi responsabilidad...tenía hambre...maldita sea...tenía hambre

Murmuro todo esto mientras miro su cadáver en estado de shock durante algunos minutos. Ni siquiera me he apartado al salir esa cosa disparada.

Al cabo de un rato reacciono. William ha tapado el cadáver, un buen gesto. Entonces se oye al capitán. ¿Un cyborg?

-William, acompáñeme a la enfermería. Me gustaría hacerle un reconocimiento completo.

El capitán ha hablado de un cyborg, metido entre la tripulación de la nostromo para llevar a esa criatura a la tierra. Voy a examinar al tal William, ya que si ha sobrevivido es probable que fuese él. Pero también es muy probable que entre nuestra propia tripulación hayan mandado también un cyborg, pues está claro que los de arriba sabían a qué veníamos. Trataré de hacer un reconocimiento a todos mis compañeros, aunque he de buscar alguna excusa para que no sea tan evidente que intento desenmascararlo, porque imagino que si está entre nosotros, nuestras vidas le van a importar una mierda

Durante el examen médico que has hecho a William te ha quedado patente que es una persona viva.

Tanto por tu exámen psicológico como por las pruebas de la enfermera a William, es evidente que es una persona normal y que está vivo, así que no puede ser ese cyborg del que habla la comunicación.

Habiendo estado presente en las pruebas que han hecho a William lo has visto sangrar y cómo tomaban sus signos vitales, así que no debería ser un cyborg, ¿no?

Cuando miras hacia el pasillo que os dirigiría a la enfermería, sientes como un escalofrío te sube por la espalda, puedes ir, sí, pero... ¿No será peligroso? La criatura acaba de matar al capitán por haberse separado del grupo...

Con un poco de calma después de lo ocurrido, recapacitas sobre lo dicho por la transmisión... por fortuna no puedes ser ese cyborg, te has visto con una herida cicatrizada, la enfermera te ha sacado sangre y mirado tus constantes vitales, e incluso te han practicado una leve hipnosis... No, estás vivo, eso seguro.

Observo como a Benth comienza a doler-le el pecho y me acerco

Hey, chico, estas bien?

Es entonces, cuando esa cosa rompe su pecho, y se va reptando a toda velocidad

Pero que diablos?

Que era esa cosa? De donde ha salido? Y mas importante... que hacia hay dentro?!

Tras eso el capitán se marcha y nos ponen la retransmisión

Un cyborg....... y esa cosa... sabrán que es?

De pronto, todo pasa demasiado rápido, el capitán, también ha muerto

Dios.... y... ahora?... que vamos a hacer? No podemos abortar la misión y volver con esa cosa abordo a la base

Digo refiriéndome al alíen

un Cyborg..... parece que hay 2 entonces, porque yo no puedo dejar que esa cosa llegue a la base....