Partida Rol por web

—Todos creen en ella. Daeron será el siguiente y ella dictará con sus palabras quién vuelve de entre los muertos y quién muere. Olenna es peligrosa. Tiene demasiada puntería, cuanto más tiempo viva, más minará nuestras fuerzas.

Hizo una pausa y movió los pies en el césped húmedo, agradeciendo su frescor en la piel.

—La chica del arco también es peligrosa, puede veros. Que sea Daeron quien se exponga esta noche, a él ya le ha visto. Tú no vayas, al menos que tu nombre permanezca en el anonimato. 

Entonces ladeó la cabeza, buscando con sus ojos oscuros los de la mujer de hielo y soltó el aire despacio por la nariz.

—El vietnamita, Noi, podía definir su destino a través de los muertos¹, Katalina me lo contó. Supongo que a vosotros no os habló de él para que no supierais que pensaba traicionaros. Él tomó a Roy y al hacerlo se reunió con la niña. Al parecer ese era todo el poder que Oldland les había dado a Roy y Theora, reunirse en sus mentes y confiar el uno en el otro. Sin embargo, la niña le confió algo al viejo. Al parecer Theora no está muy bien de la cabeza². Creo que Oldland podría haberse aprovechado de su locura para permitir que siembre el caos. 

Hizo una pausa y asintió lentamente. 

—Eliminar a la niña es necesario. No hay lugar en Oldland para la inocencia. Me parece bien si ella es vuestra elección. Además, Katalina me pidió que lo hiciéramos si ella caía. Pero no sé si nos corre tanta prisa como otros. Sabemos que ella no es quien está trayendo a la gente de vuelta y sólo sigue la estela de lo que Olenna marca. 

Tras escuchar con atención sus palabras asiento con la cabeza. –Entiendo, entonces cumpliremos con la voluntad de Katalina y sembraremos el Caos y la confusión en este lugar, para bien o para mal… pues nada será ya lo de antes.

En las ruinas un nuevo día había llegado, pero en el bosque la noche y la lluvia eran perpetuas, así como las sombras que seguían a Nimay y Haathee como fieles compañeras. Tal pareciese que aquel lugar no era otra cosa que una representación del corazón de ambos, hombre y elefante. Oscuro, tibio, derramándose continuamente por una tristeza pasada. 

Mientras en el otro lugar se arrodillaba frente a los dos cuerpos, en este buscaba la mirada de Aisha, con preocupación.

—¿Estás bien? ¿Qué ha sucedido? —preguntó, estudiando el rostro de la mujer— ¿Te vio la niña atacándola anoche?

Aun con los huesos entumecidos y el alma dolorida por tal humillación respondo tiritando al eve mientras me arropo con la manta de Dyehuty.

Niego con la cabeza. -Yaiza no nos vio aunque lo intento, yo monte guardia y conseguí mantener al grupo a salvo… No podemos arriesgarnos más con ella, esta noche, debe de morir.

- La niña me ha cazado mi rabia hacia ella aumenta poco a poco. Al morir debió de intercambiar sus poderes con algún otro y gracias a eso me dio caza. Sonrio aunque como podéis ver tenía un as en la manga… miro fijamente a Nimay. Las cosas no pintan muy bien, tarde o temprano tendréis que actuar.

- Cada vez sospecho más de Dreide, creo que esa zorra nos está vendiendo a todos. Acaba de insinuar que el árabe es una semilla, pues bien, el lo es.

Poco a poco voy entrando en calor y recuperando la compostura. Quizá deberíais otear en Vitka demasiado callada y desapercibida para mi gusto.

—En realidad —corrigió Nimay, frunciendo el ceño con cierta preocupación— lo que Deidre ha hecho es preguntar si tú lo eres. ¿Daeron está intentando atraer las miradas hacia sí por algún motivo? Olenna acaba de decir que es para protegerte a ti... Esa chica del palo es peligrosa, te lo dije. Demasiado lista, demasiado atenta. Y ahora va a intentar ponerte a ti en el punto de mira por culpa de la cría.

Hizo una pausa y negó con la cabeza con cierto fastidio. La situación no parecía enderezarse nunca.

