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HLdCn: El Legado de Caín II - Semillas de Destrucción

Día 9 - Un Ciclo con Final

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20/01/2014, 13:24
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Mêredy sonreía al ver como aquella alma ahora parecía estar en su posesión… movía la mirada y la esfera parecía obedecerla, siguiendo el trayecto. Subiendo y bajando su intensidad…

Parecía ganar a cada segundo un lazo que cohesionaba su mirada y la figura de aquella perla donde se guardaba la esencia de Ivhone.

Miró al frente y con una sonrisa espero a que todo siguiera su curso, mientras Juliette y Cameron parecían preguntarse que pasaba en realidad, pues ni ellas sabían que ocurrió con esa alma.

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20/01/2014, 13:25
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Todo aquello iba pasando y un alma seguía apostada en el mismo lugar, sentada junto a una lápida sin alzar el rostro.

A medida que caía aquel brillo sobre sus hombros, su figura parecía cambiar… aquella alma alada, que había quedado silenciosa en el más allá, ahora parecía perder sus alas, como si todo volviese atrás.

Perdía su legado, y su cuerpo parecía llenarse de nuevas líneas creadas por la edad, pero su mirada seguía siendo joven, mirando de soslayo aquel nombre, que ahora sabía no volvería a nombrar.

Su mirada era triste pero no había nada más que llorar, la perdida y el tiempo guardarían su alma, en un rincón olvidado, mientras aquella herida no dejaba de sangrar.

La figura de Andrew apareció a varios pasos y lo miro a aquel hombre que había sido parte de él durante gran tiempo, y miro a otro lado queriendo evitarse esa tristeza sin más.

Azhariel estaba derrotado, ya no había alas que cubrieran su rostro, ni mano de hierro que fundiera el suelo con todo su rencor…. Había algo más importante, una mano que alzó su mirada mientras un robusto rubio de pelo alborotado le sonreía y lo obligaba a levantarse.

Azhariel  no pudo articular palabra… mientras que la otra alma, sonrió y le dijo con una voz tosca que nunca olvido: Has tardado demasiado, pero has venido al final…

Habían pasado varios siglos por los dos, pero finalmente habían conseguido unir sus labios una vez más… unos labios que desdibujaron aquellos trazos de cristal mientras ardía entre todos la carta número seis, la carta del enamorado, que con sus cenizas bañaba el final de un amor esperado, que seguiría más allá de la perdición.

Mientras al otro lado, Andrew despedía con una sonrisa la buena fortuna de su amigo, antes de encontrar su verdadero final.

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20/01/2014, 14:14
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Andrew miraba alrededor buscando una respuesta a su final, y en mitad del camino encontró la mirada de Alexia que lo miraba sin cesar.

Verla entre aquella lluvia de cristales era como ver la cura a cualquier mal. Aunque su rostro parecía roto entre toda aquella ilusión.

Parecía como esclava de algo que la encadenaba a mirar hacía el suelo, mientras aferraba sus lágrimas sin poder aguantar.

Andrew negó con la cabeza y fue hacia su encuentro, y con toque etéreo dejo que sus labios encontraran los de ella, alzando su mirada y su pelo, mientras sus dedos se perdían entre su piel.

Las manos de Alexia temblaban y junto a ella aquel lobo miraba fascinado aquel sentimiento que parecía despierto por primera vez.

Entonces un chasquido sonó sobre el suelo, y ella alzó las manos y comenzó a besarlo como había deseado hacerlo desde el principio. A varios metros Zyllah sonreía mientras guardaba su espada enrollada como un látigo en su fajín.

Alexia se perdía en un beso que poco duró, pues tras unos minutos aquel cuerpo frio ahora solo era humo. Una niebla donde se perdían sus labios, donde sus ojos buscaban una explicación.

Y entonces encontró la respuesta a su mal… el alma de Andrew ahora era otra esfera y danzaba enérgica hasta las manos Mêredy, la cuál sorprendida miro con los ojos abiertos a Alexia y le dijo: No te preocupes, lo cuidaré…

De las manos de Eko ardía ahora la carta del Juicio, donde el destino de Alexia se tornaba triste incluso ahora en libertad, ahora había cambiado no era la Alexia que llegó pero estaba derrotada.

