Partida Rol por web

La Ciudadela es el bastión de la Hermandad del Acero en el Yermo Capital. Allí la Hermandad traza sus planes de expansión por todo el Yermo. De más está decir que toda la tecnología armamentística del grupo se encuentra centrada allí, donde experimentan con armas nuevas y recomponen las antiguas para utilizarlas en cualquier momento.

La Cúpula de la Hermandad se encuentra aquí, planeando y ordenando a sus subordinados, los cuales cumplen las órdenes sin rechistar. Es una Jerarquía muy marcada, mezcla de militares y religiosos, que veneran la tecnología por sobre todo. Sus servoarmaduras son letales y los protegen de muchos peligros. También, sólo ellos pueden utilizarlas, por lo que sólo con el entrenamiento adecuado una persona que no pertenezca a la Hermandad puede llevar servoarmaduras.

- ¡Alto ahí! - Dijo una voz por un megáfono que no podiáis ver. - ¿Qué demonios hacéis aquí? ¡Identificaros ya o recibiréis fuego ahora mismo! -

En la pared de la puerta, dos armas pesadas automáticas os apuntaron.

Pudistéis ver el puntito rojo del láser en vuestras frentes.

¿O mierda en que punto me he perdido en el camino?-Se lamentaba con las manos en alto y las rodillas temblando.
-Soy Bucht DeLoria, señor...-No tenia muy claro que decir. Esperaba que Sarah quien si pertenecía a la hermandad, pudiera darle una pista de que decir para no ser fusilado.

Como si ya estuviese acostumbrada a aquello, con voz neutra y total tranquilidad, Sarah se limitó a decir:

Soy la Centinela Sarah Lyons, de la hermandad de acero. Solicito paso.

- Voz reconocida. Concuerda, Paladín. - Dijo el hermano. - Pero, atenta, Lyons, mientras estéis aquí dentro, el señor DeLoria es vuestra responsabilidad. No nos hacemos cargo de lo que haga mal y si lo descubrimos haciendo alguna tontería, el castigo será para los dos. -

*Zumbido de estática*

- Podéis pasar. -

Las puertas comenzaron a moverse hacia arriba al mismo tiempo que las armas pesadas dejaron de apuntaros. Lentamente, la puerta dejo el espacio suficiente para que podáis pasar y delante de vuestros ojos se encontraba la Ciudadela. Grande, majestuosa, tecnológica. Las puertas se cerraron automáticamente al pasar por la entrada y uno de los Hermanos del Acero ataviado en una servoarmadura de camuflaje, os salió al paso para saludaros y daros la bienvenida.

- Bienvenidos a La Ciudadela. - Dijo sin más. Sécamente.

Tras saludar a uno de sus hermanos, Sarah torció el gesto, algo indignada.

¿Como que mi responsabilidad? - masculló mas para si misma que para los demás - pero si no le conozco de nada...

Pero tampoco iba a dejarle tirado ahí afuera ¿No? Eso no hubiera estado bien - pensó.

Escúchame, Bucht - le dijo con tono serio, llevándolo aparte - No se porque has venido hasta aquí pero esto no es como cualquier otro lugar en el que hayas estado antes ¿Entiendes? Aquí somos muy estrictos, así que nada de intentar cortejar con la primera chica que veas o algo así. Tienes que comportarte o ambos tendremos serios problemas ¿Entiendes?

Miro incrédulo a Sarah aun con las manos en alto.
-Entonces... ¿Ya esta, ¿Puedo entrar?-Bajo los brazos pero aun no muy convencido. ¿Habia metido en algún tipo de lio a la mujer? El solo había llegado por curiosidad, por saber como era la ciudadela, pero no esperaba un recibiendo armado. Después de todo sabia muy poco del exterior.

-Vale muñe...-Asiente simplemente.-No te preocupes no voy a ser ninguna carga.-Joder si voy a tener una niñera sera mejor echar un vistazo y salir de aquí en cuanto pueda, entre este y Megaton, estoy yendo de mal en peor...

Espero ha que ella diera el primer paso antes de empezar a caminar. No queria que le morir por hacerse el listillo. Esta gente va en serio.

Sarah da una vuelta por la zona, en busca de alguna cara conocida, sin perder de vista a Butch.

Es mejor que no nos separemos - le dice con una sonrisa al verle nervioso.

-¿Pero... No te meteré en problemas?-Que el tenia mas ganas que ninguno de investigar un poco por la ciudadela, pero si por separarse de ella se traducía en muerte instantánea seria mejor continuar con la niñera.

