Partida Rol por web

-En mi opinión, el somelier es un asesino. Si te fijas bien y como has dicho, el trato de Alicie hacia él... Tiene miedo. Además que puso en boca palabras no citadas por nosotras.... ya sabes.

Sí, la verdad es que no confío en él. En realidad, no confío en nadie. Creo que este lugar ha conseguido ponerme nerviosa. -Inara se sentó en el borde de la cama, pensando que ojalá estuviese en otro lugar, en otro momento... A decir verdad, a cada momento que pasaba estaba más segura de no saldría de allí con vida.

-Tenemos que tener cuidado. Creo que el único lugar seguro  es la habitación. Creo que esto parece un pilla pillas -digo tocándome la nuca sin saber qué decir al respecto-.

-Yo lo que pienso es que de un momento a otro alguien perderá la cabeza y comenzará a dejarse llevar. Una situación así no puede durar eternamente, sobre todo cuando ya ha muerto gente antes. Reconozco que será interesante saber si en verdad, el sommelier acabó al final con Alice o no, aunque supongo que no, lo cual me hace creer todavía más en su culpabilidad. También me inquieta el papel que el buzo pueda tener en todo esto. Alice parece muy manipuladora.

Inara se levantó y caminó por la habitación mientras hablaba.

-Creo que mañana deberíamos explorar las habitaciones que descubrimos en los calabozos. Tú una y yo otra. Solo así podremos tener alguna oportunidad en descubrir todo esto. Quizás sea más arriesgado, pero es que de lo contrario, no llegaremos a ningún sitio. Después, podemos reunirnos en el comedor y compartir lo que encontremos.

-Me parece justo. Iremos juntas y allí nos separaremos. Concretaremos como punto de control el calabozo.
 

La noche fue plácida, reparadora, pero para Inara, constituía solo la calma antes de la tormenta. Tenía hambre, pero sus prioridades eran otras en aquellos momentos. Explorar y descubrir era más importante que comer. Por eso se vistió deprisa y se preparó mentalmente para lo que pudiera encontrar.

Una vez lista, inspiró profundamente y se volvió hacia Eider, que también se había levantado y estaba preparándose igualmente, y se acercó a ella. Sus brazos rodearon su cuello y los labios de ambas se encontraron en un lugar que apenas habían explorado, pero que les había llenado de satisfación y seguridad durante las últimas noches. Era ese universo privado al que solo unos pocos tienen acceso y que Inara y Eider habían compartido durante unos breves instantes de sus vidas.

-No sé si sucederá algo, porque me parece que será la primera vez que nos separemos desde hace tres días, pero por si acaso... procura no olvidarme. Ten mucho cuidado y por favor, por favor... consigue salir de aquí con vida. No me gustaría pensar que este castillo es capaz de acabar con alguien como tú.

Inara retuvo sus lágrimas y sonrió. Debía ser fuerte y mostrar una seguridad que fuese contagiosa. Obviamente, no lo hizo con tanta eficacia como hubiese deseado, pero al menos sí fue capaz de separarse de Eider, lo más duro con diferencia, darse la vuelta y marcharse.

Sin saber muy bien por qué, aquello parecía toda una despedida. Inara estaba casi segura de que no volverían a verse.

Ambas mujeres salieron de la estancia.

Ambas mujeres entraron a la estancia.

La noche se hizo corta para Inara, que había pasado buena parte del día anterior en el Taller de Madera, jugando aquella partida de ajedrez con un misterioso contrincante. Aunque la partida en sí le parecía estimulante, no podía venir en peor momento. Se sentía insegura y nerviosa, por tener que estar aislada. Pero si quería conseguir algo, debía superar alguna de las pruebas.
Claro que no albergaba muchas esperanzas de ganar.

-Voy a volver a la partida de ajedrez, cielo. No me hace ninguna gracia, pero es que ya que la he empezado, intentaré acabarla, para bien o para mal. Si quieres hacemos lo mismo que el otro día, podemos reunirnos en otra sala las dos, aunque en este caso, como ya hemos comido algo, sí que podríamos votar. También podríamos seguir explorando. En fin, ya lo veremos.

Una vez vestida, se acercó a Eider, le dio un fuerte abrazo y un beso, y se marchó de nuevo hacia su partida inacabada.

Las mujeres se despidieron entre ellas y salieron de la estancia a la vez, aunque cada una tomaría una dirección distinta.

Ambas muchachas entran en la habitación, esta se encontraba en un perfecto estado y no había nada tirado en el suelo y el cerrojo estaba bien colocado.

-¿Nunca se te ha 'quedado' alguna parte del cuerpo atrás cuando te teletrasportas? Es un don -asiento con la cabeza-, con lo patosa que soy... -toso-, a mí se me quedaría todas esparcidas por ahí.

Pese a seguir envenenada, no pierdo mi sentido del humor característico, al igual que esa inocencia...

-Ahora, si me disculpas, flor de Ren, voy a descansar un poco. Me siento mareada.

Inara observó a Eider con evidente preocupación. La situación era casi desesperada, y su amiga, su confidente, su compañera... y mucho más, estaba a un paso de la muerte.

Con delicadeza, se acercó a Eider y le ayudó a echarse.

-Deja que te ayude, cariño -le dijo con suavidad, mientras abría la colcha y dirigía su cuerpo cuidadosamente para que se acostara. Cuando terminó, la cubrió, se echó a su lado, y empezó a acariciar su frente y su rostro con suavidad con la punta de los dedos, el dorso de su mano, y sus labios.

Aquel rostro hermoso no podía apagarse. No debía. Lejos quedaban ya los momentos incómodos que había pasado minutos antes y que tan importantes le parecían, porque en ese preciso instante, Eider era lo único que centraba su atención y sus sentimientos.

-Tengo un plan. No es muy bueno, pero es un plan al fin y al cabo -empezó a explicarle mientras hacía todo lo posible para que se relajara -, pero vas a tener que aguantar un poco más, mi vida.

Los ojos de Eider estaban cerrados, pero incluso detrás de sus párpados, Inara podía sentir como la miraban. Quizás por esa razón no era capaz de dejar que nunca más volvieran a abrirse. Jamás se lo podría perdonar.

-En cuanto llegue la madrugada, bajaremos las dos al Salón en busca de Renfri. Si está, le atacaré inmediatamente. Tú solo tendrás que inmovilizarla, aunque sea un poco, o quitar a Alice de en medio. Recuerda que es una cuestión de vida o muerte, así que muérdele, aráñale si es necesario, pero que no se acerque. Esa es una opción. La otra es que tú vayas al comedor y si está allí el sommelier, que le digas que venga al salón para ayudarme, pero creo que no deberíamos perder tiempo con eso. Entre las dos... yo, podré encargarme de ella.

Y añadió, para que no se le olvidara.

-En cuanto llegue la madrugada, recuerda. No podemos retrasarnos ni un minuto más para pillarla desprevenida.

Después, Inara siguió acariciando el rostro de Eider, que cada vez parecía estar más dormida... y también más cerca de su final.

Con un movimiento de cabeza, asiento. Ahora solo se me apetece descansar.

-De.. acuerdo...
 

Inara sale de la estancia.