Partida Rol por web

Inspección de Trofeos

Todos los trofeos de caza estaban colocados en su exacto orden y bien alineados, excepto uno, el que había sido colocado con mala gana por Gustavo Montoya; ya que este estaba ladeado un poco hacia la derecha, un cambio que a él no le importó pero que era visible a simple vista por cualquiera.

Inara observa, mira, pero permanece inalterable. El comportamiento de los hombres es siempre demasiado predecible. En casi cualquier situación compiten entre ellos, ya sea físicamente o mediante juegos mentales. Lentamente, desciendo las escaleras y observo la escena que tiene lugar no muy lejos de donde me encuentro. Ante una actitud de lo más pasiva por parte del mayordomo, la señora Backwell se enfada con aquel hombre que acaba de abalanzarse sobre el cofre.
Lo más llamativo de todo aquello no es que ella se indigne y tenga que llamarle la atención como si de un niño se tratase; lo extraño es que el mayordomo no apruebe el comportamiento de la señora y en cambio no se pronuncie sobre la actitud del hombre.
Eso hace pensar a Inara, de nuevo, que el valor de la señora Backwell es poco menos que anecdótico.

Cuando todo termina, sin ningún éxito, por parte de la señora, hay que añadir, regresa a dónde se encuentra Inara, esta vez, a los pies de las escaleras.

Alice Backwell escribió:

Inara sonríe ligeramente antes de responder.

-Creo que ya no tiene ninguna importancia -le digo, teniendo ya claro que ella no debe saber nada sobre cuáles son los planes del Barón para aquella velada -. Estoy de acuerdo con usted en que hay gente que no sabe comportarse en sociedad, pero en su defensa he de decir que la ausencia de respuestas no mejora la actitud de la gente... por lo general. No sé si sabrá que el propio Barón me mandó una carta solicitando mis servicios, así que que estaré disponible para él... o para usted, en cualquier momento que lo considere oportuno... o me necesite.

Tras decir esto, escucho con atención las palabras del mayordomo, dando validez al comportamiento de aquel hombre y despojando de toda autoridad a su esposa. Veo como las criadas devuelven los trofeos a su sitio y que uno de ellos, colocado por el hombre que los había tirado, no está puesto adecuadamente, veo al árabe investigando por todos los rincones, y también a ese escoces que se comporta de manera tan relajada, como si se encontrase en una simple fiesta.

Todo aquello es un puzle, la casa entera, y también los propios invitados. Quizás cuando el mayordomo habla de ellos, se esté refiriendo a descubrir cómo es cada uno en realidad.

Me acerco al trofeo de caza mal puesto, lo agarro y lo empiezo a inspeccionar con mucho interés.

Me dirijo hacia el Mayordomo con el trofeo de caza y le consulto con un rostro de preocupación y nerviosismo.

Hola, necesitaría una sala vacía para poder rezar. ¿Me podría indicar donde queda La Meca?

Objeto: Calavera y Cornamenta de Ciervo Reducida

-2013-

En la parte trasera del trofeo, tallado en la madera se encontraba un nombre:

-Artur Relish-

Teniendo constancia de los impulsos religiosos del invitado del Barón, no pudo hacer otra cosa que suspirar, pues esto le causaba un gran inconveniente, no podía negar a un hombre el hecho de rezar a su dios, pero tampoco podía dejar que este deambulara por sus anchas por el castillo. Así que buscó una solución rápida.

Sacando un reloj del Bolsillo y abriendo la puerta, se fijó en la sombra propiciada por el sol en las estatuas de la entrada que pese a estar aún oculto por las nubes, su luz llegaba, tenue, pero llegaba y podía provocar sombras. Sosteniendo el reloj horizontalmente y apuntando la manecilla de las horas hacia el sol, supo que la dirección a la mitad del círculo del reloj entre la manecilla de horas y las 12 en punto indicaba el sur y con esto en mente pudo señalar hacia donde se encontraba La Meca.

-Comprendo sus impulsos religiosos, supongo que es hora del Maghrib, mas también sé que no es preciso que la estancia esté vacía ni silenciosa para hacer los rezos. Así pues, si lo desea, le puedo proporcionar una toalla o una manta, para que pueda realizar sus rezos en esta estancia.

