Partida Rol por web

A pesar de ser lunes, estaba bastante animada. Algo dormida, pero animada. Ese día había decidido llevar mechones de color verde en el pelo, que resaltaban mucho entre el naranja natural de mi cabello. Entré en Transformaciones estirándome con los brazos por encima de la cabeza, sintiendo como mi espalda crujía un poco. Mucho mejor así. 

Pasé por las mesas y le revolví un poco el pelo a una adormilada Irina, le guiñé un ojo cuando me miró. Me dirigí hacia donde estaban todos, quería saber qué se cocía por ahí. Vi a Brad y Donnie charlando con los nuevos y con Lily. A esta última le di un beso en la sien, como ya me había acostumbrado, esperaba que estuviese más animada.

- Buenos días, caramelitos-saludo revolviéndole el pelo a Brad ahora. 

- Hola, Kristoff, ¿qué tal?-saludo al mencionado. Miro a los otros dos y tiendo la mano-. Disculpad, no me presenté en la fiesta, me llamo Mia Darcy, pero podéis llamarme Mia solo, Darcy es mi apellido-explico sonriéndole a Kristoff, pues le di la misma explicación-. Espero que lo pasaseis bien en la fiesta. Ahora llega el momento de estudiar, la profesora McGonagall es excelente-no tenía malas palabras para esa mujer nunca, era mi profesora favorita-. Yo no soy prefecta como el petardo de mi amigo-digo mencionando a Brad-, pero si necesitáis cualquier cosa, solo preguntadme. Soy fácil de distinguir-finalizo guiñando un ojo y ensanchando mi ya encantadora sonrisa. 

Llegué con bastante fuerza a clase de Transformaciones. Recordaba aquellos primeros días, donde simplemente agrandar una copa, por poco se convierte en una explosión, pero con el paso del tiempo, Transformaciones, había ido calando en Dean hasta tal forma de convertirse en una de sus asignaturas preferidas. Sabía que la profesora Mcgonagall era dura pero tal vez eso llegó a motivarme hasta el punto de querer mejorar lo máximo posible.

Cuando miré quien había llegado ya, vi a Donnie y Mia presentándose a los nuevos, por lo que decidí acercarme hasta ellos.

Hola chicos, perdonad por no presentarme anoche, estuve un poco descentrado con un asunto. No quise ser descortés, soy Dean, Dean Dippet - digo tendiendo la mano a los nuevos compañeros.

Llegué a clase con solo unos minutos de antelación antes de que llegara la profesora McGonagall. La mayoría de los alumnos ya estaban allí y, para mi sorpresa, se encontraban rodeando a los chicos de Durmstrang. Pasé a su lado dedicándoles una sonrisa y haciéndoles un gesto con la mano de que ya hablaríamos después. Ahora mismo parecían demasiado "ocupados" con las presentaciones y las charlas y no los quería molestar.

Me senté, como casi siempre, en las primeras filas y esperé el inicio de la clase. Hasta mí llegaban los comentarios de mis compañeros y su disposición para con los nuevos.

“Menuda mierda de fiesta”, pensé. Estaba un tanto dolida, y por lo demás no me encontraba muy bien. Incluso mi habitual sonrisa se hallaba en otra parte aquella mañana. Entrando en el aula de Transformaciones prácticamente tarde, unos segundos antes de que diera la hora (suceso poco habitual en mí) me fui a sentar a un rincón algo apartado de la mesa de la profesora (cosa poco habitual en mí) sin decir hola a nadie, sin mediar palabra, y sin dedicar un saludo a nadie (algo poco habitual en mí). La fiesta me había aburrido mucho. Lo único interesante había estado la aparición de los chicos de Dumstrang que, por cierto, teníamos en el aula. Me sorprendió no ver ni a Zane ni a Debbie lamiéndoles el culo, como sí habían hecho anoche y como no me hubiera extrañado en lo absoluto. “Bueno, tendrán que guardar las apariencias”. Aquél movimiento rastrero y sucio me había hecho daño, y aquello no iba a caer en saco roto. Yo no olvido.