—¿Dyehuty es ahora uno de nosotros? ¿Se os ha unido? ¿Por el cambio que hizo Theora al morir? Eso podría aumentar nuestras posibilidades, nadie parece sospechar de él.

Entonces se quedó pensativo y recordó.

—Roy también mató a alguien cuando murió y él y Theora estaban enlazados como cultistas. A lo mejor cazar al morir es parte del poder que les ha dado Oldland. No creo que ella se cambiase a sí misma, pero Olenna ha preguntado a Dyehuty por el cambio, así que él ha sido uno de los afectados por el caos de la niña. ¿Quién habrá sido el otro?

—Creo que Deidre es una aliada, pero que está sola y perdida. Trata de sobrevivir como puede, tendríamos que intentar contactarla. —Frunció el ceño al ver cómo regresaba Theora de entre los muertos. —Y necesitamos encontrar a la persona que está trayendo de vuelta a la gente urgentemente. No sirve de nada matarlos si luego regresan.

Y mientras la vida de Aisha se apagaba... su reflejo en aquel escondrijo de Oldland se borraba... como el eco de un murmullo que muere lentamente para luego dejar solo vacío entre los dos...

Mientras todo en Oldland parecía proseguir, sentiste una punzada dentro, como un sentimiento que te hacía mirar a otro lado, y al mirar allí, te encontraste en un bosque cercano a Oldland, sobre el que el rocío caía en forma de lluvia pobre, mojando el alrededor...

Un ambiente frío, húmedo, pero a fin de cuentas a salvo de la mirada de los demás.

Al principio te preguntaste porque estabas allí, y buscabas una razón, pero pronto de entre el follaje, una forma aparecía. La lluvia caía sobre sus hombros, mientras su cabeza estaba tapada por una capucha, ocultando su rostro... 

Cerraste la mirada y te obligaste a fijar tus pies, y no ir marcha atrás... pronto aquella figura se hizo cercana, y con su mano bronceada destapó aquella capucha, y dejó ver sus ojos oscuros y su pelo mojado... Nimay, estaba allí bajo aquel halo de ilusión.

A sus espaldas, algunas figuras como sombras, se movían, pendientes de las palabras del resto, como mensajeros de un demonio superior.

Nimay, tendió su mano y dijo.- Hace tiempo, que esperaba que alguien como tú llegara a este lugar... 

Una sola mirada sirvió para saber que la traición era una herida abierta en los dos, algo que os uniría y os ayudaría en realidad.

Nimay sonrió de medio lado, dejando que el agua empapase sus cabellos al liberarlos de la capucha. Sus ojos recorrieron el rostro de aquel hombre y, al mismo tiempo que él se mostraba, lo que había parecido una gran roca se movió, desvelando a Haathee cerca de ambos. 

—Bienvenido, Dyehuty —pronunció ambas palabras despacio, recreándose en cada sílaba con esa tonalidad suave cargada de acento. 

El elefante se acercó despacio hasta que los cuatro pares de ojos contemplaron al grovehn con un mismo brillo curioso al ver lo que escondía en su interior.

—Estás lleno de secretos, ¿no es así? Y la traición sólo es uno de ellos... —Chasqueó la lengua. —Muchos cambios y dones veo en tu alma hasta que has llegado a nuestro bando. Mucho tiempo se ha perdido ya. Cada noche he traído a uno de vosotros y cada día ha caído a manos de la turba guiada por la mujer del palo. El vietnamita sabe de este lugar, pues Katalina le habló de él. No sé cuáles serán sus planes ahora que él ha regresado y ella no está para sujetar su lengua, pero las cosas podrían ponerse aún peor de lo que ya están. 

Detuvo sus palabras un instante y lo miró con más intensidad, clavando sus pupilas directamente en las de él. 

—Estoy aquí para ayudaros —comentó entonces—. Para desvelaros los secretos de nuestros enemigos. Para sembrar el odio a vuestro lado y abrir esa puerta maldita. Sé que tu alma es oscura, que quieres abrir ese sello. Pero también sé que no estás solo... ¿Un pacto de no agresión? ¿Dónde deja tu lealtad eso ahora?

Le hizo un gesto con la mano para caminar por el bosque junto a él, sin preocuparse por empaparse los pies descalzos. Haathe empezó a moverse también al unísono, con un paso acompasado al del hombre.