Se dejo caer contra la pared, esperando que todo aquello terminara para poder terminar aquella promesa que había sellado con Andrew, un chico le había enseñado las reglas se hicieron para romperse, incluso las reglas de la amistad.

Su rostro derramaba lágrimas por sentirse ahora sola, aunque en su interior siempre llevaría ese ángel, que ahora se quemaba en su arcano, un ángel que esperaría su momento para llamarla a su lado sin condición.

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22/01/2014, 00:04
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Mêredy disfrutaba con aquellas almas presas en aquellas esferas. Mientras esperaba ansiosa poder ver el final de toda aquella pantomima que sin querer la estaba dotando de nuevos juguetes con los que arremeter.

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22/01/2014, 00:06
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La siguiente alma en avanzar fue Vanna la cual miraba con deseo aquellos cristales pidiendo sin cesar su deseo más ardiente.

Tomó airé y ando varios pasos en la dirección en la que aún descansaba su gemela caída… Un alma para dos cuerpos, y por mofa de la muerte, de nuevo estaba sola… ya no había cuerpo ni carne que desdoblar.

Mientras, allí en el suelo aún descansaba aquel cuerpo que miraba hacía el techo esperando una acopio de esperanza que la dejara regresar.

Los dedos helados del alma de Vanna cerraron sus propios parpados, y sintió esa caricia en su ser. Un pequeño respiro para un alma cansada de soledad.

Miro con odio a Eko para encontrar la carta que abriría su paso al más allá, y como causa y efecto, una carta cayó ante los demás y empezó a arder con lentitud.

La decimoquinta carta… el Diablo esta vez, la fuerza de la traición regente sobre un altar mirando con soberanía dos figuras encadenadas a sus pies. Dos figuras situadas una frente a la otra pero separas como ella y su otra mitad.

Se acercó con odio al arcano y la apretó con su puño mientras el fuego quemaba su alma y el papel… Las cenizas volaban por la instancia mientras aquellos destellos borraban el alma de Vanna.

Lo último que quedo de ella, fue una lágrima que caería hacía abajo sin más… pero del alma, sino de aquel cuerpo que frio y tendido aceptaba su soledad.

El destino estaba escrito en aquella carta ya extinta, y con ella su desolación… no volvería a ver su otra mitad. A cambio el destino le daba otra compañera, otra dueña en verdad… pues al igual que hicieran otros, su alma en esfera voló hasta los dedos de Mêredy, y con las otras dos enredó y jugó… Mas no era como antes, pues ahora eran otros los que estaban a su lado, y no su propio aliento el que la influyó.

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23/01/2014, 14:46
Mêredy

Mêredy acarició con sus manos la esfera de Vanna y dijo con una voz sinuosa: Tranquila, conmigo ya no estarás más sola… además todo ese odio lo podremos utilizar.

Mira al frente y dice: Si será lo mejor… Termina con una sonrisa mientras ahora caricia las esferas y juega con ellas.

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23/01/2014, 14:47
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El tiempo parecía llegar a su fin, para los inocentes, prueba de ello fue el tic tac que comenzó a sonar en la mano de Gabriel.

Aquel reloj, que había estado parado mientras había esperanza ahora comenzaba de nuevo a recorrer su cúpula, contando el tiempo de los traidores, contando cada segundo de maldad.

Gabriel cerró su mano y guardo el reloj en su bolsillo, y se sentó a esperar bajo aquella lluvia de cristales, mientras miraba a Ira y esbozaba una media sonrisa.

No había ganado, pero al menos su rival estaba caída, y no consiguió vencerle ni beber de él.

Gabriel negó con la cabeza y miró la realidad, estaba caído, derrotado y lo demás no importaba. En poco tiempo aquellas luces etéreas sentenciarían su final, falseado ante la muerte, prolongando su soledad.

Bajo la mirada y esperó el final, pero entonces una mano en su hombro llamó su atención. La sonrisa sincera de un amigo lo miraba desde un mundo de ilusión.

Al otro lado un espectáculo a medias esperaba por continuar, y en la puerta de ese mundo asiéndole por el hombro Zagam, su voz sonó por última vez mientras lo animaba a seguirle diciendo: Siempre hay sitio para un amigo más…

Aquel mundo ilusorio atrapaba el alma de Gabriel, dejando fuera aquel maldito reloj, que se quemaba junto con la cuarta carta, el arcano del Emperador… Una figura que como Gabriel, observaba el tiempo desde arriba, y esperaba con su mirada la vuelta de un amigo, la vuelta de la esperanza, aunque solo fuera una ilusión.

