Partida Rol por web

Cuando los hombros de Allison bajan y ella empieza a juguetear con su pelo, dejo de lado mi cepillo y me levanto para sentarme a su lado en su cama.

- No te preocupes. Sabes que yo siempre estoy encantada de que vengas conmigo, es sólo que no quiero que lo hagas por no sentirte culpable, ¿vale? - digo apoyando una mano en sus hombros.

Presto suma atención a lo que viene a continuación, no tanto a sus palabras, que también, sino a su lenguaje corporal. Estaba claro que Allison se encontraba algo nerviosa por todo aquello de quedar con Artemis. ¡D'oh! Pues claro, seré tonta. Después de lo que pasó con ese mamarracho demoniaco antes de ayer en la biblioteca, ¿cómo no le iba a parecer raro quedar con él a solas? Pero si yo misma, sin darme cuenta, llevo desde entonces evitando al chico.

- Sé que fue muy raro lo que pasó en la biblioteca, Allison, pero tenemos que forzarnos en recordar que ése no era el Artemis de verdad. Que sigue siendo nuestro amigo de siempre.

Tras el incidente con el poltergeist, Allison llegó a los dormitorios con el ceño fruncido, se quitó toda la ropa que estaba pringada y dejándola en el suelo apuntó con su varita. 

- Fregoteo. - conjuró hacia su pringosa túnica, y después de unos minutos estaba libre de aquella sustancia viscosa. Tras apartarla con cuidado, apuntó a sus botas y el suelo dónde había dejado todo por medio, para no dejarlo echo unos zorros. - Y ahora, limpiemos esto, ¡fregoteo! - el hechizo pareció ser más eficaz que el anterior, y en apenas un minuto todo estaba reluciente. 

Entonces se apuntó a sí misma, iba a darse una ducha igualmente, pero no quería ir por los pasillos con esos pelos. Demasiado había sido el soportar las miradas curiosas de los alumnos en su regreso al dormitorio. - Fregoteo. - la sensación no resultó nada agradable, pero al menos no sentía el pelo aplastado y pringoso. - Ufff... Mucho mejor. Una ducha y como nueva. - Y así lo hizo, tomo sus enseres y se dispuso a darse una ducha rápida. 

Una vez de vuelta en el dormitorio, sacó su libro de hechizos de protección, y se dispuso a hojearlo mientras estaba sentada en la cama. Veamos si encuentro aquel escudo que he visto a otros realizar... *

Durantw la noche del miércoles, recibes la visita del espíritu de Rowena Ravenclaw.

 Buenas noches Allison, Janelle necesita tu ayuda, sígueme por favor, pues ella está convencida de que tu eres la persona indicada para ayudarla a superar la prueba de la ignorancia.

Y recuerda esto pequeña, pues te será de mucha utilidad a donde vamos. - dice Rowena con tono sereno.

Aunque el conocimiento siempre es poder, la ignorancia no siempre es un flagelo, pues puede ser un dulce bálsamo que nos permite afrontar el futuro con mayor determinación.

La llegada del espíritu durante la noche la sobresaltó mientras leía el libro de protecciones que había pedido prestado en la biblioteca, pero al ver que se trataba de la mísmisima Rowena se puso en pie de un salto. ¡Cierto! Habíamos quedado con Kat que ayudaríamos, porras maldito Peeves, lo olvidé. 

Allison prestó mucha atención a las palabras del fantasma, y mientras se vestía con rapidez, tomó su varita dispuesta a seguir las indicaciones de Rowena. - Sólo espero no fastidiarla, sé que todo esto es muy muy importante y n-no quisiera que por mi culpa se arruinase. Espero de verdad ser de ayuda para Jane. - respondió en voz baja mientras salía de los dormitorios y sala Común de Hufflepuff.

Mientras caminaba junto al espíritu, la pelirroja apretaba su varita contra su pecho, estaba algo nerviosa por los acontecimientos que iban a suceder, y echaba de menos la confianza en sí misma que Merida le daba. Pero por ella, y por el bien de sus amigas iba a dar lo mejor de sí. Como diría Merida. Tú puedes Allison.

Hay un hechizo que quiere practicar.

Tras ver al Señor Flannel herido, Jackie sabe que necesita dominar este hechizo. El más básico hechizo curador. Episkey.

Así que, en la tranquilidad de su dormitorio, repasa con el libro de texto hasta que empieza a ir conociendo la teoría, y memorizando cada paso: Un giro de muñeca, una exalación, agita la varita dos veces, recita el hechizo...

Cuando cree que ya puede intentarlo, prepara vendas, tiritas, alcohol y algodón. coge una navajita, y se hace un corte en la palma de la mano. Uno que la haga sangrar bastante, aunque no ponga en riesgo su vida

"A... Auchie..."
"Episkey!"

¡Y A LA PRIMERA LE SALE!

Sep. Esto es preocuparse por el prójimo y lo demás es tonterías. Por sus amigos, a ella no le importa cortarse, sangrar, o someterse al peor suplicio

Satisfecha, pero sabiendo que ha sido mas suerte que otra cosa, Jackie se hace otro pinchacito en el dedo, e intenta mejorar su control del Episkey.

¿Por que será un hechizo tan dificil?" se cuestiona. De hecho le da rabia que no sea uno de los primeros conjuros que todos deban dominar.

La segunda vez, de hecho, no lo consigue, pese a que ha puesto un buen esfuerzo en ello.

Y solo a la tercera, le sale con un exito decente. Aunque no por ello ha mejorado su dominio.

