Partida Rol por web

Al ingresar a la habitación encuentras un viejo auditorio, lleno de butacas similar a un cine, en el centro de la habitación entre dos columnas un viejo espejo, algo sucio y descuidado, aparentemente muy antiguo, digo aparentemente porque la madera que conforma el marco parece no haberse deteriorado pese a la humadad del lugar.

Aquel viejo espejo parece llamarte, de su interior sale una voz algo cavernosa que pronuncia tu nombre, sin embargo no te asustas, sino que sientes mucha calidez en ella.

Mientras más escuchas la voz más se parece a la de tu madre.

Acércate mi pequeña, déjame verte. - dice la voz

¿Ma-mamá? Dice de manera titubeante según que se aproxima al espejo, atravesando las butacas. Hellen se seca las lágrimas y mira asombrada la estancia en la que se encontraba. Estaba maravillada y casi se tiene que recordar que todo puede ser una trampa teniendo en cuenta los sucesos ocurridos. Aún así avanza y respira hondo, intentando calmarse puesto que no quería que su madre la viera en esa situación, no deseaba decepcionarla. A pesar de que ya te has decepcionado a ti misma, fracaso de Slytherin; piensa amargamente a medida que se acerca. ¿Mamá, eres tú?

Al acercarte al espejo vez como tu madre te recibe con una sonrisa, a su lado tu padre y tu pequeño hermano, todos te miran con orgullo.

Sin embargo, el espejo es traicionero y codicioso, no va a dejarte ir tan fácil.

Mientras más te acercas las imágenes van cambiando, ahora te vez a tí algunos años mayor portando la insignia del premio anual, rodeada por tus amigos, no simples compañeros, amigos reales, los jóvenes de Slytherin te miran con admiración y respeto.

Janelle, Allison, Mathew y Artemis están allí a tu lado todos compartiendo un momento muy agradable, ninguno de ellos parece juzgarte de rara, incluso las miradas de Mathew y Artemis parecen estar fijas en ti, ves algo más que simple admiración, atracción será quizá o tal vez amor incluso, no lo sabes aún, tu joven corazón aún no comprende del todo ese sentimiento.

El espejo te va cautivando, ahora tomas asiento frente a él, en tus manos cargas la copa de la casa y un certificado, son tus EXTASIS, todos aprobados con Extraordinario.

¡Mamá! ¡Papá! ¡Jared! Corriendo, Hellen se acerca al asombroso espejo y, de pronto, la escena cambia. El calor del tan deseado afecto recorre cada centímetro de su pequeño cuerpo al ver a sus amigos acompañándola en tan importante ocasión. ¡Hala! Premio anual... Maravillada por las imágenes que el espejo mostraba, se acerca cada vez más hasta tomar asiento frente al objeto. ¿Mostrará esto el futuro? Pregunta a nadie en particular, deleitándose de cada escena transcurrida. Ahora las lágrimas que brotan de sus ojos no son de desesperación, sino de felicidad, una felicidad que no había sentido nunca. Deseaba quedarse en esa habitación el resto de su vida, deseaba saber más, deseaba...

No obstante, a regañadientes, se obligo a levantar la mirada unos segundos para aclarar ante qué estaba. ¿Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse? ¿Y eso que significa? Lee en la parte superior del marco del espejo cuando la primera palabra despierta un recuerdo en su cabeza. ¿Oesed? ¡Esa palabra sale en el libro de Hogwarts! Un momento... "Esto no es tu cara, sino de tu corazón el deseo" Leerlo al revés, esa era la clave. Tengo que salir de aquí.

Poco a poco, en contra de su voluntad, se levanta y empieza a marcharse sin quitar la vista del espejo y prometiéndose volver en algún otro momento de su estancia en Hogwarts.

Mientras te pones de pie una persona entra en la habitación bastante agitado por la carrerilla que le hiciste pegar.Ante tí en la entrada de la habitación, estaba Artemis, con una expresión de preocupación en el rostro. 

Hellen ¿Eh... Estás bien? Te vi correr y me preocupé. ¿Qué paso?  - pregunto con la respiración entre cortada.

