Partida Rol por web

Justo cuándo estás terminando de buscar, tu fénix te alerta de que se acercan personas y te vez forzada a cerrar el baúl de Hellen de golpe para luego dar un salto a tu cama, eran dos compañeras de primer año que llegaban cotillando sobre dos chicos que les gustaban.

Los aludidos eran Ian y Eliphastus, por allí una de ellas soltó el nombre de Freddy. 

Ambas chicas te saludaron y se quedaron en la habitación hasta la hora de clase, por lo que te fue imposible ordenar el baúl.

Samantha maldijo al saber que venía gente, por lo que lo único que tomó fue la carta, y los dos libros de Salazar Slytherin, el otro libro lo dejó en el baúl. Sabía que no alcanzaría a guardarlo, por lo que una vez terminó allí, se acercó a su fénix, y mientras salía antes de la habitación, le susurró;

Cuando ellas se vayan, quema el baúl que abrí. 

Dijo, mirándola, sabiendo que el fénix ya entendía varias órdenes, esperaría a que ellas se fueran y prendería en llamas el baúl. Si le preguntaban después solo diría que lo lamentaba, que no sabía lo que su fénix había hecho y no tenía idea por qué. Pero al menos se quitaría eso de encima. Luego de eso, se fue, entre todas las cosas que se llevaba, los libros y la carta, bajo su propio libro, los cuales ocultaría en el club de la oscuridad.

Puedo intentar hacer una tirada de control de criaturas mágicas para ver si puede entender esa orden?

Logras colarte a la habitación sin ser notada, tienes poco tiempo antes de que los demás lleguen. 

Samantha corrió hasta el baúl y a bocajarro conjuro;

¡Incendio!

Y una llamarada salió de su varita directamente contra el baúl, esperando que este se prendiera en llamas, luego de eso salió lo más sigilosa posible que pudo del lugar y alejarse de allí, como si nunca hubiera pasado por el lugar.

Aquella noche, cuando ambas llegan a su dormitorio, lo encuenran destruido, un voraz incendio había arrasado con todas sus pertenencias.

No quedaban más que cenizas.

Nadie supo explicarles que paso, sólo que por el momento serían asignadas a una nueva habitación y que se les proveería de los materiales necesarios para acabar el año escolar.

- ¿Pero qué?

Pregunto nada más entrar a la habitación, pero mi cabeza no tarda en comenzar a seguir los hilos y teorizar sobre el culpable.

- Seguro que ha sido tu maldito fenix.

Le reprocho a Riddle mientras intento buscar algo que se hubiera salvado, dando gracias de mantener el libro de pociones y el diario a buen recaudo, pero el resto... había cosas que estaban más allá de los logros del hechizo Reparo, aún así tenía que probarlo.

- ¡Reparo!

Samantha maldijo lo que había pasado, pues había perdido todas sus cosas. Miro a Hellen y le respondo;

Los accidentes pasan. Si tu tuvieras un maldito fénix quizás también hubiera ocurrido. Sí, yo también creo que probablemente fue mi fénix, pero no se porqué lo haría, no paso mucho tiempo con mi mascota, por lo que puede haber hecho esto sin la intención de hacerlo. Supongo que solamente queda a los profesores ver que hacer con ello.

Luego de eso Samantha intentó acercarse, y viendo como Hellen usaba reparo, intentó repetir el conjuro, pero parece que la sorpresa le había jugado una mala pasada, por lo que no logró usar el conjuro. Por lo que tomó aire, y procedió a buscar, pero parece que tampoco encontró nada.

Ya había dado a Riddle por imposible y por más que mi sentido común se revolviera en mi contra, no pude contenerme y revelarle lo que podía haber pasado.

- Al parecer, hay un diablillo atacando mascotas.

Musito, apenas un susurro pues el ave no tenía toda la culpa del estropicio, sobretodo si había sido atacada.

Samantha miró extrañada a Hellen, como si no entendiera de que estaba hablando. Después de todo, los demonios eran cosa de fábulas...incluso ni siquiera en la tan aclamada historia de Harry Potter había escuchado alguna vez hablar de demonios, y menos diablillos. Miró a Hellen y le preguntó;

¿De qué estas hablando? Primero te transformas en pantera y ahora hablas de diablillos...¿En qué estás metida Hellen? 