Quizás me metas en mas problemas si nos separamos. Si vas a ser mi responsabilidad prefiero que no nos separemos. No te preocupes y mantente a mi lado.

Se peino, aquí el aire era mejor y su peinado era mas fácil de manejar.
-De acuerdo. Pues si me vas a hacer un tour. ¿Podrías ponerme al día y enseñarme un poco esto? Como se hace uno de tu banda.

Esto es una base de la hermandad de acero muy importante. No puedo enseñársela con todo lujo de detalles a un tipo al que apenas conozco. No te ofendas, no es nada personal, actuaría así con cualquier desconocido. Y no somos una banda, somos una organización. No es lo mismo. Hablas como si fuéramos un grupo de moteros que andan por ahí buscando gresca. Y no es tan sencillo como llegar y decir que quieres unirte. En todo caso, tendrías que hablar con el Elder si realmente estás interesado. Quería ir a hablar con el, así que podrías aprovechar la ocasión pero piensatelo muy bien y mide tus palabras, por favor - su discurso sonaba serio pero en todo momento intentó mantener un tono de voz amistoso.

¿Algo había echo mal? Parecía que las palabras no eran adecuadas. Miro de reojo a su espalda antes de volver la mirada a la mujer.

-Vale, no sois una banda sois una organización, lo pillo. ¿Así que ese Elder es vuestro líder? Bueno lo mejor sera presentarme ante él ¿no?.-No estaba muy seguro de sus propias palabras.-Bueno pues te sigo. Procurare no meterte en mas problemas.

En ese momento, en el lugar, aparece un hombre mayor, con barba blanca y larga y ataviado con una túnica debajo de la cual se puede ver una armadura liviana.

Se acerca a los recién llegados con una sonrisa y asintiendo con la cabeza.

- Hola hija. - Dijo ahora más serio. - ¿Has decidido venir a visitarnos? ¿Quién es tu compañero? No me digas que dejarás la Hermandad para casarte con este... er... muchacho... -

Hola, padre - le dijo con una sonrisa - Este es Butch y es simplemente un compañero temporal de viaje, nada mas. Nunca dejaría la hermandad, deberías saberlo a estas alturas jeje.

Aparte de venir a visitaros, venía a informar. Algo extraño ha ocurrido en Megaton. He estado en la ciudad y nos han tenido aislados mientras una especie de batalla se desarrollaba fuera. No se, supuestamente era obra del Enclave pero algo me dice que hay algo mas, algo diferente. No se, es una especie de corazonada. Por eso he venido aquí, para informaros y ver si podía conseguir armamento, pues quería ir a investigarlo mas de cerca. ¿Crees que sería posible?

-¿Ese era su líder? Pues parecía un viejo afable. Yo me imaginaba el típico tío duro con músculos sobre los músculos de cabeza cuadrada y mano larga... Espera, ¿A dicho padre? ¿Sera su hija?-Pensaba la serpiente mientras el viejo hablaba y la mujer le ponía al día. Cuando acabaron de hablar se atrevió ha hacerlo él.

-Si, solo soy un viajero que tenia curiosidad de saber como era esto, nada mas. No tengo intención de molestar, solo conocer un poco mas el exterior y no pensaba que seria tan peligroso la verdad. Supongo que las palabras de un extranjero no... pero atestiguo sus palabras, vengo de allí con ella.-La señalo, aun estaba algo nervioso.

-¿Como le pregunto, eso de unirme a ellos?-Se rascaba la cabeza pensativo.

- Bueno... me parece bien lo de investigar, pero ahora estamos teniendo un par de problemas de energía y creo que podrías ser más necesaria aquí que en el Yermo. Verás, una de las redes ha caído y no sabemos por qué. Si queréis, podéis ir a investigar. Y con respecto al armamento, voy a ver que nos sobra por aquí. Cuando volváis de la estación de energía, creo que podré tener algo para ti, hija. - Dijo el Elder tranquilo. - Y usted, señor Bucht, bueno, quédese con ella. No nos gusta tener gente rondando por aquí que no conocemos. -

-¿EH? Si claro. Lo ultimo que quiero es mor...molestar.-Espero a que ella se moviera para moverse el también.

Gracias, padre. Y no te preocupes, ya nos encargamos de ese problema. Siempre dispuesta a ayudar. Nos vemos a la vuelta.

Con un gesto, Sarah le indicó a Butch que la siguiera y se encaminó a la estación de energía.

Una vez se alejaron un poco, le dijo:

Mantente alerta, nunca se sabe...