Pese al enfado que tenía, deposité de forma suave los utensilios sobre la mesa. De la sangre del día anterior, como era lógico, ya no había ni rastro. Mi pelo seguía un patrón sofisticado¹ y había tardado prácticamente media hora en ponérmelo de aquella manera. La tranquilidad dentro de mí había desaparecido, y si bien lo sucedido ayer tan solo fue la confirmación de lo que yo ya me intuía esta vez no bastaba con expresarlo con mi instrumento de cuerda. Necesitaba expresarlo de otra manera. Por lo demás, seguía siendo la misma, pero pronto los demás iban a ver cómo sucederían los acontecimientos.

Los tres estudiantes de Dusmtrang aceptan los saludos educadamente, pues aunque sea algo abrumador es normal en la situación. Saana acepta también las disculpas de Brad y le dice que a ella también le gustaría empezar con mejor pie. 

La profesora no tarda en hacer aparición y todo el mundo se sienta antes de que ella tenga que pedirlo.

- Buenos días alumnos. Hoy vamos a probar una transformación especial pero que os puede ser muy útil. Normalmente transformamos las características del objeto y suele ser algo realmente visual, podéis decir al instante si lo habéis conseguido o no. Con esta transformación no. Lo que aquí hacemos es transformar la estructura de la materia para hacerla irrompible. - En ese momento la profesora empuja un enorme bol de cristal de su escritorio hacia el suelo y muchos aguantan un gritito ante lo que está por venir... pero que no llega. El bol cae el suelo como si lo hubiera dejado caer en una cama de plumas y no tiene tan siquiera un rasguño. Para dejar más claro el punto, con un movimiento de varita recoge el bol y lo lanza con fuerza a un extremo de la clase, dónde colisiona pero una vez más está intacto. - Este conjuro se puede aplicar sobre cualquier clase de material, pero no sobre seres vivos. Utilizado de manera inteligente puede ser realmente útil. Para conseguirlo debéis pronunciar "Onbreekbaar" sobre el objeto deseado y mover la varita en la siguiente moción. Ahora, escoged algo, lo que sea, y probad el conjuro. Sed creativos.

Originales...bien, a ver que me sale.

Tras unos segundos invertidos en pensar posibilidades, me decido. Es original, es bonito y...¿Me saldrá bien? Me concentro antes de mover mi varita en un gesto save que termina con ella apuntando al aire.

-Aguamenti.

Antes de que el agua empiece a bajar realizo otro gesto, este más cortante y seco.

-Glacius.

Y atrapo el "copo de nieve" recien formado antes de que se estrelle contra el suelo. Aunque de un tamaño bastante superior al normal, casi como una cabeza humana. El glacius me ha salido perfecto...peor no es eso lo que nos pide la profesora.

Y ahora lo difícil...

-Onbreekbaar.

¿Habrá funcionado? Solo hay una manera de averiguarlo. Alzo el copo y lo dejo caer al suelo...donde revienta como cualquier trozo de hielo normal.

-Joder...este año no me sale nada a la primera. Estoy harto ya.

Comienzo a limpiar los trozos de hielo co ngestos de varita, para que nadie resbale.

"Vale, va, ser original... psss... ni que fuera tan fácil..."
Me quedo pensando un momento hasta que... "Bueno, por probar..."
Saco mi varita y mientras la miro susurro:
-Anillos de humo...
En cuanto veo el primer anillo, antes de que se disipe, muevo rápidamente mi varita:
-Onbreekbaar
Y tal como vino el humo se fue...
-Pf, que triste.

En cuanto la profesora hizo aparición en clase, tomé asiento en una de las primeras filas. Era la única asignatura en la que me mostraba realmente interesada y me sentaba siempre delante. Sonreí cuando vi qué íbamos a aprender hoy, a decir verdad estaba impaciente por ponerme a practicarlo, cambiar las propiedades de las cosas podía ser muy útiles. Escuché atentamente la explicación de la profesora McGonagall, admirando como el recipiente de cristal no se rompía al caer ni al chocar con la dura pared de piedra. 

No hizo falta que lo repitiera dos veces para que me pusiera manos a la obra. Quería algo original, pero no podían ser seres vivos, por lo que opté por hacer un hechizo que, aunque era sencillo, quedaba muy vistoso.