¿Qué estás haciendo aquí?  - digo mientras fijo mi vista en el gran espejo del centro de la habitación.

¿Eso es lo que creo que es? - inquiero bastante nervioso mmientras señalo al espejo.

¡Artemis! Exclama un tanto sobresaltada, tenía las emociones a flor de piel a causa de la montaña rusa que había experimentado en la última hora. ¿Estabas preocupado... Por mí? Aprovechando que se daba la vuelta para señalar el espejo del que tanto le había costado separarse, se secó las lágrimas que le quedaban en la cara aunque con todo lo que había llorado era imposible que Artemis no se percatara de sus ojos rojos. 

Es el espejo de Oesed, aquel que muestra los deseos más profundos del alma según el profesor Binns... Hellen le mira directamente a los ojos emocionada por que haya venido pero a la vez asustada por el posible efecto del espejo en él. Ten cuidado. Su efecto puede ser... Atrayente. Aunque si quieres verlo, yo estaré a tu lado para ayudarte si lo necesitas. Y sonrió como no lo había hecho en todo el día.

Mi bisabuelo me dijo que me mantuviera lejos del espejo, según él hay más en el espejo de lo que se ve a simple vista, él y Dumbledore escondieron algo en su interior es como si el espejo fuera un portal o algo así aunque una pequeña mirada no le hará daño a nadie. - respondo con complicidad.

¿Me acompañas? - pregunto extendiendo mi mano hacia Hellen con una sonrisa cómplice.

Al acercarse al espejo la visión de ambos se pierde un momento y tras unos minutos de silencio en los cuales tienen visiones separadas.

Vuestra visión cambia, pues finalmente el espejo sintoniza con ambos.

Artemis se ve a sí mismo convertido en un auror con Hellen a su lado ambos derrotando a Lucius Malfoy y sus mortífagos, frustrando un nuevo intento de retorno del señor tenebroso.

Los enemigos abatidos clamando por perdón, un perdón que sólo les podrá ser concedido por el tribunal del Wizengamot, pues ustedes no piensasn dejarlos escapar, van a llevarlos ante la justicia, sin importar el qué

De pronto recuerdo lo que dijo mi bisabuelo, el espejo no sólo es capaz de mostrar el reflejo de los deseos del corazón sino también de ocultar la verdad y abrir puertas a otros lugares, puertas capaces de mantener a salvo objetos muy preciosos, como la piedra.

"Un momento, la piedra" - pienso mientras la piedra se manifiesta ante mí. - "Podría tomarla si quisiera, pero no me pertenece, le pertenece a mi bisabuelo así que la dejo en su lugar."

Aprieto levemente la mano de Hellen y retrocedo.

La voluntad de Artemis fue tan fuerte que el espejo se subyuga ante él y ante Ustedes aparece una figura espectral que os dice lo siguiente:

Felicitaciones joven mago, a partir de hoy no te mostraré lo que deseas sino la simple verdad, no habrá secreto que no puedas develar si así lo deseas sólo tienes que pedírmelo y si consigues las llaves adecuadas todas las puertas se abriran ante tí incluso las de la cripta, por ahora debo descansar, toma a tu amiga y vuelve cuando gustes mi señor, pues ahora mi voluntad es tuya y de nadie más.

Tras esas crípticas palabras el espiritú del espejo se desvanece ante sus ojos.
 

Artemis se quedo anonadado ante lo ocurrido, era demasiada información como para poder procesarla tan de golpe, sin dudas el espejo era un artefacto de un poder increíble, es muy probable que él tratará de evitarlo, al menos en el futuro cercano y no era por miedo, sino por prudencia, pues él sabía muy bien que el poder puede llegar a corromper.

Al principio todo era divertido, nada más que ayudar a una amiga en problemas, luego una travesura inocente, desafiar la autoridad de su bisabuelo, pero ahora las cosas estaban ya en otro nivel, un nivel que sin dudas él no deseaba explorar, al menos hasta que estuviera listo para hacerlo y por ahora no lo estaba.