—Sólo un secreto por noche y esta noche he tenido que buscar los tuyos para poder traerte a este bosque. Cuéntame cuáles son tus planes —pidió, todavía con esa media sonrisa prendida de sus labios—. Colaboremos. Debemos trabajar juntos. 

Llego al lugar con ese fino rocío y bajo la capucha se desvela el hombre del elefante. Ladeo la cabeza hacia la izquierda con un aire divertido.

Demasiado húmedo.

Replico, sin ánimo realmente opositor, más como un comentario que cualquier otra cosa. Luego miro hacia el elefante y finalmente vuelvo a centrarme en el hombre que se escondía tras la ilusión.

La fortuna sea contigo, Nimay.

Respondo a su saludo con una leve reverencia y un tono amable. Espero a que termine de hablar, mientras mi mirada se pierde en algún punto indeterminado, perdida, mientras comienzo a caminar con él de un modo casi automático. Aunque era difícil perderse con la presencia de aquel paquidermo tan cerca. Cuando termina de hablar, comienzo yo.

Lo sé, igual que sé que sabes el don de la niña. Eres inteligente, aunque no esperaba... estar unidos tan pronto.

Asiento lentamente y mis ojos se centrar en mirarle a él nuevamente, intentando adivinar algo.

La mujer del bastón es un problema, sí. Y el vietnamita, ahora que lo mencionas y me cuentas: me pregunto si ella también le dijo tu nombre o sólo el lugar. Y la niña, que también es lista. Y la arquera, que nos espía. Y una de las dos mujeres escamosas, que probablemente traigan a los muertos a la vida. Son muchas malas hierbas... para el último de los jardineros.

Digo, con una ligera risa al emplear las palabras de nuestro Gámbito personal.

Mi lealtad está en las buenas historias, como siempre. Y la historia que podemos contar está más allá de algunos trucos. Si has visto en mí lo habrás visto: vemos lo que queremos ver, simples espejismos en mitad de un desierto de muerte. ¿Tranquiliza eso tus dudas? No me gustaría comenzar a hablar de planes... sin tu confianza.

Caminó con él, seguidos ambos por el elefante y ese grupo de sombras que flotaban esquivas por cada rincón de aquel bosque, susurrando sólo para los oídos del hombre. Le agradaba la lluvia incesante de aquel lugar. La temperatura era cálida y las gotas ayudaban a refrescar su mente. Pero comprendía que aquello debía ser muy diferente a lo que estaba acostumbrado su acompañante. Hizo una pequeña mueca y señaló hacia arriba con la barbilla. 

—Lo lamento —respondió a sus palabras—. Nos ayuda a pensar.

Se llevó la mano a los cabellos, peinándolos hacia atrás y salpicando el aire de pequeñas gotitas al hacerlo. Sin embargo, con sus siguientes palabras, se encogió de hombros.

—Aisha se mostró desconfiada cuando estuvo aquí. Ella me dijo tu nombre, pero sólo después de haber sido atacada la primera vez. Se guardaba información y no sé si llegó a transmitiros mis mensajes. Quise que ella estableciese un código para poder comunicarnos si la perdíamos y así poder emplearme en buscar otros aliados o personas cuya muerte nos urja, pero nunca supe si os lo dijo. Así que me decidí a traerte cuando la comunicación se vio interrumpida.

Después asintió con la cabeza.

—Nói sabe mi nombre —confirmó—. Katalina le habló de mí y él tiene ese lugar en su mente junto a Theora. No sé qué podría susurrar en el oído de esa niña sin que podamos escucharlo. Muchos problemas y pocas manos para solucionarlos. Y si tu cambio sucedió cuando murió Theora, ahora alguien ha obtenido el poder que Oldland te había dado a ti, pero... ¿Quién? Siempre pensé que la mujer del lobo era una aliada, pero ahora creo que tal vez es ella la que fue intercambiada contigo. ¿Por eso la señalaste al atardecer? 

»¿Y por qué Daeron se mostró tan abiertamente? Creí que tenía un plan, que deseaba ser señalado por algo más. Que tal vez sobreviviría. Pero ha caído sin más. ¿Fue para encubrirte?

Finalmente, asintió de nuevo.