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23/01/2014, 15:06
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Ira parecía disfrutar de aquella situación, la ida de Gabriel significaba casi una victoria para ella. Con aquel final nunca nadie descubriría su parte inocente, aquella que un día murió dentro de un psiquiátrico no muy lejos de allí.

Alzó sus brazos y los crujió mientras miraba absorta por la ventana aquella ciudad que vio su vida su cordura y su fin. Puede que muchos la recordaran como la locura de la traición, pero aquello no le importaba, pues era parte de ella.

Miro con fiereza a Liam, sabía que debía despedirse, puede que lo único que echara de menos fueran aquellos sangrientos juegos que había descubierto a su lado.

La lluvia de cristales la cubría sin razón, su final estaba cerca, pero no le importaba, ella no era la señora del tiempo.

Llegó junto a Liam y aferró sus uñas a su carne mientras sus labios se entrelazaban en un oscuro beso que dejaba sangre correr. Una punzada en su interior le avisó que era el tiempo de retroceder. Miró a Liam a los ojos y le dijo mientras dejaba caer sus uñas por su piel: Estaré en tus pesadillas…

Un último beso: Búscame…

Sin más se giró y empezó a desaparecer rodeada de un fuego que caía desde su pelo rojo, robándole cualquier rastro de vida y color, ahora era un alma que poco a poco se convertía en una perla más. La cuarta perla en el haber de Mêredy.

En el suelo de nuevo otro arcano… la fuerza. La cuál lucía con belleza su fiereza, y su dominio sobre la bestia de su interior. Bestia que Ira conoció por causa del odio y que nunca más quiso abandonar.

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23/01/2014, 15:21
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Mêredy, parecía alagada con esta nueva adquisición, mientras miraba con orgullo al resto del almas, esperando unas cuantas más.

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23/01/2014, 15:22
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Parecía que aquel momento era esperado entre las diablas, al menos por Juliette. La cual se negaba a dejar aquel momento a sí.

Fue hasta Liam, y besó sus heridas para luego cerrarlas con una gasa hecha de la propia camisa de Liam.

El aguerrido traidor sabía que aquello era una despedida, y un agradecimiento a su posición. Acarició la cara de aquella traidora y le sonrió.

Se dio la vuelta para coger sus cosas depositadas al principio de la catedral y marcharse, pero algo se lo impidió. La fuerte mano de Juliette le agarraba aún por aquella venda suelta y le dijo mirando sus ojos: No pensarás abandonarnos ahora que empieza lo mejor… ¿no?.

Liam no comprendía… él había ido en busca de aquel demonio que destrozaba su destino, hacer frente a su propia pesadilla, y ahora encontraba un lugar en medio de la traición. No sabía qué hacer, pero su destino estaba marcado en su propio rostros con una sonrisa.

Juliette agachó el rostro de Liam hacía ella y beso sus labios y dijo: Debes enseñarme a besarte como ella… Dijo mirando de reojo la perlada esfera de Ira mientras mordía sus labios en un intento de imitarla una vez más.

Sobre el suelo la carta de la Torre ardía, en ella se representaba su destino y el de la ciudad, pues la fuerza de defensa consiguió llegar la traición hasta el más alto lugar y su codicia y ambición ahora derrocaban aquel Castillo de Baal, que tanto tiempo había seguido erguido como una baliza más.

Liam miró con fuerza las cenizas de su arcano, antes de guiar sus pasos junto a las otras traidoras, ahora eran cuatro… tres hijas del diablo, y él… la fuerte barrera que simbolizaba la llegada de la traición al poder.

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24/01/2014, 15:06
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El rostro de Annie se ensombreció al saber que todo acababa allí, ya nunca podría ser madre, ni devolver el daño recibido a través de rencor.

La lluvia de luces y perlas la cubría, con gesto cansado se levantó y espero a ser una presa dentro de un cristal. Una cascada de agua comenzó a correr ante ella, como lo hacía en aquella carta que comenzaba a arder a sus pies, la carta de la Estrella, donde una doncella desnuda trasvasaba agua del mar a la orilla sin cesar.