Dicho esto, dio una palmada y una criada aparecería desde la puerta superior derecha de la estancia con una especie de manta para que el musulmán pudiera rezar, si así lo deseaba. Dándole la manta al Mayordomo, esta se alejó por donde había venido sin mediar palabra. Una vez que se fue, el Mayordomo le ofreció a Mustafá la manta.

¡Vaya! Siento que no le haya atendido entonces como debiera. Mi marido tiene un sentido del humor muy extraño. Quizás pueda atenderle yo ¿Sería tan amable de indicarme para qué exactamente contrató sus servicios?

Pregunto a mi nueva amiga. La vida en aquella mansión no era muy agradable ylos invitados no acostumbraban a resultar de su gusto, como estaban demostrando el obeso impresentable y el moro ladrón.

Tampoco el servicio era mucho mejor, salvo la pobre cocinera que mi marido maltrataba psicológicamente y pocos más.

Inara mira a la señora Backwell y se acerca hasta encontrarse a un "suspiro" de su rostro.

-Mis... servicios son los que acostumbran a pedir hombres, mujeres... o parejas, cuando necesitan hacer que su vida sea un poco más... excitante.

Inara mira sensualmente a la señora Backwell mientras le susurra su respuesta, paladeando cada una de sus palabras como si fuese una caricia.

-Aunque en ocasiones, cuando tengo suerte, las personas solo necesitan una amiga en quien confiar -le dice finalmente, esperando que aquella mujer, cruelmente tratada y menospreciada por su marido, no la viera como una amenaza.

Inara se separa unos centímetros de Alice y "esculpe" cada una de sus siguientes palabras con mucho cuidado y esmero.

-Mi presencia nunca debe ser vista como un problema. Más bien soy... una oportunidad.

Renfri salió al Gran Recibidor Principal desde las cocinas cuando empezaron a llegar los invitados. El Chef le había indicado que esa noche sería especial y se vistiera con mejores ropas que sus habituales, pero ella no había hecho caso, nunca lo hacía. Esa noche llevaba una falda larga y un corset negro que realzaba el tono blanquecino de su piel y unas botas negras altas ocultas por la falda.

Cuando oyó el comentario despectivo del Barón, no pudo evitar poner cara de asco y de odio, aunque tuvo el tino de apartar la cara para que no le viera el Barón. Al salir éste de la estancia, el Chef cerro la puerta a su espalda dejando a Renfri en el Recibidor. Y Allí se quedó la joven con los brazos cruzados, observando como entraban los invitados.

No pudo evitar mirar con desprecio a Gustavo Montoya cuando esté rompió la silla bajo su oriondo trasero. Aunque su cara se torno de odio puro al ver a las criadas, centrando su mirada en las máscaras que llevaban y en el bombo de una de ellas.

Se mantuvo impasible cuando el árabe consiguió sacar el objeto del cofre y cuando la baronesa fue a reclamar el supuesto objeto robado. Y mientras el escocés intentaba ligar con las distintas féminas presentes.

Pero cuando le cayó encima el trofeo de caza y el causante no solo no se disculpó, sino que le echó la culpa de su torpeza, salió de su silencio y su postura inmóvil.

-¿A quién llamas asistenta? ¡Soy la cocinera! Si quieres mantener tu peso, será mejor que no me insultes o me encargaré personalmente de que no comas absolutamente nada mientras estés por aquí.

-¿Y qué si están sujetos con alfileres? Si no estuvieras urgando con esos gordos y torpes dedos las paredes ajenas, no se vendría abajo. Por lo menos discúlpate.

Y de todas formas, ¿Qué haces aquí? Por las venas de los cualquiera aquí presentes corre más sangre noble que por las tuyas, incluso las del médico William o ese tipo tan grande- Señala a Bruno Evans.- Se ve a la legua que aquí no pintas nada, no eres más que una presa para el Barón, no le llaman lobo por nada. Te desplumará y te dejará en calzones antes de que te des cuenta y luego dejará que sus perros de presa se den un festín con tu cuerpo supurante de grasa.

Tras desahogarse con el pobre Gustavo se aleja rezongando y echando chispas mientras se frota la cabeza, donde sin duda le saldrá un chichón, hacia el altar simulado con los colmillos de elefante para inspeccionarlo con más detalle

¡Ah! ¿Eso? Bueno. Sé arreglármelas bien. Siempre hay métodos para hacerlo excitante.

La miró de arriba a abajo.

