Partida Rol por web

Habiendo terminado de repartirse los objetos de Nicholas Castle, teniendo ahora la certeza segura de que este era el culpable con la confirmación del 100%... de los votantes, no si era o dejaba de ser uno de los miembros de Atlas que el Jefe de Seguridad Sullivan estaban buscando. Este grupo se mantuvo en el puerto a la espera de que una Batisfera llegara con estos mismos.

Por desgracia para ellos, aquella espera se vio envuelta en un problema que, ninguno de ellos pudo preveer. Todos los presentes fueron sorprendidos por una emboscada de plásmidos paralizantes; algunos terminaron congelados, otros por el contrario terminaron electrocutados combulsionando en el suelo y Nicholas Castle, no le pasó nada.

Los responsables de todo esto no habían sido otros que los bandidos de Atlas que los estaban vigilando desde este último bastión de resistencia contra Andrew Ryan, una bienvenida para nada agradable con ellos pero más que justa para el lugar en donde estos se encontraban. Mientras los plásmidos paralizaban a los presentes, estos bandidos aprovecharon para desarmar a los presentes, maniatarlos, amordazarlos y ponerlos de rodillas, al igual que estos le habían hecho a Nicholas Castle y... caminando como un hombre libre, se encontraba no otro que el mismísimo Atlas.

-¿Pero qué es lo que tenemos aquí?. -Indicó con cierta socarronería y un marcado acento irlandés- ¿Habéis escuchado eso de "Por quien hierro mata, hierro muere"?. ¡Mirad lo que le hicisteis a uno de los vuestros!. ¿Y por que?. Porque sospechábais que estaba trabajando conmigo... ¡Muy mal!. ¡Odio a las ratas traicioneras!.

Aquel hombre sacó un revolver y giró el tambor, apuntando a las cabezas de todos y cada uno de los amordazados. Por Irene Morgan, por Jarno Kantelinen, por Aberash Mbaba, por Olivia Colman, por Madamme Maum, por Klymene Morgenstern, por Lenore Overheart (su bot no, este estaba inactivo por un electrorayo), por John C., por Anthony Abbot y por Burt Reginald Mallory.

El sonido burbujeante acompañado con una alarma proveniente de la estación de las batisferas alertó a aquellos hombres que operaban fuera de la ley impuesta por Andrew Ryan, de hecho en concreto, aquellos que estaban directamente en contra de la misma. Por lo que había que darse prisa.

A pesar de que era probable que estos no supieran qué era lo que ocurría, aquellos amordazados sí que lo sabían; lo más probable sería que fuera el Jefe de Seguridad Sullivan con algunos que otros hombres de Ryan fuertemente armados para recuperarlos y llevarlos por el buen camino, o al menos por el camino pre-establecido.

Viendo que el tiempo que tenían era limitado, este no tuvo más remedio que acelerar un poco todo su discurso y sus amenazas hacia aquellos que acababa de amordazar y atrapar en aquel ataque sorpresa. Dejando de apuntar con el revolver a la cabeza de los presentes, este dio unas órdenes directas.

-Tenemos compañía, muchachos. -Advirtió lo evidente a sus compañeros- Tapadles la cabeza y llevádlos al escondrijo. Ahí podemos seguir interrogándoles sin incidentes.

Tras decir esto, el hombre se encaminó por los muelles con el claro objetivo de encaminar la marcha hacia aquella guarida pero, tras un par de pasos, este se detuvo, como si se le hubiera acordado algo, una tarea que tenía pendiente y que ahora tenía el imperioso deber de cumplir.

-Ah... casi se me olvidaba. -Dijo alzando el revolver a la altura de la cabeza de Nicholas Castle y jalando el gatillo. Los sesos del muchacho quedaron esparcidos por todo el lugar, mezclándose con el pescado en descomposición de aquel puerto.- ¡VAMOS!.

