Partida Rol por web

El cambio de ambiente no me molesta en absoluto. Al contrario. Parece incluso más apropiado, teniendo en cuenta lo que nos ha pasado. Observo como la gente sigue viniendo y como van, todavía apegados a los destinos de los vivos.

Miro a Vyka y sacudo la cabeza de lado a lado. -Vyka. Me decepcionas. Podrías haber creado un ejercito, podrías haber hecho lo que te hubiera dado la gana con él. Tenía una bala con la que me dijeron que debía matarte, pero tome otro blanco... Bueno, es una lástima. Me hubiera gustado saber que habrías hecho. Te habría ayudado-

Después miro como Oliver se acerca y pregunta. No puedo evitar sonreír y sacar un rey de picas de una de mis mangas. -Por supuesto. De todo tipo. Pero ahora mismo no tenemos mucho que jugarnos, aparte de nuestras almas.-

Fiona miró a Olenna con el ceño fruncido cuando le dijo lo de las luces, era odbio que era importante pero sus llamas no llegaban a tanto y ella tampoco se había centrado en eso, por lo que se limito a encogerse de hombros, quizás había hablado demasiado... si hubiera estado callada habría tenido oportunidad de volver a preguntar a las llamas... pero en ese estado poco podía hacer salvo conjeturas... de manera que tras mirar a los presentes decidió encender otro cigarrillo.

- Me fio menos de la rubia que de la niña... teniendo en cuenta lo poco fina que estoy... es muy posible que esté equivocada pero creo recordar antes de que me mataran... que la iba a mirar a ella, pero bueno... parece estar todo el pescado vendido, para bien o para mal...

Las ratas que me acompañaban comenzaron a agitarse de manera inquieta. Chillaban, corrían y algunas disputaban entre ellas. No solían tener ese comportamiento mientras yo me encontraba delante, pero algo raro estaba ocurriendo. Puse mis sentidos alertas ante cualquier evento que pudiera acontecer. Miré uno a uno a los presentes intentando descubrir el origen del nerviosismo de mis roedoras, pero no pude divisar nada extraño.

-Aquí está ocurriendo algo... -Mis palabras resonaron en todo el lugar.

Al ver partir a Sylvia Olenna asiente con la cabeza aunque ella ya no lo pueda ver. Aguarda un instante entonces, y al escuchar la petición del negro simplemente hace un gesto con la mano, con el que aparece junto a él una buena botella de licor. Después de eso escucha hablar al chico de las cartas, pero lo ignora por completo. Luego se dirige a la mujer de fuego.

—Tu mirada de atardecer suena fuera —enuncia—. Tienes suerte.

Luego guarda un instante de silencio, y cuando las esquirlas plateadas muestran a todos cómo el siguiente sello brolla, ella habla directamente al hombre alimaña.

—Tus luces —le dice—. Han hablado. ¿Qué dicen?

Y allí seguía, sin opinar perdida en el vacío de la misma muerte. A mi lado se encontraba Alastor que tal vez compartía el mismo sentir o estado general. Incluso observo como Sylvia se retira del lugar y como todos ya lo tenía previsto, especulan contra la niña pero nada, de mi ni una sola palabra surge de mis labios. 

Ya estaba todo dicho, al menos de mi parte. 

Y el bastón de Olenna pareció brotar... Y Sarghagas abandonaba el lugar...

Fiona se cruzó de brazos cuando Olenna le dijo algo sobre su posible vuelta.

- ¿Tu crees?- enarcó una ceja escéptica- es cierto que me gustaría volver... el tabaco sabe mejor estando viva, pero no creo haber despertado las simpatías necesarias...- entonces vio como tanto ella como Sarghagas volvía a la vida- bueno...

- Con el señor de las ratas vivo no serán necesarias mis llamas... tampoco se está tan mal aquí- se resigno acomodándose en el primer asiento que vio libre, fumando con su tranquilidad habitual.

En el momento en que las esquirlas plateadas empiezan a mostrar su propia vuelta al mundo de los vivos Olenna no oculta su alegría, aunque esta se traduce en su rostro de una forma más bien escueta: una arruga más marcada al lado de los ojos, una sonrisa apretada y el bastón cambiando. Mira a los presentes uno a uno, deteniéndose un poco más en el de las cartas.

—Vivo —anuncia por si alguien no lo ha notado. Entonces se acerca con resolución a quien más cerca se encuentra, que resulta ser la chica del lobo y trata de tomar una de sus manos para ponerla en su propio pecho, haciendo que note su latido—. Vivo — repite con sus ojos un poco más brillantes de lo habitual.

