Partida Rol por web

Como un pequeño murmullo entre las paredes de aquella sala se escuchaba un replicar… una gota caer.

Un sonido melódico que os despertaba con una sonrisa hasta que vuestra mirada se posaba en el quicio de aquel balaustre, donde un cuerpo colgaba enredado por unas cadenas que entraban por los huesos de sus muñecas y volvían a zurcir aquel cuerpo a la altura de sus hombros.

El peso de su cuerpo y el daño del acero de aquel férreo lazo que la sujetaba dislocaban sus hombros.

Su cuerpo femenino descansaba sin fuerzas por la sujeción de aquellas cadenas, mientras bajo ella, un enorme charco de sangre inundaba el lugar.

Sus ropas arrancadas… mil arañazos surcaban su piel herida, a la vez que profundas punzadas estratégicas se abrían paso sobre su cuerpo haciendo de su piel la cañería perlada que derramaba cada gota de su ser.

Sus ojos grisáceos tintineaban mientras intentaba hablar, su cabeza temblaba sin fuerzas, hasta que un último aliento en forma de niebla, dejo que su alma escapase en paz.

Una última gota resbaló de sus pies descalzos y terminó aquel son… Lylian Létang estaba muerta, y sería solo la primera, si no se frenaba al causante de aquella tortura sin par, que había arrancado la fuerza y la vida de aquel cuerpo, hasta que no quedó ni una gota que derramar.

Mientras escuchaba a todos hablar Marion había estado recorriendo la sala, examinándola con detalle. Pero después de algunos minutos se dio por vencida y se acercó a las escaleras para despojarse de su gran mochila y tomar asiento. No había sido consciente hasta ese momento de lo cansada que estaba. Vael seguía hablando, y las palabras del anciano eran almacenadas en la memoria de la Melknhar con precisión, esperando poder recurrir a ellas en cualquier momento.

Se quedó dormida de un momento a otro, cuando menos se lo esperaba. La noche pasó en un suspiro, y el suspiro terminó con un sobresalto al despertar. No tardó ni un instante en recordar dónde estaba y tratar de adivinar cuánto tiempo había pasado. Pero cuando sus ojos se posaron sobre el cuerpo de Lylian la respuesta poco importó, y al mismo tiempo llegó de manera contundente: demasiado.

El color de los iris de Marion se intensificó entonces, mientras su respiración se alteraba paulatinamente. De su garganta y de la punta de sus dedos salían jirones de bruma, uno tras otro, y cuando se puso en pie comenzaron a condensarse alrededor de sus botas. No apartó la mirada de la mujer, ni cuando fue haciéndose consciente de que no sería la única que la estaría mirando ni tampoco al sentir cómo un par de lágrimas abandonaban sus ojos para resbalar por sus mejillas.

Totalmente muda pasó sus pupilas por los presentes. En su mirada parecía haber lugar para el rencor o la ira. Sin embargo era mucho más que eso. Se trataba de una súplica.

Vexy se acercó a Brif antes de que la noche llegara y dejó guiar su mente tras tanta incertidumbre. Esa melodía la transportó nuevamente al que había sido su hogar durante tanto tiempo y fue así como se quedó dormida reposando contra una pared.

Al despertar, hubo algo que inundó sus fosas nasales, un olor que sentía familiar pero que no comprendía por qué lo sentiría allí. A pesar de esto, trataba de no abandonar el sopor de su descanso pero los insistentes gruñidos de Nimah hicieron que despertara. Al abrir los ojos, lo vio mientras Nimah halaba su cabello. Lilyan, la joven de los largos guantes se encontraba atada por cadenas y maltratada hasta la muerte.

Los ojos de la chica se abrieron de par en par y sus pupilas se dilataron, haciendo su mirada más intensa y mostrando la sorpresa del momento. La reacción de Marion le impactó un poco y comprendió en parte lo que su mirada quería expresar. Con un tono bajo dijo - Sea o no cierto que la Dama oscura ha sido corrompida, cierto es que su séquito se encuentra entre nosotros - miró a Brif y se acercó a Marion con cautela. No había hablado con ella hasta el momento, pero en su rostro se veía su sufrimiento. Puso una mano en su hombro y le dijo - Dicen que las lágrimas son la más clara expresión de nuestro espíritu. ¿Estarás bien? - en su rostro se apreciaba gentileza, aunque sus palabras pudieran decir otra cosa.

