Partida Rol por web

No te cuesta mucho encontrar la enfermería, pues ocupa casi toda la amplitud del Ala Norte del castillo. La enfermería parece contar con un despacho en la entrada, con unas puertas con ventanales que te permiten ver el interior. La sala cuenta con algunos armario y archivos, una puerta doble cerrada al fondo, probablemente la zona de los enfermos, además de un escritorio dónde una mujer lee algunos pergaminos. Presumiblemente debe ser la enfermera, por sus ropas atemporales y su cofia. 

No sabia si lo que pretendia se habia hecho ya con anterioridad, ni siquiera si estaba permitido o no, pero tenia que intentarlo. Lejos de mi padre, de Emmeline, e incluso al parecer ahora tambien lejos de Dexter, aquel intento no solo era una cuestion de guardar las apariencias o de conseguir un trato de favor, sino que, tras la perspectiva de verme en la obligacion de pasar todo un año completamente sola bajo la larga sombra de Alexander, se habia convertido en una verdadera carrera por la supervivencia.

"Esta bien Charlie, empieza la funcion"

[...]

Asome la cabeza con cierta timidez tras las grandes puertas que daban acceso al pabellon destinado a la enfermeria. El tamaño de aquella sala hacia que, como poco, uno empezara a preocuparse por la estadistica, al menos por la que se refiere a la media de accidentes estudiantiles...

- Disculpe...- Cogi aire dando un paso al frente. La que suponia que debia ser la responsable de la sala parecia enfrascada en un buen rollo de pergaminos tras su mesa de escritorio. - Estoy buscando a la responsable de la enfermeria. -Añadi con suavidad esbozando una pequeña y timida sonrisa, a la espera de que aquella mujer me invitara a pasar.

La mujer alzó la vista y en cuánto te vio se levantó de la mesa también.

- Sí, pasa, pasa querida. Yo soy la enfermera. ¿Te encuentras mal? Oh, dime por favor que no le ha ocurrido nada serio a algún amigo tuyo, ya el primer día.

- Oh no, no se preocupe, no ha pasado nada, es ... bueno... es por mí, verá, necesito pedirle un favor. -Sonreí levemente, una sonrisa cargada de inocencia, tras la cual me animé a acercarme hasta el escritorio de la mujer.

Parecía que no sabía muy bien por donde empezar y mientras ordenaba las palabras en mi cerebro entretenía mis manos jugueteando entre ellas.

-Me gustaría aprender. -Dije por fín. Sabía que no era una petición muy común entre los estudiantes, así que antes de que se negara en redondo me apresuré a continuar. -Se que no es lo que esperaba, pero antes de que se niegue me gustaría que lo considerara un momento. -La miré con mi mejor y más enternecedora expresión de esperanza. -Siempre he tenido cuanto he querido y me gustaría poder empezar a devolver, al menos una parte, de una manera que más que solo aparente pueda ser útil de verdad. Me gustaría ser útil señorita Pomfrey- Añadí. Porque sí, sabía cual era el retrato que me correspondía en la mente de los que me rodeaban. Una niña consentida y totalmente inutil para nada que no sea hacer bonito en una fiesta. -Ser útil de verdad si usted me ayuda. -Continué. - Solo le pido una hora de su tiempo cada tarde y a cambio yo podría ayudarla aquí, en la enfermería. -Terminé con un brillo de ilusión.

Después de todo no era tan raro, cada año mi familia organizaba al menos una subasta benéfica anual cuyos beneficios se destinaban a San Mungo y otro tipo de organizaciones con el fin de ayudar a los más desfavorecidos. Una práctica bastante tradicional entre las familias mejor posicionadas bien para acallar la molesta conciencia de un año para otro, mantener una imagen determinada o simplemente porque es lo apropiado. En mi caso los motivos eran más personales pero siguiendo la misma linea, que diablos, era mi primer año y tenía una imagen que mantener.

La señora te mira con cara de genuina sorpresa.

- Sí que es una petición extraña, sí. Nunca me habían pedido algo así... Tendré que consultarlo con el director. Puede que una hora cada día sea demasiado, pues necesitarás tiempo para tus estudios. Pero podemos concretarlo luego. Tan sólo déjame preguntar al director. Aunque me halaga y me alegra que una jovencita cómo tú esté interesada en esto, debo asegurarme de que no supone ningún problema. Ya sabes, normas educativas o de la asociación de padres. Nunca sabes lo que puede haber ahí escrito. Pero, ¿cómo es que has tenido esta idea, querida? No me suena tu cara, así que debes ser de primero. ¿Tan joven y ya con vocación?

Me encogí de hombros -No es malo tener las cosas claras. -Me excusé haciendo una pequeña pausa para esbozar una sonrisa ligera. -y yo, quiero ser sanadora señorita Pomfrey. -Concluí con convicción. 

- ¡Oh no! Por supuesto que no es malo, no me malinterpretes. Es tan sólo sorprendete siendo tan joven. ¡Pero me alegro de oir eso! El mejor sanador es aquél que tiene vocación, y más vocación que estar segura a tu temprana edad no puede haber. ¡Ah, me das una alegría! Intentaré hablar con el director hoy mismo. ¿Cuál es tu nombre? 

-Eso sería genial, no se arrepentirá.-repuse con una sonrisa encantada que iluminaba todo mi rostro. -Soy Charlotte, Prince. -Añadí rápidamente.

