Partida Rol por web

Tras aquella travesía, el grupo al fin llega a su objetivo desde el principio. Alice, Richi y Gerard. Pocos segundos habrán pasado en aquel lugar cuando vieron a William Smith entrar también, puesto que él los había seguido.

¡Vamos chicos! ¡A podar!

Me dirijo directa a podarlas ramas.

- Yo no soy el que tiene la podadera...y este armatoste no sirve sin una alargadera, no se para que la he traído. Aunque si con la podadera de Richi no es suficiente, nos tendremos que preocupar en conseguir una. Comenté un tanto divertido.

Entonces llegó el doctor que parecía habernos seguido.

- ¿Que tal, doctor? ¿Ha visto a la señorita Relish? ¿Cómo se encuentra?

La Campeona del Castillo, Alice Backwell, condujo a su tropa particular al Campo de Batalla en la escalera de caracol, contra estas hordas profanas fotosintéticas. Sonarán las canciones que relatarán como cargó contra la enredadera condenada, como las ramas caían a sus pies como el trigo sucumbe ante la guadaña y como por fin, aún extenuada por la batalla dio un último golpe a aquella rama más gruesa.

Por desgracia, la hoja se partió y cayó escaleras abajo, dejando el trabajo sin finalizar, apenas unos pasos más le bastarían para llegar a la cima de la escalera, pero lo que tenían ante ellos, eran unas ramas tan gruesas y duras que ninguna hoja de cuchillo o tijera serían capaz de cortar. Precisaban de un arma mucho mayor para acabar con aquella mole infernal.

Arieth entra en el lugar y observa como todos están o bien en la escalera, o bien en las cercanías de esta.

No me lo creo... Mercier, ¿tiene a mano la batería y los cables? Vamos a petar este cacharro pero con que aguante para reventar esta rama me sirve.

Justo la pregunta que acababa de hacer mi querida Alice me la habia formulado minutos antes. Sin embargo, los cables y la batería de que disponía nada tenían que ver con la motosierra de cocodrilo.

- Los podría conseguir pero no guardan ninguna relación, los cables y la batería no son de la motosierra. Habrá que intentar buscarlos en otro lugar...

Inara y Eider entran al Patio de Cristal atravesando la puerta del Gran Salón. Para ver a una Alice completamente desesperada dando tajos a ramas más gruesas que su cuello, esperando que así, estas se partieran. Mientras el resto estaban alrededor de la escalera de caracol esperando resultados de aquella mujer.

¿Os podemos ayudar en algo... o vuestro miedo y desprecio por nosotras no os lo permite? -preguntó Inara en voz alta al grupo.

El antídoto de Montoya le había devuelto algo de tranquilidad, pero aún se sentía rabiosa con todas aquellas personas que podían ser asesinos potenciales y que la habían acusado a ella de serlo. Todavía no había acabado con la vida de nadie, pero a cada momento que pasaba, sentía más ganas de hacerlo, aunque solo fuese por su tranquilidad mental.

A pesar de todo, Inara lograba mantener aquel "oscuro pasajero" bajo control, y estaba convencida de que solo una situación desesperada lo haría salir de su escondite. Ojalá no tuviese que volver a enfrentarse a ella para ver si lograba dominarlo o no.

​Pero quizás podamos puentear la sierra con los cables aunque la batería no pertenezca a este aparato. Por eso decía que es posible que reviente la sierra, pero mientras aguante para cortar esto, nos sirve.

En ese momento llega la parejita y Alice ceja en su empeño de podar las ramas.

​Mucho me temo, que no podemos hacer nada por la señorita Relish. Hemos encontrado el aparato para poder cortar esto allí donde nos indicaron, pero su cable es muy corto y, aunque hemos buscado, no hay modo de encontrar un alargador que nos permita usarla aquí.

​Tampoco habían buscado por toda la casa, pero eso no hacía que su mensaje dejase de ser cierto.

No me interesa que haga nada por ella, "Baronesa" -le responde Inara, mascando cada sílaba-. Solo he preguntado si necesitaban ayuda. Por lo que veo están intentando llegar arriba, así que si quieren cortar las ramas, supongo que cuatro brazos más le serán de utilidad. Si no, me basta con observar como se desesperan solos.

-Ni pidimis hicir nidi pir li siñiriti... ¡Oh, por favor! -exclamo con descaro-, estoy bien. Montoya me dio el antídoto. Creo que estáis en serios apuros... pero si quereís os dejamos ahí -suspiro medio cansada por los tiro y afloja-. Que no se te ve tan mal enrollada en tantas ramas... Pero seré educada y ofreceré la ayuda...

- Propondría lo que dices cómo último recurso, si no encontramos la alargadera puentearemos la sierra aunque con ello igual la terminemos fundiendo. Creo que en el almacén de trastos podría ser un lugar donde encontrar una alargadera, hemos pasado por él cuando veníamos hacia aquí pero no me he fijado de que disponía.

Comentó el sommelier valorando la idea de la baronesa. Entonces llegaron Inara y Eider al patio de cristal, se alegró de que Eider pudiese haber llegado hasta allí ¿Habría encontrado una cura? Sin embargo, la presencia de Inara le resultaba desagradable ¿Eran necesarias esa altivez y prepotencia? Desagradable.

- Bueno, voy a buscar los cables y la batería, en el proceso buscaré también un alargador,... aquí hay overbooking. Señorita Relish, me alegro de veros aquí, entiendo que se encuentra mejor. ¿Que ha sido del señor Montoya y la señorita Renfri?

Aguardó la respuesta y después saldría del lugar.

No lo sabemos. Montoya nos dio el antídoto y se fue. En cuanto a Renfri, tampoco sabemos dónde está. Pero lo que si puedo es darle novedades desagradables. Cuando bajé a por comida a la cocina me encontré a Brett muerto sobre la suya y huellas ensangrentadas que iban y venían desde el cuerpo.

Inara se acercó al sommelier.

Mi opinión sobre este lugar no ha cambiado y sigo pensando que para sobrevivir debemos trabajar juntos, pero es verdad que es difícil confiar los unos en los otros. Por eso Diana murió y Eider estuvo a punto. Pero creo que siendo tantos, todos podemos colaborar en beneficio de todos, a no ser que alguien tenga tantos problemas -dice Inara, mirando de reojo a Alice - como para no pensar así, en cuyo caso, nos vamos y listo.

-¡Ah!, no, no -comento negando con la cabeza-. Del cementerio se sale, pero que yo me vaya porque os incomoda mi presencia, no. -comento al escuchar la conversación entre los dos-. Por lo que sé, Inara encontró el cadáver de Brett en la misma posición que lo encontramos nosotras hace tiempo: ''dormido''. De Montoya no sé nada, salvo un: ''quédate en tu habitación señorita, si no quieres ir al calabozo'', pero ya sabéis que soy una hoja movida por el viento y, pese a que estaría más segura en mi habitación, he decedido bajar.

Mantuve las distancias con Inara, de la que no me fiaba en absoluto y haciéndoles un gesto a Richi y Alice por si querían acompañarme, salí de la estancia.

- Le agradezco la desagradable información. Tenemos a Renfri, una asesina confirmada, suelta de nuevo y a un nuevo muerto en la cocina, curiosamente lo ha encontrado Inara, todo perfecto. Aunque sabía desde que me fui del salón, que eso tarde o temprano iba a pasar... Bueno, aquí no hay nada que hacer hasta que no consigamos la alargadera. Monsieur Moctod, Alice, me sentiría más seguro si me acompañaran.

Después de esto, salió del patio de cristal.