Preguntó, un poco confundida y sorprendida Samantha, intentando saber que era lo que Hellen sabía y de lo cuál no quería hablar. Patéo las cenizas de lo que era su cofre, pues realmente ya no le quedaba nada en aquél lugar.

Ante su pregunta dejé de rebuscar en los restos y me quedé mirándola sorprendida.

¿Qué había pasado? ¿Había conseguido despertar el interés de Riddle? ¿Pero cómo?

- En Hogwarts, lo mismo que tú - respondo más bien a la defensiva - Pero hablando, explorando, aprendiendo y, sobretodo, viviendo Riddle.

Andaba lista si ahora iba a interesarse por lo que sabía o me ocurría.

- Pero claro, la supermaga Samantha Riddle está por encima de esas tonterías. - añado sarcastica - Tiene suficiente con un libro que le muestre el conjuro que desea y listo.

Continúo hablando mientras compruebo si por algún milagro habian sobrevivido los libros de trasladarores y el de lunas de sangre.

Samantha levantó una ceja, y dijo;

Recuerdo claramente que jamás nos han hablado de demonios, Hellen. Y claramente no necesito ver un libro de demonología, pues es algo que claramente no deberíamos saber. ¿Donde leíste sobre eso? ¿Te topaste con alguno? ¿Hablaste con algún profesor y te dijo algo? 

Preguntó, mirándola con bastante interés.

Suspire desesperada, no únicamente por no encontrar nada, sino también por mi compañera de cuarto.

- Eres como el viejo Slytherin.

Le recrimino al tiempo que busco algo en mi mochila, pronto se descubre que es el viejo diario que tan a menudo solía leer.

- Pero yo soy más como el jóven. - puntualizo y se lo entrego -Te lo presto durante esta semana. Demuéstrale que eres digna y quizás aprendas algo.

Hablaba demasiado seria y creyendo firmemente en lo que decía. Estaba por ver si serviría de algo.

Samantha vio el libro unos segundos, pensó en tomarlo, y finalmente lo tomó. No entendía a que se refería, pero tampoco era importante. Le dio una hojeada por el libro encima, y finalmente le preguntó;

No tengo nada que demostrar, pero de todas formas lo estudiaré. Tendré cuidado. Pero, ¿Qué es esto? Y por lo demás, ¿Tratar con demonios o enfrentarse a ellos no es muy peligroso? No se si te estás enfrentando a esto sola. Quizás pueda ayudarte.

Preguntó, con interés, intentando saber como se estaba enfrentando a tan peligroso problema sola. Realmente le sorprendía.

¿Riddle prestándose a ayudar? ¿Se va a acabar el mundo?

Estaba claro que su propuesta de ayuda me había trastocado, principalmente al considerarla... sincera.

- Los diablillos no son para tanto - respondo intentando quitarle hierro al asunto - Pueden ser peligrosos, cierto, aunque cualquiera de nosotros puede vencerlos sin problemas.

Añado recordando lo que le había pasado a Artemis, aunque tampoco quería darle más vueltas al asunto por lo que vuelvo al tema del diario.

- Pero tu céntrate en el diario. Si estás tan decidida a mantener a los demonios a raya, quizás tengas una oportunidad de impresionarlo.

Me había relajado a pesar de todo, deseando que Riddle en verdad hubiera cambiado algo, por poco que fuera.

Samantha miró extrañada a Hellen, sin entender;

Pues si no son para tanto, ¿Por qué me estás prestando el libro? ¿Y que tiene que ver Artemis con todo esto? No entiendo, ¿Usan los diablillos para entrenar o que?

Pregunto, intentando entender de que era lo que hablaba Hellen, pues antes de eso no sabía nada del o que estaba pasando, y tampoco Hellen le había explicado nada.

Cuando Samantha toma el diario ambas son transportadas a una visión, se encuentran frente al castillo y ven a un anciano como de 90 años sentado a las puertas del castillo escribiendo en el diario. La imagen está congelada y permanece así por unos segundos, hasta que Salazar Slytherin aparece ante ustedes.

Veo que esta vez trajiste compañía, pero la pregunta es. ¿Es una buena o mala compañía? - pregunta el gran mago mientras apunta su varita hacia Samantha. - Legeremens

Tras algunos segundos de silencio Salazar las observa a ambas y se dirige a Samantha: ¿Qué respondes? No trates de mentirme, lo sabré.