Dam se mantuvo algo ausente mientras debatían. Estaba de acuerdo con Trevor y Gabrielle, no creía en el origen de esa criatura... algo más debía haber pasado. Se mantuvo cerca de las Létang, pues con ellas se encontraba bastante tranquilo, sentía la naturaleza de su legado fluyendo por ellas. También miraba de vez en cuando al muchacho del violín, incluso dirigió alguna que otra mirada al hombre de palabras tan... inoportunas. Pero la noche iba avanzando, y la mente también se cansaba tanto como el cuerpo, sobre todo si no se puede avanzar. La mente de Dam se daba con una pared una y otra vez, una y otra vez... Sin hallar más resultados. Finalmente, sentado en las escaleras junto a Marion, cayó dormido junto a la muchacha.

Un escalofrío recorrió su espalda en el momento en el que despertó. Escuchó algo de revuelo, se levantó con urgencia y estiró sus articulaciones antes de tomar el bastón y caminar hasta donde la espantosa escena le esperaba. 

Al llegar junto con su compañera, inspiró hondo, intentando calmar la furia que se movía en su interior.

Templanza, evita los instintos, no te traerán nada bueno.

Apretó los puños, una de sus manos resultó algo herida por apretar con tanta fuerza la empuñadura de su bastón. Frunció los labios hasta que solo quedó una fina línea, cargado de frustración. Era un hecho, alguien había invocado a la Dama Oscura, alguien había ofrecido a Lylian como sacrificio a esta... Y pagaría por ello. 

- Lo lamento muchísimo, Marion-dijo con sinceridad, pues era algo notorio que ambas mujeres se conocían desde antes de esa extraña reunión. La tomó suavemente por el brazo para intentar apartar su mirada de la escalofriante escena, si la muchacha ofrecía resistencia de algún tipo, Dam soltaría con la misma suavidad y prudencia con la que lo ha hecho-. Encontraremos al culpable-le susurró a la muchacha, estrechando suavemente su mano para intentar reconfortarla-. Tienes en mí un compañero y un apoyo siempre que lo necesites.

La noche anterior, cuando Brif acabó de tocar, se dejó caer en el suelo, con la espalda aún apoyada en la pared. El joven no sabría deci con exactitud cuando sucumbió al sueño, pero lo abrazó de una forma extraña, antinatural. Se había propuesto mantenerse despierto hasta que todo se aclarase al menos, pero el cansancio del viaje o tal vez aquel lugar habñian podido con él.

Al despertar, vio aquel cuerpo en el suelo, bañando la estancia de un color que se le hacía muy conocido ya. Se levantó despacio, intentando no hacer ruido, como si cualquier ruido pudiera romper con la solemnidad de la escena. Habían matado a una de las chicas Melknhar.

El joven se acercó, siguiendo los pasos de Vexy. Siento tu pérdida. Dijo, inclinando la cabeza en señal de respeto. Vael había dicho que eran hermanas, o eso le había parecido oír a Brif. Él nunca había tenido de eso, así que no sabía lo que era. Daremos con los culpables. Tienes mi palabra.

Gabrielle finalmente había dejado la mochila en un rincón y, mientras escuchaba al Melknhar tocar su violín, sacó una manta de viaje y se acostó, utilizando la vieja bolsa como almohada. Dama apoyó la cabeza en su vientre, como hacía siempre, y ambas se quedaron profundamente dormidas. El viaje había sido muy largo y estaban agotadas. 

Algo la despertó y abrió los ojos, incorporándose con cara somnolienta. Miró a su alrededor, recordando, poco a poco, dónde se encontraba. 