- Burbujas-dije moviendo la varita, creando una burbuja dorada que flotaba unos centímetros sobre mi pupitre.

Tomé aire y me concentré en realizar el hechizo adecuadamente.

- Onbreekbaar-pronuncié procurando vocalizar las palabras mágicas de la mejor forma posible. Sentía la magia fluir de mí hacia la varita y salir de esta, ¿me habría salido bien?

Como es una burbuja, debería romperse al tacto, y es lo que hice. Toqué con la yema de mi dedo índice la burbuja dorada que flotaba sobre mi escritorio. Contuve el aire durante el breve espacio de tiempo en el que mi dedo no tocaba su superficie... Lo solté lentamente al tocar y comprobar que no se rompía, pero seguía flotando. Sonreí muy satisfecha y orgullosa de mí misma. Estaba en mi salsa al fin y al cabo. 

-Bah, este año no me sale nada.- pellizco el culo de Mia un par de veces, más apreciativo que para hacerle daño -Tu trasero perfecto es más firme que mi hielo, aunque no esperaría otra cosa.

No hablo alto, para no molestar a nadie y menos a la profesora.

-Felicidades por hacerlo bien.- me inclino hacia ella -Tengo un par de cosas que contarte, que ultimamente no hablamos.

Doy un respingo al notar un pellizo en mi trasero, pero sonrío al ver que es Brad, le doy un pinchazo en el brazo con la varita, sin querer hacerle daño. 

- Tú lo has dicho, mi culo es perfecto-admito asintiendo solemnemente con la cabeza, como si dijera la mayor verdad conocida en el universo. 

- No te preocupes, rubito, ya te saldrá-me encogí de hombros, normalmente la situación era al revés. Él lo hacía bien y yo me quejaba, excepto en Transformaciones, aquí no había nadie que me superase-. Uuuuh, ¿tienes algo para mí? También tengo cosas que contarte, no desconecté del mundo por nada-sonrío con cierta malicia. 

Tengo cuidado en que no se me escuche demasiado, pues no quiero molestar. 

-Bueno, una es picante y la otra te haría darme un beso de tornillo si no supieses que no te voy a dejar por lo mal que besas...- bromeo -¿Cuál quieres que te cuente primero?

Mi tono es igual que el suyo, bajo y cuidadoso.

-O puedes contarme lo tuyo antes, lo que prefieras.

- Lo mío es largo, prefiero contarte después de clase-le digo, pues tiene que ver con las clases con Elina, la broma a Cyril... -Así que comienza tú.

- Si tan gordo es aquello que va a hacer que quiera besarte y, créeme, hace falta muchísimo para eso...-le suelto como pulla amistosa-... prefiero que me cuentes el cotilleo picante. Además, suelen ser más entretenidos, ¿no crees?-me río en voz baja, como el resto de la conversación.

-Bueno no es tanto un cotilleo, que a veces son ciertos a veces no, como una verdad constatada. ¿Conoces a Susana Reyes? La guapa dueña de la tienda de ropa, en Hogsmeade. Pues...digamos que Yolanda Pierce ya no es la mujer más mayor con la que he estado.- le guiño.

Tampoco es plan de contarle al detalle mi vida sexual, si no pregunta claro, por lo que no añado más.

-No lo cuentes por ahí ¿Ok? Bueno...puedes dar a entender a las interesadas que hasta una mujer de 25 o así suspira por mis caricias...a lo mejor anima a alguien a buscarme.- bromeo, no le pediría ayuda para ligar. A ninguno nos hace falta.

Cuando la profesora McGonagall dijo que el hechizo podía ser muy útil, mi mente empezó a trabajar, entrando en la biblioteca de hechizos de mi cabeza, tras meditar y ver los intentos fallidos de Brad y Donnie, y ver cómo Mia conseguía que su burbuja no se rompiese, cosa que me alegró pero pese a ello aparenté restar indiferente, me levanté de la silla. Lo primero iba a ser hacer aparecer el objeto. Algo aparentemente sencillo, pero no era la primera vez que tenía problemas con hechizos fáciles. -Obscuro-, murmuré para mí misma, intentando aplicar mucha más fuerza en el hechizo, no solo para crear una cinta, sino para crearla con unas proporciones grandes, útiles en combate.