Mientras tanto, a su lado, la llama vuelve a arder poco a poco en la hoguera. Con un gesto de la mano al ver lo que la mujer de fuego pretende hace aparecer para ella una butaca buena, de calidad, sin esperar a que se la pidan dado su buen humor.

—¿Mejor?

Fiona fue a sentar su supremo trasero en el primer sitio que encontrara, pero Olenna se apresuró a ofrecerle un asiento bien mullido... todo digno de ella

—¿Mejor?

- Por supuesto querida, es todo un detalle por tu parte- le dedicó una sonrisa de agradecimiento que amplió al ver que estaba viva dejando traslucir que se alegraba por ello, pero para no dañar su imagen de femme fatale mudo su gesto por el de su hastio habitual, eso si, adoptando el pose de toda una reinona como ella- te sienta bien el color de la vida... procura conservarlo- observó dedicándole una calada a modo de brindis a la Eve del bastón.

—Espero conservar —asiente Olenna con las palabras y con la cabeza. Luego alza levemente su bastón, ahora diferente—. Conservar color y conservar palo. Uno de tres, pronto tres de tres —expone haciendo mención a los legados de los que habían regresado hasta el momento. Entonces plantea una pregunta a la mujer de fuego, pero parece extenderse a todos los demás.

—Si tú tuvieras tres de tres, ¿qué animal? ¿Qué arma?

Perdida en mi silencio observo como poco a poco Olenna cobra vida, en verdad eso me ilumina al punto que cuando la siento sujetar mi mano. Sonrío y por un instante recuerdo a través de sus latidos toda mi vida. -Mas quisiera yo... - confieso con una mirada sincera, no pude evitar pensar en ello pero al saber que volver significaba estar en medio de una batalla, pues no estaba segura de tomar una decisión semejante al margen de que no depende de mi. 

-¿Cómo se siente volver? Sabes... Me alegro de que hayas regresado y espero que esta vez puedas cumplir con tu objetivo. Confío en ti Olenna. - aprieto su mano para luego soltarla, depositaba toda mi confianza en ella. -Por cierto, si puedes te pediré el sillón de Alastor.- sugiero con una sonrisa. 

Fiona cómodamente sentada en su sillón escuchó a Olenna un tanto sorprendida.

- Pues... la verdad es que nunca me he preocupado por esas cosas... con el fuego me ha bastado- se rascó la barbilla pensativa- aunque siempre me han gustado los animales exóticos y elegantes... la pantera es un animal precioso, aunque tampoco me han desagradado los jaguares... con respecto al arma- expulso el humo del cigarrillo- no soy de mover el esqueleto y me gusta ser práctica... estaría bien una pistola o como mucho una ballesta- concluyó dando una nueva calada.

Nói sentado en un lugar no muy alto respecto al suelo que se suponían pisaban, miraba el fondo imposible con aire melancólico.

-No es bueno, si aun muerto sigues perdiendo gente. -Respondió tal vez a unas palabras que alguno de ellos dijo tiempo atrás, antes de que Olenna y el hombre de las ratas regresaran.

-Dinos Olenna, a quien buscaran en la purga este día, sera Theora o Bethanny. -Pregunto sin ningún tono en especial.

Desde mi quietud observo cómo dos vuelven a la vida, cómo el lugar cambia. Me acerco a la hoguera, observando la incredulidad de la mujer del bastón, y asiento sencillamente como si, al menos para mí, no fuese nada inesperado.

¿Animal? Chacal ¿Arma? La que tengo.

Respondo a su pregunta, sencillo y directo. De nuevo la voz del oriental atrae mi atención.

La mujer Thor, si de mí depende.

Enuncio con sinceridad. Vuelvo a mostrar mi rostro, ahora que el lugar cambia. Miro al fuego, con interés.

Resucitar... es imponente.

Suspiro con la mirada perdida en el crepitar.

- Bethanny es inocente - miró al anciano.

Luego mira a Daeron - Te agradezco el gesto pero eran muchos los que quedaban, una sola semilla y una persona con la capacidad de matarme como tú lo hiciste con Olenna. Si hubiera estado interesada en formar ejército y hubiera llevado a dos personas, me habrían matado. Tu escenario era descuidado - dijo tranquilamente.

Luego los observó - Bethanny es inocente, es ella quien devolvió a Sylvia -.

Olenna recibe las primeras palabras de la chica del lobo y ladea la cabeza. No llega a darle falsas esperanzas diciéndole que ella también volverá: eso no va con ella. Lo que sí hace es tomar su sonrisa y hacer un gesto con la mano, haciendo aparecer de nuevo el sillón del falso rey y otro similar, un poco más bajo, a su lado.