Su mirada se detuvo en una figura que se encontraba colgando de unas cadenas. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Se levantó del suelo. Sus ojos negros no podían apartarse de la imagen de aquella pobre mujer. - ¿Quién... quién puede haber hecho eso? - Murmuró y deslizó su mirada hasta detenerla en Marion. Vio su expresión y tragó saliva. Algo había escuchado del anciano, sobre que se conocían o eran familia. No, no estaba del todo segura, los recuerdos del día anterior eran una amalgama en su mente. 

Volvió a mirar el cuerpo de Lylian. Escuchó varias voces prometiéndole a Marion que encontrarían al culpable, pero Gabrielle no dijo nada, temerosa de que sus palabras sonaran vacías. Ella había perdido a alguien importante, hacía mucho tiempo, y, por mucho que le dijeron, nadie nunca hizo nada. Prefería actuar a que sus palabras cayeran en un enorme saco roto.

- Tenemos que sacarla de allí - . Que horrible muerte, pero... ¿Cómo lo han hecho? Se preguntó, volviendo a mirar el cuerpo de la joven. No había escuchado ningún grito, ni siquiera Dama, y ella tenía un oído muy sensible. No... No era posible. ¿Qué clase de brujería habían utilizado?

Caminó hasta el cuerpo y, procurando hacerlo con mucho cuidado, empezó a estudiar la forma de descolgarla sin desgarrar más su carne. Sentía el gusto de la bilis en la boca, pero no podía dejarla allí, como una especie de trofeo macabro. Nadie se merece esto... 

Las escaleras cambiaban con cada peldaño que descendíamos, la voz de Kimberly era dulce y juvenil, con un aire de frescura e inocencia, que me hacia recordar a mi amada, así como ella, mi Beatriz no tenia mas nombre que ese, puesto por mi y con el que sonreía cada vez que la nombraba.

-No te preocupes, basta con saber el nombre de una persona para que forme parte de tus recuerdos, incluso una mirada o una caricia-

Continuamos bajando y la arquitectura cambiaba en demasiad, apenas unas escaleras roídas con el tiempo y ahora unas preservadas en la oscuridad. La noche se había ido y sin darnos cuentas caigamos en un sueño, al despertar, Kim continuaba a mi lado, se frotaba las manos, tenia frio, y era cierto, un frio calaba los huesos, cuando fui recorriendo con la vista a los demás, note el cuerpo de Lilyan, la hermosa hija de Melknhar; su cuerpo y su piel, su sangre en el suelo y el ultimo aliento de vida, se esfumaba sin que nadie pudiera detenerle.

Aquel que hizo esto, no es mas que un animal, lamente su perdida, alguien la llorara y la añorara; mire a Kim que continuaba frotándose sus manos, me quite la chaqueta y se la puse en los hombros, le susurre cerca -Esto te abrigará un poco, no la mires, no temas, descubriremos quien hizo esto-

Me gire hacia los demás, mire al Melknhar, Dam -¿Me ayudas a bajarla de ahí?- me acerque a Marión, no sabia si se conocían de antes, pero al ver que habían caminado juntas hasta aquí*, quizás algún lazo mas cercano habían formado, lo mismo con Dam -¿Nos ayudas? quizás en tu mochila guardes alguna manta con que cubrir su cuerpo- espere sus respuestas antes de continuar, pues tampoco quería ser imprudente.

Dam vio como Gabrielle, una Eve, iba a atender el cuerpo. Entonces, un Grovehn le preguntó al Melknhar si podía ayudar. Dam asintió con gesto serio.

- Por supuesto-dijo con voz profunda, miró a Marion-. No hace falta que intervengas si no te sientes capaz. Es comprensible-le dijo a la muchacha con cierto tono de voz paternal, protector, como el que trata a su joven hija, demasiado pequeña para ciertas cosas, pero demasiado mayor como para obedecer las órdenes sin cuestionarlas y carecer de capacidad de decisión-. Si tuvieras una manta nos sería muy útil, si no, podemos usar mi abrigo.

Trevor había presenciado la macabra escena con el rostro ligeramente desencajado. La confusión y la nostalgia eran casi palpables en su mirada y su expresión de congoja se veía acentuada al vislumbrar el dolor de la pérdida a través de las lágrimas de Marion.