Los soldados de Atlas pusieron bolsas negras en las cabezas de todos los presentes y los arrastraron a ciegas por todo Neptune's Bounty, hasta llegar a un lugar que, pese a no poder ver, sentían el inmenso frío que hacía, probablemente una zona de congelado de pescado. Tras un par de minutos más caminando, los detuvieron a todos y los volvieron a poner de rodillas, uno al lado del otro y con un brusco tirón, les quitaron las bolsas.

La luz de los focos los deslumbró un poco, pero a parte de eso todos estaban bien, al menos de momento. Pero era más que probable que no todos iban a tener esta misma suerte cuando finalizara el tiempo que estos estuvieran en aquel lugar secreto.

Una cueva que se utilizaba únicamente como medio para almacenar el contrabando; una torreta de ametralladora solitaria vigila a cualquier posible intruso, ubicada en medio de cajas de contrabandistas que contienen artículos como crucifijos y Tan Suan CoLa. Se pueden ver pancartas con la insignia del contrabandista: una mano de color negro rojizo. La sala está dominada por una gran máquina de diseño similar al motor de la rueda de la fortuna del Rapture Grand Carnival.

Conectado a esto, hay un camino que da a la Bahía Submarina. Sirve como un lugar de almacenamiento y un camino a la sala de control. Un túnel que conduce directamente al mini submarino y batisfera de Fontaine. Como su nombre lo indica, este túnel se utilizó para el mantenimiento de escondites y sumergibles. Hay una gran cantidad de tuberías y máquinas hidráulicas, posiblemente para bombear agua o hacer circular aire fresco.  El eje central del escondite. El minisubmarino y la batisfera de Fontaine estan listos aquí. También hay un tablero de control, cuya función probablemente sea operar la grúa sobre el mini submarino.

Frente a ellos se encontraba Atlas, el cual aún portaba el arma con el que este hubo ejecutado a sangre fría a Nicholas Castle, aunque esto tan solo duraría unos cuantos segundos más pues se la guardó en la parte trasera de su espalda, con la ayuda de su pantalón.

-Me encantaría ejecutar a todos los que habéis estado tratando de cazar a mis colaboradores pero... si hiciera esto mi plan no se cumpliría por lo que os voy a dejar libres con una sola condición. -El hombre apuntó hacia la Sala de Control en donde podían ver a una Little Sister rubia pintando en el cristal- Quiero ese monstruito para mi. Os daré un poco de Adam a todos por las molestias si os libráis de su protector. Claro que podéis negaros, pero en ese caso NADIE saldrá con vida... eso sí, no esperéis que sea un proceso rápido.

En efecto, en aquella Sala de Control se encontraba una Little Sister rubia con un vestido negro con adornos, botones y lazo de color rojo. La piel de la muchacha era pálida como el de todas las little sister y sus venas azuladas se marcaban alrededor de todo su cuerpo.

Los ojos de la pequeña brillaban como dos pequeños faros mientras esta, absorta de todo problema que pudiera haber, seguía dibujando con unas ceras de colores en aquel cristal desde el interior de la Sala de Control.

Esta no parecía ser demasiado especial, aunque debajo de su brazo llevaba una muñeca a la cual le faltaba la cabeza por algún motivo.

El Big Daddy que la acompañaba y la estaba protegiendo y custodiando, por fortuna, no era como el que se habían encontrado en Arcadia, sino que simplemente era uno de los del taladro.

Este parecía estar tranquilo, paseándose por la Sala de Control, mientras salvaguardaba a aquella pequeña niña. Realmente no parecía ser agresivo en absoluto, aunque tampoco parecía hacerle mucha gracia estar encerrado en aquel lugar.

Este caminaba de un lado a otro sin detenerse, como si esperara pacientemente a que las puertas se abrieran.

Con la boca amordazada era evidente que no podía tener una respuesta por parte de ellos, ni afirmativa ni positiva; por lo que Atlas asumió lo primero que, en sí, era lo que a este más le convenía. Por lo que el líder revolucionario estuvo a punto de dar la orden a sus hombres hasta que...