Parecía irónico su sino, pues esa mujer era alumbrada por la luz de las estrellas, y ella estaba avocada a no alumbrar nunca jamás.

Entonces sintió el frio del agua en su piel y la expresión de asombro de los demás, con cierta expectación miro hacía el frente y se encontró con la caricia de aquella criatura que la agasajaba con la diminuta palma de su mano desde el filo del agua sin parar.

Al otro lado, de aquella agua, su hija nonata le regalaba una caricia, desde el mundo de los muertos.

Las manos nerviosas de Annie tocaron aquella corriente de agua, y sintieron el calor de su piel, pero no pudo atravesar ni un centímetro más.

Acercó sus manos a su rostro y sintió el cálido aroma que desprende todo niño al nacer. Una sonrisa se dibujo en la mirada de Annie, mientras una lágrima se fundía con el agua de aquella cascada formada bajo aquella ilusión de luz y esperanza creada por Zagam.

El alma de Annie se convertía en una perla que pronto iría junto a Mêredy, pero al menos ahora era una alma correspondida con cierto privilegio, el de conocer aquella vida, que sus mismos captores sentenciaron sin compasión.

Las cenizas del arcano se esfumaban, y con ella la esencia de la estrella, la de la luz alumbrante, y la mujer cerniente de su propio destino, bajo el arruyo de un niño que se mezcla con el sonido del mar.

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27/01/2014, 14:41
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Entonces una luz se iluminó en el firmamento como una estrella en mitad de la mañana, una estrella surgida de la nada que poco a poco parecía apagarse sin más.

En vuestro olfato un olor que traía recuerdos como el aroma que despedía aquel oriental que arrastró su cuerpo a la locura y se abandonó a perder.

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27/01/2014, 14:42
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Megan abrió los ojos ante aquel aroma, no podía ser que Tetsuo estuviera aquí, pero su mismo aroma un aroma que encontraría en mil.

Parecía como si al final Tetsuo volviese con ella al fin. Una ligera sonrisa en su rostro que poco a poco se marchitaba al ver bajo aquel valle de luces, una figura femenina que os miraba y desafiaba escudriñando con desdén el lugar.

 

Mêredy sonrió y dijo sorprendida: ¿Has venido al fin?. Juliette aprobó la respuesta de Mêredy, susurrando un nombre al oído de Liam, como para informarle del nombre de la recién llegada: Shayou.

Cameron sonrió y acercándose a ella tendiéndole las manos le dijo a la chica oriental: Tu hermano parece que no aceptará que dentro creciera la semilla del odio que vuestros padres cuidan con fervor.

Shayou, aceptó la mano de Cameron y fue junto al resto y dijo: Siempre fue demasiado débil para saber la verdad.

 Sin más fue con pasos enlazados bajo una larga falda de seda que dejaba ver el dorso de sus piernas por ambos lados, junto a Eko. No hubo ninguna respuesta, tan solo una mirada fría mientras ella cogía una carta de sus manos. La carta del Sol, la cual pareció entrar en contacto con el mismísimo averno al tocar la piel de la asiática, pues comenzó a arder

Una sonrisa en el rostro de Shayou, iluminado por las llamas del arcano, que ahora descubría la verdad. Dos pequeños exactamente iguales, pero a la vez duales entre ellos, uno a la derecha y otro a la izquierda, uno hombre y otro mujer… un sonriente y otro expectante… parecía que aquella carta definía a la perfección la imagen de Shayou y Tetsuo, dos mellizos, tan iguales y diferentes que se vieron alentados por la misma luz y el mismo sol.

Las llamas del arcano lamían los dedos de la hermana de Tetsuo, aunque sin mostrar gesto alguno de agresión ni dolor.

El aroma de Tetsuo poco a poco se transformaba en un perfume de almizcle y azufre, a la vez que la estrella que encerraba su alma, parecía decir adiós dejando paso a la nueva era, que sería revisada bajo los ojos rasgados de su familia, como pedía el libro antiguo de la traición.

Este era su verdadero fin, quedar solo en el recuerdo y en aroma de una voz.

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27/01/2014, 15:01
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Aquella mujer consiguió sacar una mueca en Poron, el cuál parecía apartado del resto deseando poder tener un lugar más cercano en todo aquel atril de desesperación que parecía despertar.