No tuvo la osadía de decir nada para intentar consolarla. No había nada que pudiera consolar una pérdida tan cruel como lo era la pérdida de un hermano, y nadie mejor que ella misma sabría cómo debía sentirse la Melknhar en aquel instante. 

Contempló, con cierto reparo, el cuerpo torturado de Lylian, y oyendo a otros, se acercó, dispuesto a ayudar para desencajarla de aquel improvisado pedestal del horror. Miró directamente a Dam y a Dante, señalando al Melknhar antes de hablar- Él y yo subiremos para soltar las cadenas. Esperad abajo, alguien debe recoger su cuerpo y taparla-dijo, incluyendo a Gabrielle con su gesto, y acto seguido subió los escalones, dispuesto a desenganchar a aquella pobre mujer de las cadenas que la mantenían en aquella posición denigrante.

-Dam, ayudare a Trevor, tu recíbela, por favor, Gabriel puedes ayudar a quitarle las cadenas, sean cuidadosos por favor- acompaño a Grovehn, la sed de la Dama al parecer no ha sido saciada aún, mire a Kim antes de alejarme mas y al pasar junto a Marión le toque el hombro frotándoselo suavemente, en señal de apoyo y animo -Averiguaremos que animal hizo esto-

Era prácticamente imposible saber cuánto tiempo llevábamos ahí, las miradas de desconfianza iban de uno a otro ,y los murmullos eran lo único que rompían el sepulcral silencio que reinaba en la estancia. Uno de nosotros había despertado a la dama pero ¿Quién podía ser el causante de tal aberración? No importaba cuanto tiempo dedicase a mirar a mis acompañantes, estaba claro que, hasta que no cometiese una imprudencia sería prácticamente imposible descubrirle.

Me senté a los pies de la escalera y usé mi mochila de almohada, el cansancio del día comenzaba a pasarme factura, y aunque mi mente seguía dando vueltas a todo lo que estaba pasando, mi cuerpo cansando terminó por sucumbir a un sueño intranquilo. Pesadilla tras pesadilla pasé la noche, pero cuando desperté de mi sueño y mis ojos se posaron sobre la joven que colgaba desangrándose, supeque las pesadillas no estaban en mi cabeza y que por mucho que quisiera, no podría despertar ahora mismo.

Me levanté con cautela mientras mis ojos no daban crédito a lo que veían, y una vez más busqué entre los presentes a quienes habían cometido tan horrible acto. Las reacciones de quienes iban despertando no se hicieron esperar  y Marion sin duda era quien se veía más afectada, con pauso cauto me acerqué a ella como ya habían hecho varios,  y posé mi mano en su hombro – encontraremos a quien ha hecho esto y deberá pagar  - le dije con un suave susurro.

Rápidamente alguno de los hombres que estaban con nosotros comenzaron a moverse para soltar sus ataduras, nadie y bajo ninguna circunstancia debía ser expuesto de esta manera, y la mente retorcida que lo había debía pagar con su propia vida – Yo ayudo a Dam – les dije a Dante, Dam y Trevor, y con cuidado me puse a cerca del cuerpo sin vida de la muchacha. Desde esta distancia podía ver los detalles que esperaba poder olvidar con premura, pero también estaba segura que esta imagen sería difícil de olvidar, sentí la bilis subir por mi garganta y aunque no la conocía de nada, la  tristeza inundaba mi ser… nadie se merece esto. Y a las palabras de Dante asentí con la cabeza sin vacilar, esto no se iba a quedar así.

Esa noche Ithan durmió pegado a su petaca de licor,con su chaqueta como almohada apoyado en el primer sitio comodo que encontró, no durmio ni bien ni mal,simplemente bebia y bebia hasta que perdio el conocimiento.