Aunque me parece que vamos a ser grandes amigas - Dijo con una sonrisa de medio lado. - Desde luego, puedes ser una gran oportunidad

Entonces la pobre cocinera, que se había visto involucrada en algún tipo de accidente, comenzó a hablar fuera de tono. Renfri le caía bien y no iba a tolerar que el jefe mayordomo le llamase la atención. Puede que aún no pintase demasiado en esa casa, pero no era la primera vez que un estirado jefe mayordomo tenía que comerse sus miserias cuando descubría que Alice adquiría repentino poder. Tampoco sería la última. Se había equivocado de cabo a rabo con ella.

Renfri, cariño. ¿Quieres acercarte un momento, por favor? Te quiero pedir un aperitivo especial para mañana. Y ya que te acercas.

Se giró al doctor.

Perdone señor Smith, ¿ha dicho usted que es doctor? ¿Le importaría hacerle un reconocimiento a mi querida Renfri? Se ha llevado un buen golpe.

Luego en voz baja le susurró a su nueva amiga

Y quizás luego necesite yo un reconocimiento

Inara miró a Alice e imitó su sonrisa, un gesto que no había sido necesario perfeccionar porque era algo natural en ella. El movimiento de los músculos que rodeaban sus labios transmitía una pequeña dosis de satisfacción, mezclada con un atisbo de delicia personal. En la mayoría de los casos, las palabras no expresaban tanto como los cuerpos, e Inara se había especializado en minimizar sus palabras para que las emociones y los sentimientos que transmitía su cuerpo destacasen todavía más.

Con eso siempre presente, Inara pestañeó lentamente, una vez, en señal de asentimiento. Ella estaría dispuesta... cuando Alice también lo estuviese.

Agradezco al mayordomo el acto de abrirme la puerta. Un poco más y me veo echa un cubito de hielo.
Camino hacia el Gran recibidor principal, donde visualizo un poco la estancia. En él hay grupos de personas dispersas por todo el recibidor. Si no recuerdo mal, el hombre mayor había comentado algo acerca de un puzzle por la casa...

¿Esto no se trataba de una fiesta? -comento en voz baja casi en un susurro-.

Vacilante, me acerco a una pareja de mujeres que parecen conversar. Una de ellas parece que se trata de la mujer del Barón por su aspecto de grandeza. . .

-Hola -comento al llegar, mientras le sonrío dulcemente-.

-En tono cortés  le le digo al Mayordomo- Gracias por la "manta" pero es una alfombra de oración -extiendo mi brazo para agarrar la alfombra de oración a la vez que le entrego el trofeo de caza para que puedan colocarlo en su sitio correspondiente-

Al ir a un sitio apartado, extiendo la alfombra de oración con el dibujo del mihrab mirando hacia La Meca, empiezo a iniciar la primera oración. Al-lahu Akbar Al-lahu Akbar Al-lahu Akbar Ashhadu an la Ilaha il-la Al-láh Ashhadu an la Ilaha il-la Al-láh - me acerco el item que conseguí en el cofre a mi boca, lo muerdo y me lo trago rapidamente- Ashhadu an-na Muham-madan Rasulul-láh Ashhadu an-na Muham-madan Rasulul-láh Haiia ‘ala assalat Haiia ‘ala assalat ‘Haiia ‘ala al falah ‘Haiia ‘ala al falah  Al-lahu Akbar Al-lahu Akbar  La Ilaha il-la Al-láh La Ilaha il-la Al-láh.

William mira a Gustavo Montoya, buscando ofrecerle una respuesta que satisfaga su curiosidad.

- Puede estar seguro de que estoy aquí por trabajo, aunque quizás sería más correcto afirmar que vengo para saldar una deuda con el señor Backwell, pues fue él quién me ayudó a cursar mis estudios. Y no se preocupe - dice con voz tranquilizadora y amable - No todas las personas cumplen con los estereotipos que acarrea su raza u oficio - dice mirando y señalando cordialmente a Mustafa Yasaran - Por favor, dejemos de lado estos incidentes, pues todos somos invitados del barón. Por cierto - dice haciendo una ligera reverencia al supuesto musulmán - Dejad que me presente: mi nombre es William Smith, encantado.

William habla con tranquilidad, tratando de dominar la situación para que las cosas se tranquilicen.