—He visto tus espejismos. Y tienes mi confianza. Ya sabes cuál es la historia que yo deseo contar. ¿Pero tengo yo la tuya? ¿A quién estás unido y en qué condiciones? 

Niego lentamente, indicando que no debe preocuparse por el ambiente. Me acostumbro rápido.

En realidad es un poco más complejo, lo de la niña...

Comento, cuando habla de ella, pero no le interrumpo más. Son muchas cosas que decir, poco el tiempo y muchas las posibilidades de fracasar.

Yo... tambien pienso que tramaba algo. Casi me rogó por que acabase con la mujer del bastón... y luego está lo del hurón, y las referencias a ser un jardinero. Quizá la contaminó de algún modo macabro y si la ataco... florezca. Pero ese sería su juego, no el mío.

Le dedico una sonrisa casi resignada por la situación. Cuando algo parece resonar lejos en mi cabeza... y suelto un par de carcajadas irónicas. Mi sonrisa se amplía tratando de contener una risa mayor.

Oldland desea que conozca sus secretos, pues con quien comparto cierta confianza es, también, una indagadora de secretos y... ¿sabes qué? Tenía razón: la mujer de las escamas, la que apenas lleva ropa... es capaz de traer a otros a la vida. Aunque me falta detalles aún pero... -sonrío más tranquilo y complacido- Quizá, y sólo quizá, tenga un plan, pero antes... me toca actuar. Joder, odio esto.

Me cruzo de brazos y con un ademán le invito a ver el espectáculo que se desarrollaría pronto en el otro lado.

¿Y bien...?

Digo, esperando su veredicto ante mi actuación. Niego con un dedo.

Se está condenando ella sola. ¿Por qué todos tienen esa maldita costumbre? Si alguien quiere suicidarse podría hacerlo cuando todo esto termine. ¿Sabes que la mujer de los cabellos de fuego me ha escrito declarando su amor incondicional y me ha pedido que le diga quién soy para poder protegerme? Dice eso mientras se condena. Joder, me siento como un plato secundario, un mal sustituto de Júpiter.

Me río un poco amargo.

Te cuento mi plan, y está en tu mano si quieres actuar o no... Has escuchado mi historia. Tienes amigos en el bando de la niña. Podrías acusar a la otra indagadora de secretos, Fiona, de tener la historia de Júpiter, de haber sido con quien me han cambiado. La niña te creerá. Si necesitas apoyos o conocimiento de dones, puedes decir que viste que la muerte de la arquera me dio la capacidad de arrebatar una historia, además de mi don con las ilusiones, mi chispa mágica, y así quedarme con sus dones tras sesgar su vida. Puedes decir que has visto a la niña. Eso son tres noches, uno por noche, como dijiste. También puedes, si no quieres hablar de mí, hablar sobre que o viste a Júpiter y antes de acusarle yo lo maté o... lo que se te ocurra. Creo que me entiendes ¿no? Tienen que creer que eres un indagador de secretos que busca ayudarles.

Alzo el índice estirándolo casi como un resorte.

Oh, entonces ella se defenderá y sabrá quién soy. Eso piensas ¿no? Pero con lo que ellos no cuentan... es con que yo te mate esta noche -sonrío de un modo lupino- y esa muerte te proclamará inocente ante los ojos de todos... y te traerán a la vida, como ya ha sucedido en días anteriores. Pero sólo es un plan... sólo es una opción. Y así si el oriental te acusa puedes decir que probablemente ella le mintió, guiada por que probablemente Fiona te investigó y le dijo a ¿la mujer globo? que le mintiese. Así pondrías a Fiona como inteligente y a Kate como manipulada. Ei, pero es sólo una opción... también podemos jugar a los silencios. Lo que propongo es un golpe de efecto... arriesgado.

Me encojo de hombros y finalmente me siento.

Y en cualquier caso, así quizá podamos salvar también a la compañera del lobo. Joder, cuánto trabajo da esto de traicionar...

Me quejo casi irónico.

Nimay contempló lo que sucedía en el otro lado y también escuchó lo que Dyehuty decía en el bosque. Aplaudió un par de veces ante la actuación del hombre del desierto y después asintió despacio antes de ser él quien hablase.