El olor a sangre le desperto,le resultaba conocido ya que en ese instante recordo como asesinaron a sus padres delante de sus ojos años atras y las penurias que paso sin el calor de ellos,entre las calles y el endemoniado orfanato, noto como algo dentro de el se removia al ver a esa mujer colgada, apreto fuerte los puños, sus dientes chirriaron y sus ojos se volvieron azul electrico henchidos de dolor impotencia y rabia, en ese momento camino hacia Marion y se puso a su lado

Disculpa... no es ningun secreto que te caigo mal,lo digo por las miradas despues de mis comentarios arriba...no soy quien para intentar darte consuelo,no se como eres y no sabria como poder hacerlo,pero independientemente de todo lo mal que te caiga te prometo ayudarte a encontar a quien hizo eso....,le dijo visiblemente afectado por los malos recuerdos que le traia la escena, de ver a Marion afectada y por la barbarie del acto sobre una persona inocente.

Entonces escucho el tumulto para bajar a la pobre Lylian,  cuidado al bajarla... cualquien marca,señal.. lo que sea... puede ser una pista vital para encontar al culpable de tal atrocidad, tratemos al cuaerpo con el oportuno respeto,pero quien tenga mas idea que intente averiguar algo sobre las marcas.

Las palabras de los presentes penetraban en los oídos de Marion, pero sólo unas pocas llegaban al centro de su cerebro. Ni siquiera ella misma tenía muy claro cómo se sentía. Todo había sido demasiado rápido, demasiado inesperado. Demasiado fugaz. Como un sueño que se deshace en la bruma antes de terminar de condensarse.

- Estaré bien. - Respndió a Vexy con un tono neutro, sin apartar la mirada de Lylian. - Me lo habían contado, pero no esperaba que fuera... Así. - Explicó, antes de empezar a recibir un pésame tras otro.

No miró a los ojos a ninguno de los que se dirigió a ella. Ni siquiera reaccionó al sentir el cuidadoso contacto de Dam. A su mente venía una y otra vez un relato del pasado, ese en el que se contaba cómo los que más pesar y empatía habían mostrado por la muerte de otra mujer eran los propios asesinos. Y eso fue lo que hizo el enfado crecer en su interior. Marion permaneció en silencio. No iba a molestarse en agradecer unas palabras en las que no era capaz de creer. Y así se quedó, simplemente observando, con una emoción desgarradora creciendo en su interior.

Nada dijo cuando hablaron de bajarla. No quería demostrar que le importaba más de lo que ya lo había hecho. Tampoco habló cuando empezaron a organizarse. Pero cuando algunos se acercaron al cuerpo de Lylian toda su frustración y su cabreo mezclados salieron por su garganta en forma de amenaza.

- Tocadla y os corto las manos. - Aseguró con voz firme. La bruma había seguido condensándose a sus pies, y conforme sus emociones se volvían más intensas iba arremolinándose más y más rápido. La sola idea de que alguno de los que le hubieran hecho eso la tocase ahora le escocía y quemaba por dentro. No iba a permitirlo, costase lo que costase.

Durante sólo un segundo cerró los ojos. Lo hizo emitiendo un suspiro mudo, y al abrirlos sus ojos parecieron brillar con decisión. Fue en ese instante cuando la bruma comenzó a alzarse llevada por la fuerza de su voluntad. Lo hizo despacio, con cuidado, mientras más y más vaho iba brotando de su nariz, su boca y sus dedos. Y cuando la bruma rodeó a Lylian esta pareció suspenderse en el aire. Sus ojos se afilaron volviendo algunos jirones cortantes, capaces de deshacer a la Melknhar de esas cadenas. Y una vez estuvo libre la hizo descender poco a poco hasta posarla en el suelo con suavidad. Sólo entonces se acercó a ella, y utilizó el propio abrigo de Lylian para taparla.

- No tengo nada en contra de quienes no hayan participado en esto. - Sentenció. - Pero quien lo haya hecho va a pagar con su puta sangre.

Con gesto de derrota el anciano despertó...

No sabía quien derramaría la primera sangre, pero sabía que algo aquella noche empezaría a matar... algo que encendía poco a poco el corazón de aquella Dama rota que esperaba al final.