¿Me acaba de nombrar su amo? No, esto es demasiado no es justo, yo no pedí eso. - dijo Artemis algo nervioso.

Primero Hogwarts lejos de mis padres, luego las sombras y los diablillos y ahora esto. ¿Qué hice? No estoy listo para algo así. - digo con la voz entrecortada y los ojos al borde de las lágrimas.

No era la primera vez que la tristeza lo embargaba desde su llegada a Hogwarts, extrañaba mucho a su familia, ya incluso una vez se lo había comentado a una compañera, su continua búsqueda de amigos tenía un único fin llenar el vacío que le había dejado la separación de sus padres.

Con el tiempo había llegado a apreciar a todos los chicos que lo rodeaban y gustoso haría lo que fuera por protegerlos a todos de cualquier mal, salvo quizá si se trataba de Mengele y sus amigotes, quienes sólo buscaban problemas, pero ahora se sentía abrumado.

Por un instante incluso perdió la noción del tiempo y casi rompe en llanto, sin duda la situación lo angustiaba y aunque no era un cobarde, se sentía desolado, incapaz de moverse o reaccionar

Todo ocurrió muy deprisa ante los anonadados ojos de Hellen. ¿Derrocar al señor tenebroso y a sus mortífagos? Nunca se le había ocurrido esta idea anteriormente debido al apellido de soltera de su madre y la historia que éste conlleva. Desde pequeña siempre le había interesado todo lo referente a la magia oscura y al entrar en Slytherin esa curiosidad se convirtió en duda. Y si... Pero ahora, ante esta nueva visión, se dio cuenta de que era posible aprender de la magia más antigua pero usar ese conocimiento para el bien.

Antes de que pudiese desarrollar más esa interesante idea, la imagen del espejo de Oesed cambia y aparece un espectro con forma de mujer. Conocer la verdad... ¿Y qué es eso de la cripta? Hellen dirige su mirada a Artemis buscando encontrar la misma intriga que ella sentía en sus ojos pero solo se encuentra con la esencia de la desesperación. Sin pensarlo dos veces, la chica se atreve a acercarse y tratar de calmarlo con un abrazo. No sabía muy bien por qué lo había hecho (ya que ella nunca ha sido muy seguidora del contacto físico) pero le pareció lo correcto.

No te preocupes, Artemis. Quizás... Quizás reconoció en ti la sangre de tu bisabuelo y por eso sintió la necesidad de rendirse ante ti. Pe-pero eso no implica que lo tengas que usar. Se separa del joven mago y piensa detenidamente lo que debería decir después ya que ella le veía mucha utilidad al espejo pero sentía que no era el momento adecuado para expresarlo. Finalmente, le tiende una mano y le dice: Ven, vámonos de aquí. Y... Y siento que hayas tenido que pasar por todo esto por mi culpa.

El abrazo de Hellen trae un poco de calma al atribulado corazón del joven Gryffindor, quién parece volver lentamente en sí.

"Hellen tiene razón. Tener acceso a un poder tan grande no implica que tenga que usarlo." - pienso mientras la abrazo fuertemente.

Gracias Hellen. - susurro mientras pongo en ese abrazo todo el cariño y gratitud posible. 

Tras tomar la mano de Hellen cierro un momento mis ojos para lue regalarle a Hellen mi mejor sonrisa. No es tu culpa, ni la de nadie, es sólo el destino es todo y ahora simplemente es algo más con lo que tengo que lidiar y lo haré con la frente en alto, eso te lo prometo. - digo mientras cierro la puerta de la habitación tras nosotros.

Una vez fuera de aquella habitación abrazo nuevamente a Hellen y la beso en la frente como mi madre suele hacer a veces conmigo. 

Gracias. Vine aquí a ayudarte, pero al final fuiste tu quien me ayudó a mi. Gracias Hellen. - digo ya con mi ánimo restaurado. - Será mmejor que subamos antes que alguien note nuestra ausencia. Por cierto ¿Te gustaría estudiar comigo mañana después de clase? Ya que hay muchas cosas en este libro que pueden sernos de utilidas más adelante. - digo mostrándole el libro que les enseñé a todos en el lago.

