Partida Rol por web

Montoya volvió a recobrar la confianza en sí mismo, esta vez había descubierto algo que quizás fuera la clave para descubrir un supuesto puzzle, así que se acercó a una de las estatuas de mujeres que se encontraban en la escalinata principal e intentando arrancar de la mano uno de los objetos que estas esculturas portaban, en concreto, la guadaña de aquella estatua más cercana, mientras tiraba hacia él aquella pesada estatua, notó como esta comenzaba a ceder hacia él, así que rapidamente la soltó y empujó un poco lejos de él.

La estatua lentamente volvió a su posición inicial confirmando así que todas estas se pueden mover y transportar; pero esto tan solo fue por un instante, ya que siguiendo con la inercia de su movimiento, esta se tambaleó hacia el otro lado, su eje de gravedad salió de la zona de la Base y aquella estatua colapsó, cayendo por el otro lado de las escaleras.

La mala fortuna vendría cuando aquella pesada estatua y la caída de esta se encontraron con la cabeza de la inocente y delicada Elora Dannan. El golpe seco provocó que ambas cayeran al suelo, la estatua partiéndose en grandes trozos bien reconocibles y el cuerpo de Elora tendida, con algún que otro espasmo muscular y lentamente cubriéndose de su propia sangre.

Elora Dannan - Muerta

Visto esto, el Mayordomo sin alterarse, se acercó a Mustafá, le arrebató la manta que él se empeñaba en llamar alfombra de oración o alguna tontería similar, y la tendió sobre el cuerpo inerte de aquella dulce niña de apenas 10 años de edad.

Voy corriendo con cara de preocupación hacia el pobre cadáver de la niña, me arrodillo ante ella y empiezo a decir una oración por su fallecimiento  a la vez que examino su cadáver 

Bajo enseguida al oír el estruendo que he propiciado, al ver el cuerpo de la niña me empiezan a entrar sudores, más que de preocupación, de nerviosismo, ya que podía señalarme como el causante de su muerte, empiezo a comprobar el cuerpo de la niña para ver si podía hacer que reaccionara, a la vez que compruebo si lleva algo que me pudiera interesar encima en cuyo caso lo cojo, al ver que no responde digo a gritos --hay algún médico en la sala????- mientras me separo del cuerpo con los ojos enlagrimados

Me quedo absolutamente petrificado al ver el reciente acontecimiento. Se me hace un nudo en la garganta fortísimo hasta el punto que me cuesta incluso respirar.

Al ver al gordinflón bajar de las escaleras le pregunto en tono furioso ¿Como se ha caído la estatua?? ¿¿Que hacías ahí arriba??  

Renfri se dirige al lado de Alice cuando ésta la llama. - Sí, señora. ¿Qué necesita?- Y deja que el joven médico le mire el golpe que tiene en la cabeza

La muchacha se gira al oir el estruendo y al ver que solo Gustavo está en lo alto de las esclareas, hila los hilos con rapidez.

-Maldito gordo patoso, ¡Deja de tirar cosas sobre la gente! Al final vas a matar a alguien- Evidentemente no se da cuenta de que la niña está muerta y al ver los actos de Gustavo grita -¡Y encima te pones a toquetearla! Eres un depravado. Me das asco. El mundo estaría mejor si desaparecieras. - Casi escupe esas últimas palabras con un desprecio que no tiene parangón.

Solo tiene una muñeca de porcela, la cual la coges en tus brazos. Debido a su gran tamaño no tienes forma de esconderla y la portas en tus manos. Pese a la delicadeza de la muñeca, esta no sufrió ningún daño por la caída, estaba intacta. La única muestra que tenía es que su vestido había sido levemente manchado con la sangre de la niña.

William se sobresalta al oír la caída de la estatua desde lo alto, vislumbrando a la niña, que yace moribunda, si no muerta en el suelo. Rápidamente se aproxima a la niña cubierta por la manta que hace poco había utilizado el musulmán para sus oraciones.

El rostro de William se muestra acongojado y no tarda en mirar al gordinflón cuyos gruesos dedos no son aptos para la manipulación de objetos, el cual se haya encima suyo. Apenas un segundo después, vuelve a centrarse en el supuesto cadáver de la niña, levantando la manta para poder observar su cabeza, más concretamente la zona del impacto de la estatua. Pese a que se muestra afectado por la contundencia de la situación, logra mantener la suficiente calma para inspeccionar el cuerpo y, si tiene suerte, lograr salvar a la chica, lo cual resulta poco probable.