"Hmpf.... creo que no dominaré mas este hechizo, no hoy, ni por.mi cuenta" dice cerrando de golpe el libro." a ella le falta muchisimo camino si quiere ser como el Genio Galante.

Después de la cena, y habiéndose retirado relativamente pronto de la cena, Allison se dirigió rauda hasta los dormitorios, buscando en su baúl aquel libro enorme que había tomado prestado de la Biblioteca, el tan famoso libro que la mismísima Madame Pomfrey había estudiado en sus años mozos.

Y es que después del accidente de hoy, necesitaba estar preparada para todo. Con sólo conocer Episkey no bastaba. Por ello, y mientras indagaba en las hojas, buscó alguna anotación útil o la guía de un índice en el propio escrito. A ver... Algo sobre venenos, o algún hechizo diferente a Episkey que sea sencillo para ir ampliando mi repertorio.. Hmm.....

Tras la clase de historia y en cuanto tuvo ocasión, Allison volvió al dormitorio para seguir estudiando el enorme libro de Madame Pomfrey, tenía que ponerse las pilas y aprender mucho más, llevaba una temporada sintiéndose como un lastre. Y por cambiar la rutina, quería ser ella quién aprendiese algo nuevo de utilidad que pudiera enseñar luego a sus amigos.

Veamos si encuentro algo interesante... Pensó concentrada en el contenido del libro mientras lo hojeaba.

Allison anotó en un trozo de pergamino sus descubrimientos, y aunque parecían hechizos complejos era justo lo que estaba buscando, aunque le llevase meses, lograría aprender cada uno de ellos. O eso esperaba la pelirroja. Pero con lo cabezota que era, no pensaba tirar la toalla. Cerrando el libro y levantándose de la cama sacó su varita para ir practicando los movimientos de cada uno.

- Vale, veamos para el primero muevo la muñeca de este modo y.. ¡Firenza! - su varita tembló al momento de lanzar el hechizo pero apenas notó una corriente de energía, era complejo pero seguiría probando otro día. Repasando sus apuntes una vez más, se apuntó con la varita a su brazo y pronunció el hechizo inmovilizador. - ¡Ferula! - esta vez si notó una rigidez en su extremidad, y con una sonrisa de triunfo deshizo el hechizo al momento. - ¡Genial! Entonces para revertirlo.. Finite Incantatem. Así, perfecto. - se dijo para sí mientras estiraba el brazo izquierdo y movía los dedos de la mano.

Inspirando hondo siguió con el siguiente, el más difícil de los tres. Pero el más útil de todos, sobre todo con lo que habían vivido hoy. - Reparifors. - aunque le puso toda la concentración que pudo, notaba que aún estaba demasiado verde, pero solo era cuestión de tiempo que acabase dominándolo. Dando un hondo suspiro, se volvió a sentar sobre su cama, necesitaba descansar un poco después del esfuerzo. 

Pero eso no le impidió que volviese a abrir el libro y seguir tomando apuntes sobre lo que había aprendido hoy.

Durante la madrugada del sábado te despiertas sudando, pues el recuerdo de los dementores tras de ti cuando sobrevolaste el bosque prohibido te asalta como una pesadilla tan vívida, que sientes como si la sangre se te congelara.

Aún no sabes que hacen esos dementores escondidos en el bosque, lo que sí sabes es que pudiste convertirte en su merienda y que muy probablemente aún ronden el bosque en busca de nuevas víctimas.

Después de la conversación con Hellen, la pelirroja llegó al dormitorio unos pocos minutos después. Tenía pensado recoger sus cosas y marcharse para llegar a clase antes de que empezase, pero su ánimo había decaído tras aquella charla.

Dejándose caer sobre su cama mientras soltaba un suspiro, alcanzó la caja con el chocolate que le habían regalado sus abuelos. Al menos se decía que el chocolate animaba los ánimos, si las ranas no funcionaban, asaltaría el Gran Comedor.

Con ese pensamiento tomó uno de los dulces, dándole un mordisco mientras saboreaba el chocolate. Otro suspiro. No sabía muy bien como actuar, no le gustaba que Hellen pensara cosas que no eran ciertas. Pero si Artemis ya le había confesado que la veía como a una buena amiga, ¿pero por qué entonces cada vez que se encontraban se ponía nerviosa?

La pelirroja soltó un suspiro exasperado al tiempo que tomaba su libro y salía derecha a clase de Encantamientos.

El viernes por la tarde, y de mañana por el finde, Jackie intentara practicar algunos hehizos.

"Hey gentes ¿Alguien quiere practicar, para ver si dominamos mejor nuestros super-poderes?"

La mañana del Lunes me despierto sobresaltada y sudando copiosamente, miro a mis demás compañeras de habitación y sin mediar palabras con nadie me dirijo a las duchas, pues la sensación de frío que me invadía la piel aún me perseguía.

Esas sombras, esos espectros, los recuerdos de mi vuelo y su presencia, algo malo estaba pasando en aquél lugar y yo lo sabía, pero no sabía como decírselo a Allison.

Luego de la clase de encantamientos me dirijo de nuevo a mi cama a intentar dormir una siesta antes de transformaciones.

El sábado, Jackie se pasa el dia estudiando como una posesa. Ni siquiera a la chica Granger se la ha visto tomar los libros tantos ánimos.

La sala Hufflepuff acaba llena de dibujos, esquemas, diagramas, círculos mágicos y teorías, pruebas, ensayos y errores.
Eso, y también un extraño olor como a azufre, y la sala llena de guano. Aun así, Jackie se la ve cada minuto más ilusionada. Más inspirada.