Me encantaría estudiar contigo, Artemis, ese libro tenía muy buena pinta. Además, con todo el lío de los diablillos no lo pude ojear bien. 

Y así me gusta, con la cabeza alta siempre. Hellen se queda admirando la valentía y el optimismo del pequeño Gryffindor y le ofrece una nueva sonrisa. Una vez fuera de la sala, la nueva perspectiva le dio la oportunidad de pensar en los acontecimientos de esta mañana. Artemis, ¿crees que deberíamos ir a buscar a los demás que nos acompañaron al lago e ir a contárselo todo a McGonagall? Aunque sigo insistiendo en que quizás no sea la mejor idea. Una vez que se lo digamos, nos dejarán de lado y no nos contarán nada de lo que ocurra. Podríamos... Antes de continuar, Hellen reflexionó mentalmente si era adecuado expresar su idea. Le caía bien Artemis, pero su desconfianza natural le impedía ser completamente sincera con el joven. Finalmente, decidió darle una oportunidad a su nuevo amigo. Podríamos ir a interrogar nosotros primero al bicho que quedó petrificado en el lago. Luego se lo llevamos a Potter, Granger y McGonagall.

Mantengamos lo del espejo en secreto, por ahora, sé de buena fuente que Dumbledore quiere que el espejo esté lo más lejos posible de los alumnos así que si decimos algo sobre el espejo es muy probable que no lo volvamos a ver en muy buen tiempo, en cuanto a lo del diablillo, alguna idea para abandonar el castillo sin ser vistos, recuerda el toque de queda. - pregunto con curiosidad.

"Dos travesuras en un día, esta vez si que te estás luciendo Artemis" - pienso con una sonrisa complice.

Lo del espejo, secreto absoluto. Asiente Hellen mientras se queda mirando a la nada buscando la solución al problema del toque de queda. Deseaba conocer todos los secretos que Hogwarts y sus alumnos podían presentarle; no obstante, su ansia insaciable de conocimiento no chocaba con su prudente actitud. No podemos ser vistos, reflexionó en voz alta, sería estupendo tener una capa de invisibilidad o saber hacer un hechizo para ello. Podríamos ir por la noche y así usar la oscuridad a nuestro favor, pero no sabemos cuánto durará el diablillo petrificado. 

Cada opción que se le ocurría tenía un inconveniente cuyo riesgo no estaba dispuesta a correr. Si agarraban a un Slytherin cerca de ese monstruo, la acusaría sin un juicio justo. Puede que desde la segunda guerra mágica las cosas hayan mejorado para los de su casa, pero la discriminación y la asociación de Slytherin igual a malvado, seguían presentes. Tirando de este hilo de pensamiento, se le vino a la cabeza una idea arriesgada a la par que original. Quizás no sea necesario que nosotros mismos busquemos e interroguemos al diablillo. Me explico, hoy mismo me llegaron del Callejón Diagon unas orejas extensibles que podríamos conectar al despacho de McGonagall cuando ellos hablen con el bicho. Solo tendríamos que contarle nuestra aventura de hoy y ellos harán todo el trabajo por nosotros. En el caso de que abran la puerta y nos pillen, bastaría con decir que vinimos a preguntarle algo de las notas a nuestra profesora de encantamientos.

Tengo otra idea pero tienes que guardarme otro secreto, quizá uno de los mayores de mi vida. ¿Me das tu palabra? - pregunto en el tono más serio posible. 

Frunciendo el ceño y viendo alrededor para confirmar que estaban solos, Hellen termina asintiendo ante la proposición de Artemis. Claro, puedes confiar en mí.

Recuerda lo prometiste pues si alguien se entera de esto me meteré en líos incluso con el propio Ministerio y ni hablar de lo que dirá mi padre. - dice Artemis mientras se para en el alfeizar de una de las ventanas.

Nos vemos en el tercer piso en quince minutos. - Agrega antes de transformarse en un halcón y salir volando con dirección al lago.