Partida Rol por web

Aparecéis en medio de la calle, una calle bastante sucia comparada con el Callejón Diagon, pero mil veces más interesantes. Una bruja vestida casi en harapos da un respingo cuando apareceis justo enfrente suyo, pero se recompone pronto y se acerca a vosotros. Te mira con una sonrisa desdentada y un ojo de cristal y te habla con una voz estridente.

- ¿Quieres una compañera para tu serpiente? Tengo huevos de Ashwinder aún calientes...

Tu padre tira de tu brazo para alejarte de la pordiosera sin decir palabra hasta que os alejáis unos metros.

- No mires a nadie en los callejones ni te pares a hablar.

Camináis unos metros hasta que tu padre se para delante de una tienda que parece una especie de joyería, aunque la mayoría de cosas son bastante horteras. Observas que hay objetos interesantes, cómo garras para los dedos con relieves de escamas de serpiente o algunos puñales que parecen valer cientos de galeones.

Tu padre entra entonces tirando de ti. El interior de la tienda es oscuro y polvoriento, pero apuntas a ver destellos de más de una joya a la luz de las pocas lámparas de aceite. 

- Puedes darte una vuelta por la tienda, Zane.

Era una manera de decirte que te alejases un poco mientras hacía los negocios, ya que básicamente la tienda no tenía más que un par de metros cuadrados para caminar. Te daba la oportunidad de verlo, pero con algo de distancia. Al fin y al cabo aún eras un niño. El tendero mira a tu padre con una expresión agria hasta que el Sr.Knight saca un pergamino de su manga y se lo entrega. El tendero abre los ojos como platos al ver el sello y se da la vuelta para abrirlo y leerlo. Cuándo parece haber terminado, lo deja encima del mostrador y se va corriendo a la trastienda. Al volver, lleva un paquete envuelto. Tu padre lo abre un poco y parece darlo cómo bueno, así que se lo guarda en la túnica.

Al aparecerme lo primero que hago es mirar a mi alrededor, la verdad es que ya había hecho eso tantas veces que estoy acostumbrado a la sensación. Me sobresalto con la aparición de la pordiosera, y haciendo caso a mi padre me dedico a ver los escaparates hasta entrar en la tienda en la que me arrastra.

Observo distraido los múltiples objetos que hay en la tienda, fascinado por las garras, las joyas, los cuchillos. Preguntándome su historia y si estarían encantados. De lo que no hay duda es que son realmente caros para lo que se pude ver a simple vista.

Al ver que mi padre le entraga un pergamino al dependiente intento ver qué hay en él desde lejos, pero no consigo distinguir nada, repito la operación con el paquete pero de nuevo me quedo con dos palmos de narices al no ver más que un bulto.

Maldita sea...

Pienso decepcionado mientras sigo paseando por la tienda, observando los distintos objetos para ver si alguno me llamaba la atención más de lo común, así como leyendo las indicaciones, si es que la tienen. Aunque por dentro tengo la espina de la duda que me había planteado al ver el pergamino y el paquete.

¿Qué demonios será? A ver de qué manera puedo enterarme... si es que puedo...

Tu padre saca entonces su varita y con un pequeño movimiento prende fuego al pergamino, el cuál se consume en unos segundos dejando una mancha negruzca en el mostrador, además de un montón de cenizas. Al dependiente no aprece importarle, mira a tu padre con una mezcla de admiración y ¿terror?

- ¿Has acabado de curiosear, Zane? - o traducido a palabras más claras "he terminado aquí, nos vamos."

-Sí, supongo- Digo algo decepcionado por no haber visto nada más que llamara mi atención. La verdad es que después de ver como mi padre prendía fuego al pergamino he perdido casi todas las esperanzas de que me diga algo... pero en fin ¿por intentarlo?

Observo como el dependiente no dice nada ante las llamas que aparecen en su mostrador y la mirada que dirige a mi padre, parece tenerle miedo y eso me hace sonreir, al menos levemente.

Perfecto, al menos sabe cual es su lugar... pero me pregunto el porqué del cambio y si tiene algo que ver con el pergamino.

