Partida Rol por web

Maynard afirma con la cabeza, resoplando por el esfuerzo. Tras despedirse de los allí presentes, salen de la cocina

Salgo con el buzo hacia la sala de cristal.

si no me puedo llevar la comida, me la como eso sí

Al entrar en la cocina me encontré con un rostro conocido y una mujer a la que no sabía seguro si conocía. Educado como siempre me presenté y saludé cordialmente.

- Buenos días, messieur, mademoisselle. Soy Gérard Mercier, al caballero ya lo conozco de ayer aunque no recuerdo si mencionó su nombre. La señorita...¿Nos conocemos? ¿Hace tiempo que trabaja para el Barón? Yo acabo de volver de viaje pero he estado a su servicio como sommelier durante muchos años,...sea como sea, me alegro de verles.

Con la calma que me atañe me acerqué a la cocina y fui sacando bandejas, platos y cubiertos. Si el mayordomo no se encontraba en la mansión haría sus labores hasta que se personase. Era lo que el Barón esperaría de mí. 

- Voy a preparar zumos de naranja y pomelo. Hacer rico café y preparar tostadas y servir a los invitados todo tipo de mermelada, mantequilla, queso para untar y miel. Me parece que en algún estante hay también galletas. ¿Queréis algo en especial?

Exprimo los zumos con delicadeza, preparo el café y como una caja de leche, voy colocando las tazas y todo lo necesario en en el carrito móvil para tenerlo listo. Una vez todo preparado, miro mi reloj y observo que ya ha terminado de amanecer y que probablemente muchos irán al gran comedor por lo que regreso con el carrito lleno.

- Seguimos hablando en el gran comedor. Un placer.

Finalmente regreso al gran comedor.

Como en silencio mientras escucho a los demás hablar y en silencio me dirijo al comedor.
 

Renfri come de pie, siempre le ha gustado y nunca entenderá la obsesión de comer sentado. En la cocina nunca se sienta, tanto porque estar de pie le da movilidad para ir a picotear cualquier cosita a otros estantes, como para poder ver lo que cocinaba el chef en su día.

Ahora que estaba de pie, se fijó en los ingredientes que cogió el sommelier para preparar los susodichos desayunos.

Cuando terminaron sus desayunos y salieron, Renfri investigó la basura y los restos de sangre que había en ella. Así como comprobar si se habían llevado al pueblo la basura del día anterior

Por desgracia de tanta abundancia que había en aquella cocina, Renfri no pudo discernir qué tipo de ingredientes se había llevado -además me da pereza saber qué diablos usó-.

En el Cubo de basura había un trozo de carne sangriento de venado, bien recubierto de una bolsa plástica.

Diana Lister llega a escena. 

Diana entra en la cocina. Cuando entra pasea la mirada por la estancia, ella estaba muerta de hambre y agradece la abundancia de comida. Al somarse ve a Renfri en su interior, en cuanto ve a la muchacha la escena que tuvo lugar el día anterior con el árabe vuelve a su mente y, por un instante baja la mirada.

-Buenos días -saluda con voz algo triste obligándose a forzar una sonrisa. - Vaya, no recorbada que ayer no llegué a comer nada y tengo un hambre...

Pasea por la habitación pensando qué podría comer.

La pelirroja ve a Diana entrar y se pone nerviosa. Empieza a moverse alrededor de las mesas y a coger y dejar objetos al azar.

Ho...Hola Diana. ¿Has dormido bien? Yo sí, je je. Bueno todo lo bien que se puede dormir después de.... lo de ayer.

Tras su perorata, baja la cabeza y se calla mas colorada que su pelo.

Intenta distraerse mirando los ingredientes o productos comestibles distribuidos por la cocina por si tienen algún tipo de lógica o es simple y llanamente decoración.
 

No hay nada destacable.

La incomodidad ya era demasiado evidente en el ambiente, así que decide no sacar el tema en cuestión a coalición.

- Me alegro de que hayas podido descansar, Renfri -dice con una sonrisa conciliadora.-Yo también... dentro de lo que cabe, ayer me atacaron uns tortugas, jeje. Con tu permiso voy a buscar algo para picar... Espero que al Barón no le importe.

Diana pasea por la estancia.

-Veamos... - comienza a abrir cajones y puertas de los armarios.

Mira a Diana sin llegar a comprender.

¿Unas tortugas? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué?

Tras acribillarla a preguntas, se da cuenta que ha salido a la luz su origen humilde y se recompone

Disculpa mis malos modales, me ha sorprendido la declaración.

Te recomiendo los bollos del segundo estante a tu derecha. O si te gusta algo más sano, hay unas galletas con ralladura de limón en el estante de tu izquierda.

Brett entra en escena. Ahí se encuentra con Diana Lister y Renfri Dakota.