Partida Rol por web

Muto llegó algo ajustado de tiempo, a pesar de que había salido con mucha antelación previendo algún inconveniente, a penas llevaba un par de días en Kyoto y no conocía las calles. Bajó de la moto, se quitó e casco y se acomodó el pelo recogiéndolo en una coleta antes de dirigirse al edificio.

Atravesó los jardines casi sin fijarse en ellos caminando a paso ligero. Todo en él, desde su gesto hasta sus andares, pasando por su postura evocaban seriedad. Por suerte llegó a tiempo para escuchar la bienvenida de sus superiores, que aunque algunos de los que serían sus compañeros parecían conocer, él nunca había oído hablar de ellos. Seguramente porque hace poco que forma parte de la CCG.

Una vez la introducción hubo concluido y ya empezaban las primeras presentaciones era su turno de tomar la palabra. - Mi nombre es Muto Koyomi, es un placer.- Acabó su saludo con una inclinación respetuosa y se apartó a un lado para observar mejor a los allí presentes. Y la verdad es que lo que vio no era lo que esperaba, la chica que se autodenominaba "pandita" o el chico que se abstrajo del mundo escuchando música entre otros no le daban la imagen de seriedad que debería tener una institución sobre la que recaía gran parte de la seguridad del país.

Se dirigió a una de las mesas con comida, pues de los nervios no había podido comer nada en todo el día, y allí vio como otro de los reclutas, tal vez en su intento de entablar conversación con la chica rubia, le ofreció uno de los canapés improvisando sobre la marcha lo que era. Se contuvo para no interrumpirles y decirles que realmente era una tartaleta de trucha  con salsa de pimientos, en más de una ocasión le habían echado en cara que no solía dar una buena impresión, así que simplemente empezó a comerse en silencio una de esas tartaletas. Sin ser consciente se había quedando mirando a la pareja, retiró la mirada en cuanto se dio cuenta esperando que no se hubieran percatado.

Estaba tan tranquilo en mi mundo aparto a los demás, hasta que sentí como subieron al maximo el volumen de mi Mp3... me los quite y mire la chica del cabello azul (Konami)

¿Por qué mis oídos iniciaron a sangrar?

Vuelvo a observar a los nuevos que llegaron... Hmmmm, gente tan o tal vez más rara de lo que esperaba, pobre por el chico que fue molestado por el otro joven. Pienso mientras mato al Rathalos Plateado. Soy la Ostia. Sonrió hacia la pantalla del Nintendo y vuelvo ver con indiferencia...

La gente no para de ir al banquete. No me conviene ver por su bienestar pero ¿está gente no come en su casa?. Saco una soda de mi maletín y me la tomo, junto a otro caramelo de cereza.

Una de las personas el hombre de los audífonos es todo un personaje, me recuerda a un personaje de un Recuentos de la vida con Comedia.

¿Debería preocuparme por su sangrado?. Pienso mientras lo veo pero... me parece indiferente.

Canas entró al edificio y ya había varios compañeros en el lugar. - Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar - musito al escuchar que teníamos que esperar al señor Kiyima, y empezar a conocernos entre nosotros.

Algunos comenzaron a presentarse y otros se mantenían en silencio ¿Debería presentarme?. Comencé a hacerme esa pregunta.

Lo que llamo la atención de Canas era la reacción del joven Tsubame hacia el chico de cabello gris, tal vez lo hizo molestar de alguna forma. - El mal que hacemos es siempre más triste que el mal que nos hacen. - susurro antes de presentarme - Soy Canas, si conocen buenos libros podríamos debatir sobre ellos. - termino mi presentación con una sonrisa.

EL viaje en tren desde su pueblo hasta Tokyo había sido largo y extenuante, pero de solo recordar que iba a entrar a la CCG y tener la posibilidad e estudiar tantos Ghouls como quisiera, esa sola idea le hacia dibujar en su rostro una sonrisa de oreja a oreja. Pero el no conocer mucho la ciudad le hizo bajarse en una estación equivocada haciéndola llegar tarde al las oficinas.

A lo lejos ya podía ver aquel edificio hecho de vidrio en su totalidad, o al menos así pensaba Hanji, al ver los cerezos que rodeaban las instalaciones le dio algo de nostalgia, era una vista hermosa. Varios ya habían llegado, unos entraron de inmediato mientras que otros se deleitaban del pasiaje, sin embargo muy a su pesar no podía retrasarse mucho mas así que decidió entrar enseguida.