Una vez parecía que la enfermería tampoco tenía más que decir me despedí toda gentileza, dulzura e inocencia -Ha sido muy amable señorita Pomfrey, muchas gracias por su tiempo. - Concluí antes de recoger mi maletín y dar media vuelta con tranquilidad en dirección a la salida.

Excelente... Casi podía imaginarme como los engranajes de la gran maquinaria se ponían en marcha practicamente sin esfuerzo: Slughorn, la enfermera... ya solo me quedaba que papá hiciera regresar a Dexter a mi lado y por hoy lo dejaría estar. Después de todo no convenía llamar tanto la atención el primer día y aún tenía que enterarme como funcionaban en este sitio tanto el tema de "gestión" de la información como el de los ... entretenimientos lúdicos. Sonreí para mí misma. Sí, Hogwarts no era mi hogar, pero podía hacer que se pareciera bastante...

Proxima parada la lechucería.

- ¡De nada bonita!

Decidís entrar por el castillo y preguntar a la primera persona que vieseis. Un alumno de tercero o cuarto os dice que la enfermería está en el ala norte y no os cuesta nada encontrarla, pues ocupa casi toda la amplitud del Ala Norte del castillo. La enfermería parece contar con un despacho en la entrada, con unas puertas con ventanales que permiten ver el interior. La sala cuenta con algunos armario y archivos, una puerta doble cerrada al fondo, probablemente la zona de los enfermos, además de un escritorio dónde una mujer lee algunos pergaminos. Presumiblemente debe ser la enfermera, por sus ropas atemporales y su cofia.

Me acerco a la enfermera y le pregunto tímidamente. 

- Hola, verás... He venido aquí porque tengo un dolor de cabeza muy fuerte. Sufro migrañas a veces y las pastillas que me recetó el medico no las tengo aquí... 

Me quedo mirándola, quería decirle "¿hay alguna cosa aquí para que me ponga mejor?" pero de nuevo mi timidez me puede, me daba rabia que fuera tan selectiva porque a veces era bastante extrovertida. 

La enfermera te mira con curiosidad y después contesta con amabilidad en la voz.

- ¿Pastillas? Oh, supongo que vienes de familia muggle... Vamos a pasar a la sala, eres la primera enferma del curso. - después se gira hacia Anne. - ¿Vienes con ella, bonita?

Anne asiente con cierta timidez pero con efusividad.

- Pero yo estoy bien, sólo la acompañaba.

- ¡Oh, está bien! Pasad, pasad. - dice meintras abre las puertas a la sala con las camas.

Están todas en orden, con sábanas blancas impecables. La enfermera conduce a Irina a la más cercana y le hace un gesto para que se siente.

- ¿Eres alérgica a algo, pequeña? ¿Las migrañas te vienen por algún motivo? - la enfermera hace preguntas mientras comprueba si Irina tiene fiebre, cosa que no encuentra.

- No, no soy alérgica a nada... Pues no sé, desde que soy muy pequeña sufro dolores de cabeza... - 

Estaba algo tímida mientras comprobaba si tenía fiebre o no.

Miro al rededor y pienso que no me gustan los sitios tan limpios, aunque siendo una enfermería estaba bien que fuera así. 

"Tengo ganas de tumbarme en mi cama y dejar pasar el tiempo..." 

La enfermera te da una poción y te pide que te tumbes, ya que te dormirás un rato. La poción tiene un sabor extraño y bastante fuerte, y te parece que notas que algo sale de tus orejas. ¿Aire quizás? En cuestión de un par de minutos estás completamente dormida. Despiertas un rato antes de la cena, aunque ves que Anne ya no está.

- Le dije a tu amiga que dormirías un rato, que sería mejor que se fuese a dar una vuelta. La cena es dentro de nada, deberías ir. Ya no te duele, ¿verdad?

Efectivamente el dolor se ha ido, aunque lo que ahora llama tu atención es que tienes hambre.

- ¡Muchas gracias! - Dije alegremente. - Voy a bajar a cenar porque me muero de hambre... Encantada.- 

Cruzáis la entrada y ya ves a algunos alumnso empezando a bajar por las escaleras. Todos miran con desconcierto al gigante pero él no se para. Gira por uno de los pasillos y cuándo llega a unas puertas grandes con ventanales, golpea con una mano mientras con la otra sostiene al perrito.

- ¡Poppy! ¡Poppy! ¡Abre, es una emergencia!

Los puños del hombre son tan grandes como tu cabeza, incluso puede que un poco más, y el sonido es ensordecedor. Es de extrañar que las ventanas no exploten ante los golpes. 

No tarda en aparecer una mujer con una ropa algo extraña mientras se coloca una cofia en la cabeza. Nerviosa sin saber que pasa, abre la puerta y deja pasar al gigante. 

- ¡Hagrid! ¿¡Qué ocurre!?

- ¡No se qué le pasa! Escuché que aullaba y al salir estaba en el suelo, así... - dice mientras deja al perrito en una cama. Sin duda, esto es la enfermeria. Ahora que has entrado puedes verlo con claridad. 

Hay varias camas con cortinas, armarios con pociones y una antesala con un escritorio y muchos pergaminos. Supones que es dónde la enfermera trabaja si no hay pacientes.

- La niña dice que ha visto qué ha pasado. - añade refiriéndose obviamente a ti.