-Papá...- Comienzo mientras le sigo acariciando a Susan, mirándola con tristeza al saber que me voy a separar en seguida de ella, tristeza que intento que transmita mi voz. A ver si mi padre suelta algo... aunque intentar eso es casi intentar lo imposible, aunque siendo el hijo único... -¿Qué había en ese pergamino y qué es ese paquete?- Pregunto con el mismo tono.

La malicia y la superioridad se reflejan en los ojos de tu padre cuándo preguntas. Su cara está seria, cómo si no debieses haber preguntado eso, pero no te cuesta nada leer en su mirada que esperaba que se lo preguntases. Lo entiendes entonces: El hecho de que te hubiese traído al callejón con él mientras hacía "negocios" no era casual: quería que vieses y supieses lo que hacía.

- No te puedo decir que contiene el paquete, pues es alto secreto. Tan sólo el tendero y yo sabemos qué hay dentro. Nosotros y la persona que lo ha ordenado.

Tu padre se queda en silencio, pero puedes notar que está tremendamente orgulloso de ello. Y eso no es normal. Tu padre, ¿haciendo recados para alguien? Imposible. ¿Y encima orgulloso de ello? Había algo raro en ese paquete. Algo secreto. Algo...poderoso.

¿Qué hace mi padre siendo un simple recadero? ¿Y por qué está orgulloso de serlo? Eso es tarea para elfos domésticos no para... espera...

-Me has traido para algo más que para dar una vuelta ¿no?- Pregunto astutamente, pues hasta yo soy realista, no es lugar para dar un paseo y aunque le hubiera o pudiera sacarle algo a mi padre en ese callejón no podría introducirlo en Hogwarts, sería más fácil hacerlo con un huevo de gallina y un sapo para incubarlo.

...Estaría bien tener un basilisco propio como Herpo... aunque claro, no hay manera de controlarlos, un animal así no es como Susan...

Miro a mi alrededor cerciorándome de que no había absolutamente nadie, hasta decir -Entonces ¿por qué ocultar quien te lo ha mandado? ¿O qué es lo que hay en su interior?- Termino por preguntar, obviamente tengo sospechas, sólo hay una persona a la que sigue mi padre además de a él mismo pero ¿de verdad confía tanto en él? Si es así, mi orgullo por mi padre no tendría parangón.

Tu padre sonríe ante tu primer comentario. Estaba orgulloso que supieses leer entre lineas. En cambio, su expresión cambia por completo cuándo sigues preguntando y te mira con ira por un momento antes de arrastrarte a un rincón del callejón., 

- Creía que era más cauto, hijo. ¿Cómo se te ocurre hablar en alto de cosas así? ¿Es que aún no has entendido que el nombre de la familia tiene que estar limpio para nuestra seguridad? -te susurra enfadado a escasos centímetros de tu cara. Se calma y te suelta. Ha exagerado. - Eres sólo un niño, debería haber esperado que tu curiosidad sería mayor que tu cautela.

Seguís caminando en silencio hasta que aparecéis en el callejón Diagon. Observas como famílias salen de diversas tiendas cargados y llevando a niños de tu edad o mayores con ellos. Seguramente utilizaban los polvos flu para aparecer aquí y caminar hasta la estación. Llegáis hasta la entrada del caldero chorreante y cruzáis el lugar sin deteneros, mientras tu padre murmura por lo bajo qué sucio y que vulgar es todo el mundo allí. Antes de salir a la calle hace un gesto con su varita haciendo que su sombrero desaparezca. Cuando salís a las calles de Londres, la escena cambia totalmente: coches muggles, muggles arriba y abajo, muggles, muggles, muggles...

Antes de llegar a la estación, tu padre te para por un momento y se acuclilla frente a ti.

- Hijo, entiendes para quién es el paquete que he recogido, ¿verdad? Y entiendes el poder y el honor que esto puede traernos, ¿cierto? - tu padre levanta una mano para que no digas nada - Tan sólo piensa en ello. 

La sonrisa de malicia y superioridad que viste en el callejón vuelve a aparecer. Tu padre se levanta y sigue el camino hacia King's Cross.