Al entrar ve a un grupo pintoresco terminando de escuchar la presentación de quien debía ser el anfitrión, este era alguien esbelto, blanco como la nieve y bien arreglado; al verse ella toda desarreglada y sudada, se tomo su tiempo para reponer el aire perdido, secarse el sudor de su frente y apretar con mas fuerza su cola de caballo, cuando ya se sintio menos agitada alzo la mano como si de una clase de colegio se tratase y dijo euforicamente.

-Hola a todos!! mi nombre es Hanji Zoe...- empezo con un tono alegre pero al ver que varias miradas se posaron en ella fue bajándole poco a poco al sentirse avergonzada -eeespero que nos llevemos bien y... me gustan las pastas... gracias- termina haciendo una reverencia en donde se le caen las gafas al suelo y a eso sumándole las incoherencias que dijo en su saludo hizo que se le ruborizase hasta las orejas. Después de levantar sus gafas se encamina hacia donde estaban las mesas llenas de comida pero antes de llegar hasta alla, y sin poder evitarlo, le agarra las orejas de panda a Shiro Kuro alias "Pandita" -awwww son tan acolchonadas, es como un super-peluche awwwww- sin embargo las soltó rápidamente para no incomodar y camino hasta quedar en frente de aquel banquete, en donde quedo absorta al no saber que escoger.

Excelente... Acabe de ver a una chica que me recordaba a mi yo cuando era pequeño torpe y con rasgos de friki. Me eche a la boca 3 caramelos de una sola vez. Con estos ya deberían ser Siete Caramelos en total. Es lo que pensé. Sería bastante raro que alguien estuviera leyendo mis pensamientos por una pantalla, pero en fin... Dejo el Nintendo a un lado y me quedo perdido entre pensamientos y Cansancio de esperar a los que llegan.

A veces miró de reojo al banquete, no por hambre por supuesto, yo solamente quiero jugar un KOF o leer algún manga Yuri para calmar mi alma. Pedir mucho es imposible . Me quedo mirando un pastel de Cacao que me recuerda a los que hacía mi madre.

Supongo que solo veré como comen hasta satisfacerse...

Alanaan llegó en su coche a las oficinas del CCG. Un último modelo de su colección, pensado para causar una buena impresión.

Dedicó unos instantes a admirar los alrededores de la instalación - Se nota que aquí cuidan los detalles y que aprecian la buena vida - y se encaminó al interior.

Tras escuchar la charla de presentación, sentado en una de las sillas del fondo, cogió uno de los canapés de la entrada, y frunciendo ligeramente el ceño - No están mal, pero esperaba algo más refinado - se dedicó a observar como el resto de la gente empezaba a presentarse.

Esos serían sus futuros compañeros, o al menos parte de ellos. Suponía que no todos durarían más de dos años con vida, pero así eran las cosas. Los débiles sólo servían como escalón en la vida de los fuertes, y alguno de los presentes se les veía muy...

Pero bueno, había que causar una buena impresión.

Perdonen mis modales, creo que aún no me he presentado - digo con una sonrisa en la cara - Me llamo Alanaan Askar, mucho gusto en conoceros a todos.

Desde luego, hay gente de todo tipo aquí. Esto será... divertido.

Alanaan se relame (podría parecer que disfruta de los canapés) mientras recuerda porqué ha tomado la decisión de unirse al CCG. Para él, esta organización la compone gente fuerte que reclama su lugar en el mundo, que no se deja devorar como alimento a los ghouls como el resto del ganado. Y él, él piensa reclamar ese lugar.

Hama apaga la colilla de un movimiento de pie y se recoloca las gafas para contemplar mejor el edificio delante suyo. Resulta impresionante la vista, incluso un poco intimidante. Hasta ahora siempre lo había visto de lejos, sin imaginarse jamás que algún día entraría en las oficinas de la mismísima CCG. Su vida acababa de dar un vuelco, y no podía esperar a que esta nueva era de su vida empezara. Tantas cosas iban a cambiar, que no pudo sino sonreír (una sonrisa ladeada, llena de confianza y emoción) ante las posibilidades.