-Ah, casi se me olvida. Necesito la ayuda de una de vosotras... -Dijo echando un vistazo a los presentes antes de señalar a Irene Morgan- Tu misma valdrás. Tengo que prepararme para hacer una lobotomía y eres de la forma perfecta para practicar. No es nada personal, solo son negocios...

Mientras un par de matones arrastraban a Irene Morgan detrás de Atlas hasta que ambos hubieron desaparecido, el chasquido de dedos de uno de ellos prendió en llamas las cuerdas que los retenían a todos, liberándoles justo a tiempo para cuando estos se marcharon, dejándoles atrapados con el Big Daddy y la Little Sister.

Se podía decir que huían del fuego para caer en las brasas, en vista de las rocambolescas situaciones que continuamente les rocaba enfrentar.

Cuando todo aquella pesadilla parecía que iba a terminar, llegando al lugar donde supuestamente el señor Sullivan y sus hombres les recogerían y pondrían a salvo, la sorpresa vino en forma de secuestro. Ni más ni menos que el mismísimo Atlas les tendió una emboscada usando plásmidos paralizantes, y en vista de que podian llegar las autoridades, les taparon las cabezas con sacos y se los llevaron a su guarida.

- mmmpff... SUEFGTAMEH CREFFTINOO! - Gritaba airada Lenore mientras eran transportados cual cargamento de mercenarios - No safhhbes que sfhhoy Lenoghfe Overheghhrt? Lafgh pagaghás!

Solo cuando al fin fue liberada de sus ataduras y mordazas, forzada a entrar en aquella garita de seguridad donde el big Daddy protegia a la Little sister, Lenore buscó algo que lanzarle a Atlas, tomando entre sus dedos una Tan suan cola de una de laa cajas. Se lo pensó dos veces antes de lanzarla... Puede que más tarde tuviese sed. 

Me esperaba lo peor cuando salió votado, era todo demasiado incoherente. Y el pánico se apoderó de mi paralizado cuerpo pensando que todo había sido por culpa de que Castle hubiera salido votado. Pero resultó que Atlas lo mató de todos modos, dejando claro que no era un traidor. Lo sabía. O si más no sabía que no había que votarle. Aunque seguía sin saber por qué fue tan imbécil como para dejarse votar de esa manera tan absurda.

Sullivan nos alertó, dijo que habían fieles a Fontaine entre esas cajas de contrabando. Y ahora nos habían arrastrado hasta allí. Se llevó a Irene y nos dió órdenes de matar al BigDaddy si queríamos salir de allí con vida.

Finalmente nos desataron y desamordazaron. 

COHG. COHGF. tosí tras haberme quitado la mordaza. Pero como se atrevían, malditos degenerados. Jugando con nosotros de esa manera. ¿Cual era su plan? ¿Para qué quería a la maldita niña? ¿O quería sólo deshacerse del BigDaddy?

Y el BigDaddy paseaba tranquilo frente a nosotros. 

Si hubiera estado aquí Ed. probablemente ya le habría disparado o algo. Dije con sarna, harta de aquella situación, frotándome allí donde me habían atado las manos con absoluta molestia. Estaba claro que Nicholas Castle no era un traidor de Ryan. Aunque a saber qué era. Irene tampoco. Quedábamos 9 de todos los que fuimos a ver el faro.

Iba a empezar a preguntar cómo querían proceder, si nuestra vida iba en ello tendríamos que coordinarnos todos antes de atacar para acabar con el BigDaddy de forma controlada, lo cual sería una primera vez. Pero antes de que abriera la boca Leonore fue directa a las cajas donde había una torreta ametralladora y cogió una botella. Me quedé blanca y con la boca semi abierta. ¿es que no ha visto la torreta? Está ahí, en medio de las cajas!

