Partida Rol por web

El Ala del Hospital en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería está dirigida por Madame Poppy Pomfrey. Los estudiantes (y, presumiblemente, el personal) que sufren accidentes y lesiones durante el año escolar son enviados o llevados a la enfermería para ser curados. La enfermería está bien equipada para hacer frente a todo tipo de lesiones mágicas o mundanas, desde fracturas hasta renovación de huesos. Sólo en casos más graves los pacientes son enviados al Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas para tratamiento adicional.

Llego a la enfermería, el camino no fue fácil, se perdió 3 veces y levanto algunas risas de algunos grupos que pasaban.
Llego y se quedo mirando a madamme Pomfrey con cara de perrito mojado.

Dios santo muchacho ¿Qué te ocurrió? Puedo arreglarlo pero va a dolerte un poco. - dice Madame Pomfrey mientras te hace tomar asiento en una de las camillas.

Tras acomodar algunas cosas en la cómoda del lado derecho de la cama, la enfermera Pomfrey saca su varita y tras una breve floritura, dice: "Reducto", sientes como tus dientes empiezan a encogerse lenta y dolorosamente, hasta que retornan a la normalidad.

Al otro extremo de la habitación vez a la profesora McGonagall acompañada de dos personas, un hombre y una mujer como de unos 30 años, el trío está prestando atención a un paciente que está algo aislado del resto de la enfermería y aunque no llegas a ver quién es supones que sólo puede ser el director Dumbledore.

Bebe esto muchacho y descansa, es para que te calme el dolor. - dijo la enfermera Pomfrey forzándote a recostarte.

El dolor fue tan fuerte como había anticipado Amy.
Agradeció que maddame pomfrey no hiciera preguntas. Pero se sorprendió al ver a dos personas que le resultaron muy familiaes en la enfermería.
Yo vi algo de esto en los diaros pensó....

Reconoces al varón como Harry Potter, no te cabe la menor duda de su identidad, pues su cicatriz en forma de relámpago no deja el menos atisbo de duda sobre de quien se trata, la mujer, por otro lado, parece ser una experta del ministerio, has visto su imagen en alguna otra parte en el castillo, pero no recuerdas exactamente en dónde.

Tras tomar el calmante te diriges al comedor siguiendo al trío, el mismo que es interceptado por Hagrid.

Cuando intentas detenerte a escuchar su conversación la profesora McGonagall te lanza una mirada significativa de que sigas tu camino y presientes que no es sensato desobedecerla.

Allen moría de curiosidad, pero ya se había metido en demasiados problemas y ya estaba cayendo la noche. No quería hacer esperar a Amy. 

Igualmente sabía que algo iba a averiguar, pensó que tal vez mañana o pasado mañana podía ir a hablar con Hagrid. O con Minerva, aunque sabía que a la segunda no le iba a sacar mucha información. Dejo sus pensamientos de lado.

Sabía que iba a perder su chance de descubrir el secreto de Rowena y de la dama gris. Siguió hasta la sala común donde se sentó en un sillón a esperar a Amy

Al llegar a la enfermería emcuentran la puerta semi abierta y pueden ver a un viejo mago trabajando apresuradamente en algo con la asistencia de Madame Pomfrey.

Al parecer quien lleva la voz cantante en este caso es aquel misterioso anciano, quien mezcla rápidamente diversos compuestos, la señora Pomfrey parece observar al detalle las mezclas que el anciano está elaborando, con la misma atención que un discipulo observaría a un maestro artesano.

- Jovencita necesita más de tu asistencia que de tu atención, una vez que hayamos terminado te enseñaré lo que gustes, ahora lo importante es estabilizar a mi bisnieto y en cuanto a ti plumero con patas será mejor que llores un poco más o te daré un motivo para no dejar de hacerlo en tres días. - bramó el anciano mientras acercaba un frasco a un mostrador oculto tras la puerta.

- Sí señor. - respondió la hábil sanadora mientras le pasaba un frasco azul al anciano.

- Muy bien niña frota este ungüento en las heridas de mi bisnieto eso debe cerrarlas y detendrá el sangrado. Ahora vamos con Albus, ya sabes lo que necesito para atenderlo y de paso preparar algo que acelere la recuperación de Artemis así que dime ¿En dónde la guardó? - pregunta el anciano mientras le entrega un pequeño pote a la señora Pomfrey.

Había corrido tanto desde el gran comedor hasta la enfermería que parecía que me iba a salir el corazón del pecho. Odio correr, una señorita nunca corre, pero después de ver la mochila de Artemis manchada de sangre un sudor frío me recorrió todo el cuerpo. Ni siquiera me di cuenta de si mis amigas estaban corriendo a mi lado o detrás de mí, ni si las había perdido por el camino. Cuando llegué a la enfermería me paré en seco ante la puerta entre abierta. Estaba paralizada, escuché unas voces dentro. *Artemis*

Allison podía notar como le zumbaban los oídos de lo deprisa que latía el corazón, se notaba las mejillas encendidas en esta ocasión por el esfuerzo y los nervios, llegando por fin a la carrera hasta la puerta de la enfermería... Pero las tres chicas se detuvieron al escuchar voces que provenían desde dentro, sin saber muy bien que hacer, la pelirroja se llevo una mano al pecho para recuperar el aliento, mientras escuchaba una conversación entre Madame Pomfrey y... ¿quién era?  ¿Bisnieto dice? El tatarabuelo de... ¿Artemis?