No había llegado de las primeras precisamente, pero alcanzó al grupo cuando estaba siendo recibido por el hombre con pinta de mayordomo y el extraño chico peliblanco. Era este el que más le llamaba la atención, y no pudo evitar fijarse en las costuras que tenía por todo el cuerpo. ¿Serían heridas? ¿Algo estético? ¿Otra cosa? Fuese lo que fuese, no podía sino sentir un poco de repelús ante la ida de llevar hilos cosidos al cuerpo. Y también cierta admiración, hacía aquellas personas que no pensaran igual, o que pudieran sobreponerse a dicha grima.

Durante unos segundos, observó al resto. Viendo qué hacían los demás. Algunos habían optado por presentarse, y le pareció buena idea.

—Yo soy Hama Okabe. Disculpad que no me quite las gafas, pero mis ojos son un poco, ah, sensitive y así estaré más cómoda. No es que lo haga por el look.—y soltó una pequeña risa, con la mano cerca de su boca mientras lo hacía. A pesar de sus palabras, su aspecto parecía contar otra historia. Llevaba un traje de dos piezas negras que le iba como un guante, de corte androgino, y de una tela tan fina e impoluta que parecía gritar "no sois dignos ni de mirarme". Sus mocasines, de un negro brillante, tenían en la solapa el logo en dorado de una carisima marca de ropa japonesa. Solo el cuello arrugado de su camisa, visible bajo la chaqueta abierta, y algunos pelos sueltos, rebeldes contra el yugo de su larga y oscura coleta, le daban un pequeño toque más informal y descuidado.

Tras su presentación, se dedicó a seguir observando desde la barra de comida. Comió algún que otro bocado que más pinta de exótico o extranjera tuvieran, pero de vez en cuando su mirada se iba al chico que jugaba con la 3DS. Como dudando en sí acercarse. Finalmente, echó a andar, no sin antes pillar de camino un último bocado (esta vez el más simple, de jamón).

Su destino era Itaro Kohano, pues se apoyó en la pared justo a su lado, sin prestarle mucha atención. Estaba más interesada en echar un vistazo alrededor. Y la verdad es que era buen sitio, pues desde ahí también se podía observar perfectamente al resto. Finalmente, giró el rostro hacía el chico.

—Te he visto antes. ¿Puedo tener uno?—y le sonrío maliciosa.—Ya sabes, uno de esos caramelos.

Observó a una persona acercarse a mí. Hmmm ¿que querrá conmigo?. Su traje me recuerda a unos que tengo en casa, solo que los míos son más negros y van en conjunto de un Sombrero Fedora Negro de los que usan la mafia italiana. Sus mocasines me gustan ya que son elegantes.

A la pregunta que hace, le hago un gesto para que de la mano, y le doy dos caramelos. Espero te gusten. Al ella preguntarme si me ha visto antes... solo muevo mi cabeza en muestra de negación. Espero que, no espere que lo de ser sociable me agrade.

Para no ser maleducado le digo. -Perdón estaba con un caramelo. Me excuso, no tengo problemas que me hable todo el día, pero gastar saliva en presentaciones es algo....irracional. Me llevo otros dos caramelos a la boca, más los que le dí son once caramelos.-¿Has leído mangas Yuri?.Le digo en voz baja y con indiferencia. Es todo lo que se me ocurre decirle. No pienso hablar del trabajo, es bastante obvio. Y para no sonar tan rara la pregunta. -No respondas si no quieres, solo soy un Otaku con experiencia en este trabajo. Después de decír eso me quedo en silencio tomándome una Soda. Quiero que ya lleguen el resto.

-Fue lo que sonó al golpear la puerta abierta antes de que Franken asomara la cabeza.

-Hola, siento llegar tarde. -Dijo suficientemente alto, para que escucharan los que estuvieran no muy lejos de la entrada.

Aquel hombre se presento con unos pantalones vaqueros, un niqui rojo; con la caricatura de una gota de petrolio en llamas, y una bata blanca encima de los hombros, que le llegaba hasta las rodillas, ademas de unos zapatos de gruesa suela y con las puntas manchadas de algo de color marrón oscuro, barro seguramente.
-Disculpen que llegue tarde, me distraje con algo. -Comento mientras avanzaba hacia el resto y guardaba un guante de plástico en el bolsillo derecho de su bata.

Con un larga sonrisa llena de dientes, caminaba mirando a cada persona del lugar, especímenes sumamente interesantes, cada uno único a su manera. La chica panda, el chico de las cicatrices, la mujer de las gafas... todos eran únicos, un bien escaso para la humanidad. Y continuo deleitando sus ojos y mente hasta llegar a los anfitriones, concretamente a Furuta.