El joven Smith no dice ni una palabra en todo momento, manteniéndose callado y ahora, inmutable, pues estudiar medicina te hace trabajar con los muertos y eso puede hacer que aceptes la muerte sin rechistar.

Al oír las palabras del árabe le indique a pesar de mi xenofobia ya que la situación lo requeria con nerviosismo -las estatuas no están en el orden correcto, iba a colocarlas pero al ir a mover la primera pesaba demasiado, por lo que al colocarla de nuevo ha cedido, POR DIOS decirme que hay un médico en la sala! Hay que salvar a esta niña -  ignore por completo las palabras de Renfri ya que no era información relevante

Me llevo la muñeca de la niña, me alejo de todo, abrazo a la muñeca y empiezo a llorar -digo sollozando de forma casi imperceptible -¿Porque tuviste que morir? 

El musulmán que se arrodilló al lado del cuerpo de la niña y dedicó una solemne oración al cuerpo de la recién difunta; pese a que probablemente no era de su misma creencia, este creía conveniente mostrar su respecto a la recién fallecida, pues independientemente de creencias religiosas, era una ser humano. Tras esto se dispuso a recoger la muñeca de aquella pobre niña, la cual comenzaba a mancharse de la sangre de su dueña. Pues era lo único que le quedaba y era algo que se le podría devolver a la madre cuando esta volviera a recogerla junto al cuerpo de su hija.

De forma desagradable, Gustavo Montoya empujó para abrirse paso a aquel Musulmán y se arrodilla ante el cuerpo de la niña recién fallecida, y a diferencia que el educado árabe, este lo primero que hizo fue levantar la sábana que el Mayordomo había puesto, lanzando restos de sangre a la gente cercana, unas pocas manchas en los lujosos vestidos y trajes de los asistentes cercanos. En el caso particular de Renfri incluso llegó a mancharle la cara con la sangre de la niña.

El cadáver expuesto a ojos de todos mostraban un estado incluso peor que el anterior; ya que ahora parecía mostrar como trozos de sesos se esparcían lentamente desde aquel enorme agujero que la niña tenía en la cabeza. Una escena de lo más macabra y asquerosa, algo para nada digno de contemplar.

Entonces de forma obsesiva y con sus pequeños y gordos dedos, que parecían salchichas amorfas, comenzó a toquetear el cadáver de la niña rebuscando entre sus ropas en busca de algo que guardarse para sí mismo. Por desgracia para él, no encontró absolutamente nada.

--Vaya parece ser que no va a ser necesario ese medioco, a quien se le ocurre dejar a los niños solos que diambulen por ahi- me seco las lágrimas finjidas con la manga --Mayordomo, ¿nos van a hacer esperar mucho más? Porque empiezo a estar mosqueado de esta habitación, a parte las estatuas están mal colocadas, si alguien me ayuda a moverlas para que no tengamos otro desagradable incidente...-

William se arrodilla con tranquilidad al lado del cadáver.

- Te doy una oportunidad de callarte, no habrá una segunda - dice con voz fría y seria William señalando a Gustavo Montoya, observando el cuerpo inerte de la niña mientras que niega con la cabeza  - Mayordomo, si puede darme un trapo limpio, un barreño con agua, una manta en la que envolver el cuerpo de la niña, un cuchillo e hilo y aguja le estaría agradecido. Trataré de recomponerla para así poder enviarla con su familia. - pide con amabilidad y deseo de que la escena se acabe - Descansa en paz pequeña... - dice cerrando los ojos todavía medio abiertos de la chiquilla.

En ese momento William se levanta y mira a su alrededor.