"Las disputas ahora mismo son de lo más inadecuado." - piensa para sí mismo - "He de calmar el ambiente."

No tarda demasiado en girar su cabeza hacia la señorita Backwell, que solicita sus servicios.

- Me parece que... bueno, ya nos presentaremos formalmente todos mientras que nos tomamos un vaso de whisky alrededor de la chimenea. - dice despidiéndose de la multitud, aproximándose tanto a la Alice Backwell como a Renfri Dakota.

- Decidme. - dice mirando a ambas mujeres - ¿Dónde ha recibido el golpe? ¿En la cabeza quizás? - pregunta, examinando a Renfri con los ojos sin invadir su espacio personal y tratando de ser lo menos invasivo posible.

Oh  Santo cielo-  murmuro bajo al ver lo que hace Mustafa- esto se esta convirtiendo en un circo!

Los Colmillos de Marfil tenían una base de bronce circular en forma de pata de elefante; en dicha base había escrito unas cuantas palabras, aunque parecía ser que no eran en tu idioma. En cada base del colmillo tenía una frase distinta.

Colmillo Derecho

loquetur iusti et sapientiam

Colmillo Izquierdo

os eius meditabitur lingua indicium
 

Con un poco de esfuerzo, se puede interpretar ambos escritos desde el latín, los cuales vienen a significar respectivamente; "Y sólo hablamos sabiduría" ,"Su boca habla el idioma de la información"; quizás sea una traducción demasiado literal y en realidad quiera decir "Y solo decimos/difundimos el saber" y "Su Boca habla en el idioma del conocimiento/información"; eso bajo el criterio del lingüista que lo desee traducir.

Además de eso, entre ambos colmillos en una pequeña mesa de cristal se encontraba un pequeño cofre cerrado por una cerradura de combinación doble, una encima de otra, las cuales podían ponerse 4 números arriba y 5 abajo.

Investigo los platos decorados que estan colgando en las paredes.

Buenas noches - Respondo a la recién llegada de sonrisa dulce* con la más dulce de mis sonrisas.

También extiende su sonrisa al doctor, que ha acudido solícito a su petición.

Muchas gracias por su atención, doctor. Seguramente no sea nada, pero a pesar de lo que pueda parecer. En esta casa nos preocupamos por nuestros empleados. - Eso era cierto al menos desde que ella llegara.

La sobrecargada decoración de la estancia estaba poniéndome nerviosa, igual que la espera y la actitud de algunos de los invitados.

Tengo que convencer a mi marido de que cambie la decoración de esta estancia, pero hasta la fecha no lo he conseguido. ¿No les resulta un poco amenazante? Dicre para el pequeño grupito de mujeres y el doctor. Tan solo miren esto.

Camina hasta la pared llena de calaveras cornudas y observa con atención la decoración

¿A ustedes les parece normal?

Todos los trofeos de caza estaban colocados en su exacto orden y bien alineados, excepto uno, el cual estaba en posesión del Mayordomo, a la espera de que los rezos del Musulmán terminaran para poder finiquitar todo este asunto esperpentico que tanta gracia le hacía en su interior. - Pero viendo que esto no terminaba nunca, y la misma cantinela se reiteraba una y otra vez, se cansó y decidió acercarse al grupo de mujeres y doctor, y colocar mientras todos observaban las cabezas reducidas de venado que estaban colgando la pared.

Lo que más destacaría; sería el gran número de estas, todas ellas con una plaquita conmemorativa que iban desde el 2017 hasta 1944. Y dado que eran más ojos de los que observaban anteriormente esta peculiar decoración, se dieron de cuenta que no había 73 trofeos, sino muchos más, incluso superando las mil, pero todas ellas colocadas al azar, aunque con un cierto orden intrínseco, como si no se deseara que dos números idénticos estuvieran cerca. Algo que no notó el alterado Gustavo Montoya en su rápida revisión.

​Espere Mortimer. Deme eso por favor.

Digo al mayordomo cuando iba a colgar la calavera cogiéndola inmediatamente. Después me acerco con ella al grupo mientras la examino en detalle

​¿Alguno de ustedes me puede explicar cuál es la gracia de una decoración tan horrible?

Objeto: Calavera y Cornamenta de Ciervo Reducida

-2013-

En la parte trasera del trofeo, tallado en la madera se encontraba un nombre:

-Artur Relish-