-Franken Stein, encantando. -Dijo mirando a los ojos sin pestañear. -¿Cuando podremos hablar con el Sr.Kijima? Me muero por hablar con él... Es tan... -Se llevo el indice a la boca para morder su uña, ya de por si medio rota.

Estar en el CCG era un sueño hecho realidad para Stein, había trabajado y estudiado mucho para llegar a donde estaba ahora mismo, sin contar el trabajo de campo a nivel personal, para ganar experiencia individual.
Ahora que ya tenia lo que quería desde que era pequeño, necesitaba algo mejor y sabia que el Sr.Kijima y el CCG podrían alimentar su curiosidad, sus ansias de saber mas sobre aquellos especímenes que llamaban Ghouls, solo de pensarlo su cabeza segregaba la suficiente serotonina para no tener que preocuparse de nada mas.

-Tan... ¿Ese es Suzuya-san? -Pregunto cambiando de tema radicalmente. -Cree que podre preguntarle por sus costuras, ¿Sin que acabe apuñalado? He oído que no le gusta hablar del tema, pero es tan interesante... ¿Porque lo hizo? ¿Estética, necesidad, locura? Ahh... cuantas preguntas. -Quedó mirando al chico rubio sin necesidad de pestañear.

—< Bon appétit > —pronuncié con un guiño, levantando mi propio canapé como si estuviera brindando con mi compañera de aperitivos y llevándomelo a la boca—. Prometido, heroina. Preservaré tu memoria pase lo que pase. Espero que tú también preserves la mia.

Seguramente, allá donde estuviera, el corazón de aquel que había elaborado estos canapés se encogía con mi falta de tacto al degustarlos, pero... Je, ¡Mala suerte! Vivo demasiado rápido para eso.

—Ajá, Hiroshi Okamura. Pero mejor llámame Hiro —Me llevé un par de dedos a la visera con una cortesía que caía en la parodia—. Así que Yua, ¿Uh? < Cool >. ¿Eres de por aquí, o es la primera vez que pones los pies sobre nuestra preciosa Kyoto?

Sin desviar la atención más de la cuenta de mi interlocutora, relajé un poco los hombros y miré de refilón a los que seguían llegando. Menudo cuadro hacíamos entre todos, pero de eso no iba a quejarme. Homogéneo y aburrido tienden a ser sinonimos casi siempre, después de todo.

Al no presentir posible respuesta, me quedo en el mismo lugar observando al hombre que tiene pinta de diseccionar Ghouls. Bueno, creo que piensa que soy raro. Hiroshi Okamura es el nombre de otra persona a la cuál observo. Creo que todos piensan que parezco stalker, por como los miro de reojo.

Como el número trece es de mala suerte me meto a la boca, cuatro caramelos más, haciendo un total de 17 caramelos. -ahh *suspiro*. Saco de mi mochila un Manga de One Punch Man y lo leo por pocos minutos parado. Sostengo el manga con una mano, y uso la otra para cambiar de hoja mientras estoy recostado en el mismo pilar. Espero que todos no tarden mucho, creo que pasaron casi 3 horas desde que llegue.

Como si no fuera nada, termino de leer el manga rápido. Vaya, creo que necesito más mangas. Pienso con una expresión de inquietud e indiferencia, mirando a los demás.

 Le guiña un ojo divertida al escuchar esas palabras mientras prueba la tartaleta y claro, el sabor difiere mucho a lo que dijo, lo cual Yua lo contempla con cierto aire desconfiado en apariencia porque se nota que lo está exagerando para echarse unas risas.  

—Hm. ¿Engañando a una chica inocente?—le pregunta en broma y señala el bocado que está en su mano.—Así me gusta, haré lo mismo aunque me temo y esto es entre nosotros...—acorta las distancias y susurra—Hay mejores formas de engañarme.

Tras decir aquello envuelta en un halo que refleja travesura y diversión, desvía la mirada hacia el resto e intenta no soltar una pequeña carcajada al escuchar como un chico se le acerca a otro de forma un poco... Intimidatoria. 

Vaya... ¿Love is in the air?

—Bonito nombre, coincide con "todo"—responde con descaro, señalando la apariencia del chico.—Soy de aquí, aunque no tengo nada de asiática. Creo que conoces la historia de ese amor entre un Americano y una de aquí... Pues, esto es el resultado de ello—confiesa, dándole ese toque de humor mientras se señala. 