- No toquéis nada. No seáis estúpidos. No seáis él. - dice obviamente refiriéndose a Gustavo Montoya - Espero que sea lo suficientemente cordial para enviar una carta a su familia diciendo que fue usted en su máxima negligencia quien acabó con la vida de la niña. Sí, fue un accidente, un trágico accidente, pero espero que no vuelva a haber otro accidente, por que si no... usted será la primera persona que visitaré pues no tolero a la chusma como tú, sobre todo porque parece ser que te has olvidado que hace apenas un minuto has acabado con la vida de una niña con un futuro largo por delante. ¿Cómo le hace sentirse eso, eh? - afirma seriamente encarando al obeso y patoso individuo, entre irritado y hostil - Por lo demás... - suspira antes de hablar para todo el mundo en general, calmándose por fin - Ya me he presentado ante algunos de ustedes, pero lo volveré a hacer. Mi nombre es William Smith y he estudiado durante siete años medicina. Si alguien tiene una herida o enfermedad puede acudir a mi para conocer mi diagnóstico y probablemente tratarle con efectividad. Recordadlo por si alguno sufre un accidente. - finalmente acaba musitando por lo bajo, casi en un susurro imperceptible - Porque me huele que este sitio es un puto juego enfermo a diferencia de lo que se me vendió.

-Entre sollozos- me acerco al cofre del altar -totalmente nervioso introduzco una combinación-

En la combinación de arriba introduzco:  8254, en la de abajo introduzco los números 17369 -miro atentamente lo que pasa-

Con un simple "clic" que pudo resonar en toda la estancia por encima incluso de los sollozos, lloros, quejas, gritos y lamentos de todos y cada uno de los presentes; el cofre de forma solemne y grandilocuente se abrió ante la atenta y -ahora- rojiza mirada de aquel Musulman y la muñeca que este portaba.

Mostrando así, pues; el contenido de la misma hacia aquel vencedor de esta prueba de intelecto e ingenio que había superado con gran honor y pericia. Aún pese a la conmoción general que pululaba en el ambiente, dado a la reciente muerte de aquella pobre y dulce criatura que ahora mismo se encontraba desangrándose en la estancia.

Rápidamente con nerviosismo recojo lo que había dentro del cofre

Incapaz de reaccionar por la muerte de la niña, Alice observa la escena. Ve como unos y otros se mueven por la sala y como los más cretinos de entre los cretinos lo hacen con la mayor impunidad. ¡Se acabó!. Esto es demasiado. Señor Morimer. Llame a la policía o traigame un teléfono.

El Mayordomo niega con la cabeza hacia aquel médico, pues no era necesario lo que decía. Ya que él aún no era miembro del servicio del Castillo, aún no había sido contratado y por tanto no había necesidad alguna para hacer esto. Volviendo a colocar la manta sobre el cuerpo inerte de la joven.

-Por favor, absténgase de tocar el cuerpo de la joven.

Una vez dicho esto, las criadas enmascaradas se acercaron, envolvieron en la manta el cuerpo de la joven y salieron por el portón del castillo llevándosela consigo. Una tercera criada se dispuso a limpiar la sangre y trozos de sesos que aquella niña había dejado en el suelo del Gran Recibidor.

Por último, Mortimer el Mayordomo asintió a su esposa y se dirigió hacia el Gran Comedor. Una vez fuera de escena; distintas criadas salieron desde todas las habitaciones y bloquearon el paso. A la par que las dos que se habían llevado el cuerpo de la niña habían vuelto empapadas y bloqueaban la entrada para aquellos que tuvieran las agallas de salir.

Tras la reprimenda de William me dirijo hacia él -Will, creo que los estúpidos son los padres de esa niña por mandarla a este lugar sola, el resto que ha ocurrido solo son una serie de acontecimientos infortunados- luego escucho el comentario de la señora backwell --Eso, llamen a la policía e indiquen que tenemos un árabe suicida con nosotros, que a nadie parece importar que deambule entre vosotros después de haberle quitado el peluche a la niña, y a saber si está recogiendo armas para matarnos a todos de los diferentes sitios que está abriendo, seguramente tenía organizado todo esto, oculto las armas en estos lugares anteriormente para hacer una masacre cuando tengamos la guardia baja, lo mejor que podríamos hacer es registrarle mientras llega la policía!

Renfri se tambalea hasta una de las paredes aún más pálida de lo habitual mientras murmura -Oh...dioses...está muerta. Tan pequeña. Y el enfermo ese quería abusar de su cuerpo- No puede evitarlo y vomita en el interior de uno de los jarrones.

Tras eso, se derrumba en una de las sillas donde se queda mirando estupefacta cómo el musulman no muestra el más mínimo interés en el cadaver y se centra solo abrir cofres.

Se lleva las manos a la cara y solloza mientras murmura -Estoy rodeado de sociópatas, fríos y asesinos-