Una posición cómoda, como aquella mesa que ahora recordaba con añoranza en aquel circo de la traición.

Entonces aquellas luces resonaron encima de él y recordaron la vieja canción pausada que daba paso al intermedio de cada espectáculo al atardecer. Poron alzó la vista y vio a lo lejos aquella lona oscura, que parecía brillar bajo unos carteles iluminados donde se describía la actuación.

Miró sobre los filos y vio aquellas esferas de ilusión que Zagam despertó, no quería más engaños, además ya no poseía aquellas cartas que ahora recaían sobre las manos de Létang, el nuevo traidor.

Pero entonces un rostro entre todos los sentados en aquel acto le hizo detenerse y volver otra vez a mirar, aquellos ojos rasgados y tintados con negro carbón bajo un blanco manto de talco y maldad.

Aquella chica que un día bajo el circo le regalo ese mazo de cartas que durante su muerte perdió.

Tenía muchas cosas que contarle, su desdicha en aquel lugar, la mala suerte que parecía volver a convertirle en Norop. Muchas palabras que transmitir en una sola voz, pero ella calló sus labios con un dedo, mientras con su otra mano le tendía un regalo sin más.

En las manos de Poron, volvía a descansar un nuevo mazo de cartas…  El payaso alzó la mirada y vio como aquel circo parecía volatilizarse con aquella mimo en su interior.

En el suelo ardía la carta del Sumo Sacerdote, que como Poron, otorgaba doctrina e identidad a un mundo de misterio y posesión. No necesitaba corona ni cetro que le propusiese su lugar, pues mientras se transformaba en esfera perlada y viajaba con el viento hasta Mêredy, descubrió algo nuevo en su rostro. Una sonrisa verdadera, una sonrisa otorgada por una amiga callada y atrapada en su recuerdos en verdad.

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27/01/2014, 15:17
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Megan miró como aquella esfera se iba con lo que quedaba de Poron y como en tan sólo unos segundos el tiempo, le robó la última oportunidad de encontrar un porqué en la traición de aquellos en los que ella confió.

Sus ojos se rompían entre lágrimas mientras miraban desafiantes a Shayou, aquella chica representaba todo lo que nunca perdonaría de Tetsuo. La codicia, la mentira y la respuesta que nunca encontró.

La oriental la miró desafiante esperando ver la carta que se alzaba tras su destino, casi como una mueca en su camino. Y como llamada ante aquella mirada, calló la carta de la justicia y ante los pies de Megan comenzó a convertirse en cenizas.

Los labios de Megan se apretaban fuertes, al sentir que el destino se reía de ella con aquel arcano, pues era como ella una mujer armada, y sus ojos se perdían en el vacio esperando una respuesta que no encontraría más. Entonces los ojos de Megan se posaron sobre el arma de la Justicia, y armó su mano con una de sus espadas, y quiso rebanar aquel cuello que Shayou lucía con altanería sin bajar el mentón.

Pero entonces unas manos agarraros sus hombros, y la retenieron en una lucha de varios segundos hasta que comprendió la verdad.

Sus ojos llenos de furia se encontraron con el rostro de sus padres, incorruptos desde el último momento en que los vió. Una sonrisa en cada uno de ellos, y una mano en cada uno de sus hombro, entrelazando sus brazos aferrándola a aquel mundo de luces y sombras que parecía haber detrás.

Megan incrédula miró de nuevo el arcano y encontró la verdad, como cadenas armadas, los brazos de sus padres se aferraban a ella, como las cadenas a los platos de aquella balanza del bien y del mal.

Las llamas consumían la carta poco a poco, y Megan descubría la verdad de su arcano, la fiereza de su alma atrapada en aquel doble filo, que estaba atada por un corazón que aún estaba unido a su verdadero yo… el yo de aquella pequeña de 5 años que dejó las espadas y el rencor a un lado, y tomando las manos de sus padres se perdió en un mundo de ilusión…

Oldland recordará a Megan por su justicia y su coraje, por sus ganas de cambiar el mundo una vez más… pero sobretodo, por abandonar el odio y recobrar aquel niño que dentro llevaba guardado desde hace tanto, como los demás.

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28/01/2014, 14:21
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La presencia de Shayou era una nueva pieza en aquella escalera a la destrucción de la humanidad, de la poca que quedaba ya en sus corazones, pero antes de terminara con ella se debían de desvelar los últimos sentimientos perdidos en aquellas almas aún.