—Cumpliré objetivo —promete antes de desviar sus ojos un instante hacia los asientos. En ese momento hace un nuevo gesto, haciendo aparecer ante ellos una mesa con cordero asado. Puede que no sea la cena que ellos habrían elegido, pero es la que la Grovehn considera mejor para ofrecer—. ¿Bien? —pregunta a la Eve. Un instante más tarde parece recordar algo, y con un gesto similar hace su aparición también una botella de vino, aunque la mujer ni siquiera piensa en las copas—. Mejor.

Después de eso mira a la mujer de fuego y asiente.

—Gatos grandes para ti están bien —opina antes de aportar algo más—. O águila. Águila mejor, ¿no?

Luego, tras esas escasas palabras escucha al oriental.

—Algunos dicen que cae la niña, otros dicen que no la quieren mirar por ser pequeña. Muchos dicen si queda una semilla es ella, pero yo creo que quedan dos. —Entonces mira al árabe, haciendo un gesto hacia su arma—. ¿Cómo se llama? —pregunta antes de ladear la cabeza, como si tuviera otra pregunta para él—. ¿Poder? ¿Arenas?

Tras eso la mujer se dirige a la chica que grita, de acuerdo esta vez con ella.

—La del martillo no es semilla —aprueba—. Yo miraré a la niña. Dije cosas de ella y no respondió. Si no es semilla, tuvo tiempo de decir. Desde que vivo sólo Yaiza ha hablado, y dice que no mirará a la niña, que no es capaz.

Y aunque su muerte fue separada, ahora llegaban juntos de nuevo Theora y Wardjan...

Al acercarse el momento en que participará en el combate Olenna, por una vez, no parece tensa sino casi abatida. Aguarda el momento sintiendo en sus venas la cercanía de la batalla y cuando esta termina guarda silencio. Una vez más esas esquirlas plateadas muestran a todos los presentes la batalla, y para cuando la niña toma forma en este lugar la mujer la busca con la mirada.

—No pido que perdones —dice con voz grave, como si supiera que eso es un imposible—. Pero prefiero que entiendas —Hace una pausa, dejando a la niña pensar durante un instante—. Paré al perro para que no lo hirieran —enuncia alzando levemente el bastón—. Intenté que no doliera.

Entonces guarda un instante de silencio y se acerca algunos pasos hasta poner, si se deja, la mano en su cabeza una vez más con familiaridad.

—Sigues siendo chica lista —enuncia—. Semilla o no semilla, aquí las dos cosas están bien.

—Lo que dijiste —dice antes de ladear la cabeza—. Los dos que cambian. ¿Puede ser la del cocodrilo y yo? Si sí, tengo plan. —entonces la mira con gravedad, a punto de pronunciar unas palabras a las que no quiere dar forma de promesa—. Si sale bien y no eres semilla, vuelves mañana.

No tiene nombre, pero eso no le impide cortar a mis enemigos.

Respondo con naturalidad, pero su siguiente pregunta me hace pensar mientras alzo la mirada.

Luz, espejismos. Ver lo que queremos ver.

Viene la niña entonces e inclino la cabeza desde mi posición a modo de saludo.

Dijísteis que el martillo es inocente, y creo.

Pero entonces las palabras de Olenna me hacen negar lentamente y volver a mirar el fuego.

Si hay posibilidad, me gustaría mostrar mejor mi historia. Yaiza me dió su sangre. Y sigo pudiendo cambiar en un juicio popular.

Sin embargo, y aunque expreso un deseo, sé bien que es difícil... por no decir que imposible. Entreabro la boca... y me callo, mejor me callo y escucho.

-Gracias Olenna. - expreso en un tono sincero, al fin de cuentas nos ofrecía la cena que teníamos pendiente con Alastor. En parte apreciaba mucho a esa chica y siempre confíe en ella desde un primer momento, nuestros destinos a medida que pasaron los días fueron abriéndose hacia otros senderos, sin embargo, el aprecio que tenía allí estaba. 

Ahora con todo listo, no puedo evitar tironear levemente la mano del Rey sin corona. -Alastor... Ven. - los dos teníamos un sillón cada uno, una mesa con comida y un vino para compartir. - No será lo que teníamos planeado pero al menos podremos compartirlo. - sonrío ante mis palabras y tomo asiento. 

Y mientras esperaba alguna respuesta del Grovehn, una pequeña figura surge en aquel lugar, era Theora. - Hola mi niña, lamento mucho que estés aquí. - me incorporo para besar su coronilla y darle un fuerte abrazo, como así también se lo doy a Warjan. Al terminar los saludos, regreso junto a Alastor para permitirle a la niña la libertad necesaria de hablar o lo que fuese necesario. 

Tyr por su parte, saluda a Warjan y Theora con su cabeza para luego regresar a mi lado.