Una vez la cinta estuvo creada, la miré por un momento y sonreí un poco. Sí, aquello serviría. Miré a mi varita y realicé el hechizo algo dubitativa. No era algo que me sonara, me sonaba a alemán y no estaba segura de haber pronunciado correctamente las palabras. Al fin y al cabo, no todos podíamos hacerlo todo a la primera y perfecto. -Onbreekbaar-, dije. Como era obvio, no pasó nada. Aún así, por unos instantes, resté dubitativa. “¿Habrá funcionado?”, me pregunté.

Tan solo había una manera de probarlo, y ya tenía al candidato perfecto para ello: Zane. Me había dolido mucho su comportamiento esos últimos días, su comportamiento esquivo y su traición me habían enfurecido, y como mucho sus padres me detestarían. Pero bueno, era la típica familia perfecta así que un poco de drama nunca viene mal. Apuntando a la cinta, y luego hacia el Slytherin, mi cabeza pareció entrar en conflicto con mi voluntad y terminé desistiendo de ir a por el chico, porque podía hacerle daño y tampoco quería herirle. Yo no iba a ser como él. “Déjalo, Aelia. No vale la pena. Ya has visto cómo es, y qué rápido se cambia de bando” Finalmente, el objetivo designado para recibir tal impacto fue una armadura grande y pesada. -Oppugno-, volví a decir, y la cinta fue directa hacia la armadura, aplastándola contra el suelo, formando un gran estrépito. La armadura, de metal y con una espada, habría deshilachado, cortado, o roto la cinta. Y de no haber sido así habría sido el violento impacto lo que la habría roto. Me senté en mi silla otra vez, manteniendo el conjuro oppugno unos segundos más como si quisiera asfixiar a una armadura que no oponía resistencia.

Después de escuchar a la profesora y ver los intentos de mis compañeros para conseguir sacar adelante el hechizo, me devané los sesos pensando en qué podía hacer. La mayoría de los intentos habían sido muy originales y vistosos, la mayoría, pero a mí no se me estaba ocurriendo nada que pudiera resultar llamativo. Pero tenía que intentarlo.

- Orchideus.

De mi varita salió un precioso ramo de flores al cual, acto seguido, procedí a lanzar el hechizo que nos acababa de mostrar la profesora.

- Onbreekbaar.

Sin estar muy segura si había funcionado o no, cogí uno de los pétalos e intenté arrancarlo, pero no pude. Sin creerme del todo que lo hubiera conseguido, probé a doblar un tallo pero éste no se rompió. Sonreí satisfecha ya que hacía tiempo que no me salían las cosas tan bien.

Me encontraba cansada, tanto que en alguna ocasión tuve la sensación de perder palabras de la explicación de la profesora McGonagall ¡Y no porque yo quisiera! Mientras algunos de mis compañeros hacían los hechizos, yo terminé de apuntar algunas cosas en mi libro. Pero no solo eso, si no que también me quedé pensativa en que hacer ¿Algo creativo? Suspiré levemente, dejando la cabeza apoyada en mi mano, mientras mis dedos jugaban con la varita de manera distraída. "Sé original... ¿Pero como?" en mi mente apareció un dragón.- ¡Lo tengo, ya sé! -Di un salto en mi pupitre, pero me senté casi al instante ¿Había hablado en alto? Típico de mi, típico de mi. "Quizás no la llama de un Dragón ¿Pero y el fuego azul? Una réplica del Fuego Fatuo con la forma de una llamarada de dragón... ¡Sí!" No era secreto que me apasionaban esos animales.

- Profesora, si me permite yo realizaré mi hechizo separada de los demás.-Quemar mi pelo o quizás la túnica no me importaba, pero hacerlo en otra persona era otro cantar la verdad. Y pese a que estaba muy centrada en mi cabeza estaban presentes cualquier hechizo que me sirviese en caso de apuro.

Me moví hasta la parte de la profesora, en una parte donde ninguno de mis compañeros, como la profesora no pudiesen resultar alcanzados. "Concéntrate... Confía en ti, eres una buena bruja".- Incendio -Una bocanada de fuego azul salió de mi varita, como la llamarada de un dragón, pero no esperé demasiado para actuar nuevamente. Moví mi muñeca con elegancia.- ¡Glacius! -La llama se congeló hasta quedar inactiva en el interior del hielo, pero con el mismo color y forma que danzaba en el aire hasta hacía unos segundos.