Como un clavo más que se aferraba a la piedra de aquella derruida catedral esperando el frio metal del martillo que empezara con la caída de aquel imperio defendido en primera hora por un amor.

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28/01/2014, 14:22
Shayou

Shayou se dirigió hacia el lugar de las almas donde ya solo quedaba la falsa Alice y dijo con frialdad: Quema todo lo que quede en tu alma, pues tan solo queda el fuego del averno para ti.

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28/01/2014, 14:23
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El rostro de Elisabeth guardado en aquel cuerpo joven mostraba derrota, y sus hombros compungidos sabían que aquellas palabras tenían razón.

Había perdido, y no solo la batalla y la vida sino la inocencia de sus manos, pues aquellas manos que ahora miraba acabaron con la vida de la joven Alice. En su mente se repetían aquellos momentos donde rebanó su propio cuello arrancó el corazón de aquella que siempre confió en la Guardiana de Oldland.

La lluvia de luces caía sobre su alma, mientras que un sollozo se alzaba lejano. Alice alzó el rostro, y vio ante ella y cuerpo blanquecino, cubierto de lágrimas y dolor. El color de sus ojos desvelaba las horas llorando sin compasión.

Frente a Alice poco a poco se acercaba un alma con su antiguo cuerpo, el cuerpo de Elisabeth, de pálida piel y la compañía de un macho cabrío, que parecía adormecido a la vez que andaba.

El maquillaje oscuro ya no teñía sus ojos, pero Alice, sabía que bajo aquella piel estaba la verdadera Alice, la cual ahora poseía el aspecto de su destructora, de aquella en la que tanto confió… la piel de Elisabeth.

La Guardiana enterró su vergüenza en sus manos, sabía que la verdadera Alice, nunca la perdonaría. Había roto la confianza, y la amistad entre ambas dos.

Su llanto se hacía presente pese a la férrea personalidad que siempre presentó Elisabeth, y puede que fuera eso, o el sentimiento de la comprensión, lo que llevó a la verdadera Alice a entregar un abrazo a su asesina.

La respiración de Elisabeth incluso se cortó al sentir el calor de sus manos, y mientras la miraba a los ojos le dijo en un muerto silencio… lo siento.

Recordando un leve gesto que siempre Elisabeth hizo con Alice, la joven con el cuerpo de la guardiana acarició su rostro y peino su pelo hacía atrás.

La alma de dos amigas se perdían en un gesto de perdón… en el suelo se quemaba la figura de la Sacerdotisa, aquella carta que debía de guardar aquella última fortaleza por deber… un deber legado de una promesa, que ella misma se inculpó y por la cuál ahora perdía la vida a unos pasos de la destrucción de todo aquello que había guardado hasta el final.

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28/01/2014, 14:57
Director

Ya no quedaba ningún alma errante sobre el suelo, pero aún varias estrellas nacidas de la esperanza debían de perder su ser.

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28/01/2014, 14:58
Director


La segunda estrella en brillar dejo sobre el suelo una mujer tumbada sin fuerzas ya ni de hablar, en su rostro muchos eran los momentos que la obligaron a olvidar. Y en sus ojos la muerte aún no era solución, pues ahora sería eterna su posición.

La joven Verona, tendida sobre frío suelo miro por un momento el paisaje que se veía desde la puerta rota de la catedral de Oldland. Una última mirada a aquella ciudad que vio crecer su locura y la vio perder su forma hasta ser tan solo un efímero velo de lo que un día fue.

Entonces un aroma llegó hasta ella, y con ese aroma, un juego de voces que disfrutaban entre besos en el más allá.

Al parecer algo había hecho posible su promesa, su rostro seguía impertérrito, pero ahora parecía por fin descansar, cerró los ojos y por fin expiró…

Su alma se deshacía entre aquellos brillos singulares, mientras una carta borraba su estancia en aquel lugar, la decimotercera carta… aquella dirigida a un alma pérdida.

Pues tan sólo la Muerte puede acompañar a las almas perdidas, y ser su Caronte en medio de la desolación… Las cenizas se borraron con el viento, y se perdieron en el olvido, al igual que la esencia de Verona y Seele, que ya no olvidaría su nombre, nunca más…