—Estoy harto del juego de los silencios. Me gusta tu plan y en la situación en que estamos un golpe de efecto es necesario. Pero dos fallos le veo. El primero que la niña debe saber con quién te cambió. No sólo ella, Olenna también debe saberlo, ya que te preguntó por tu cambio. El segundo, que Fiona no podría haber adquirido el poder de Alastor y al mismo tiempo ver. Eso se contradiría con lo que tú dijiste allí. 

Entonces hizo una pausa y frunció el ceño cuando Olenna saltó pidiendo explicaciones a Dyehuty.

—La chica del palo es un problema, llevo diciéndolo desde la primera noche que me encontré aquí con Katalina. Después se lo dije a Aisha. Ninguna me escuchó y nos habríamos librado de muchos problemas si ella hubiera caído desde el principio. Si continúa centrándose en ti hablaré en tu defensa y comenzaremos la fiesta. 

Entonces hizo una mueca negando con la cabeza. —Y no comprendo por qué se condenan todos. La primera noche mis sospechas al elegir a quien traer estaban entre Daeron, Alastor, Deidre y Katalina. Con todos ellos habría acertado. Si yo lo vi tan claro, ellos también pueden hacerlo. Estamos haciendo malabares al borde del precipicio.

—Ayúdame a entender algo antes de poner tu plan en marcha, ¿sabes con quién te cambió la niña? Y si fuiste tú quién se encargó de Alastor... ¿Por qué no cambiaste cuando la niña murió? Y la chica del lobo... ¿Te has encontrado con ella? Pregúntale si sabe si hay algún otro aliado aparte de nosotros dos. 

Tras la última intervención de Olenna, Nimay frunció la nariz al mismo tiempo que Haathee arrugaba su trompa. El hombre cambió el peso de un pie al otro y se cruzó de brazos.

—La chica del palo te ha echado el ojo. Es rápida sospechando y aún más acusando. Como hizo con Katalina, Aisha y Daeron. Mañana intentará que todos vayan a por ti. —Resopló con hastío al ver que la situación se repetía una vez más. —Hablaré para exculparos a Sylvia y a ti. Así si Nói habla en mi contra, o si se demuestra la inocencia de ella, la tuya podría ir detrás. Y así, tendrás excusa para matarla por la noche sin que Fiona sospeche de ti.

Me llevo una mano a la frente y suspiro.

La mujer del bastón es rápida, pero entiende lo que quiere. Eso puede ser un punto a nuestro favor. Además de que lo que he dicho es verdad... fueron las palabras de la compañera del búho.

Replico sin demasiadas ganas. Luego asiento lentamente.

Sí, y tanto que habrías acertado. Eres inteligente, como la mujer del bastón. Pero matarla ahora sería un problema: la traerían de vuelta y me acusaría. Y me matarían. Primero tengo que encargarme de quien trae a los muertos de regreso... y no puedo ir a por la mujer de la serpiente hoy.

Niego con la cabeza. Pero las últimas palabras me hacen mirarle casi con otros ojos.

Sí, eres realmente inteligente. Quizá podría funcionar. Puede que me guste trabajar contigo.

Le concedo, mientras inclino mi cabeza a modo de respeto.

Si quieres hablar, hazlo... pero parece difícil desviar la atención de la loba. Me cuesta tragarme lo que dice... y a veces en el ajedrez hay que sacrificar a un peón. Yo aún no me siento en peligro. Y sé que no va a investigarme, la mujer del fuego. Tú decides si jugar o no... yo sólo disfrutaré cuando decidas comenzar.

Digo con entereza.

Aún no estoy unido con la loba... sólo recibí su carta. En cuanto al cambio... no tengo mucha idea. Quizá otra persona me cambió a la vez y se anuló de algún modo. Pero yo sigo siendo yo. Aunque sospecho que su truco intentó ser con la mujer de las llamas.

Recuerdo algo entonces.

Por cierto, nos ha dado información útil, la mujer del bastón: si morimos, deberemos buscar en los petroglifos el nombre de nuestros compañeros. Quizá su poder les permita seguir jugando... de algún modo.

Nimay asintió con la cabeza y al mismo tiempo Haathee hizo un movimiento que hizo balancear su trompa. El hombre tan sólo dijo una palabra.

—Juguemos.

Y tras eso concentró su atención en el otro lado, esperando para ver qué rumbo deberían seguir.