Había estado dormitando al principio de la noche, pensando en algo que le ayudase a dormir, entonces cogió su pluma y comenzó a dejarla dar trazos sobre un trozo viejo de aquel papel.

Poco a poco la noche había llegado sin más.

Aquel altar de la desgracia se eregía con la belleza de un cuerpo trémulo, pero muerto y desdeñado.

Poco a poco los presentes se reunieron y empezaron a pensar en como descalzar aquel cuerpo de aquel atril de tortura.

Sentimientos enfrentados que no dejaban escapar ni una sola lágrima crecían dentro de Marion, la cuál se adelantó al resto y decidío con esfuerzo bajarla de aquel lugar ella sola, sin ayuda de nadie más.

Era débil... era una Melknhar, pero sus sentimientos eran fuertes y protegerían su piel rota mientras se esforzaba en no llorar.

Poco a poco la mujer de pelo negro llegó hasta el suelo, y Marion tapó su desnudez con ayuda de un abrigo y los jirones de tela que quedaban en el lugar.... una tela bañada en una sangre que empezaba a coagular.

Los pasos del anciano llegaron hasta el cuerpo de la difunta y entonces miró su mano y se percató del detalle que sus sueños le habían hecho dibujar.

Soltó el papel sobre aquel cuerpo, el cuál poco a poco bailaba en el aire hasta quedar a un lado del cuerpo inerte.

El anciano volvió sobre sus pasos, y dijo con cansada voz mientras volvía a su peldaño anterior: El Lirio es es símbolo de la familia, y de la entrega a los demás... una entrega que ha sido lo primera de lo que está por llegar.

Espero que la Vieja Tata, sepa curar las heridas de sus alma y la consuele como lo haría cualquier madre a cualquier edad.

Un golpe de tos cercenó sus palabras, pero ya no había agua que calmara aquel mal... por lo que se obligó a tragar aquella saliva sanguinolenta y esperar que se pasara como siempre pasaba desde años atrás.

Aunque Dam había accedido desde un principio a bajar a la difunta, no se movió hasta que Marion dijese lo que quería hacer, y no quería que nadie la tocase. Lo comprendió y asintió conforme con la decisión de la muchacha, al fin y al cabo era su hermana, o eso había dicho el anciano Vael. 

- Está bien, Marion. No la tocaremos-accedió él. Miró a quienes habían propuesto ayudar a Lylian a descender y negó con la cabeza una vez, autoritario. La última palabra la tenía Marion.

Se apartó para dar espacio a ella y al poder que fluía de la muchacha, pues sabía que lo estaba usando. Observó como la bruma cogía a Lylian con gentileza y la iba bajando suavemente hasta el suelo. Dam frunció los labios y se quedó cabizbajo durante un momento, sin querer mirar como Marion cubría el cuerpo de Lylian, queriendo dejar espacio e intimidad a las muchachas.

Observó el dibujo que Lylian había hecho antes de fallecer. Era casi tan hermoso como ella en vida. No pudo evitar suspirar. Se pinzó el puente de la nariz e hizo algo de presión, cerrando los ojos e intentando abstraerse de esa escena, de ese momento. La pérdida de Lylian parecía haberle afectado.

Sin embargo, las palabras de Vael llamaron su atención.

- ¿Quién es la Vieja Tata?-preguntó, con curiosidad, intentando desviar la atención de los demás de Marion, que seguramente agradecería tener un momento de tranquilidad para despedir a Lylian. 

Apenas había avanzado cuando la voz de Marión se hiso escuchar, de inmediato desistí de continuar, cuando la bruma comenzó a envolver el cuerpo de Lylian y tan sutil y delicada, la posaba en el suelo liberándola de aquellas cadenas que ayudaron a segarle la vida.

Volví junto a Kim, -Es doloroso perder a alguien querido- lo sabia en carne propia, me sentía nostálgico y compartía el dolor con Marión.

La voz de Marion resonó entre esas antiguas paredes, no había estado atenta a las conversaciones de los demás hasta entrar aquí, por lo que no sabía si aquellas dos habían venido juntas, y aunque de no ser así la reacción de la joven sería desmedida, me alejé con paso calmo, no sería yo quien contrariase a la muchacha en ese estado de nervios, pero la dulce joven que había mostrado ser desde el principio o al menos que yo creía haber visto, había desaparecido.

