Partida Rol por web

Destrúyanlas, macháquenlas, encántenlas, hagan lo que tengan que hacer sólo manténganlas lejos de mi mientras yo busco ese condenado collar. - dice el licántropo sin girarse a verlos mientras las armaduras empiezan a rearmarse de nuevo.
 

Samantha, una vez dejó de ser una rata, tomó su varita, y de inmediato recobró la compostura para seguir a sus compañeros. No quería volver a ser un estorbo, por lo que se prometió estar atenta al combate. Una vez guiaron a Greyback al lugar, observó con interés las armaduras que se enfrentaban a ellos. Aprovechando que estaban aún en el piso, pensó que lo mejor que podían hacer era petrificarlas para luego destruirlas, por lo que conjuró;

Petrificus Totalus

Conjuró sobre una de ellas, para luego decirle a sus compañeros;

Hagan lo mismo, luego podremos averiguar donde les han hecho la marca de la energía mágica, para así destruirla y evitar que se vuelvan a armar.

Dijo Samantha, con seriedad.

Atendiendo ante las palabras de Greyback y de Samantha, apunté a la otra armadura y conjuré al igual que ella;

Petrificus Totalus.

Y directamente mi magia volvió a salir disparada contra la estatua. Sabía que lo que decía Samantha era cierto, pero teníamos que ganar tiempo para poder averiguar en que parte de la estructura de las armaduras estaba su punto débil. Le hice una seña a Richard para que revisara las estatuas y buscara su punto débil.

Comencé a buscar directamente en las armaduras, mientras Eliphastus y Richard luchaban, donde podía estar su punto débil, mientras intentaba recordar como se podrían vencer estas armaduras...pero estaba segurísimo que eran indestructibles.

Tanto la puntería como los conjuros de los jóvenes mortífagos fueron perfectos, pero las armaduras parecieron no inmutarse ante los mismos.

Los guardianes desenfundaron sus armas y se pusieron en marcha hacia el interior del despacho, al menos una de ellas, pues la otra se quedó en la puerta enarbolando su hacha de batalla bloqueándoles el paso.

Al rato la voz de Greyback resonó en un rugido.

Les dije que las mantuvieran ocupadas.

Observé como las armaduras se estaban preparando para atacarnos, y en este caso parecían ser completamente indestructibles. Preparé mi varita y les dije a mis compañeros;

-¡Todos usemos elementos distintos de daño en nuestra varita, a ver si así lo debilitamos lo suficiente! ¡Vagis Ignis! -

Dije, a la vez que apuntaba mi varita e invocaba un lanzallamas desde ella, concentrandome en mantenerlo de manera constante.

Richard observó la escena completamente preocupado a sus compañeros y a su jefe;

-¡Las armaduras son indestructibles! ¡Solamente hay que despistarlas y apresurarnos a salir de aquí! - Dije, y observando como mis compañeros se disponían a luchar, al ver a Eliphastus usar un conjuro de fuego, decidí usar mi tinta de petroleo sobre la armadura, para que así cuando Eliphastus usara su fuego, esta se encendiera completamente en llamas. - ¡Ink Calmabunt! -Dije, apuntando a la armadura.

Eliphastus convoca una ráfaga de fuego que pasa muy cerca de la armadura que se mantenía de guardia, mientras que Richard deja una mancha de tinta sobre el visor del casco, lo cual no parece tener efecto alguno sobre el guardian dado que no se mueve un centímetro de su posición, mientras que en el interior de la habitación se escucha el sónido del metal golpeado seguid por un sonido de madera quebrada.

Al parecer Greyback lo estaba pasando mal luchando contra la armadura mientras despedazaban el mobiliario de la oficina del director Warren.

Samantha observó a la armadura, y apuntándole, decidió ocupar un conjuro que nunca había ocupado antes.

Incarcero

Samantha logra imitar con precisión el hechizo que lanzó el estudiante del instituto Warren, lástima para ella que su puntería no fue para nada buena.

Ante sus continuos ataques la armadura enarbola su enorme hacha y lanza un potente golpe contra una de las paredes de piedra, fragmentando la roca.

Lo de voluntad es para todos o solo para Samantha?

Eliphastus observó con gran terror como la criatura venía directamente hasta ellos, y actuando a puro instinto, intentó atacarla, más fallo irremediablemente.

Richard apuntó a la armadura, pero por el miedo, por más que pudo haber llenado del espeso petroleo a la armadura y haberla cubierto por este petroleo, falle de manera horrendo el conjuro.

Samantha apenas demostró su miedo con un simple movimiento, dando un paso hacia atrás, protegiendose de los ataques de la espada,  conjurando Incedio para intentar detenerla al menos un segundo.

Vuestro nerviosismo impide que puedan alcanzar a su objetivo el cual permanece inamovible mientras al interior de la habitación los ruidos del combate empiezan a aplacarse.

Samantha maldijo mientras el ruido desaparecía. Si Greyback moría lo tendrían muy difícil contra las malditas armaduras, aunque ciertamente si moría y ellos tenían el éxito...Greyback no sería nada más que un palurdo debilucho. Samantha seguía sin su concentración, por lo que si bien, no perdió la potencia de sus conjuros, volvió a fallar el conjuro.

Observé como  nuevamente mis ataques no funcionaban contra la armadura, y finalmente, al observar la situación, dije;

-¡Richard! ¡Intenta despistar a la armadura y llevatela de aqui! -

Dije, mirándolo, esperando que pudiera encontrar una forma de llamar la atención de armadura y llevarsela del lugar.

Richard escuchando a Eliphastus asintió, e intentando conjurar para atacar la armadura falló horriblemente, pero aún así, temblando y todo no evitó intentar provocar a la armadura;

-¡Armadura estúpida, tu director igual murió en nuestras manos, y nada que protejas en este maldito lugar evitará que destruyamos hasta la última piedra que lo protege! -

Dije, preparándome para huir.

Vuestros ataques fallan nuevamente mientras un enfurecido y sangrante Greyback aparece en la puerta de la oficina del director con un objeto en la mano.

De pronto la armadura se gira e intenta atacar al licántropo, quien detiene el golpe con la mano izquierda y luego abolla el peto de la armadura de un sólo golpe haciendo que esta caiga al suelo.

Y bien mocosos. ¿Qué esperan invitación? Destruyan esta cosa antes de que se incorpore.- los urge el licántropo.