"Lo conseguí ¡Venga, él último paso, ahora!" - Onbreekbaar ~ -Moví la varita en dirección a mi creación y esperé al desenlace. Sin poder evitarlo cubrí mis ojos con las dos manos, pero al ver que no había un estallido separé un poco los dedos.- ¿No se rompió? ¡Por merlín! -Me mordí el labio ilusionada. "Es maravilloso, lo conseguí..." Miré mi mesa y después el fuego "Eh.. Eso no puedo cogerlo de buenas..." Suspiré levemente antes de hacer el movimiento de varita.- Wingardium Leviosa.-Llevé mi "trabajo" hasta mi lugar, sentándome después con las manos sobre la mesa, toqueteando la llama con un dedo.

Mis ojos se van entrecerrando después de que Mia me guiñara el ojo, hoy todo era de desinterés para mi.Veo como van charlando con los nuevos mientras intento mantener mis párpados abiertos, pero entonces...

Aparezco en un bonito prado verde, lleno de flores violetas y mariposillas de todos los colores volando por el lugar, siento la humedad del césped en el cual estoy sentada y inspiro fuertemente. Estaba tan agusto, sin preocupación alguna, que deseo que ésa paz y tranquilidad permanezca en mi por siempre jamás. Escucho que alguien me esta llamando a lo lejos, alguien con una preciosa voz, de modo que me levanto y sigo la voz. Bajo por una bonita pradera hasta llegar a un lago y verlo a él, tan perfecto como siempre. Remus estaba allí, en una barquita de madera, indicándome que me subiera con él. Mi felicidad estaba aumentando por momentos, así que me subo con él.

Los murmullos de fondo me confunden, no sé de dónde venían pero me molestaban bastante. Estaban estropeando el perfecto lugar en el que me hallaba con Remus y quería que desaparecieran.

Fácil...

Cuando todos habían hecho sus ridículas exposiciones levanté la varita, a la vez que me concentraba en el pensamiento más feliz que tenía...

-Expecto patronum.

No tardó en formarse mi leopardo de las nieves plateado, el cual dio un salto de mi varita y, cuando se quedó quieto lancé un segundo hechizo:

-Glacius.

Congelado el animal, hice el hechizo que la profesora había mandado hacer. Tras eso venía la comprobación de que había funcionado así que lo animé para poder controlarlo y, una vez todo estaba en orden, hice correr al patronus contra la pared... no se rompió, así que lo hice volver para que se quedase a mi lado moviendo su larga y gruesa cola.

-Creo que me ha salido bien...- dije, sin poder ocultar algo de suficiencia en la voz.

A la profesora no le pasó desapercibido que Irina dormía mientras el resto se dejaba los sesos intentando hacer algo con el hechizo. Haciendo aparecer una copa, la llenó con agua fría y la lanzó sobre Irina, despertándola de golpe.

- Si no le interesa mi clase puede marcharse, señorita Arkho. - no era una sugerencia, se notaba en el tono que básicamente la estaba echando de clase - Y 10 puntos menos para Gryffindor.

Abrí de forma desmesurada los ojos cuando Brad me soltó tal bomba, ¡Venga ya! si no fuese Brad de quien estamos hablando, no me creería en absoluto que hubiese conseguido meterse en la cama de la dependienta de Hogsmeade. Pero siendo como es... no me sorprende. Al menos no tanto. 

- Estás hecho un Casanova-dije, pero me di cuenta de que ese personaje era uno muggle y que seguramente Brad no tendría ni pajolera idea de lo que quería decir-, es decir, un rompe-corazones, un conquistador-expliqué para que me entendiera. 

Entonces vi que McGonagall castigaba a Irina y nos quitaba puntos. Vaya... Miré con lástima a mi empapada amiga, esperaba que los puntos perdidos pudiera recuperarlos en esta clase. Aunque viendo la actuación de Zane... no sabía yo. Maldito prepotente, encima vacilaba de ello...

Miré al muchacho y bufé.