Entonces enfile mis pasos hasta donde Vael y escuché tanto sus palabras como las de Dam, la pregunta era acertada pero, dadas las circunstancias actuales, no tenía claro si quería saber mas.

Gabrielle había alargado las manos, con la intención de empezar a desenrollar aquellas cadenas que aprisionaban el cuerpo de Lylian, cuando la voz de Marion heló su sangre. Se detuvo, sin llegar a tocar a la joven, y se volvió, clavando sus ojos negros en los de la Melknhar, mientras levantaba ambas manos y se apartaba, mostrándole que no iba a tocar nada.

- No he llegado a tocarla - . Le dijo, aunque quizás sus palabras cayeran en el vacío, ya que Marion se encontraba concentrada, creando una bruma que envolvió el cuerpo de la fallecida. 

Se quedó a un lado, observando como el anciano se acercaba y dejaba caer un dibujo junto al cuerpo de Lylian. Un escalofrío recorrió su espalda y apartó la mirada, sentía que estaba rompiendo la intimidad de aquellas dos jóvenes. 

Durante un rato se mantuvo en silencio. Dama se había acercado y sentado junto a ella, compartiendo aquel mismo silencio, roto tan sólo por algún que otro murmullo que se podía escuchar en aquella enorme sala. Escuchó la pregunta formulada por Dam y dirigió sus pupilas en dirección al anciano. Arrugó suavemente el ceño. Con aquella apariencia frágil y aquellas palabras, que iban inundando la mente de todos, parecía alguien inocente. Pero era el único que sabía lo que ocurría y parecía estar ocultando información. 

- Anciano - . En ese momento no recordaba su nombre. ¿Gael...? No, no estaba del todo segura. - Sabéis más de lo que decís. Si no tenéis nada que ver con todo esto, hablad claramente y dejaos de tantas historias - .

Nada puedo hacer por evitar que el sueño termine y termine consiguiendo que mis huesos terminen dando en un rincón para buscar un poco de descanso en mitad de toda esta locura.

Tampoco puedo hacer nada por evitar lo que el amanecer nos muestra: una cruel y despiadada muerte. Tardo unos segundos en reconocer el rostro de aquella a la que había respondido poco antes de caer rendido de sueño y me muedo ligeramente el labio por la rabia y la impotencia.

"Malditos bastardos..."

Escupo en un incontrolado susurro de rabia contenida. Y antes de poder reaccionar, la voz imperativa de Marion Létang y el dibujo de Vael, así como la acertada pregunta de Dam. Por mi parte, en cambio, no hay preguntas acertadas, ni nada a lo que realmente aferrarse. Camino hacia donde se encuentran todos y me coloco al lado de Mariam y hablo para todos.

"Probablemente haya sido una mujer, normalmente los hombres suelen ver como amenazas más directas a otros hombres y además la precisión de las punzadas indica que fue bastante profesional. También me aventuraría a decir que debido al salvajismo sería bastante probable descartar que éste crimen lo haya cometido un descendiente de Melknhar, aunque la verdad, es demasiado pronto como para sacar conclusiones certeras."

Me cruzo de brazos y bufo. Hago un esfuerzo por mantener el rostro sereno, pero la idea de que alguien pueda hacer algo así sin que nadie lo vea sencillamente es capaz prácticamente de helarme la sangre.

"Sin embargo, las mentiras se cazan con verdades. Y la verdad es que desde que nos adentramos en el campo santo he sentido que no todo es lo que parece. Que hay almas que llevan mucho tiempo atrapadas y que las historias se deforman con el tiempo, siendo capaces de convertir a niños en demonios sólo para que encajen con lo que se espera de ellos. No es demasiado, pero es todo lo que puedo aportar, por ahora."

Miro de reojo a Gabrielle, realmente aquella pasión era formidable y por ahora prefería mantenerme un poco al margen.