Sin embargo, seguía dándole vueltas a algo de lo que había dicho Dyehuty y finalmente asintió. 

—Tenemos que estudiar esos sellos. Si son nuestros nombres tiene que ser posible sacar las letras y deducir de quién es cada uno. Luego podremos hacer lucir los de nuestros aliados con nuestras muertes.

Hizo una pausa y se quedó pensativo.

—Espera hasta el último momento para decidir si vendrás a por mí o a por la de la serpiente esta noche. He intentado darte pie discretamente para que puedas hacerlo sin despertar las sospechas de Fiona, pero... Según cómo se desarrolle la discusión podría interesarnos más una cosa o la otra. 

Asiento con firmeza cuando habla sobre ayudar a nuestros compañeros con nuestra muerte.

O a la compañera del lobo. Puede matar a alguien con su muerte. Puede decir uno de nuestros nombres. Y puede que la consideren inocente... Aunque lo dudo. La mujer del bastón es un problema... y más si la reúnen con el resto de mujeres.

Llevo un dedo a mi sien y la acaricio con movimientos circulares.

Esto se complica... antes de llegar aquí tenía claro ir a por la compañera del cocodrilo... ahora no lo tengo nada claro.

Alzo mi cabeza hacia el cielo, con la mirada un poco perdida. Inspiro profundamente, tratando de tomar aire y aclarar las ideas a la vez.

Y además están sordos. Y no te escuchan. Yo sí que lo hago: ¿qué piensas?

Nimay soltó una breve carcajada cuando Dyehuty puso de manifiesto que nadie parecía haberle escuchado en aquel otro lugar. Nadie... Salvo la chica del palo. Esa se quedaba con todo.

—Pienso que lo que hagas esta noche puede marcar el rumbo que tomará el futuro, tal vez ser decisiva —respondió, para quedarse un instante pensativo—. Creo que la chica del palo mañana querrá dirigir las miradas hacia ti, por eso ha remarcado que la chica del lobo no es asesina: está sembrando. Corre prisa acabar con ella, es rápida y lista. Demasiado. Tienes tus ilusiones, así que no te pasaría nada y al día siguiente la chica del lobo podría protegerte si se lo pides. Podrías tener dos atardeceres a salvo si no usan otras cosas contra ti. 

—Pero la chica de la serpiente deshace el trabajo que hacemos y ella también corre prisa. Más que ningún otro. Ahora con lo que yo he dicho podrías tener excusa para matarla sin que Fiona sospechase de ti. Fiona también podría ser peligrosa, pero tú tienes ese... Pacto con ella y además por ahora es útil sacarle información.

Hizo una pausa y entonces mencionó la otra opción, esbozando una sonrisa de medio lado.

—Y luego está la otra opción. Que acabes conmigo esta noche. Eso podría ser de ayuda si Nói habla o si ya lo ha hecho. Con suerte, Sylvia querrá traerme de vuelta, teniendo en cuenta que acabo de exculparla delante de todos. Sin ella, al menos puede que tu inocencia quede confirmada, atada a la suya. 

Después dio algunos pasos, sin molestarse por la humedad del suelo directamente en sus pies descalzos y alzó la mirada, buscando la del otro hombre.

—Creo que he descifrado la piedra —informó—. Partí de los dos nombres que tienen tres letras: Roy y Nói, tenían que tener una letra en común y de ahí he ido sacando letra a letra comparando con los nombres de todos. Me ha costado un poco porque creo que es una escritura inversa, de derecha a izquierda. —Sonrió. —Por un momento pensé que esa chica nos estaba tomando el pelo y que no eran nombres ni nada, sino dibujos al azar pero entonces tú me diste esa clave. El árabe se escribe así, ¿verdad? También una lengua antigua de India. Si no me equivoco los nombres de Katalina, Alastor, Daeron y el mío propio están apagados. El tuyo, el de Aisha y el de Deidre encendidos.

Se quedó pensativo un instante y finalmente se cruzó de brazos. 

—La decisión es tuya, pero si yo fuera tú elegiría entre la chica de la serpiente o yo mismo. La del palo urge, y cada vez más, pero si cae antes que la serpiente, ésta la traerá de vuelta y estaremos igual.