Pero ¿no pasó nada? de momento al parecer no. Sin acercarme a aquella torreta como si fuese a disparar en cualquier momento, pregunté con mucha precaución. ¿Cómo quieren hacer ésto? ¿Le congelamos y le disparamos? o tienen otras ideas? Si logramos salir de aquí podremos revelar el escondite de éstos malnacidos a Ryan?. Susurré al resto. Quizás el final de esta pesadilla estaba más cerca de lo que pensábamos.

Intentar soltarte es una tontería. Eso está claro. No solo no tengo la suficiente fuerza para hacerlo sino que además tampoco tengo demasiadas ganas por ello.

Sin embargo al contrario de lo que podía pensar no nos matan directamente sino que nos piden ayuda para acabar con un Big Daddy. Pero entonces otros empiezan a intervenir y me quedo pensativa.

Que Atlas haya matado a Castle no significa que este no fuera un traidor. Sobre todo porque fue a quien dejó desatado. Puede que simplemente le disparara porque ya no le sirviera.

Respecto al Big Daddy, yo veo evidente lo que quiere hacer Atlas con la niña: arrancarle la babosa de EVE aunque la mate. Quizá lo mejor que podríamos hacer es unir fuerzas con el Big Daddy para acabar con los seguidores de Atlas. O eso o acabar con el Big Daddy, lo que prefiráis.

- Quien más contacto ha tenido con Atlas es John C. Yo me atendré a su opinión.

Se les había advertido sobre los hombres de Atlas, pero tampoco es como si pudieran marcharse de allí cuando les diera la gana... por lo que acabó ocurriendo lo peor. Fue un visto y no visto: Anthony terminó congelado antes de que tuviera tiempo para darse siquiera cuenta de lo que ocurría. Jamás en su vida había recibido el efecto de un plásmido... a lo que debía de admitir que era una experiencia incluso más desagradable de lo que parecía de lejos.

Para cuando se descongeló, tiritando cual poseso, los hombres de la mayor amenaza que había pisado Rapture ya lo tenían reducido. Forcejeó con todo lo que tenía, por supuesto, pero resultó en vano.

No albergaba deseo alguno de escuchar los delirios del tipo... si les iban a matar, prefería que lo hicieran antes de tener que capear un discurso. Mejor una pistola en la frente que las majaderías de Atlas. El señor Abbot no le quitaba ojo de encima, demostrando un odio insólito hasta la fecha.

Sin embargo, sus captores tenían otros planes... parecía que llegaba la caballería, pero no los encontrarían cuando por fin peinaran la zona. 

Cuando le quitaron la bolsa de la cabeza, Anthony miró a su alrededor con celeridad, queriendo identificar sus alrededores. Acto seguido continuó acuchillando a Atlas con la mirada. Al quedar libre y levantarse, el hombre suspiró, lo cual a su vez le produjo un ataque de tos... el plásmido le había dejado la garganta hecha mierda.

Se paseó por la instancia a la par que el resto hablaba, mirando de soslayo al Big Daddy de tanto en tanto.

—Nicholas Castle era un traidor y Atlas se deshizo de él en nuestras narices, de la misma manera que se deshará de nosotros en cuanto hagamos lo que quiere —intervino—. Atlas... quién me iba a decir que iba a tener el gran "honor" de conocerle... ese maldito desgraciado nunca nos permitirá salir de aquí, y menos cuando hemos pisado su escondite... le tiene demasiado miedo a Ryan.

Sacó un revólver del interior de su americana, abrió el tambor para comprobar la munición que iba cargada y lo volvió a cerrar, haciéndolo girar con un practicado ademán de mano. Eso generó un sonido característico de los encajes del arma que al señor Abbot le resultaba extremadamente satisfactorio.

—Mi sugerencia es la siguiente... nos deshacemos del Big Daddy, y cuando él o uno de sus lacayos vengan a por la niña —alzó el revólver y lo posicionó junto a su rostro, el cañón mirando al cielo de la guarida. Hizo retroceder el martillo, preparándolo para disparar—. Una bala entre las cejas, agarramos su cadáver y se lo llevamos a Sullivan... nos recibirán con los brazos abiertos.