La curiosidad le carcome, así que no puede evitar el hablar sobre ello. 

—¿Con ganas de ser un héroe o simplemente es para matar el aburrimiento?—pregunta. 

Y descubre que alguien (Muto) los observa durante un largo rato, lo cual lo saluda con una sonrisa y continúa conversando con su compañero de canapés, que por cierto le resulta muy agradable la conversación. 

Llegue temprano al lugar, pero cuando me dirigía al edificio quede atrapado por la encantadora y tranquilizante ambiente que ofrecía su jardín, no era un escenario común en Okinawa, y esta era la primera vez que salía de allí.

Pertenecía a una de las familias más influyentes y misteriosas del archipiélago, se dice que uno de sus primeros descendentes fue tocado por un dios nórdico confiriéndole poder, que luego fue pasado a algunos de los miembros de las siguientes generaciones, como era costumbre ya hacia siglos, cada primer hijo del linaje que presentaba las habilidades era arduamente entrenado dentro de la isla para desarrollarlas y luego ponerlas a disposición de la CGG.

La preparación fue ardua y la diferencia de paisajes de el único lugar que había conocido hasta el momento, hacían de esta una experiencia invaluable que trate de extender lo máximo posible, quedándome inmóvil, viendo las flores caer, sintiendo el viento que recorría mi piel, mientras cada uno de los demás aprendices iban entrando al edificio sin prácticamente notar mi presencia.

Pasado un buen tiempo ojee mi reloj, descubriendo que el tiempo había transcurrido más rápido de lo esperado, la hora acordada había pasado, tenia que apresurarme a entrar al edificio, probablemente allí el entrenamiento sería igual o mas duro que en Okinawa y tener tiempo para apreciar este paisaje nuevamente sería difícil, así que antes de retirarme tome una  bocanada de ese exquisito aire para luego entrar al edificio.

A los ojos de los demás mi apariencia es la de un niño de baja estatura con brazos delgados vestido muy formalmente, Al entrar me presento con un gesto muy amable.

-Mucho gusto, mi nombre es Yuriko Fuchizaki, puedes llamarme Seiyuu si gustan.

Luego de esto me apresuro a sentarme en el primer lugar libre que encuentro, sin reparar mucho en los detalles del lugar, esperando que no fuera notorio el retraso

Más gente llega y se presenta. De verdad me empiezo a cuestionar porque sigo esperando. Guardo el manga que tenía en la mano me siento junto al pilar, saco mi Laptop y me pongo a Rolear en una página llamada Comunidad Umbría. Espero matar tiempo con esto. Tomo una Soda más y la ingiero. 

Paso más tiempo sentado roleando.Ya perdí la cuenta de cuantos caramelos me comí y cuantas sodas me tome. De un momento para otro miro la pantalla con una notificación de que me aceptaron en tres partidas de HLdCN. Como si fuera una corriente de adrenalina e inspiración. empiezo a escribir en el off topic. Esto si que alegra mi Corazón de Friki callado. Levanto el puño con intensidad en muestra de alegría, pero vibra un poco el piso. Creo que me pase, ahora me duele algo el brazo.

Muto se lamentó internamente al ver que la chica rubia se había dado cuenta de que se había quedado mirándolos, y lo peor es que en vez de ignorarle le saludó. Por unos momentos que se le hicieron eternos no supo como actuar, pero finalmente se acercó a ellos a paso lento. - Me he quedado absorto mirando en vuestra dirección, perdonad la molestias, no pretendía interrumpir.- Se disculpó agachando la cabeza y buscando los ojos de sus interlocutores.

Una vez más no sabía como proceder, ¿Debía marcharse y dejarles continuar su charla o quedarse y esperar una respuesta? Terminó por decidir que la segunda opción era la más cortés así que se quedó ahí esperando una reacción positiva.

Caminé con paso firme pero elegante hacia mi destino. Contemplando el agradable paisaje mientras caminaba ladeé levemente el rostro hacia el edificio que tenía frente a mi. Saludé a un par de personas con las que me crucé, pasé la mano por mi cabello con gesto coqueto y entré por la puerta.

Dentro, me encontré con otros chicos, seguramente mis compañeros de entrenamiento y un amable hombre que parecía un mayordomo. Respondí con una sonrisa cuando nos dio la bienvenida y entré en la gran sala. No tenía mucha hambre, pero la gran variedad y los ricos aromas me animaron a probar algún que otro bocado. Mientras elegía un dulce otro chico de cabello blanco se presentó, quien al parecer era también uno de los instructores.