La bruja frunció el ceño y sacudió la cabeza, tenía que averiguar si su amigo se encontraba bien después de todo, no iban a volverse ahora, ¿no?, pero antes de entrar en un primer impulso, se detuvo con la mano alzada sobre el pomo de la puerta, mirando a Hellen y Mérida buscando un gesto de afirmación para continuar. 

Espera, dijo Hellen en un susurro antes de que Allison abriera la puerta. ¿Qué vamos a decir? ¿Tenemos que contarle la verdad al viejo ese y a la señora Pomfrey? Lo cierto es que la joven bruja estaba muerta de miedo desde que vio la mochila ensangrentada. Lo único que quería era marcharse de allí y correr hasta la sala común de Slytherin, el único lugar donde se sentía segura. Nada de esto tendría que haber pasado...

Mientras están paradas frente a la puerta de la enfermería, escuchan pasos que se acercan en su dirección, parecen ser tres personas quizá cuatro no.

- ¿Pero cómo rayos llegó esta cosa a la escuela? - dice una voz masculina.

- Quizá tenga algo que ver con esos extraños símbolos que encontramos en los jardines, pero tendría que revisar unos libros antes de estar totalmente segura. - responde una voz femenina.

- Muy bien señorita Granger ya conoce el camino a la biblioteca, le recomiendo consultar la sección prohibida allí encontrará mucha información de interés. -  responde la voz de la profesora McGonagall.

- ¿Qué hay del estudiante atacado? ¿A qué casa pertenecía? - pregunta la voz masculina.

- No creo que sea importante señor Potter, todos los alumnos son igual de importantes para mí, pero si quiere saberlo era de Gryffindor. - responde la voz de McGonagall algo molesta mientras los pasos resuenan más fuertes en el pasillo.

Supongo que ya no tendremos que buscar a McGonagall... Hellen no paraba de mirar a sus compañeras de aventuras a la espera de que alguna decidiese lo que debían hacer. Por su parte, ella estaba muerta de miedo. Las cosas no habían salido como esperaban y no terminaba de comprender qué había pasado. ¿Símbolos extraños?

Justo cuando se había decidido a entrar para ver si Artemis se encontraba bien, una voz familiar hizo que diera un brinco para confirmar que no se equivocaba... McGonagall. Bueno... Así no tendrían que buscarla pero... Se iba a enfadar, ¿verdad? Allison comenzó a ponerse nerviosa y se retorcía un mechón de pelo mientras pensaba en sus escasas opciones, si se escondían y los pillaban se les caía el pelo, si contaban la verdad se les caería igual... Genial, simplemente genial.

Pero tenían que hacer lo correcto, ¿no? Al menos habían visto a los diablillos con sus propios ojos, e incluso habían logrado repelerlos, toda la información que pudieran dar sería de ayuda. O eso esperaba la pelirroja, cuando ya casi era inevitable el encuentro se preparó para el encontronazo e intentó mostrarse serena. Aunque no sirviese de nada.

- P-profesora McGonagall... - comenzó a decir, mientras ponía cara de circunstancias. - Ha sucedido algo que teníamos que contarle...  Acordamos buscarla después de la cena, p-pero... - a la bruja se le hizo un nudo en la garganta al recordar la sangre de la mochila. - Artemis no se presentó en la cena,  no sabíamos que habría pasado y... - continuó, pero se detuvo para mirar hacia la puerta que conducía a la enfermería y notaba que los ojos se le humedecían. Estaba segura que la mandarían a la cama, con muchos puntos menos para Hufflepuff y lo peor, sin poder saber el estado de Artemis. 

Al girar la esquina y notar su presencia, la profesora los mira algo ceñuda y se acerca dando grandes zancadas con Harry y Hermione a la zaga.

Señoritas espero que tengan una buena explicación para estar aquí, pues yo las veo muy saludables. - dice la profesora algo molesta.

Tras escuchar a Allison la profesora McGonagall suaviza un tanto la expresión de su rostro.

Señoritas, el señor Flamel se encuentra algo indispuesto en este momento. Así que les recomiendo que regresen a su dormitorio en este instante y por cierto mañana van a.... - dice la profesora mientras las puertas de la enfermería se abren de forma intempestiva y un anciano sale de allí con cara de pocos amigos.

¿Qué es todo este alboroto, estoy tratando de trabajar aquí dentro?¿uién me busca? Hablen rápido que estoy ocupado. - dice aquel hombre antes de reparar en ustedes.

¿Qué hacen aquí niñas? Espero que estén muy graves o de lo contrario será mejor que vuelvan por donde vinieron, pues hoy la sanadora está muy ocupada. - dice el anciano mientras se limpia las manos en una especie de mandil.

Ustedes notan que tanto el mandil como las manos del anciano tienen un extraño brillo plateado, el cual parece poner tensos a Harry y Hermione.