Mucho gusto en conoceros a todos, mi nombre es Sumire Hara, espero que nos llevemos muy bien.

Me presenté con una ligera inclinación de cabeza y una formal sonrisa. Tras esto, tomé una bandeja con trufas de queso y brochetitas de vieira  y me acerqué a un grupo que conversaban, viendo que el resto no parecía tener muchas ganas de socializar. 

- Buenas a todos, si no os importa a mi también me gustaría probar esas tartaletas. ¿Unas trufas de queso para acompañar? - pregunté con una sonrisa.

Otra más. Mientras roleo termine por anotar en un papel a cada persona que se sumaba y lo hacía con barras de color rojo en el papel, como un carcelero contando sus días en la prisión. Bueno me desocupe de todos los roles y por lo visto no hay más anotaciones. Cierro la pantalla de la Laptop, guardo las cosas y me levanto a hacer lo que hice en un principio.

Boto las latas de Soda que me tome junto a los envoltorios de caramelos. Tengo Caramelos por montones así que... no tengo inconveniente. Me inserto otros dos caramelos a la boca. Ya llevo 39 sumado con los dos anteriores. Un tanto flojo lo único que me queda es observar de reojo a la joven (Sumire Hara). Pero después simplemente me aburro y juego al War Robots. Me rindo. Salgo de mi sitio a buscar el Pastel de Cacao, que parece al que hacia mi difunta madre.

Al Probar una cucharada, me quedo simplemente y hago un. -Meh *Levantar hombros sin nada de sorpresa* Esta Buena. Me la termino y vuelvo a mi lugar a ver como llegan todos.

Debía admitirlo,donde fuera que mis ojos voltearan a mirar solo podía admirar lo limpios y elegantes que eran las oficinas del CCG,no podía evitar sentirme sucio con solo mantenerme pie en este lugar,poco a poco pude ver como la sala se llenada por los demás aspirantes a investigadores,aunque yo no era especialmente formal todos lo estaban haciendo y sentía que debía intentarlo de igual forma -Mi nombre es Darell,es un gusto conocerlos,supongo- levante mis hombros mostrando la poca importancia que el daba a lucir de forma amigable con los demás.

Manteniendo una alegre ademas de bastante amigable sonrisa que contrastaban con mis palabras y acciones previas
-Que aburrido sentarnos a esperar,la comida en cambio se ve muy bien- negándome a tomar asiento tomando mi camino en dirección a la mesa con bocadillos donde la multitud de gente se amontonaba alrededor comiendo y hablando cosas triviales que todos hablábamos al conocer a alguien nuevo -Que divertidos sois todos- me reía un poco a ver las diferentes discusiones que se alzaban,llamando mi atención una en particular que parecía un choque de polos opuestos en su máximo esplendor viéndome fascinado por ello.

Sin perder mas tiempo tome dos emparedados con mis manos llevando uno de ellos a la persona mas agradable del lugar hasta el momento,hablando claro de mi humilde punto de vista,aun con la sonrisa tome un asiento a su lado extendiendo mi mano ofreciéndole uno de los emparedados al sombrío y agradable Tsubame -Creo te arruinaron el almuerzo,¿Aun tienes hambre?.

Maldición las alarmas estaban silenciadas.- digo mientras corro para llegar al CCG esperando que no sea demasiado tarde. Llegando pido indicaciones en la recepción y me apresuro lo mas que puedo, parece que logre llegar "a tiempo", miro alrededor y veo gente de todo tipo, al parecer no fue el único en llegar tan tarde, pero al ser el ultimo todos se te quedan mirando, así que lo mejor seria moverme y sentarme lo mas rápido que puedo.

Al sentarme saco una bolsa de chicles de color azul, un reproductor mp3 con unos audífonos, me coloco los audífonos, me recuesto hacia atrás y empiezo a comer los chicles mientra miro a los demás, la mayoría llama la atención sin mucho esfuerzo, esto sera interesante.-digo en voz baja para mi nada mas mientras suelto una pequeña sonrisa amistosa

Me muevo hacia uno que particularmente llama mi atención, me acerco a el y parece estar jugando un videojuego y comiendo caramelos, le miro para ver si nota mi presencia y levanto la mano en señal de saludo. Hola, soy Ying Xiang, un gustos.